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Sick por Anzz03

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Notas del fanfic:

NCT FF. 

También en Wtpd.

Notas del capitulo:

 

 

El estómago de Chenle se revolvía nervioso. El día que había estado esperando por tanto tiempo al fin llegaba: Hoy se confesaría. 

 

El periodo de tiempo que venía luego de las promociones era sin duda el más tranquilo, podían disponer de su tiempo con un poco más de libertad, aunque claro, los ensayos no se detenían, pero si se volvían más acotados.

Ese día Dream acababa a las 11.30, había conseguido permiso para almorzar con RenJun en un restaurante de comida rápida china que solían frecuentar hace años. Sin supervisión de su madre, como un hombre adulto. Los chicos no dejaban de hacer bromas al respecto cada vez que mencionaba su edad, pero es que la libertad se sentía tan bien. Además, no todos tenían a la señora Zhong como madre(sobreprotectora). 

 

— No hagas nada de lo que puedas arrepentirte. Lele. Solo le dirás que te gusta y si reacciona mal, puedes decir que te gané una apuesta. 

 

— ¡Oh vamos! Sabes que nada puede ir mal.

RenJun no dejaba de darle miradas cómplices y divertidas cada vez que mordía su nom pao. No estaba del todo seguro sobre la reacción que tendría Lucas al conocer los sentimientos de Chenle, probablemente haría bromas al respecto hasta disuadirlo y hacerle ver que no era más que un amor platónico adolescente. Pero sabía que si su amigo no lo confesaba de una vez, se volvería loco. Prefería lidiar con un Chenle con el corazón roto y superarlo juntos, como todo, que lidiar con el pequeño chino yendo demasiado lejos con sus fantasías. Y es que en una ocasión hasta había hecho mención de lo que diría su madre cuando presentara a Lucas “formalmente”. Eso ya era muy extremo.  



14.30. Chenle subía en el ascensor, mientras repetía el discurso que llevaba escrito en la palma de su mano. El ensayo de WayV acabaría dentro de media hora, los chicos siempre regresaban al dormitorio antes de disponer de su día con libertad. Podía esperar, tenía su propio juego de llaves, también RenJun. Solían pasar mucho tiempo con los chicos, entonces podían hablar libremente su idioma natal. 

 

— ¿Hola?  

 

Pero solo recibió silencio en respuesta.

 

Las manos comenzaron a sudarle, decir que era una apuesta no parecía tan descabellado ahora que se enfrentaba a sus miedos. El sonido de un mueble deslizándose por el suelo de forma repentina provocaron que diera un brinco. Quizás era una de las mascotas del lugar. Pero el sonido se repitió y otra vez. 

 

Un peso en el estómago se instaló como mal presentimiento. Había una vocecita que le decía “sal de allí antes de que te arrepientas de lo que verás”, pero sus pasos continuaron avanzando por el pasillo. Respiraciones agitadas, gruñidos, todo haciéndose más fuerte. La puerta estaba entreabierta, tan solo fueron segundos, pero lo suficiente para que sus ojos pupilas grabaran la imagen a fuego en su memoria.  La boca se le abrió en asombro, silenciosa, los ojos se humedecieron al instante. Lucas embestía de forma salvaje el cuerpo de Ten. Lucas… El corazón se le rompió en aquel momento exacto, de alguna forma hasta podría jurar haber escuchado un crujido en su interior.  El cuerpo le temblaba y sintió deseos repentinos de vomitar. Retrocedió, sosteniéndose de la pared, cuando chocó contra algo, alguien. 

 

—  Chenle. 

 

Sintió que las piernas se le desplomaban, pesadas. 

 

Los sonidos al interior de la habitación cesaron repentinamente.

O quizás solo era que el menor de los chinos se había desmayado al fin. 

 

Cuando despertó, solo podía ver siluetas. Olía a Lucas, era su habitación. El pensar en Lucas trajo de inmediato la imagen y otra vez la sensación de su corazón ardiendo en dolor lo hicieron gemir en un pequeño llanto. 

 

—  ¿Por qué? 

 

—  No debiste ver eso. 

 

—  Lucas. 

 

—  No, yo… 

 

— Te amo. Desde niño, yo solo... —  la voz fue irrumpida por un llanto que amenazaba con volverse cada vez más incontenible. — … yo solo esperaba volverme adulto para confesarme, pero…

 

—  Lele… — La silueta en la habitación se desplazó hasta hundir la cama, sentándose a un costado de él, cobijando al pequeño niño entre sus brazos. 

 

—  ¿Por qué él? Yo puedo hacer las mismas cosas, si tú lo permites, puedo, puedo… —  La falta de juicio, aferrado a lo que iba quedando de esperanza, Chenle en un movimiento torpe levantó su rostro y besó los labios del mayor, chocando sus dientes con él, inexperto, con desespero. Lucas no respondía y los cristales que conformaban su corazón se rompían un poco más. —  Por favor, solo dame una oportunidad, Ge.  

 

— Lele, entiende que...—  Pero entonces Kun comprendió lo cegado de amor y dolor que se encontraba el pequeño muchachito, tanto como para proyectar a Lucas en él, aún con sus intentos de corregirlo. En ese instante, solo pensaba en consolarlo, en aliviar su dolor, ver a Chenle, a quién había visto prácticamente crecer de aquel modo le partía el corazón. Nunca pensó en las consecuencias. Sus labios cálidos y gentiles respondieron los intentos desesperados del menor por descubrir su boca.  Chenle era tan suave, tan dulce, su lengua rozando de forma inexperta. Kun se descubrió deseando ser Lucas, cuando el menor apartó los cobertores y se sentó a horcajadas sobre él, restregándose en un beso que dejaba atrás la inocencia y comenzaba poco a poco a volverse más necesitado. 

—  Lele. —  Pronunció, intentando detenerlo sin fuerzas una última vez. Pero no se detuvo, él era Lucas ahora mismo, no Kun. Y Lucas no se detenía con nadie.

 


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