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El Pasajero por rockmonster

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Notas del fanfic:

Hola! He vuelto :) Y en vez de terminar las historias que ya tengo, traigo una nueva jaja No me odien, mejor dénle una oportunidad a esta ;)

Habrá yuri, yaoi y varios enredos.

Se tocará temas respecto al género y las orientaciones sexuales en general.

-          Señorita Brown

El rector se aclaró la garganta, terminando con la dispersión en la mente de la chica.

-          Me temo que es difícil que aceptemos su solicitud de empleo en esta universidad, debido a su falta de experiencia como docente y, bueno, la ausencia total de trabajos similares previos a este

El sonido del reloj en la pared se hizo presente, aumentando la ansiedad de la chica con su imparable tic-tac.

Necesitaba ese trabajo. Necesitaba mantenerse ocupada, con la cabeza puesta en algo firme y productivo, por lo que esperaba que el señor frente a ella pudiera tener algo de fe en esa chica sin experiencia alguna.

-          Pero, debo decir que su expediente académico es bastante complaciente. Lo revisaré una vez más en detalle y la llamaremos si consigue el puesto

Salió de la oficina del rector con un aire de tranquilidad, respirando profundamente una vez estuvo fuera del campus.

Tal vez ese nuevo comienzo estaba partiendo de maravilla.

 **

Y en la casa de su madre todo seguía igual. Todo. Desde las cortinas de su vieja habitación hasta el tamaño del césped de sus vecinos.

Parecía como si nada hubiera pasado, como si el tiempo se hubiera detenido.

Hace unos años la idea de volver a su hogar seguro le habría inspirado un sentimiento de calidez y alegría. Sin embargo, nada de eso sintió cuando puso sus pies sobre el suelo de madera en la sala de estar. No era culpa de lo poco que había cambiado ese lugar, pero ese hecho, de alguna forma, hacía que la tristeza aumentara. Probablemente era porque si hubiera encontrado alguna novedad, habría tenido algo más en lo que fijarse, y no en el hecho de que acababa de terminar una relación de 5 años.

-          Emma, deberías invitar a Daniel a cenar, por ayudarte a conseguir trabajo -, dijo su madre desde la cocina.

Llevaba un buen rato con el delantal de cocina puesto, lavando y cortando verduras.

-          Sí, lo haré. Pero sólo si me lo dan

Su madre giró la cabeza hacia ella haciendo una mueca de regaño.

-          Es un gran chico, Emma

La chica suspiró, rodando los ojos. No era posible que después de tantos años su madre siguiera contando la misma historia.

Conocía a Daniel desde secundaria. Se pegó a ella el primer día de clases, y la convivencia en la escuela los había acercado hasta convertirse en muy buenos amigos.

El muchacho era, como su madre bien decía, un gran chico. Sólo que cuando ella lo decía venía acompañado de esas segundas intenciones que algunas madres saben usar para incomodar a sus hijos.

-          Estaré arriba -, dijo la chica al pie de la escalera.

-          Está bien. Te llamo cuando esté listo

Su teléfono sonó apenas rozó la puerta de su cuarto.

-          ¿Y qué tal te ha ido?

-          ¿Qué? ¿En qué?

-          La entrevista con el rector

Daniel. Su madre lo había invocado de alguna manera.

-          No lo sé. El rector dijo que me avisarían

-          Oh, vaya. Pero, ¿tú qué crees?

-          Yo creo que, bueno, van a avisarme

El chico soltó una risa nerviosa.

-          Escucha, puedo hablar con él si quieres. Ahora mismo terminé mi última clase y puedo pasar por su oficina

“El gran chico quiere hacer trampa”, se dijo, riendo.

-          No es necesario. Puede que no tenga experiencia, pero me dijo que mi historial académico era interesante. Tengo buenas posibilidades, tranquilo

-          Bien, excelente

Hubo un silencio, seguido de un tartamudeo por parte de Daniel.

-          Bueno, si necesitas hablar o algo, puedes llamarme

-          Gracias

Terminó el llamado, y el haz de luz que entraba por la ventana se desvaneció. Una nube lo había eclipsado seguramente.

**

 Abrió su computadora sobre la mesa de madera vieja.

Odiaba trabajar al aire libre, pero era el único lugar donde tendría un poco de paz.

Era uno de los patios de la universidad. Tenía una gran extensión de césped y mesas distribuidas sobre él. A su espalda, el imponente edificio donde pronto trabajaría como profesora la vigilaba.

Había recibido una llamada de la secretaria del rector esa mañana. Le contó las buenas noticias a su madre, y salió lo antes posible de su casa. No quería volver a escuchar sobre lo agradecida que debía estar con Daniel por el favor que le había hecho.

Y ahí estaba. Sentada mirando la pantalla de su computadora.

Luego de salir del bloqueo mental que le estaban provocando los nervios y el “¿ahora qué?” que revoloteaba por su cabeza, abrió un documento en blanco y comenzó a teclear una planificación.

Quizás nunc a había dado clases formalmente, pero algo sabía a cerca de ello.

Después de varias páginas, bastantes lecturas y por lo menos 3 cafés, se reclinó hacia atrás. Escribía rápido, porque le era tan natural como respirar, pero aun así le quedaba un largo camino para terminar.

Eran cerca de las cuatro de la tarde, y su estómago rugía por la ausencia de materia sólida en él.

Por primera vez miró a su alrededor. El patio ahora estaba lleno de vida estudiantil. Estaba acostumbrada al autoaislamiento cuando se trataba de trabajo, y más cuando la concentración la controlaba, así que no se había percatado del montón de chicos yendo de un lado a otro.

Alguien se le acercó desde su derecha, llamando su atención.

-          ¿Señorita Brown?

-          Sí

-          ¿Puedo sentarme?

La chica asintió.

La persona que sentó al otro lado de la mesa le sonrió con confianza.

-          Mi nombre es Parker Jones, estaré en su clase de literatura contemporánea. Quería hablar con usted un momento, si no le molesta

-          Claro. Necesito un descanso de todas formas -, dijo casi animada por la interrupción.

Volvió a sonreír.

-          En realidad, lo que quiero es pedirle un favor

Emma lo miró con confusión.

-          Verá, soy un chico transgénero, y, pese a que llevo mucho tiempo con el papeleo para cambiar de nombre, aún no lo logro. Entonces las listas de asistencia…

-          Llevan tu nombre de nacimiento

-          Así es

La chica asintió, sintiéndose un poco mal por lo que acababa de escuchar.

-          Lo que quería pedirle es que lo tenga en consideración cuando las clases comiencen y deba tomar asistencia o al entregar una evaluación

-          Por supuesto. Tengo buena memoria, así que no te preocupes

-          Genial. Bueno, la dejaré trabajar

-          Nos vemos en clase

Parker se levantó, acomodando su gorra y la mochila en su espalda.

-          Nos vemos

Y una vez más, se quedó mirando la pantalla de su computadora hasta que algo en su cabeza hizo sinapsis y sus manos se movieron hacia el teclado.

 **

-          Gracias por venir, Daniel -, dijo su madre acompañándolos a la puerta principal.

Sí, la cena había ocurrido.

Después de todo no había sido nada muy especial, pero Emma no pudo evitar volver en el tiempo a cuando tenía 17.

Su madre se excusó diciendo que su novela favorita estaba por empezar y volvió adentro, dejando a ambos a solas en el jardín delantero de la casa.

-          La comida estuvo fantástica

-          Mi madre no pierde el toque al parecer

La chica esbozó la mitad de una sonrisa, pero no la mantuvo ni medio segundo. Daniel se giró hacia ella, fijando la mirada en el rostro cansado de la muchacha. Jamás la había visto así.

-          Sé que estás pasando por un momento difícil, Emma. Tal vez no pueda entenderlo del todo, pero soy tu amigo y me preocupas… Sí necesitas algo, sólo pídelo

El nudo en la garganta de Emma que había estado germinando desde la llegada a la casa de su madre comenzó a explotar. Cuando no pudo continuar aguantando las lágrimas, bajó la vista hacia el césped y se cubrió el rostro con una mano.

-          No puedes ayudarme

Daniel se quedó mudo.

-          Lo siento -, fue lo único que dijo.

Emma le sonrió. Ya no quería seguir hablando de eso, y estaba segura de que lo había dejado claro. Pero por las dudas, dijo una última frase antes de entrar a la casa.

-          Sólo necesito tiempo

** 

Ahí estaba de nuevo.

La misma mesa, el mismo césped relucientemente verde, el cielo y ese olor a juventud yendo de un lado a otro, junto con el enorme edificio de la facultad a sus espaldas.

Aún tenía trabajo por terminar, y al parecer ya había escogido ese sitio como su lugar favorito para teclear en su computadora, si no fuera porque el dolor de cabeza la estaba matando en ese momento.

Había despertado con migraña, y, para su desgracia,  no la había abandonado en todo el día. Además, recordar su conversación con Daniel la noche anterior hacía todavía más difícil avanzar con su planificación.

Estaba por levantarse y darse por vencida, cuando una sombra se acercó, nublando un trozo de la mesa donde se encontraba.

-          ¿Usted es la señorita Brown? -, preguntó una voz que no conocía.

Un hombre alto, de camisa y corbata, la miraba de forma amigable.

Emma asintió.

-          Soy Roy Greer, de la facultad de humanidades. Soy el maestro de historia antigua y lenguas

-          Oh, mucho gusto. Por favor, siéntese

El señor Greer aceptó la oferta, y cuando se sentó, otro hombre apareció a su lado. Éste traía ropa menos formal, y saludó a ambos con bastante entusiasmo antes de sentarse junto a Richard, quien hizo una mueca mostrando incomodidad.

-          Lance Miller, arte y cultura contemporánea

Lance, a diferencia de Richard, tenía una contextura corporal más robusta, y no lo escondía para nada. Tenía puesta una camiseta de manga corta, la cual dejaba al descubierto sus bíceps marcados.

El señor Greer se aclaró la garganta, y le habló a Emma, tratando de ignorar la presencia de Lance.

-          No le quitaré mucho tiempo, señorita Brown

-          Puede decirme Emma, si quiere

-          Oh, está bien. Bueno, he venido a hacerle una invitación

Lance permanecía en silencio, observando la situación con una sonrisa.

Emma se preguntó qué clase de persona era y qué relación tenía con el profesor a su lado, pero después de unos minutos le quedó bastante claro.

-          Pertenezco a  la comunidad de ayuda LGBT+ del campus. Todos los años damos una fiesta de bienvenida en la casa del CeDiv, o el Centro de la Diversidad, para acercar a los alumnos nuevos a la comunidad. Es una celebración totalmente inclusiva y abierta a todo el público, no sólo a quienes pertenecen al colectivo LGBT+

-          Lo que Greer le está diciendo es que quiere invitarla a tomar el té con unos amigos, básicamente -, interrumpió con rapidez Lance.

Emma se rió.

Roy se irguió con los brazos sobre la mesa, tratando de aguantar las ganas de decirle un par de cosas al hombre a su lado. Pero antes de que pudiera articular alguna palabra, la chica habló.

-          Lo pensaré, lo prometo

Notas finales:

Gracias por leer!

Si tienes tiempo, déjame un review ;)


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