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Viviré en tu memoria por NDTaurus

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Notas del capitulo:

Una actualización más :D 

 

***

Llevaban sobre 30 minutos conversando en la oficina de Marco. La solicitud que le hizo Luffy era, en sus propias palabras, algo descabellada.

—Law también es mi amigo —respondió Marco—, y entiendo que no estar presente en el velorio es algo terrible para él, pero no puedo simplemente autorizar algo así.

—Eres el puto jefe del hospital, claro que puedes darnos autorización —reclamó Bonnie golpeando el escritorio con su puño.

—Soy el jefe, no el dueño.

—¿Tienes un teléfono? —preguntó Zoro notablemente enfadado al ver que la conversación no llegaba a ningún lado y Marco asintió—, pues entonces llama al dueño y pregúntale —Marco estaba notablemente cansado, se recargó en su asiento para comenzar a juguetear con sus dedos sobre el escritorio y soltó un suspiro.

—Marco, por favor… —pidió Luffy una vez más. Marco se puso de pie y tomó su celular. “No les prometo nada”, dijo y realizó la llamada.

***

Las lágrimas habían dejado de caer por sus mejillas, dejó de martirizarse escuchando los audios de Kid y se quedó aparentemente más tranquilo observando el techo blanco de la habitación. Quería salir de ahí. Levantarse, tomar sus cosas y marcharse, irse lejos sonaba como una buena idea en su cabeza.

No, no podía hacer algo así, pero, ¿realmente valía la pena continuar con el tratamiento?, ¿Por qué no simplemente sacar sus ahorros y disfrutar de sus últimos meses antes de morir?, realizar ese viaje en crucero que tenía planificado con Kid le parecía una idea tentadora. ¿Qué tan mal agradecido sería con sus amigos si tomaba esa decisión?

Con cuidado intentó salir de la camilla. Se sentía débil aún, pero no tanto como en la mañana, quizá porque los relajantes que le habían puesto durante la madrugada ya habían perdido su efecto, así que, no sin dificultad, logró ponerse de pie. Tomó el “porta suero” y lo llevó consigo hasta la ventana.

A diferencia de los días anteriores estaba despejado, casi no se veían nubes en el cielo, y según su teléfono, afuera la temperatura llegaba a los 30°C. Un día que a él le parecería horrible, pero que para Kid sería una maravilla.

Apoyó su frente en el cristal y pensó que tal vez sería buena idea llamar a Bonnie para preguntarle si no había tenido alguna dificultad para organizar todo. O si necesitaba ayuda con algo, aunque claro, no era como si él pudiera hacer mucho para ayudar estando ahí.

En eso pensaba cuando escuchó la puerta abrirse, se giró, un tanto preocupado de que fuera Kureha quien había entrado y le regañara por estar fuera de la cama, pero grande fue su sorpresa al ver a Zoro sonriéndole detrás de una silla de ruedas.

—Ey —dijo Zoro a modo de saludo.

—Zoro-ya… —dejó la silla de ruedas, caminó hacia Law y le rodeó con sus brazos.

Ese nudo que se había deshecho hace no mucho volvió a instalarse en su garganta. Apoyó su cabeza en el hombro de Zoro, y agradeció mentalmente las suaves caricias que su amigo dejaba sobre su espalda.

—Vine a buscarte.

—¿De qué hablas? —dijo separándose un poco para mirarle a los ojos.

—Tienes que ir a despedirte de Kid como corresponde —La sorpresa se reflejó una vez más en los ojos de Law—, te he traído un cambio de ropa, No sería correcto que fueras con la bata del hospital.

Law le dio una sonrisa algo triste y negó con su cabeza —No deberías hacer esto, te meterás en problemas…

—¿Yo meterme en problemas?

—Sí, no tengo autorización para dejar el hospital —Zoro sonrió ampliamente y acarició su mejilla.

—¿Confías en mí? —preguntó, Law le sostuvo la mirada y le dio una sonrisa.

—Sabes que sí.

—Entonces vamos, te ayudaré a cambiarte de ropa.

Con cuidado de no pasar a llevar la vía que tenía en el brazo, Zoro le ayudó a ponerse la camisa, los pantalones, la corbata y el saco. Y una vez sentado en la silla de ruedas, le ayudó con los calcetines y los zapatos.

—Oh, si, casi lo olvido —dijo Zoro antes de sacar algo más de la bolsa en la que llevaba la ropa—. No puedes salir sin esto —le entregó una mascarilla de color negro, igual que su traje, la miró con algo de melancolía por unos segundos y se la puso procurando cubrir bien sus labios y su nariz.

—¿Puedes… puedes alcanzarme mi gorro? —Zoro tomó el sombrero blanco con motas negras y lo puso con cariño sobre su cabeza.

—¿Nos vamos? —preguntó tomando las empuñaduras de la silla y Law asintió sintiéndose algo ansioso.

Mentiría si dijera que no estaba nervioso, ¿qué le haría Kureha cuando supiera que había salido sin consentimiento?, trató de alejar esos pensamientos de su cabeza y concentrarse en el momento, aunque era algo difícil de conseguir.

Tomaron el ascensor y al bajar sintió algo de vértigo, así que se afirmó con un poco más de fuerza del apoya brazos de la silla, “¿Te sientes mal?”, preguntó Zoro con algo de preocupación.

—No, solo es un poco de vértigo.

—Tienes que decirme si te sientes mal. No es como que volveremos corriendo a la habitación, pero necesito saber cómo vas, ¿está bien? —Zoro, a pesar de no estar completamente de acuerdo con la medida de no dejarle salir, lograba entender los motivos de Kureha para hacerlo, más ahora que notaba lo pesada que se sentía la respiración de Law debido a los resquicios de la neumonía.

—Claro que sí, no quiero meterte en más problemas…

—Oye, no estoy en problemas, y tú tampoco, porque no saldremos del hospital —Law iba a preguntar a qué se refería con eso cuando las puertas del ascensor se abrieron. Se sorprendió al ver que no habían salido al estacionamiento, giró su cabeza para mirar a Zoro con la incertidumbre reflejándose en sus ojos—. Le pediste a Luffy que se asegurara de que el cortejo pasara por aquí, pero ya sabes como es. Me llamó y me preguntó si se podían hacer velorios en el hospital. Le dije que no tenía idea, pero que podíamos preguntarle a Marco, así que él se comunicó con Marco para pedirle que nos recibiera en su oficina y yo llamé a Bonnie para ver cómo iba con los arreglos. Un rato después nos juntamos los tres para hablar con Marco, y como era de esperarse, nos dijo que no era algo que se hiciera. Así que le pedimos, amablemente, que pidiera permiso. Lo hizo y le dijeron que no, así que Luffy llamó a Boa para explicarle la situación. No sé cómo lo habrá hecho, pero media hora después ya estábamos preparando todo.

Se detuvieron frente a la capilla del hospital y Zoro abrió la puerta. Cuando entraron, Law pudo ver a sus amigos más cercanos, algunos de pie, otros sentados en las bancas, y en el lugar donde se supone que va el altar para las velas, se encontraba un ataúd de color rojo, cubierto con unos hermosos arreglos florales y la fotografía de Kid en la parte superior.

Luffy se acercó a él con una gran sonrisa y se agachó para quedar a su altura. Bonnie, por otro lado, le miraba con algo de nostalgia desde la primera banca.

Estaba sorprendido, jamás pensó que sus amigos harían algo así, pero bueno, ¿a quién más se le ocurriría si no era a Luffy?

Sus ojos se humedecieron una vez más ese día, pero esta vez fue a causa de la emoción y la felicidad que sintió al saber que tenía los mejores amigos del mundo.

Después de acercarse al ataúd, todos y cada uno de los presentes se acercaron a darle el pésame, sus amigos, sus compañeros de trabajo, hasta Kureha hizo lo suyo al darle una palmada en el hombro.

Fue un momento agridulce, hubo palabras de aliento, abrazos, lágrimas, risas. Porque sí, era horriblemente triste el hecho de que Kid ya no estaba. Pero las anécdotas, las historias que comenzaban a recordar eran de todo menos tristes, porque Kid, a pesar de parecer un tipo duro, era una persona muy alegre, de trato agradable y sonrisa fácil.

El silencio que se formó en el ambiente después del último recuerdo compartido no fue incómodo, al contrario, la atmosfera que se había formado era realmente agradable, y Law aprovechó la instancia para agradecer todo lo que habían hecho por él.

—…porque decir “gracias” nunca va a ser suficiente por todo lo que han hecho —concluyó, sintiendo como las lágrimas caían por sus mejillas una vez más.

Luffy se acercó a él y le dio un abrazo —Me hubiera gustado hacer más.

—Lo sé, pero así está bien —dijo respondiendo el abrazo—, así está perfecto —apretaron un poco más el abrazo—, gracias, Luffy.

***

La noche pasó en un abrir y cerrar de ojos, y la hora de retirar el ataúd para poder realizar el procedimiento de cremación llegó antes de lo que le hubiera gustado. Uno a uno todos los presentes fueron dejando la capilla, dándole a Law unos minutos de intimidad para que pudiera despedirse de Kid sin tener la presión de ser escuchado por los demás.

—Lo siento… —dijo al apoyar su mano sobre la madera—, sé que no te gustaban los lugares así, y que hubieras preferido mil veces ser velado en nuestro departamento, o en algún bar —sonrió con algo de nostalgia al recordar una antigua conversación—, realmente lo siento, hasta el último minuto has tenido que adaptarte por mi culpa —apoyó su frente contra la madera y volvió a llorar, sus ojos estaba irritados de tanto hacerlo, pero era algo que no podía evitar.

—¿Sabes? Bonnie hizo un gran trabajo organizando todo con la funeraria. Parte de tus cenizas se utilizarán para plantar un árbol. Bueno, en realidad será un bonsái, lo que me agrada mucho más porque así podré tener cerca una parte de ti —tomó aire—. Y tranquilo, sé que tu deseo es descansar en el mar, solo que, hay algunas dificultades técnicas —sacó un pañuelo y limpió sus mejillas—. Le pedí a Bonnie que te llevara junto a los muchachos, pero dijo que no podía hacer eso. Creo que se contuvo para no insultarme, y agradezco que no me golpeara como lo hacía contigo —sonrió—. Acordamos que iríamos cuando me dejen salir del hospital…

Respiró profundo tratando de mantenerse sereno, pero era algo realmente difícil cuando venían tantos recuerdos a su cabeza y se cubrió la cara con las manos.

—Eres un idiota —sollozó—. Al final si voy a terminar usando tu fea cocina —limpió su nariz con un pañuelo—. Perdón si la estropeo, es tu culpa por consentirme tanto. Idiota-ya.

Bepo pidió permiso con suavidad y entró nuevamente. Se acercó a Law y se puso de cuclillas —Ya es hora—, dijo sin mucho ánimo y Law tomó una bocanada de aire.

—Bepo…, sé que este es un pensamiento irracional, pero no quiero, no quiero que se lo lleven… —Bepo se puso de pie y abrazó a Law, acurrucándole contra su pecho, mientras ingresaban los encargados junto a los amigos que llevarían el ataúd.

Ver esa imagen fue más difícil de lo que había llegado a imaginar, ahora entendía el porqué de esa típica escena de los familiares aferrándose al ataúd, él quería hacer exactamente lo mismo mientras Bonnie, Heat, Wire, Marco, Luffy y Zoro salían con él al hombro.

Bonnie se devolvió después de dejar su labor y le dio un último abrazo a Law “lamento que no seas tú quien vaya con él”. Le dijo a modo de disculpa mientras lloraba como una niña pequeña. Vieron marchar los vehículos de uno en uno, y esperaron hasta que el último se perdió por la calle.

—¿Subimos? —preguntó Bepo después de unos minutos y Law asintió despacio.

—Yo…, te debo una disculpa —dijo Law cuando iban subiendo en el ascensor.

—No es así, pero si eso te hace sentir mejor, la acepto —Law asintió y le dio las gracias.

***

Los días siguientes se le hicieron eternos, a pesar de que recibía visitas todos los días y que en el hospital siempre había alguien pendiente de él, se sentía solo.

El encierro comenzaba a sofocarle y esa sensación de vacío que se había alojado en su pecho se hacía cada día más grande.

Wanda le atendía dos veces al mes, pero considerando los acontecimientos, y por solicitud de Bepo, adelantó su consulta y le propuso atenderle una vez por semana. También le recomendó hacer una evaluación con un psiquiatra para comenzar un tratamiento en conjunto, pero Law se negó diciendo que era suficiente con su atención psicológica y que lo consideraría solamente si él lo encontraba necesario más adelante.

Por otro lado, sus amigos, sabiendo que el día en que le darían el alta se acercaba, se reunieron para decidir qué harían ellos como red de apoyo.

—No podemos dejar que vuelva a vivir solo al departamento —dijo Penguin mientras cruzaba los brazos y se apoyaba en el escritorio de Marco.

—No es como que podamos decidir eso por él —agregó Shachi.

—No, pero podemos hablar con él. Si logramos hacer que entienda la situación talvez acepte vivir con alguno de nosotros mientras dura su tratamiento.

—Zoro tiene razón —dijo Bepo—, plantearle la situación y dejar que él decida es lo más lógico.

—La pregunta es —habló Marco—, ¿quién puede hacerse cargo?, personalmente me encantaría, pero con todo lo que ha ocurrido me complica. Ace está aquí, así que prácticamente estoy viviendo en el hospital.

—Yo puedo hacerlo —dijo Luffy con una sonrisa y Zoro le dio un zape.

—No puedes decidir eso sin hablar antes con Hancock.

—Yo quiero hacerlo, es decir, puedo y quiero hacerlo —dijo Bepo un tanto apenado. Consideraron las posibilidades y realmente el más indicado para hacerlo era él, así que, una vez decidido, Bepo se retiró para ir a hablar con Law.

Para sorpresa de todos, Law accedió sin poner un sólo “pero”, y fue eso precisamente lo que disparó la alarma de preocupación en el grupo, así que organizaron mejor sus horarios para evitar que Law pasara solo por largos lapsos de tiempo.

***

Bepo y Shachi le ayudaron a guardar todas sus pertenencias para llevarlas al auto, agradeció a sus colegas los cuidados que le dieron con una leve reverencia y se despidió indicando que volvería en un par de semanas más.

Se subió al vehículo en el asiento del copiloto y Bepo manejó en dirección al departamento, pasarían a buscar las cosas que necesitaría durante su estadía con su amigo y su ahijado.

Sus amigos se ofrecieron para ir por sus cosas, pero se negó diciendo que de todas formas le gustaría echar un vistazo, por si acaso olvidaba algo que podría llegar a necesitar. Parecía sereno y decidido, pero la verdad era que, el solo hecho de pensar que entraría a ese departamento vacío le revolvía el estómago.

El temor que le había invadido desde que dejaron el hospital no le dejaba en paz, y Bepo, notando la rigidez y el ligero temblor que tenían las manos de Law, trató de animarle durante el trayecto.

¿Por qué? ¿por qué tenía tanto miedo?, “porque te vas a dar de bruces con la realidad otra vez”. Se respondió mientras veía como Bepo movía los labios para luego darle una tímida sonrisa. Law intentó sonreír de vuelta sin lograrlo del todo y desvió su vista hacia la calle, perdiéndose una vez más en sus pensamientos.

—Law —le llamó Bepo por segunda vez mientras tocaba su hombro, movió su cabeza para despabilar y miró el rostro un tanto preocupado de su amigo—, Ya llegamos —le informó—, ¿Estás seguro de querer entrar?

—Sí, estoy seguro. Sólo…, dame un par de minutos.

Tardó cerca de 15 minutos en conseguir el valor necesario para bajarse del vehículo y se tomó otro par de minutos más para entrar al edificio. Apretó las llaves del departamento en su bolsillo y avanzó para cruzar la mampara de vidrio con paso decidido.

Pero toda esa decisión se esfumó cuando vio a Maggi junto a un par de maletas a un costado del ascensor. Ella miró en su dirección, le dio una sonrisa y se acercó para saludar.

—Mi niño, tanto tiempo sin verte —dijo ella para luego darle un abrazo—. ¡Que delgado estás! ¿No te has estado alimentando bien? —preguntó sin darle la oportunidad para responder—. Tendré que hablar seriamente con Kid al respecto —dijo fingiendo enfado, para después volver a sonreír—. Cariño, ¿qué ocurre? —preguntó Maggi con preocupación al ver como las lágrimas de Law caían a raudales por sus mejillas.

Sin entender lo que estaba ocurriendo, Maggi, dejando salir ese instinto maternal, rodeó a Law con sus brazos para intentar consolarle —Cariño, ¿puedes explicarme por qué estás así?

Law respiró entrecortadamente por la boca, se separó un poco de ella y trató de secar un poco sus lágrimas con la manga de su sweater —Maggi. Kid…, él…—, se mordió el labio inferior y bajó la mirada, no podía decirlo, no aún.

Maggi miró a Law con preocupación y luego miró a Bepo, tratando de encontrar una explicación. Bepo se acercó un poco más a ellos y saludó con una ligera inclinación de cabeza.

—Perdón por darle esta noticia tan de golpe, pero, Kid falleció hace poco más de una semana debido a un accidente —Maggi miró a Bepo como si se tratase de la mismísima muerte.

—No, no puede ser, pero… ¿Cómo?

—La explosión en el muelle… Kid estaba trabajando en ese lugar.

Una vez que la mujer salió del estado de shock inicial, acarició la mejilla de Law y volvió a rodearle en un abrazo, y sí estuvieron un largo rato, llorando abrazados en el lobby del edificio, hasta que lograron tener un poco más de calma.

—Lo siento tanto mi niño, lo siento tanto —dijo ella mientras se limpiaba las lágrimas—. Me hubiera gustado estar presente y acompañarte en esos momentos tan difíciles, pero acabo de llegar de un viaje y no tenía idea…

—Está bien Maggi, tranquila —dijo Law tomando sus manos, y ella le dio una sonrisa—. Me acaban de dar el alta del hospital, y con todo aún no hemos podido cumplir su deseo de arrojar sus cenizas al mar, así que, si gusta, podría avisarle cuando lo haremos para que nos acompañe.

—Me encantaría, mi niño —apretó sus manos con cariño y le sonrió con ternura—, ¿Quieres que vaya contigo y te ayude a ordenar el departamento?

—Gracias, pero no es necesario. Usted también viene llegando y ha de tener muchas cosas que hacer. Además, solo vine por un poco de ropa. Me quedaré con Bepo por un par de semanas —Maggi asintió y les dijo que, de todas formas, en caso de que necesitaran algo ella estaría encantada de ayudar.

Subieron a su piso y se despidieron en el pasillo. Maggi entró notablemente triste a su departamento y Law se quedó observando la puerta del departamento por más tiempo del que le hubiera gustado antes de decidirse a introducir la llave en la cerradura.

Lo primero que notó al entrar fue la fina capa de polvo que cubría los muebles, sobre la mesa del comedor diario había una taza con restos de té y un plato con algunas migajas de pan.

Las cortinas estaban abiertas y a un costado del ventanal, el atril que Kid utilizaba para pintar se encontraba cubierto por una tela de color blanco, y los cuadros apilados a un costado del sillón habían aumentado desde la última vez que estuvo ahí.

Bepo le puso las manos sobre los hombros y masajeó suavemente para ayudarle a botar la tensión. Law sonrió y le dio las gracias por el gesto, avanzó despacio y entró a la habitación. La cama estaba deshecha y el canasto de ropa sucia se encontraba hasta la mitad.

Donde quiera que mirara había rastros del último día que Kid pasó a solas en el departamento.

—Iré por una maleta —dijo conteniendo las lágrimas y salió de la habitación. Bepo suspiró y se acercó al armario, sacaría un poco de ropa mientras le daba a Law algo de espacio para que se desahogara.

Sacó la maleta de la pequeña bodega y volvió a mirar el atril. Le llamaba la atención el hecho de que el cuadro estuviera cubierto, así que se acercó y quitó la tela. Sobre el lienzo había un dibujo de color marrón que mostraba un barco navegando, tenía un fuerte y agradable olor a café y en la parte inferior, a un costado de la firma de Kid, podía leerse la palabra “votos”.

Tomó el cuadro para sacarlo del atril y lo admiró por unos segundos, era realmente hermoso a sus ojos. Miró la mesa auxiliar que Kid utilizaba para dejar sus materiales, y efectivamente había una pequeña vasija con lo que él supuso, era café.

Quedó absorto en la imagen por unos segundos más antes de recordar, que Kid, generalmente, escribía un pequeño mensaje en la parte posterior de cada lienzo. Y lo volteó esperando encontrar una pequeña nota, pero había más que eso.

Tomó asiento en el sofá y comenzó a leer.

“Comencé a pensar en esto desde el día en que decidí que quería casarme contigo, hablo de hace unos 3 años atrás, lo sé, tardé un poco en pedirlo, pero fui el más feliz cuando me dijiste que sí. Y sé que quizá es un poco apresurado, pero quería plasmar estas palabras para que puedas leerlas en un futuro no muy lejano.

Law, antes de conocerte no sabía que podría llegar a amar tanto a alguien, y sé que no soy el primero en decir esa frase, pero realmente lo siento así; eres quien ilumina mi oscuridad; eres quien enciende el fuego dentro de mí en el más crudo invierno; eres la razón que tengo para sonreír al final de cada día, y la energía que me impulsa a levantarme cada mañana.

Te admiro, te respeto, te amo, y te amaré siempre, con cada fibra de mi ser, con cada pensamiento, hasta mi último aliento. Y si existe la posibilidad de coincidir en otra vida, te seguiré amando, igual o más de lo que te amo ahora.

La verdad es que empezar a escribir es algo sencillo, terminar es lo complicado. Entonces, antes de arruinarlo, tomaré prestadas unas palabras que sé que te encantarán, y dicen así:

—Con esta mano yo sostendré tus anhelos; tu copa nunca estará vacía, pues yo seré tu vino; con esta vela alumbraré tu camino en la oscuridad, y con este anillo yo te pido que seas mi esposo—

Gracias por decir que sí, a ese primer café.”

Law lloraba con la frente apegada al cuadro cuando Bepo se sentó a su lado. Le ofreció un pañuelo y un poco de agua —Si sigues así terminarás deshidratado—. Dijo a modo de broma, intentando aligerar un poco el ambiente.

Law sonrió, secó sus lágrimas con el pañuelo y aceptó el vaso de agua.

—Ya no está y aun así me sigue sorprendiendo… —tomó un poco de aire—. Lo extraño tanto… —Bepo pasó un brazo por sus hombros y lo atrajo hacia sí. Law apoyó la cabeza en su hombro mientras miraba la letra de Kid plasmada en el reverso del cuadro—. Aún deseo que esto sea solo una pesadilla de la que no he logrado despertar.

—No puedo decir que me gustaría saber cómo te sientes, porque debe ser horrible y no me gustaría pasar por una situación similar —acarició su espalda—. No sabes cómo lamento no poder hacer nada para ayudarte.

—Tonto, lo que haces ya es más que suficiente —le dio una sonrisa y Bepo le sonrió de vuelta.

El timbre sonó y Bepo se puso de pie para atender. “Buenas tardes, no es mi intención importunar, pero tengo la correspondencia pendiente”, dijo el conserje una vez que abrió la puerta.

Bepo le dio las gracias, volvió con la bolsa y se la entregó a Law para que revisara si había algo de importancia. Dentro encontró un par de revistas, las cuentas del mes y varias cartas de condolencias. Entre todas, resaltó un sobre de color negro que, a diferencia de las demás, no tenía remitente.

Law abrió el sobre con desconfianza y su respiración se congelo en cuando vio el contenido.

Una bella pluma rosada junto a una tarjeta del mismo color, escrita con una fina caligrafía en cursiva.

“Nunca sabemos cuándo se nos acaba el tiempo ¿verdad, Law?

Mis más sinceras condolencias.

D.D.”

 

 

Continuará…>>

Notas finales:

Chan chan! 

 

Muchas gracias por leer! 

Como siempre, se agradecen sus comentarios <3 


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