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~No creo en cuentos de Hadas~ por Paxito

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Notas del fanfic:

Nunca he escrito de ellos jaja, y tuve inspiración tras ver un video del lago de los cisnes Matthew Boourne, si vieron la pelicula de Billy Elliot sabran a que me refiero.

Notas del capitulo:

Gracias por leer. SS pertenece a Kurumada, todos los creditos correspondientes :d

~No creo en cuentos de Hadas~
entre Libros y Ballet


Aunque Radamanthys creció rodeado de cientos de historias y cuentos fantásticos, nunca creyó en ninguno de ellos. Los libros de esas historias lo acompañaban en tiempos de soledad y aburrición total, no por gusto, sino por que sus abuelos eran dueños de una librería vieja y polvorienta en Inglaterra.

No era una librería acogedora que invita a pasear con calma por sus pasillos de historias que quieren ser escuchadas. No era una librería misteriosa y mágica de decoración interesante. No era una librería con olor a aventura, sueños o conocimiento.  No. El lugar era un caos. Aunque se esforzara en clasificar cada libro, aunque pasara horas acomodando los tomos por autor o por tema, al final del día eran más los libros desechados que los que salían de ahí.

 La gente se aturdía por el caos, la sensación de claustrofobia y desamparo que prefería irse.

Así, Radamanthys pasó toda su infancia encerrado ahí, acomodando libros, viendo sus días pasar por la ventana. Si le preguntaran algo sobre sus infancia no podría contestar con seguridad;  No había nada memorable. Libros, polvo y comidas frías. Lo único que recordaba eran los sueños que tenía.

Radamanthys soñaba con un gran ave con cuerpo de hombre. O Al revés, un hombre con alas de ave y garras amenazadoras. No como una imagen celestial, no como un ángel que lo protegiera y que extendía sus alas para cobijar. No, este, más bien era como una arpía de la mitología, con una salvaje virilidad, movimientos violentos pero sensuales. Generalmente las arpías eran mujeres, pero la arpía de sus sueños tenía el torso de un varón. Extendía sus alas pero para amenazar, enseñaba sus colmillos para devorarlo. 

Radamanthys despertaba bañado en sudor, agitado y con miedo.

Tuvo por muchos años ese mismo sueño, hasta que, eventualmente desapareció y lo olvidó, como su infancia.  Se convenció que sus sueños era como esos cuentos fantásticos que detestaba. .

Por que aún siendo un niño le parecía que estos le tomaban el pelo, que intentaban decirle qué hacer y qué pensar:  te alejes del camino, no abras la puerta, odia a la bruja.

Muchas historias le parecían sospechosas e incluso estúpidas. ¿Que hizo pensar a esos dos niños que podían llegar  por ahí comiéndose la casa de la gente?¿por que un chico llega a la conclusión de que una vaca vale cinco alubias?, y aparte ¿cómo ese niño idiota tiene el derecho de asesinar a un gigante y robarle todo su oro?. Por no mencionar el acto de vandalismo ecológico . Y si una chica no sabía distinguir entre un lobo a su abuela ¿en serio? .

Sus padre heredó la librería.

Aunque Radamanthys creció rodeado de libros que cuentan esas historias,  este las desdeñó. Rechazó las historias de aventuras, de romance o de fantasía. Así mismo por extensión nunca se había enamorado. Creció y estudió derecho. La librería solo era un sitio adecuado para estudiar sin que nadie lo molestara.

Fue por eso que, cuando lo vió por primera vez no supo qué fue eso que sintió. Odiaba las novelas rosas, no creía en los flechazos ni en la magia, ni que de pronto llegaría un valiente príncipe a rescatarlo de su aburrida existencia dentro de una librería.  No creía que existiera personas que te pudieran robar el aliento y que, esa misma reacción fuera correspondida.

Eso no existía.

Y por supuesto que eso sucedió.

*****

Fue una casualidad. Pensó, al principio.

Generalmente, los fines de semana iba al pub local para relajarse. Tomar un vaso de wisky en las rocas, escuchar música en vivo y marcharse.

Ese día Radamanthys tomó su abrigo y salió a retomar la rutina de siempre. La gente que pasaba a su lado volteaba a verlo con temor, con admiración. El joven rubio tenía siempre un semblante malhumorado que se acentuaba aún más en su uniceja poblada, además de su alta estatura y complexión robusta, el joven no parecía ser un intelectual, sino un militar de alta alcurnia.

Varios preferían cambiarse de acera antes de acercársele.

Radamanthys caminaba marcialmente, sumido en sus pensamientos mientras revisaba  los casos legales que seguían rondando en su cabeza, buscando argumentos y huecos para solucionar los casos pendientes, o casos que aún no ocurrían. Amaba estar un paso por delante de los demás, amaba tener el control de las cosas.  Para ello, por supuesto,  estudiaba como nadie. 

En una cuadra antes de llegar al pub había una plaza pública. En ese lugar solía haber presentaciones de performance de grupos independientes y justo ahora se llevaba a cabo una obra.

No pensaba detenerse, pero la música llamó poderosamente su atención; la reconocía: era  Piotr Ilich Chaikovski, el lago de los cisnes.

El joven desvió un segundo la mirada hacia el improvisado escenario. Y eso fue todo.

El tiempo se detuvo. Dejó de respirar. Sus pobladas cejas se arquearon por la sorpresa y su corazón le dió como si lo apretarán en un puño.

Lo recordó. Sus sueños de niño. Al hombre ave intimidante. Era el mismo que ahora danzaba en el espectáculo.

Sin ser realmente consciente e nada, se acercó al escenario sin despegar la vista en el bailarín que en ese momento danzaba con tan fuerza y vigor que no era el único que no le despegaba la vista.

Sin duda era un reinterpretación de la obra del ballet original. Los cisnes no eran interpretados por mujeres, sino por hombres.  Radamanthys los observó, los bailarines mostraban la naturaleza arrogante y agresiva de los cisnes en lugar de los delicados y sentimentalizados tradicionalmente interpretados por bailarinas. No había rastro de las diademas y los tutús blancos tradicionales; reemplazados por torsos desnudos, pantalones hasta la rodilla y emplumados, y maquillaje facial negro y agresivo.

El líder de los cisnes era el hombre de sus sueños. Poderoso y bello movía los brazos como alas. En cada torsión, en cada movimiento no había rastro de la serena belleza de los cisnes deslizandose por el agua mansa, cada movimiento reflejaba a aquellos animales territoriales y celosos; los cuales a la menor provocación extendían sus alas, sacaban el pecho y hacían sonar sus picos violentamente. 

Más parecía a la arpía de sus sueños, con sus garras dispuestas a destriparlo, de devorarle a la menor oportunidad. Pero al mismo tiempo era arrebatadoramente sensual.

Radamanthys se sentó en un asiento desocupado y admiró aquella nueva versión del clásico ballet.

 En esta versión el protagonista era un príncipe, un hombre delgaducho, soñador y débil que es incapaz de afrontar sus responsabilidades con la realeza,  por el otro lado el principe tiene una doble vida en donde está obsesionado con la visión de cisnes. El príncipe era interpretado por un joven hermoso y extraño, de ojos inmensos de color rosa, muy parecidos a los de un insecto. Interpretaba muy bien su papel para representar esa vulnerabilidad y cierta locura desesperada por sentirse querido.

Y era donde aparecía el cisne, que era lo opuesto del príncipe, en su osadía, fuerza y libertad.. Odette y Odile en la misma obra, cisne blanco y negro. Solo que Odile se le representaba en aquella versión cómo un hombre que seduce a la madre del príncipe frente a este, llevándolo a la locura.

Era una obra oscura. Apasionada.

Y Radamanthys queda completamente hechizado por el cisne-arpía.
Antes de que acabe la obra, Radamanthys no soporta esa sensación desconocida en su pecho, en su corazón. Huye al pub para ahogar aquellas extrañas palpitaciones y endurecimiento de su verga. .

Radamanthys a pesar de haber crecido alrededor de libros y de historias que hablaban sobre el amor, el enamoramiento, los encuentros predeterminados , él nunca  creyó en eso,  en los flechazos, en el amor de primera vista, lo desdeñaba con todo su ser. .
 Se sentía más allá, en un nivel superior que los demás seres rupestres que pierden la cabeza por un efímero enamoramiento.

Hasta que en el bar llegó el grupo de danza independiente. Y entre ellos aquel el cisne-arpía vestido de civil, con una chaqueta de cuero negra. Un momento de celebración tras el éxito de su presentación callejera.

Aunque no quisiera, Radamanthys no le despegó la vista y como era de esperarse, alguien tuvo que darse cuenta de ello.

ー Pst, Valentine, aquel bombón de la esquina no ha dejado de verte de que entraste  ー le susurró al oído el joven quien había interpretado al príncipe en la obra ー lo vi durante la función...da un poco de miedo. ¿no crees?.

Valentine lo miró con aquellos ojos color ámbar tan penetrantes, chocando con los del atractivo hombre. Valentine sonrió al hombre y este desvió la mirada, confuso.

ー Momento de cazar ー anunció triunfal, levantándose de la barra para dirigirse a la mesa del solitario Radamanthys.

Su compañero chasqueó la lengua en respuesta.

ー Cuidado pajarraca, no vaya a ser un asesino...por que la cara lo tiene.
ー Exageras Myu. ー respondió Valentine haciendo que Myu moviera la mano en un amanerado mariposeo, como restándole importancia.

Valentine realmente parecía un aveーhombre por su forma de moverse. La mirada fija, casi sin pestañear en un semblante amenazador. Con sonrisa segura se acercaba el joven británico hasta llegar a su lado. 

ーTe vi…¿qué te pareció la función? ー abordó, sin rodeos.

Radamanthys hubiera querido responder algo como : “no sé de lo que hablas, he estado aquí toda la noche, y no te miraba a ti. No eres tan importante maldito engreído”.

En lugar de ello, pateó la silla a manera de invitación.

ー No terminé de ver la obra. ー pregunta Radamanthys con aquella voz ronca, casi cavernosa que tiene. ーEstuvo bien, diferente a lo habitual.

Valentine rió. Viendole de cerca, era demasiado atractivo, varonil.
ー “Bien”, “diferente” ー repitió las precisas impresiones de Radamanthys con un toque de burla en su voz.

Radamanthys lo pasa por alto, invita una bebida al joven bailarín. Sus rasgos son afilados, su nariz, su barbilla...incluso sus ojos parecen rasgados de la pupila. Como en su sueño.

ー ¿Quedan juntos?ー se aventura a preguntar Radamanthys.

El mesero trae la bebida de Valentine y este da un largo trago antes de responderle a Radamanthys, lo hace con total descaro y lenta sensualidad seductora.

ー ¿Tu qué crees?

Radamanthys gruño en respuesta. Devolver una pregunta con otra.

ー No sé. En la versión original se suicidan los dos al lanzarse al lago, pero en otras versiones Sigfrido se casa con Odette y son felices. En otra Rothbart vence al principe y se lleva para siempre a Odette, en una más Sigfrido muere en una tormenta dejando sola en Odette.

Valentine alza ambas cejas y vuelve a sonreír. La voz ronca de Radamanthys le acelera el pulso. Su presencia, su olor.

ー En esta versión no existe el cisne. Es el ideal de libertad y fuerza con la que soñaba el pobre príncipe. Al final este enloquece y en su visión final, los demás cisnes se rebelan y matan a “Odette”. Eventualmente el príncipe se suicida…ー Radamanthys hace mala cara, frunciendo el ceño y Valentine solo se encoje de hombros  ー con respecto a tu pregunta: Si, terminan juntos, en el más allá. . ¿qué te parece?.

ー Demasiado dramático a mi parecer. ー responde con sinceridad,  de pronto, un estremecimiento, siente como el  pie de Valentine empieza a restregarse en sus muslos de forma osada, subiendo, buscando….encontrando... . ー Por cierto me llamo Radamanthys.

Discretamente, el rígido hombre fue abriendo las piernas. Luego se arrepiente. Pero es demasiado tarde. Valentine sabe que ese hombre ya es suyo. 

ー Con que Radamanthys. eh. ー cantarroneó Valentine, entrecerrando los ojos al notar las orejas enrojecidas que Radamanthys intentaba ocultar ー  Valentine Harpy.

“Harpy”.

¿Casualidad?, se preguntó Rada. El hombre de sus sueños se acercó con la misma intención que en sus sueños: devorarlo, jugar con el. Ese hombre que con una sonrisa sedienta de él.

Sin poder evitarlo, Radamanthys rió un poco. Luego negó con la cabeza, haciendo que Valentine le mirara con curiosidad.

No, no existen las casualidades. No creía en los cuentos de Hadas. Y en ese momento lo iba a demostrar.

A el ninguna arpía lo va a devorar.

Sería al revés. El sería quien se daría el banquete de la vida. El sería quien seducirá al hermoso pajarraco, él sería quien lo desplumará y por todos los cielos, lo haría muy lentamente.

Radamanthys se levantó de su asiento, invitando a Valentine a seguirlo...y este se dió cuenta que Myu tenía razón en sus advertencias. Sintió temor ante la presencia del hombre rubio, un temor que solo le provocó más hambre de lo habitual. No dudó, no bajó la guardia. Si aquel pensaba que podía someterle, estaba muy equivocado.

En el baño público, en un callejón solitario, en la habitación de un hotel se encontraron y lucharon con toda violencia. Radamanthys peleó contra la idea de lo que tanto desdeñaba. Lucho, devoró y finalmente aceptó que, si. Probablemente encontrarse si tuvo algo de “mágico”.

  Tal vez no estaba tan mal creer un poco en ello.

*****

FIN

Notas finales:

aqui esta la obra completa en video por si les llama la atención

https://www.youtube.com/watch?v=rQsECoq9XGM

 

Este fic fue escrito en chinga XD, asi que las faltotas y dedazos....espero corregirlo algun día, jee


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