Naruto se dirigía hacia la persona que le había gritado, era su madre que vestía un hermoso kimono blanco con flores rojas de estampado.
-¿Qué hiciste de comer mamá?
-Ramen.
-¡QUE BIEN!-Naruto brinco de alegría, el ramen era el platillo que más le gustaba, Kushina lo contemplaba con total atención, su hijo había crecido mucho; pronto estaría listo para empezar su entrenamiento y lograr dominar tanto sus poderes de demonio como los poderes sagrados que ella le había otorgado como sacerdotisa que era.
-Bien vamos a buscar a Deidara… debe andar deambulando por ahí- Kushina se dio media vuelta y empezó a caminar seguida de su hijo, momentos después encontraron al susodicho que también era rubio y de ojos azules, vestía un playera negra de mangas blancas, un pantalón azul marino y unos tenis blancos.
-Deidara-niisan… vámonos que es hora de comer- Naruto se colgó del cuello de Deidara, que se asusto.
-Naruto no espantes de ese modo.
-Lo siento.
-No lo vuelvas a hacer ¿vale?... vámonos- los tres se dirigieron a un pequeño departamento que contaba con dos habitaciones para dormir, una pequeña cocina, un baño y una sala que solo contaba con dos sillones largos con una mesita de estar en el centro y por ultimo una mesa cerca de la cocina con solo tres sillas.
-¿Qué vamos a comer, tía?- Deidara se sentó en una silla y se arrimaba a la mesa poniendo cara de perrito abandonado.
-Ramen.
-¿Otra vez?- Deidara perdió los ánimos de comer pues ya eran tres días seguidos de puro ramen, pero no podía hacer nada tanto a su primo como a su tía les fascinaba el ramen así que tenía todas las de perder. Después de la cena Naruto se despidió y se dirigió a uno de los cuartos para poder dormir, Deidara iba a hacer lo mismo pero Kushina lo detuvo.
-Deidara espera que tengo que pedirte un favor.
-¿Qué pasa tía?
-En la tarde sentí la presencia de vampiros cerca de aquí… por favor quiero que busques en los alrededores y si encuentras a vampiros….
-Los matare- Deidara interrumpió bruscamente a Kushina, aquellas criaturas le había quitado a su tío, Minato, al que tanto admiraba y quería como padre ya que él se encargo de cuidarlo de pequeño cuando sus padres murieron.
-Ten mucho cuidado- después de estas palabras Deidara se dirigió a las afueras de la aldea y se adentro en el bosque comenzando a buscar a esas alimañas que desde hace 16 años buscaban a su querido primo para matarlo. La búsqueda duro por unas tres horas el rubio había buscado en todos los rincones cercanos a la aldea pero no encontró rastro de ningún vampiro así que opto por regresar a su casa.
-Vaya, vaya no es bueno que un humano salga solo por la noche… ¿Sabes?- una siniestra voz salió de uno de los arboles cercanos a la aldea, Deidara volteo con brusquedad e inmediatamente logro ver una silueta negra con ojos rojos.
-¿Quién eres?- con una agilidad increíble Deidara saco una kunai de su porta-armas sin embargo cuando volvió a ver el sitio donde se había encontrado con esos ojos rojos aquella silueta ya no se encontraba, había desaparecido. El rubio se mantuvo quieto y en guardia, era un buen shinobi y también contaba con sus poderes de demonio zorro (ya que él no era humano sino un demonio zorro puro), pero sabía que vencer a este vampiro no sería fácil pues entendía muy bien que su enemigo no era un vampiro cualquiera sino que se trataba de un descendiente de Kyūketsuki (Así se dice Vampiro en japonés y me pareció un buen nombre jejeje) el primero de los de su especie, en pocas palabras, un vampiro de sangre Real.
-Me llamo Uchiha Itachi- cuando hubo mencionado su nombre Deidara se hundió en una rabia muy grande, pues sabía que Itachi había ayudado a que mataran a su tío además de que el rubio, desde lo sucedido, se sentía culpable pues había ido a saludar a los de su raza sin permiso de su tío y cuando volvió se entero de que este había muerto.
Siempre pensaba que si no hubiera ido y se hubiera quedado con su tío lo habría ayudado a pelear y tal vez así la muerte de Minato se hubiera evitado, pero el pasado no se puede cambiar y lo tenía bien claro, ahora lo único que podía hacer en forma de disculpa era proteger a su tía y primo. Deidara que estaba envuelto en sus pensamientos fue devuelto a la realidad bruscamente, pues aquel vampiro se abalanzo contra él.
-¡Maldición!- como pudo el rubio esquivo el ataque de Itachi, salió del bosque completamente y con los rayos de la luna llena pudo ver claramente a su enemigo: cabello negro agarrado en una coleta baja, un piel morena (todo lo contrario a Sasuke) y vestía todo de negro, su playera no tenia mangas por lo que dejaba ver sus fornidos brazos. Por un momento Deidara sintió el deseo de que ese ser lo poseyera y se quedara con él para siempre, pero reacciono al recordar que el era un asesino.
-Yo ya me presente así que sería de buena educación que tu también lo hicieras- Itachi se quedo frente a Deidara guardando una distancia considerable. Claro estaba.
-Me llamo Deidara… Namikaze Deidara- esta vez fue Itachi quien puso su cara de asombro “Namikaze” ese apellido le sonaba y después de tanto pensar recordó a Minato.
-Tú eres familiar de Minato-san ¿cierto?
-…l era como un padre para mí y tú me lo quitaste… no sabes cuánto te odio- las lagrimas le empezaron a recorrer su rostro aunque Itachi solo veía la mitad de su cara pues un mechón del cabello del rubio cubría la otra parte.
-¡Hmp! como si a mí me importara eso- Itachi sonó indiferente ante la muestra de debilidad del rubio, sin embargo algo de su corazón le hacía sentir culpable de que esa tierna criatura estuviera llorando. Sin pensarlo empezó a caminar hacia Deidara corriendo el riesgo de que este lo matase; Deidara no sintió intenciones asesinas pero aun así no dejaría que se le acercara más así que en forma de advertencia lanzo la kunai que tenia a la mano.
-¡NO TE ACERQUES MAS!- el rubio se limpio sus lagrimas con su brazo y cuando lo hubo quitado de su rostro Itachi pudo presenciar como los hermosos ojos azules de Deidara cambiaban a un rojo carmesí, sus uñas empezaron a tornearse hasta convertirse en unas afiladas garras y en su labio inferior empezaron a resaltar un par de blancos colmillos. Si no fuera porque Itachi sabía que todo vampiro es de cabello negro hubiera creído por un momento que Deidara era parte de su especie pero no tuvo más tiempo de pensar en esas posibilidades pues Deidara había desaparecido y vuelto a aparecer detrás del pelinegro, el rubio intento golpear a Itachi, pero este en un ágil movimiento esquivo el golpe.
-Vaya que eres muy impaciente- comento Itachi que ya había sacado a relucir sus alas negras.
-Pienso matarte y vengar a mi tío.
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Continuará...