Se dice que los gemelos son seres conectados de diversas formas, sin importa su especie o género, por eso, no es de sorprender que uno pueda percatarse fácilmente lo que el otro está pensando. Puede ser esto percepción, telepatía, empatía, alguna conexión o habilidad mágica que le dice al otro lo que se manifiesta en su mente.
Fred no indaga mucho en esto, podría presentarle a la comunidad mágica una tesis de la naturaleza de esta ventaja y revelar al fin los misterios más preguntados por los magos, pero crear artículos de bromas suena mucho más producto que sentarse en un escritorio.
No señor, él no se sienta en escritorios, se para en ellos a bailar.
Además, sigue disfrutando que su madre les siga confundiendo.
Pero retomando lo inicial, sabe lo que George está pensando, y simplemente agradece que no tenga que darse la molestia de perder tiempo con palabras para explicar lo que tiene en mente.
-¿Estás pensando lo mismo que yo George?-
-La duda ofende Fred-sonrió malicioso, mirando a cierto rubio.
Nunca tuvieron problema también para saber que siento el uno y el otro.
Ambos arrugaron el gesto en asco al ver como aquel moreno se atrevía a besarle la mano, pero tenían que tragarse las maldiciones, podían sentir los ojos de McGonagall sobre sus cabezas, no hace más de 17 horas que habían puesto cubiertos electrizantes en la cena.
Ella esta muy vieja para tener algo de humor.
Fue divertido como Goyle mando al diablo sus cubiertos para comer su pastel de manzana directamente del plato ante el asco de los estirados Slytherins.
Pero el punto es que no pueden hacer nada...por ahora.
¿Harán algo? Sí, no se verán de brazos cruzados aunque no tengan algo definitivo en mente todavía.
El objeto de su deseo se paro de su asiento del comedor, como es costumbre y casi una religión, se aliza sus finas túnicas, se acomoda el cabello y camina con frente en alto hacia la salida, les gustaba mucho esa pomposidad. Y no teniendo nada que hacer hasta dentro de unas dos horas, coincidieron que acosar sería un buen entretenimiento para pasar el rato el día de hoy.
Hermione que apenas levanto el ojo del periódico para verlos partir, negó cansada con la cabeza y esperaba que sus acciones no repercutieran en el nivel de tortura que le dan las serpientes a diario, no estaba dispuesta a seguir curando labios rotos y narices sangrantes de Ron y Harry otra vez.
Las ventajas de caminar como gatos, es que no producen sus patas felpudas ningún ruido en particular, su tamaño es el ideal para pasar desapercibido y conocen como la palma de su mano los tapices con túneles secretos para ocultarse en caso que inesperadamente voltee.
La suerte les sonríe el día de hoy, después de seguirlo por varios pasillos este entra en los baños de Mirtle la llorona y sin demora se adentran antes que se cierre la puerta, pasando al trote sigiloso por debajo de la puerta de los cubículos antes que los vea.
Pueden escuchar el leve llanto de la fantasma, que al percatarse de su visitante deja todo rastro de amargura para cacarear con alegría.
Bufaron, no estaban muy de acuerdo que sostuviera una amistad con aquel espectro, no podrían opinar hasta que no haya una orgullosa argolla en esos largos dedos.
Tiempo al tiempo, se decían.
Aquellos dos se la pasaron hablando por más de media hora, de banalidades y demás cosas que no era de importancia para su exasperación, pero escuchando ya los debidos despidos, pensaron que ya era hora.
Tomaron su forma humana, viéndose algo entorpecidos porque el cubículo era pequeño, aun así se las arreglaron para salir con dignidad y sin tropezar al suelo.
Antes que el rubio siquiera tocara la puerta, George lanzo un hechizo de cierre, bloqueándola.
Este volteo rápidamente a sus espaldas sorprendido, con la varita en mano y el hechizo en la punta de la lengua, vacilando un poco al ver quien se trataba.
Pero Fred fue más rápido, murmurando un Expelliarmus y desarmarlo, tomando su varita al aire.
Draco miro su mano vacia, abriendo la boca un par de veces sorprendido y luego tenerlos apretados en una línea amarga, arrugando el gesto.
-Hola Principito-saludaron los dos a la vez, sonriendo con algo de malicia.
Draco frunció el entrecejo, apretando sus puños en blanco, mordiéndose levemente el labio en nerviosismo por su inesperada y ahora vulnerabilidad.
-Ustedes...-murmuro con un deje de cansancio y desprecio.
-Si...-
-...nosotros-sonrieron, caminando hacia el muchacho, que dio un leve paso hacia atrás.