Piensas en él, en sus hermosas sonrisas falsas, en sus palabras vacías de sentimientos, en que solo eres su juguete y tú solo le permites hacer lo que quiera contigo, porque deseas ese contacto, porque quieres creer que por un segundo el siente algo por ti. Estas tan enamorado y no puedes escapar del pasado, amas tanto a Dazai a pesar de todo, que es patetico.
Apoyas tu cabeza en la barra del bar, te sientes un poco mareado ¿Cuántas pastillas llevas ya? ¿Una, dos o tres? Ya no llevas la cuenta, sabes que tu vida podría correr peligro pero no te importa. Tragas una pastilla de extasis con el septimo vaso de whisky para subir tu ánimo. Puedes sentir la falsa felicidad que te entrega la droga por un rato.
—Chuuuya—hablando del rey de roma—tienes un aspecto horrible chu chu.
—Vete a la mierda—dices sin ánimos de levantar la cabeza de la barra.
— ¿Quieres que te lleve a casa? —le escuchas decir con... ¿preocupación? Imposible.
—Yo...no...—no pudiste terminar la frase ya que todo de pronto se apagó.
Te sentías tan bien en aquella oscuridad silenciosa que te rodeaba, por primera vez en mucho tiempo sentías paz, si estabas muerto no deseabas regresar, pero para tu desgracia abres los ojos y te encuentras en tu habitación con Dazai, en que momento...
—Mierda...
—Chuuya yo...
—Cierra la maldita boca y vete Dazai-dices con la voz quebrada—solo vete.
Cierras tus ojos nuevamente tratando de encontrar paz, tu silencioso intento de suicidio había fallado, otra vez ¿Por qué no podías morir de una vez? Ves a Dazai marcharse sin más, no podías esperar más de él, te ha abandonado tantas veces que ya no puedes contarlas. Te sientes tan roto, aquel chico te había roto por completo y probablemente reía con ello, no, podías asegurar que tu miseria lo hacía feliz, siempre recordándote que no te amaba, que no significabas nada para él, que no eras suficiente.
Te levantas con dificultad, sientes que el efecto de la droga sigue presente, ves distorsionado pero aun así llegas a la cocina para agarrar una botella de vino, al voltear ves a Dazai en medio de la cocina, lo ves acercarse y acariciar tu mejilla. Te apartas bruscamente y bebes de la botella antes de arrojársela con rabia.
—No vengas con esas mierdas ahora Dazai, jamás haz sido cariñoso conmigo—gritas mientras abres un cajón y sacas un cuchillo—Jamás me haz amado, ni un solo segundo desde que nos conocimos, ¡no sé por qué de todas las personas en el mundo tuve que enamorarme de ti!—pasas rápidamente el cuchillo una y otra vez sobre tu brazo, se sentía tan bien tu sangre escurriendo a través de la carne abierta. Hasta que pierdes el conocimiento.
Despiertas sin saber si habian transcurrido horas o solo minutos, sientes un dolor de cabeza y en... ¿tu brazo?, observas las vendas ensangrentadas detenidamente y no recuerdas que paso, volteas y al otro lado de la cama se encuentra Dazai durmiendo, le faltan las vendas de su cuello, dejando ver una horrible cicatriz. Te levantas como puedes y te diriges al baño para arrancar las vendas con rabia, buscas el arma que tienes escondida en el baño y vuelves a la habitación.
—Buenos días a ti también Chuuya, ¿Que piensas hacer con eso? —te pregunta tranquilamente, observando lo que traias en la mano mientras se sentaba en la cama.
—Voy a matarte.
—No lo harás.
—Tienes razón—apoyas el arma en tu cabeza lo cual alarmo a Dazai—Te amo y desearía que fueses real...—dices antes de apretar el gatillo, así volviendo nuevamente a la oscuridad.