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Dulce Festival por yuhakira

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Sasuke escuchó el rumor de que Naruto se le iba a confesar a una persona, no sabía exactamente a quién pero su fuente parecía muy creíble. Al primer instante se lo tomó con calma, hasta le causó gracia imaginarse a Naruto en esa situación. ¿Como lo haría? ¿Se pararía frente a ella tímido, con las mejillas sonrojadas, reiría tontamente y tartamudearía? «Por supuesto que va a tartamudear» se dijo divertido.

A la hora del almuerzo se encontró con Naruto. Sasuke tuvo el impulso de preguntarle por la chica a la que pensaba confesarse, pero él no le dio tiempo para hablar. Pasándole el brazo por el cuello Naruto se lo llevó a rastras hasta el Ichiraku. Allí pidió un enorme tazón de ramen, Sasuke no tuvo más alternativa que acompañarlo. 

En la tarde estaban en la oficina del Hokage ayudando con algunas tareas. Kakashi era impertinente, siempre que encontraba un motivo o una razón para hablar con Naruto, aparecía Kakashi robando su atención. La conversación que había tenido en la mañana con su fuente confiable empezaba a molestarlo, perturbando sus pensamientos. ¿En realidad Naruto tenía deseos de confesarse a alguien? ¿ya estaba pensando en eso? A él le parecía que eran muy jóvenes aún para pensar en una pareja. Pero bueno era Naruto, quien siempre se había mostrado enamorado de Sakura… «¿Sera ella?», se preguntó. Para la tarde ya se sentía molesto, no muy seguro de saber que hacer al respecto, ¿Qué pasaría con él, si Naruto decide juntarse con alguien? A lo mejor con quien debía hablar era con Kakashi, que él le aclarara quién se iba a ser cargo de su vigilancia una vez Naruto estuviera enfocado en una relación. 

Estaban terminando de organizar los informes, Naruto sonreía con amabilidad mientra le entregaba a uno de los chunin el resumen de su día de trabajo. Sasuke a su lado se sentía incómodo. Siempre andaba haciendo eso, sonriendole a todo el mundo con tanta facilidad, así le era difícil adivinar con quien tenía un trato diferente y hacia quien iban dirigidas sus intenciones. Como era de esperarse de Naruto, con las chicas se sonrojaba siempre, no importaba de quién se tratara. Al volver de la guerra todas parecían haber vuelto sus ojos hacia él, siempre que recibía un halago de parte de alguna de ellas era igual, terminaba sonrojándose y riendo tontamente. Su fuente se había divertido diciéndole sobre las intenciones de Naruto y le ocultó a propósito para quién iban dirigidas.  

De camino a casa, Naruto le sugirió a Sasuke volver al Ichiraku por una sustanciosa cena. Sasuke se negó como era de esperarse. Estaba molesto y no se sentía con ánimo para cumplir sus caprichos. 

—Ven a mi casa, te preparare algo saludable para comer. 

—No, no quiero. 

—No seas tonto, no puedes estar comiendo eso siempre. 

—No como solo eso, si no quieres ir está bien. Tengo otras cosas que hacer. 

Sasuke se frenó en seco. ¿Otra cosa que hacer? seguramente iría a ver a la persona que pretendía. Su molestia llegó a términos difíciles de controlar. Tomó a Naruto por el brazo y lo empujó contra una pared cercana. 

—Sal conmigo. 

Naruto lo miró sorprendido. ¡Eso es!, si lograba mantener distraído a Naruto, evitaría que se confesara a alguien y de ese modo que cambiaran su compañero. Ya era suficiente con tener que estar con él todo el tiempo, como para imaginarse tener que compartir todo su tiempo con una persona, que no soportaría o peor aún, uno que intentara matarlo. Por qué no lo iba a negar, o a pretender que no lo sabía, que no escuchaba los rumores de la aldea, de las personas que lo detestaban y trazaban planes sobre su cabeza. De la única forma en que podía estar seguro era con Naruto, de esa forma no tendría que enfrentarse a nadie indeseable y evitaría lastimarlo. No volvería a ser el villano de la aldea solo para terminar lastimando. No se perdonaría herirlo de nuevo, no a él.

—¿Qué? ¿Sasuke que estas diciendo?

—Dame unos días y lograré convencerte de que lo mejor que puedes hacer es permanecer a mi lado —posó su frente sobre la de Naruto, quien quedó en silencio—. Tonto, te veo mañana, come algo más que no sea ramen. 

Desapareció en una bola de humo, dejando solo a Naruto frente a su casa. 

 

«Ese tonto, ¿quien se cree que es para ir diciendo esas cosas?» Naruto iba de camino hacía la oficina del Hokage, otro día de entrenamiento le esperaba, esta vez tenía trabajo que hacer con Shikamaru. Iba refunfuñando, pateando sin delicadeza las piedras en la tierra. «¿Acaso se esta burlando de mí?». Se detuvo frente a la puerta principal de las oficinas del Hokage. Estaba triste, no era justo que se estuviera sintiendo burlado de esa forma. Shikamaru llegó a su espalda y hablándole al oído lo asustó.   

—¿Porque traes esa cara?

—Sasuke me pidió ayer que saliéramos.

Shikamaru que ya había avanzado un poco hacía dentro del edificio, se detuvo. 

—¿Qué hizo que? —Naruto miro hacia otro lado enojado— Espera… ¿no era eso lo que querías?

—Sasuke no siente nada por mi. 

—¿Entonces porque te iba a pedir algo así?

—No lo sé. 

Naruto, aún enojado finalmente entró en el edificio, seguido por un confundido Shikamaru. Estuvieron hablando por un rato con el Hogake hasta que fue hora de ir a la oficina de estudio, donde Shizune los esperaba para darles las instrucciones del día. 

Por otro lado, Sasuke tenía su primer día libre en algún tiempo, lo que le daba a libertad de estar a sus anchas en la aldea sin la compañía de Naruto. Aunque decir que estaba sus anchas era mucho, no solo porque sabía que la presencia constante de los ambus estaba siempre detrás suyo, sino porque también era muy consciente de que no tenía mucho por hacer, muchos lugares a donde ir. No hasta que le fueran restaurados todos sus derechos. Sasuke permaneció en su casa toda la mañana. Como parte de sus limitaciones no se le tenía permitido entrenar si no estaba en compañía de Naruto o algún miembro de su equipo, es decir el Hokage o Sakura, ambos con sus propios asuntos. Por eso necesitaba hacer que Naruto permaneciera a su lado, que fijara sus ojos solamente en él, en nadie más, ¿porque otra persona podía quitarle su atención, con que derecho?

Al medio día salió de casa, llegó de sorpresa a donde estaban Shikamaru y Naruto, para sorpresa de ambos, con comida para el rubio. Llevaba en una cesta un bento con el almuerzo para ambos. Shikamaru un poco divertido salió de la oficina sabedor de que no era bienvenido. Naruto se cruzó de brazos enojado, mientras el Uchiha con toda la naturalidad del mundo servia su plato y lo colocaba en frente suyo. Un plato completamente balanceado entre verduras y proteínas. 

—No quiero. 

—¿Porque no? no sabe mal. 

—No quiero salir contigo. 

Sasuke había tomado un bocado entre los palillos y lo llevaba con delicadeza a la boca de Naruto, pero él no recibió el bocado, se quedó esperando que Sasuke contestara algo.

—Recibe, lo hice para tí. —Naruto abrió la boca y lo recibió. Sus mejillas se sonrojaron. «Esta muy bueno», pensó mientras masticaba—. ¿A que esta bueno? 

Las mejillas de Naruto se inflaron avergonzado y enojado. No quería recibir de él la comida, eso lo hacía sentir incómodo, sobre todo porque el único avergonzado parecía ser él, no parecía para nada como si Sasuke estuviera haciendo un esfuerzo.   

—Esta bien si no quieres hacerlo ahora, no esperaba que aceptaras de inmediato, dame unos días, se que ya compartimos mucho tiempo juntos, pero podemos empezar hacer que ese tiempo sea más placentero, más amorosos…

—¿Placentero dices? ¿A qué exactamente te refieres con eso? amoroso... ¿Estas consiente de que ambos somos hombres?

Las mejillas de sasuke se sonrojaron un poco, lo suficiente para que Naruto pudiera notarlo. Le dio la espalda volviendo a guardar todo en el canasto que llevaba. Ahora se sentía ridículo de lo que había hecho, sin haberlo pensado mucho antes, obviamente había actuado por instinto, algo tan impropio de él. Todos sus pensamientos estaban concentrados en hacer que Naruto permaneciera a su lado, no pensó en las consecuencias. Obvio que iba a ser rechazado por Naruto, «¿Placentero? como pude decir algo así».

Tal como Sasuke había llegado se había ido, por suerte le había dado a Naruto el tiempo suficiente para que terminara de comer. Shikamaru volvió un rato después, aún debían terminar sus tareas independiente de que el Uchiha estuviera ahí o no. Para su sorpresa al entrar encontró un solitario y aburrido Naruto mirando por la ventana. 

 —¿Que paso? Pareces más enojado que esta mañana. 

—Te dije que no iba en serio. 

—¿Que hizo?

—Vino hablando de que ya compartimos mucho tiempo juntos, que solo quería que fuera más placentero —Shikamaru hizo un gesto confundido—. Esa misma cara hice yo. Cuando le pregunté a qué se refiere, pareció darse cuenta de lo que estaba pidiendo y se fue apurado. 

Shikamaru y Naruto terminaron un poco tarde de hacer sus actividades. Al terminar fueron a la oficina del Hokage a entregar sus resultados. Allí se encontraron con Sasuke, a su lado descansaba la canasta, por lo que lo más probable era que hubiera estado allí el resto de la tarde. 

Kakashi no era precisamente la mejor compañía, menos siendo Hokage. Siempre que intentaban tener una conversación había alguien que llegaba con un tema importante que tratar, y entonces Sasuke tenía que hacerse a un lado y esperar a que él volviera a desocuparse. Aún tenía la esperanza de que toda esa situación cambiará cuando su castigo culmine, cuando pudiera decir con toda certeza, de que podía hacer lo que le viniera en gana.      

Una vez Shikamaru abandonó la sala, Kakashi les hizo saber, a Naruto y a Sasuke sus intenciones de mandarlos en una misión fuera de la aldea al día siguiente, por lo que les pidió estar en su presencia en las horas de la mañana. Al salir, de la forma más casual, como si nada hubiera pasado a la hora del almuerzo, Naruto le preguntó a Sasuke si quería que se encontraran antes de llegar, para su sorpresa Sasuke le dice que no, que él ira a recogerlo a su casa. 

 

Los ojos de Naruto se abrieron con la primera luz de la mañana. Un gato que había traído semanas antes a casa, había roto las cortinas antes de huir, por lo que no había nada que detuviera el sol en su camino hasta su habitación. Permaneció un rato despierto, con la vista fija al techo. Sabía que Sasuke iría por él. Tenían como tarea hacer unos encargos para el hokage. La noche anterior, antes de que Naruto pudiera sugerir un lugar en el que pudieran encontrarse, Sasuke se ofreció a pasar por su casa. Para ese entonces Naruto aún vivía en el mismo complejo de apartamentos donde se había criado. Por lo que desde la cama alcanzaba a ver la puerta principal. Se giró de medio lado dándole la espalda al sol, observando el rellano de la puerta, esperando en qué momento la sombra de sus pies se dejaría ver.

«Seré idiota» dijo luego de verse a sí mismo en una situación tan vergonzosa. Esperándolo pacientemente, aún cuando sabía que faltaba mucho para su llegada. Debía sacarlo de sus pensamientos, dejarlo ir, levantarse de la cama y hacer algo por sí mismo, algo que evitara que sus pensamientos girarán en torno a el cabeza hueca del Uchiha. «Todavía faltan dos horas» volvió la vista al cielo. 

El tono azulado estaba cubierto por un par de nubes blancas. Sentía el aire frío. Tenía los brazos y el pecho descubiertos, el cobertor estaba sólo sobre las piernas. 

Acarició el hueco entre sus costillas con la yema de sus dedos. Podía imaginar a Sasuke mirándolo,  creyéndolo distraído, sus ojos negros fijos en él . Empujó lo que quedaba de cobijas con sus pies. Acarició una de sus piernas contra la otra, imaginando que las de él se entrelazan con las suyas. El aire se torno un poco más caliente mientras el sol se alzaba un poco más. 

En dos horas Sasuke estaría a su puerta, esperando por su encuentro. 

Cerró los ojos buscando el sueño de nuevo, más su cuerpo seguía moviéndose por sí solo. No faltó mucho para que el centro de su placer se irguiera ante la imaginaria humedad de su boca. Tocó la parte interna de sus muslos. Abrió las piernas mientras se relamía los labios, presionando la zona pálida del interior de sus muslos. Un gemido suave salió de su boca, mientras seguía imaginando que su humedad le envolvía. No faltó mucho para que la zona de su placer le exigiera ser tocada. Lo empuñó con ambas manos. Distribuía su propia humedad sobre el glande mientras veía a Sasuke acurrucado sobre él. El pudor lo invadió un poco, al pensar que cualquiera en los tejados aledaños podría verlo a través de la ventana. Sí, incluso si él se pusiera en la tarea de llegar antes, no le costaría nada verlo. Ese pensamiento alteró sus sentidos, pensando que esa, tal vez, era la última pista que Sasuke necesitaba para aclarar su definición de “placentero”. Pronunció su nombre con los labios húmedos mientras ayudaba a su virilidad a escapar de sus calzoncillos; mientras con los dedos alcanzaba esa zona prohibida que le regalaría únicamente a él.  Abrió los ojos asombrado ante el pensamiento que acababa de tener. ¿De verdad se sentía capaz de entregar tan valioso tesoro al Uchiha? ¿Lo merecía siquiera? Su respiración se entre cortó , sus labios se humedecieron a sí mismos una y otra vez, mientras sus manos se encargaban de masajear su cuerpo a su antojo, mientras se poseía de la forma que esperaba él pudiera poseerlo. Luego de un rato, su espalda se arqueó, un gemido ahogado salió de su boca, mientras el resto de su cuerpo se estremecía. Trató de detener el flujo que salía desde su interior, que no se esparciera sobre su cuerpo o la cama, pero algo alcanzó a caer sobre su estómago. Respiró hondo, sintiendo las mejillas encendidas. Acercó un pañuelo y se limpió las manos, lo botó en el basurero y buscó otro para limpiarse el estómago. El semen estaba espeso y blancuzco.

Naruto no solía tocarse a sí mismo muy seguido, por lo que parecía que se acumulaba, y no porque no quisiera. Las misiones eran agotadoras, todo el entrenamiento, no tenía  tiempo. Cuando volvía a casa caía sobre la cama, se quedaba dormido antes de poder quitarse la ropa, así que la tarea de liberar su cuerpo se hacía cada vez más intermitente. Siempre era un placer poder hacerlo, sobre todo cuando cumplía días enteros a su lado, imaginando una y otra cosa en su cabeza, calentándose con solo verlo, olerlo, sentirlo cerca. No iba a negar que los últimos días le había dado un poco más de material, dándole de comer y acorralandolo contra la pared.

Mientras divagaba en sus pensamientos escuchó un golpe suave del otro lado de la puerta. Sabía quién golpeaba así. Tres golpes rítmicos seguidos de una pausa para un golpe final con los nudillos. Se giró asustado, ahí estaban sus pies en el rellano de la puerta, tal como había esperado verlos. Era muy pronto aún, no había terminado de limpiarse, no había tomado una ducha ni cepillado sus dientes… 

«¿Me vio?» se preguntó.

Si de casualidad había tomado el camino de siempre, si venía por los tejados y no por el suelo como una persona normal, habría podido verlo. Sintió su rostro sonrojarse aún más. 

—Usuratonkachi, ¿aun duermes? —escuchó su voz venir desde el otro lado de la puerta.

—Espérame, ya voy. 

No, no pudo haberlo visto. Llego antes de tiempo, pero eso es algo normal en él. Volvió a golpear impaciente a pesar de haber escuchado su respuesta. «Ese idiota, tiene que estar presionando siempre». Se suponía que llegaría hasta las nueve. Por lo que aún tenía tiempo de bañarse y alistarse antes de que llegara. El sonido de tres golpes, seguido de una pausa y un último golpe volvió a escucharse, no pudo evitar hacer una mueca de disgusto. 

—Déjame entrar, te esperare adentro. 

Se frenó en seco mientras caminaba hacia el baño. «¿Dejarlo entrar?». El cuarto era un desorden. No era que Sasuke no lo hubiera visto así antes, pero, desde que Naruto era plenamente consciente de sus sentimientos por él, sentía vergüenza sobre todo. Agregando que aun estaba desnudo. ¿Como le abriría la puerta en esas condiciones? Con semen aún sobre su cuerpo, con el olor de lo hecho aun rondando en el aire. ¿Acaso parecía que no tenía algo de pudor? 

—No, espera afuera. 

—Hace calor, déjame entrar. 

Buscó a su alrededor algo que le sirviera para cubrirse. No vió los calzoncillos ni el pantalón de sudadera en el piso a un lado de la cama. Sólo pudo tomar la sabana y sostenerla con un puño cerca al pecho. Alcanzó a verse al espejo antes de llegar a la puerta. Cuando fue consciente de la imagen que daba fue demasiado tarde. Sus mejillas se sonrojaron en cuanto encontró a Sasuke del otro lado de la puerta. Consciente de lo ridículo que se veía con la sábana hasta el pecho, como si fuera una damisela y tuviera algo que ocultar. Por supuesto, algo más allá del centro flácido y recién usado, o de su estómago aún untado de semen. 

—No hace calor. —Vió a Sasuke tragar saliva, mientras intentaba ignorar su comentario. 

—Parece que tú si tienes calor. 

—Se supone que llegarías a las nueve, no me has dado tiempo ni de lavarme los dientes. 

—Son las nueve, y no me sorprendería que no tuvieras como costumbre cepillarte. 

—¡Oye! 

Después de ignorar el ridículo comentario se giró a verlo. No era posible que fueran las nueve. No pudo haber estado jugando consigo mismo tanto tiempo. Aun con la sabana en el pecho, se acercó a ver el reloj en la mesa de noche. «Si, son las nueve», respiró pesadamente y volvió a verlo. Lo encontró de pie al lado del comedor observando el cartón de leche. 

—Está vencido, no se te ocurra tomarlo. 

—Alístate debemos irnos. 

Se quedó viéndolo, no muy seguro de que fuera a dejar el cartón de leche sobre la mesa sin probarlo antes, no parece, pero Sasuke puede hacer ese tipo de cosas estúpidas, solo por pura curiosidad. Cuando se dio cuenta que Naruto no se iría, dejó el cartón de leche sobre la mesa y levantó los brazos en señal de inocencia. Luego, se recostó en la pared y se cruzó de brazos. Naruto debía moverse, antes de que Sasuke tuviera que volverlo a pedir, entonces no sería tan amable. 

Entró en la ducha y se dió un baño rápido, cepilló sus dientes y salió con la toalla amarrada a la cintura. Cuando salió, Sasuke seguía en la misma posición en la que lo había dejado, no pareció moverse en el poco tiempo que estuvo adentro. Sus ojos lo siguieron fijamente por la habitación, hasta que alcanzó la ropa y se vistió frente a él. Olvidando por completo el pudor que había sentido no más de media hora antes. Sin embargo, si no hubiera hecho lo que había hecho antes de su llegada, su sola mirada le habría dado una erección, justo ahí, mientras se vestía frente a él. Por fortuna no pasó nada. 

Salieron del apartamento después de eso, Sasuke caminó delante de Naruto un par de pasos.

Cuando Sasuke abandonó la aldea, fue cuando Naruto empezó a ser consciente de él. Más que cuando luchaba a su lado, o contra él. Podía recordar con exactitud el sonido de sus pasos sobre la tierra, el sonido del viento contra su ropa. El sonido de su voz, la articulación de sus palabras cuando lo insultaba, como el «usuratonkachi», salía de su boca con un timbre diferente en su voz, según el motivo por el que le dedicaba el insulto, incluso esa mañana al escucharlo. 

Pensó que era extraño. El timbre de su voz ya había cambiado, pero aun así pudo reconocerlo, tal como lo hizo cuando lo encontró en la cueva de Orochimaru. Su tono había cambiado, pero seguía siendo su voz. El insulto mantenía el mismo ritmo, solo que ahora su voz se escuchaba mucho más grave y fría, dotándolo de una elegancia muy propia de él. Eso no significaba que su voz no hubiera cambiado, como las pisadas de sus pies sobre el suelo también lo hicieron. Pero era lo lógico, ahora era mucho más alto, más pesado, aún en su delgadez. A Naruto no le costó mucho grabar en su memoria ese sonido, el sonido sigiloso de sus pasos sobre el suelo, o la forma en la que se posa sobre la rama de un árbol, sin siquiera mover sus hojas. Le gusta caminar detrás de él, en silencio, tener la oportunidad de observarlo y escuchar el sonido de su cuerpo al moverse. No habla mucho, y no es que antes lo hiciera. Naruto no se molestaba tampoco en hacerlo hablar. Le gustaba memorizar el sonido de su respiración, el aire entrando y saliendo de sus pulmones. Cómo cuando está agitado abre ligeramente sus labios y el sonido del aire saliendo de su boca se escucha un poco más fuerte que cuando lo hace de su nariz. Cuando el silencio se hace tremendamente abrumador, Naruto está seguro de incluso poder escuchar los latidos de su corazón, de 60 a 70 palpitaciones por minuto, según ha contado. No encontraba otra forma de distraerse en situaciones como estas, por lo que ahora se sentía experto en reconocer como su estado de ánimo variaba según el ritmo de su corazón y de su respiración, aun cuando en su rostro no expresaba gran cosa. Por eso supo que Sasuke no iba en serio cuando le pidió salir, por que si sintiera al menos la mitad de lo que él sentía, no habría podido mantener tan relajados los latidos de su corazón. 

Cuando llegaron a la oficina del Hokage, el sonido de la puerta abriéndose lo sacó de su ensoñación. Sasuke entró primero. El Hokage estaba sentado en su escritorio, retiró la vista de los documentos cuando los vio entrar. 

A Sasuke no se le permitía participar en misiones de rango A o B, incluso se entraba a comité para decidir si podía o no participar de una misión rango C. Todas sus misiones, porque Naruto debía tomar todas sus misiones con él; eran de rango D, tal y como cuando se graduaron de la academia. Primero porque los ninjas se negaban a trabajar con él, segundo, por que las misiones de rango D le daban tiempo a Naruto para su preparación para Hokage, y tercero, por que su poder de esa forma se mantenía en control. A Naruto le preocupaba no saber por cuánto tiempo Sasuke estaría de acuerdo con eso. Por ahora parecía soportarlo, pues no se mostraba ni molesto, ni ansioso. 

La tarea del día era ir a llevar un documento a la tierra de la Arena, donde Gaara. Una tarea que un ave mensajera podía hacer, pero Kakashi quería que se empezara a reforzar la amistad entre ambas aldeas, y sanar las viejas heridas que involucraron a Sasuke. Naruto asintió de forma afirmativa a la tarea, dado que en realidad le entusiasmaba ir a visitar a Gaara. Pudo escuchar el sonido pesado de la respiración de Sasuke abandonar su cuerpo, en un sonoro suspiro, que bien podría pasar desapercibido por alguien más, pero no por Naruto, incluso el palpitar de su corazón varió un poco. 

—¿Pensé que no estabas de acuerdo con enviarme fuera de la aldea? —pregunto Sasuke.  

—Tarde o temprano tendremos que empezar a hacerlo.

  La afirmación de Kakashi era acertada, no podían seguir ocultándolo siempre, ni creerse que en realidad lo tenían en control. En cuanto él quisiera irse o destrozarlo todo lo haría. Sasuke salió delante de Naruto sin decir nada. Su hombro rozó el de Naruto al salir. Cualquiera hubiera podido pensar que su intención había sido empujarlo, sin embargo era más fácil creer que lo hubiera hecho inconscientemente. Estaba enojado, el ritmo de su respiración se lo dejo saber, pero sobre todo la rigidez de su cuerpo. Naruto lo ignoró, le gustaba ir a Suna, visitar a Gaara y su familia.

Se fueron esa misma tarde. Volvió a recogerlo en su casa luego de reunir algunas cosas para el viaje. Seguía enojado, pisaba el suelo con mayor fuerza y sus pies ejercían mayor presión sobre las ramas, haciendo que estas crujieran bajos sus pies. Naruto se divertía al verlo así, sobre todo por lo ridículo que suponía era su enojo. 

Llegaron a Suna entrada la noche. Gaara los recibió en la entrada con algunos de sus allegados, extendió su mano hacia Naruto en primer lugar y él sonrió complacido. Sasuke exhalo fuerte, aunque imperceptible. Antes de que Gaara pudiera acercarse a él a estrechar su mano, le saludo con un ligero movimiento de cabeza y permaneció detrás de Naruto. 

Eso sin embargo, fue algo que Naruto tardo en notar, en realidad sería Shikamaru quien se lo dijera tiempo después. Sasuke solo caminaba o permanecía detrás de Naruto cuando alguien más los acompañaba, no a su lado, sino detrás, aunque muy cerca, lo suficiente para poder reaccionar si así lo requería la situación. «Es un perro guardián, tú perro guardián». Había concluido Shikamaru, una de esas tardes donde dejaba sus pensamientos vagar en voz alta. 

Gaara fue especialmente amable. Después de la reunión en su despacho y de aclarar los temas por los que Kakashi los había enviado, los invitó a comer. Aunque Sasuke sintió que la invitación estaba dirigida únicamente a Naruto, quien no lo notó, pues apenas se recuperaba de la última ocurrencia de Kanguro. Naruto asemejaba la actitud de Kanguro a la de Kiba, por lo que cada vez que lo veía no podía dejar de reír, aun si su intención nunca fuera la de divertirlo. Cuando Gaara soltó su invitación para ir a cenar inmediatamente Naruto dijo que sí. Al mismo tiempo Kanguro, que había escuchado perfectamente la invitación de su hermano se dio media vuelta y se apartó, Sasuke caminó detrás de él, consciente de que este lo llevaría hasta su habitación.

—¿A dónde vas? —preguntó Naruto antes de que se alejara lo suficiente. 

Él dio media vuelta y lo miró extrañado. En ese momento Naruto sintió como si no lo hubiera visto en todo el día. Su mirada penetrante le hizo sacudir el cuerpo. En la mañana no hizo más que evitar su mirada, sintiéndose aún avergonzado por sus acciones más temprano. Sintió la garganta cerrarse ante lo intenso de su mirada. 

—No tomes de más. 

—No me gusta el alcohol

Sasuke soltó un chasquido de disgusto y siguió su camino. Naruto quiso ir detrás de él, tomar su mano y jalarlo hacia él, deseó que esa mirada intensa lo viera por más tiempo. Sintió un ligero calor en el cuerpo. Gaara llamó su atención de nuevo, había dejado la indumentaria que exigía su cargo en la oficina y ya caminaba rumbo a la salida. Naruto lo siguió. No muy seguro de lo que había pasado. 

Naruto se sintió ansioso en medio de la cena. Podía imaginar a Sasuke sentado al borde de alguna cama sosteniéndose la cabeza enojado, buscando o más bien esperando que algo lo hiciera enojar aún más para poder destrozarlo todo. Algo con lo que pudiera justificarse. Eso le asustaba a Naruto, no porque en realidad creyera que Sasuke pudiera hacer algo así, lo más probable era que estuviera ya en su cama sin moverse completamente dormido. Sus pensamientos no eran más que el reflejo de su ansiedad. Sasuke no abandonó sus pensamientos, ni siquiera cuando Gaara le sonreía complacido por alguno de sus comentarios. Sus ojos aguamarina se encogen con su sonrisa. Una que Naruto no estaba muy seguro de haber visto antes, una que hizo que su cara se viera más tierna y cálida. Pero más allá de eso, más allá de la calma que aquello le transmitía, no sintió nada. Tuvo la sensación de que Gaara esperaba algo de él, aunque no tenía muy claro el que. Gaara pareció notar la confusión de Naruto y  luego decidió que era hora de volver.

Pero antes, Sasuke había tenido razón al advertirle a Naruto sobre la bebida. Gaara tomó algo de alcohol, y había esperado que Naruto bebiera con él. Pero él en realidad no se sentía listo para empezar a hacerlo, aunque ya fuera mayor de edad. Antes de que terminara la cena, Gaara se quedo viéndolo, estaba algo enojado, sus mejillas estaban sonrojadas y hacía un mohín con sus labios. Lo señaló con uno de sus dedos, pero antes de que pudiera decir algo uno de sus guardias se paró a su lado enojado. Con un movimiento de cabeza le señaló la razón de su disgusto. Gaara en un movimiento que Naruto no olvidará nunca y que jamás le volvió a ver; agarró sus cabellos con ambas manos y dio un sonoro gemido desesperado. Se quedo viéndolo sin entender muy bien lo que pasaba, hasta que se giró hacia la dirección donde señalaba el guardia.

Sasuke estaba recostado contra una de las paredes del restaurante, cruzado de brazos. Desde donde estaba podía observarlos con claridad, y era la causa de la exacerbación de Gaara. 

Gaara volvió a ver a Naruto con los ojos iluminados y las mejillas sonrojadas. Le dedicó una mirada un tanto decepcionada antes de volver su vista a Sasuke. Quién sabiéndose descubierto, caminó hasta estar detrás de Naruto. 

Fue cuando la cena finalmente terminó. Gaara fue el primero en irse, aclarando a sus guardias que no había nada por lo que preocuparse. Naruto y Sasuke emprenderán su camino de vuelta a la mañana siguiente

—¿Qué pasó? —pregunto Naruto—. Pensé que irías a dormir. 

—Eres un tonto.

—¡Ey!

Sasuke volvió a caminar delante de Naruto, aunque esperó a que sus pasos lo igualarán. Sus hombros se tocaron. Esta vez estaba relajado, contrario a como había estado en la mañana y en el transcurso del día. El sonido de sus pies sobre la arena volvió a recuperar la normalidad, al igual que su respiración y los latidos de su corazón. 

—¿Qué hacías en el restaurante?

—Vigilaba que no bebieras. 

—Te dije que no lo haría, además no soy un niño, no necesito que me vigiles. Recuerda que es al contrario, soy yo quien te debe vigilar. 

Sasuke podría molestarse por el comentario, pero en la mayoría de sus misiones Naruto lo traía a colación, así que en realidad le divertía. 

Como Sasuke ya sabía en qué lugar debían pasar la noche, se encargó de llevar a Naruto hasta allí. Era una habitación de un complejo militar de la aldea. Por más que entonces se considerará que ambas aldeas eran aliadas, los protocolos indican que era allí donde sus invitados debían pasar la noche, no en una hotel, ni en el complejo del Kazekage, sino con la élite de la aldea, solo por si acaso. 

La habitación era un cubículo de no más de cuatro metros cuadrados, con un cuarto de baño, y ventanas sin vidrio pero con barrotes. Casi como una cárcel. Pero lo suficientemente cálida para hacerlos sentir a gusto. Habían pasado la noche en peores lugares.  

En cuanto Sasuke se acomodó sobre la cama se quedó dormido, así con ropa y todo. Naruto lo vio aburrido desde su propia cama. No tenía sueño, ni se sentía cansado. Se dedicó a observarlo. No estaba seguro si dormía profundamente, pero sabía que mientras no se atreviera a tocarlo no había forma de que Sasuke supiera que estaba siendo observado, aún cuando estuviera completamente en guardia. 

Estaba boca arriba con sus manos sobre el estómago y una de sus piernas recogida, ligeramente abiertas. Su cabello negro caía con gracia hacia los lados de su rostro, estaba un poco largo por lo que solía cubrir su rostro la mayoría del tiempo. Ahora tenía total acceso a sus facciones. Podía observar con detenimiento la línea delgada de sus labios y su color rosa pálido, el tono blanco de su piel, las pestañas largas y espesas. Sus labios se entreabrieron. Ahora sí parecía plenamente dormido. Naruto se humedeció los labios por instinto, sentía su corazón acelerarse un poco. Seguía sentado sobre la cama, con la espalda recostada contra la pared, observándolo con nada más que la luz de la luna que cruzaba por los pequeños ventanales. Antes de acostarse Sasuke se había retirado el chaleco, y el buzo negro que llevaba debajo se había encaramado un poco sobre su pecho donde descansaba una de sus manos. Hacía calor. Naruto se retiro el chaleco y finalmente se acostó en la cama, con la vista hacía el techo. No podía seguir observandolo así, con esos pensamientos en su cabeza, pervertidos y necesitados pensamientos. 

 

La mañana llegó rápido. Al abrir los ojos se encontró con el rostro de Sasuke mirándolo fijamente. Estaba listo para irse. 

—¿Que estas haciendo?

—Esperando que despiertes. 

—Podías llamarme si lo que querías era irte pronto. 

—Ya terminamos nuestro trabajo, no hay más razón para estar acá. 

—¿Y si Gaara quiere invitarnos a desayunar?

Naruto solo quería hacerlo enojar. Vio con orgullo como su nariz se arrugaba un poco y apartaba los ojos hacia otro lugar. Se acomodo de medio lado, sintiéndose somnoliento aún, sin dejar de ver a Sasuke que jugaba con sus manos. 

—¿Quieres quedarte más tiempo? lo más seguro es que al volver Kakashi tenga otra misión lista para nosotros y… 

—Ya, lo sé. Esto es algo aburrido y estoy de acuerdo. 

Sasuke sonrió, o al menos a Naruto le pareció que lo hacía.

Se levantaron y se fueron. En la entrada de la aldea se encontraron con Gaara que los esperaba para despedirlos. Se disculpó por haber bebido la noche anterior y haberlo hecho sentir incómodo. De nuevo no cruzó palabra con el Uchiha, quien se mantuvo dos pasos atrás de Naruto.

 Emprendieron el camino de vuelta. Al entrar al país del fuego, el calor abrasador del desierto por fin cesó. Naruto se detuvo en la primera copa enorme de árbol que encontró, se sentó sobre su enorme rama y respiró hondo. A su lado vio el destello de los pies de Sasuke sobrepasandolo. El árbol ni siquiera pareció notar su presencia, en la siguiente rama se detuvo también agotado. 

—Por como corrías pensé que buscabas un baño. 

—Teme… ¿Porque hace tanto sol? Estoy agotado. 

Se recostó por completo en el árbol, un poco después Sasuke estuvo a su lado. Del interior de su mochila sacó una fruta que Naruto no había visto. Se levantó de golpe al ver como el jugo de la fruta brotaba por el lugar donde Sasuke pasaba el cuchillo. Se le hizo agua la boca, sediento, mientras la jugosa fruta seguía empapando la mano del Uchiha. Al terminar de cortarla a la mitad Sasuke estiró la mano, y le tendió una parte del fruto. Naruto lo tomó con ambas manos y se lo llevó a la boca. Estaba jugoso, el jugo le resbalaba por la comisura de los labios. Frente a él Sasuke lo disfrutaba también. 

—¿De donde lo sacaste? Esta delicioso.

—Antes de pasar la frontera.

Naruto siguió comiendo el fruto agradecido por el jugo, pero mientras masticaba un recuerdo de sus viajes con Jiraiya vino a su cabeza. Escupió el pedazo de pulpa que aún tenía en la boca y botó el restante al suelo. 

—¡Escupelo, rápido…!

Se abalanzó sobre Sasuke y metiendole los dedos a la boca lo obligó a vomitar. 

—¿Que pasa contigo? usuratonkachi. 

Naruto volvió a recostarse contra el árbol. Ya estaba a la sombra, pero ahora sentía más calor. Se desabrocho la chaqueta con rapidez. Sasuke era un idiota, de nada le valdría haberse desahogado el día anterior si ahora venía y le daba una fruta así. Esperaba que el haberlo hecho vomitar fuera suficiente para que los síntomas no fueran demasiado fuertes en Sasuke. 

—Oe… Naruto ¿que sucede?

El rostro de Naruto se estaba sonrojando aún más y se relamía los labios con más insistencia. Su temperatura había aumentado. Sasuke estaba en problemas. Sabía que lo que estaba sintiendo era el doble de intenso para Naruto. El tonto se había preocupado primero en hacerlo vomitar, antes que preocuparse por sí mismo.

Sasuke había tratado de borrar de su cabeza la imagen que había visto desde el tejado cerca de la casa de Naruto. Borrarlo a él desnudo de sus pensamientos, mientras se penetraba a sí mismo con los dedos. Naruto había hablado sobre el problema que suponía que ambos fueran hombres, le había preguntado si al menos lo había considerado. Pero según lo que había visto, la persona a la que Naruto iba a confesarse no era una mujer, era un hombre. Por eso estaba tan enojado y por eso lo había seguido al restaurante con Gaara. Quería comprobar que no se tratara de él, confirmar que por eso hubiera estado tan contento de ir a verlo. La expresión de Naruto aunque amable le hizo saber que estaba incómodo, lo que lo llenó de confianza de nuevo. 

EL cuerpo de Naruto seguía calentándose, por lo que rápidamente se enderezó. Sasuke se sorprendió cuando lo vio saltar con torpeza al árbol siguiente. 

—¡Detente!

—Lo siento es hora de volver, debemos volver pronto. 

—¿Porque, a donde debes ir con tanta prisa?

Sasuke lo encerró contra el siguiente árbol donde trastabilló. Pudo sentir lo caliente que se encontraba su cuerpo, vio incluso la rigidez de su miembro bajo sus pantalones. El ritmo de su corazón se aceleró. No supo si era por la fruta que había consumido que al parecer era afrodisiaca, o por que los recuerdos de Naruto masturbandose por su parte trasera estaban en su memoria tan frescos, o porque sentía un deseo impetuoso y poco sano de tocarlo. 

Naruto pudo ver su cambio, no solo verlo, lo escuchó a través de su respiración, lo sintió a través del agarre de sus manos sobre su cuerpo. De inmediato lo atribuyó a la fruta, no había sido suficiente lo que le había hecho vomitar. 

Sobre la copa del árbol en el que estaban empezó a caer la lluvia. Era verano, no tenía porque llover, no en esa temporada. Sin embargo el agua empezó a caer torrencialmente. Naruto estaba tan preocupado por el agua que no vio venir a Sasuke, cuando reaccionó fue demasiado tarde, sus labios ya estaban sobre los suyos. Escuchó a la perfección el latir acelerado de su corazón, sintió el propio rompiendole el pecho. Sus piernas se encogieron y resbaló por el árbol haciendo que el beso terminara.  Se tocó con la punta de los dedos los labios, y apretó las piernas tratando de ocultar lo obvio. Se había corrido. De una patada lo mandó al suelo, sacándolo de la rama. Sasuke cayó sonoramente, se sentía en una ensoñación y no había podido reaccionar con el tiempo suficiente para aminorar la caída. 

La lluvia continuó cayendo con fuerza. Naruto dejó que el agua lo empapara. Por fortuna no había consumido mucha fruta; haberse corrido, junto al agua fría, hizo que su cuerpo volviera a la normalidad. Cuando se sintió tranquilo volvió la vista al suelo. Sasuke estaba limpiándose las hojas húmedas que se habían pegado a su traje. De un salto estuvo a su lado y volvió a darle un empujón. Sasuke levantó la vista, no estaba enojado, en su rostro había una sonrisa, se estaba divirtiendo. No recordaba con exactitud la última vez que había bajado la guardia con tanta facilidad, sentía su cuerpo relajado y tranquilo. Había besado a Naruto y se sentía como si fuera la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo. 

—Debemos volver —Naruto empezó a caminar dándole la espalda—. Ya te había dicho que no quería. 

—El momento era el justo para intentarlo.

—Estabas influenciado por la fruta. 

—Probablemente, no voy a negar eso —lo tomó por el brazo obligándolo a detenerse, cuando lo hizo, inmediatamente lo soltó. Sus ojos azules brillaban con intensidad, estaba enojado. Naruto seguía escuchando como su corazón latía con fuerza, trataba de ignorarlo, de ignorar la estúpida sonrisa que brillaba tan resplandeciente en su rostro— No va a dejar de llover, deberíamos buscar un lugar donde cubrirnos de la lluvia. 

—No, podemos volver si vamos con cuidado, no esta lloviendo muy intensamente y…

—¿Porque volver tan pronto?

—Eras tú el que tenía afán en la mañana. 

La sonrisa en los labios de Sasuke se borró, le molestó la insistencia de Naruto en volver. Lo que más quería era volver a besarlo, descubrir y tal vez ponerle nombre a ese sentimiento que le quemaba por dentro. Entonces recordó lo que ya sabía, que Naruto estaba pensando en confesar sus sentimientos a alguien que no era él. 

—Lo siento, tienes razón, fue la fruta. La tendré presente para la próxima vez que me la encuentre, recordaré que no solo calienta el cuerpo sino que confunde lo sentimientos. 

Con fuerza retomo el paso. Las ramas de los árboles crujieron bajo sus pies, sus zancadas fueron fuertes y poco cuidadosas. Naruto lo siguió. Antes de que cayera la tarde estaban de vuelta en la aldea, se separaron no más cruzar la puerta principal. Sasuke se perdió frente a sus ojos. La lluvia se detuvo.

 

 Naruto decidió tomarse el día libre. No estaba de ánimo, ni para entrenamiento, ni para misiones de rango D, no quería tener que buscar el gato de algún vecino o cazar el jabalí que se estaba comiendo los cultivos. No quería pasar el resto de su día con un confundido y embelesado Sasuke. Embelesado… no estaba muy seguro de si su estado podía atribuirse a un embelesamiento, pero el cuerpo de Sasuke había reaccionado al suyo, la fruta había influido, pero por mucho que la fruta hubiera hecho efecto, él no se iba a lanzar encima de Naruto como alfa en celo. Ese era al punto al que sus cavilaciones lo habían llevado la noche anterior. 

Sasuke llego muy temprano a la casa del Hokage, antes de la que sabía era su hora de salida a la oficina. La casa por supuesto estaba custodiada por la guardia principal de Hokage, que le cerraron el paso antes de poder acercarse a la puerta. 

—¿Qué buscas?

—Kakashi. 

—No tienes permitido ver al Hokage fuera de su oficina.

Sasuke seguía enojado, a duras penas si había podido dormir la noche anterior, si no podía hablar con Naruto, Kakashi era el único que le quedaba. Eso era mejor a quedarse con ese sentimiento robandole la tranquilidad, ya tenía suficiente con todo el peso que cargaba encima, con todos sus errores y todo su pasado, para ahora no ser capaz de lidiar con el rechazo de Naruto. Se desespero un poco, no muy seguro de saber una razón válida que justificara su visita al Hokage. Para su fortuna, Kakashi salió justo a tiempo. Se sorprendió al verlo. Desde que había vuelto a la aldea, era la primera vez que iba hasta su casa a buscarlo. Sí, pasaba mucho tiempo en su oficina, pero no era que tuviera un tema particular del cual hablar, a veces sólo iba para permanecer en silencio a su lado. Le dijo a los guardias que todo estaba bien y volvió a entrar a la casa con Sasuke a su espalda. 

Luego de ofrecerle y servirle una taza de té caliente, se sentó frente al joven de cabellos negros que una vez había sido su pupilo. Bebió de la taza caliente esperando que él empezara hablar. Pero Sasuke parecía imitarlo. 

—¿Que paso?

Sasuke levantó la cabeza, luego de que Kakashi llamara su atención, parecía como si hubiera olvidado su razón para ir a verlo, ya no estaba seguro de si debía hablar con él o no, si el tema que lo venía perturbando valía la pena de ser revelado. 

—Se que estuve mucho tiempo lejos de la aldea, y otro tanto encerrado. 

—Si…

—Naruto, yo se que tiene muchos amigos ahora, que… sus relaciones —carraspeo con su garganta, tratando de buscar las palabras correctas—. Sus relaciones… ¿a él le gusta alguien?

Kakashi se atraganto un poco con el último sorbo de té que bebió. Le habría gustado saber quien era la persona en la que Naruto tenía puesto los ojos. Todo de lo que hablaba el rubio era precisamente sobre Sasuke, y ahora toda su concentración estaba en convertirse en Hokage, ni siquiera se le había pasado por la cabeza que él pudiera tener un interés sentimental serio por alguien. Sasuke, al ver la indecisión en la cara de Kakashi se dio cuenta que no había sido su mejor idea. Sin embargo lo que más sorprendía a Kakashi, no era precisamente que Naruto pudiera tener un gusto por alguien, por que eso podía pasar en cualquier momento. Lo interesante era que Sasuke estuviera perturbado por eso. 

—No lo sé, Naruto no ha tenido tiempo para eso, pasa la mayor parte del tiempo contigo, o cumpliendo con su entrenamiento. 

—Sí, lo sé, pero en caso de que él empiece a salir con alguien, ¿que pasara conmigo?

—¿A qué te refieres?, no te entiendo.

—Entre su entrenamiento y su relación, sus misiones, no va a tener tiempo… 

—¿De estar contigo?

—Tendrás que designar a otra persona para que entrene conmigo, para que haga sus misiones conmigo, otro guardián. 

—No creo que Naruto esté de acuerdo con eso. No lo va a permitir. ¿Quien más que él tiene el poder para estar a tu lado?

—Eso es lo que yo digo, por eso no entiendo por qué tiene que… 

«Sera solitario». A veces lo importante de hablar con otra persona, no es que esa persona te de las respuestas, si no que, a través de tus propias palabras encuentres las respuestas. Sasuke no quería que Naruto estuviera con alguien, no porque pudiera dejarlo sólo, como decía Kakashi eso no era posible. Sasuke no quería que estuviera con alguien más, porque era con él con quien debía estar. Porque lo quería, no de forma posesiva. «Es un sentimiento muy posesivo» pensó, al darse cuenta del estado en el que había estado los últimos días. 

—Naruto pidió un día libre, dijo que iba a estar en casa hoy, ¿eso tiene algo que ver contigo?

—Tal vez. 

Lo que Sasuke seguía sin saber era si había alguien más rondando la cabeza de Naruto. ¿Por que no llegaba él a sus mismas conclusiones? ¿porque alguien más sería merecedor de estar con él? Una nueva pregunta nació en su cabeza. ¿Porque sería él merecedor de Naruto? La taza de té ya vacía reposo sobre la mesa. La pesadumbre que sentía fue visible en su rostro. Kakashi no era tonto, pero tardó un momento en unir los cabos que se mostraron ante él. 

—Lo mejor que puedes hacer es hablar con él. Pregúntale directamente si está interesado en alguien más. 

—¿Si lo está, qué puedo hacer?

—Tienes dos opciones, lo dejas tranquilo y que siga con su vida, o le dices tus sentimientos y que él decida. Siempre tienes esa opción. 

¿Porque eso era tan confuso? Todo lo demás que había hecho en su vida, todo, hasta las peores decisiones se habían mostrado en su cabeza con mucha claridad. Poder, venganza, todo tan claro en su horizonte. Pero ahora, la sola idea de lastimarlo lo hacía replantearse si valía la pena, ¿podía acaso ofrecerle lo suficiente para que él lo eligiera? ¿Si le preguntá y resulta que el nombre que salga de sus labios no le gusta, podrá tomárselo con calma? ¿respetar su decisión? «No». Lo único que lograría con eso sería alejarlo, lastimarlo, terminar con su amistad. La decisión no fue difícil, solo debía dejar que las cosas siguieran como estaban, siguieran el rumbo que llevaban hasta ahora. 

Ambos salieron de la casa con rumbos diferentes, Kakashi con sus guardias a la espalda, y Sasuke con sus custodios también a la espalda. 

Si quería que las cosas siguieran su curso, tal vez, luego de salir de la casa de Kakashi no debió haber ido directamente a la de Naruto. Para su desgracia, y solo para aumentar su enojo, no lo encontró allí. A pesar de lo que Kakashi acababa de decirle, por supuesto, el que se tomara el día libre no significaba que se quedaría en casa todo el día, no el hiperactivo Naruto que conocía. Por lo que, seguido por el equipo ambu encargado de su vigilancia se dedicó a pasear por la aldea, consciente de que no podría traspasar los límites, los mismos que Naruto podría dejar con toda facilidad. Luego de un rato de caminar bajo el sol del ardiente verano, de sentirse cansado y sudoroso, se decidió por detenerse en los baños termales, se daría un baño y luego iría almorzar. Si estaba de suerte encontraría a Naruto en el ichiraku, si no iría por un pescado frito. 

Luego de pagar la tarifa, se dirigió a los baños. Al entrar se encontró con Sai, que llevaba una toalla amarrada a la cintura. Este lo saludó con un ligero movimiento de cabeza y siguió su camino. Sasuke no tuvo tiempo de arrepentirse, detrás de él salió Naruto, quien al verlo se detuvo en seco. «¿Sai?» fue todo lo que atino a pensar. Tenía sentido, había sido miembro de su equipo, compartía tiempo suficiente con él, era emocionalmente inestable según había escuchado, pero eso no era algo que detuviera a Naruto. «Sai» volvió a decir su mente y su enojo volvió a acrecentarse. Naruto seguía al frente suyo, lucía tímido y frágil. Sasuke se descubrió a sí mismo con deseos de tocarlo, su piel desnuda en frente suyo, esa piel dorada y suave, sin cicatrices ni marcas de ningún tipo, quería tocar sus pezones y besar sus labios, quería verlo venirse, como lo había visto a través de la ventana de su apartamento, como lo había hecho después de besarlo. Naruto intentó pasar a su lado, su cuerpo se movió cerrandole el paso. 

—¿Puedo acompañarte? —preguntó. Si se trataba de Sai el haría lo posible por robarle su atención.  

—Es un baño público. 

No era una respuesta satisfactoria, pero tampoco era una negativa. Lo tomó de la mano y lo empujó dentro del cuarto. Naruto intuyó que le pedía que lo esperara, así que cuando adivinó que estaba por cambiarse le dio la espalda. Lo cierto era que no esperaba tener que encontrarlo tan pronto. Sai se había enterado que se estaba tomando un día libre, había aprovechado para invitarlo a desayunar, y luego de un leve entrenamiento a las afueras de la aldea, habían decidido ir a tomar un baño, en el camino se habían encontrado a Choji y Shikamaru que ya estaban en el agua. Antes no había sido tan difícil permanecer en la misma habitación con él, pero ahora, con su corazón latiendo a toda marcha y el ritmo de su respiración descontrolado se le hacía muy difícil. Sobretodo porque no estaba seguro de si él era el causante, le preocupaba pensar que pudiera estar enfermo, que la fruta siguiera haciéndole efecto. Cómo iba a saber el cuánto duraba el efecto de la fruta si su cuerpo lo elimina con tanta facilidad. Finalmente Sasuke se cambió y ambos pudieron llegar a la alberca. Sasuke se sorprendió al encontrar a los otros allí. «No es Sai» dedujo su mente, las otras dos opciones le parecieron un tanto ridículas, Choji, no era que pensara que Naruto no pudiera fijarse en Choji, pero de cualquier forma lo descartaría y Shikamaru… con Shikamaru había una pequeña posibilidad, no iba a negarlo. Para su fortuna Sai se hizo del otro lado, y al adivinar su presencia los demás se alejaron un poco, Naruto se hizo a su lado, se hundió en el agua y cerró los ojos, Se veía plácido y tranquilo, y eso hizo que se tranquilizara un poco también. 

—Ey Naruto, ¿vas a ir al festival mañana? —preguntó Shikamaru. 

—¿Eh? sí, iré. 

—¿Vas a ir con alguien? Temari viene desde Suna y vamos a reunirnos con los muchachos. —Naruto abrió los ojos y salió un poco del agua. Sasuke que estaba atento a la conversación lo miró con expectativa, las mejillas de Naruto se sonrojaron un poco mientras evitaba su mirada.

—No, está bien, tengo otros planes. 

—¿No vas a decir que tienes una cita o si?

Naruto empezó a reír tontamente mientras se rascaba la cabeza. No lo negó, por lo que era posible. Sasuke respiró hondo, «deja que todo siga su rumbo» se repitió. Shikamaru que había sido capaz de descubrir la incomodidad de Naruto cambió hábilmente de tema.  A partir de ahí el baño se hizo mucho más agradable.

Al salir cada uno tomó su rumbo, Naruto también se despidió de Sasuke con la intención de darse un poco más de tiempo, sin embargo Sasuke no lo permitió. 

—¿Vas a Ichiraku a almorzar?

—Eh… sí, tengo un par de cupones. 

—Por supuesto que los tienes. Vamos, te acompañare. 

No le dio tiempo de aceptar, simplemente empezó a caminar delante de él, como solía hacerlo siempre. Naruto lo alcanzó rápidamente. Era divertido caminar a su lado, y el silencio nunca era incomodo. Lo tranquilizó bastante que las pulsaciones del corazón de Sasuke se normalizaran, al parecer el baño le había servido para relajarse. No solo a él le había servido, Naruto por su parte se sentía también mucho más tranquilo. El incidente del día anterior no ameritaba una conversación aún. 

Comieron tranquilos y a gusto, gracias a Sasuke, Naruto había sido capaz de devorar tres platos completos. Estaba sonriente y satisfecho. De vuelta a casa, caminaba con las manos en la inflada barriga, como si hubiera completado un logro. Sasuke se divertía, empezaba a ser una tarde agradable. 

Al llegar a la casa de Naruto este se detuvo. 

—¿Quieres subir? —le preguntó.

Sasuke con un ligero movimiento de cabeza le dijo que sí, así que subieron. La habitación de Naruto era un desastre, como siempre lo era. Sasuke se sintió un poco molesto al entrar, una cosa era aguantar eso por un par de minutos mientras lo esperaba, pero otra muy distinta era pasar toda una tarde allí. Se retiró el chaleco y lo dejó sobre la mesa, luego recogió las mangas. 

—¿Que haces?

—Hagamos de este un día productivo y limpiemos este chiquero. 

—Pero quiero descansar. 

—¿De que?

—Bueno… todo hombre necesita de un descanso —dicho eso se lanzó sobre la cama desarreglada—. Anda, relájate.

—No, levántate y ayúdame. 

—Así no podremos vivir juntos. —Sasuke no respondió de inmediato, pero no tardó mucho en hacerlo. 

—Claro que no, si vivieras conmigo,  no dejaría que llegáramos a estar en este estado. 

Naruto se levantó un poco sosteniéndose con los codos y lo miró fijamente. 

—Pues mientras eso pasa, puedes ignorarlo por hoy. 

El corazón de Sasuke volvió a latir con más rapidez, no con la misma intensidad que venía estado haciéndolo, pero sí lo suficiente para que Naruto pudiera percibirlo, y eso le dio un poco de confianza. Con la palma de la mano lo invitó a acostarse con él, Sasuke pareció dudar por un momento pero luego estuvo a su lado. Tímido colocó ambas manos sobre el estómago y trató de controlar su respiración. Naruto se acomodó de medio lado para poder observarlo. 

—Mañana es el festival —Sasuke volteo el rostro en su dirección, en señal de que esperaba con expectativa lo que tenía por decir— Sé que aún no te sientes cómodo con todos los demás, y conozco un buen lugar donde podríamos ver los fuegos artificiales. 

—¿Me estas invitando a pasar tiempo contigo?

—Estamos juntos todo el tiempo, no será muy diferente a como estamos ahora. —Naruto giró su mirada al techo y alzó la mano— Cuando niño no tenía con quien ir a los festivales, así que, vestía mi kimono y me sentaba en el corredor a ver cómo la gente se divertía. No quería ir y sentirme rechazado por todos. El problema era que desde acá no podía ver los fuegos pirotécnicos.

Sasuke alcanzó su mano y entrelazo sus dedos con los suyos. Naruto no rechazó su tacto, dejó que ambas manos descansaran juntas sobre la cama y se cubrió los ojos. 

—Mientras no estuviste encontré un lugar desde donde se ven claramente. 

—No tengo un kimono —Naruto soltó una sonora carcajada, el comentario había servido para relajarlo—. Es cierto. Lo más parecido es mi antigua ropa y no creo que la gente se sienta muy cómoda…  no sé, segura, si me ven usando eso, podría ser problemático. 

Naruto continuó riendo. Sasuke lo vio morderse el labio inferior, pero no imaginó en lo que pensaba Naruto. Si lo veía de nuevo usando la ropa con la que lo había encontrado en la cueva de Orochimaru, lo más probable era que ni siquiera lo dejara salir de casa. Tenía buenos recuerdos de su imaginación jugando sucio mientras le quitaba el “no dejó nada a la imaginación”. Aún tenía grabado con fuerza el olor de su cuerpo cuando se le acercó amenazante. El olor de las velas aromáticas que seguro habían rodeado su cuerpo, el olor de su cabello… Abrió los ojos de golpe, debía controlarse. 

—Consigamos uno entonces. 

Aún con la mano de Sasuke entrelazada a la suya lo obligó a levantarse y salir, sólo entonces lo soltó. Fueron en busca del kimono. 

 

Sobre las cinco de la tarde del 23 de julio un par de años después del regreso de Sasuke a la aldea, se da inicio al festival de verano. Naruto espera a Sasuke cerca de la entrada. Viste un kimono naranja con las mangas recogidas, luce desarreglado pero fresco. Lame un pincho de dango mientras ve llegar a Sasuke. Arroja el palo a la basura y sonríe. Sasuke le devuelve la sonrisa. Por su parte, él va vestido con un Kimono azul que habían conseguido la tarde anterior, es un poco pequeño por lo que le queda un poco ajustado en la cintura. Lo lleva perfectamente puesto, sus sandalias alcanzan a verse, junto con sus tobillos. Naruto continua sonriendo, sus brillantes ojos azules lo miran con atención. Primero fueron a comprar más dangos, luego visitaron algunos juegos. Sasuke lo convence de comer pescado frito y lo reta a ver quien atrapa más pescados en el estanque, Sasuke gana un enorme zorro de peluche. En el camino se encuentran con el grupo de amigos, Naruto los saluda, Sasuke se mantiene detrás, preocupado de que hasta ahí llegue su momento, pero Naruto se despide y se lo lleva del otro lado. Todo es perfecto. 

Las nueve. 

—Pronto empezaran los fuegos. Vamos debemos irnos. 

—Pensé que querías ver los fuegos pirotécnicos. 

—Sí, te dije que tenía un lugar para eso. 

Lo tomó de la mano y se lo llevó con él. Naruto caminó de prisa, preocupado de no llegar a tiempo, había dejado todo listo antes de encontrarse con el. Sasuke se detuvo, estaban en la entrada del antiguo recinto Uchiha. Solo quedaban escombros, después de la visita de Pain a la aldea, de haberlo destruido todo, solo quedaban ruinas de lo que alguna vez había sido su hogar, nadie se había preocupado por reconstruir nada. Soltó la mano de Naruto. Con un gesto de la cabeza le dijo que entrara, que lo siguiera. Su sonrisa se borró para ser sustituida por un gesto de preocupación. 

De niño Sasuke solía ir a los festivales con su familia, Fukaku, su padre, lo cargaba en hombros, sino estaba corriendo detrás de Itachi en las atracciones y los puestos de comida. En cambio Naruto, segun lo que le había dicho era la primera vez que iba, por eso su sonrisa, porque todo era nuevo para él.

Naruto lo tomó por ambas manos esta vez, lo jaló suavemente hasta que logró que siguiera sus pasos. Llegaron a la que había sido su casa. Se abrieron paso en la oscuridad hasta la parte trasera. Abrió los ojos sorprendido, El jardín estaba perfectamente arreglado, las columnas estaban decoradas con luces de navidad. Dos cojines estaban perfectamente acomodados, uno al lado del otro en el porche. Naruto lo invitó a sentarse, justo cuando la primera luz parpadeante alcanzó el cielo, explotó y la sonrisa de Naruto volvió a ensancharse mientras Sasuke no era capaz de quitarle la mirada de encima.

—Kakashi sensei me trajo acá después de que te fuiste —una lágrima rodó por sus ojos, mientras intentaba seguir hablando—. Cada esquina estaba llena de tus recuerdos, de tu familia… de Itachi. Hubo un festival en el que me sentí particularmente triste, los chicos intentaron que fuera con ellos, pero… digamos que huí, termine aquí, la vista es perfecta pero seguro que ya lo sabías. 

En realidad Sasuke nunca había visto los fuegos pirotécnicos desde su casa, y sí, la vista era espectacular, quizás porque todo alrededor estaba destruido y no había nada que obstruyera la vista.

—Me acostumbre a venir aquí. 

Sasuke descubrió las fotos de la familia en una mesa cerca de ellos. La mirada cálida y sonriente de su madre, el gesto serio pero amable de su padre, y por supuesto Itachi llevándolo en brazos, cuando eran mucho más pequeños. Estrecho con fuerza la mano de Naruto que descansaba a su lado. Él lo miró con ternura. 

—Espera. 

Se levantó de golpe dejándolo solo. En el cielo reventaban las últimas luces del espectáculo. Al volver traía entre sus manos un pequeño pastel, con una vela encendida en el medio. 

—Feliz cumpleaños Sasuke. 

Las manos de Sasuke temblaban, abrió los labios intentando decir algo pero las palabras no salieron. 

—Apuesto que lo olvidaste. 

Sasuke sonrió y lo jaló hacia él. Naruto cayó de rodillas en frente suyo, a penas y salvó el pastel, preocupado por que no se cayera no lo vio venir, no se percató hasta que sus labios fueron invadidos por los de Sasuke. 

—Te amo —susurró—. De no haber sido porque estaban en la parte más silenciosa de la aldea y de que los fuegos artificiales habían terminado, Naruto no habría podido escucharlo. 

Le dió un golpe suave en la cabeza. 

—Teme. casi arruinas el pastel. Anda, pide un deseo. 

Sasuke sopló la vela, al terminar parte de la crema del pastel viajó de la mano de Naruto a su rostro. No quería arruinarlo todo, lo compro para comerlo, así que solo le quitó parte de la crema. Sasuke se relamió los labios divertido y se abalanzó sobre él. 

—Estaba convencido de que hoy te ibas a confesar a alguien más —Naruto arrugó el entrecejo.

—¿Que?

—Creo que alguien intentaba jugarme una broma. —Volvió a besarlo.

—Me iba confesar a ti, pero no me has dejado hablar mucho —Sasuke sonrió divertido.

—No hace falta que lo digas. 

Naruto lo empujó un poco hasta que volvieron a estar sentados. 

—¿Sasuke uchiha, quieres ser mi pareja?

—Oye, se acaba de cumplir mi deseo. 



Notas finales:

Espero lo difrutaran. No olvidden dejarme sus valiosos comentarios. 

Abrazos para todes. 


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