Capítulo 15
Las carreteras y calles estaban abarrotadas, la gente caminaba y reía, y Onodera solo se sentía cada vez más irritado con los crecientes rugidos provenientes de su estómago.
⁃ ¿A donde me llevas?
⁃ ... a comer todavía no
⁃ eres un muy mal enfermero
Se dejó caer en el asiento haciendo un puchero, llevaban ya una hora en la carretera y por más que insistía, Takano no quería decirle a donde iban. Incluso habían llegado a una zona rural con sembradíos de arroz con vista al océano, en el camino había comprado una linda linterna de papel y un ramo de flores, pero de nuevo, por más que preguntó no hubo respuesta. Takano dio vuelta hacia un pequeño camino de tierra, y estacionó el auto junto con otros más que había en el lugar.
⁃ Tenemos que seguir caminando desde aquí, si no quieres venir está bien, no se como te sientas
⁃ Estoy bien, la anestesia se fue de mi cuerpo en cuanto el miedo se apoderó de mi
⁃ Si, me sorprendió la fuerza con que me empujaste de la cama
Takano estiraba uno de sus brazos mientras ambos reían, y así salieron del coche. Caminaron colina arriba por varios minutos, hasta llegar a la entrada de un cementerio, fue hasta ese momento en que Onodera comprendió el por qué de sus compras. En el equinoccio las familias solían ir a visitar a sus parientes fallecidos, pues se creía que durante ese día y los siguientes siete, sus almas volvían a la tierra y se paseaban entre los vivos. La pregunta ahora era, ¿a quien iban a visitar ahí? Siguió a Takano en silencio de tras durante algunos minutos más, adentrándose en el lugar hasta llegar a una descuidada lápida, en donde Takano colocó las flores a un costado y la linterna en la parte superior.
⁃ Perdón por no venir el día del Obon abuela, estaba atareado en el trabajo
Takano se arrodilló frente a la lápida, juntando sus manos y quedándose en silencio con los ojos cerrados. Su abuela, ahí estaba la abuela de Takano. Onodera lo imitó, arrodillándose junto a él, lo cual no pasó desapercibido por Takano, quien lo miró de reojo, y confirmó que de verdad le gustaba estar con ese Onodera tranquilo y callado, el silencio que lo envolvía siempre era agradable.
⁃ ... abuela, te presento a mi nuevo compañero de trabajo, Onodera Ritsu
El castaño rió por lo bajo viendo a su compañero para después seguir con la conversación.
⁃ Es un gusto conocerla, gracias por cuidar de Takano, ahora yo cuidaré de él
Dijo volviendo a cerrar sus ojos mientras se inclinaba ligeramente. A Takano le sorprendió un poco su declaración, pero esta vez creyó en sus palabras.
⁃ Nos cuidaremos entre los dos, pero por favor, cuídanos a ambos desde donde estes ...
Poco tiempo más de silencio pasó, en los que Takano recordaba aquellos bellos días de verano en su linda casa de campo, su espléndida comida y sus clases de cocina, mientras Onodera imaginaba cómo habría sido esa mujer, como debió haberse escuchado su voz, y como era su trato con su nieto. Después de aquello se pusieron de pie y se despidieron, regresando en sus pasos viendo al resto de personas adornando y limpiando las tumbas.
⁃ Debiste haber traído agua para limpiar la lápida, estaba algo descuidada
⁃ La idea era tardar poco, no creí que tendría que presentarle a alguien hoy, de verdad pensé que esperarías en el auto
⁃ ... no quería quedarme solo, y no quería dejarte solo ...
Las mejillas de Onodera se ruborizaron ligeramente, lo cual Takano asumió a que en realidad era un chico penoso. El pelinegro sacudió su cabello con algo de brusquedad y pasó uno de sus brazos sobre los hombros de Onodera, recargándose ligeramente en él.
⁃ Y te doy las gracias por eso, siempre vengo solo aquí
⁃ ... ¿cuantos años tenías cuando murió?
⁃ Veinte, pude disfrutarla mucho, y estoy agradecido por eso. Era una gran mujer ...
⁃ ¿Y la extrañas?
⁃ Siempre, pero se que la volveré a ver, aunque espero no pronto. ¿Tú has perdido algún ser querido?
⁃ Afortunadamente no, mis abuelos paternos murieron cuando era un niño pequeño, así que no recuerdo nada de ellos
⁃ Que mal
⁃ Está bien, creo que al no extrañarlos me ahorro un dolor menos, no se que va a ser de mi cuando alguien cercano a mi muera
Aquella conversación le hizo recordar a Takano las palabras que Aikawa le había dicho el día que los asignaron, “su fortaleza es su corazón”, ¿a que se refería con eso?. Onodera parecía ser alguien con una sensibilidad enorme, y no sabía cómo aquello podía ser una habilidad, lo descubriría quizá más adelante. Volvieron al auto y comenzaron el camino de regreso, prometiendo por fin llevarlo a comer. Y dicho y hecho, estacionaron el auto cerca del centro, donde había un sin número de puestos de feria y compraron todo lo que vieron, después de todo ambos llevaban todo el día sin comer.
Comieron y bebieron, corrieron y jugaron, hablaron de cualquier cosa y de nada en realidad, recordando sus infancias y las travesuras que hacían, comprando sus tan diferentes vidas. En algún momento se toparon con una Banda tradicional en vivo, y a cientos de personas bailando, y aunque Onodera no quería hacer algo como eso terminó cediendo ante la insistencia de Takano. Bailaron, rieron y gritaban sus nombre al perderse, corriendo a sus encuentros una vez se hubicaban. Jugaron algunos juegos de feria, donde Onodera ganó un pez dorado, y al no poderlo llevar consigo terminó regalándoselo a una linda niña que llevaba intentándolo ya bastantes veces.
Al cansarse de todo lo abrumador que era para ambos estar rodeados de tanta gente decidieron huir, proponiendo Takano un lugar que conocía de siempre para correr e iniciar una carrera. Era una pequeña colina pasando el puente de un gran parque, carrera que por cierto ganó Onodera, y sin saberlo el llevaba la cuenta de todo lo que sí había logrado hacer hasta ese momento en el matsuri y Takano no, quedando como el gran ganador de la noche. Se sentaron en la colina, esperando el inicio de los fuegos artificiales que indicarían cuando el día que duraba lo mismo que su noche había llegado a su fin.
Uno al lado del otro, algo sudados y cansados por tanto ajetreo se sentaron a esperar, solo ellos sin nadie alrededor, en completo silencio, ese silencio que ya parecía bastante común entre ellos, un silencio inusual, pero cómodo. Solo sus respiración eran las que se escuchan, además del sonido del viento entre las ramas de los árboles. Pero aunque ese silencio era agradable, el que lo fuera ponía un tanto nervioso a Takano.
⁃ ¿Habías venido alguna vez a un Matsuri?
⁃ Por supuesto, me educaron en casa solamente, no soy rapunzel
Onodera sacaba pequeños bocadillos de una bolsa de papel, mirando a Takano de forma acusatoria por su comentario.
⁃ Pero seguramente nunca será lo mismo ir siempre con tus padre que cuidan cada movimiento que haces a venir con tus amigos de la escuela, ¿como es eso?
Miró a Takano sonriendo y con un brillo especial en sus ojos, pero este no le respondió de la misma forma. En su lugar su sonrisa se veía melancólica y triste, provocando que Onodera quitara toda expresión de asombro de su cara, reemplazándola con una de preocupación.
⁃ La verdad no lo sé, siempre vine también con mi familia, aunque claro no era tan estricta como la tuya, pero ...
⁃ ¿Pero por qué? Tú tenías la oportunidad de elegir
⁃ Si, tenía la oportunidad de elegir, pero nadie me eligió a mi ...
Takano llevó su vista hasta el cielo, recordando lo espantosa que había sido su vida en la escuela, mientras Onodera lo veía impresionado.
⁃ Tuve amigos hasta que entré a Marukawa, el primero que hice fue Yokozawa, luego unos pocos más. Por eso era tan difícil para mi dejar que se lo llevaran de mi lado, porque realmente no sabía cómo era tener amigos y como hacerlos, no sabía cómo tratarte, y esperaba de ti lo peor de forma inconsciente porque conocí a personas que eran como tú, y no eran muy agradables. Se que ya lo había dicho pero, de verdad lo siento Ritsu yo, no quería que nuestra relación comenzara de esa forma
Seguía con la vista perdida en las estrellas, realmente no estaba prestando mucha atención a lo que decía, pero hablaba con el corazón. Regresó a la realidad cuando sintió una mano acariciando su hombro tímidamente, mirando a Onodera.
⁃ Creo que tenemos más cosas que nos unen que cosas que nos separan. Si me lo permites y me das otra oportunidad, quisiera convertirme en un nuevo amigo para ti y quiero que seas mi amigo. Yo ya confío en ti, y haré todo lo posible para que tú confíes en mí
Ritsu sonreía, y aún en esa oscuridad podía verse el lindo rubor en su rostro y sus ojos cristalinos. Si no lo hacía ahí ya sería demasiado, debía aceptar que ese chico era hermoso, y se sentía mal por haberlo visto como algo horrible sin siquiera conocerlo. De repente los fuegos artificiales llamaron su atención, ambos mirando de forma involuntaria hacia el cielo, el día había llegado a su fin. Takano miró a su compañero, quien seguía embelesado con las luces en el cielo, y tomó la decisión de abrirse a él por completo en ese momento. Llevó su brazo de nuevo a envolver los hombros de Onodera, pero esta vez no era solo por recargarse, esta vez era un abrazo fraternal. Onodera se sorprendió un poco al principio, pero no rechazó tal muestra de afecto, tanto así que como respuesta decidió dejar caer su cabeza en el hombro del mayor. Takano enseguida recargó su cabeza en la cabellera castaña, exactamente como estaban hacía ya bastantes horas en la cama del hotel.
⁃ Supongo que ya no te molesta que compartamos cama, ¿verdad?
⁃ Será como una pijamada, nuestra primera pijamada en nuestros veinte
Ambos rieron y se mantuvieron así durante el tiempo en que los fuegos artificiales adornaron el cielo. Dos compañeros de trabajo, pareja asignada sin consentimiento previo, ahora dos amigos por elección. Con la oportunidad de elegir ser algo más.