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Conexión por Herr

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Notas del fanfic:

No sé si cuenta como spoiler, pero tiene menciones sobre el capítulo 19 en adelante, donde aparece capricornio. Lo digo, porque creo que la mayoría conoce a esta pareja más por el anime de TLC que por el manga. En todo caso, advertidos quedan.

Notas del capitulo:

Todos los derechos reservados a sus respectivos autores.

Siempre había creído que la admiración que había sentido por él era de lo más natural, porque era una persona muy amable, educada, respetuosa y sobre todo comprendía situaciones que a él le costaban. No era muy dado a demostrar su aprobación cuando sus alumnos hacían algo bien o cuando algún otro dorado hacia algo notable, pues era deber como santo, cumplir con los entrenamientos y misiones, así como de ser una persona recta. Aunque siempre terminaba sorprendido por la manera en que Sísifo felicitaba y reconocía el esfuerzo de los demás, así como siempre tenía las palabras adecuadas para aumentar la esperanza en todos.


 


Pero desde que empezó a trabajar con él, hubo situaciones en las que ponía mucha más atención de la debida. Varias veces se había encontrado ensimismado observando al castaño, así como procuraba velar por el sueño de su compañero y procuraba conseguir comida cuando estaban en una misión. Otras veces se daba cuenta de que muchas cosas le recordaban a él, como cuando observó las figuritas de madera de caballos en un puesto en una ciudad del norte de Europa o la vez que creyó que ciertas hierbas y aceites podían agradarle, en ambas ocasiones terminó comprando las cosas para poder regalarlas al dueño de la mirada azul.


 


Nunca había sentido tanta confianza con una persona. Desde que llegó al santuario se sintió muy cómodo con él, incluso le agradó escuchar cada una de las observaciones de los lugares en el recorrido, pues el de Sagitario agregaba una experiencia propia. La que más recordaba era cuando el castaño quedó atascado entre uno de los pilares de los templos por las alas de su armadura. Estaba seguro que, si eso se hubiera tratado de alguien más, sólo hubiera pensado que debía tener más cuidado, no le hubiera causado gracia como le hacía aún.


 


También notaba como el castaño solía buscarlo con mayor frecuencia a él, como se tomaba el tiempo de recibirlo cuando llegaba de alguna misión y se preocupaba de su bienestar. Al principio eso le pareció muy irrespetuoso, pues él también era un dorado y su capacidad para cuidarse era tan buena como la que él podía tener. Luego comprendió que sólo era un rasgo más de esa personalidad protectora que tenía, y lo aceptó.


 


Cada vez pasaban más tiempo juntos, cada vez era más necesario por la investigación y cada vez se perdía observándolo. Muchas veces el castaño se daba cuenta y sólo le dedicaba una sonrisa, otra fingía no darse cuenta, pero ninguna vez se mostraba incómodo. Supuso que era por su forma de ser, porque de ser él a quien observaban seguro demostraría su poco agrado de la situación. No solía entenderlo, no sabía cómo es que él se mostraba tan abierto con el de Sagitario.


 


Todo cobró sentido esa noche, esa en donde la presencia del dios enemigo invadió el santuario, esa en donde su cuerpo no pudo moverse para acudir para proteger a la diosa. No supo lo que pasó, sólo que el cuerpo de la persona que más admiraba estaba herido. Rápidamente acudió al templo de Sagitario, luego de asegurarse del bienestar de su diosa. Lo vio ser atendido por las doncellas, como limpiaban sus heridas y como lo dejaban en posición por si recobraba la consciencia. Estaba enojado, se sentía frustrado e impotente porque él ni siquiera pudo salir de su templo.


 


Pasó el resto de la noche junto a él, quería asegurarse de su bienestar si llegaba a despertar, atenderlo por si necesitaba algo. No dudaba del poder de Sísifo, pero brindarle ayuda sería lo más adecuado. Estuvo despierto, la preocupación no le permitía dormir. Sabía que debía estar en su templo para resguardarlo en caso de un ataque, pero debido a lo que recién acontecía, dudaba que volvieran atacar.


 


Cuando su diosa hizo presencia en el templo de Sagitario, se sintió un poco más aliviado, recordando que tenían su protección, así como no olvidaba a su caballero más leal. Sabía que Sísifo agradecería mucho la presencia de su diosa, comprendía la lealtad y fidelidad de este para con la divinidad. Siempre admiró la manera en que esté profesaba el amor de ella para con todos, al igual de la cercanía que ellos dos tenían. Por esa razón no dudó en protegerla a ella antes que, a él, todas las razones tenían mayor peso de ese lado de la balanza. Había jurado lealtad a Athena, era su deber como caballero dorado asegurarse de su bienestar y sobre todo de mantenerla con vida para ganar esa guerra, pero no dudó en atacar cuando ese dios menor del sueño hizo presencia.


 


Impresionado por la manera en que desvío su ataque y en como por centímetros hubiera golpeado a Sísifo, aguardó para esperar una mejor posición para atacarlo, pero toda esa decisión se fue cuando vio como se llevaban el alma de su compañero. Sintió como si le quitarán una parte del cuerpo, como si se llevarán una parte de sí. La conexión que sentía con castaño se sintió débil como si estuviera perdiendo algún sentido y sólo pudiera sentirlo a la distancia. De inmediato se giró para solicitar el permiso para buscar el alma de Sísifo, necesitaba recuperarlo, traerlo de vuelta y de no volver a dejarlo solo.


 


No pudo despedirse, aunque había sentido la necesidad de acariciar ese cabello castaño, de tocar esa piel tostada que el heleno poseía. Ese tipo de actos era algo que nunca creyó hacer y menos desear hacerlo, además que no contaba con el permiso del contrario y no podía sobrepasar su espacio personal.


 


Pudo escuchar las palabras de Aries junto a las de Libra, la manera en que se referían a la relación que ellos tenían, la cercanía de ambos y la manera en que contrastaban. Durante el camino pensó en ello, se pudo dar cuenta de lo acoplado que estaban uno de otro, así de cómo cada uno se aceptaba además de que se complementaban. Pudo entender el dolor que atormentaba al castaño y también por eso buscaría su alma, aunque tuviera que enfrentarse a esos dioses, se aseguraría de que el caballero de Sagitario afrontará con la valentía que siempre demostraba, eso que tanto le atormentaba.


 


Débil y sin poder moverse, sentía un enorme peso encima. Si cuerpo se negaba a moverse una vez más, no podía permitir eso y menos cuando los Santos de bronce estaban peligrando frente a él. La dulce voz de su compañero fue un detonante para sentirse animado, recibir su ayuda aseguró la esperanza de ganar esa pelea y derrotar a los dioses que habían estado estudiando por años. Si lograba vencerlos, destruiría una amenaza, liberaba a Sagitario de sufrir más daño, así como protegía a los de bronce, como no pudo con sus alumnos. Debía asegurar una ventaja en esa guerra.


 


De pie esperó la flecha, en dos movimientos la partió en cuatro y en un brinco ejecutó su última técnica. Estaba satisfecho con lograr perfeccionar excalibur, pero lo que más lo motivó a entregar su vida, fue verlo a él seguro y saber que ambos eran almas que siempre mostrarían una conexión que con ningún otra podría. Lo buscaría en la siguiente vida porque en esta fue muy feliz de conocerlo y poder compartir años de vida con él.

Notas finales:

Espero que haya sido de tu agrado y fuera fácil de leer. Gracias por leer.


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