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100. Gohn (03) por dayanstyle

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No me gusta que se mude de nuevo con Yong Xin. -Sang Do caminó por la habitación desordenada de Seongoon mientras excavaba a través de la pila de ropa en el suelo en busca de un par de pantalones vaqueros limpios que ponerse. Seongoon no quería tener esta conversación con su hermano, pero al parecer Sang Do no se conformaría.

-He estado solo durante un tiempo -señaló Seongoon mientras se giraba para mirar a Sang Do. -¿Por qué este repentino problema con mi independencia?

-Siempre  he tenido un  problema contigo al respecto,-admitió Sang Do mientras empujaba la ropa a un lado en la cama de Seongoon y tomó asiento. -Pero no evita que te dejé irte a vivir con Yong Xin porque pensé que, tal vez, que estaba siendo sobreprotector.

Seongoon enganchó un par de pantalones vaqueros de la parte inferior de la pila, lo olió, y luego se los puso. -Estabas siendo sobre protector. Esa es una de las razones por las que me mudé.

Sang Do se había vuelto más insoportable mientras Seongoon crecía. El hecho de que fuera un omega, su hermano esperaba que Seongoon a recorrer el camino y hablar el idioma. Los omegas eran suaves, dulces, y personas que querían agradar. Seongoon era más complejo que eso. Aunque hubo momentos en los que era pasivo, también era impulsivo y bastante terco.

 

 

 

-Y también tuvimos un demonio enloquecido detrás de nosotros, Goon. -El temperamento de Sang Do iba en aumento, y Seongoon no quería quedarse para verlo explotar. Ese era el problema con los machos de tipo alfa. Eran agresivos, y su dominio irritante. -Es necesario volver a Gohn y tomes tu sitio como su compañero.

Seongoon se dio la vuelta, y miró a su hermano. -Dime que no acabas de decirme esa jodida mierda.

Sang Do tenía que haber perdido la maldita cabeza. Pero, de nuevo, el hermano de Seongoon siempre había sido así cuando se trataba de él. Sobreprotector, sí, pero su hermano estaba también profundamente enraizado en la tradición. Y esta sobrestimaba a Seongoon. No quería ser inmovilizado y que le dijeran qué hacer. Le gustaba ser su propio jefe, haciendo lo que quería hacer, siempre que quisiera hacerlo sin que nadie insistiera en él sobre cómo debía actuar un omega.

- ¿Pero qué coño? -Preguntó Sang Do. -Joder, durante cientos de años, tal vez incluso más, los omegas han sido reclamados y tomado su lugar al lado de su pareja. Necesitas a alguien para que cuide de ti, Goon. Para ya con esta basura de la independencia y llama a Gohn

Seongoon quería gritar. Era otra vez lo mismo que había tenido que soportar con Sang Do cuando vivía con él, y parecía que el tiempo que llevaba acoplado no habían cambiado las percepciones deformadas de su hermano sobre la forma en que Seongoon debía vivir su vida.

 

 

Él no iba a llamar a Gohn. Seongoon no iba a -tomar su lugar- al lado de Gohn. Y si su hermano seguía hablando más de lo mismo, Seongoon podría patearle hasta que se rindiera con eso. -Voy tarde a trabajar.

-Oh, no. -Sang Do saltó de la cama y se paró frente a Seongoon, elevándose por encima de él. -No vas a huir de esta conversación.

Su hermano estaba realmente rogando por ello. Si Sang Do no dejaba de actuar como un mono, Seongoon le pararía los pies. Odiaba cuando Sang Do actuaba así. No sólo era desmoralizante, si no que le provocaba un fuerte dolor de cabeza.

Él sabía que su hermano tenía buenas intenciones, pero Sang Do necesitaba conseguir olvidarse del pasado y entrar en el siglo XXI. Las cosas habían cambiado desde que esas ideas bárbaras habían sido puestas en juego. La gente había cambiado. Y las tradiciones deben cambiar también. Las cosas que se aplicaban a omegas hacía cien años no necesariamente funcionarían ahora. Sin duda no funcionaban para Seongoon.

-No estoy esquivando la conversación -dijo Seongoon con los dientes apretados. -Estoy tratando de persuadirte antes de que digas algo que me haga enfadar en serio.

Había pensado que su vida iba a volver a la normalidad una vez que hubiera vuelto a casa, pero Sang Do había estado en casa de Seongoon más de lo que estaba en la suya propia. No es que Seongoon no amara ver a su hermano mayor con más frecuencia, pero estaba  empezando a sentirse agobiado. De nuevo. Esa era una de las razones por las que se había mudado a otro lugar, para empezar.

 

 

-No uses ese tono conmigo, Goon.

Seongoon puso los ojos en blanco. Era como hablar con una pared de ladrillos. Nada de lo que dijo iba a cambiar la mente de Sang Do, y estaba enfermo por culpa de la conversación. Cogió su camisa de trabajo del suelo y se dirigió hacia la puerta de su dormitorio. -Cierra con llave al salir. -Mandón.

Él se fue corriendo ya que si no llegaba pronto al coche, Yong Xin se iría y lo dejaría tirado sin otra opción que la irse andando con Sang Do.

Él prefería limpiarse el culo con papel de lija antes que escuchar a su hermano zumbar acerca de cómo debía vivir su vida. Whomp, whomp, whomp. Eso era como sonaba Sang Do cuando entraba en una de sus conferencias. Era como uno de esos adultos en Charlie Brown. Seongoon había conseguido bastante de Sang Do, pero su hermano estaba siendo insistente y retrasando a Seongoon.

-Amigo, sabes que no me gusta llegar tarde. -Yong Xin estaba junto a la puerta principal, llaves en mano. -apresúrate

-Vamos a salir de aquí. -Seongoon golpeó a Yong Xin en el brazo y lo giró hacia la puerta. -Ya he ido contigo las suficientes veces como para saber que no vamos a llegar tarde.

-No conduzco tan mal. -Yong Xin recorrió el camino hasta el coche aparcado en la calzada y se metió en el lado del conductor.

 

 

Seongoon se deslizó dentro y se encorvó en su asiento. Estaba cansado y deseaba poder volver a dormir unas cuantas horas más. Después de ir a la cama la noche anterior, se había quedado hasta la mitad de la noche fantaseando con Gohn. El chico había querido quedarse con Seongoon, casi había insistido en ello, pero Seongoon había puesto sido tajante y le dijo al oso que no estaba seguro de que estaba listo para estar acoplado.

Todo en lo que Seongoon podía pensar era en como Sang Do había actuado mientras crecían, cómo Sang Do había estado insistiéndole en cómo debería actuar un omega, y cómo Seongoon había temido que Gohn actuaría de la misma manera una vez que los dos se aparearon. Lo último que quería Seongoon era que algún oso de gran tamaño le ordenara, o le dijera a Seongoon cómo vivir su vida. Eso no sucedería.

Ahora no. Jamás.

El chico no se había visto feliz. De hecho, Seongoon pensó  Gohn reaccionaria muy mal. Le había preguntado a Seongoon si  quería el apareamiento, y Seongoon le había dicho que sí, pero que no quería apresurar las cosas. En verdad, Gohn lo intimidaba, y Seongoon estaba demasiado asustado de admitir que estaba asustado. Y hablando de ser un cobarde.

Gohn había dicho que le daría tiempo para que se fuera haciendo a la idea, pero eso no quería decir que el atractivo oso no pudiera protagonizar sus sesiones masturbadoras. Después de que hubiera disparado su carga y luego se limpiara a sí mismo, Seongoon pensó que sería capaz de dormir. Desvelarse la mitad de la noche a causa de su indecisión con Gohn y el hecho de que el calor era agobiante mataría su motivación en la actualidad.

 

-Te ves como una mierda. -Yong Xin salió de la calzada y comenzó a conducir. -He oído que estuviste deambulando por la casa anoche.

-Simplemente por el hecho de que no tengo demonios locos tras de mí. -Eso era una pequeña parte de la verdad. -Y el hecho de que me encontré con mi compañero mientras huía.

Las cejas subieron en la línea del cabello. -Amigo, ¿por qué no me lo dijiste? Quiero decir, eso es algo jodidamente importante en tu mundo, ¿verdad?

Se encogió de hombros, Seongoon cogió un hilo en la pierna del pantalón. -Supongo que sí.

- ¿Supones? -Yong Xin lo miraba con incredulidad. - ¿Es feo o algo parecido? Las apariencias no lo son todo. Debes darle una oportunidad.

Empujando el brazo de Yong Xin, Seongoon echó una mirada que decía que su amigo estaba loco. -No, no es por eso que llegué a casa. Aquí es donde vivo. ¿Por qué no iba a volver?

-Debido a que encontraste a tu compañero-, el recordó. -

¿Por qué no estás teniendo sexo salvaje como un mono en lugar de sentarte junto a mí e ir a un trabajo deprimente?

-Xin -dijo en señal de advertencia.

-No me llames así -Yong Xin rompió. -Sólo mi madre me puede llamar así. -Sus manos se tensaron sobre el volante. -Deja de ser un completo idiota, Goon. ¿Qué hay de malo con este chico que alejaste?

 

 

-No lo alejé. -Por lo general, tenían una relación relajada, una en la que no se daba por sentado acerca de con quién se acostaba la otra persona. Pero Yong Xin estaba siendo crítico, y estaba poniendo al límite a Seongoon. Gohn era atractivo en todas las formas posibles. Incluso si no lo hubiera sido, Seongoon hubiera saltado sobre él. El aspecto del oso no era el problema.

El problema era Seongoon.

Fue criado por Sang Do, Seongoon había hecho todo lo que el hombre había esperado de él. Esa fue una de las razones por las que Seongoon se había mudado con Yong Xin. Estaba harto de vivir su vida de la manera que todo el mundo esperaba. ¿Por qué no podía ser él mismo? ¿Por qué no podía vivir la vida en sus propios términos? ¿Por qué tenía que caer sobre sí mismo sólo porque había encontrado a su compañero? ¿Por qué, por qué, por qué? Uf.

Se sentía destrozado por dentro y nunca había entendido realmente donde encajar. La crisis de identidad 101. Sí, seguro, Seongoon se sentía tímido y pasivo a veces, pero por lo demás, se sentía fuerte y firme. Eso lo dejaba en el medio, y odiaba no saber dónde pertenecía realmente.

Yong Xin no entendería nada de eso. Él podría ser un porrero que trabajaba un trabajo malo y no vivía en el mejor barrio, pero Seongoon sospechaba que no era más que rebelde. El tipo había vivido la vida sin problemas, tenía padres que eran ricos, y, desde lo poco que Seongoon había oído hablar a Yong Xin de su vida, había ido a las mejores escuelas. Seongoon no estaba seguro de qué era lo que pasaba con el humano y no se entrometió. Deseaba que el chico le diera la misma privacidad y respeto.

 

 

-No estoy tratando de ser un idiota, -dijo Yong Xin mientras pasaba la esquina y se dirigía hacia Báltic. -Simplemente no entiendo por qué has huido, bueno no, por qué has dejado al chico que es tan importante para ti. ¿Sabes lo que daría por encontrar a alguien que el destino ha elegido para mí?

-Lo esquivarías y te largarías, -Seongoon le recordó. -No eres un chico de compromisos.

-Ese no es el punto. -Él agitó una  mano  con desdén.

-Todavía sería bueno.

-Dice el tipo que no se encuentra en esta situación.

-Tal vez no, pero todo lo que estoy diciendo es que lo pienses un poco más.

- ¿Quieres deshacerte de mí? -Preguntó Seongoon. -Porque si no quieres que vuelva, eso es todo lo que tienes que decir.

-¿Por qué demonios -Yong Xin sacudió la cabeza y dejó escapar un suspiro largo de sufrimiento -¿Por qué no iba a quererte en mi vida? Nos llevamos muy bien, y eres responsable. Puedo contar contigo para pagar la mitad de las facturas, y que no eres un tipo problemático.

Seongoon no era así en absoluto. Tal vez eso era parte de su problema. Era joven, atractivo y elegantemente construido. Seongoon debería ir a los clubes, de fiesta en fiesta y divertirse. En lugar de trabajar horas ridículas en un trabajo malo y ser una persona hogareña. Había algo muy mal con esa imagen.

-Deja de recordarme lo aburrida que es mi vida.

-Está bien. -Yong Xin agitó la mano de nuevo. -Me da igual. Sólo estaba tratando de cuidar de ti.

-Te lo agradezco, pero déjame manejar esto por mi cuenta.

Yong Xin aparcó en el estacionamiento de la empresa. Seongoon se quedó mirando el edificio de ladrillo y gimió. Este no era el lugar donde quería estar hoy. Empujando la puerta del coche, se deslizó hacia fuera y se estiró, deseando poder arrastrarse de nuevo en la cama y empezar todo de nuevo mañana.

* * * *

- ¿Estás ocupado esta noche? -Gohn se paró en la puerta de la casa de Seongoon.

Seongoon no había esperado al chico y deseó haber sido advertido que el oso iba a aparecer porque se veía como una mierda. No se había duchado después del trabajo, y su ropa parecía como si hubiera sido sacada de una pila de residuos nucleares.

Seongoon quería decirle a Gohn que tenía otras cosas que hacer, pero la mirada de esperanza en los ojos azules del oso le atravesó. Seongoon siempre había tenido debilidad por los ojos azules, y el cuerpo de Gohn no era nada despreciable. Por duro que intentara no mirarle, la mirada de Seongoon se mantuvo a la deriva en los bíceps del hombre. Cosa nada fácil de pasar por alto considerando la camiseta roja que parecía de un tamaño demasiado pequeño. Gohn se quedó con los brazos cruzados, provocando que sus bíceps se hincharan aún más.

 

 

La mayoría de la gente podría pensar que Seongoon estaba loco por pasar de un tipo tan caliente, pero la apariencia no lo era todo, y él todavía no estaba seguro de lo que quería en lo que se refería a su compañero. Ambos se quedaron allí mirando el uno al otro mientras Seongoon trataba de recordar qué demonios le había preguntado.

También se sintió estúpido por hacer que su compañero estuviera de pie en la puerta, pero no había invitado al chico. Lo único que había querido era una ducha y dormir. Ese plan no iba a suceder. No si la expresión del rostro de Gohn era algo que debía dejar pasar. -Entonces, ¿y tú?

Se encogió de hombros, Seongoon dio un paso atrás y agitó una mano para que Gohn entrara. Kidoh y Hoojoon eran por lo general los dos hombres Remus que venían a visitarle. De vez en cuando se presentaba Nakta. Seongoon no había visto nunca antes a Gohn antes del caos que había perseguido a Sang Do a Sugar Creek.

Después de que entrara Gohn, Seongoon cerró la puerta. Había pasado en algún tiempo en casa de Gohn, y la casa de Seongoon palidecía en comparación. Él y Yong Xin había recibido una gran cantidad de muebles en tiendas de descuento, y nada en la sala de estar combinaba. El sofá era de un color salmón extraño con diminutas margaritas por todos lados. La mesa de café era vieja y de madera y la habían encontrado en el césped de alguien. Las cortinas eran grises, y las paredes eran de un color verde extraño. Claro, pero no demasiado claro, con un toque de azul, que hizo que el color se viera triste y apagado.

 

 

El sillón era de un color marrón oscuro y había visto días mejores. El relleno formaba bultos en algunos puntos, mientras que en otras áreas estaban manchadas. El material en los brazos era tan delgado que era plano.

-Toma asiento. -Seongoon agarró la ropa del reclinable y la tiró en el sofá. No era su ropa. Todavía tenía una pila sucia en el centro de su habitación... y en su cama... y en su cuarto de baño. Ya las pondría a lavar más tarde aunque no fuera su tarea favorita.

Ninguno de los dos estaba haciendo los platos, sacar la basura, o cualquier tipo de limpieza. Cuando no estaban en el trabajo, Seongoon era francamente perezoso.

-No respondiste a mi pregunta. -Gohn estaba junto al sillón, viéndose tan malditamente delicioso que Seongoon tenía que concentrarse en lo que el oso estaba diciendo. La intensa mirada le hizo sentirse inquieto. Gohn había hecho eso mucho cuando Seongoon había estado en la casa del hombre. Se limitaba a mirarlo durante largos períodos de tiempo. Era desconcertante, y Seongoon sentía como si el chico estuviera mirando directo a su alma.

-Para.

Gohn ladeó la cabeza hacia un lado. - ¿Qué pare qué?

-De mirarme fijamente como si yo fuera un misterio al que averiguar. -Seongoon entró en la cocina, sin molestarse en invitar al hombre. Necesitaba espacio para respirar. Gohn tenía una manera de actuar que parecía como si todo el oxígeno de la habitación estuviera siendo arrastrado fuera cada vez que estaban cerca uno del otro. Seongoon sabía todo eso era de su imaginación, pero la sensación todavía giraba en torno a él cuando estaba cerca de Gohn.

 

 

-Lo eres -Gohn entró en la cocina y se apoyó en el mostrador. Sus ojos Azules escanearon la habitación antes de que su mirada se posara de nuevo en él. Seongoon sentía como si el chico estuviera evaluando donde vivía. Su expresión se mantuvo neutral, sin decirle nada a Seongoon en cuanto a lo que el hombre estaba pensando.

-No soy un misterio -dijo Seongoon. -No soy difícil de entender. -A pesar de que todavía estaba tratando de encontrarse a sí mismo, parecía que era lo que había que decir. -Entonces, ¿qué tienes en mente cuando pregunté si estabas ocupado?

El hecho de que Seongoon no estaba seguro de dónde deberían ir las cosas, cómo se sentía, lo que quería, no significaba que tenía que ser un idiota con Gohn. El chico se comportaba como cualquier sobrenatural lo haría a la hora de encontrar a su compañero. Seongoon era el patito extraño que no hacia el camino que todo el mundo esperaba que hiciera.

-Sólo quería ver si habías comido. Podríamos ir a tomar algo.

-Una vez más la mirada de Gohn fluctuó alrededor de la cocina, y a Seongoon le dio la impresión de que Gohn estaba buscando alguna evidencia de una cena que hubiera cocinado o cualquier cosa que le dijera si había comido.

 

Seongoon no lo había hecho, y se moría de hambre, pero también necesitaba una ducha. La idea de salir a tomar algo con Gohn le interesaba, pero se negaba a oler como una fábrica.

-Vas a tener que darme un minuto para lavarme. -Seongoon se miró la ropa e indicó una mancha de aceite en la camisa. -A menos que te gusten los chicos que se ven sin hogar y no se han bañado en una semana.

Una sonrisa inclinada del lado de la boca de Gohn, le fascinó a Seongoon. -No te ves como un sin techo, cielo.

La forma en que el chico le estaba mirando dijo que no tenía la ropa sucia de Seongoon en su mente. El escrutinio tenía moviéndose la polla de Seongoon, y si no iba a seguir adelante, necesitaba salir de la cocina antes de dar la impresión equivocada. No es que Seongoon no encontrara al chico increíblemente atractivo, pero cualquier tipo de tontería daría lugar a que el oso quisiera reclamarlo. Estaba en el ADN de un cambiante. Y ya que Seongoon no estaba preparado para eso, se precipitó desde la cocina y maldición si casi se rompe el cuello para llegar a su habitación.

- ¿Fue a Gohn a quien oí en la cocina? -Yong Xin pregunto al salir de su habitación, pipa en mano, una mirada vidriosa en sus ojos. El chico estaba colocado. -Dime que no es el tipo del que estaba hablando esta mañana.

Seongoon no estaba de humor para tener otro debate  con Yong Xin. Él sabía hasta qué punto el ser humano adoraba a los hombres Remus, y el chico estaría cagando gatitos si Seongoon le decía que Gohn era su compañero. Espantando la pregunta de Yong Xin, Seongoon entró en su dormitorio. Yong Xin se quedó mirando detrás de él antes de que Seongoon le cerrara la puerta.

 

 

Su ducha fue la más rápida en la historia. No quería dejar a Yong Xin y Gohn juntos demasiado tiempo en caso de que Yong Xin comenzara a hacer demasiadas preguntas. Una vez más Seongoon rebuscó a través de su creciente pila de ropa, olfateó una camisa, y la consideró usable. Hizo lo mismo con un par de pantalones cortos, apartó el pelo mojado, y decidió que era lo suficientemente bueno.

Efectivamente, cuando entró en la cocina, Yong Xin y Gohn  estaban riendo y hablando.

-Eso es tan bueno- dijo Yong Xin. -No sé por qué esta tan asustado Seongoon de una pareja.

Los ojos Azules de Gohn se posaron en Seongoon, y pudo ver que su compañero se estaba preguntando lo mismo. Seongoon quería golpear a Yong Xin por ser tan curioso. En lugar de entrar en la cocina y ser bombardeado por millón de preguntas de Yong Xin, Seongoon agitó una mano a Gohn para conseguir que sacara su trasero de ahí y seguirlo hasta la puerta principal.

-Está todo bien, Goon, -Yong Xin gritó desde la cocina. Seongoon lo oía reír.

- ¿Todo bien con su compañero de cuarto? -Gohn abrió la puerta principal y luego se hizo a un lado. Que caballeroso. Seongoon no estaba seguro de si estaba contento o enfadado. ¿Gohn estaba haciendo esto sólo porque era así o debido a la condición de omega de Seongoon?

 

No caigas en la trampa. Sólo quiere mantenerte bajo su pulgar como Sang Do lo hace. Va a robarte tu libertad y te convertirá en un títere. La idea era deprimente como el infierno.

-Gracias. -Los ojos de Seongoon se abrieron un poco cuando la mano de Gohn acarició su trasero. Cuando Seongoon miró por encima del hombro, el oso estaba de espaldas a él, cerrando la puerta. Cuando su compañero se volvió, llevaba una sonrisa de niño.

-Vamos a tomar algo de comer.

-Ajá. -Su mirada cayó a las manos del Gohn. Que sólo causó que el cuerpo de Seongoon sintiera un hormigueo. Se preguntó cómo respondería que sería si su compañero utilizara esas manos en el resto de su cuerpo. Seongoon tenía la sensación de que se habría desmoronado y convertido en una sustancia viscosa instantánea si el chico lo hiciera.

La mano de Gohn cayó a la parte baja de la espalda de Seongoon mientras caminaban a la motocicleta aparcada en la acera.

¿Qué pasaba a los hombres Remus y sus motos? Eso significaba que Seongoon tendría que envolver sus brazos alrededor de la cintura del hombre a menos que quisiera caerse. Le daría a Seongoon una excusa para tocar a Gohn sin que pensara que quería sexo.

Esperando en la acera para que Gohn llegar a la moto en primer lugar, Seongoon se sorprendió cuando su compañero le agarró la mano y tiró de él cerca.

- ¿Qué haces? -Seongoon actuó como si su compañero fuera molesto, vio la mano en el sitio justo para que se inclinara para ser besado. Podía decir por el calor latente en los ojos Azules de Gohn que el hombre lo buscaba, pero no se echó hacia atrás porque negara a Gohn. Era tímido como el infierno, y no había sido la primera vez que entraba en pánico sobre ser íntimo. Él pensó que era parte de su gen omega molesto.

 

 

-Bueno, ya ves, -Gohn dijo mientras se enrolla su brazo alrededor de la cintura de Seongoon, -cuando un niño le gusta un chico, suelen mostrar afecto por los besos.

-Lo sé - dijo Seongoon a la defensiva.

-Entonces, ¿cuál es el problema? -Gohn se apoyó contra el árbol en el césped y tiró a Seongoon de vuelta con él. Él separó las piernas e insertó a Seongoon entre ellas. -No me puedes decir que estás en contra de un simple beso.

No se habían besado, y la boca de Seongoon se había secado de repente. Gohn le atrajo más cerca, y prácticamente tropezó hacia él. Se sentía como un adolescente mientras iba por su primer beso. No era su primer beso, no en la vida, pero lo era con Gohn.

-Deja de mirarme como si fuera a comerme tu cara. -Gohn ahuecó su mejilla y sonrió. -No he matado a nadie con mis labios.

La idea de Gohn besando a otro chico hizo a Seongoon querer pegarle y luego ir tras el tipo al que hubiera besado. Era una idea estúpida. Gohn probablemente había besado a un montón de gente. Esa imagen no hizo nada para evitar que los celos de Seongoon le hicieran enfadarse.

-¿Estás de que contra de ello? -Gohn parecía un poco molesto, y Seongoon se dio cuenta de que tenía el ceño fruncido.

 

-Deja de hablar de besar a otros hombres.

Las cejas de Gohn se dispararon. -Nunca he mencionado besar a otros chicos.

-Lo has insinuado -se defendió.

Gohn se río entre dientes. -Me gusta tus celos. Me dicen que te importo demasiado.

- ¿Quién ha dicho que no me importaras? -Seongoon trató de retroceder, pero Gohn mantuvo un apretado agarre con su mano.

-Dame un beso -dijo Gohn. -No me hagas rogar, por favor.

Gohn se estaba burlando de él, y Seongoon estaba siendo ridículo. Por supuesto que quería besar a Gohn.

Desde que puso sus ojos en el oso, lo deseaba, pero la parte rebelde de él luchó contra la idea de estar atrapado en una relación donde su independencia podría estar en peligro. Gohn podría decir que no iba a envolver a Seongoon en algodón, pero siempre terminaba de esa manera cuando se trataba de los hombres con los que había salido. Tenían tendencia a tratarle como si fuera frágil debido no sólo a su estado, sino también su estatura leve y suave apariencia. Es lo volvía loco.

No era una maldita muñeca de porcelana. No era rompible. El desprecio se alzó en él, y de repente quería demostrar a Gohn que no era el tipo pasivo, aunque Gohn no había insinuado que lo fuera. Era su propio defecto mental el que impedía tomar todas las decisiones correctas y que nunca había sido capaz de romper ese maldito hábito.

 

Sobre analizando cada movimiento realizado por un chico, cuestionando sus motivos, preguntándose si sólo quería una cita o aparentar como si de Seongoon hubiera sido su enamorado. Él alejaba a la gente que podría haber sido buenas para él, porque su paranoico cerebro le decía que ellos huirían de él. Ya había ocurrido un par de veces, pensaba que sabían que era lo mejor para él.

Maldito seas, Sang Do, por hacerme creer todo eso. Ahora creo que todo hombre va robar mi independencia y convertirme en un zombi sin sentido.

Empujando a un lado sus pensamientos paranoicos, Seongoon se inclinó hacia su compañero y le acarició el cuello. El tipo olía como el cielo, escuchó el chico dar un pequeño gemido mientras lamía su camino hasta la mandíbula sin afeitar de Gohn. Apretando sus manos contra el pecho de Gohn para mantener el equilibrio, no podía dejar de retorcer sus dedos cuando sintió los músculos impresionantes de Gohn bajo las palmas de sus manos.

Gohn deslizó sus dedos en el cabello de Seongoon y tomó la parte posterior de la cabeza antes de inclinar a Seongoon y besarle. El beso no era agresivo o áspero. Era un proceso lento, exploratorio, y la verga de Seongoon se sacudió ligeramente cuando la lengua de Gohn bañó su labio inferior. Sus cuerpos se alinearon perfectamente, y sintió el engrosamiento de su pene cuando el beso se hizo más profundo.

Gohn le dio un beso mientras su mano libre se desvanecía sobre la espalda de Seongoon y luego se curvaba alrededor de su trasero. Sus lenguas se trenzaron en conjunto mientras el dedo del hombre masajeaba el cuero cabelludo. El corazón de Seongoon comenzó a galopar cuando sus pollas endurecidas se rozaron. Formándose mariposas en el estómago, y se olvidaron de que estaban fuera cuando empezó a restregarse contra su compañero. Los labios de Gohn eran suaves y satinados, y todo lo que Seongoon podía hacer era gemir cuando la mano del hombre le apretó una nalga.

 

Cuando Gohn se apartó, Seongoon sintió que el mundo giraba. Gohn no lo dejó ir, y ni siquiera intentó alejarse. Era tan malditamente caliente que consideró brevemente llevar a Gohn hasta su dormitorio.

-Tenemos que dejarlo antes de que alguien llame a la policía por la actuación porno que le estamos dando a la zona.

Seongoon no quería parar, pero retrocedió. Gohn lo había llamado un simple beso, pero era cualquier cosa menos simple. Gohn le había dado una idea de lo que serían las cosas entre ellos y l e había dejado deseando más.

 

continuara...

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