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Profundo carmesí (ShiIta) por zeldaxlove1997

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Notas del fanfic:

Bueno lo prometido es deuda, aquí traigo mi primer fanfic omegaverse con una de mis criaturas ficticias favoritas de todos los tiempos

Espero les guste y me dejen su opinión

 

Mira por enésima vez a su progenitora con súplica, esperando que se apiade de él y no lo obligue a ir, pero la sonrisa entusiasmada de la mujer no le daban muchas alternativas, ahora que voltear a ver a su padre era caer en lo mismo, ambos se mostraban sumamente felices y casi podía ver un brillo revoloteando alrededor de ellos como si de un milagro se tratara y es que para él era como la peor noticia que hubiera recibido nunca. Como hubiese deseado no haber ido a recoger la correspondencia hace 5 días, quizá eso habría evitado que se encontrara en tremenda situación tan irritante. 


- Ay Itachi estoy muy orgullosa de ti, vas a asistir a la Academia Konoha, es un milagro divino lo que te ha ocurrido - decía Mikoto sin borrar la sonrisa de su cara, terminando de planchar el saco del uniforme - 


- ¿Estás? lo estamos. Escuche que al hijo de los Hyuga les falto 2 aciertos para quedar, imagina la cara de ese hombre que siempre se paseaba frente a la unidad presumiendo a su "querubín" patrañas, nuestro Itachi es mucho más listo que ese niño creído - menciono ahora Fugaku con aires de grandeza, palmeando la espalda del pelilargo, haciendo que a su paso se atore con la porción de cereal que comía con desgano - ¿No es así, hijo? - 


Itachi le mira irritado, revoloteando los ojos ante las sonrisas de sus progenitores, volteando a ver el ridiculo uniforme que constaba de unos pantalones azul marino y una camisa blanca de manga corta abotonada y para terminar de arruinar el diseño incluía unos absurdos tirantes junto a un saco con el escudo de la escuela en la parte superior derecha, haciendo juego con el pantalón. 


Parece traje de misa pensó molesto, metiéndose otro bocado grande de cereal


- Itachi deja ya ese cereal, tienes que verte bien, es tu primer día - dice Mikoto arrebatándole la caja - 


- No quiero ir - gruñe molesto, quitándole nuevamente la caja para agarrar otro puñado - 


- ¿Como que no quieres ir? tienes la fortuna de ir a un instituto de renombre, con gente de amplio conocimiento, muchas personas morirían por estar en tu lugar - exclamaba Fugaku como si de un pecado se hubiese tratado su argumento - 


- Además dicen que tienen a los mejores docentes del país, no cualquiera consigue entrar y además tener una beca - secunda la mujer - por eso mismo debes comportarte bien y no andarte metiendo en problemas con nadie - estira las manos para quitarle la caja pero esté se niega - ¡Te digo que dejes eso ya! - 


- ¡Porque! - grita luchando por la caja - 


- Porque los omegas en esa escuela son chicos estéticos, educados y finos, comportate como tal - gruñe sin lograr su objetivo - 


- ¿Y a mi que? yo no quiero ir a esa escuela de niños ricos - se queja metiéndose otro puñado de cereal - 


- No digas tonterías, claro que irás, no todos corren con la misma suerte, además puede que conozcas a un alfa de buena familia - sonríe emocionada - ¿A poco eso no te entusiasma? - 


- ¿Y eso como para que? - refunfuña - no estoy interesado en salir con nadie - 


Mikoto le mira con la boca abierta indignada y se cruza de brazos


- Itachi no tienes que ser tan amargado - recrimina - yo solamente te estoy diciendo las cosas buenas de ir a un instituto de esa clase - 


- Y yo te digo que no me interesa convivir con un montón de niños ricos - 


- Si el problema es que te sientas menos entre ellos, no te preocupes cariño - acaricia su espalda - mamá piensa en todo, le pedí a la señora Fu que me consiguiera ropa de marca usada y que vendieran en buen precio, al parecer tiene algunos de sus patrones ricos que le puedan donar ropa que ya no ocupen, afortunadamente entre sus patrones hay varios omegas, ¿no es eso genial? - Itachi revolotea los ojos por milésima vez, desviando la mirada de su madre - 


- Mamá no me importa aparentar frente a esos riquillos, simplemente no quiero asistir a un lugar así ¿no puedo ir a una escuela normal? papá dijo que cerca de casa hay una preparatoria como a 15 minutos - 


- Tonterías, no vamos a gastar tu grandiosa oportunidad de ir a uno de los mejores institutos del país por una preparatoria de clase baja - niega rotundamente -


- ¿Pero cómo voy a pagar el almuerzo y los útiles que necesite? seguro son muy caros- intenta vagamente convencerlos por última vez antes de que le arrastren -  


- Por el almuerzo no te angusties, te haré el bento de siempre y por los útiles tu padre irá a hablar con los directivos y ver si de alguna forma pueden ayudarnos en esa parte - 


El pelilargo bufa cansado y solo puede torcer el gesto cuando le estiran el saco del colegio, tomándolo con enojo y frustración 


- Venga ya, hay que marcharnos cuanto antes porque seguro son muy estrictos con los horarios - habla Fugaku mientras termina su taza de café, tomando a prisa las llaves del auto - 


Itachi mira con súplica al mayor esperando que este le apoye pero solo se gana un gesto de conformidad 


- Lo siento, Ita sabes que no te obligaría a hacer nada que no quisieras - el hombre se detiene unos segundos y vuelve la vista al menor ahora con una sonrisa - excepto en estos casos, andando - apresura el paso - además por ser tu primer día iré por ti a la salida - sonríe amable - 


- Sales de trabajar muy tarde - arque una ceja - no podrías - 


- Bueno le diré a mi jefe que me de unos minutos para llevarte de vuelta a casa - 


Se muerde el labio inferior evitando gritar con frustración y mandar todo a la mierda. ¿Por qué esto tenía que ocurrirle a él? 


- ¡Y procura hablarle bien a los alfas! - grito Mikoto desde la ventana, haciendo que el pelilargo se sonroje hasta las orejas - 


- ¡Mamá! - 


Fugaku mira divertido la escena, encendiendo el coche y poniéndolo en marcha 


 


 


 


Camina casi arrastrando los pies, quejándose continuamente que incluso muchos alumnos se le quedaban viendo extraño, era de esperarse, no todos los días se veía a un chico refunfuñando solo por los campus, perdido entre las aulas sin saber a donde ir o a quien consultar, mirando cada dos segundos el papel en mano, buscando la bendita aula A. 


Suspira con cansancio, saliendo del plantel para dirigirse al siguiente, su primer día y no podía ni encontrar el sitio en el que debía tomar clases, genial. 


Detiene el paso en cuanto su móvil comienza a sonar, anunciando una llamada entrante


¿Y ahora qué? 


- Hola - contesta con desgano - 


- Mmh.. debo suponer que es un sitio de maestros estrictos y niños presumidos ¿verdad? -


Aligera el gesto en cuanto escucha la voz divertida de su amigo 


- Perdón, no sabía que se trataba de ti, Dei - 


- Déjame adivinar ¿no hay ningún alfa guapo con quien ligar? - continúa bromeando - 


- Déjate de tonterías, Deidara, mi madre estuvo muy pesada desde la mañana con ese temita -


- Calma es una broma, me imagino todo, pero vamos ¿tan malo es? - 


- Usamos tirantes en la camisa, tú dirás... - 


La risa estruendosa al otro lado le hacen despegarse unos segundos del móvil en lo que su amigo se carcajea a más no poder, irritando aún más al pelilargo 


- ¡No me jodas! ¿es enserio? no pues me dices para cuando te vas a misa - ríe descontroladamente - 


- Me alegra que te divierta - frunce el entrecejo, consciente de que no lo puede ver - 


- Oh venga ya, Itachi no creo que sea tan malo, sino ve el lado divertido - 


- No hay nada divertido en esto, mi mamá enserio me obligo a venir y mi padre - se toca el puente de la nariz - ¿puedes creer que mi padre ahora no se puso de mi lado? - 


- Bueno lo comprendo, en su lugar habría hecho lo mismo, teniendo a una mujer como tu madre así de temible yo tampoco le pondría un pero, hasta casi pareciera una alfa - 


En eso le daba razón, su madre a pesar de ser omega era una mujer con carácter y mucho poder de la palabra, algo muy extraño en su raza considerando que a él siempre le enseñaron respetar al alfa, una cosa muy antigua pero que su abuela se esforzó por que no se perdiera.


- Deidara te juro que no me estas haciendo sentir mejor - 


- Ya, mira te prometo que en cuanto mis padres terminen sus asuntos de trabajo me regresaré enseguida para estar contigo - 


Su amigo llevaba fuera 1 año y medio en Sunagakure, su padre era militar por lo que casi siempre se mantenía de un lugar a otro. Itachi se había sentido muy solo ese año, incluso ahora pues no era de muchas amistades, se podría decir que el blondo era su único amigo. 


- Tienes tanta suerte, ya me gustaría a mi viajar a muchos lugares - sonríe inconsciente - 


- Bueno tampoco es que pueda salir a explorar el sitio constantemente, mi madre siempre me llama para ayudarle en algo - ríe al otro lado de la línea - ya sabes el problema que tiene con que me encuentre con algún alfa - 


- La mía es todo lo contrario, quiere que busque inmediatamente a uno de estos riquillos para formar una relación - revolotea los ojos - 


Otra risa resuena en la línea contraria 


- Vale, vale que tu madre gana por mucho - 


Sonríe divertido, como adoraba a su amigo 


- Dei tengo que colgar, voy tarde a clases y todavía no sé dónde es la bendita aula - 


- Está bien, hablaremos al rato - 


- Adiós - 


Corta la llamada y se dirige al siguiente plantel, notando todos los focos apagados y ni rastro de algún alumno, profesor o directivos 


¿Habrán comenzado ya las clases? se cuestiona con algo de angustia, recorriendo a prisas el pasillo y buscando el número de sala que le tocaba 


Se asoma por las ventanillas de algunos salones pero todos parecían estar vacíos, como si fuera un plantel abandonado, inclusive los casilleros se encontraban sin ningún tipo de seguro o algo que los protegiera, intactos. Mira las paredes y efectivamente no había ni un solo anuncio, cartel escolar, algo que diera indicios de que funcionara aquel lugar, incluso el ambiente era frío, contrario al primer plantel que traía la calidez de los alumnos y las luces del pasillo, aquel sitio era lúgubre, sin vida, pero curiosamente pulcro y sin ningún tipo de suciedad por los suelos, casi como si les dieran mantenimiento diario aún cuando nadie habitara dentro. 


Se detiene en lo que parecía una sala de conferencias, con una mesa rectangular de vidrio recorriendo más de la mitad del lugar, a juego con unas sillas de terciopelo negro con varias letras grabadas en el respaldo en color rojo, a su centro había una especie de bola de cristal sostenida por una almohadilla azul marino. Mira unos minutos hipnotizado la bola de cristal, como si quisiera descubrir lo que hay dentro de ella, acercándose a paso lento hasta topar con la mesa, entreabriendo los labios mientras sus dedos se aproximan al objeto lentamente...


- ¿Qué estás haciendo aquí? - la voz atrás suyo le sobresaltan, alejando la mano de golpe y pegando un brinco - 


- Yo.. perdón es que... - tartamudea sin decir nada coherente - 


- Este plantel no es para alumnos de la clase diurna, regresa ahora mismo a clases antes de que te reporte en dirección - reprende el hombre de aspecto serpentoso - 


- Pero yo.. es que no sé a donde debo ir - logra articular - 


El hombre la mira con una ceja levantada, casi como si analizara si lo que dice es verdad o solo intenta pasar por inocente. Finalmente luego de unos segundos bufa con resignación 


- Eres nuevo, debo suponer - dice mirándolo de arriba abajo - ¿qué plantel te mandaron? - hace un ademán con la cabeza señalando la hoja que portaba el menor - 


El pelilargo estira el papel hacía el hombre y este lo toma, leyendo el contenido de la hoja y revoloteando los ojos


- Es el último edificio de la academia, al final de este pasillo está a plena vista - le devuelve la hoja - 


- Gracias - hace una leve reverencia y sale corriendo de ahí antes de que la cruda mirada de ese hombre le sigan incomodando - 


- Muchacho entrometido - 


 


 


 


 


- ¿Qué clase de escuela acomoda así sus aulas? - se queja de camino al salón - 


Afortunadamente la información brindada por el hombre fue exacta y pudo entrar a clases aunque con retraso y un regaño del profesor, causando la risa de sus compañeros que solo los fulmino con la mirada mientras se sentaba en la última banca dando a la ventana, así cuando menos no tenía que verle la cara a nadie. 


Pero siendo Itachi Uchiha la mala suerte le perseguía y a los pocos minutos escuchó un chasquido a su lado, volteando irritado a ver quién osaba molestarlo.


- Hey chico nuevo - el chico pica el hombro del pelilargo con su dedo - 


- ¿Qué? - gruñe molesto - 


- Soy Kisame - se presenta un tipo de apariencia extraña y dientes afilados - 


- No me interesa - vuelve la vista a la ventana - 


Escucha una risa burlona de parte de este y solo pone los ojos en blanco, tratando de ignorarlo


- También es un gusto conocerte, Itachi Uchiha - 


El pelilargo voltea de inmediato, mirando con los ojos bien abiertos al de apariencia rara


- ¿Como sabes mi nombre? - está apunto de levantarse indignado y salir de clases sin importar una mierda lo que el profesor le diga - 


Pero antes de que actúe de manera precipitada el otro coge uno de sus lápices y le muestra cómo estos traen grabado su nombre en una cinta blanca pegada con diurex. El rostro se le pone rojo hasta las orejas, como desearía poder meter la cabeza debajo de la tierra y nunca más salir


¡Mamá! 


Rápidamente le arrebata el lápiz al otro y lo guarda, totalmente avergonzado y aún con las mejillas prendidas


Afortunadamente el otro no insistió más y dejó que el pelilargo se tranquilizara y tratara de concentrarse en las clases que ahora con la pena andante le costaba trabajo. 


A la hora del almuerzo se apresuró en salir cuanto antes de ahí y perderse entre las jardineras que vio al fondo de los edificios, al menos ahí nadie lo molestaría


Saca los contenedores de comida, en total 3 que consistían en arroz con pollo, rollitos primavera y 3 varitas de dangos. La saliva se le acumula nada más de ver el bento que su madre le ha puesto y comienza a devorarlo sin preámbulos, deleitado con el sabor, dando grandes bocados como si no hubiese comido en varios días. 


- Vas a ahogarte con eso - 


Bufó irritado ¿y ahora qué? 


Ignora el comentario y continúa comiendo, esta vez más incómodo al ver que la persona se sienta a lado suyo, era el mismo tipo de su clase anterior


- Toma - le pasa un envase de jugo - 


- No, gracias - dice sin voltearlo a ver, concentrado en su almuerzo - 


- ¿Siempre eres así de antipático? - 


Gruñe molesto, fulminando al tipo con la mirada, arrebatándole el jugo 


- De nada - suelta insistente - 


Itachi le pasa de largo, abriendo el envase y sorbiendo del jugo frente la atenta mirada del azulado que le observaba como si fuera la cosa más interesante del mundo 


Una vez termina de sorber el otro estira la mano


- ¿Qué? - arquea una ceja confundido - 


- Son 15 yenes - 


- ¡Qué! ¡Pero si tu me lo diste! - replica enojado - 


- No dije que te lo regalaba - se encoge de hombros como si fuera lo más lógico -


- No tengo - responde seco, volteando la cara - 


- ¿Entonces cómo vas a pagarme? - cuestiona divertido, le gustaban esos gestos infantiles del pelilargo - 


- ¡Yo no te debo nada! - 


- Mmh.. me parece que sí - pone en alto el envase a medio tomar - 


- Mañana te traeré otro, ahora déjame en paz - se cruza de brazos inconforme -


- O algo mejor, si pasas lo que queda del descanso conmigo, me olvidaré del asunto - 


Itachi lo piensa y sin más remedio asiente a regañadientes, pero haciendo sonreír al otro sujeto. Pasan los minutos conversando cosas comunes como de donde veían, su edad y algunos hobbies que tuvieran en común, sorprendentemente se dio cuenta que aquel chico tenía más cosas en común de lo que creía, inclusive podría decir que no le cayó para nada mal, quizá solo fue la insistencia en un inicio la que lo irrito, pero ahora conversando con él le agrado bastante. 


La campana anunciando el fin de clases es la culpable de parar su conversación, se despiden cordialmente, quedando en compartir el almuerzo mañana también.


 


 


 


 


Al término de las clases se queda sentado en una de las bancas del plantel, esperando que su padre le envíe mensaje para avisarle que va en camino pero pasados los minutos no le llega ninguna notificación lo que lo hace bufar cansino. 


Sabía que esto iba a pasar piensa enojado, cruzado de brazos en la banca y mirando como todos los alumnos van saliendo de a montones, dejando así los pasillos poco a poco más solitarios. Vuelve la vista a su reloj de muñeca, ya va más de 30 minutos que está ahí sentado esperando a su padre que ni siquiera le ha mandado un mensaje. 


Teclea el número de celular y espera a que contesten al otro lado de la línea, pitido tras pitido le mandan a buzón, lo que incrementa su enojo. Con la rabia corriendo por su sangre se va a la biblioteca de la escuela, para por lo menos así adelantar algo de la tarea pendiente. 


El sonido de su móvil anunciando una notificación le sobresaltan, buscando de inmediato el aparato con la esperanza de que fuera su padre


¿Que tal tu primer día? 


Tuerce los labios, era su amigo 


¡Maravilloso! ¡Nunca antes me lo hubiera imaginado! 


enviado 


¿Estás siendo nuevamente sarcástico? 


teclea rápido una respuesta


Tu que crees.... 


 


Jajaja vale, vale ¿ya hiciste algún amigo? ¿algún alfa que te haya gustado? 


 


sonríe ante el cuestionamiento


 


No, al contrario, casi me endeudo con un jugo 


 


¡No inventes, hombre! bueno que eso me lo tienes que contar después, eh. Mi madre acaba de llamar para que le ayude con algunas firmas ¿te hablo al rato, vale? 


 


Vale, solo procura no hacerla enfadar mucho 


 


¡Eh! ¿con quién te piensas que hablas? yo soy un angel 


 


Ríe divertido, guardando el móvil en la mochila, fijándose de la hora. Casi diez para las siete. Resignado comienza a guardar las cosas, ya le enviaría mensaje a su padre de que se regresó a casa solo. 


Devuelve los libros a los estantes y sale de la biblioteca, notando como todo el instituto ahora se encontraba vacío, no había ni rastro de algún maestro o directivo, poco a poco la luz se iba apaciguando, dando paso a la oscuridad y al frío de la noche, el viento se intensifica lo que le generan escalofríos que hacen aferrarse al saco del instituto, buscando un poco de calor. 


Acelera el paso en cuanto el temblor en sus piernas se presenta, la temperatura comenzaba a bajar terriblemente, era de lógica, estaban a mediados de noviembre, el clima solía ponerse muy agresivo por las tardes hasta entrada la noche. Corre con una mano por delante, intentando que el pelo no se le pegue a los ojos, su coleta ahora ya no sujetaba todos sus cabellos sino que estos se revoloteaban por su cara impidiendo una buena visión lo que no le dejó ver una rama de árbol de entre las jardineras que lo mandaron de bruces al suelo, haciendo que a su paso se le desgarrara la rodilla. 


¡Carajo! 


Se sujeta la zona herida, haciendo una mueca de dolor, despegando su mano solo para notar como la sangre ya había manchado también esa área 


Se retira la mochila y empieza a buscar entre sus bolsillos algún pañuelo o algo que pudiera parar el sangrado, encontrando un trozo de papel que acerca rápidamente a la zona, sirviendo medianamente pues el líquido no dejaba de salir 


- Pero mira nada más lo que nos hemos encontrado - una voz atrás suyo le hielan la sangre, por el aroma podía distinguir que se trataba de un alfa... - 


- Un pequeño omega - la segunda voz le generan un temblor por toda la espina dorsal, encogiéndose en su sitio - 


- ¿Qué haces tan tarde por aquí, chiquillo? - cuando alza la vista se encuentra con un tipo de pelos naranjas, piel blanca y unos extraños piercing en la nariz y boca. Portaba una especie de uniforme pero de color negro y camisa roja, pero eso no era lo sorprendente sino el color rojo brillante de sus pupilas que parecían comerlo con su sola intensidad - 


- Mmh... Yahiko ¿hueles eso? - voltea a ver al otro que era un poco más bajo pero con músculos pronunciados, compartiendo el mismo rasgo de los ojos rojos, utilizando el mismo uniforme - 


El de pelo naranja inhala con profundidad, haciendo un gesto de deleite al percibir el aroma. Maldecía no haber tomado los supresores de la tarde, los que ocupaba no eran precisamente los que vendía  en farmacias especializadas u hospitales, sino eran de sitios genéricos, era para los que le alcanzaba, no eran los mejores pero cumplían con la función de inhibir su aroma por un determinado tiempo, dado que eran genéricos constaban de otro tipo de preparación. 


- Huele delicioso... - sonríe este con una expresión macabra, agachándose hasta quedar a la altura del pelilargo que se encogía más y más en el suelo - ¿Me dejas, muchacho? - dice casi con un gesto excitado, acercando uno de los dedos a la rodilla del menor, tomando una gota de sangre que corría por la herida, llevándose el dedo a la boca para pasear su lengua como si de un manjar se tratara - 


Pronto los ojos rojos se empiezan a oscurecer a una tonalidad vino, la mirada de este se empieza a ensombrecer, dando paso a una llena de locura, la sonrisa se ensancha pero con la diferencia de que ahora los dientes parecían más filosos, más temibles... 


- Hey Yahiko que yo también quiero probar, no seas egoísta - secunda el otro, agachándose hasta el pelilargo en lo que el anaranjado sale de su trance excitante - Yo no pienso ser tan delicado - sonríe burlón, tomándolo de la pierna - 


Es ahí cuando Itachi despierta de su shock y lanza una dura patada en el pecho al otro sujeto, alejándose velozmente


- Agh.. pequeño rebelde, ya verás - se quejó el agredido - 


Itachi se levanta y empieza a correr en lo que el otro intenta espabilar a su compañero que seguía en su trance 


Corre todo lo que sus piernas se lo permiten pero es inútil pues los tipos lo alcanzan y comienzan a forcejear con él 


- ¡Ayuda! - gritaba angustiado, pegando patadas y puñetazos para que ambos le soltaran - 


- ¡Calla, pequeño engendro! - 


Suelta un grito aterrador en cuanto uno le agarra las manos por detrás y el otro acerca su rostro peligrosamente al suyo, mirando las pupilas rojas con tintes de desesperación, furia y excitación. Aprieta los labios para evitar soltar un sollozo, esos sujetos iban a lastimarlo y nadie se iba a enterar... 


Cierra los ojos esperando lo peor 


- Oh esto lo voy a disfrutar como no tienes idea... - susurro el sujeto a su oído, lamiendo su níveo cuello, generando un asco inmenso al pelilargo - 


Está resignado al daño que ya ni siquiera tensa el cuerpo, solo espera que esto acabe rápido


- Estás violando la cláusula 5, Nagato - 


Una tercera voz se une, pero está vez es diferente... más grave y profunda, pero no logró estremecerlo de manera negativa, todo lo contrario, era como si eso le hubiese generado un alivio. 


- No son horas para que un estudiante de clase diurna esté vagando por aquí - gruñe el otro, separándose solo unos centímetros del pelilargo - 


- Estoy seguro de que al líder le encantará la idea de ver como dos de sus alumnos estrella corrompen la Academia por caer bajo sus más salvajes instintos - amenaza seguro, sin echar un paso atrás - 


- Tú...- está a punto de lanzar un insulto pero el de pelo naranja le detiene - 


- Déjalo ya, Nagato, ya tendremos tiempo de solucionar esto - 


El pelirrojo aprieta los puños con furia y asiente, siguiendo los pasos del anaranjado que reta al otro en una fría y oscura mirada, dejando libre por fin a Itachi que cae rendido al suelo 


Una vez solo puede respirar con normalidad, tocándose el pecho y notando las pulsaciones rápidas de su acelerado corazón, calando aire con fuerza. 


- Vete ahora mismo antes de que te vuelvas a meter en problemas - ordena la voz que anteriormente le salvó, sin perder esa gravedad - 


Itachi asiente y alza la vista para agradecer pero calla en cuanto se topa con la mirada explícita de lo más hermoso que sus ojos hubieran visto. Era un tipo de pelo negro alborotado, con la piel tan blanca como la leche y unos profundos ojos carmesí que se abanicaban con las pestañas extra largas, oh vaya... 


Abre la boca inconscientemente, apantallado con la imagen presente, quedando sin habla por unos segundos


El otro sujeto continuaba viéndolo desde su posición, con las manos en los bolsillos del pantalón y el rostro inexpresivo


- ¿Y qué estás esperando? - 


- Yo... uhm gracias - siente las mejillas arder con fuerza, obligando a bajar la mirada mientras se pone de pie y sacude el polvo en el uniforme - 


No recibe respuesta tan solo ve al otro alejarse de él, camino hacía los planteles. Aprieta la camisa del uniforme y muerde su labio inferior, echando miradas de vez en cuando hacía donde se iba el chico, sin superar el shock que le causó


- Y será mejor que cubras eso, no querrás tener problemas allá fuera - le escucha decir antes de desaparecer por los pasillos del instituto - 


Aún en el trance es apenas consciente a lo que se refiere sino hasta que mira abajo y nota como de su herida continúa saliendo sangre


Espabila rápido y con torpeza hace un nudo alrededor de la rodilla con un pedazo de papel que encontró en su maleta, colocándola de nuevo en el hombro para salir a prisa, no sin antes dar una última mirada a donde se fue el chico. 


Es alfa sonríe sonrojado de camino a casa, con un calor inexplicable en el pecho. 


 


 


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