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Amor Secreto por Angie404

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Notas del capitulo:

HOLAAAAAAAA ¿me extrañaron? Yo si ::") la escuela es horrible, pero ya casi termina, y espero ponerme al corriente porque voy MUY atrasada con la historia, así que adivinen que, ESTA ES ACTUALIZACIÓN DOBLE y la siguiente muy probablemente también lo sea, o no, aún no lo decido, porque es un capítulo algo diferente.

como sea, las dejo leer UwU nos vemos al final del capítulo xdxd

Capítulo 20


¿En serio le estaba pasando esto a él? Por favor, ya estaba cansado por ese día, y su suspiro lo demostró muy bien. Lentamente bajó las bolsas de las compras colocándolas delicadamente en el suelo. Ciertamente no tenía humor para lidiar con lo que seguía, pero no era como si tuviera otra opción. En un movimiento rápido giró tomando el brazo que sostenía la navaja contra su espalda, colocando al sujeto frente a él a modo de escudo por si al otro se le ocurría la gran idea de disparar. Sin esforzarse demasiado dobló aquel brazo hacia la dirección contraria en la que va la articulación, rompiéndole el codo al instante y dejando al sujeto llorando del dolor. Cuando el sujeto cayó al suelo el otro no dudó en apuntarle para disparar ya algo asustado, pero casi a la par el otro sujeto se levantó del suelo dispuesto a atacarlo con la navaja, ¿en serio no se iba a rendir?, ya estaba comenzando a molestarse. Se movía de forma rápida y precisa esquivando los ataques, aburriéndose de cómo el otro no se atrevía a disparar por la forma en la que se movía, claramente alterado por dar mal el tiro.

Su estómago rugió, de verdad no tenía tiempo para eso. Le dio una certera patada al sujeto de la navaja, haciéndolo caer de nuevo al suelo e impulsarlo algunos metro hacia adelante por la fuerza implementada, mínimo se quedaría ahí unos cuantos segundos, por lo que su idea era ir ahora por el del arma, pero vaya sorpresa se llevó cuando vio a un hombre dándo una patada directa a la cabeza del asaltante desorientándolo, momento que el hombre aprovechó para quitarle la pistola y romperla con un simple rodillazo, arrojando los trozos al suelo y regresando una de su manos hasta su oído, retomando la llamada que al parecer mantenía.

⁃ Si, los tenemos aquí neu ... tralizados ... ¿Onodera?

La voz de Takano iba en descenso al quedarse algo impactado al ver a su compañero ahí, y el otro no estaba mejor, ¿que clase de juego cruel del destino era ese?, ¿por qué precisamente él tenía que aparecer ahí a “salvarlo” después de lo que había hecho en secreto en su departamento? Maldito universo y sus conspiraciones. Los dos sujetos aprovecharon la confusión para huir, regresando a ambos a la realidad mientras Takano retomaba la llamada que mantenía activa.

⁃ ¡Oficial! Lograron escapar, se dirigen a la avenida principal ... si, muchas gracias ...

La policía, Takano le había marcado a la policía cuando vio a un muchacho ser asaltado en aquel angosto callejón al costado del edificio, y el cual unía la avenida principal con la calle trasera. Al colgar el teléfono su vista regresó hasta su compañero, quien recogía las compras del suelo una por una, al parecer el sujeto de la navaja había hecho cortes en las bolsas, así que cuando intentó levantarlas todo se desparramó por el peso en el suelo. Takano se acercó y agachó frente a su compañero, ayudándolo a levantar las cosas.

⁃ Así que fuiste de compras

⁃ Takano, no necesito tu ayuda, puedo solo

Onodera no se atrevía a verlo, sentía su rostro caliente y sabía lo que significaba eso.

⁃ Yo creo que no, son demasiadas cosas y no me molesta ayudar

⁃ ¡No me refiero a eso! ... no necesitaba tu ayuda con esos sujetos, tenía todo controlado

Se atrevió por fin a verlo son ese ceño fruncido, pero cuando sus ojos hicieron contacto desvió la mirada de nuevo a los productos al sentir un extraño escalofrío. Una pequeña risilla se escuchó por parte de Takano, quien solo siguió levantando las cosas.

⁃ No lo dudo, pero no sabía que se trataba de ti a quien asaltaban, aunque claro, si lo hubiera sabido igual hubiera ayudado, somos un equipo ¿no?

Ritsu lo miró de nuevo sorprendido, mientras Takano simplemente sonreía de forma amigable. El verlo de esa forma, tan cerca de él, hizo que su corazón palpitara más fuerte, alarmándolo. Se levantó rápido del suelo una vez se dio cuenta ya no había nada más tirado, y reanudó su camino hacia el departamento, siendo seguido y rápido alcanzado por Takano.

⁃ Hm, bananas ... ¿me regalas una?

⁃ Si quieres ...

Seguía sin poder mirarlo, era cómodo estar con él, pero se sentía demasiado nervios, se repetía mentalmente que dejara de pensar en esas cosas, Takano lo había olvidado, él debía olvidarlo, debía hacerlo por el bien de ambos.

⁃ Solo tengo una pregunta, ¿quien demonios sale a hacer la compra a la una de la madrugada?

⁃ La despensa estaba vacía y tenía hambre, además, no eres quien para decir nada, tú también estabas en la calle a tales horas, ¿que estabas haciendo?

⁃ ¿Por qué? ¿Me extrañabas? Suenas como una novia celosa

Takano sonrió de forma coqueta a modo de broma, pero al ver la mirada tan seria y de reproche, la cual concluyó con sus ojos rodando en fastidio, su sonrisa desapareció, simplemente no era el momento para bromas.

⁃ Salí a beber con unos amigos ... oye, ¿ocurrió algo?

⁃ ¿Que? ¿Por qué?

⁃ Actúas de forma rara ... ¿todo bien?

⁃ ... Todo excelente, seguramente estoy irritado porque tengo hambre, eso es todo, además acaban de intentar asaltarme

Ya estaban frente a la entrada del edificio, por lo que rápido se adentró a este caminando de forma veloz hasta el elevador, una tontería realmente porque después de todo los dos se dirigían al mismo lugar. Takano sabía que algo pasaba, en lo poco que conocía a Onodera sabía que no era del tipo de personas que actuaban tan estoicamente, y aquella actitud distraída y distante llevaba ya varios días, desde que ... Subieron juntos al elevador en completo silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos, ¿sería que Onodera estaba así por lo que había pasado aquella noche en Kagawa? Si era sincero él tampoco había podido dejar de pensar en lo sucedido, aunque prefería ignorarlo, pero estar de esa forma tan cerca con Onodera, en un lugar cerrado, solo los dos ... Su mirada se dirigió hacia el chico a su lado, abrazando sus pertenencias con más fuerza de lo normal, y de repente todo pensamiento extraño se fue, dejando en su lugar un sentimiento de preocupación.

⁃ ¡¿Que te pasó en las manos?!

Ritsu al principio no supo cómo reaccionar, pero al entender la situación le fue imposible no ponerse aún más nervios.

⁃ ¡N-nada! F-fue solo un accidente

⁃ Fue ese sujeto, ¿verdad? El de la navaja, ¡¿te lastimó en algún otro lado?!

⁃ ¡No! Pasó en casa en serio, estoy bien no me hizo nada

De alguna forma, el que Takano se preocupara de esa forma por él lograba hacerlo sentir bien, de una forma extraña.

⁃ Bueno, al menos lo desinfectaste, ¿no?

⁃ No, simplemente... ¡N-no no! ¡Si lo hice!

Se corrigió rápido, para evitar cualquier tipo de interacción futura.

⁃ Acabas de decir que no, no sabes mentir Onodera Ritsu

Las puertas del elevador al fin se abrieron en el piso número 12, y sin avisar ni pedir permiso Takano arrastró a Onodera por el pasillo, dispuesto a llevarlo a su departamento para sanitizar las heridas, y Onodera se dio cuenta de eso.

⁃ ¡Para! ¡Yo puedo hacerlo por mi cuenta!

⁃ Saliste a la calle sin hacerlo, ¿crees que voy a confiar en ti haciendo eso?

Takano buscaba con algo de dificultad las llaves en sus bolsillos, hablaba demasiado en serio.

⁃ ¡A-al menos usa mis cosas! No tienes por qué hacer esto, de verdad

Takano paró, viendo por algunos segundos esa extraña mueca de incomodidad en la cara de su compañero.

⁃ ... bien, pero déjame hacerlo a mi

Aún molesto por la situación Onodera avanzó hasta la puerta de su casa, abriéndola y dejando pasar a Takano primero. Por lo ocupadas que tenían sus manos solo pudieron quitarse los zapatos y caminaron directo a la cocina, dejando todo en el mesón. Regresaron en sus pasos hasta el perchero de la casa, en donde cada uno colgó su abrigo.

⁃ Es cierto, ¿que pasó con tu chaqueta de motociclista? Hace mucho no te veo con ella

Preguntó una vez se adentraron de nuevo a la casa, Onodera caminó directo a la cocina, y como realmente Takano no sabía muy bien que hacer decidió seguirlo.

⁃ Estaba en mi motocicleta ... se estropeó un poco con la granada y ya lo había olvidado

Onodera tomó uno de los bananos y se lo ofreció a Takano, sin atreverse a mirarlo de nuevo, y luego comenzó a acomodar todo en los gabinetes.

⁃ Es verdad, había dejado mi ropa ahí también, ¿donde está?

Takano pelaba lentamente la fruta para comerla de lo más tranquilo , mientras Onodera quedó paralizado al escucharlo, ¿en serio había sido tan idiota como para mencionar el asunto siquiera? Era increíble.

⁃ A-a decidí ponerlas a lavar antes de dártelas ... m-mañana mismo te las doy

⁃ Está bien no hay problema, aunque no era necesario

Oh, vaya que era necesario, si tan solo supiera.

⁃ D-de verdad quería hacerlo, c-creo que era lo correcto ...

Takano lo observaba atentamente ir y venir del mesón de la cocina hasta los gabinetes acomodando cosas mientras terminaba la banana sentado en uno de los bancos, cuando terminó y tiró la basura en su lugar decidió concentrarse solo a lo que había entrado al departamento.

⁃ ¿Donde tienes el botiquín?

⁃ En el baño de mi habitación

⁃ Uy~ tu habitación, iré por el

⁃ Seguro

Estaba tan entretenido acomodando las cosas en el refri que no había sido consiente de aquella conversación, entrando en pánico una ves se dio cuenta que había mandado a Takano al único lugar al que no debía entrar, su baño.

⁃ ¡ESPERA! ... y-yo voy por el

Corrió hasta la entrada de su habitación, deteniendo a Takano justo antes de que entrara, y corrió de nuevo hacia el baño, buscando con la mirada si había quedado algún rastro de evidencia, y aunque había algunas manchas de sangre en la pared no había ninguna huella ni residuo de ninguna otra sustancia. Suspirando aliviado tomó el botiquín en la estantería al lado del lavamanos y salió de ahí, encaminándose hasta la sala, en donde Takano lo esperaba sentado en el sillón grande, con el libro que había leído algunas horas antes en sus manos. Cuanto Takano sintió su presencia levantó la mirada y dejó el libro a un lado de él en el sillón, sonriendo le dio unas palmadas a la mesa, indicándole a Onodera que se sentara en ella.

Por alguna razón Onodera sintió como si se quedara sin aire, reteniendo un suspiro al ver la forma en la que el azabache le sonreía, tenía un presentimiento, aunque no sabía si era bueno o malo. Abrazando fuertemente la pequeña maleta contra su cuerpo se acercó hasta el lugar indicado, sentándose frente a su compañero y entregándole el botiquín, y de alguna forma mágica se había esfumando el hambre que sentía.


Takano abrió la pequeña maleta que mantenía recargada en su regazo, sacando de ella lo que necesitaba para curar las heridas en las manos de Onodera, mientras este solo miraba atento hacia sus puños ensangrentados sin decir nada.

- A mi también me gustan las novelas

Mencionó de repente Takano al intentar romper esa extraña tensión que se estaba formando en el ambiente, y funcionó, ganándose por completo la atención de esos brillantes ojos verdes, ¿estaba bien si admitía que le parecían hermosos?

- de ... ¿de verdad?

Y esa sonrisa, ¿estaba bien pensar que su sonrisa era de las más hermosas que jamás había visto?

- Si, me gusta el romance y la tragedia, cuando leí a Julio Verne me di cuenta de que no me gustaba la ciencia ficción para nada

- Wow ... tu también me has sorprendido mucho desde que te conozco Takano, no pensé que te gustaran ese tipo de cosas

Takano dejó la pequeña maleta sobre el libro, cuidando el no maltratarlo y riendo abría los frascos que usaría.

- ¿En serio? ¿Y que creíste que leía?

- No sé, eres un cerebrito, justamente pensé que leías ciencia ficción ... y antes pensaba que eras de esos que iban al cine a ver las películas de Marvel por moda

- Auch, eso si fue demasiado, no debería ayudarte ahora por ofenderme de esa manera

Tras una inocente risita por parte del castaño Takano se dirigió a él abriendo y cerrando una de sus manos, como lo había hecho aquel día para dar a entender que le diera la mano para caminar, así que rodando los ojos por lo infantil que le seguía pareciendo eso, Onodera le dio su mano izquierda. Y ahí estaba de nuevo ese escalofrío.

- Están peor de lo que creí ... ¿como te hiciste esto?

- Aveces las cosas pasan ... tu sabes ... 

Takano lo vió aún dudando, pero bueno, no insistiría, tal vez algún día le diría, así que mojando un algodón en alcohol y ayudándose con unas pequeñas pinzas comenzó a limpiar las heridas, provocando algunas muecas en la cara de Onodera.

- podemos seguir conversando, es mejor a que prestes toda tu atención en el dolor, ¿hay algo que quieras decirme?

- ¿Hay algo que quieras escuchar?

Onodera ya estaba más relajado, y esa actitud cascarrabias lo había abandonado.

- Se que te gusta el arte, eso se nota, y si mal no recuerdo Aikawa me había dicho que tocabas el violín, ¿pero realmente aprendiste porque te gustaba? Tengo la impresión de que tus padres te obligaban a muchas cosas que no querías

Una sonrisa nostálgica, diferente a las otras que le había visto, muy cercana al dolor, pero con añoranza. Miró hacia el techo y soltó un pesado suspiro, mientras los recuerdos de su infancia llegaban a su mente como una vieja película de cinta.

- Fue lo único en mi vida que pude elegir, de alguna forma incluso los libros que leía estaban condicionados a los que había en casa, alguien más los había elegido y colocado por mi, pero la música ... solo yo soy dueño de eso

Esa mirada perdida era cautivadora, y tan misteriosa al mismo tiempo, Takano sentía la necesidad de saber más, de saberlo todo.

- ¿Como decidiste aprender a tocar entonces?

- una vez mis padres me llevaron a un tonto evento de la aristocracia británica, ya sabes, mi madre pertenece a un linaje de familias importantes, y yo odiaba ir. Ese día en particular era un evento de caridad en un teatro, con orquesta y ópera. Cuando los telones se abrieron el evento empezó con la orquesta, era una pieza de Mozart en la que brillaba el violín sobre el resto de instrumentos, era feliz, era efusiva era ...

Las expresiones de Ritsu eran toda una novela, un torbellino de sentimientos mezclándose en su interior, Takano no entendía como era posible que alguien pudiera sentir tantas cosas a la vez, y más impresionante, que fuera capaz de expresarlas en su rostro.

- Esa vez sentí algo en mi interior, ese sentimiento que nace en el estómago e invade todo el cuerpo, después de haber llevado la misma vida durante tres años en las que parecía sólo un robot, que despertaba, estudiaba, comía y dormía una y otra vez,  me sentí vivo ... esa pieza me hacía sentir vivo y libre, y fue como si me poseyera. Y luego una pieza de Paganini, era más intensa, se escuchaba triste, enojada y con recelo, sentí que yo era esa pieza, y ni siquiera sabía que me sentía así. Desde ese día escuché esa música como desquiciado día y noche, y no me rendí hasta que me compraron un violín y contrataron a un instructor

- ¿Tus padres no querían?

- No, querían que aprendiera a tocar piano, ya había uno en casa y mamá sabía tocarlo, así no tenían que llevar a nadie más a casa, pero no iba a dejar que incluso decidieron eso por mi, aunque ahora que lo pienso si me hubiera gustado tocar también el piano

Takano río, de alguna forma sentía que Onodera aún estaba lleno de inocencia, el como se expresaba y hablaba lo daban a entender, raro pensando en todo lo que había aprendido desde tan pequeño. De esa forma terminó de vendar la primera mano, pidiéndole con el mismo gesto de antes le diera la mano derecha.

- ¿Podrías tocar para mi algún día? Tengo ganas de escucharte

- ¡Claro! Puedo hacerlo ahora mismo si quieres

Si, en definitiva Onodera ya estaba completamente cómodo con Takano ahí, incluso se había olvidado de la situación de horas antes.

- ¡Oh No no no! Tus manos no están bien, ya será en otra oportunidad, pero eres un chico de música, ¿no sabes cantar? No me molestaría escucharte cantar

La cara de Onodera se ruborizó, delatándolo. Desvió la mirada hacia el suelo decidiéndose por qué hacer, aunque realmente quería cantar para Takano.

- N-No soy bueno ... s-solo cantaba para mi, nunca nadie me ha escuchado

- ¿Entonces podría ser yo el primero?

Agachando la cabeza Takano buscó la mirada de Onodera, sonriéndole cálidamente cuando sus ojos se encontraron, gesto que Onodera regresó tímidamente. Asintió con la cabeza y se sentó correctamente en la mesa, tras cerrar los ojos y respirar profundamente comenzó a cantar

Notas finales:

En efecto era un asalto mis pequeñas personitas, no es mmentó de secuestros, no aún.

Y RITSU VA A CANTAR KEMOSION nos vemos en el siguiente capítulo:D


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