Todo pareció mejorar.
Luego de que la guerra terminó su vida siguió, estaba feliz de estar vivo y que su familia también lo estuviera.
Compraron una casa y pronto se adaptaron, incluyendo a Harry en su familia.
Él y Dora pudieron explicarle a Harry lo que nadie habÃa tenido tiempo de explicar, como el hecho que sus alas crecerÃan pronto y que encontrarÃa a su pareja destinada a los veintiún años –si es que su pareja no los cumplÃa primero-. Que tendrÃa que aprender a atenderlas, limpiarlas y ajustar su ropa a ellas, asà como también se verÃa afectado por los ciclos de apareamiento en las primaveras, pero podrÃa controlarlo con pociones.
Remus no siempre habÃa estado orgulloso de sus alas, eran grandes y de color arena, suaves al tacto y podÃan sostenerlo sin problemas en el vuelo, pero asà como su licantropÃa habÃa terminado por aceptarlas a pesar de ser algo más que lo hacÃa distinto: eran más grandes que el promedio.
Dora podÃa cambiar sus propias alas a cualquier tipo, incluso hacerlas desaparecer, tal vez por ello no tenÃa una persona destinada como tal.
Explicar que el destino no siempre tenÃa la razón fue algo difÃcil, pero ellos dos eran prueba de ello. A pesar de no tener esa conexión se amaban y habÃan podido tener a Teddy.
Pasó casi un año perfecto antes de que convencieran a Harry de volver a Hogwarts para terminar sus estudios, como lo harÃan sus amigos y muchos otros. Remus no aceptó el puesto de profesor de Defensa porque Teddy absorbÃa todo su tiempo pero quedó en ser un tipo de asesor para ayudar a los profesores que pasaran por esa materia.
A pesar de que se despertaba en las noches con un poco de molestia que debÃa venir del otro lado del vÃnculo, estaba bien. Era una sensación a la que se habÃa acostumbrado y que se habÃa atenuado mucho, ya casi no lo sentÃa y era agradable.
Todo era simplemente perfecto.
Hasta que Dora encontró a su destinado.
No podÃa decir que ella le habÃa sido infiel, porque no lo habÃa sido. Ella habÃa sido terca y habÃa tratado de ignorar lo que habÃa pasado, pero él lo reconoció muy bien, la forma en que se miraron, la forma en que se erizaron las alas.
Edward era un mago gales, que habÃa viajado para ayudar a re construir lo que habÃa destruido la guerra. Era un buen tipo y no habÃa razón alguna para que Dora lo odiara.
Tonks lo intentó, lo intentó mucho. Se aferró a él y a Teddy pero Remus supo que era casi una causa perdida y que la estaba lastimando, por lo cual cortar fue decisión de él.
Se gritaron mucho esa tarde pero al final no habÃan podido evitar las lágrimas, no dejarÃan ser los padres de Teddy y podÃan ser amigos. Pero eso no significaba que no doliera.
Cuando se despertó con resaca el dÃa donde Dora se quedaba con Teddy exclusivamente supo enseguida que habÃa estado sintiendo del otro lado del vÃnculo. El dolor y el cansancio de la resaca.
Nunca habÃa tomado a Malfoy como un alcohólico, pero debÃa estar muy solo con Draco en Hogwarts y con su esposa en Francia.
Remus miró el techo suspirando.
Cuando a los dieciséis años supo quién era su alma gemela se habÃa asustado mucho, habÃa tenido pánico de encontrarse con el rubio aunque él ya no estudiara en Hogwarts y se lo habÃa ocultado a sus amigos. HabÃa tenido mucho miedo de quedar a la merced de alguien como él, Lucius le daba miedo.
HabÃan tenido que hablar cuando el cumplió dieciocho, ambos habÃan estado muy incomodos pero aun recordaba las perfectas alas de Lucius. Eran plateadas y largas, con una belleza antinatural, brillando suavemente contra el sol como la plata, con sus plumas perfectamente ordenadas igual que su cabello.
Y entonces él habÃa notado algo muy importante: la parte dominante, increÃblemente, era él y no Lucius.
Lucius también pareció darse cuenta porque fue la última vez que lo vio por varios años, el descubrimiento lo habÃa hecho sentirse incrédulo por semanas y luego pensó en todas las razones para que no le gustara Malfoy.
El vÃnculo de almas gemelas era algo de lo que no habÃan podido deshacerse –nadie podÃa-. PodÃa sentir las emociones más fuertes del patriarca, asà que Malfoy debÃa sufrir cada luna llena de su dolor fÃsico, pero luego de la guerra solo sentÃa algunos ecos.
¿Qué habÃa sido de Lucius Malfoy?
Trató de recordar, sabÃa que Draco estaba en la escuela, Harry mencionó sus alas plateadas que debÃan ser iguales a las de su padre.
Oh. Cierto.
Lucius ya no tenÃa alas.
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