Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crash por TJJK

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Antes de que empiecen a leer! Hola, buenas tardes, mucho gusto, soy yo otra vez molestando, sí, sí, hola hola, encantada de volver.


Estoy algo nerviosa, han pasado años desde que subí un fic de más de 1,000 palabras, ya sea a esta plataforma u a otras, así que quisiera discutir algunas cosillas con ustedes. Nada mayor, no se preocupen, sólo un par de asuntos que quisiera aclarar antes de entrar en el fanfic. Realmente no son importantes para la lectura, pero es bueno estar advertidas.


Primero, nunca he visto Boruto. Quiero decir, vi la película cuando salió, mas no conozco nada de la serie. Mi conocimiento al respecto de este periodo de tiempo es que Naruto se ha convertido en un padre ausente y que el chiquillo lo resiente por ello. Tal vez las situaciones que voy a plantear en el fic han sido abordadas y resueltas por la serie, tal vez Naruto está esforzándose por arreglar su relación con su familia en arcos actuales. No lo sé, no me consta. Sólo disfruto el angst, una disculpa.


Segundo, como adivinarán, Naruto está casado con Sasuke, y le tomó horrores convencerlo. ¡Yaaaaay, por fin! Otra cosa es que tienen HIJOS, gemelos siendo más específicamente. Diría que tienen más o menos seis o siete años, apenas comenzando la academia, así que son relativamente pequeños. Mi amor por Menma nunca se fue y, como siento una nostalgia terrible por cuando lo incorporaban en los fanfics (ya sea como hijo/hermano de Naruto), no pude contenerme. No ahondé en el tema de cómo los tuvieron, así que libremente podrían interpretarlo como Mpreg si es lo que quisieran. Creo que vale la pena aclarar que en ningún momento hago mención a Sasuke embarazado o similares, en caso de que eso resulte incómodo para alguien. Lo dejo a su consideración.


Tercero, es que el fanfic es, desde mi perspectiva, algo aburrido. Como lo leen, consiste principalmente de diálogos entre Naruto y Sasuke, donde discuten no sólo cómo el rol de Naruto como Hokage está afectando su vida familair, sino también su relación a lo largo de los años. Realmente no pasa nada fuera de lo ordinario lol, básicamente es Pillowtalk super heavy con muchos sentimientos heridos de por medio. Nuevamente, disfruto el angst, otra disculpa.


Cuarto, considero que me tomé muchas libertades moldeando las personalidades de ambos, así que el Out of Character no es exageración, procedan con precaución. Como escribo tan esporádicamente, tampoco le pedí a ningún amigo que hiciera de beta o que lo revisara de antemano para evitarme una humillación pública. Así me disculpo por tercera vez.


Por último, para mí Kaguya nunca existió y nunca existirá, me niego. Los viajes de Sasuke aquí fueron únicamente como una forma penitencia autoimpuesta, no para cazar marcianos. Gracias. 


Sin más que decir, espero lo disfruten mucho, besos~ ♥ 

Notas del capitulo:

Como toda la vida, el mundo y personajes retratados aquí están basados en los originales creados por Masashi Kishimoto.

Historia hecha sin fines de lucro. 

.

 

.

 

.

 

—¿Y a qué hora pensabas ir a casa?

 

Ya lo veía venir, en realidad. Sasuke no se molestó en ocultar su chakra camino a la torre, así que llevaba algunos segundos sintiendo su energía, revoloteando nerviosa y poderosa por el aire. Naruto suspiró y se dio vuelta en dirección a la ventana, justo detrás de su silla de escritorio, componiendo la mejor sonrisa que podía invocar en ese momento.

 

—Me he perdido la cena, ¿eh? —comentó con una carcajada, rogando no verse tan desgastado y cansado como realmente se sentía—. Vaya, perdí completamente la noción del tiempo, me estoy prácticamente ahogando entre tanta papelería ‘teba. Creo que hubo un momento en el que le di un pequeño trago al frasco de tinta en lugar de al termo que Boruto me trajo.

 

Sasuke no rió, no sonrió, ni siquiera viró los ojos ante su lamentable intento de aligerar el ambiente. Simplemente se quedó ahí, en el alféizar de la ventana, con una expresión que, a primera vista, era distante, tal vez incluso fría y molesta. Pero Naruto llevaba más de  una década despertando todas las mañanas admirando aquellos ojos, enamorándose cada día más de sus miles de gestos y emociones, y conocía aquellos iris obsidiana mejor que nadie.

 

Ahí sólo había una dolorosa expresión de tristeza y decepción.

 

Una punzada de culpa lo invadió, y un sonrojo le invadió el rostro de pura mortificación.

 

—Yo… —comenzó titubeante, desviando la vista del rostro de su marido—, lo siento —susurró finalmente, dejando a su cuerpo caer en una pose de derrota—. Simplemente… lo siento mucho.

 

Escuchó un pesado suspiro, pero no se atrevió a levantar la cabeza hasta que Sasuke bajó de la ventana y se adentró a su oficina. Echó una oteada rápida por el sitio, frunciendo levemente los labios ante el desastre frente a ellos. El sonrojo se le extendió hasta las orejas a Naruto. Sasuke sólo volvió a suspirar.

 

—Naruto, ¿qué estamos haciendo? —cuestionó con un tono suave, algo inusual en un Sasuke  profundamente molesto. Sintió una nueva punzada en el pecho, más intensa que la anterior.

 

—¿A qué te refieres?

 

No respondió inmediatamente, manteniéndose observando sus alrededores por unos segundos más, antes de dar la vuelta y caminar con pasos lentos y muy deliberados hacia él. Naruto abrió levemente las piernas, permitiendo a Sasuke colocarse, aún de pie, entre ellas. Los brazos de rubio envolvieron como por instinto las caderas de su esposo, acariciando con los pulgares la piel cálida que se asomaba sobre la pretina de su pantalón.

 

—Tienes la cara llena de tinta. —Se llevó entonces el pulgar a la lengua y de ahí a su cara, frotando firmemente la mancha negra en la bronceada mejilla, la cual se extendía casi hasta la comisura de sus labios.

 

Naruto soltó una risilla y dijo: —No era broma que casi tuve el bote de tinta como almuerzo.

 

Las comisuras de los labios del Uchiha lucharon por elevarse, antes de volver a su mueca estoica y algo cansada. Por supuesto, Naruto lo notó, pero se decidió por no decir nada, limitándose a disfrutar los dedos largos y delgados de Sasuke acariciando su rostro.

 

—Ven a casa.

 

—Sasuke —comenzó, mas el azabache no le permitió seguir. Ya había escuchado la misma excusa miles de veces.

 

—Deja un clon, dos clones, tres clones en tu oficina —habló con frustración, un toque de rencor dejándose ver entre sus palabras. En ese momento dejó caer su mano de la mejilla de Naruto, quien afianzó su agarre en su cintura en un momento de preocupación de que se alejara de su lado—. Tenemos que discutir esto, y no vamos a hacerlo aquí. Ven a casa.

 

—No puedo y lo sabes —protestó con un quejido, reanudando el masaje en las caderas de su esposo, no sabía si para calmarlo a él o a sí mismo—, los altos mandos me exigen que-

 

—A los altos mandos les importa una soberana mierda si eres tú, o mil clones tuyos, viviendo como su esclavo mientras el trabajo esté hecho —le interrumpió, quitándose las manos de Naruto de encima y alejándose unos pasos de él. 

 

El rubio gimió con cansancio, intuyendo hacia dónde se dirigía la conversación. Por favor, no estaba listo, no hoy.

 

—Sasuke, por favor —repitió, cuidadoso en su tono—, no puedo dejar mi puesto en la torre, aunque quiera, y me temo que no tengo más opciones que mandar clones, lo sabes.

 

Ignoró cuando su rostro cayó en un gesto de tristeza y continuó, cada palabra impregnada de veneno—: Si eres capaz de mandar un clon a las fiestas de cumpleaños de los gemelos, bien podrías dejar uno aquí e ir tú.

 

Sabía que era un golpe bajo, el rostro que en un segundo pasó de incredulidad a vergüenza, indignación y finalmente ira, se lo hizo saber.

 

—No es como si no hubiera ido porque no se me dio la gana —intentó moderar el volumen de su voz, pero la forma en la que mascullaba las palabras con rabia le dejó saber cuán molesto se encontraba—. No sé de qué me estás acusando, pero-

 

—No te estoy acusando de nada —volvió a interrumpirlo, incrementando un tanto más la furia de Naruto—. Simplemente así sucedió, y no una ni dos veces. Así mismo te lo hice saber.

 

Naruto había aprendido, después de ya varios años en un puesto político, a mantener la calma ante las situaciones más desventajosas, a actuar diplomáticamente, a manejar y resolver de todo tipo de conflictos. Ya no era el mismo muchacho imprudente, aquel que siempre decía lo que sentía cuando lo sentía, aquel cuyas emociones siempre estaban hirviendo al ras de su piel, listas para salir a borbotones en una ráfaga de pasión violenta. Pero maldita sea que dolía

 

Dolía mucho más porque era Sasuke.

 

Tomando una respiración profunda y pausada, cerró los ojos unos segundos y se obligó a controlarse. Hubo un cambio en el aura de Sasuke, algo que le supo casi a arrepentimiento y  un poco de alarma, pero optó por ignorarlo. Se enfocó en su pecho, en sentir como subía y bajaba, subía y bajaba, subía y bajaba. No lo logró, aún sentía la rabia bullendo dolorosamente en su abdomen.

 

—No voy a discutir sobre esto —murmuró, sintiendo su mandíbula temblar. Se alegró de que al menos su voz saliera clara y controlada, no como la madeja que estaban hechos sus pensamientos—. Me temo que no estaba en mis manos tomar esas decisiones. Y no, no puedo hacer a un clon firmar documentos oficiales, así que tampoco es una posibilidad dejarlos haciendo mi trabajo mientras salgo. Ahora, si me-

 

—Naruto —llamó Sasuke con una urgencia tiñendo su tono de voz. Naruto sintió sus sienes palpitar al ser interrumpido nuevamente—. Ese no es el punto. Nunca lo fue.

 

—¿Entonces cuál es el maldito punto? —bisbiseó, apretando los puños y chirriando los dientes—. Si es sobre la cantidad de tiempo que trabajo, maldita sea, no es mi culpa, soy el puto Hokage. —Tenía que distanciarse, pensar las cosas con calma, pero estaba ardiendo, la piel le escaldaba con la necesidad de aplastar algo—. Si es sobre esa mierda de mandar clones a todo evento al que sé que no podré asistir, tampoco es mi culpa: sería ilegal y una negligencia de mi parte dejar mi puesto a un clon para irme a donde se me dé la gana. —Sasuke se quedó muy quieto, analizando cuidadosamente su expresión, y eso lo hizo enfurecer más—. Si es sobre lo poco que he estado viendo a mis propios hijos, ¿adivina qué? También me duele, también me arrepiento, también me siendo jodidamente culpable por haberme perdido de sus cumpleaños, de sus primeros días en la academia, de sus viajes, de sus entrenamientos, de todo, joder. Pero ahora tengo a toda una aldea por la cual preocuparme, todos dependen de mí, todos confían en mí, y no puedo mandarlos al carajo porque soy un cabrón irresponsable que no puede ni siquiera lidiar con su propia vida de mierda ‘tebayo.

 

Siseó con frustración lo último, levantándose finalmente de su asiento y caminando hacia su librero, de donde tomó una pequeña pila de pergaminos en sus brazos y los llevó de nuevo a su escritorio. Hizo a un lado algunos botes de tinta y contenedores de comida que probablemente llevaban ahí varios días y arrastró su silla nuevamente a su lugar. Se enderezó y preparó todo para continuar trabajando. De esa forma, en esa posición a la defensiva, su marido sólo podía ver su perfil cansado.

 

Sasuke apretó los puños y se acercó frente al escritorio, intentando que Naruto le viese a la cara. Apoyó ambas manos contra la madera y se inclinó hacia adelante, acercándose peligrosamente.

 

—Naruto —advirtió—. Deja el berrinche y escúchame.

 

—No es berrinche —contestó con fingida indiferencia, pasando olímpicamente de la amenaza implícita en los ojos de su pareja, y encendió su computadora— y te he estado escuchando. Eres tú el que no ha dejando de interrumpir cada bendita oración que he hecho en lo que va de la conversación ‘teba, así que es mejor que se quede hasta aquí. Tengo trabajo de días acumulado y Shikamaru vendrá a freírme el culo en aceite si no lo tengo listo para el lunes en la-

 

—Yo te freiré el culo en aceite si no volteas a verme —respondió mordazmente—. Tenemos que hablar de esto y tenemos que hacerlo ya. No voy a dejar que lo aplaces más. Ven. A. Casa.

 

Naruto arqueó una ceja y se mantuvo enfurruñado en su lugar, tecleando furiosamente y mordisqueando el interior de su mejilla.

 

Sasuke sólo viró los ojos y maldijo quedito.

 

—¡¿Pero qué-?! —gritó el rubio cuando una mano apagó el monitor y sintió un peso extra plantarse firmemente en su regazo—. ¿Qué estás-? —Sasuke llevó ambas manos a los carrillos de su marido, apretujándolos con cizaña y luego maniobrando su rostro para que lo viera a los ojos. Naruto soltó un gritito de protesta e indignación.

 

—No quería insinuar que era tu culpa —comenzó, aplacándolo cuando comenzó a removerse en un intento de quitárselo de encima—. Tampoco que no estabas esforzándote. Menos que no quisieras ver a los niños. Lo siento. —Hizo una pausa larga, permitiéndole pensar mejor sus palabras, saboreando su propia disculpa. Cuando Naruto se calmó y dejó de moverse, se atrevió a relajar un poco su agarre sobre sus mejillas. Después de un rato, el rubio suspiró y cerró los ojos, dirigiendo nuevamente las manos a sendas caderas de Sasuke en busca de contacto y confort. Sasuke to interpretó como una pequeña señal de que podía continuar—. Pero no por eso la situación está bien, ¿lo entiendes?

 

—Lo sé… —susurró con una angustia que Sasuke no había escuchado en mucho tiempo.

 

—Está bien, sé que es difícil para ti, para todos —le consoló con un suspiro, deslizando sus dedos con cuidado entre los cabellos dorados, desenredando los desordenados mechones cortos—. Por eso tenemos que resolverlo. 

 

—No sé qué hacer, Sasuke…

 

—Por eso vamos a hablarlo —dijo con finalidad, pero la forma en que sus dedos hacían pequeños círculos en su cuero cabelludo no concordaba con la severidad de sus palabras—. Vas a ir a casa, te vas a dar un baño, vas a comer las sobras de la cena que los niños guardaron para ti y vas a ir derechito a la cama.

 

—Pero, Sasuke…

 

—No —lo chitó, masajeando suavemente detrás de las orejas—. Entonces vamos a hablar, pero hablar en serio, hasta que no haya quedado nada más que discutir y aclarar. Hablar largo y tendido hasta que me harte de oír tu voz. Cuando terminemos, vamos a dormir y, cuando despertemos, te quiero en la mesa desayunando con nosotros. No te irás hasta que hayas terminado.

 

—Pero voy muy atrasado y no es tan tarde, aún puedo seguir—protestó débilmente. Sasuke simplemente bufó y le plantó un beso en la boca. 

 

—Voy a lanzar un maldito Kirin a la torre si no lo haces, usuratonkachi.

 

—Shikamaru va a matarme ‘tebayo.

 

—Cuando eso pase, mataré a Shikamaru como vendetta, soy experto en eso. Problema resuelto. Ahora anda —urgió con otro beso, haciendo a Naruto vibrar en su lugar—, vamos a casa.

 

 

 

・・・இ・・・

 

 

 

—Insisto que no es una buena idea. 

 

—Y yo insisto que cierres el hocico.

 

Naruto rezongó todo el camino a su casa. Berreó como un animal en agonía en cuanto pusieron un pie fuera de la torre; gimoteó como un cachorro pateado cuando finalmente llegaron a los confines de la aldea, a una de las zonas más apartadas del centro de la villa; y, finalmente, al ver que su marido no cedería, se conformó con farfullar quedito su inconformidad cuando divisaron su hogar a la distancia, arrastrando los pies con renuencia.

 

Nunca soltó la mano de Sasuke, cabe aclarar. 

 

—En serio, creo que debería volver —argumentó quedito y sin mucha convicción mientras veía a Sasuke sacar las llaves.

 

—No, no deberías —afirmó, afianzando su agarre a Naruto mientras abría la puerta—. Aún no has tomado tu baño ni has comido lo que te preparamos. Me lo prometiste.

 

—Me obligaste a prometerlo ‘teba —contraatacó, pero no había ningún deseo de pelear con él en su voz, no realmente.

 

Cuando entraron por la puerta y se dirigieron por el corredor camino a las escaleras, ambos dirigieron sus miradas más allá de la sala, sintiendo las dos presencias ocultas en las sombras de la entrada a la cocina. Pararon en seco, aún con los dedos entrelazados, y se mantuvieron inmóviles, aún observando la puerta entreabierta.

 

La risilla de Naruto no auguraba nada bueno.

 

—Quien quiera que esté ahí, muéstrate —habló con voz firme y amenazante el cabronazo de Naruto. Sasuke lo golpeó en el brazo cuando vio su sonrisa de oreja a oreja, pero su marido ignoró el dolor y calmó su propia risa en un segundo. Un chillido hizo eco entre la vajilla de la alacena, seguido de un “shhhhhh” cargado de urgencia—. No sé quién se creen que son, pero esta es la casa del Séptimo Hokage, líder de la Aldea de la Hoja,  usuario de la Bestia de Nueve Colas, Uzumaki Naruto —su voz, fingidamente grave, retumbó en las paredes, agregándole un toque ominoso sus palabras—. Quien sea que haya osado invadir mi aldea, entrar a mi hogar, amenazar a mi familia, pagará las-

 

—Niños, papá está jugando —le interrumpió, ganándose un chillido de protesta del blondo—, salgan. 

 

Una mata de cabellos rubios salió disparada con una carcajada estridente, estrellándose contra las piernas de sus padres. Sasuke no pudo evitar soltar un pequeño sonido de adoración, una especie de arrullo suave, antes de levantar a su hijo en brazos y acomodarlo contra su cadera. Su marido simplemente siguió riendo como el hijo de puta que era.

 

—Menma, cariño, ¿qué hacen despiertos a esta hora? —preguntó acomodando el estropajo que estaban hechos los rizos dorados de su niño, que se retorcía de emoción, toda una bolita llena de energía, entre sus brazos—. Les dije que iban a poder ver a papá por la mañana. Boruto, sal de ahí.

 

Más tímido que su gemelo, Boruto salió vacilante de su escondite, abriendo con cautela la puerta del pequeño armario donde Sasuke guardaba algunos platos de vajilla fina. Al contrario de su hermano menor, caminaba sigiloso, enviando una mirada recelosa a Naruto y dirigiéndose directamente a su otro padre.

 

—Cielo… —susurró quedito cuando la cara de su hijo se enterró testarudamente contra su muslo. Hizo un gesto discreto a Naruto, quien se acercó a tomar a un emocionado Menma en brazos, y cargó a su otro hijo—. Vamos, vamos, ¿no es muy tarde para que estén despiertos? —habló con una voz que pretendía ser firme, pero la forma en la que sostenía la pequeña cabeza de una de sus adoraciones rubias contra su cuello mientras acariciaba su espalda… pues, daba un mensaje muy diferente. Al menos para Naruto. 

 

—Fue idea de Menma —gruñó quedito, ignorando el grito de traición de su gemelo.

 

—¡No es cierto! —chilló, agarrando con manitas ansiosas las solapas de la capa de su padre y sacudiéndolo con tanta fuerza como le fue posible—. ¡Boruto me dijo que íbamos a tener que capturarte!

 

Las cejas de Naruto volaron a su flequillo corto, y le mandó un gesto de incertidumbre a su niño. Boruto volteó a verlo con rencor y lo chitó otra vez.

 

—¿Cómo pensaban capturarme, Menma? —preguntó con fingida socarronería—. ¿Qué trampa me tendieron?

 

—¡Una emboscada! —berreó emocionado, para la consternación de su gemelo—. ¡Calentamos la comida y la dejamos en la mesa, es la carnada perfecta! —continuó, señalando con su dedito en dirección a la mesa baja de la cocina—. El momento más vulnerable de un ninja es cuando está comiendo, nos lo dijo el tío Choji. 

 

—¡Has arruinado todo, cabeza de…! 

 

—Boruto —advirtió Sasuke, que aún tenía a su hijo en brazos.

 

—…mantequilla.

 

El corazón del blondo se estrujó dolorosamente y abrazó con más firmeza a su hijo, propinándole un sonoro beso en la sien. El chiquillo no pudo más que retorcerse aún más de emoción y alegría.

 

–¿Y para qué querían capturarme ‘tebayo? —preguntó con un sonrisa cuando Menma se colgó emocionado de su cuello, aún riendo—, ¿qué hizo su tonto viejo ahora?

 

—Papi dijo que mañana ibas a desayunar con nosotros antes de irte a trabajar, pero no le creemos —soltó a bocajarro, poniendo helados tanto a Naruto como a Sasuke. Boruto se limitó a esconder la cara en el cuello del Uchiha, solando un gemido mortificado—, así que decidimos hacer algo nosotros. ¡Y pensamos en capturarte, así no te podrás ir ‘tebane!

 

Un incómodo silencio se extendió entonces, ambos padres congelados en su sitio. Naruto volteó a ver discretamente a su pareja, quien desvió la mirada hacia el gemelo que tenía en brazos. Sabía que si lo veía a los ojos podría haber leído en ellos un “te lo dije”, y tal vez era eso lo que quería evitar Sasuke. La discusión en la torre, y las palabras hirientes que ambos se habían dicho el uno al otro, estaban aún frescas en sus mentes.

 

No pudo más que farfullar un “ah” quedito.

 

—Bien, a cenar —bramó Sasuke, un tinte casi imperceptible de nerviosismo en su voz—. Y ustedes dos, a dormir. Ya es tarde.

 

—¡Pero mañana no vamos a la academia y no hay nada que hacer, no es justo! —lloriqueó Menma, abrazándose más fuerte del cuello del blondo, que seguía como catatónico en su sitio—. ¡Quiero cenar con papá!

 

Oh, Sasuke sabía que no estaba siendo retado, no por su hijo.

 

—Pues si tan aburridos están y tanto quieren hacer algo mañana, nos ponemos a leer los pergaminos de papá. —La ceja, la ceja matadora había hecho aparición, se había levantado—. ¿Quieren hacer más cosas? En la tarde los llevo conmigo a hacer las compras de la semana. Además, nunca está de más adelantar un poco de tarea…

 

Boruto se retorció para liberarse de agarre de su padre, cayendo con estrépito al suelo y salió volando camino a las escaleras. El chillido de consternación de Menma hizo eco por toda la sala.

 

—¡Buenas noches, los amo! —llamó mientras subía a trompicones hacia su habitación, nunca viendo atrás—. ¡Y Menma fue!

 

—¡No es cierto! —lloró dramáticamente el menor ante la acusación de su hermano, también exigiendo ser bajado. 

 

Naruto lo hizo con cuidado, plantando otro beso en su frente antes de darle una palmada en la espalda para despedirse buenas noches. El niño entonces se dirigió a su otro padre y lo observó expectante. Sasuke procedió a ponerse en cuclillas y despedirse con un abrazo. Satisfecho, el niño comenzó correr como alma que lleva el diablo detrás de su gemelo, un reclamo a medio salir de sus labios.

 

La pareja permaneció unos segundos observando a uno de sus torbellinos rubios desaparecer en la oscuridad del segundo piso, antes de suspirar con pesadez.

 

Sasuke entonces de incorporó y echó a andar.

 

—Anda, los niños ya calentaron la cena. Voy a prepararte un baño —masculló quedito.

 

Naruto no se movió hasta que su marido desapareció de su vista, sintiendo los miembros hechos de plomo. Vaya que necesitaba esa ducha caliente.

 

 

 

・・・இ・・・

 

 

 

—Deja de rezongarme, que pareciera que tengo tres hijos.

 

—Sí, mamá.

 

—Naruto…

 

—Perdón, iba a decir mami.

 

Naruto.

 

El rubio se dejó caer soltando una carcajada a su cama, finalmente bañado y con un cambio de ropa para dormir. Sasuke bufó y lo pateó en la cadera, incrementando sus risas.

 

—Te tranquilizas o te tranquilizo —amenazó, haciendo amago de empujar a Naruto de la cama a patadas. Naruto gimoteó con fingida angustia, retorciéndose en la cama hasta escabullirse debajo de las cobijas, y procediendo a transformándose en un capullo con ellas. Sasuke lo observó desde su posición de pie al borde de la cama, virando los ojos.

 

—Deja de estar de amargosito y ven —lloriqueó, abriendo ridículamente los brazos debajo de la colcha, quedando más atrapado en ella—, tengo frío ‘teba.

 

—¿De dónde sacaste tanta energía? —refunfuñó, moviéndose para ayudarle a liberarse de su prisión de cobijas y entrar con él a la cama.

 

—Dios, necesitaba ese baño de burbujas con urgencia ‘teba —gimió, pegándose a Sasuke en un abrazo de brazos y piernas, maniobrando con él hasta que encontró una posición cómoda, para molestia de éste—, siento que he renacido.

 

—Reencarnado, dirás.

 

—Ja, ja, ja. Mira nada más, que no te recordaba tan chistosito.

 

—Amargosito o chistosito, decídete ya por una, usuratonkachi.

 

El gritito de reclamo no se hizo esperar, acompañado de un empujón y una patada sin verdaderos ánimos de lastimar al otro. Al final de su pequeña querella, Naruto se encontraba con la nariz enterrada en el cuello de su marido, ambos brazos firmemente ceñidos a sus caderas, con un Sasuke refunfuñando contra la mata dorada de sus cabellos.

 

El corazón se le estrujó, esta vez de felicidad, y se decidió a afianzar su agarre con un sonido de profunda satisfacción. ¿Hace cuánto no habían experimentado esa clase de intimidad?

 

Esa pregunta, en un inicio inocua y completamente retórica, que se hizo a sí mismo, repentinamente adquirió un peso terrible en la mente de Naruto.

 

—Hum… —No sabía cómo comenzar a formular ese sentimiento, así que meditó cuidadosamente qué quería decir a su marido. No lo logró, las implicaciones pesaban dolorosamente en su corazón. 

 

Sasuke sintió la repentina rigidez en la complexión del rubio, en la forma en la que su nariz helada se enterró más insistentemente en sus clavículas, en la forma en que sus dedos se enterraron dolorosamente en su pelvis.

 

—¿Listo? —susurró quedito contra la frente de Naruto—. ¿En qué piensas?

 

Una carcajada ahogada, como forzada, resonó en la habitación. Sasuke sintió el aliento cálido y húmedo contra su cuello.

 

—En que de verdad no quiero tener esta conversación —confesó—, pero sé que no hay de otra ‘teba.

 

Largos segundos de silencio se extendieron entre ellos, tiempo que ambos aprovecharon para acompasar sus respiraciones, en relajar sus músculos y aclarar sus mentes. Naruto se enfocó en la calidez del cuerpo de su pareja para calmarse.

 

—Naruto… —Se le escuchaba algo nervioso, lo cual sorprendió al rubio—. ¿Por qué quieres ser Hokage?

 

Captó inmediatamente a dónde quería llegar con esa pregunta.

 

—Es mi sueño —contestó, luchando consigo mismo para no ponerse a la defensiva, aunque la voz le salió algo ronca, reverberando de forma inusual en su garganta—, desde hace mucho tiempo. Espero no estés insinuando lo que creo que estás insinuando dattebayo.

 

—Sólo quiero que lo pienses cuidadosamente —se defendió el Uchiha, soltándose del abrazo de Naruto, pero manteniéndose cerca. Procuró que pudieran verse a los ojos en todo momento al hablar—, y que no te estés forzando a seguir un sueño por las razones equivocadas.

 

El estómago se le retorció de forma desagradable y la boca le supo repentinamente amarga. La ira se mezcló con un extraño sentimiento de socarronería, y no pudo evitar pensar que Sasuke, entre todas las personas, no era quién para decirle eso. 

 

—Pues eres el experto aquí —espetó, sintiendo el rostro enrojecer, el cuello ardiendo por el flujo de sangre acumulado—. Experto en aferrarte a ‘sueños’ por razones equivocadas, quiero decir.

 

La expresión desconcertada y herida de Sasuke fue como una bofetada, y Naruto se quedó helado en su sitio. El rubio abrió y cerró la boca como si fuese a hablar, pero ni un sonido salió de sus labios, una sensación de urgencia aplastándolo contra el colchón y manteniéndolo inmóvil por largos momentos. Cuando finalmente alzó ambas manos, como para alcanzar a Sasuke, éste hizo amago de apartarse. El corazón le latía en la garganta.

 

Le vio respirar profundamente y cerrar los ojos para tranquilizarse. Cuando volvió a dirigirle la mirada, su cara estoica hizo que la boca le supiera a bilis.

 

—Sasuke yo…

 

—No importa —interrumpió con tranquilidad—, no es como si no lo escuchara todos los días.

 

—¿Cómo que escucharlo todos los día, maldita sea? Y claro que importa, yo nunca…

 

—No importa —reafirmó, manteniendo su rostro de piedra, la voz ligera y dolorosamente casual—, sé que me sigues guardando rencor por ello y lo acepto.

 

Los ojos le escocían y sentía un nudo en la garganta. Esta vez, cuando llevó las manos a las conjetura entre el cuello y las mejillas de su marido, Sasuke no se apartó, pero tampoco hizo ninguna señal de corresponderle, o de incluso notar el intento de Naruto por volver a esa burbuja de intimidad y confianza, rota apenas minutos antes.

 

—No vuelvas a decir eso —rogó quedito, sin aliento.

 

—Aunque lo niegues, ambos sabemos que es verdad. 

 

—No, no es verdad.

 

—Una parte de ti nunca va a perdonarme por todo el dolor que te causé a ti y a toda la aldea.

 

—No hay ninguna parte de mí que haga otra maldita cosa más que quererte como un soberano imbécil, y lo sabes —bisbiseó, acercándose más.

 

—Y no quiero que los niños sientan lo mismo por ti —concluyó, ignorando las casi súplicas de Naruto—, no quiero que sientan rencor. No quiero que años más adelante, por alguna estupidez o durante alguna pelea, en un momento de enojo te echen en cara que no pudiste estar ahí para ellos. Porque van a herirte y terminar heridos. —Hizo un breve pausa, paladeando sus próximas palabras—. Es difícil aceptar que sientes algo más que amor por tus seres queridos. Es doloroso aceptar que, aunque sea muy en fondo, una parte de ti los sigue odiando, o al menos odia lo que te han hecho.

 

Naruto lo observó con desconcierto antes de ceñir sus brazos con más fuerza contra la espalda Sasuke, obligándolo esconder la cara en su hombro. El peligro simplemente se mantuvo laxo entre esos brazos con agarre como de hierro. Intentó, frenéticamente, buscar palabras de consuelo, pero estas salían de forma desordenada, resultando más como una especie de balbuceo desesperado contra la mejilla del Uchiha. Sasuke permaneció impasible.

 

—Tal vez sea pura proyección mía —musitó despacio, cortando de tajo el rubio, que se mantuvo tenso en todo momento contra su cuerpo—, pero nunca he podido perdonar a Itachi, no completamente. Lo amo más de lo que nunca he amado a nadie en la vida, pero siempre me ha dolido pensar que podría haber hecho algo diferente, que tenía que haber otra solución. A pesar de saber que la situación lo obligó a ello, a pesar de saber que en realidad no era su culpa, a pesar de que lo hizo porque pensó que era lo mejor o la única salida, no puedo evitar sentir rencor. Tampoco puedo evitar odiarme por ello.

 

Suspiró pesadamente, acomodándose mejor contra su esposo y deslizando una mano hacia su espalda. Naruto se mantuvo petrificado. 

 

—Lo irónico es que me duele más el hecho de tener estos sentimientos que los sentimientos mismos. Es ilógico, una estupidez de mi parte y, aún sabiéndolo, no puedo evitarlo —continuó—. Se siente como si lo estuviera traicionando. —Sus dedos bailaron contra sus omóplatos, intentando ser reconfortantes, pero causando sólo escalofríos—. Como dije, tal vez sea pura proyección mía, pero no puedo evitar pensar que sientes eso por mí.

 

—Quítate de la cabeza que siento algo más que amor por ti —pidió, profundamente indignado, Naruto, despegándose de su pareja con una cara de espanto—, ¿cómo podría ‘teba? Ni siquiera cuando no sabía tus verdaderas motivaciones llegué a sentir algo más, menos cuando supe lo que en verdad pasó. ¿Cómo podría tenerte rencor?

 

—Me quieres ver únicamente como una víctima de las circunstancias —interrumpió— y no ha sido así. Tomé mis propias decisiones, lastimé a mucha gente, y sufrí las consecuencias por ello.

 

—No hubieras tenido que tomar esas decisiones si toda esa mierda nunca hubiera pasado —insistió Naruto.

 

—Lo mismo se puede decir de cualquier decisión tomada por cualquier persona en cualquier situación. Me temo que así es como funcionan las decisiones, Naruto.

 

—Eso no tienen ningún sentido —gruñó con exasperación.

 

—No le encuentras sentido porque no lo quieres ver —respondió de vuelta Sasuke, frunciendo el ceño—, ¿sabes por qué insistes tanto en separarme de las decisiones que tomé? ¿En verme y hacerme ver como sólo una víctima? Porque es la única forma en la que puedes conciliar  contigo mismo que me amas. —No pudo evitar su expresión desolada al decir lo último. Naruto observó atónito, sintiendo como le subía el color a las mejillas de la rabia—. Porque no me has perdonado.

 

—¿Te estás escuchando? ¿Estás escuchando las estupideces que me estás diciendo?

 

—Eres tú el que no me está escuchando.

 

—¡Mi propio marido, con el que llevo casi diez años casado, con el que tengo hijos, está diciendo que no lo amo, qué carajos tengo que escuchar! —bramó, levantándose de la cama y mirando a Sasuke con horror.

 

—Baja la voz —siseó. Naruto volvió a soltar un grito de pura frustración—. No dije que no me amaras, dije que no concilias que puedes amarme y a la vez sentir odio, por lo que fui y por lo que hice. Por eso haces excusas para mí, porque si no me haces responsable, entonces puedes desligarme de todos los sentimientos negativos que tienes hacia mí. 

 

—¿Es que no te das cuenta de lo que me estás diciendo? —protestó nuevamente, sintiendo  como si el pecho se le hubiera excavado, como si estuviera colapsando sobre sí mismo—, ¿es que no ves de lo que me estás acusando?

 

—No te estoy acusando de nada —corrigió, sentándose sobre la cama, observando atentamente al otro—. No me debes amor incondicional, no me debes perdón, no me debes nada, así que nunca podría reprocharte nada de lo que me has dado. Es mucho más de lo que merezco.

 

—¿Por qué mierda estamos hablando de esto? ¿En qué maldito momento esto se convirtió en una discusión de si mereces o no que te ame? Voy a romper una puta pared, lo voy a hacer ‘tebayo —habló frotándose la cara con ambas manos, escuchando su propio pulso detrás de sus orejas, desbocado y violento.

 

—Ese comentario no salió de la nada —le recordó, haciendo que a Naruto le escociera la piel.

 

—Dije una estupidez en un momento en el que estaba molesto y me puse a la defensiva. No lo pensé, no quería decirlo, no tiene que significar nada.

 

—Lo pensaste, por eso lo dijiste —argumentó Sasuke, arqueando una ceja—. Querías decirlo, por eso no se quedó sólo como un pensamiento. Tal vez tenías razón al decirlo, porque significa algo.

 

—¿Por qué insistes tanto en que en realidad te odio? ¿Es una clase de autoflagelación o algo? ¿Que estuvieras años vagando por el mundo sin un maldito brazo hasta que te convencí de lo contrario no fue suficiente?

 

—Tampoco me has perdonado que me fuera otra vez de la aldea cuando la guerra terminó, ¿no es así? —Sus ojos se suavizaron al decir esto, previendo el impacto que tendrían en Naruto. No dejó en ningún momento de buscar los ojos añiles, de intentar leer las sucesivas emociones conflictivas que volaban por esos ojos claros.

 

Naruto soltó un gruñido prolongado, cada vez más angustiado, prosiguiendo en dejarse caer en la cama boca abajo, aplastando la nariz contra el edredón. Sasuke se acercó y colocó un brazo en su espalda y aguzó el oído, intentando distinguir alguna clase de sonido proveniente de la habitación de los gemelos. Cuando no notó ninguna clase de disturbio, resopló quedito y pegó el pecho contra el brazo de su pareja, cerrando los ojos. 

 

—Por seis años te rogué que volvieras —farfulló contra la almohada. Sasuke apenas entendía lo que decía, pero asintió con un tarareo suave, como para indicarle que lo escuchaba—. Apelé por ti para que fueras liberado de prisión, otro tanto para que fueras nuevamente aceptado como ninja de Konoha, otro tanto para que la abuela aceptara ponerte un brazo nuevo.

 

Sasuke se acomodó mejor, colocando la barbilla contra el hombro de Naruto y suspirando. 

 

—Me dolió que aún así decidieras rechazar todo e irte, supongo —admitió, desviando el rostro en dirección contraria a donde se encontraba Sasuke. Su voz se volvió más clara, pero era obvio que no quería enfrentar la mirada escrutadora del otro—. Me sentí despreciado, tal vez. Después de todo lo que tuve que hacer, todo lo que tuve que pasar, no logré que volvieras. —Resopló—. Luego me sentí como un idiota porque entendía por qué lo hacías ‘tebayo, y entendía que no me debías nada, ni corresponderme ni quedarte…

 

Sasuke se acurrucó más cerca, sintiendo la tensión aumentar en los hombros de Naruto.

 

—¿Pero? —susurró.

 

—Pero eso no hizo que doliera menos, no cambió que me sentí dejado de lado —continuó—. Tampoco que dejara de desear… que te hubieras quedado.

 

—Hm… —Permitió que el silencio se mantuviera por unos segundos, lo suficiente para que los músculos de la espalda de Naruto se relajaran lentamente—. ¿Algo más?

 

—Me niego ‘teba.

 

Sasuke viró los ojos y le propinó un golpe en la espalda, separándose. Naruto gimoteó y finalmente se dio la vuelta.

 

—Pensaba que habíamos progresado algo.

 

—Me interesa una mierda, me niego. Me vas a sacar un aneurisma del puto coraje.

 

—Esta no es la peor conversación que vamos a tener —le recordó, frunciendo levemente los labios—. Aún ni siquiera hemos comenzado lo que de verdad vamos a discutir. 

 

Los ojos garzos abiertos de par en par eran casi cómicos. Casi.

 

—¿Cómo cómo?

 

—Como si fuera a permitir que desviaras la conversación, usuratonkachi.

 

—¿Que yo desvié la conversación? —reclamó.

 

—Una desviación necesaria, lo admitiré, tendremos que retomarla en otra ocasión, pero no es a lo que quería llegar.

 

—Tú a lo que quieres llegar es a matarme.

 

Esa maldita ceja afilada y perfecta estaba sacando a Naruto de quicio. Si Sasuke llegaba a arquearla una vez más iba a… no sabía lo que iba a hacer, en realidad. Ahogarse en su propio enojo, suponía.

 

Sasuke se acercó una vez más, acostándose sobre su propio brazo flexionado, procurando darle su espacio y no tocarlo. Naruto observó cada movimiento con recelo.

 

—Necesito que seas honesto —pidió—, necesito que te pongas como prioridad aquí y pienses  detenidamente lo que voy a preguntarte. ¿Por qué quieres ser Hokage, Naruto?

 

Costó una gran parte de su fuerza de voluntad para contenerse, para calmar la tormenta rugiendo dentro de sí. Sabía por qué su esposo estaba haciendo esto, y sabía que, si quería avanzar, tenía que pasar por ello tarde o temprano. 

 

Seguía absurdamente molesto.

 

—¿Quieres tener todas las futuras peleas de nuestra relación en una sola noche, eh? Siempre fuiste ambicioso —masculló, inhalando profundamente para tranquilizarse. La pequeña muestra de humor forzado hizo sonreír a Sasuke, así que suponía eso era una pequeña victoria. 

 

—Para nada.

 

Cuando notó el dolor de cabeza que comenzaba a ascender por su nuca, se obligó a relajar la frente y destrabar su mandíbula. Continuó haciendo un esfuerzo consciente para relajar cada músculo en tensión de su cuerpo, uno por uno, drenando poco a poco su ira con cada fibra que perdía tensión. Sasuke se mantuvo observándolo, inmutable, permitiendo que Naruto se tomara su tiempo. 

 

Cuando se sintió listo para responder, sintió la necesidad de reanudar el contacto físico, así que colocó su brazo sobre la cintura de Sasuke. Como muestra de paz, como confort tal vez. El otro se atrevió a acercarse un poco más, permitiéndole a Naruto tener un toque más firme sobre su cuerpo.

 

—Ha sido mi sueño desde que puedo recordar —dijo finalmente.

 

Los ojos negros lo analizaron con detenimiento, antes de que Sasuke decidiera su siguiente pregunta.

 

—¿Recuerdas por qué era tu sueño?

 

Sabía hacia dónde quería llegar, lo sabía, así que se apresuró a dar toda su explicación.

 

—Sé que al comienzo lo hacía porque quería ser aceptado —comenzó, sin poder evitar que sus cejas de fruncieran otra vez—, porque la aldea me rechazaba y creía que ganaría su respeto convirtiéndome en Hokage. Pero aprendí que aquellos que se convierten en Hokage no son respetados, sino que aquellos que son respetados se convierten en Hokage ‘tebayo. —Se sentía extrañamente alarmado, con la necesidad de dejar su punto tajantemente en claro.

 

Pero esa maldita ceja arqueada lo iba a matar.

 

—Hasta parece que te memorizaste el discurso, huh.

 

Naruto hizo una mueca de enojo, intentando retirar su brazo de torso del otro con indignación. La mano de Sasuke voló a su codo, manteniéndolo en su lugar, para la molestia del blondo. 

 

—Mantente conmigo y piénsalo, Naruto. Piénsalo muy bien.

 

—Lo he pensado muy bien por años, no me estás tomando en serio —reclamó con seriedad—, me estas subestimando a mí y a mis motivaciones.

 

—No me has dicho tus motivaciones.

 

—¡Te las acabo de decir!

 

—Me dijiste “quería ser Hokage para obtener respeto, pero obtuve el respeto que quería sin ser Hokage”. Después de ahí, ¿por qué quieres ser Hokage? ¿Tienes que serlo porque te respetan y sientes que se los debes? ¿Es natural que te conviertas en Hokage como héroe de la aldea?

 

—Es un honor ser nombrado Hokage, y es mi deseo proteger la aldea y mantener la paz.

 

—¿Lo haces por el honor? ¿No puedes proteger la aldea sin ser Hokage? ¿A qué te refieres con mantener la paz?

 

—No lo hago por el honor —reclamó, entrecerrando los ojos—, y nunca dije que no pudiera proteger la aldea de otra manera, sé que todos protegen a la aldea en sus diferentes roles, pero es diferente a hacerlo desde un puesto político. Y cuando hablo de paz, me refiero a que no haya conflicto ni guerras, a detener el ciclo de odio en el mundo ninja

 

Pero Sasuke no desistió.

 

—Detestas la política, detestas la diplomacia, detestas el juego de poder que supone. Llegaste a sentir que no eras más que una herramienta de intimidación usado contra las otras aldeas, y lo sé porque llevo años escuchándote decirlo. —Un sentimiento desagradable comenzó bullir en en centro de su abdomen, la necesidad de negar todo lo que Sasuke decía le estaba carcomiendo, pero no podía. Asumía que Sasuke lo sabía—. ¿Y crees cuál crees que es el motivo por el que has contribuido a detener las guerras en el mundo ninja? —prosiguió, poniendo más energía en su voz, enterrando más sus uñas contra la pijama de Naruto—. ¿Es algo inherente a tu rol de Hokage? ¿O es algo inherente a ti, como Naruto, usuario de la Bestia de Nueve Colas, héroe de guerra, y ninja de La Hoja?

 

Las palabras no le salían tan rápido como le hubiera gustado, algo abotargado por la lluvia de preguntas que no dejaban de caer en su dirección.

 

—No podría ayudar de la manera que lo hago si no fuera Hokage, yo…

 

—Naruto —interrumpió con voz firme—, si no fueras Hokage, igual serías la razón principal por la que las otras aldeas no se atreverían nunca a atacar a la aldea, tu rol manteniendo la paz es independiente a tu título. Te consta, me consta y les consta. Entonces, si ninguna de tus motivaciones están ligadas a ser Hokage, ¿por qué quieres ser Hokage?

 

Los ojos de Sasuke le apremiaban a transmitir algo que, en ese momento, no sabía cómo responder. Le causaba un dolor insoportable no saber formular lo que sentía. Le resultaba aterrador que desmantelaran frente a sus ojos su sueño, su motivación, su convicción, su camino por tantos años… y no ser capaz de defenderlo. La impotencia le hizo querer gritar.

 

—Yo…

 

Cuando la angustia se hizo casi palpable en los ojos de Naruto, el Uchiha decidió que había sido suficiente por esa noche. Extendió ambos brazos hacia el rubio y guió con delicadeza su rostro hacia adelante, hasta que logró juntas sus frentes. Notando aún la aflicción en el rostro del otro, sus dedos comenzaron automáticamente a hacer un masaje firme pero cuidadoso contra su cuero cabelludo, viajando lentamente hacia su cuello en pequeños movimientos circulares. 

 

—Son preguntas difíciles —susurró, intentando mostrar complicidad para consolar al otro. La desolación continuaba presente en la expresión del blondo y el corazón de Sasuke se llenó de remordimiento—. Nunca esperé que pudieras contestarlas inmediatamente. Nadie podría. —Cuando Naruto permaneció en silencio, avanzó más, haciendo entrar en contacto sus torsos y deslizando los dedos por los hombros hacia su espalda—. Tómate tu tiempo para meditarlo y, no importa la respuesta a la que llegues, voy a apoyarte. Vamos a apoyarte. 

 

Plantó un beso leve, casi imperceptible, sobre su mejilla. Naruto sintió que quería echarse a llorar de la mortificación. Se sentía patético. 

 

—¿Por qué tengo que tener un motivo para querer algo ‘teba? —replicó con congoja—. ¿Es que no puedo simplemente quererlo y ya?

 

—Puedes —dijo— e igual tendrás mi apoyo si eso es lo que decides. Será cuestión de que decidas qué estás dispuesto sacrificar por ello.

 

Naruto se quedó dormido escuchando a Sasuke susurrar lo mucho que lo sentía.

 

 

 

・・・இ・・・

 

 

 

Cuando se despertó de golpe y aún se encontraba rodeado de oscuridad, sintió un enorme alivio. Se sentía extrañamente relajado, a pesar del cansancio emocional con el que había terminado su noche. Tenía la impresión de haber dormido por días, a pesar de que probablemente hubiesen sido unas pocas horas. Removiéndose sobre la cama, comprobó que Sasuke no estaba a su lado. No sabía si eso le alegraba o no.

 

Extendió el brazo en busca del despertador a ciegas mientras se estiraba para hacer tronar los huesos de su espalda (ni un mísero pop escuchó, aún le sorprendía haber dormido tan bien). Cuando su mano se estrelló contra madera desnuda, haciendo un ruido sordo.

 

No estaba. El maldito despertador no estaba. 

 

Levantándose de un salto de la cama, salió corriendo hacia la ventana, casi tropezándose con la alfombra. No recordaba que las cortinas fueran tan gruesas, le invadió el pensamiento en su estado de alarma cuando su mano alcanzó la tela. Ni la luz del sol quemándole las retinas con su repentina aparición disminuyó su espanto al observar a la aldea despierta y en movimiento.

 

Escuchó entonces la risa estruendosa de sus hijos proveniente del primer piso, acompañado instrumentos de cerámica chocando entre sí. Algo dentro de él se rompió.

 

 

 

・・・இ・・・

 

 

 

Un bramido horrorizado resonó entre los pasillos de la casa, haciendo que tres pares de ojos se asomaran por la puerta de la cocina.

 

—Papi está despierto —canturreó Menma, terminando de colocar los cubiertos junto a sus respectivos platos a la mesa. 

 

—A buena hora —correspondió Sasuke, que se encontraba guisando los últimos filetes en la estufa—. La próxima vez hay que despertarlo para que nos ayude, ¿les parece?

 

El gorgorito indignado proveniente de Boruto, que se encontraba preparando las bebidas (aún con la pijama puesta y un charco de saliva seca que se extendía desde su mejilla hasta su ceja; era asqueroso y adorable al mismo tiempo), pareció concordar con él. Su nene había sacado su lado mezquino, pensó con orgullo, continuando con lo suyo.

 

Cuando unos pies descalzos bajaron a trompicones por las escaleras de madera, el moreno se preparó mentalmente, apagando el fuego con un simple movimiento de muñeca.

 

—Que bueno que te nos uniste —habló casualmente cuando los bufidos de Naruto se escucharon en la entrada al comedor—, ayuda a Boruto a servir, casi termino el desayuno.

 

—Uchiha —resolló el otro con ira contenida—, ¿qué te crees que has hecho? 

 

—Por favor, estaba a punto de ir personalmente a despertarte. Ahora toma el arroz y la ensalada, antes de que-

 

—¡¿Es que crees que es esto gracioso?! ¡¿Esconder el maldito despertador y dejarme dormir como un jodi-?! —paró en seco al sentir los ojitos curiosos de sus niños, fijamente clavados en él.

 

Bueno, Menma lo veía como encantado, aparentemente eufórico de casi presenciar una majadería salir de los labios de su progenitor. Boruto no mostraba más que una expresión de recelo al oírlo gritar a su otro padre. 

 

Sasuke suspiró de forma exagerada y se dio la vuelta, colocando una mano en su cadera en pose de reproche. Ah, no, no iba a actuar como ‘la madre decepcionada', 'ah, cómo lastimas su corazón con tus acciones desconsideradas’, como si la culpa la hubiera tenido él. Primero muerto. Dispuesto a dejar la habitación de inmediato, Naruto hizo amago de darse la vuelta, pero las manitas de Menma volaron a aferrarse a la capa de Hokage que llevaba al hombro, casi arrancándola de su agarre.

 

—¿No te quedas? —reclamó una vez detuvo exitosamente a su padre. Cambiando estratégicamente su ataque, se lanzó hacia el pantalón del rubio, abrazándolo tan fuerte como le fue posible. Era más difícil que se lo quitara con él ahí colgado, ¿no? Era más difícil que se fuera—.  Nos levantamos temprano para hacer el desayuno, ¡papá me dejó probar todo antes y está muy rico ‘teba!

 

Notando lo agobiado que se mostraba Naruto ante la insistecia de su hijo, Sasuke se decidió a caminar lentamente hacia ellos y retirar gentilmente a su hijo de su agarre mortal. Le susurró al oído algo que Naruto no alcanzó a captar, antes de ver al chiquillo soltar un carcajada y salir corriendo en busca de Boruto, arrastrándolo a jalones en dirección a la sala. Cuando los niños finalmente desaparecieron de su campo visual, los ojos de Sasuke se dirigieron a él con parsimonia.

 

—Quédate a desayunar —pidió, cruzando ambos brazos sobre su pecho—. Los niños se esforzaron mucho, están emocionados de que te unas.

 

—No los uses para chantajearme —siseó—. Pareciera que no te quedaste satisfecho después de todo lo que pasó ayer, ¿ahora buscar sabotearme, es eso?

 

—¿Tan trágico es no llegar antes que nadie a la Torre? A nadie le importa, te aseguro que tu consejero aún está en su casa, roncando y rascándose el ombligo en sueños. No se dará cuenta si no llegas tres horas antes que él como siempre. ¿Y me estás diciendo que entre todas las cosas, esto es sabotaje? —replicó. Dedicándole una mirada de arriba a abajo, achicó los ojos al ver que había recogido del cesto su atuendo de ayer, aún sucio y arrugado. Arqueó una perfecta ceja negra y arrugó su pequeña nariz con desagrado, dejando muy en claro que no estaba para nada impresionado con él ni con su apariencia. Naruto se sonrojó—. Te dejé un cambio  de ropa y una bata limpios y planchados en el armario, supongo no los viste. Ven a desayunar y luego sube a cambiarte. Tomaste un baño anoche, así que no hace falta-

 

—¿A qué rayos estás jugando? —cortó con molestia, chirriando los dientes. Vio la ira cambiar los irises de su pareja a un color rojo intenso, pero fue momentáneo. Tal vez no lo hubiese notado de no haber estado observando tan fijamente su rostro. 

 

Tras unos segundos de estar bajo su mirada acusatoria, Sasuke pareció finalmente ceder al cansancio, a juzgar por la forma en que sus hombros y espalda cayeron, y se llevó una mano al rostro. La posición desgarbada, tan inusual en él, tomó por sorpresa al blondo.

 

—No, no quería sabotearte —masculló, frotándose los ojos con fuerza—, tal vez no lo sepas porque quité el despertador del cuarto, y lo siento por eso, pero apenas son las siete. Levanté a los niños horas antes para poder desayunar y que aún así pudieras llegar a tiempo —explicó con voz ronca, procediendo a taparse la boca y nariz, bufando con frustración—. Lo siento, pero pensé… —susurró, con su palma aún amortiguando sus palabras.

 

La postura de Naruto fue relajándose paulatinamente, la ira abandonando su cuerpo mientras más atentamente analizaba a su pareja. Vio el agotamiento en su rostro, dibujado como con pincel en las lineas que rodeaban sus ojos, y se sintió como un idiota.

 

—No dormiste anoche —afirmó. No fue su intención, pero sonó como una acusación.

 

—Mira, lo siento —concluyó, dejando caer su brazo y recuperando la postura erguida—, sé que fue un discusión extremadamente difícil para ti, y debí haberla abordado con mucho más tacto.

 

—No dormiste anoche por prepararme un cambio para hoy, preparar la comida y levantar a los niños, todo para que pudiera desayunar aquí y llegar a tiempo al trabajo. —Naruto permanecía aparentemente atorado en ese pensamiento, y Sasuke no pudo hacer más que virar los ojos.

 

—No es la razón por la que no dormí.

 

—Pero estás confirmando que no dormiste ‘teba.

 

—No te hagas el listo, llevas tres años viviendo con tres horas de sueño diario y con una dieta a base de café mezclado con bebidas energizantes y ramen —contraatacó—. Mis hábitos de sueño te vienen dando igual.

 

—¿Por qué no dormiste? —Sasuke quería ahorcarlo con sus propias manos, no podía creer que estaba casado con semejante pasmarote.

 

—Me sentí culpable, ¿de acuerdo? —replicó exasperado, el color subiendo a sus mejillas, el enojo mezclándose con la vergüenza—. Te veías desesperado cuando terminamos, básicamente te fuiste a dormir llorando y-

 

—No lloré —corrigió inmediatamente.

 

—Yo te voy a dar un motivo para llorar si no te callas, pedazo de burro.

 

Sasuke sintió la piel de la nuca erizársele cuando Naruto soltó una carcajada de la nada como el idiota que era, antes de ser envuelto por un abrazo que resultaba casi sofocante. No lo correspondió de inmediato por la sorpresa, quedándose tieso con las manos a los costados. 

 

—Lo siento —dijo contra su cuello el rubio, comenzando a balancearlos de un lado al otro, alarmando a Sasuke cuando sintió que casi perdían el equilibrio—, lo siento mucho, Sasuke. Soy el mayor idiota en existencia ‘tebayo.

 

—Qué bueno que lo aceptes —respondió mordaz, pero dirigió sus brazos a la cintura del otro, apretando fuerte—. Cuando dije que te apoyaría no importa lo que decidieras, lo decía en serio, ¿sabes?

 

—Lo sé —la voz le salió algo estrangulada, y estaba seguro de que estaba a una caricia en su espalda de convertirse en un desastre de lágrimas y mocos. Se compuso rápidamente, antes de despegar la nariz del hombro de su marido, con la mejor sonrisa que pudo—, me esforzaré.

 

Era extrañamente cómico ver como sus ojos se endulzaban súbitamente, en una cara con una expresión por demás estoica. Naruto sorbió su nariz ruidosamente antes de despegarse y dirigirse al comedor con paso firme, llamando a los niños para que regresaran a la habitación. Sasuke caminaba a pocos pasos detrás de él.

 

Con todos sentados a la mesa, ambos niños vibrando en sus sitios del entusiasmo, el Uchiha sintió que el corazón se le desbordaba.

 

—¿Qué tal estuvo? ¿Qué tal estuvo? —insistía Menma, incapaz de contener su emoción por recibir halagos de su padre ante su obra de arte culinaria—. ¿Te gustó, verdad? Estuvo muy bueno dattebane. 

 

Naruto llevó su mano derecha a su mandíbula y cerró los ojos en un fingido gesto pensativo. Chasqueando los labios repetidamente, como si aún estuviera saboreando la comida, musitó su veredicto.

 

—No es ramen, pero supongo que puedo aceptarlo 'teba.

 

El alarido de protesta del chiquillo sólo se igualó en intensidad por la carcajada histérica de su gemelo, que se encontraba a esas alturas estrellando la cuchara contra la mesa.

 

.

 

.

 

.

Notas finales:

¡Hora de la verdad, muahahahahaha!

 

Realmente le agarré un extraño cariño al fanfic (del que es probable me arrepienta al releerlo, pero por ahora me encuentro extrañamente contenta). Tengo la esperanza de que haya resultado entretenido, o al menos no taaaaaaan aburrido.

 

He de decir que no me logro imaginar qué pasó posterior a esta curiosa noche transcurrida entre mi pareja favorita. No sabría decirles quién tiene la razón y en qué: si es verdad que Naruto disocia sus sentimientos negativos por los otros (no sólo por Sasuke) para protegerse a sí mismo, o si mi hijo Uchiha sólo se está proyectando lmao. Un dilema similar se presentó cuando Naruto se enfrentó a su Sombra en la cascada, cuando tuvo que amarse a sí mismo tal cual es, oscuridad y todo, en lugar de fingir que no existe. Me pregunto si ha logrado aplicar lo mismo a otras personas, esperemos que sí~ Y pues Sasuke es Sasuke, ni qué decirles. 

 

Lo único que sé es que es una pareja que se ama mucho, nunca lo dudaría, pero que llevaron muchos de sus problemas sin resolver a su matrimonio. No es muy tarde para ir a terapia, mis hijos. 

 

Tampoco sabría decirles si Naruto quiere ser Hokage o no, ni por qué motivos. Quiero pensar que más adelante logra ser más gentil y paciente consigo mismo, que restauró sus lazos familiares en sus totalidad y que es extremadamente feliz con su vida, independientemente de su decisión.

 

Eso es todo de mi parte, si llegaron hasta acá, se los agradezco mucho.

 

Besos, besos ~ ♥ 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).