“Ese alumno tuyo es muy desastroso.”
Mu se volteo a ver a Shaka al oír eso, dandole una mirada que claramente decía ‘es hijo tuyo tambien ¿sabes?’
Sin inmutarse, el rubio llego a pararse junto al lemuriano, y juntos observaron como Kiki y Aldebaran jugaban, si es que a eso se le podia llamar jugar. Kiki se teletransportaba alrededor del guardian de Tauro y le lanzaba rocas sin cesar, mientras que el caballero dorado mantenía su pose defensiva y reía, ya que ninguna piedra lograba golpearlo, frustrando al pequeño pelirrojo.
“Kiki todavía es muy pequeño, es normal que juegue y busque romper las reglas. Pero me sorprende que tú hayas decidido meter mano en este asunto, ¿no me habías dicho que ibas a dejar que yo criara a Kiki solo?”
“Eso no fue lo que dije,” argumento el caballero de Virgo, frunciendo un poco el ceño. “Yo dije que haríamos lo que tú decidieras, y tú decidiste criarlo solo como Shion lo hizo contigo.”
“O sea que si te hubiera pedido que me ayudaras con él, ¿lo hubieras hecho?”
“Por supuesto. Es mi hijo tambien. Que no lo diga no quiere decir que no lo reconozca.”
A pesar del mal humor de Shaka, Mu se sonrojo ante esta revelación. Que tonto había sido. Shaka era una persona noble y de carácter integro, por su puesto que lo hubiera ayudado. Si tan solo le hubiera pedido ayuda…
“Pero…igual debo felicitarte por el trabajo que hiciste. Es un niño sano, feliz, y claramente talentoso, no creo que haya podido aportar mucho a su educación..” Shaka continuo, sonriendo al ver a Kiki reír y abrazar a Aldebaran que lo lanzaba al aire y lo volvía atrapar con facilidad.
Mu se sonrojo más, ciertamente había sido difícil cuidar de un recién nacido al principio, tratando de adivinar porque lloraba, si algo le dolía, si tenia algún problema, o si era simplemente un berrinche. Había sido difícil mantener esa distancia como maestro y alumno cuando Kiki se lastimaba, cuando lloraba porque lo tenia que dejar solo; se consolaba pensando que todo era por su bien, que al final el que saldría mas beneficiado seria Kiki.
Pero en el momento había sido demasiado joven, todavía muy inexperto para que se le ocurriera pedir ayuda. El había creído que todo lo tenia que hacer solo, porque así lo había hecho su maestro desde su perspectiva, pero ahora que lo pensaba bien…probablemente había tenido ayuda de los sirvientes del Santuario, y si Dohko no había estado en su vida no era porque no quisiera, si no porque el tambien tenia una misión que cumplir que no le permitía alejarse mucho del lugar donde se encontraba.
Apenas ahora, teniendo su propia descendencia se daba cuenta de muchas cosas; le faltaba madurar mucho más todavía….
“Shaka…gracias. Nunca te pedí ayuda porque no sabia que podia pedírtela. Pero saber que me la hubieras dado significa mucho para mí. Gracias.”
Miró a su amigo y le dedicó una sonrisa, que el rubio respondió de la misma manera y atreviéndose a tomar su mano.
“Eres mi amigo Mu. Aunque no pueda ser el padre de Kiki, o tu amante, nuestra amistad siempre será suficiente para ayudarte con cualquier favor.”
Aquel gesto junto con aquellas palabras provocaron que brotara un ligero rubor en las mejillas del guardian del primer templo, que de inmediato volteó a otro lado, provocando una sonrisa mas amplia en el rostro de Shaka.
El rubio estaba a punto de decir algo más pero Mu le ganó la palabra.
“Eres….eres una gran persona Shaka, me honra mucho que me consideres tu amigo.” Volvió a voltear hacia él, ahora dandole una sonrisa algo penosa, todavía sonrojándose. “Si coincidimos en nuestra próxima vida, ojalá me enamore de ti.”
Esta vez le tocó al rubio ruborizarse y voltear a otro lado, provocando risa en el otro.
No habían tenido suerte esta vez, habían coincidido en tiempo pero no en sentimientos, quizá en su próxima vida tendrían otra oportunidad, una oportunidad para enamorarse ambos.
Fin