Han pasado meses de la tragedia en el templo, las personas de todas las sectas y pueblos conocen la verdad, poco a poco retoman sus vidas, tratando de olvidar ciertas fechorías.
Aquellos cercanos al líder Nie, cuidan muy bien sus pasos, no dejan de estar sorprendidos de su intelecto, su paciencia, su audacia, pero él está tranquilo, disfrutando de la armonía.
Wei Ying y Lan WangJi se casaron en secreto hace semanas, son quienes mejor rehicieron sus vidas, por el otro lado, sus hermanos han descubierto algo y optado por entenderlo lentamente.
Empezó en la última reunión de líderes, comparando cacerías, proponiendo el lugar de la fiesta de té anual de sectas, Jiāng Chéng no tuvo reparo en explayarse sobre Muelle de Loto, sus mejoras recientes, cambios en los fuegos artificiales, nuevos discípulos, y que las estaciones han estado extremadamente favorables para casi cualquier cosecha.
Durante sus palabras, Zéwù Jún no le quitó la mirada, recordando a aquel joven perdido en un bosque, a quien le arrebataron a sus padres, a su hermano, con la prematura responsabilidad de restaurar una secta desde las cenizas.
"WanYín no ha dejado de trabajar para su secta desde ese día.".
Nie HuaiSang y Jin Ling notaron al mayor no perder detalle, era la primera reunión del sobrino de Chéng, aunque aún no podía tomar decisiones, fue para aprender. De alguna manera, se alegró de que alguien mostrara interés en su tío, no importando que fuera hombre, actualmente comprende y ve cosas en su Jiú-jiú que antes pasó olímpicamente, su tío merecía más calma y algo de dedicación.
El líder Senshou dejó de hablar, su explicación en volumen alto, detallada, firme, prácticamente hacía a YunmengJiāng el lugar perfecto para aquella fiesta, HuaiSang no dijo mucho, apoyando de una vez la propuesta, XiChen reaccionó, no le había puesto atención al líder Nie, por lo que respondió apoyaba su noción, Jin Ling se esforzó en no reír.
...
Jiāng Chéng se tomó en serio las futuras preparaciones, planeando, trazando, conversando con sus discípulos, incluyendo más al sobrino para tener opiniones diversas, Jin Ling estaba cerca de los dieciocho, para él siempre sería un niño, pero al mismo tiempo empezaba a tratarlo según su edad.
Cartas del primer maestro Lan llegaron, un día, dos días, tres, hasta ser una cada dos días, nunca antes había tenido un intercambio así, los primeros rollos eran saludos cordiales, preguntas si necesitaba algo, mensajes extras que enviaba Wei WuXian. Después fueron más personales, cada uno describía brevemente su día, al menor se le hacía sencillo por no tener que hablar ni tratarlo de frente, todo fluía como el agua de una cascada.
«Me encantaría visitar YunmengJiāng, hasta pronto, WanYín.»
El final de una carta, hizo lo mismo que los breves encuentros con la señorita Qing, su corazón se aceleró un poco, se dijo que no volvería a abrir su corazón, porque dolería mucho, y ya había tenido suficiente.
¿Pero cómo negarle la entrada a otro líder?, especialmente a quien le dio el primer apoyo para levantarse.
Se palmeó la cara realmente frustrado, quedándose así alrededor de media hora, cuando bajó la mano, el rostro le dolía, tenía hambre, y recordó tenía cosas que hacer.
Por la noche, aseado, relajado, fue redactando la contestación, finalizando con que lo invitaba el fin de semana.
Cuando envió el rollo, jamás imaginó vendría un fantasma a derrumbar la fría muralla que construyó por más de una década.
...
Los líderes quedaron que se verían en Yunping, Lan XiChen tenía que recoger un informe de caza de ahí, de un jovencito que se quiso ir muy lejos, usualmente se lo habrían enviado, sin embargo informó estaría de paso, prometiendo recogerlo personalmente.
El mayor encontró en la entrada del pueblo al de ojos morados, inquebrantable, recto, cruzado de brazos, una figura inalcanzable y única, el cabello en su lugar, sin mirar a nadie; le pareció increíble, sublime, no encontraba ni qué palabra pensar, se parecía tanto a su madre, la belleza de YunmengJiāng, apodada princesa o viuda violeta.
—WanYín. —El jade se inclinó, el otro hizo igual, llamándolo Zéwù Jún, cambiando el neutral gesto del loto eléctrico a una pequeña sonrisa, perdiéndose Lan Huan en la sinceridad de su mirada, no era fría, era cálida y hacia él.
Los dos caminaron muy de cerca, el dueño del Zidian no resultaba tan platicador en persona como en las cartas, aún así, no dejaba de interesarle a su homólogo.
Llegaron al depósito donde se hallaba la información requerida, una muchacha le entregó los datos de cacería, Lan XiChen los tomó muy agradecido, luego ocurrió un fuerte temblor.
La gente se refugió como pudo, además de inesperado, aquello estuvo mal, no era una zona de sismos, ¿acaso fue un ataque?
En guardia, los líderes con su Qi bien concentrado, corrieron velozmente, había en definitiva una presencia, algo anormal.
No se pusieron a pensar que verían algo impactante, cuando esa energía los estaba conduciendo al templo budista en ruinas.
Ahí, frente a las rocas, alguien estaba de espaldas, mirándose las manos con confusión, no fue difícil identificarlo; estatura baja, uniforme de la secta Jin, sombrero café.
Tanto XiChen como Chéng se detuvieron a prudente distancia, el hombre aquel dio media vuelta, confirmando las obvias sospechas, sólo un detalle, no parecía fantasma, tampoco una marioneta, no había círculos de invocación ni de sacrificio, no había amuletos, nada que pudiera darles una explicación razonable.
—Er-Ge, ¿qué sucedió aquí? —Jin GuangYao se miraba confundido, regalándole una amplia sonrisa al mencionado, desmoronando lento, la pizca de esperanza que había nacido en el líder morado.
"Lan Huan lo perdonará, tiene un buen corazón.".
—Por favor, A-Yao, deja de jugar, esto no es justo, no está bien, todas las mentiras.
—Pero Er-Ge, ¿a qué te refieres?, ¿qué pasó en éste lugar?
"No parece que esté mintiendo.", WanYín sonrió de lado, haciendo un gesto lascivo de desinterés, pensando que después de todo, a él siempre le va a tocar perder, que no hay nada bueno, que sus esfuerzos al final valen nada, que Jin Ling será adulto, y quedará solitario cuidando YunmengJiāng hasta enfermar y descansar en paz por fin de tanto dolor psicológico.
—Qué conveniente olvidar nada más, ojalá te quedes así, y no te metas en mi camino. —Sentenció arisco el maestro del Zidian, el odio era real, no podría perdonarle lo que ocasionó en su familia, pero tampoco iba a quedarse a ver a Lan Huan elegirlo.
GuangYao, ignorante de todo, esperando explicaciones, suplicó al de blanco, viendo además, que el otro se marchaba.
"¿Y desde cuándo han vuelto a ser cercanos?", pensó el desmemoriado.
XiChen se quedó en una encrucijada, enfrente estaba alguien que le dio cariño, lo hizo sentir especial, lo cuidó, lo acompañó, pero que también lo mantuvo cegado.
"Nunca te hice daño de verdad, Er-Ge, nunca te mentí", las palabras fúnebres del menor resonaron en su mente, claro que le hizo daño, lo hizo dudar de sí mismo, hacer la vista ciega, alejarlo de participar.
"Nunca me mintió, directamente... fue real, tan real, una realidad brillante, flotando en un vórtice de mentiras y tretas, no me hizo daño a mi, pero dañó todo mi entorno.".
Es cierto también, no podía odiarlo, su noble corazón lo guardaba con bien, lo perdonó.
Pero... estaba el otro lado, ahí, entre la espada y la pared, estaba seguro que quien parecía la espada, era una pared segura.
Jiāng Chéng, criticado por todos, entendido por pocos, a él no le incomoda su cruda sinceridad, su sarcasmo e ironía, llega a pensar que a fin de cuentas, WanYín es excesivamente sincero sin querer, que habla lo que piensa cuando no, lo cree cómico, le agrada.
"El joven maestro Wei dijo una vez, que él ofende sin querer, pero yo jamás me sentí ofendido. WanYín no calla, WanYín grita y actúa como quiere, explota, y es hermoso.".
...
¿Cuánto daño puede soportar un corazón humano?, ¿cuánta años se puede acumular hasta que derrame su dolor?
De joven, eufórico, soltaba sus emociones fácilmente, en la caída de su hogar, peleó, golpeó, gritó, pateó, amenazó, lloró, rió desquiciadamente, volvió a llorar, se abalanzó a su hermano, se le quebró la voz, se rindió.
De ahí no recuerda tanto perder la cabeza, salvo al hallarse sin núcleo dorado, se dijo madurar y no sentir cosas innecesarias.
Pasaron los años, se creó una fama hostil y despreciable, nadie podría lastimarlo, nadie iba a acercarse, nadie lo iba a cuestionar, tenía una muralla impenetrable en el corazón y en el alma, sus ojos como tempanos de hielo, su voz agria y demandante, sus movimientos engreídos, su fuerza atemorizante con el látigo.
Fue un arduo trabajo, ganó respeto, puso muy en alto a la secta, educó a su sobrino, manejaba el clan mejor que cualquiera, sus padres estarían orgullosos al fin, y su hermana destrozada al encontrar al viejo Chéng sepultado.
Aquel tímido joven de fuertes sentimientos, murió junto a su familia en pensamiento.
¿O no?
Jiāng Chéng no llegó a YunmengJiāng después de amenazar a GuangYao, pasó de largo en su espada, adentrándose en un pantano.
No había una expresión descifrable en su rostro, sus manos estaban rígidas.
Con pesar y actuado fastidioso, se tapó media cara con una mano, de lejos si alguien pudiera verlo, diría que el líder Senshou está fastidiado y de un humor del infierno, por cerca escucharía entonces su respiración contenida.
"¿Cómo puedes ser tan estúpido, Jiāng Chéng?, la felicidad es para débiles, los fuertes le damos felicidad a otros, los cuidamos, y ya.".
—Ni siquiera tengo tiempo para pensar estupideces. —Escupió resentido, cuando bajó la mano, una lágrima resbaló, tenía tantos años sin llorar que pensó venía una llovizna, así que alzó la cara, de los árboles no caía una sola gota.
Extrañado, se palpó el rostro, lo sentía húmedo, ¿por qué?, no estaba lloviendo.
Pronto comenzó a reír solo, la misma risa desquiciada de rendición, de quebrarse.
Su risa ascendió un par de niveles, una risa incontrolable e involuntaria que iba raspando su garganta.
"No puedo más...".
La risa lo lastimaba, sus ojos seguían lagrimeando, "¡basta!, ¡ya basta!, ¡esto es estúpido!".
Gruñó desesperado, agitado, rozando el anillo para transformarlo en látigo.
—¡Estúpido! —Se insultó, soltando un potente y feroz latigazo que quebró al menos cuatro árboles medianos.
Allá en Muelle de Loto, probaban fuegos artificiales felizmente, quedaban tres semanas para la fiesta de té, nadie escuchaba a aquel pobre diablo en su sufrir.
...
—Se acabó, A-Yao, fuiste maravilloso a tu manera, no te guardo rencor, pero ya hay alguien más.
No fueron palabras fáciles de pronunciar, se prometió ser responsable de sus actos, de volver a ser eficiente, de demostrar que por algo es el primer jade.
Soltar aquello le dolió de distintas maneras, el de amarillo volvió a sonreír, ahora con mucha paz, despidiéndose de su Er-Ge, agradeciendo su sinceridad y bondad.
Acabaron bien, buenos términos, el menor se desvaneció entre pétalos blancos, un suceso extraño, efímero, bello.
"Hay alguien que me necesita, lo siento muy dentro.".
...
De rodillas estaba el líder Senshou, atascado en lodo, con el glorioso orgullo en el subsuelo, sin voz para gritar, sin lágrimas que derramar, un fuego quemándolo internamente, una pena que no sabe identificar.
Se siente solo y abandonado, un fracaso, una mentira, "Shijie... Shijie te extraño mucho, Shijie, ya no quiero vivir, no importa lo que haga, Shijie tú deberías estar aquí, sólo tú, nadie más, eras la indicada... Shijie te necesito.".
Zéwù Jún, preocupado tocó la flauta, preguntando de esa manera sobre el paradero de Jiāng Chéng, un alma le dijo que vio al hombre atascado en un pantano en la próxima ciudad, el primer maestro Lan le dio las gracias.
Sin perder más tiempo, subió a Liebing, con una mano en su centro, enfocando su Qi para encontrarlo.
En su camino, su cielo se vio iluminado del color de los ojos del hombre que le dio otro sentido a su vida, en lindísimas formas florales, destellos bien controlados, sin excedente de pólvora.
En seguida divisó el pantano, varios metros lejos de la ciudad en el muelle, descendió con cuidado, topándose con los árboles y la espesa humedad.
Caminando, se preguntaba si en serio estaba ahí, sus botas ya se habían llenado de lodo, había partes oscuras, luego escuchó un débil sollozo.
Apresurado, haciendo mucho ruido al correr, encontró a WanYín semi enterrado en el lodo, no eran arenas movedizas al menos, pero el otro líder no tenía la mínima intención de salir, sus ojos estaban cerrados, sus brazos no se esforzaban.
—¿Shijie? —La voz que admiraba desapareció, era un vestigio distorsionado y aguado, patético, más bien, lastimero.
—Ah, WanYín, déjame sacarte, no hables más.
No iba a permitir al líder Senshou sobajarse de esa forma, lo quiere altivo, lo quiere grandioso y mandón, lo quiere fuerte y gritando, lo quiere vivo.
Unas cuantas notas de Xiao fueron suficientes para sacarlo, ni bien el menor estuvo libre, Lan Huan lo abrazó, mandando al cuerno la regla de estar siempre pulcro.
—WanYín, él se ha ido, se fue hace casi un año, te tengo.
Chéng no respondió, los sentimientos que ya no quería sentir otra vez, le ganaron, siguió con los ojos cerrados, correspondiendo ligeramente su abrazo.
"Qué... imbécil he sido, dioses...".
...
Casi un mes después, la fiesta anual de té de las sectas fue un excito, mientras el cielo se decoraba exquisitamente al cierre, líder Lan y líder Jiāng sostuvieron sus manos con discreción.