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Amor Secreto por Angie404

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Notas del capitulo:

Que creen ... YA SALÍ DE VACACIONES y como recompensa a mi misma mañana habrá ACTUALIZACION TRIPLE para avanzar rápido porque pues, ya estamos en diciembre y antes del 24 debe haber capítulo especial por el cumple de Takano

 

Como sea, este capítulo es un poco diferente, el día de hoy Ritsu tiene algo que contarnos. Las dejo leer <3

Capítulo 22

Recuerdos, aveces me atacan como pesadillas. Esos largos y angostos pasadizos, esas puertas ocultas y habitaciones secretas, y yo gritando desconsolado por no poder encontrar el camino de regreso. La mansión de mis padres siempre ha sido aterradora, pero era mi hogar, y aunque tengo bastantes recuerdos felices junto a mi querida An, muchos otros no lo son. Hay un recuerdo en particular, particular porque no logro recordarlo realmente, aveces creo que solo lo soñé, unos ojos, unos bellos ojos color avellana, tan tristes como los míos, tan solos como yo, tan cansados, tan enojados, tan hermosos. Nadie en mi familia tiene tales ojos, por lo que por mucho tiempo lo consideré eso, un sueño, tan mágico y misterioso.

Recuerdo cuando era un niño de diez años, recuerdo llegar a mi cuarto corriendo, azotando la puerta y tirándome a la cama llorando. Era demasiado, mi vida era demasiado y no lo soportaba, yo no quería hacer nada de eso, ni convertirme en eso que ellos querían, yo había soñado el ser muchas otras cosas, y de repente me dijeron que nada de eso era posible, que mi destino estaba marcado desde el momento en que nací, y me rehusaba a eso. Todo era silencioso siempre, así que mi llanto siempre resonaba de forma estrepitosa por las paredes de mi cuarto, le tomé manía al silencio, miedo, aún al día de hoy lo tengo. Luchaba cada día de mi vida, por ser más grande, más fuerte y más inteligente, no importaba si lo era o no, si no que yo no quería serlo, pero no había opción.

Lecciones y prácticas, información escalofriante que llenaba mi cabeza, imágenes grotescas que me provocaban pesadillas, y fue entonces cuando comencé a tener pensamientos extraños. ¿Acaso había hecho algo tan malo en mi vida pasada para merecer esto? ¿Era Justo para un niño vivirlo? Bueno, yo no era cualquier niño, pero no alcanzaba a comprenderlo en ese entonces. El ser secuestrador, asesinado o objetivizado eran deseos recurrentes, quería ser alguien más, ser incluso lo contrario a lo que era, o incluso desaparecer, y todo empeoró un día, aunque curiosamente también mejoró.

Tenía 13 años, a tres meses de cumplir 14, un 24 de diciembre, y no recuerdo absolutamente nada del principio del día, pero recuerdo cada una de las palabras que un amigo de mi padre dijo en su oficina.

⁃ ¿En serio ese es tu hijo Onodera? Parece una niña, es más, serviría más para la organización si lo fuera

⁃ Se ha esforzado mucho para lograr ser un agente tan excelente como cualquier otro

⁃ se ha esforzado demasiado porque no tiene la capacidad, ¿que no te das cuenta? Le podría llevar años de ventaja al resto de sus compañeros, pero esos años no se notan. Deberías quitarte la idea de la cabeza, sácalo del programa y bórrale la memoria, o envíalo al extranjero o algo, pero ese chico no es igual a ti y nunca lo será

⁃ ... tienes razón ...

Demasiado delgado, demasiado bajo, demasiado delicado o estilizado, “no se ve como un hombre”, la manía que tenían las personas con mi físico era innegable, pero tenía solo 13 años, ¿no entendían sobre compasión? Nunca le presté atención a esos comentarios porque mi padre siempre me defendía, el creía en mi, pero cuando dijo aquello, y lo escuché sin querer detrás de la puerta secreta de su librero, supe cuales habían sido siempre sus verdaderos pensamientos, y fue suficiente. Corrí, corrí como si mi vida dependiera de ello, y solo hice eso durante horas, esquivando a la gente en la calle y dando vueltas en los semáforos en rojo sin fijarme a donde iba, solo corría.

No desperté de ese trance hasta que mi cuerpo se estampó con una reja, recuerdo el dolor en el estómago que me hizo doblegarme, recuerdo el sonido y la vibración de la baranda que provoqué por el impacto, y me quedé ahí un momento, agachado mientras intentaba recuperar el aire que había perdido por la inmensa carrera. El viento movió ligeramente el cabello de mi frente, y decidí levantar el rostro, frente a mi estaba el océano, había corrido tanto que había atravesado mi vecindario, y muchos otros más, el centro y había llegado a las costas de Tokio. Todo pareció detenerse en un instante, estaba aturdido y no escuchaba nada más que mi agitada respiración, y de alguna manera me sentí en paz.

Bajé lentamente la mirada, topándome con aquellas agresivas olas que se estampaban en las rocas al pie del acantilado en donde estaba el mirador, y fue como una revelación divina, siempre había querido irme, pero esperaba que alguien más fuera el responsable, la respuesta siempre había sido tan simple y tan obvia, y de alguna forma pensé que a eso se debía esa tranquilidad, al por fin haber encontrado una solución a mis problemas. Apreté el metal de la reja en mis manos, coloqué mi pie derecho sobre ella en el pequeño espacio entre el suelo para darme impulso, y luego el izquierdo, me incliné hacia abajo y entonces... algo frío y húmedo golpeó mi nuca, desequilibrándome ligeramente y haciendo que me aferrara al barandal de metal.

⁃ ¡L-lo siento! ¿Estas bien?

Escuché detrás de mi, y rápido regresé mis pies al suelo.

⁃ Si, no te preocupes

Contesté sin muchos ánimos, y sin mirar a la persona, en el momento pensé que era un tonto, ¿como se me había ocurrido hacer eso en un parque a media tarde? Esperaría hasta la noche para volver y hacerlo, cuando no hubiera nadie alrededor, la ventaja era que para eso no faltaba mucho, pues ya estaba anocheciendo. Me di la vuelta y caminé dándole la espalda a quien fuera que me había aventado aquella bola de nieve y me alejé sin mayor preocupación, ahora puedo decir que le debo mi vida a ese chico. Caminé en círculo por las calles cercanas, solo perdiendo el tiempo y dejando pasar las horas. Mi rostro ardía, ya no sentía mis manos y mis pies dolían, no entendía que me pasaba, pero nada de eso iba a importar ya, o eso pensaba cuando de repente una limusina se atravesó en mi camino, bloqueándome el paso.

Había deseado con anterioridad ser secuestrador, pero en eso momento sólo tenía una idea en la cabeza, y no iba a permitir que lo estropearan, metí la mano en el bolsillo del pantalón, tomando aquella pequeña barra retráctil de metal que siempre me acompañaba, listo para defenderme si era necesario, pero casi en seguida la solté cuando al bajar una de las ventanas pude ver de quien se trataba. Mi madre me veía aterrorizada, pero casi enseguida me sonrió, y comenzó a llorar, fue cuando vi su rostro empapado y sus ojos hinchados, había estado llorando desde hacía tiempo, y el verla así fue demasiado para mí. Las lágrimas no tardaron en llegar, y corrí hacia el interior del auto en cuanto las puertas se abrieron, siendo recibido por los cálidos brazos de mi madre, mucho más cálidos que nunca.

⁃ Ritsu mi amor, ¡estás hecho un hielo!

Me separó ligeramente para verme, y su cara de espanto me hizo comprender lo que había estado pasando todo el rato. Por muy tonto que pareciera el transe en el que estuve desde que salí de casa no me hizo darme cuenta que, era diciembre, estaba nevando y hacía frío, y yo apenas usaba una playera de algodón ligero de manga larga, unos jeans y unos botines, pero raramente nunca tuve frío, y de repente simplemente me desplomé. Lo siguiente que recuerdo es despertar en la habitación de un hospital, mi madre estaba sentada a mi lado mientras leía, y mi padre estaba recargado en la puerta, mirándome. Había sufrido de hipotermia, y aunque al parecer había tenido todos los síntomas nunca me di cuenta, mi cuerpo continuó hasta sentirse a salvo y cayó rendido, y nadie lo podía creer. Esa noche mi padre solo dijo una cosa, que estaba sorprendido por mi resistencia, pero nada más, y yo tontamente, tomé sus palabras como el camino a seguir para demostrarle que si podía llegar a ser igual que él.

Recuerdo poner mi vida en peligro mil y una veces, llevando a mi cuerpo al extremo de diferentes maneras para conseguir sus elogios, pero lo único que conseguí fueron regaños y reclamos por estar siempre a punto de morir. Creían que era un descuidado y un bueno para nada, incapaz de cuidarse de sí mismo, si tan solo hubieran sabido que todo lo que pasaba yo lo provocaba, todo era intencional, y según yo, lo tenía todo bajo control, hasta que un día lo perdí, y me ahogué. Estuve “muerto” un par de minutos, y pudieron revivirme, y de nuevo ese día mi padre lo único que dijo era que no lo podía creer, pero nadie dijo más, aunque de alguna manera sabía que estaban decepcionados de mí, y yo lo estaba de mi mismo, tanto que no pude soportar seguir viviendo en casa

Recuerdo perfectamente bien el día de la mudanza, el como An, Saeki, Nao y Kou me ayudaron a llevar mis cosas de un lado al otro mientras yo solo supervisaba, asegurándome de que mis más residentemente adoptadas plantas no sufrieran ningún tipo de daño. Tenía 19 años recién cumplidos, y acababa de iniciar el segundo semestre en la academia, necesitaba salir de la mansión, necesitaba encontrar una razón para seguir, después de todo ya había llegado hasta ahí. Recuerdo caminar por el salón con una maceta entre mis manos, sonriendo de la mejor manera a mis amigos. Tambalee un poco a propósito al llegar a la cocina, buscando un lugar para colocar a mi pequeña planta colgante, pero ningún lugar parecía ser el adecuado. Recuerdo haberme sorprendido al darme cuenta que tenía balcón en el departamento, y casi por inercia corrí hasta el, siendo recibido por una fresca brisa de primavera. Recuerdo cerrar los ojos, tan solo disfrutando del momento, caminado a ciegas hasta chocar con el barandal, y cuando abrí los ojos, no podía explicar lo que sentí.

Mis ojos cayeron directamente hacia un chico, un poco más alto que yo, quizá también más grande en edad, de piel pálida y cabello negro, con unos ojos avellana, esos ojos que creía recordar en un sueño, tan solitarios, aún a pesar de todos esos años. Recuerdo sentir mi respiración entrecortada, y mi corazón acelerado, parece ridiculo, pero recuerdo haber visto brillo flotando alrededor de él, junto con los pétalos de cerezo que lo envolvían caminando por aquel bulevar, y entonces volteó, y yo me agaché. Me sentía nervioso, pero no entendía la razón, lo único que podía hacer era abrazar fuertemente a mi planta. Recuerdo el esperar unos segundos para así armarme de “valor”, pero para cuando lo tuve y me puse de pie de nuevo, el ya no estaba.

Fueron días, incluso semanas me atrevo a decir, los que estuve pensando constantemente en él, en sus ojos, los cerezos, y en las sensaciones. Sin falta cada que tenía tiempo libre me la pasaba en el balcón, atento por si en algún momento lo viera de nuevo entre la multitud de la cuidad. Compré el columpio para hacer mi espionaje más cómodo, y luego flores, palmeras, etcétera. Convertí el balcón en un oasis, alimentado por los recuerdos de aquel chico, el cual no había vuelto a ver después de meses. Me había resignado, de todos modos no tenía caso, ¿que ganaba con volver a verlo? Era raro si lo pensaba con detenimiento, y de repente, por estar pensando en eso al salir de mi departamento, choqué con alguien.

⁃ ¡P-perdone!

⁃ Ten más cuidado a la próxima

No me atreví a voltear al principio, pues esa voz serena y grave me había paralizado en un escalofrío, pero conseguí hacerlo. Recuerdo ver su perfil, tan perfecto, su cabello negro y sus pestañas largas, era él, y entré en pánico. Corrí de nuevo a encerrarme a mi departamento después de disculparme de nuevo, no lo podía creer, el chico que busqué durante tanto tiempo entre la gente había resultado ser mi vecino, ¡de Justo al lado! Recuerdo mi corazón acelerado, y esa felicidad incomprensible invadirme al patalear emocionado en el piso de mi casa, y sin pensarlo a profundidad comencé a acosarlo. Había algo en él, algo que me hacía querer alcanzarlo, pero no me sentía capaz de hacerlo en el momento, así que solo lo observaba de lejos.

Estudie su forma de caminar, y memorice la forma en la que movía los hombros al hacerlo, al igual que el movimiento que hacía su cabello. Descubrí a que hora salía y a qué hora volvía, que lugares frecuentaba y que música le gustaba, la ropa que prefería o la comida que creía era su favorita. Después lo vi por casualidad en el cuartel, y aunque al principio me tomó por sorpresa después pensé que era obvio, él calzaba perfectamente en un lugar como ese, y como si hubiera sido un milagro caído del cielo me dieron acceso a su expediente. Y lo leí, y lo estudié, y lo volví a leer, y lo hacía una y otra y otra vez. Había algo en él que quería descifrar, acercarme, abordarlo, ser cercano a él, lo quería como no había querido nada antes, pero no entendía por qué, nunca quise pensar en la respuesta realmente, porque lo probable era que no me gustaría lo que encontrara en ella.

Conforme iba avanzando en la academia esa extraña obsesión fue en descenso, pero se volvió en mi motivación, conseguir ser tan bueno como él, como la persona a la cual ya conocía su nombre, como Takano Masamune. Y mejore sin darme cuenta, y me volví en el mejor sin esperarlo, me hice más grande, más fuerte, el pequeño niño delgado e inservible ya no existía. Pero el día de la graduación comprendí que todo había sido posible por él, por pensar en alcanzarlo, por querer estar a su nivel, y pensé que quizá esa era la respuesta a la pregunta, lo que me atraía, ese misterio que lo envolvía era lo que había encontrado en marukawa, y al descubrirlo, lo que me impulsó a ser lo que era, y esa respuesta estaba bien, un presentimiento que me ayudaría, no era algo raro, no era algo incorrecto, eso creía.

⁃ Bien, ya estás listo Ritchan, ya puedes ver

An gira la silla hacia el tocador, y veo sorprendido lo natural que se ve la extensión de cabello que me ha colocado. La toco sin creerlo, es del mismo color de mi cabello, parece sujeto en una coleta, y cae delicadamente sobre mi hombro.

⁃ Te vez bastante bien así, es un agregado bueno a tu disfraz, y más pensando en el lugar al que vas

Menciona Saeki al entrar a la habitación mientras come de su bolsa de frituras, le pide ayuda a An en algo y salen de la habitación, dejándome solo. Toco de nuevo el cabello, y luego toco mi reflejo en el espejo, y estos pensamientos que creía habían desaparecido hace mucho, pero que se vienen manifestando desde hace algunas semanas regresan.

“Hubieras sido una chica muy linda”

Si hubiera sido una chica no me estaría reprochando por las cosas que siento y pienso ahora. Si hubiera sido una chica hubiera podido estar con él. Si hubiera sido una chica ... hubiera preferido ser una chica.

Notas finales:

Nos vemos muy muy pronto UwU 


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