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Cómo perder a un hombre en diez días por Aranel Poli

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Notas del capitulo:

Tenenos nueva adaptación mis amores, espero les guste.

-“…Y sólo así, los pueblos en guerra encontraran la paz.” Vaya, es precioso, Milo- leía un hombre de cabellos aguamarina bastante orgulloso con ese trabajo.

-¿Sí? Lo hice en una noche.

-Sí, pero no creo que sea un artículo para nuestra revista- la felicidad de Milo se vino abajo en cuanto escuchó a su amigo Camus decirle aquello y lo peor es que tenía razón.

-Hice montones de cursos y diplomados, pero aquí sólo soy “Milo Scorpio el chico de ¿Cómo hacerlo?”- se quejó cerrando su portátil con molestia.

Y así eran la mayoría de los días en ese empleo, trabajaba para la revista “Trap”, una revista de moda y belleza muy importante en Grecua y en algunos países europeos. Llevaba algunos años ahí tratando de escalar hacia artículos más serios y no sólo feng shui ni cómo librarse de una multa.

-Pero tu artículo es de los más leídos, Milo.

-Ah, claro, “Frases para coquetear” o “¿En serio creen que las personas rubias se divierten más?- decía el pelizul rodando los ojos -Camus, quiero escribir sobre política, medio ambiente o asuntos internacionales.

-Sigue esforzándote y lo conseguirás- le sonrió su amigo quien todas las mañanas lo visitaba en su cubículo, el cual estaba a un lado.

Camus Aquarium había estado en aquella revista por más tiempo que el chico griego, él era francés, pero residía en Athenas, y con una carrera en diseño gráfico se encargaba de artículos sobre ejercicio, nutrición y viajes, ahí nadie parecía tener lo que deseaba.

-Por cierto, Milo, tengo algo que cambiará tu estado de ánimo, ¿Recuerdas la chica con la que he estado coqueteando por teléfono?

-¿Minho?- preguntó Milo torciendo el gesto, Camus podía ser una persona bastante coqueto, realmente no sabía si era ella, Misty o Seraphina.

-Sí, ella, me envió algo que quizá te agrade.

-¿A mí?

-Sí, le dije que me ofendía muchísimo que pensara que era gay y la bloquee- decía el chico de mirada púrpura mostrándole a Milo dos boletos, su rostro se iluminó en cuanto se acercó intuyendo lo que era.

-Pero eres gay.

-Bisexual- aclaró -Pero ella no lo sabe, toma- el peliazul tomó aquellos boletos casi saltando de la emoción.

-Te ganarás el cielo, mañana por la noche será la demostración más excitante conocida por el público.

-Sí, sí, disfrútalo, prefiero el básquetbol- Milo no paraba de sonreír al saber que iría a la primera eliminatoria de hockey de ese año.

-¿Vendrás conmigo?- pidió el peliazul poniendo esa cara que hacía que nadie se atreviera a negarle nada.

-Está bien, iré, sólo espero que me dejen entrar a los vestidores- Camus volvió a su cubículo cuando de pronto se escuchó una voz por el altavoz indicándoles reunión de personal en 30 minutos. Ambos rodaron los ojos, odiaban esas reuniones y sobre todo en lunes.

-Oye, ¿Y Mu? No lo he visto- preguntó el peliazul acercándose al francés, quien sólo se alzó de hombros.

-Apuesto a que no tiene un buen día, ya sabes.

-Bien, iré a buscarlo, tú encárgate de buscarle una linda camisa y café- dijo antes de salir corriendo en ayuda de su amigo, Mu Ariesi.

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Por otra parte, en otro lado de la ciudad, dos chicas se encontraban afuera de un enorme edificio, casi tanto como su enorme sonrisa. Ese día firmarían un millonario contrato, y mientras esperaban, uno de sus colegas llegaba en una motocicleta.

-Kanon.

-Marín, Shaina ¿Qué leen?- preguntaba aquel joven llamado Kanon Dragonsea, un chico griego de largos cabellos añiles que se dedicaba a la publicidad. Las chicas le sonrieron mientras ambas tenían en las manos un ejemplar de la revista Trap.

-Ahora tenemos una cita en la revista Trap, y ya que nuestros clientes suelen publicar muchas de nuestras campañas en esta revista femenina de distribución internacional, no te vendría mal leer un poco.

-¿En serio? Artículos de ¿Cómo excitarlo? ¿Cómo lograr un orgasmo? Eso lo sé, Shaina, gracias- respondió guiñándole un ojo a la chica de pelo verde, quien lo miró con una sonrisa ladina.

-¿Estás coqueteándome?

-Soy gay, linda, aunque lo intentara no funcionaría, preciosa- se burlaba el peliazul haciendo que las jóvenes rodaran los ojos.

-Adiós, Kanon- se despidió Marín llevándose consigo a su amiga para ir a esa reunión mientras el griego entraba al edificio.

Saludó a todo el personal hasta llegar a su oficina, en donde se encontraban sus dos mejores amigos y colegas, Sorrento Sirrenai y Eo de Scylla, quienes en cuanto llegó, le soltaron la noticia de esa mañana.

-¿Ya lo sabes?

-Acabo de llegar, Eo- decía con obviedad dejando su casco en su escritorio.

-Diamantes Kido busca nuevos promocionales y Julian quiere contratarnos.

-¡Bien! Este es un buen día- dijo con una enorme sonrisa de satisfacción -Kido domina el mercado mundial de diamantes y si yo lo represento prácticamente representaré a toda la industria.

-Pero… Julian no te quiere a ti, se los pidió a Shaina y Marín- decía Sorrento con una mueca de derrota mientras Kanon lo miraba más furioso que confundido.

-¿Qué? Eso es imposible.

-Ya lo sabes, el idiota tiene debilidad por las mujeres hermosas, nosotros nos encargamos del deporte y cerveza, las piedras preciosas no son nuestro fuerte.

-Las mujeres no son las únicas que escriben en revistas femeninas- desafió Kanon yendo hasta su escritorio -Hablaré con Julian.

-Genial, las verá hoy en la noche en el bar Poseidón, podrías llegar casualmente.

-Esas joyas son mías, lo lograré- sonreía el peliazul chocando los puños con sus amigos quienes estaban seguros que él lo lograría. Kanon Dragonsea nunca perdía.

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-Hola- saludó Mu en cuanto abrió la puerta y por el rostro de Milo, notó que tenía una facha terrible. Intentó de sonreír, pero fue inútil, enseguida comenzó a llorar desconsoladamente.

-Buenos días, borrego, vístete, tenemos una reunión- dijo el peliazul ignorando sus lágrimas y entrando al departamento del pelilila para abrir las cortinas, ese lugar parecía un mausoleo.

-Regresaré a la cama, no tengo motivos para salir- gimoteó Mu recostándose de nuevo y llevándose las cobijas al cuerpo mientras el griego rodaba los ojos con media sonrisa, esa escena se repetía todo el tiempo.

-Salió el sol, además Camus te conseguirá una camisa nueva y un suéter de cachemira, así que levántate, no permitiré que pierdas tu empleo por esto.

Milo se había sentado en la cama junto a su amigo, quien lo miraba con lágrimas en los ojos, pero al escuchar lo que Camus tenía pare él le brillaron un poco, se alzó enseguida para estrecharse en los brazos de su amigo.

-Todo estará bien, saliste con ese tonto por una semana.

-Fue la mejor semana de mi vida- gimoteó el pelilila sobre el hombro de su amigo, quien escuchaba con una mueca de desagrado.

-Lo olvidarás, ahora ¡Arriba!- sonrió para esperar a que se apresurará o ambos perderían su empleo.

Así, en menos de diez minutos, Mu estuvo listo para salir corriendo hacia Trap y al llegar Camus los esperaba con lo prometido, una camisa y un suéter.

-Hola, no tengo ganas de hablar de esto- dijo saludando mientras Camus se alzaba de hombros, ni siquiera sabía de qué hablaba.

-Sí, de acuerdo- dieron un par de pasos cuando el pelilila se soltó a llorar de nuevo.

-¿Por qué siempre me pasa a mí? Todo fue estupendo durante esa semana y media, después todo se acabó- decía entre lágrimas mientras sus amigos se miraban para después negar -Estoy consternado porque todo lo hice bien, la primera vez que hicimos el amor fue tan hermoso que lloré- sus amigos lo miraron sorprendidos y algo asustados, mientras el pelilila sonreía entre el llanto al recordar aquel momento.

-¿Lloraste?

-Sí.

-Supongo que una pequeña lágrima resbalando por tu mejilla ¿No?- Milo de verdad esperaba que su amigo dijese que sí.

-No, estaba muy emocionado, incluso le dije que lo amaba- aclaró el joven sonriendo.

-¿Después de cuantos días?- preguntó Camus entrecerrando los ojos y dándole la razón a ese chico al dejar a Mu, era su amigo pero a veces era algo… extremista.

-Cinco, pero es lo que sentía, sólo quería expresarme.

-Sí, está bien pero ¿Él que te dijo?- continuó Milo.

-Shura no tenía que decir nada, sé que sentía lo mismo por mí, pero después comenzó a estar muy ocupado, le marqué muchas veces y le envié textos, pero nunca respondía, hasta ayer.

-Supongo que estaba bastante ocupado, deja de preocuparte- dijo Camus tratando de tranquilizar a su amigo mientras los tres subían al ascensor.

-Da igual, sé por qué me dejó, estoy gordo.

-¡No lo estás!- gritaron sus amigos al unísono.

En algún momento Mu había estado un poco pasado de peso pero ya no más, aunque parecía haber quedado con ese pequeño trauma.

-Gracias, chicos- dijo abrazándolos y a punto de llorar de nuevo, pero el peliazul lo silenció.

-Mu, por dios, si el hombre más guapo del mundo se comportara como tú, cualquiera huiría de él.

-Ningún hombre huiría de ti, Milo, podrías vomitarle encima y te pediría que lo hicieras de nuevo- dijo con un puchero.

-Eso es asqueroso- soltó Camus con una mueca -Milo tiene razón, si hiciera lo mismo que tú, también lo dejarían.

Después de unos segundos llegaban a la oficina de Hilda de Polaris, la editora en jefe de la revista. Hilda era una mujer joven, fuerte, fría y bella, pero el mismo demonio si se le hacía enfadar, aunque en ese momento recibía a todos los escritores con una sonrisa.

-Muy bien familia, zapatos fuera- sonreía la mujer platinada adoptando costumbres japonesas. Una vez adentro se hablaría de lo que ese mes se publicaría en la revista, Milo estaba esperando por ello.

-Bien, comencemos con Milo, ¿Qué tenemos este mes en “¿Cómo hacerlo?”?

-Sí… yo, he estado trabajando en algo distinto, es un artículo político y…

-No, Milo, recuerda que trabajas para Trap, hablamos de moda, tendencias, estética y chismes. Eso es Trap- explicó Hilda con una sonrisa.

-Lo sé, pero…

-Verás, Milo- dijo uniendo sus manos y manteniendo su sonrisa -Lo entiendo, pero convierte tu columna en una lectura obligada y escribirás de lo que tú quieras, hasta entonces, únicamente escribirás sobre lo que yo quiera ¿Entendiste?

Hilda lo miraba penetrante mientras Milo asentía nada convencido, pero lo lograría, tenía que hacer eso o estaría estancado en ese lugar.

-Mu ¿Tú qué tienes?- musitó la platinada dirigiéndose al pelilila, quien sorbió por la nariz.

-Lo siento, no me he sentido muy bien.

-Lo dejó su novio- susurró Camus dejando en claro lo que le sucedía a su amigo, convencido de que los demás entenderían.

-Oh, no, Mu, debes estarla pasando terrible, pero luces fantástico ¿Verdad que nos gusta su aspecto?- todos los presentes asentían dándole la razón a Hilda haciendo sentir mejor al pelilila, quien sonrió un poco más animado.

-No he comido nada desde que terminamos.

-Escribe un artículo sobre eso- sonrió Hilda mientras Mu la miraba extrañado.

-No pondré mi vida personal en un artículo.

-Lo sé, cielo, te entiendo- sonrió- Veamos ¿Quién de ustedes quiere utilizar la vida de Mu para un artículo?- sí, Hilda era el mismo demonio y una perra.

-¡Yo lo haré!- gritó una de las chicas llamada June, quien era bastante chismosa y algo curiosa.

-Ah… no, no, con todo respeto, Hilda, pero June no puedo escribir un artículo de mi vida privada ni meterse en mis problemas, eso es…

-Yo lo haré- dijo Milo alzando su mano mientras su amigo lo miraba asustado.

-¡¿Qué?!

-Verás, me basaré en ti, serás mi inspiración, Mu- sonrió el peliazul tratando de sacar de un apuro a su amigo.

-¿Para…?- preguntó la platinada interesada.

-Sólo observa a Mu, es un chico apuesto e increíble, sin embargo tiene… dificultades para mantener una relación sin saber lo que está haciendo mal- dijo mirando a su amigo y después a Hilda -Al igual que muchos de nuestros lectores, así que… he pensado que… podría salir con un chico y alejarlo de mí- decía tartamudeando un poco ya que esa idea estaba tomando forma en su cabeza en ese momento, sólo para salvar al pelilila de los demás -Emplearé los errores que hombres o mujeres como Mu cometen siempre, lo escribiré como un diario, consejos.

-Sí, qué no hacer- sonrió Hilda emocionada -Cómo perder a un hombre en 10 días- pensó con una gran sonrisa mientras Milo tenía una enorme interrogante en la frente.

-¿Por qué 10 días?

-Cinco sería poco y cerramos la edición en once, se queda en diez, ¿Qué hay en zapatos?- finalizó girándose hacia otro chico mientras Milo se quedaba pensativo, Camus sonreía por lo que estaba sucediendo y Mu agradecía a su amigo por esa intervención.

Notas finales:

Espero les guste, actualizaré lo más rápido posible.

Besos inmensos!


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