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Recuerdo por cat and dog

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Notas del capitulo:

 

 

El día en que todo comenzó fue extraño ¿recuerdas?, yo recuerdo el bonito clima que había, un típico día de verano. Kuroko me había pedido que comprara un par de cosas para la comida que tendríamos con todo el equipo esa noche, nada fuera de lo normal, solo un par de ingredientes y bebidas, lo extraño fue donde debía comprar las cosas, una tienda lejos de la casa de cualquiera de mis compañeros, incluso estaba lejos de mi casa, al principio pensé que solo quería hacerme caminar, pero no, esa nunca fue tu intención, tu intención era una muy distinta.


Traía una pequeña lista en la mano, la leía una y otra vez para asegurarme de no haberme olvidado de nada, pero cuando levanté la vista te vi, tus cabellos rojizos y tus ojos dispares, con tu mejor porte y elegancia, parecías esperar algo o a alguien. Recuerdo muy bien el miedo que me dio el a haberte visto, tenía miedo de como reaccionarias al ver un miembro del equipo que te venció por primera vez en tu vida en aquel partido. Quise retroceder, pero fue tarde, ya me habías visto, di un par de pasos hacia atrás pero cuando te acercaste lo suficiente usaste tu ojo del emperador para hacerme caer. Temblaba en el piso como un perro asustadizo y tú me disté la mano, me ayudaste a levantarme para luego arrastrarme hasta una limosina, tenía mucho miedo de que podía pasarme, pero tú no habías dicho ni una palabra, era muy incómodo, pero decidí sacar fuerzas de donde no tenía y así poder hablarte; "Akashi-san... ¿necesitas algo de mí?" me atreví a preguntarte sumamente asustado y nervioso, nunca supe como pude hablar ese día, pero aun así tomé valor de algún recóndito lugar de mi cuerpo.


Tus ojos rojo y dorado me miraron desafiante, esperé algún insulto o el fin de mi vida, pero tu simplemente te acomodaste en el asiento para luego suspirar. "Felicidades por ganar" me felicitaste, recuerdo que vi cierta tristeza en tus ojos, supuse que fue porque habías perdido, en toda tu vida nunca supiste que era el perder algo, a veces ríes y otras lloras, pero tú nunca experimentaste eso... o quizás sí, pero yo en ese momento aun no lo sabía. Sin pensarlo mucho me decidí, me levante del asiento y ante tú atenta mirada te abrase, tu cuerpo era frio en comparación al mío, por mi cabeza en ese momento pasaba la impotencia que sentí, va, la que sentimos todos los de Serin al perder contra Tōō , contra Aomine, por eso te abrace, porque, aunque yo fuese un desconocido, aunque yo fuese aquel debilucho que temblaba ante tu sola presencia en la cancha, aunque yo fuera un chihuahua delante de un temible león, aunque fuese lo que fuese, tu y yo alguna vez sentimos lo mismo y aunque fue a destiempo, aquello fue el primer sentimiento que compartimos; frustración y tristeza, pero aquello no fue lo único que sucedió... también esa fue la primera vez que sentí tu frio cuerpo entre mis brazos, fue la primera vez que compartimos un abrazo.


Aquel día no fuimos a ningún lado, la limosina solo dio vueltas por el vecindario y nosotros solo estábamos abrazados, no decíamos nada, pero cuando decidí que era suficiente me separe poco a poco y te dedique una sonrisa. Noté algo distinto en ti ese día; tus ojos eran iguales, ambos eran rojos igual que tu cabello, ellos mostraban un notable y claro dolor reflejado, sentí tu fría mano recorrer mi mejilla "Kouki", aquella vez también fue la primera vez que te escuché decir mi nombre. "Debo volver a mi casa" decidí informarte de la mejor manera, pero no pareció agradarte y tus ojos volvieron a ser como los de antes, desafiantes y sin ningún sentimiento luego prácticamente me pateaste fuera del auto cuando llegamos a la puerta de mi casa.


Días después apareciste con tu uniforme de Rakuzan, parecía que un aire de elegancia te rodeaba y no me dejaste otra opción, era acercarme a ti o correr y deber cambiar mi nombre, dirección y rostro. Por eso me acercaba a ti sintiéndome inferior, siempre que estaba junto a ti me sentía de esa manera. Me miraste desde arriba, aunque ambos éramos de la misma altura tu podías mirarme así, siempre me pregunte ¿por qué él puede mirarme así?, pero la respuesta siempre fue obvia; porque eres Akashi Seijuro. Recuerdo que otras personas adineradas me miraban de la misma forma y me molestaba, déjame decirlo de otra forma, para causarme algún cambio de estado de ánimo o físico con aquella forma de mirar, debías ser el emperador Akashi sino solo conseguías hacerme enojar. "Sígueme" me ordenaste antes de caminar, fue allí cuando te vi por primera vez desde otra perspectiva, mire tu espalda, la piel blanca de tu nuca, tu caminar lento pero prolijo... recuerdo que atraías muchas miradas, me molesto un poco, no entendía porque por eso no dije nada.


Nos detuvimos en un parque y me tomaste la mano, tú, el gran Akashi Seijuro, me tomaste la mano y me guiaste a un lugar escondido entere unos arbustos, me pareció sumamente extraño aquello, nadie nos miraba y pensé que algo muy malo podía pasarme, pero no fue así, aquel lugar tenía un árbol y muchas flores lo rodeaban. Soltaste mi mano y por mí mismo, sin que me digieras nada, me senté bajo aquel gran árbol a observar mi alrededor, las flores eran muy lindas y la brisa que corría era refrescante, tu hiciste lo mismo y volviste a tomar mi mano, no entendía porque habías hecho aquello, lo primero que pensé fue que te sentías solo y querías un amigo, pero no sabías como actuar, creí que te entendía, por eso te sonreí, pensé que solo querías ser amigable, pensé aquello por tu mirar, porque me mirabas con aquellos ojos rojizos que trasmitían tristeza, aquellos ojos con los que me miraste días atrás en el auto, recuerdo esos ojos perfectamente. Fue allí cuando me di cuenta, cuando tienes ambos ojos rojos muestras debilidad y tristes, pero cuando muestras un ojo rojo y el otro dorado, quieres demostrarle a quién te mire lo superior y fuerte que eres, al principio me pregunte a cuantas personas le has mostrado tus preciosos ojos escarlata... nunca imagine que yo era el único con tal privilegio.


Pasaron los días entre risas y sonrisas de mi parte, mientras que tu rara vez hablabas de algún tema en específico, siempre la pasabas observando mi rostro, siempre eras tú el que iba a buscarme, porque nunca sabías a qué hora saldrías de alguna reunión familiar y por los horarios indefinidos de tus clases. Aún me pregunto cómo fue que paso, pero poco a poco comencé a sentirme nervioso con tu presencia, más de lo normal obviamente, me sonrojaba cuando veía tu sonrisa o te escuchaba decir mi nombre y cundo veía tus labios me sentía raro, sin darme cuenta cuando o como, termine desarrollando un sentimiento por ti, algo más que amistad, pero en se momento no lo sabía por eso poco a poco comenzaba a evitarte, inventaba escusas para no verte, incluso le decía a mis profesores que me sentía mal y así poder salir antes por miedo a cruzarme con vos. Pero justo ese día de verano tocaron mi puerta, no había nadie en casa, y yo recién estaba saliendo de la ducha, por eso no traía remera y me estaba secando el cabello cuando abrí la puerta, incluso ahora me parece increíble al recordarlo, tus cabellos rojizos y tus ojos dispares analizándome de pies a cabeza, y viceversa, "Akashi" murmure asustado y sin poder creerlo mientras me refregaba los ojos, me parece gracioso porque hasta llegue a pensar que me había caído dentro del baño y estaba alucinando, pero el escuchar tu voz en ese momento me bajo de la nube en la que estaba. "¿Esa es forma de recibirme Kouki?, déjame pasar" sonabas enojado, pero sin pensar mucho te deje entrar, te guie un poco avergonzado hasta la sala, tome una remera que estaba colgada en el respaldo de una silla porque me sentía avergonzado de estar así ante tus ojos, recuerdo que aquello lo hice de la manera y torpe posible. Me mirabas enojado, yo no entendía nada y tu no hablabas, aquello era un silencio incomodo, e incluso el día de hoy sigo agradecido por el que lo haya roto tú; "¿Por qué me evitas?", tu voz resonó en toda la habitación dejándome sorprendido y muy nervioso, en ese momento, y siempre, quise estar bien con vos, por eso no quería decirlo, después de todo, tú me buscabas porque querías ser amigable, querías tener un amigo, iba a ser muy malo de mi parte si te decía mis sentimientos y me aprovechara... pero fui un idiota ¿verdad Sei?, perdóname por no habértelo dicho en el mismo momento en que supe que te quería.


Tú estabas allí esperando mi respuesta, mientras que yo estaba en mi mundo culpándome por cosas que nunca pasaron ni que iban a pasar, aunque me hiciste salir de él de una forma muy particular, en cuestión de segundos me vi acorralado por tu cuerpo y la pared, sentí tu dulce respiración saliendo de tu boca semiabeirta chocando con mis labios, "Se mío Kouki, se únicamente mío" me proclamaste antes de besarme, antes de dejarme sin aire. Mis labios siempre siguieron tus labios torpemente, supongo que fue así desde nuestro primer beso, nuestro primer beso... largo y con dulzura, pero tu debías entender que en ese momento estaba confundido y no sabía que era lo que quería, "No puedo" por aquella razón dije esas palabras al apartarte de mi cuerpo, "Mis palabras son absolutas Kouki, a partir de ahora serás únicamente mío" sentenciaste, no era la primera vez que te escuchaba decir esas palabras... incluso no fue la única vez, pero si fue la primera, fue la primera vez que las use como escusa, como tú eras absoluto debía seguir tus palabras, debo obedecerte y ser tuyo... únicamente tuyo.


Los días después de eso pasaron rápidamente y nosotros por fin estábamos juntos, por fin éramos más que amigos, tu siempre querías salir y estar en lugares caros y ostentosos, mientras que yo te llevaba a lugares más simples... recuerdo muy bien tu rostro cuando fuimos a pedir comida en un local de sándwiches, la chica del mostrador te hacia miles de preguntas y tu comenzabas a enojarte, tuve que pedir por ti antes que demandaras a la chica por acoso y hostigamiento. También en esos días aprendí pequeños detalles tuyos, las cosas que te hacían enojar, (que te hagan muchas preguntas era una), las cosas que te hacían sonreír, (verme o escucharme según tú) y las cosas que te ponían triste, por ejemplo el tema de tu madre; recuerdo claramente cómo te abriste ese día lluvioso, me contaste como era tu madre, como ella te cuidaba y daba amor, mientras que tu padre era exigente, me contaste como fue que murió y por culpa de aquello tu padre se volvió aún más exigente con vos, también recuerdo claramente el color rojo de tus ojos, también de las lágrimas saladas que corrían por tus mejillas al contarme, el recuerdo de tu madre hizo que tu lloraras en mis brazos... creo que esa fue una de las únicas dos veces que te vi llorar. Otra cosa importante que descubrí de ti fueron tus increíbles celos, cuando decías "únicamente mío" ibas en serio, tenías incluso celos del lindo perro de Kuroko. Me encantaba acariciarlo, pero muchas veces Tetsuya me lo sacaba y luego me lo devolvía, nunca entendía los arranque de bipolaridad del peliceleste, pero tú siempre supiste la respuesta de esa comportamiento ¿verdad?.


En los meses que pasamos juntos me había dado cuenta de algo, la distancia que había de mi casa a la tuya era grande, muy grande. Hubo un tiempo de otoño donde se nos hacía difícil el vernos y los mensajes y llamadas constantes no eran suficientes, quería ver tu rostro y sentir tus labios, porque todavía no habíamos llegado a más de eso, pero eso no quería decir que no lo intentaras, a veces intentabas hacerlo, pero yo tenía miedo y preferiste no forzarme. Pero ese día era extraño, de verdad quería sentir tu frio cuerpo, supongo que el hecho de no verte ayudaba en gran parte a querer aquello, estoy más que seguro que si ese día hubieses ido a mi casa, lo hubiera hecho sin un "pero" de por medio.


No aguantaba la impotencia de no poder verte, pero a ti se te ocurrió una buena idea, o eso me hiciste creer; una vídeo llamada, esa fue tu gran idea... recuerdo lo nervioso que estaba, temblaba sentado a lo indio esperando frente a mi laptop tu llamada, traía puesto un buzo de hombros caídos y un short de tela corto. Un pequeño ruido me hizo reaccionar, veía tú nombre junto con tú foto, apenas acepte el cartelito de la llamada vi tu rostro en todo su esplendor, estabas más cerca que yo a la pantalla, supongo que en aquel momento tú me vías de cuerpo completo mientras que yo solo podía ver de tu torso para arriba. "Hola" te salude tímidamente, quizás nunca lo supiste, pero esa era la primera vez que hablaba con alguien de esa manera, por cámara web. "Te extrañe" me respondiste sacándome de golpe de que aquel mundo en el que vivía en el momento que pensaba en ti. Continuamos hablando de cosas sin sentido, quizás nunca te diste cuenta, pero al escuchar tu voz me sentía raro... a quién engaño siempre me hace sentir raro, pero ese día aún más raro, quizás fue por el tiempo que pase sin verte y el hecho que tu rostro estaba en casi toda mi pantalla, de verdad que no recuerdo el motivo, pero lo que paso luego fue algo que ni yo me esperaba; "Te ves lindo con esa ropa... pero te verías aún mejor sin ese buzo" recuerdo claramente el tono que usaste en esas palabras, era juguetón y frustrado, incluso podía notar la lujuria de tus ojos a trasvés de la pantalla, pensante que me avergonzaría y te insultaría, pero tú nunca perdías la esperanza ¿verdad?, pero aun así siempre voy a culparte por lo que paso luego de aquellas palabras.


"Esta bien" te dije mientras lentamente y delante te tus atentos ojos me quitaba el buzo, "¿Qué haces?" me preguntaste con una ceja levantada e incredulidad, "Dijiste que me vería mejor sin el buzo... yo quiero verme bien para ti" sigo insistiendo que todo fue tu culpa, absolutamente todo fue tu culpa por seguir mi juego, "Entonces... te verías muy lindo sin ese short" insinuaste siguiendo diabólicamente un juego que tú mismo empezaste, vi cómo te acomodabas mejor para obtener una mejor vista, yo me quitaba con un notable sonrojo el short quedando así en ropa interior frente a la pantalla. "Te verías hermoso sin eso" fue lo último que dijiste mientras señalabas mi ropa interior, tragué un suspiro mientras te veía morderte el labio inferior, recuerdo que en ese momento pensé que en cualquier momento lo traspasarías... ¿tanto te gusta verme así? fue lo que pensaba constantemente mientras acomodaba la pantalla, lo hice de una manera en la que no pudieras ver mi rostro, pero supongo que no te quejaste dado a la vista que te di; me había acomodado mejor en la cama y me saqué la última prenda, como consecuencia había quedado recostado en la cama y con las piernas abiertas dándote una vista única de mi cuerpo desnudo. Tu no podías ver mi rostro y como consecuencia yo tampoco podía ver el tuyo, pero había algo que si escuche y fueron tus suspiros y tu respiración entre cortada, quizás no podía verte pero sabía muy bien que estabas haciendo, me quede quieto para que disfrutaras la vista y terminaras de hacer "eso" que estabas haciendo, sentía mucha vergüenza y me sentía raro de alguna forma... pero algo me hizo perder la calma y fue escucharte decir mi nombre entre muy bajos gemidos, no logro recordar cuando fue exactamente comencé a excitarme, supongo que fue la situación y las circunstancias en las que estaba, pero aun así por más excusa que busque nada justificaba que en aquel momento estaba masturbándome frente a la pantalla, escuchaba tu dulce voz llamándome y pidiendo que aumentara la velocidad, y yo como fiel sirviente te obedecí.


Mis leves gemidos se apoderaban del silencio de mi habitación, por la excitación del momento y sin pensar, acerque levemente mi mano a mi entrada, pero tu grito me hizo entrar en razón; "¡NOOO!... no te atrevas" me dijiste ente suspiros y casi desesperado "El primero... el primero que toque esa parte tuya... seré yo... nadie, ni siquiera tú debes tocar algo que será mío mañana" sentenciaste con la voz ronca, esa voz me indicaba que estabas cerca de alcanzar el clímax, y por tu grito a mí se me habían ido las ganas de todo, siempre te guarde cierto rencor por eso, pero aun así era tu novio y debía comportarme como tal, sabía que tenías auriculares puestos, por lo que me acerque lo más que pude al micrófono y comencé a fingir gemidos y te pedía más.


Al otro día y a primera hora de la mañana alguien tocaba como desesperado la puerta de mi casa. Estaba solo por eso la puerta tardo en abrirse, baje despacio, sin remera y con el cabello alborotado, pensé que era Kise o Takao los que golpeaban la puerta, por eso tarde más de lo normal... grave error de mi parte debo admitirlo. Mi hermoso emperador era el que golpeaba desesperado la puerta, apenas abrí vi tus ojos dispares y su cabello rojizo, no pude responder o decir algo ya que estabas muy enojado, cerraste la puerta para luego tomarme del brazo y arrastrarme hasta mi cuarto, donde me tiraste sobre mi cama para así después aprisionarme con tu cuerpo, "Espero que estés preparado, porque luego de lo que paso anoche no pienso aceptar un pretexto" me dijiste demandante, yo estaba medio despierto por lo que no entendía mucho, pero tu eres el gran Akashi... y pudiste darte cuenta de ese pequeño detalle, pasante tu fría mano por mi pecho desnudo y me hiciste darme cuenta de lo que estaba pasando, comencé a temblar y a sonrojarme, "Se amable por favor" te murmure mientras rodeaba tu cuello con mis manos, "Imposible", eso fue lo único que me dijiste antes de hacerme tuyo, de marcar en cada centímetro mi cuerpo, de demostrarme lo que significa entregarse a una persona en cuerpo y alma, me mostrarte como disfrutar y hacerte disfrutar, además un detalle que no voy a olvidar nunca de ese día fue que cada ves que te veía abrir y cerrar los ojos, el izquierdo nunca quedaba de un color fijo, ¿eran tantos tu celos que te peleabas con tu otro yo, para ver quien me tomaba primero?.


Aquel 12 de abril fue único para mi... ¿qué hay de ti?.


Dos meses pasaron luego de aquello y mi lindo emperador, te quedasteis a "dormir" en mi casa, mis padres conocieron nuestra relación, no porque yo te allá presentado como tal, sino que todo lo contrario, tu mismo te presentaste ¿recuerdas?, yo si lo recuerdo, les dijiste que yo era de tu propiedad y que nadie nunca me iba a alejar de ti, ni siquiera ellos, luego comentaste lo bien acomodada que era tu familia para terminar con la amenaza de secuestrarme si ellos no aceptaban nuestra relación, siempre fuiste tan romántico. Ese día lo recuerdo bien, no por el echo de la forma en la que te presentaste como "el gran y absoluto Akashi Seijuro" , no, sino por lo que vi al tomar tu celular, tu te estabas bañando y el celular estaba sobre la cómoda junto a la cama, el móvil no dejaba de sonar llamando mi atención, nunca había tomado tu móvil, pero ese día, justo ese día lo hice, al ver lo que estaba allí me sorprendí bastante, era un grupo, en el estaban, Kuroko, Kise, Kagami, Aomine, Takao, Murasakibara y Midormia, era tanta la curiosidad que me dio por leer de que hablaban que decidí leerlo del principio;


Akashi: Lean bien, eh creado este grupo para hablar pura y exclusivamente de Furihata Kouki, el chico de Serin con la camiseta número 12, lo quiero para mí y ustedes me ayudaran, pienso recompensarlos


Takao: Últimamente ando corto de dinero... cuenta con migo


Kise: Awwww Akashicchi esta enamorado, yo ayudo, yo ayudo


Kagami: No cuenten con migo


Aomine: Tampoco con migo


Midorima: Akashi el horóscopo de hoy dice que debes arreglar tus problemas tu solo, el pedir ayuda te traerá mala suerte, también deberías cargar con un pequeño trébol de 4 hojas para la suerte


Murakibara: Envíame dulces y te ayudo


Kuroko: Yo tengo una idea


Akashi: Déjenme aclarar que yo en ningún momento les pedí, yo les ORDENE ayudarme, el que no quiera siéntase libre de despedirse de su familia en una hora y cuarentaicinco minutos, Kuroko espero tu idea


Midorima: estoy seguro que una hora y cuarentaicinco minutos es lo que tardas en llegar a Tokyo


Kuroko: Furihata-kun esta en mi equipo podría decirle que vaya a una tienda a comprar comida, luego tu lo esperas junto a la tienda, lo secuestras y luego envías una orden muy grande de hamburguesas y varios batidos de vainilla, a mi casa


Akashi: Esta bien Tetsuya, luego me mandas un mensaje de donde y cuando


Al leer todo eso me había echo darme cuenta de cuanto vale mi seguridad e integridad para Kuroko: una orden hamburguesas y batidos de vainilla. Además me di cuenta que no quería que caminara, sino que quería que me encantarara contigo.


Todo aquello me había motivado para querer saber que tanto te habían ayudado mis "amigos". 


Lo siguiente fue escrito unos días después;


Akashi: Bravo Tetsuya tu plan funciono a la perfección, ahora necesito saber de algún lindo lugar que halla en Tokio para llevar a Kouki


Murasakibara: En el parque frente a la pastelería de los pasteles arcoíris hay un lugar oculto con muchas flores


Akashi: ¿pastelería de los pasteles arcoíris?


Aomine: Ahora que lo mencionas, conozco ese lugar, esta muy bien oculto, solo poca gente sabe de ese lugar, hay una cancha de básquet junto


Akashi: ¿una pastelería frente y una cancha junto?


Kagami: Wuau ¿ustedes también conocen ese lugar?, tiene un árbol muy grande en el medio, además hay un restaurante muy bueno a dos cuadras


Akashi: ¿Una pastelería en frente, una cancha junto y restaurante a dos cuadras?


Midorima: ¿Alguien podría simplemente darle la dirección?, Akashi vivé en Kyoto, no tiene la menor idea de los lugares que ustedes están nombrando


Akashi: ¿Qué insinúas Shintarou?, me estas diciendo idiota, puedo buscarlo un gps, no creo que existan tantos parques con esos lugares cerca... por la osadía de Shintarou nadie obtendrá recompensa


Takao: Bien echo Shin-chan podríamos haber ido a un lugar bonito


Kise: Te lo agradezco Midorimacchi podría haber ido a ver un partido de básquet con senpai


Kuroko: me decepciona tu falta de inteligencia, ¿Cómo podrías pensar que Akashi-kun no podría encontrar un simple parque?


Takao: Koroko adulando a Akashi por batidos de fresas desde tiempos inmemorables


Debía haber sido obvio, tu no vivías en Tokyo, ¿Cómo ibas a saber de un lugar tan bonito y oculto en medio de un parque para niños?, pero eso fue una parte muy importante de nuestras relación... y eso solo tu lo habías planeado ¿verdad?. 


Continuaba mi lectura y me encontré con mensajes de 5 días después;


Akashi: Bien se acabo la persona amable, ¿quién fue?


Aomine: ¿Estabas siendo amable?


Midorima: No lo hagas enojar conoces muy bien de lo que es capas de hacer cuando se enoja 


Akashi: Si lo saben, comiencen a hablar ¿quién fue?... sino lo dicen los haré pagar a todos


Kuroko: Akashi-kun no sabemos de lo que estas hablando...


Takao: Kuroko tiene razón, no entiendo de lo que nos estas culpando


Akashi: Alguien hablo con con Kouki y le dijo acerca de este grupo, ah estado actuando raro últimamente... así que hablen o absténganse a las consecuencias


Kise: nadie seria tan idiota como para ir contra algo... a menos que Kagamicchi o Aominecchi hallan abierto la boca, ellos son idiotas seguramente se les escapo


Kagami/Aomine: ¡YO NO EH ABIERTO LA BOCA!


Akashi: Pues alguien fue, Kuoki estaba actuando lo más normal hace unos días


Murasakibara: Quizás Kouki solo haya comenzado a sentí cosas por ti, pero aún no sabe como interpretar tus sentimientos, por eso te evita, ¿por qué no intentas hablar con él?


Aomine: ...


Midorima: el horóscopo me dijo que vería algo increíble... no pensé que fuera a ser esto


Kuroko: Demasiado profundo para que sea de Murasakibara-kun


Murasakibara: Lo siento, soy Tatsuya... vi la conversación y sentí la necesidad de decirlo


Kise: Ahora todo tiene sentido


Takao: ¿Quién es Tatsuya?


Kagami: Tatsuya ¿qué haces con el celular de Murasakibara?


Akashi: ¿Quién crees que eres para llamar a mi Kouki con tanta confianza?


Debo admitir que hasta ahora me sorprende lo lejos que estabas dispuesto a ir por mí, me siento mal aun por eso, quiero decir, ¿qué hubiese pasado si él hermano de Kagami no hubiera dado su opinión?, todos hubieran pagado por mi falta de confianza.


Lo próximo que leí fue una conversación que tuviste con Kuroko, la cual por cierto me aclaro el porque de los extraños comportamientos del peliceleste


Akashi: Tetsuya aleja a ese estúpido perro de Kouki, siempre esta lambiendo su rostro... ¿Qué no sabes que luego yo lo beso?, ¿piensas hacerte responsable si Kouki o yo nos enfermamos?


Kuroko: Lo siento Akashi-kun, alejare a número 2 de Furihata-kun


(2 horas déspues)


Akashi: ¿Qué planeas Tetsuya?


Kuroko: ¿De qué hablas Akashi-kun?


Akashi: le quitaste... no le arrebataste ese estúpido saco de pulgas a Kouki de las manos, ¿cómo explicas eso?


Kuroko: Nigou lo estaba besando y yo solo lo saque como me lo pediste


Akashi: Yo no te pedí que se lo arrebataras de las manos, ¿qué no sabes que eso lo puso triste?... así que muévete y devuelve al estúpido perro 


Kuroko: Esta bien


Akashi: Y pidele perdón


Kuroko: De acuerdo


(30 minutos después)


Akashi: no se si piensas es gracioso o simplemente crees que puedes atreverte a desafiarme, pero saca de una buena vez al saco de pulgas de arriba de Kouki, no puede contestarme los mensajes por culpa de ese animal


Kuroko: Sinceramente Akashi-kun no puedo apartar a número 2 sin lastimar a Furihata-kun


Akashi: Tienes razón... podrías dejarlo abandonado en algún lugar y decir que lo olvidaste, si es como tu seria muy creíble


Kuroko: No se que tratas de insinuar Akashi-kun, pero no puedo abandonar a Nigou en algún lugar eso seria cruel


Akashi: Tienes razón... entonces te mandare dinero y lo envías a otros país, uno muy lejos de preferencia... yo consolare a Kouki


Kuroko: ¿No seria una mejor idea que le digas a Furihata-kun que no debe estar en sima de número 2 porque puede enfermarse?


Akashi: ... eso es lo más difícil que eh escuchado, ya no bromes dime a que país enviamos al saco de pulgas


Recuerdo que habían 20 mensajes tuyos diciéndole a Kuroko que te respondiera, pero el los ignoraba, también habían mensajes de los demás diciéndote que Kuroko no te iba a contestar, que no insistieras, pero tu eras el gran Akashi Seijuro, y seguías molestando a Tetsuya, hasta que yo, por propia voluntad y por consejo de Kise, deje de molestar a número 2 y allí te detuviste.


Los últimos mensajes que leí habían sido un día antes de la llamada telefónica, tu comenzaste explicándoles que no nos veíamos mucho dado la distancia y les pediste consejos a cada uno, los cuales te respondieron en seguida:


Kuroko: Pídele que valla a Kyoto y se quede en tu casa


Kise: Ve por la noche a su casa y quédate a dormir


Kagami: Llámalo


Aomine: Envíale un mensaje


Midorima: El horóscopo dice que deberías mandarle una carta


Murasakibara: ¿Envíale un dulce?


Takao: Haz una vídeo llamada, ya sabes, así podrías ver su cara y escuchar su voz... a Shin-chan y a mí nos funciona


No es necesario que te diga cual de todas escogiste. Luego de esos estaban los que enviaste y recibiste 5 minutos luego de despedirnos;


Akashi: Kazunari te as ganado todo mi respeto, de hoy en adelante seras mi mano izquierda


Takao: ¿No será mano derecha?


Akashi: No ese es Tetsuya 


Takao: ¿Y es bueno ser la mano izquierda?


Kise: ¿Bueno?, claro que no... ¡ES GENIAL!, ¡alguna vez viste que a Kuroko le faltara algo, es como si fueras el hijo del emperador, eso es muy difícil de lograr te envidio Takaocchi


Kuroko: Ganarte el respeto de Akashi es muy difícil pero tiene muy buenos resultados


Murasakibara: Es como cuando ganas un premio súper importantes que te trae dinero y regalos


Takao: ¿En serio?... Wuau, que genial, si es como un premio entonces... quiero agradecerle a mis padres que siempre me apoyaron y ¡SHIN-CHAN MIRA GANÉ EL RESPETO DE AKASHI Y TU QUE DIJISTE QUE NUNCA PODRÍA GANAR ALGO EN MI VIDA! ENVIDIAME


Aomine: ¿Qué hay del premio?


Takao: Cierto, Himuro tubo mucho regalos bonitos


Akashi: Dado que con tu idea obtuve unos resultados muy agradables y estoy de un muy buen humor, te dejare escoger dos de estas tres cosas 1: Un auto 2: Una semana pagada en el mejor hotel de Tokyo y 3: Shintarou ara lo que quieras por una semana


Kagami: ¿Puedes darle a elegir eso último?


Midorima: No, no puede


Takao: ¡Quiero el hotel y a Shin-chan!


Midorima: No te ilusiones, el no puede obligarme


Akashi: Si, si puedo y si eso es lo que quiere Kazunari se lo daré, ya lo sabes soy absoluto y si te niegas hazte una idea de lo que puede pasarte


Takao: Ya lo escuchaste Shin-chan el gran Akashi-sama es absoluto y no puedes negarte


Midorima: Esto no es justo


Apenas terminaba de leer eso último saliste del baño y apurado deje el celular donde estaba y me tire a la cama haciéndome el dormido, pero enseguida sentí tu rostro y algunos cabellos mojados en mi espalda, tu respiración era tranquila, tu brazo rodeo mi cintura y me sonroje.


"Te amo" dijiste sin vacilar, no pude evitarlo y me di vuelta para abrazarte y sentir tu cuerpo frió. Siempre hacías tanto por mi sin siquiera decírmelo, pero yo por ti nunca podía hacer nada, eres tan fuerte hasta le día de hoy... lo único que puedo hacer es abrazarte y corresponder "Yo también te amo Akashi"


Durante los próximos meses éramos como cualquier pareja, salíamos juntos y cada de vez que podíamos lo hacíamos, no importaba el lugar tu te las ingeniabas para hacer que aceptara, siempre decías que era más excitante si sentíamos la adrenalina que te da al pensar que alguien podría vernos. Pero un día me dijiste que era hora de que yo fuera a tu casa, ya que siempre eras tu quien iba a la mía porque a mi me daba vergüenza y como resultado tenía que conocerlo a él, tenía que conocer a tu padre, a aquella persona la cual tras la muerte su esposa, se puso más exigente con su hijo , para que luego tu lastimaras a las personas de tu alrededor... A esa persona me llevaste a conocer. 


Recuerdo lo nervioso que estaba, temblaba sujeto a tu mano mientras me mostrabas tu gran mansión, me mostraste el jardín, tu habitación, el comedor, otro cuartos y por último el cuarto de música, al cual me hiciste entrar y sentarme en un sillón. Te mire confundido, no entendía nada, tu fuiste en busca de algo y luego volviste con un violín en las manos; "Quiero tocar algo solo para ti" me dijiste con una sonrisa y con ambos ojos de color rojo, durante muchos días habías estado con los ojos de ese color, me alegraba verte con esos ojos... Aunque muchas veces veo tus ojos bicolor y es cuando lo hacemos, también me gusta ver ese lado tuyo, supongo que me pone feliz y me gusta verte siempre, no importa cual de los dos este al mando


Te posicionaste junto a mi, y acomodaste el instrumento en tu hombro, ni lento ni perezoso comenzaste a tocar dejándome impresionado, esa había sido la primera vez que te vi tocar el violín, lo hiciste espontaneo pero hermoso, tu música siempre había sido hermosa, creo que si no hubiera estado enamorado de ti tan perdidamente como lo estoy ahora, me hubiese enamorado en cuanto te escuchara tocar... en realidad creo que me enamore de ti tres veces, la primera fue cuando te abrace, la segunda cuando vi los mensajes y la tercera fue cuando te escuche tocar el violín. Estuviste un ratito tocando y me dejaste embobado, "¿Qué te pareció?" me parece que me preguntaste al terminar, pero estaba tan perdido aun en la música que retumbaba en mi cabeza que no recuerdo bien que dijiste, pero creo que fue eso, ya que luego me tocaste el rostro y me sacaste del trance, "Ei Kouki, responde ¿Te gusto?", se que debí decirte si, que me había encantado, que había adorado escucharte tocar, pero "Te amo" fue lo único  que dije, en realidad había usado mal las palabras, quería decir que había amado como tocabas, pero estaba perdido mentalmente y lo dije, pero enseguida que me di cuenta de mi error me avergoncé, me sonroje y comencé a temblar, pero tu me sonreíste y me abrasaste, escuche como me llamabas tierno. Cerré mis ojos y al abrirlos vi tu rostro muy cerca del mio, fui cerrando de apoco mis ojos esperando sentir tus fríos labios, pero una voz interrumpió ese lindo momento.


 "Seijuro ¿Estas aquí?" era la voz de tu padre, dado que estábamos en el sillón grande que le daba la espalda a la puerta no nos había visto, me sonreíste para tranquilizarme, luego de un besito fugaz te levantaste.


"Estoy aquí" informaste a tu padre, yo estaba nervioso y no quería levantarme, pero me extendiste la mano, la tomé temeroso y me levante llevándome toda la atención posible de tu padre, el cual tenía una copa de vino en la mano. Sonrío pensando que yo era tu amigo, por lo que había escuchado de ti, me habías contado que tu nunca llevabas a nadie a tu casa, solo lo hacías con hijos de personas ricas para negociar cosas por eso tu padre se alegraba cuando veía a un joven de mi edad. "El es Furihata Kouki" me presentaste con una sonrisa, parecías realmente feliz de hacerlo, que me alegro, pero tu padre me vio extrañado y luego te volvió a mirar, "El no es hijo de nadie rico... el es..." recuerdo que vacilaste, pero tu sonrisa no desaparecía, estabas tan feliz que no sabías que decir ¿verdad mi emperador?. "¿Quién es él?" te pregunto tu padre sacándote de tu nube, "A si... el es mi novio" contestaste sin vacilación alguna, al principio tu padre se río, pero me di cuenta de algo, tus ojos habían dejados de ser lo mismos, recuerdo bien el nudo que sentí en la garganta al ver como tomabas mi mano y asegurabas que tu y yo éramos pareja, en ese instante tuve miedo al ver como tu padre me arrojaba la copa al rostro, pero tu tenías buenos reflejos y me cinchaste para correrme del camino que iba a recorrer la copa, al escuchar como se daba contra la pared y se rompía en mil y un pedazos me hizo asustarme más y comenzar a temblar en tus brazos, comencé a escuchar a tu padre gritarme cosas como; bastardo, engendro, busca fortunas entre otros insultos.


Estaba temblando y las lagrimas amenazaban con salir en cualquier momento, yo tenía tanto miedo de que nos separaran, pero tu... tu no temblaste, ni siquiera parecías preocupado, siempre mostrándote fuerte. Dejaste que a tu padre se le acabaran los insultos, para luego soltarme, había sentido tanta impotencia cuando hiciste eso, pero me alegre por dentro al verte poniéndote frente a mi, con la intención de recibir cualquier cosa que a tu padre se ocurriera lanzarme; "No me importa lo que tu pienses, yo me quedare con él... si mi madre estuviera viva seguro me apoyaría" tus palabras fueron frías, incluso más que tu cuerpo, hasta a mi me había dolido esas palabras. Pude escuchar más insultos, pero esta esa vez no eran para mi sino para ti... ahora que lo pienso, esas palabras no fueron para lastimar a tu padre, solo querías desviar el odio que estaba sintiendo por mí, querías que el te insultara a ti, siempre haces esas cosas por mi. Una vez que tu padre se harto de insultarnos a ambos lo miraste decepcionado para luego preguntarle si ya había acabado, tu padre asintió y tomaste mi mano, y me sacaste rápido de la mansión.


Una vez fuera me llevaste a un hotel muy caro de esa zona, pediste un cuarto y contra mi voluntad me arrastraste a él. Apenas entraste me arrojaste a la cama y te tiraste en sima para luego abrazarme lo más fuerte que podías, intente librarme pero no podía por lo que me rendí más rápido de lo normal. Me sentía agotado y solo miraba el techo, aquella fue la persona que más no rechazo ¿recuerdas?.


Tu no hablabas y yo tampoco, era un silencio que acompañaba nuestros pensamientos, te pregunte que ibas a hacer, todavía recuerdo tus hermosas palabras con exactitud, "No espere que todo saliera de esta manera... pero aun así no pienso dejar que nadie me separe de ti, tu eres mío y si me voy alguien podría tomarte y eso no podría perdonármelo nunca, soy perfecto y absoluto, nadie se interpondrá en mis planes, ni mi familia, ni la tuya, siquiera tu, no me importa si tengo que secuestrarte o renunciar a mi apellido, te amo y te quedaras con migo..." me lo dijiste tan seguro de ti mismo, mostrándome una de las tantas veces que te fueron posibles, que tu eras una persona absoluta, nadie podría llevarte la contra, eres una persona orgullosa pero aun así me demuestras siempre cuanto valgo para ti, a veces a mi espalda y otras veces de frente pero siempre estas allí para mi... realmente amo eso de ti Akashi. 


Pero aun así en ese momento nos encontrábamos en el hotel y recuerdo como te escuche decir que te quedarías unos días en hotel, hasta que en tu casa se calmaran un poco las cosas, pero hubo algo que me sorprendió y fue que me pediste quedarme con vos hasta que todo se arreglara, "será divertido", utilizaste sutilmente mientras acomodabas mi cuerpo bajo al tuyo, "será como vivir juntos" agregaste con una sonrisa ladina mientras te mordías el labio inferior.


Comenzaste a besarme lento y pausado, era extraño, era raro, era distinto, pocas veces en todo la relación me besabas así, pero tampoco es como si lo odiara, eso solo significaba que alguien amable estaba al mando esas veces, pero como la primera vez cada vez que te veía abrir y cerrar los ojos tenías un color distinto. Siempre que eso pasa terminas con un dolor de cabeza muy grande, y esa vez no fue la excepción, me había levantado de la cama unos cuantos minutos después de hacerlo y tome mi ropa interior, fue un poco difícil ponérmela y caminar, bueno siempre lo era, tu nunca guardabas compasión cuando se trataba de sexo, te mire y estabas sujetándote la cabeza con muecas de dolor, me preocupaba verte así, siempre que te veía ponerte en ese estado me volvía a acostar y te abrazaba, no podía hacer mucho, no te gustaba tomar medicamento y tampoco soy psicólogo como para saber como ayudarte, por eso solo te abrazaba hasta que te dormías y allí poder hacer todo lo que tenía que hacer, como pegarme un baño a lavarme todo el resto de sudor y otras cosas que quedaban en mi delicado cuerpecito.


Pasamos esos días juntos como si fuéramos una pareja de recién casados, como habían vacaciones esos días no tenía que aparecerme por Serin, el primer día lo pasamos en hotel, pero luego se te ocurrió ir a una pequeña casa que tu padre tenía y que nadie la usaba, así la pasamos en la casa; yo cocinaba el desayuno, cena y almuerzo, pasábamos juntos la tarde mirando un película o durmiendo una siesta ya que por las noches teníamos sexo desde las 12 de la noche hasta que veíamos el sol salir.


Una semana paso de eso y Reo te llamo para que salieran, tu te quisiste negar, quería quedarte conmigo pero te convencí de que debíamos salir de ves en cuando ya que pasábamos las 24 horas del día juntos. Mientras tu te ibas a ir yo iba a ver a los chicos, te fuiste antes que yo, pero cuando estaba a punto de salir el teléfono sonó, en ese momento me sentía confundido, tu me habías dicho que nadie sabía sobre esa casa, así que era improbable que alguien llamara. Conteste sin preocupación alguna, pero en mi mente quedo grabado el escalofrió que sentí ese día, era la voz de tu padre al otro lado, no sabía como reaccionar o que decir, nunca entendí como no corte enseguida que atendí, pero no, no era capas de hacerlo, así que me quede congelado con el aparato en mi mano, tu padre me pedía que lo escuchara atentamente y así hice; "Escucha Furihata-kun, tu debes saber que lo que tienes con Seijuro no es más que un capricho de mi hijo, el esta en una edad que no quiere obedecer y quiere llevarme la contra por eso esta con vos, hace unos 5 meses le dije que quería que se casara, por eso esta con vos, ustedes son muy jóvenes, entiende que todavía tienen una vida que vivir... y bueno, Seijuro es hijo único por lo que si se queda con vos, el no podrá tener lo que tanto quiere... una familia" esas palabras me habían caído como un balde de agua helada, luego de eso me dijo que pensara en esas palabras, el llamaría te iba a llamar en dos días y te iba a pedir que volvieras, pero era seguro que yo tuviera la última palabra, estaba en mi dejarte ir o retenerte.


Corte el teléfono con eso en mente, y así me fui a la casa de Kuroko, era un idiota en ese momento me deje llevar por muchas cosas, pero tu debes entenderme que para mi nunca fue fácil, el pensar que tu querías una familia y yo no podía dártela me ponía mal, pensaba que estaba siendo egoísta y solo pensaba en lo que quería para mi, en ese momento nunca considere tus sentimientos ya que pensé que eran iguales a los míos, pero tu padre me hizo pensar en algo horrible; Estabas conmigo para molestar a él, para "vengarte" de la forma en como te trato, eso me hacia sentir mal... nunca habías hablado acerca de un futuro conmigo o algo parecido. Con eso en la cabeza había llegado a la casa de Kuroko, era imposible no pensar en aquello, por eso nunca me había dado cuenta en que momento me encontraba llorando frente a todos los presentes, que por suerte eran Kise, Takao, Kuroko, Sakurai y Himuro, recuerdo como Tetsuya y Tatsuya me consolaban mientras que Ryouta y Kazunari intentaban animarme, les había explicado la situación pero ni ellos sabían que decirme, nadie te conocía tan bien como para decir que pasaba por tu cabeza.


Eran las 10 y recién había salido de la casa de Kuroko, recuerdo que era esa hora porque mire mi celular y vi cantidades de llamadas perdidas tuyas y la última había sido reciente, la hora era 10:02. Estaba oscuro y yo caminaba solo a la terminal para así poder regresar con vos, una vez que llegue comencé a esperar para luego tomarme el tren, durante el largo viaje me llamaste y atendí casi en seguida, tu me preguntaste a gritos donde estaba, si sabia que hora era y porque no te atendía el celular, me vi abrumado y te explique que el celular no tenia carga, por lo había dejado en el cuarto de Kuroko, te pedí perdón por la ahora y te dije que estaría llegando en una hora y cuarentaicinco minutos. Nos quedamos hablando durante todo mi viaje, el escuchar tu voz en ese momento hacia que fuera más difícil mi decisión, pero en ese entonces yo estaba más que seguro de lo que quería hacer. 


Apenas me había bajado del tren te vi, tu estabas en la estación esperándome, seguramente estuviste allí desde el momento en el que te dije "Voy en el tren", te abrace sin pensar mucho, lo que pensaba hacer era unas de las decisiones más difíciles en toda mi vida. Una vez que me aparte te diste cuenta que mis ojos estaban hinchados y rojos, no era difícil darse cuenta de que estuve llorando, mis ojos y mi rostro lleno de tristeza me habían delatado, "¿Estas bien?... ¿Por qué lloras?... ¿Alguien te hizo daño?" interrogaste molesto, pero aquel momento no era el apropiado para decírtelo, "Vi una película muy triste en casa de Kuroko y creo que me afecto mucho" te conteste para luego aferrarme a tu cuerpo frió una vez más. "Cuando llegamos a casa te hare olvidar de todo Kouki, te lo prometo" supongo nunca te lo dije pero... lamentablemente nunca cumpliste esa promesa.


Durante dos días actuaba "raro" según tu, siempre tenía en el rostro un mirada triste, nunca estaba concentrado, me veía abrumado en mis propios pensamientos, era el último en dormir y el primero en despertar, cuando lo hacíamos, por más que estaba cansado y sin ganas te pedía más, para ti todo aquello era raro, aunque nunca te quejabas. Pero justo había llegado el momento, el momento en decirte lo que pasaba por mi mente... o algo parecido; tu estabas en el baño dándote una ducha, tome tu celular y sin que te dieras cuenta me metí y lo deje debajo de una toalla para luego salir, tranque la puerta desde fuera y tome todo el aire que podía. Lo que estaba apunto de hacer era difícil, pero tenía que hacerlo... "Akashi" te llame desde fuera apretando la llave de la puerta, "¿Qué sucede?... ya salgo" me informaste pero sin poder evitarlo, sin siquiera haberlo previsto, mis lagrimas comenzaban a salir golpeándose contra mi mano y algunas contra el piso, "Ya no puedo más... yo no quiero seguir con vos Akashi-san", trataba de sonar lo más y serio posible, pero era obvio que estaba llorando, tu no respondiste en seguida, tu silencio al principio me hizo pensar que no te importaba mi decisión pero... "Perdona Kouki, no te escuché bien, ¿Qué dijiste?" me preguntaste como si estuvieras dándome una oportunidad para que me recatara, el silencio de antes había sido porque estabas pensando si lo que yo había dicho era verdad, "Yo... yo quiero terminar con vos" insistí, escuche como intentaste abrir la puerta pero no podías, yo la había trancado, traste una y otra vez, pero no podías salir, "Yo me iré a casa... no quiero verte, por favor no me busques" aquello era una despedida y tu lo sabías, "¡No jodas Kouki, abre la maldita puerta!" me gritaste enfadado, "¡Si la abro tu me detendrás!" respondí a gritos mientras me arrodillaba en piso, en ese momento no me importaba si me escuchabas o no, lloraba a mares tapándome el rostro con las manos, "¿Qué acaso ya no te lo dije?... nadie me va a separar de ti... ¡NI SIQUIERA TU!" golpeabas una y otra vez la puerta, había levantado mi vista, y miraba la cerradura, mis manos temblaban, quería abrir esa puerta, quería que me abrasaras y me hicieras olvidar de toda la mierda que pasaba por mi mente... pero no lo hice simplemente trague un gran bocado de aire y deje la llave frente a la puerta, "Adiós" llegue a decir antes de escuchar tu gritos y los golpes que les dabas a la puerta, pero lo que pude distinguir entre tus gritos y todo tipo de ruidos que hacían los objetos dentro del baño mientras chocaban contra la puerta de madera, siempre lo voy a recordar... el sonido de tu celular... tu celular sonaba... habían pasado dos días... Pero hay algo que siempre me pregunte y nunca me di cuenta de preguntarte ¿Lloraste por mí ese día Sei?.


Si te digiera los días que pasaron después de aquello estarían mintiendo, ni yo lo recuerdo o simplemente nunca lo supe, lo único que puedo asegurarte es que desde que me fui de aquella casa, me veía muy decaído, no comía nada, pasaba encerrado llorando.


Un día de calor deje la ventana abierta y me dormí con dificultad, hacía mucha, pero mucha calor. Un ruido me despertó de repente, me senté rápido en la cama y abrí mis ojos, me marie por aquel repentino acto, antes de poder ver a mi alrededor tuve que agarrarme la cabeza, pero en seguida sentí como la cama se hundía y unos brazos rodearon mi cintura, me quede paralizado, "Kouki" te escuche decir mi nombre, en un rápido movimiento me tiraste en la cama y te posicionaste sobre mi, tu cuerpo estaba frió, aun con aquel calor tu cuerpo se mantenía frió... siempre quise saber como lograbas hacer eso. Poco a poco te libraste de mi ropa, intente evitarlo pero tu impediste cualquiera de mis movimientos con una mano, mientras que metías 3 dedos de tu otra mano en tu boca, sabía que tenías pensado hacer, y no pude evitar llorar, pero no por echo que tu quisieras hacer algo malo, sino que, verte así, con aquella mirada dolida mientras acercabas tu dedo a mi entrada, ¿no querías hacerlo verdad?... "¿De verdad vas a violarme?" te dije sin pensar, haciendo que detuvieras cualquier acto, tus ojos me miraron fijo con frialdad, una frialdad que nunca había visto, "Te dije que eras mío y así será hasta que me aburra" respondiste mientras acercabas tu cabeza hacia mi cuello, con suavidad pasaste lentamente tu legua haciéndome estremecer, pero aún no podía dejar de llorar, las lagrimas nacían en mis ojos para morir en mis labios, "¿Por qué lloras?" me preguntaste apoyando la cabeza en mi hombro, soltaste un poco el agarre y en seguida moví mis manos para abrazarte, "¿Por qué lloraste cuando te fuiste?... ¿Por qué lloraste cuando me dejaste?... ¿Por qué me abrazas en un momento como este?... No entiendo nada Kouki, eramos felices, ¿Por que me dejaste?" me preguntaste dolido, pensando, recordando todo, te abrace más fuerte, para que entendieras que no quería dejarte. 


Luego de unos minutos te separaste y fuiste hasta la ventana, me senté en mi cama y vi un bolso tirado en el piso, el ruido que me había echo despertar era ese bolso cayendo al piso, cerraste la ventana y luego me miraste, "No vuelvas a dejar la ventana abierta" ¿me advertiste?, supongo que fue así, después volviste, te acostaste en la cama, poniendo tu cabeza sobre mis muslos y me confesaste todo, te habías escapado de casa, tu la persona más absoluta del mundo, habías escapado para venir a mi casa, para verme, para quedarte con migo, sonreí por aquel acto, era simplemente tierno, acaricie tus cabellos rojizos mientras tu cerrabas los ojos, "Vuelve a tu casa" te dije, pensé que te molestaría, que te volverías loco e intentarías volver a abusar de mí, pero no, solo suspiraste, "Vuelve con migo" contestaste tranquilo, ni siquiera me ordenabas, pasaste directo a la extorsión, que tierno. 


Pero aun así en ese momento no quería volver atrás, las palabras de tu padre nublaban mi mente, las lagrimas de unos minutos atrás volvían y una de ellas callo en tu rostro, haciendo que abrieras los ojos y me miraras confundido, "Tu quieres una familia... yo no pudo darte una" aquellas palabras salieron del fondo de mi corazón, pero tu simplemente sonreíste, "Quien sabe..." me murmuraste, pero no entendía tu respuesta, pero antes de poder preguntarte algo, tu hablaste "¿Sabes cuanto tiempo estuvimos juntos?" me preguntaste de improvisto volviendo a cerrar tus ojos, siempre te gusto hacer eso, preguntarme cosas que sabías que me daban vergüenza responder por miedo a equivocarme, "8 meses, 19 días, 9 horas y 20 minutos" murmuraste para ti mismo, más que para mí, "Mi padre te dijo que quiso comprometerme hace 5 meses, y por eso yo estoy con vos, por venganza o capricho... pero si de verdad fue así, ¿que paso los 3 meses antes de decirme aquello?, no los 4, contando antes de estar juntos, ¿de quién me estaba vengando?" me preguntaste como si hubiera sabido esa respuesta, en ese momento mis neuronas hicieron contacto, los mensajes, las salidas, los contantes acosos, ¿eso también era actuado?... sabía que no, inclusive ahora puedo asegurar que no, lo que tu y yo vivimos nunca fue actuado. Como respuesta te pedí que te quedaras, podías irte al otro día, a cambio de eso yo volvería a estar con vos.


Al día siguiente tu no querías volver, en mi casa no había nadie y yo no me podía parar, me dolía mucho la espalda, tu amablemente te ofreciste a traerme un café. A los minutos trajiste una taza con café dentro, el olor era exquisito, pero antes de probarlo me mostraste una pastilla rara, "Son para el dolor muscular, Shintarou me los recomendó" me aseguraste, mire extrañado aquella pastilla, era de un extraño color amarillo, pero igual lo tome... Que ingenuo, creo tanto en ti que tome una pastilla totalmente desconocida, pero si tuviera que elegir entre las 10 mejores decisiones de mi vida, esa era la número tres... no seria la dos.


Horas después te acompañe a tu casa, y tu volviste a decir lo mismo, que ibas a quedarte conmigo, sino le gustaba podía echarte y desheredarte en ese mismo instante, pero tu padre no quiso, tu eras una "parte importante" de la empresa, por eso, y a rasga dientes, acepto lo nuestro.


Años pasaron luego de eso, 3 para ser exactos. El incidente con tu padre solo había quedado como un mal recuerdo, mi actitud sumisa y tu actitud posesiva se adaptaban tan bien, que podíamos estar juntos sin pelearnos muy seguido... aunque debo admitir que una que otra vez nos peleábamos, pero no duraba más de 3 horas. 


Ese día de invierno estaba acostado en mi cama mirando una película en la Tablet que me prestaste, era una película triste, trataba de como un perrito que seguía a su amo a donde fuera, pero un día el amo murió y el perrito murió a los pocos días de tristeza, lloraba delante de la pantalla cuando sentí unas frías manos limpiar mi mejilla, mire a un costado y te vi, me sorprendí bastante, estaba tan metido en la película que no te había visto entrar a mi cuarto. "¿Qué haces aquí?... deberías estar en la universidad" cuestione mientras me sentaba limpiando el resto de lagrimas, "Escuche que te sentías mal y por eso vine a cuidarte... podrías disfrazarte de enfermera, eso seria muy divertido" respondiste con una sonrisa, "¿Que el enfermo no soy yo?... como sea ya que estas aquí mira una película conmigo" te dije intentando cambiar de tema, tu aceptaste y te sentaste contra el respaldo de la cama, acomode la Tablet frente a ti, puse play a película y senté entre tus piernas, suavemente pasaste tus manos por mi torso para luego abrazarme. 


La película estaba muy interesante y yo estaba concentrado mirándola, pero de repente me hablaste, "Ne Kouki" dijiste queriendo llamar mi atención, "Espera un momento" te contesto mientras volvía a concentrarme en la película, te quedaste callado, como si estuvieras esperando, cuando de repente sentí tu suave lengua pasando por mi oreja, "¿Quueee haces?" te pregunte confundido, "No me hagas caso" ordenaste volviendo a tu posición, continúe viendo la peli ignorándote como me habías pedido, pero me tomaste del brazo y me besabas lentamente el cuello, "Espera Akashi, esta es una parte interesante... déjame mirar" te rogué mientras intentaba ignorarte, "No te fijes, tu sigue viendo" me ordenaste, y yo volví a hacerte caso, empezaste a jugar con mi cuello mordiendo suavemente, "Mira... mira la película" te dije en defensa propia, "No quiero" respondiste seco, tomaste y besaste mi mano, para luego colar por debajo de mi remera tu mano libre, me sentía abrumado y excitado, te mire por el rabillo del ojo y luego suspire para darme vuelta y besarte, me tiraste en la cama y escuche como la Tablet caía al piso, me asuste y quise ver si se había roto, pero tu me detuviste, "Deja ese pedazo de chatarra, por fin logro que me prestes atención..." me murmuraste al oído. Luego de hacer el amor me abrazaste de manera tierna y dulce, me dijiste que ibas a dejar la universidad y tomarías un cargo importante en una de la mejores empresas de tu padre, te irías a vivir solo y querías llevarme con vos, al principio me negué, "Sera divertido" me murmurabas, "Si no te gusta te dejare ir cuando quieras" me decías en un intento por convencerme... ahora que lo pienso en ese tiempo nosotros éramos los únicos que no vivíamos juntos, Kuroko se había mudado al departamento de Kagami, Aomine se apropio del departamento de Sakurai, Kise se negaba a abandonar la casa de su senpai, Takao se fue a vivir solo y Midorima siempre se quedaba a comer, a dormir y otro tipo de cosas, pero según el no vivían juntos, Himuro fue "raptado" por Murasakibara, y ambos vivan en la casa del pelimorado. Supongo que además de poder vigilarme las 24 horas del día, el que todos menos nosotros vivieran juntos afectaba en tu decisión. 


Creo que estuviste un semana para poder convencerme de mudarnos juntos.


Cuando fui a la casa donde viviríamos felices, recuerdo lo pasmado que quede al ver que era la casa donde nos habíamos quedado cuando te habías peleado con tu padre, "La mejor semana de mi vida la pase aquí contigo, esa es mi razón para escoger esta casa" me conteste cuando te pedí una razón del porque esa casa. Pasamos unos días juntos, pero rara vez nos veíamos, yo estudiaba por la tarde mientras que tu trabajabas por la mañana y llegabas muy tarde por las noches, siempre estaba solo, pero cuando me levantaba por la mañana siempre tenía el desayuno listo y a por las noches siempre me llamabas para decirme que durmiera bien. Un día me sentía realmente mal, tenía un poco de fiebre y me había quedado en casa, eran las 2 de la tarde cuando había escuchado la puerta abrirse, supuse que eras tu, ya que por las tardes solías ir a casa a descansar un poco y luego te volvías a ir, entraste a la habitación y me viste acostado en la cama, sonreíste y te agachaste frente a mi con una mochila en las manos, "¿Te quedaste en casa solo para verme?" me peguntaste burlón para luego abrir la mochila y sorprenderme, supongo que ni ahora puedo creer el gesto tan tierno y como tus celos no te impidieron hacerlo... entres tus manos me mostrabas un perrito de un hermoso color amarillo que movía contento la cola mientras intentaba lamber mi rostro, pero tu lo tenías a una distancia donde no podía llegar a tocarme, sonreí levemente y cerré mis ojos, luego no recuerdo mucho, solo puedo recordar que cundo desperté estaba en un hospital y tú estabas junto a mi, "¿Por qué estoy en un hospital?" te pregunte confundido, pero tu tenías una sonrisa en tu rostro, cosa que me sorprendió, es gracioso porque pensé que estas feliz de que me desmayara, aun no sabía la verdad te tu sonrisa, pero un medico amable me lo explico, "El gusano a terminado su transformación, por eso tienes leves malestares, pero nada de que preocuparse, supongo que ahora deberán usar protección a la hora de tener relaciones... pero si tienes ese gusano no creo que lo hagan" yo entiendo esa explicación, pero mi "yo" de ese entonces no lo entendía, "Se ah inventado un pequeño gusano, que una vez entra en el organismo masculino, se cuela hasta su abdomen y crea un vientre artificial, eso hace posible que un hombre pueda tener hijos" volvió a explicarme el amable doctor, eso me hizo mirarte confundido y tu me sonreías, "Hace tres años te di una pastilla para dolor muscular, porque te dolía la espalda, bueno dentro de esa pastilla estaba ese extraño gusano... supongo que ahora podre tener lo que siempre quise" me explicaste alegre, analice de a poco esas palabras y comencé a llorar... no sabes que tan feliz me había echo escucharte decir eso, no tienes idea lo feliz que me hacía el poder saber que te podía dar una familia.


Al día siguiente pediste un acenso, querías manejar papeles y documentos desde casa, y alguna que otra vez pasarías por la empresa. El perrito que me diste siempre quería dormir en nuestra cama entre medio de ambos, pero tu lo bajabas y lo obligabas a dormir en el piso, con la escusa de que solo tu tenías el derecho de estar tan cerca de mi rostro mientras dormía, aunque más de una vez, cuando tu te levantabas el se acostaba conmigo y dormíamos abrazados, tu nos sorprendías y tirabas al perro fuera y trancabas la puerta del cuarto. Me obligaste a dejar la universidad ya que no querías que hiciera mucho esfuerzo o que me quedara estudiando hasta tarde.


Pasaron los días y el pequeño perro; Crema, como lo había nombrado, tenía un gran cariño por mí y tu siempre te enojabas al vernos acostados en el piso jugando o juntos en la cama durmiendo, sin mencionar que el pequeño cachorro siempre molestaba cuando intentábamos besándonos o me tenías abrazado, supongo que viví en un guerra constante entre un animal y un humano. Durante aquellos días hubo algo que molesto bastante, supongo que me molestaba porque era muy raro en ti el no tocarme... pero desde que te habías enterado en el hospital que era capas de quedar embarazado, tu simplemente dejaste de tocarme, no lo querías hacer, no importaba las veces que te provocara o las constantes insinuaciones, tu simplemente me ignorabas, eso me hacia sentir inseguro y me ponía mal.


Ese día especial estaba acostado en la cama jugando con Crema, tu estabas en uno de los cuarto de la casa, la cual habías tomado como oficina, el cachorro se estaba quedando dormido y yo estaba realmente aburrido, como a ti nunca te gusto que el perrito durmiera en la cama, lo tome para luego acostarlo en su pequeña cucha, después volví a nuestra cama para poder acostarme, estaba acostado boca abajo y con el rostro enterrado en el pequeña grieta que hacían ambas almohadas. Escuche como la puerta era abierta y en pocos segundos tu peso sobre mi cuerpo, "Kouki..." me llamaste algo decaído mientras olías mi cabello haciéndome estremecer, "Akashi..." murmure sonrojado, pero pareció molestarte, quizás nunca me lo dijiste pero siempre supe que te molestaba que te llamara por tu apellido, nunca quería usar tu nombre por que me daba vergüenza, pero ese día quería escuchar una respuesta, "¿Por qué no lo quieres hacer conmigo Seijuro?" te pregunte con un rubor muy notable, pero tu no lo viste, porque las almohadas te lo impedían, pero recuerdo claramente la aceleración de tu corazón y el bulto que había sobre mi trasero, donde tu mantenías tu entrepierna... tan tierno te excitaste al escucharme decir tu lindo nombre Sei.


"¿Acaso tienes ganas de hacerlo?" me preguntaste refregándote un poco contra mi cuerpo, "Mmm... quizás" te conteste, te levantaste y me pediste que hiciera lo mismo, me senté en el borde de la cama y tu te arrodillaste frente a mi, comencé a ponerme nervioso al verte hacer eso, un rubor muy obvio apareció en mi cara; "Yo Akashi Seijuro te pido a ti Furihata Kouki... que te cases conmigo", hasta ahora me sonrojo de tan solo recordarlo, lo pediste de una manera tan... formal, recuerdo que no sabía como responder era obvio que mi respuesta iba a ser si... pero, era difícil decirlo, más bien vergonzoso, "Tienes que decir "Yo Furihata Kouki acepto a Akashi Seijuro como esposo" me ordenas mientras ponías el anillo en mi dedo, quizás nunca te diste cuenta, incluso ahora y yo me siento con el deber de decirlo; cortaste todo el momento tierno con esas palabras ¡idiota!. Pero aun así acepte tal y como me lo pediste: "Yo Furihata Kouki... acepto... a Akashi... a Akashi Seijuro como mi esposo" recuerdo que lo último lo dije sumamente bajo y seguramente estaba a punto de desmayarme, el anillo que me habías dado tenía un diamante muy grande y brillante, hasta ahora no me acostumbro a llevarlo, ya que pesa, siempre quise llevarlo como Kagami, atado con una cadenita en el cuello pero tu no me dejabas, me decías que tenía que llevarlo en la mano para que todo el mundo lo viese.


Los días que le siguieron a ese fueron una completa locura, querías hacer la boda lo más pronto posible; "Quiero que sea perfecta" dijiste con una sonrisa y de inmediato comenzaste a preparar todo. El lugar, los invitados, la decoración, el pastel, la comida, los trajes, todo fue meticulosamente elegido por ti, supervisaste todo, incluso despedías y centrabas personal cuando algo no te gustaba.


Aún recuerdo perfectamente ese día, todos nuestros amigos estaban allí, incluso la pequeña bebe de Ryouta y Yukio estaba presente, mi familia, la tuya, todos ellos estaban elegantes, vistiendo trajes negros. Algunos se veían graciosos y otros le sentaba realmente bien, pero el que mejor vestido estaba eras tu... con un perfecto traje blanco y una corbata roja me esperabas en altar, con una bella sonrisa digna de un príncipe. Me miraste fijamente en todo momento mientras jurabas hacerme feliz, al igual que cuando colocaste el anillo de nuevo en mi mano, tus ojos no se apartaban de los míos, ese bello color escarlata brillaban de alguna manera, y aquella sonrisa no desaparecía de tu rostro... Y todo fue perfecto, como prometiste.


Nuestra luna de miel fue en una isla tropical, no recuerdo mucho de lo que paso esa semana que nos fuimos... pero hay algo que sucedió, algo que nunca podre sacar de mi mente, un recuerdo tan bello y preciado para mi. Fue el primer día en que pasamos en el hotel, me tomaste de la mano y me pediste que me sentara en la cama, te obedecí un poco confundido y tu te sentaste a mi lado, me tomaste de la mano suavemente y comenzaste a hablar; "Yo, Akashi Seijuro juro amarte, respetarte y dártelo todo... una familia, una hogar, un lugar donde nunca te arrepientas de volver... te daré todo si me lo pides, incluso si no me lo pides". Antes estas palabras te mire confundido, estabas repitiendo los mismos votos que dijiste delante de todos durante el casamiento, pero luego de repetir esas palabras levantaste una de tus manos y rozaste con suavidad mi rostro "Te digo esto, porque soy absoluto y puedo cumplirlo" continuaste seguro mientras me mirabas fijamente, tu ojo escarlata se veía opacado por el dorado de tu otro ojo. Fue allí cuando comprendí lo que sucedía, querías demostrarme que todo lo que te representaba como ser, como persona, estaba aceptándome y ante aquello no pude evitar soltar un par de lagrimas, las palabras no salían y lo único que se escucho fue un suave "Te amo" que salio de tus labios.  


Un año después la vida nos dio lo que tanto queríamos, un hijo. Recuerdo tu sonrisa cuando te di la noticia, la felicidad de los chicos en cuantos se los contamos, como se peleaban y discutían por quien tendría el gran honor de ser el padrino del hijo del gran Akashi Seijuro, mientras que tu disimuladamente me tomabas de la mano mientras decías el nombre de Kuroko y Midorima, tu ya lo habías decidido al instante, no había pelea o discusión que te hiciera cambiar de opinión. 


Recuerdo como al principio solía mirarme al espejo, me miraba mi estomago chato mientras pensaba como seria, ¿Sera niña o niño? ¿Uno o dos? ¿Tendrá el color de sus ojos o los míos? ¿El color de su cabello o el mio?, todas esas preguntas revoloteaban en mi casa en ese entonces, no podía parar de imaginar como seria. Tu alegabas que seria un gran problema si se parecía a mi, "Las personas se enamoraran rápidamente de el o ella si tiene tu rostro" solías decir.


Los meses pasaron de manera rápida, y el gran día llego, estaba asustado, y tu nervioso, el parto fue doloroso y largo pero mereció la pena al verlo, sus cabellos rojizos, sus mejillas coloradas mientras lloraba, sus ojos fueron de un hermoso color escarlata... nuestro primer  hijo era tu vivo retrato. Sus primeros pasos, su primera palabra, su hermosa carita... lo recuerdo todo, incluso esas "peleas" que tenían por quien me quería más. 


Hikaru... la luz de nuestros ojos.


Cuando el apenas tenía 3 años, durante una noche de tormenta, los tres nos encontrábamos acostados en la cama, el pequeño estaba sentado sobre mis piernas y yo estaba sobre las tuyas, entonces se me ocurrió que era un buen momento para darte la noticia. "Voy a contarte un cuento" le dije a nuestro hijo "Había una vez un rey que tenía una pequeña familia, esta estaba compuesta por su pareja,  y un príncipe. Un día el pricipito recibió una noticia maravillosa, iba a tener un hermanito" continué con aquella historia diciendo lo preocupado que estaba el príncipe al tener un hermano cuando acabe la historia Hikaru ya se había dormido. "Bonita historia" mencionaste al apoyar tu mentón en mi hombro, te dije que aquella historia estaba basada en echos reales y tu reíste divertido, "¿Le paso a tu hermano?" me preguntaste curioso, a lo que sonreí para luego negar con la cabeza mientras te explicaba que lo único que era real en aquella historia era sobre el nuevo integrante en la familia del rey. 


Recuerdo que tardaste en reaccionar, en darte cuenta lo que significaban esas palabras... en saber que volveríamos a ser padres.


Después de eso nuestra familia creció, y el gran fruto de nuestro amor resulto ser una nena, hermosos ojos color escarlata y el cabello color castaño, nuestra pequeña y hermosa Yuki. 


Lo demás... de ahí en adelante todo paso como pequeños flashes, parecieron como fotos delante de mis ojos, las vacaciones, los lindos momentos que compartimos con los pequeños, su crecimiento y todo aquello acabo en esa noche.


Habías estado distante, algo te preocupaba y no querías decírmelo, actuabas raro... ocultabas algo, pero no tenia el valor de preguntar, algunas noches llegabas tarde otras ni regresabas entonces pensé lo peor. Y ese día mientras buscaba ropa sucia entre un gran montón de camisas lo vi, una mancha de lápiz labial en el cuello de una de tus camisas, en mi mente se presento lo peor, hice conclusiones y junte sucesos y allí fue cuando llegue a la conclusión  de que me engañabas, las lagrimas corrieron por mi rostro y mi corazón se rompió en mil pedazos. 


Cuando llegaste te grite, te insulte y te lance la camisa en la cara, recuerdo tus intentos por calmarme, dijiste que me equivocaba, que no sabias como eso había llegado allí, pero en ese momento estaba cegado por el dolor, por el enojo y no quise escucharte, te grite que te odiaba y salí corriendo. 


No recuerdo bien cuanto fue que recorrí pero de alguna manera termine en la casa de Kuroko y Kagami, estaba destruido y necesitaba un oído, Kuroko siempre había sido mi amigo, siempre me había tratado como un hermano, me había ayudado con nuestra relación,  y por eso me sentía capas de abrirme con el, así que le conté lo ocurrido entre un mar de lagrimas, el no dijo nada solo me escucho con atención, cuando termine me hizo solo una pregunta; "¿Como era esa mancha?" desconcertado lo mire y el procedió a ser más claro "¿Era una marca clara de la boca de alguien? ¿o solo una mancha? como si alguien se hubiera limpiado" explico pero mi mente era un desastre y no supe como contestar, no lo recordaba o simplemente ignoraba el detalle. "Te lo pregunto porque nosotros tuvimos un problema similar... Kagami-kun encontró una mancha de lápiz labial en una de mis remeras y armo un gran escándalo y no lo culpo, cualquiera lo haría pero la remera que encontró era vieja, la había dejado de usar y estaba para tirar, y discutiendo con clama las cosas entendimos lo que había sucedido, nuestra pequeña consiguió un lápiz labial de Alex y se pasaba pintando entonces nosotros la retamos para que dejara de hacerlo y lo empezó a hacer a escondidas y un día casi la pescamos haciéndolo por lo que tomo una remera para limpiarse y la escondió" me explico con calma y algo en mi cabeza reacciono, días atrás la pequeña hija de Kuroko había ido a nuestra casa a jugar, jugo con Yuki en nuestra habitación. 


¿Y si ella hizo lo mismo con una de las camisas de Sei? ¿O pudo haber sido Yuki? ¿Se les habrá resbalo y callo en la camisa?... Esas preguntas invadieron mi mente entonces me fui de la casa de Kuroko, no sabría decir cuanto tiempo estuve allí, tampoco importaba. Salí corriendo a pesar de que el me recomendó esperar, yo solo quería verte, quería confirmar lo que había pasado... quería pedirte perdón, quería... quería estar junto a ti. Por eso no lo note, las luces, el coche... simplemente cruce sin mirar.


Es gracioso porque dicen que cuando uno siente que va a morir los mejores momentos de su vida pasan por delante de sus ojos, y lo único que recordé fueron los momentos que viví junto a tí.


 


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