Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Wait For Me Mr. Vinsmoke por Alleisys

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El jardín de la residencia Vinsmoke era como un pequeño bosque encantando en medio de una ciudad que crecía a pasos agigantados entre mega construcciones y rascacielos de cemento. Su madre se había encargado de recrear un edén para resguardar toda la magia que ella misma creaba. Cuando era niño, él la veía plantar rosas, claveles, narcisos y cerezos. Alimentando de a pocos su pequeño paraíso. En más de una ocasión, ella lo sentaba a él y a todos sus hermanos alrededor de ese mini Eliseo, solo para cantarles con su armónica y singular voz.

Ahora se encontraba sentado frente a la mesa de te, viendo como las llanuras verdes de aquel mismo jardín se tornaban de una singular tonalidad rojiza por la llegada del otoño.

Parpadeo al ver como su madre sostenía la fina tetera de porcelana solo para después colocar todo el líquido hirviente sobre su tasa transparente. La hermosa flor que descansaba dentro de aquella prisión incolora empezó a abrirse lentamente mientras esparcía su esencia de jazmín.

Solo Sora podría hacer de cosas tan insignificantes como una pequeña tarde de té, un acontecimiento apoteósico.

—Adelante. — Lo invito a degustar primero.

Tomo el mango con singular elegancia y procedió a probarlo con cuidado. El sabor era fresco y revitalizante. Un soplo de calma luego de tanta desesperación. 

—Exquisito, madre. — Reconoció con una tenue sonrisa.

La bella mujer sonrió encantada, a pesar de los años, Sora mantenía esa inusual belleza picara y desbordante de gracia.

—Hace tanto que no compartíamos un momento así. — Señalo jubilosa, a pesar de saber que sus palabras no eran del todo bien recibidas por el mayor de sus hijos varones.

Ichiji permaneció en silencio, sabía que su madre no tenía la menor intención de herirlo, pero entendía el significado de sus palabras. — Bueno, a partir de ahora me veras más seguido. — Trato de forzar una sonrisa, y Sora le devolvió una totalmente autentica, formando una perfecta curva en sus labios.

No había nada que ella desease más que verlo feliz...

—Sabes, hable con Yonji y Robin antes de que llegaras. — Trato de cambiar el tema.

—Ay no...— Sin poder evitarlo se palmeo el rostro al escuchar a su madre. ¡Maldita sea! ¡Lo último que deseaba era que toda su familia se entérese de su situación! — Madre ¿Por qué hiciste eso?

—¡No, no, descuida! — Replico al instante — Ellos no saben nada sobre... — Callo por unos instantes al no saber qué clase de calificativo darle. No quería ofender a su hijo con sus palabras, pero desgraciadamente tuvo el efecto contrario en Ichiji. 

—Mi divorcio. — Reconoció cansado. — Madre, llámalo como lo que es.

Luego de catorce años, finalmente había tomado la decisión más inteligente de su vida. Poniéndole punto final a su matrimonio con Lucci. Lo que en un momento creyó imposible, las peleas, los egos, las expectativas y todo lo que venía junto con ese hombre. Por fin se había terminado.

El día de ayer, firmaron los últimos papeles de división de bienes. — Con Lucci quedándose con un gran porcentaje de estos, y entre ellas su casa en Calabazas, pero le daba igual. Esa fue la única condición que le dio su exesposo para hacer ese proceso lo más rápido posible, y él, por su paz mental, acepto — Así que a partir de ese día, volvía a ser Ichiji Vinsmoke, y lo primero que hizo — Luego de mandar al diablo a Lucci y advertirle que jamás lo volviese a buscar. — Fue comprar un pasaje a Boston para ir a pasar el fin de semana con su madre.

—...Si, exacto — Sora se lamentó internamente. Cuando su hijo le dijo que había iniciado el proceso de divorcio de Lucci. Se sintió muy triste por Ichiji, mas no le sorprendió.

Conocía bien al ahora, exesposo, del mayor de sus cuatrillizos, y como madre, supo desde un principio que ese hombre no era el indicado para Ichiji.

—No tienes por qué lamentarte. — Indico el pelirrojo — Tu tenías razón, fui yo el que no quiso darse cuenta.

Lucci siempre había sido un déspota en toda regla.

—Lo sé, es lo solo que yo...— Sora paso ligeramente una de sus manos por su rostro para cubrir sus lágrimas. A pesar de que Ichiji se mostrase impasible, sabía que el fondo estaba muy afectado por todo lo que había pasado.

—Está bien, madre. No llores, por favor. Voy a estar bien. ¿Sí? — Para ningún hijo era agradable ver a su madre llorar, y en especial si se trataba de un ángel como ella.

Sora asintió ligeramente mientras Ichiji sostenía su mano por sobre la mesa, pero su tierno momento fue interrumpido por un inesperado grito proveniente del interior de la mansión.

—¡Madre!

Ichiji arrugo levemente la mirada al escuchar aquella inconfundible voz del tercero de los cuatrillizos Vinsmoke desde el Hall de la casa.

—En el jardín. — Clamo Sora.

No veía a su hermano desde hace casi un año, pero podía decir que estaba igual que siempre. Incluso parecía que los años no hubieran pasado para Sanji, ya que mantenía esa misma mirada de niño tonto, fresca y armoniosa.

¿Él se vería igual? ¡No! Por supuesto que no.

—Hola mamá, ¿Sabes qué cocino Cosette? Porque muero de... — El rubio se quedó frio por unos instantes al ver a cierta persona con la que compartía una gran cantidad de rasgos físicos, a excepción del tono de sus cabellos, sentado como si nada tomando té con su amada progenitora. — ¿Ichiji? — Pregunto aun sin salir de su impresión inicial —...Esto sí que es una sorpresa.

—Hola, Sanji. — Saludo sin cuidado a su rubio hermano.

—¿Qué haces aquí? Digo, no me refiero a que hacer aquí de; no deberías estar aquí, sino que... — Rayos, se estaba trabando — Bueno, creí que estabas en dando clases en Stanford y eso.

—¿Qué no puedo venir a visitar a mamá de vez en cuando? — Pregunto desafiante.

—La última vez que viniste fue la navidad pasada. — Recordó con cierta molestia — En fin, me alegra verte por aquí — Admitió mientras levantaba con cuidado una de las sillas de la mesa para sentársete justo entre su hermano y madre. — ¿Viniste solo? ¿Y Lucci? — Pregunto de lo más tranquilo, pero al ver como la expresión de su hermano se agudizaba, y sentir el ligero tacto de Sora haciéndole una pequeña seña con la mirada entendió que algo no estaba bien. —¿Qué ha pasado?

—Sanji, ¿Cómo te fue hoy en el Baratie? — Sora trato de desviar el tema resaltado el trabajo del rubio.

Desde el retiro de Zeff, Sanji se había hecho cargo del restaurante, y no pensaba esto por ser su madre, pero el rubio había hecho un trabajo realmente impecable. Logro que el negocio de su padre — Que empezó con un pequeño puesto en el garaje de su casa — Se volviera el mejor restaurante de Boston con el pasar de los años. Así que cuando la ciudad finalmente le quedo chica, Sanji decidió expandir el negocio a toda la costa este. Eso hizo que Judge, en parte, empezara a mostrar un poco más de cariño por su tercer hijo. Ya que según su esposo, quizás, — y solo quizás, —Sanji no era tan estúpido como él pensaba.

—Muy bien, madre, pero, no entiendo ¿Qué fue lo que—?

—Me divorcie. — Reconoció en voz alta. 

—¿¡Qué!? — La mirada de Sanji se deformo al instante, no supo cómo tomar la noticia de Ichiji, sobre todo por la absoluta seriedad con la que el pelirrojo lo dijo. —Pero... ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué no nos dijiste nada?

—Sanji. — Sora lo llamo suplicante.

—Porque no les interesa. — Adelanto visiblemente molesto.

Por unos instantes, el rubio pudo ver en la mirada de Ichiji a ese niño belicoso que le hacia la vida imposible cuando tenían diez años.

Si era honesto consigo mismo, jamás entendió la relación de Ichiji y Lucci. Mas que un matrimonio, parecían alguna especie de socios comerciales. Todas las veces que coincidió con el pelinegro en las reuniones de su familia — Que eran pocas, ya que Ichiji se escudaba en su trabajo para ir lo menos posible a Boston. — Lucci siempre actuó de manera muy educada y respetuosa con ellos, aunque no por eso menos distante. El veía que en su mirada no había más que aburrimiento y deseos de regresar lo más rápido posible a Los Ángeles a seguir amasando su fortuna.

Muchas veces tuvo deseos de mandarlo a la mierda al ver ciertas actitudes, que mostraba con Ichiji, — y que el pelirrojo permitía, — pero Zoro le repitió infinidad de veces que no se metiera donde no le concernía. 

«Si tu hermano es feliz con ese cabeza de estropajo, ¡Entonces déjalo ser! ¿Por algo se casaron, no?»

—Claro. — No quiso buscar pelea con Ichiji. No entendía el contexto, ni la situación en la que se había dado su divorcio, pero no sería el quien pusiera el dedo en la llaga. — ¿Y por cuanto tiempo te...— No pudo terminar su frase cuando Ichiji se levantó con su ya típico porte de la mesa.

—Iré a descansar, el viaje fue muy largo. — No mentía del todo, las seis horas de costa a costa eran realmente muy agotadoras. Pudo escuchar las cortas, pero dulces, palabras de su madre diciéndole que lo despertaría para la cena. El asintió de espaldas y se perdió entre los pasadizos de la que era la enorme residencia de su familia.

...        

Cuando ingreso a su habitación pudo ver que muchas de las cosas que había dejado permanecían intactas. Su repisa personal de obras literarias favoritas seguía ordenada por año de publicación, género y autor en ese orden. Así como su réplica de «Lirios en el Jardín» de Monet colgada en la pared. No era muy fanático de las flores, pero el efecto de degradado que le había dado el pintor era invaluable. A través de sus colores podías ver el alma de la naturaleza en una tarde de primavera. También estaba aquella curiosa frase de Sartre que el mismo había mandado a encuadrar y colgar en la cabecera de su cama cuando era apenas un infante.

«El mundo podría existir muy bien sin la literatura, e incluso mejor sin el hombre»

Esas palabras siempre lograban ponerlo de buen humor, porque le recordaba lo estúpidos y contradictorios que eran los seres humanos.

También habían un par de fotos descansando una de las repisas, el día su graduación de Harvard. Una foto de el cuando era niño junto a su madre, su pequeño yo se mostraba visiblemente molesto en el retrato mientras que Sora lo abrazaba cariñosamente, y otra instantánea de todos sus hermanos juntos el día de la boda de Reiju.

Jamás había visto a su hermana tan deslumbrante como en ese día.

La forma en la que Law veía a Reiju, y ella lo veía a él.

Lucci jamás lo vio de esa forma....

Dejo el cuadro en su lugar, y procedió a trazar con un dedo todos sus libros favoritos. En esos momentos, lo único que deseaba era volver a ser aquel niño que olvidaba todo lo que le rodeaba mientras navegaba por aquel maravilloso y eterno mundo de letras.

Ahora más que nunca necesitaba de sus amados libros. Necesitaba dejar de pensar — aunque fuese por unas horas — Que a sus treintainueve años estaba recientemente divorciado y, muy probablemente, sin trabajo en las próximas horas. Había mandado al diablo a su jefe cuando este le dijo que no podía darle días libres. Así que se reusó a ir a impartir clases a unos desabridos superdotados y empaco todas las cosas que pudo en una pequeña maleta para largarse de su casa en Palo Alto y tomar el primer vuelo a Massachussets.

Así que ahora estaba en la absoluta nada, y lo único que le quedaba eran aquellos libros que desde siempre habían sido los únicos que estuvieron para el en todo momento.

...

Era increíble que se sintiese como un completo desconocido con su propia familia. No tenía idea que Robin estaba embarazada por tercera ocasión, ¡Y de mellizos! Se notaba que ella y Yonji no perdían el tiempo. Mientras que la morena tomaba un vaso de jugo, su hermano, —Que ahora llevaba su verdoso cabello mucho más corto y se había dejado crecer la barba en una fina y cincelada imagen que le daba un aire mucho mayor al de aquel niño travieso e inocente. — Acariciaba tiernamente la aun imperceptible curva del vientre de su esposa. Sanji había inaugurado un nuevo restaurante en Chicago, y el esposo de este, Zoro, reía junto con Sora sobre lo molesto que podía llegar a ser el rubio cuando salía a flote su lado obsesivo y detallista. Reiju no había podido asistir porque se encontraba junto con Law en Manhattan, y Niji aun no salía de Germa, pero —para su desgracia — llegaría en cualquier momento.

Todos reían sobre anécdotas que él no lograba comprender ¿Acaso había perdido tanto tiempo con su familia? No recordaba que Zoro había comprado un Velero para ir a Mystic Lakes con Sanji los fines de semana. Yonji se había vuelto todo un influencer de Fitness gracias a esa maldita app «Redlines» que estaba revolucionando el mundo de las redes sociales. Mientras Robin estaba haciendo malabares para balancear su vida como madre y bióloga marina al mismo tiempo.

El único que estaba igual de callado que él, era Judge, pero sabía que su viejo padre no estaba así porque la comida le hubiera caído mal ni nada por el estilo. El patriarca de los Vinsmoke tenía la mirada fija en su hijo mayor, ya que sabía muy bien la razón por la que Ichiji había regresado a Boston.

Y no estaba para nada de acuerdo con la situación actual de su hijo.

—¡Hubieran visto a los niños cuando les dijimos que agrandaríamos la familia! — Comento Yonji con una sonrisa — No los había visto así de feliz desde aquella vez donde por accidente casi sufren un coma diabético. 

Fufufu ¿Por accidente? — Cuestiono Robin con una tenue risa — Yonji, solo a ti se te ocurre darles algodón de azúcar para la cena.

—¡Oww! Recuerdo que cuando ustedes eran niños y odiaban el dulce. ¡Nunca entendí la razón! Pero apenas le daban un bocado a los postres que hacía y ya ponían cara de asco — Recordó embelesada Sora. Solo ayer sus cuatrillizos eran esos hermosos pequeños con playeras de colores que llevaban aquel tierno número con el orden de su nacimiento. — Es una pena que no hayas podido traer a los niños hoy, Robin.

Su hija en ley le había comentado que sus nietos habían ido a pasar el día a Connecticut con Olivia, la madre de Robin y Saul, su padrastro.

—Aprovéchenlos ahora que aún son niños — Advirtió Zoro — Cuando crecen ya no quieren saber nada de ti, y cuando los llamas para cenar ni siquiera tienen el tino de responderte. Solo mandan un mísero mensaje por Redlines diciendo que están ocupados.

—¡Zoro, cierra la boca! Te he dicho mil veces que Kaya está en esa edad difícil y tenemos que entenderla. 

—Desde que esta con ese imbécil de nariz larga ya hasta se olvidó de nuestros nombres. — Reclamo furioso.

—No lo escuchen. Solo esta celoso porque su niña, ya no es tan niña. — Con trece años su pequeña ya era toda una mujercita. Cada vez que Sanji pensaba en su hija era inevitable que una sonrisa se formara en su rostro.

Cuando Kaya les dijo que estaba saliendo con un chico de su clase, él y Zoro casi sufren un micro infarto, pero luego entendió que era algo completamente natural. Era de esperarse que su hija, — Siendo una jovencita tan inteligente y hermosa— Tuviera miles de pretendientes. Aunque no negaría que se quedó algo desencajado cuando conoció al galante caballero que le quitaba el sueño a su niña. Y tambien le pareció de lo más tierno que Zoro, como buen agente de la DEA que era, dedicase los días consiguientes a vigilar sin descanso al nuevo novio de su hija.

Mientras no se le diera por recrear esa estúpida escena de «Bad Boys» otra vez junto con Marco solo para asustar a Ussop, todo estaría muy bien.

Cuando él y Zoro decidieron adoptar, sus carreras aún no habían alcanzado la estabilidad que ahora tenían. Zoro recién iniciaba su trabajo como agente, y el apenas estaba tomando las riendas del Baratie. Fue muy complicado hacer que las cosas funcionasen entre ambos. Los problemas y frustraciones fueron algo de cada día, pero lograron salir adelante porque su deseo de ser una familia era más fuerte que cualquier cosa. Además, la ayuda de los padres de Zoro y de su madre fue insuperable. Shanks y Mihawk los ayudaron incondicionalmente con Kaya, y si ellos o su madre estaban muy ocupados. Siempre podían contar con la hermana de Zoro, o con Robin.

Ya que ni loco hubiera dejado a su pequeña hija con alguno de sus hermanos.  

—Solo asegúrense de que ella realmente escuche todo lo que tengan para decirle. —Aconsejo sabiamente Judge, pero Ichiji entendía perfectamente que esa advertencia no iba dirigida para su sobrina. — Aunque a veces por más que queramos, los hijos pueden ser muy impredecibles.

Todos pudieron sentir como aquel ambiente cargado de alegría poco a poco se desplomaba para darle paso a una oscura aura. Sobre todo por el duelo de miradas entre Ichiji y Judge. Sanji y Sora se sentían sumamente incomodos, y cuando Zoro le pregunto por lo bajo a su rubio si había ocurrido algo, su esposo solo susurro, «Te explico luego».

—B-Bueno Ichiji, ¡Cuéntanos! ¿Cómo está el sol de California? Es un verdadero milagro que vengas sin el estirado de tu esposo — Señalo Yonji, tratando de cortar la incómoda atmosfera con una tibia broma, pero de inmediato Robin rozo levemente su entrepierna haciendo que reprimiera un gemido. Una clara señal para que cerrara la boca.

—Ya no es más su esposo. — Pronuncio el patriarca de la familia, provocando que el momento se volviera aún más incómodo de lo que ya era.

—¡Judge! — De inmediato Sora le llamo la atención a su marido por soltar tan a la ligera ese tema frente a su familia.

—¡Oui! ¡Oui!, ¡Mon amic! — La inesperada llegara de Niji Vinsmoke, el segundo de los cuatrillizos, y miembro de la mesa directiva de Germa junto con Reiju. Finalmente aparecía en el plato.

Aunque ahora ya no llevaba más esa melena azul que le cubría un ojo como en el sus años mozos, aún conservaba su largo cabello peinado perfectamente hacia atrás, junto a sus típicos pircins en la oreja izquierda que le daban un aire travieso y misterioso. Además, el aura fresca y despreocupada de zafiro se había mantenido inquebrantable con el pasar de los años.

—Disculpen la tardanza, madre, Judge y el resto no importa. — Menciono mientras se acercaba a la mesa principal — pero tenía que terminar de destrozar a esos estúpidos sureños que presentaron una condenada propuesta para una alianza financiera. ¡Malditos confederados! No aprendieron nada del... ¡No puede ser! — Al ver a su adorado cuatrillizo pelirrojo Niji trazo una anormal sonrisa de oreja a oreja — ¡El hijo prodigo ha regresado!

—Niji, cierra la boca. Sabias que vendría hoy. — Lo último que necesitaba era un montar un circo. El único con el que había mantenido una comunicación fluida en todo ese tiempo había sido su peliazul hermano. Así que Niji estaba muy al corriente de toda su situación.

—Como diga señor Ro... ¡Oh...! Lo siento, es la costumbre. — Clamo visiblemente entretenido.

Zoro tuvo que fingir que se atoraba con su propia saliva para contener la risa y a pesar de que Robin logro provocarle una erección con su rudo contacto, Yonji termino partiéndose de la risa por el ácido comentario de Niji.

—Niji... —La voz de Sora sonó inusualmente oscura mientras le decía con la mirada a su tercer vástago que si no se callaba, ella misma lo iba a callar.

—¡Lo sé, madre! Solo quería animar un poco el ambiente. ¡Dios! Mas que una cena familiar, esto parece un velorio. Ni cuando a Zeff le llegó la hora se vieron así. 

—¡Zeff aún está vivo, tarado! — Recordó furioso Sanji.

—Por eso mismo.

—¿No tenías que ir a cambiarle los pañales a Smoker antes de venir? — Desafío Ichiji molesto. Recordando al viejo amigo de su madre, y actual ligue de Niji, que fácilmente podría pasar como su abuelo.

—Nah, eso no está en nuestro contrato, para eso está su hija. — Indico mientras tomaba asiento frente a Ichiji. Su lema de "Soltero para toda la vida" le había funcionado muy bien hasta ahora. La conveniencia o el matrimonio terminaban volviéndose un serio problema a largo plazo. Solo con ver la desgraciada vida de su pelirrojo hermano ya tenía suficiente. — Yo me encargo de otras cosas, y déjenme decirles que la viagra hace verdaderas maravillas. ¿No, padre? 

Esta vez sí fue imposible callar las risas de Zoro y Yonji. Robin tuvo que desviar la mirada, mientras que Sora se cubría el rostro, avergonzada, e Ichiji se sonrojaba. Casi al mismo tiempo que Judge y Sanji despotricaban contra el peliazul por su total carencia de modales.

...        

—¡Tienes que ver el lado positivo de todo esto, Ichi!  —Señalo Yonji con una lata de cerveza en la mano. Sora y Judge se habían retirado del jardín dejándolos a sus anchas luego de la cena. Así que ahora tendría libre albedrio de hablar sin tener que sentirse culpable de que su madre escuchase algo fuera de tono. — A muchos les ponen los divorciados hoy en día. Si vieras todos los packs que recibo de mocosas a diario pidiéndome que sea su Sugar, sabrías que... ¡Auch!

—Lo que Yonji quiere decir, es que tienes ante ti la oportunidad de conocerte mucho mejor. — Corrigió la pelinegra. — Quizás hasta puedas retomar planes que dejaste inconclusos. — Rescato brindándole una radiante sonrisa — Míralo como oportunidad para empezar de cero, no todos tienen ese chance.

—Claro, la felizmente casada le da consejos al pobre y triste divorciado ¿Qué paradoja, no?— Recalco Niji sin cuidado mientras se preparaba un mojito.

Era por esta misma razón que no deseaba que su familia se enterase de su divorcio. Lo que menos necesitaba en estos momentos era escuchar las ya en extremo prostituidas palabras que le replicaba su terapeuta una y otra vez.

«Que no era su culpa...»

«Que se quede solo con lo mejor de lo que vivieron...»

«Que cierre ese capítulo de su vida...»

Por eso mismo dejo de ir, no valía la pena pagar doscientos dólares la hora para escuchar a ese imbécil de Iceburg repetirle las mismas estupideces sin parar.

Por favor, ¡El no necesitaba esa basura! Resulta que al final de la historia, Ariel no se queda con Erick, sino que el hijo de puta la termino cambiando por otra, y ella — Al no ser otra cosa que una estúpida sin autoestima que cambio todo lo que tenía por un condenado príncipe con corona de papel — Termino suicidándose al darse cuenta que su jugarreta no salió como ella lo esperaba.

Disney hubiera creado la mejor película en la historia de la animación si se hubiera apegado al relato original, pero no, tenían que vender una burda imagen idealizada de un cuento de hadas. Porque eso es lo que era, un puto cuento de hadas.

En la vida real, todos éramos iguales al malnacido de Erick en busca de esa Ariel a la cual destrozar.

Estaba seguro de que el cadáver de Hans Andersen debía estar totalmente atrofiado de todas las veces que termino retorciéndose en su tumba al saber lo que le hicieron a su magnífica fabula.

—¿Quién dio el primer disparo? — La pregunta de Zoro fue tan directa como su mirada. Logrando diluir la mente de Ichiji en un parpadeo.

—Zoro... — Corrigió Sanji mientras seguía inmerso en la pantalla de su Iphone. 

—¿Eso importa? — Devolvió mordaz el pelirrojo.

—No, para nada. — Rescato sin cuidado. — pero hay una clara diferencia a que te ataquen de frente, a recibir un puñal por la espalda. — Sus palabras hicieron que Ichiji intensificara su azul mirar. 

Había tenido la oportunidad de tratar con Lucci en unas cuantas ocasiones. No diría que eran amigos del alma, pero si llegaron a congeniar un par de veces, sobre todo por la relación que tenían sus respectivos esposos, pero, había una diferencia muy marcada entre ambos. El no dudaría ni un segundo en tirarse al vacío por salvar a Sanji, pero Lucci, era un hombre que se preocupaba más por no manchar su costoso traje Hugo Boss.

—¿Ya podemos dejar ese tema de lado? — Exigió visiblemente molesto el pelirrojo.

—Lo siento, pero tendrás que aguantar un poco más — Pidió Niji — Es tu culpa por nunca venir. Eres nuestra Catalina de Aragón, y nosotros Ana Bolena. Nos urge divertirnos un poco más a costa tuya. — Que Ichiji estuviera allí era un paliativo para su paz mental.

El peliazul se encontraba cansado de ver la misma película romántica día tras día. Ya estaba harto de ver a Yonji babear por Robin hasta el punto de que su saliva callera hacia la mesa, aunque debía reconocer que su hermana en ley, — Incluso estando embarazada, — se veía condenadamente sexy. Hasta ahora se preguntaba como rayos fue que el estúpido de Yonji, logro conseguir una mujer así.

Aunque bueno, había visto a Yonji desnudo muchas veces, así que podía entender por dónde iba la cosa con esos dos. 

Luego estaban Sanji y Zoro con sus tediosos problemas de paternidad. Apropósito, jamás les mencionara que aquel fin de semana que en el que él y Kaya se fueron de viaje a Chicago, en realidad fue una coartada para que su sobrina se escapara de campamento junto a su novio y unos amigos.

Finalmente estaban Reiju y Law, los cuales funcionaban como un único ser pensante, ella como vicepresidenta de Germa y el cómo un muy afamado cirujano. Aunque detrás de esa capa de cincelada elegancia y galantesco andar se ocultaban dos mentes muy perversas, —Incluso más que la suya — ya los había atrapado un par de veces en la oficina de Reiju cuando fue a discutir de unos balances con ella, e incluso para él fue difícil digerir todo lo que esos dos hacían juntos.

—Ichi, espera, no te vayas aún. — Llamo el peliazul entre risas al ver que el pelirrojo se ponía de pie.

—Iré a la cocina por más cerveza. — Menciono con voz neutra.

Se estaba ahogando entre toda la mescolanza de palabras que recibía de su familia y cuñados, esto no lo estaba ayudando. Sin darse cuenta paso uno de sus dedos por las frías paredes de su hogar mientras se adentraba en el pasadizo de la mansión. A estas horas la mayoría de las luces estaban ya apagadas, pero aun recordaba de memoria cada uno de los pasadizos y puertas de su hogar.

Se dispuso a tomar la caja de Budweiser que había en el frigorífico cuando su celular empezó a sonar. Presiono levemente los labios al ver el nombre de la persona en la pantalla, pero aun así acepto la llamada.

—Reiju. — Hablo entre dientes.

Ichiji. — Saludo de igual forma su hermana mayor.

Hacía mucho tiempo que no escuchaba a Reiju, pero aun así permanecía intacta en su memoria aquella placentera voz de ruiseñor que ella poseía. 

—Ahora entiendo porque Sanji estaba tan concentrado en su teléfono — Acoto sin gracia. Le había ido con el chisme a Reiju, ¿Por qué no lo pensó antes? — Y bien, ¿Tambien llamas para brindarme tus condolencias?

Nunca fuiste alguien que incite a la pena ajena. —Destaco tranquila.

—¿Qué es lo que quieres?

La grácil risa de su hermana lo desencajo — Este sábado se llevará acabo la gala de beneficencia anual de la Clínica de Law, y como es lógico, Germa es uno de sus principales patrocinadores. Sino estas demasiado ocupado autocompadeciéndote en tu habitación mientras lees a Jane Austin, podrías venir a Manhattan y darnos una mano. 

—Gracias, pero no gracias. — Recalco — No necesito que me utilices como a una de tus marionetas cuando tu marido ya cumple muy bien con ese rol. — Agrego desafiante. 

—¿Quieres saber cuál es tu verdadero problema, Ichiji? No odias la idea de estar divorciado. Odias el hecho de haberle dado a Lucci dieciocho años de tu vida y que estos hayan terminado corriendo por el drenaje. — Satirizo con ironía.

—¿Algo más?

Por unos segundos, creyó que Reiju había cancelado la llamada, pero al escuchar su pesada respiración, supo que no era así.

Law ya te reservo un boleto, el resto depende de ti. — Presiono su mandíbula cuando la llamada termino.

Se detuvo por unos momentos debajo del marco de la mampara que daba al jardín al ver hacia la mesa donde estaban sus hermanos. Sanji prendía un cigarro mientras apoyaba la cabeza sobre el hombro de Zoro. Al mismo tiempo, este intercambiaba un par de palabras con Yonji, que se quitaba la chaqueta solo para colocarla encima de Robin mientras esta le agradecía con una sutil sonrisa.

«Iré.»

Reiju leyó el mensaje de texto con una delgada línea curva detallando su rostro mientras tomaba una copa de Champagne.

—¿Vendrá? — Pregunto Law mientras contorneaba las anchas caderas de su esposa. Reiju se encontraba totalmente desnuda sobre él. Verla sonreír maquiavélicamente mientras el Champan bañaba sus labios se le hizo inmensamente apetitoso.

—Yo siempre tengo la razón, incluso cuando no la tengo.

...        

Estaba terminando de colocarse la corbata de su traje merlot de Kiton mientras su vista se posaba en la ciudad que ahora brillaba a sus pies. Desde la ventana de la Suite podía ver como infinitas limosinas y carros de lujo llegaban uno tras otro al New York Palace. Un bosque artificial de árboles perfectamente recortados y decorados con luces, recibían con las puertas abiertas a todos sus invitados. El brillo que estos desprendían sin duda hacían un hermoso contraste con la oscuridad de la noche.

Valla que la vista era prodigiosa.

La puerta de la habitación se abrió sin previo aviso mostrando a la pieza de arte que era su hermana. A sus cuarenta y tres años, Reiju Vinsmoke-Trafalgar se veía infartantemente envidiable. La herencia de Sora había florecido con singular belleza en su hermana con el pasar de los años. Su cabello, siempre corto en su juventud, ahora se mostraba largo y brillante. El tenue maquillaje que llevaba era suficiente para resaltar sus singulares expresiones. Aquel vestido simple de color crema con imperceptibles tirantes y una abertura a la altura de su cadera, dejaba a la vista su par de infinitas y blancas piernas. Era un visión casi irreal.

—Valla... — Recito Reiju con peculiar dulzor en sus labios — Cualquiera que te viera así pensaría que estas en busca de un nuevo esposo. — Señalo picara, guiñándole un ojo a su hermanito.

—No digas tonterías.

—¿Quién sabe? Quizás esta sea tu noche. —Reconoció mientras enlazaba su delgado brazo al del pelirrojo.

—Reiju, me divorcie hace cuatro días. En lo último que pensaría seria volver a casarme y pasar por ese martirio nuevamente. — No se había liberado de una prisión para ir corriendo hacia otra. 

Ya estaba muy viejo para esas cosas.

Desde que llego a la Gran manzana se había dedicado a ayudar a Reiju y Law con los pormenores de su magno evento. Hacer infinitas llamadas, coordinar unas cosas, deshacer otras. Lo que sea para mantener su mente ocupada y trabajando. Algo que realmente agradecía era que en todo ese ínterin que permaneció junto a Rei y el esposo de esta, jamás mencionaron su reciente separación ni nada por el estilo. Agradecía enormemente la discreción de ese inusual matrimonio.

— ¿Y Law? — Pregunto mientras él y Reiju iban acompasados hacia el elevador.

La visión de ambos era avasalladoramente sublime para cualquiera que poséase sus ojos en aquellos seres tan atemporales.  

—Tuvo que adelantarse —Menciono tranquila. — Muchos de nuestros invitados ya estaban llegando y alguien tenía que recibirlos como se debe. 

—Ya veo. — Acoto cuando las puertas del ascensor se abrían para recibirlos.

Pero antes de poder ingresar, inesperadamente Reiju saco su Iphone del pequeño pero elegante bolso de noche Prada. Acababa de recibir un mensaje y soltó una corta risa al leer el contenido había en su bandeja de entrada.

—Law olvido las tarjetas de su discurso en la Suite. — Señalo divertida. — Adelántate, yo iré en un segundo.

—Descuida, yo voy por ellas. — Afirmo mientras tomaba la tarjeta de acceso que su hermana llevaba en la mano — Tu presencia es más importante que la mía.

...        

Cuando finalmente llego a la primera planta, pudo ver que a lo lejos había una buena cantidad de personas envueltas en los vestidos más costosos y los trajes más refinados ingresando al salón principal. Se burlo de la falsa modestia que se acumulaba ante sus ojos. Ellos no asistían al evento para dar su dinero solo por querer ayudar al prójimo, ¡No, claro que no! De no ser porque el lugar estaba lleno de cámaras y reporteros. Sumado a que el día de mañana el evento de Law ocuparía la primera plana del New York Post, sería un día cualquiera en ese hotel.

Nadie te brindaba la mano solo porque si, a menos de que no fuera a recibir algo a cambio.

Como sea que fuese, el solo estaría allí hasta que su presencia no fuese más requerida. Se sentaría en la misma mesa de Law y Reiju, reirá de los estúpidos chistes que alguno de esos dinosaurios forrados en millones harían, levantaría su copa en agradecimiento por las cuantiosas donaciones y sonreiría hipócritamente a cualquiera que le mostrara un mínimo gesto de interés.

Si había algo para lo que Lucci lo había entrenado hasta rozar la perfección, era en ser el accesorio perfecto de su imagen.

Quiso tomarse unos cuantos minutos para atrapar en su memoria cada detalle que había alrededor antes de entrar a ese círculo lleno de sonrisas falsas y cumplidos vacíos. Solo quería dedicarse a observar las paredes con detalles de madera. El brillante piso de mármol con fragmentos de claroscuros que brillaban como estrellas en el firmamento. La singular lampara de araña suspendida en el techo, llena de diamantes y bañado en luces de colores.

Era una visión atrapante.

Trato de retroceder unos pasos para dilucidar una perspectiva perfecta de aquella imagen, pero de inmediato sintió que su pierna impactaba con algo. Quizás una maleta o algo por el estilo que alguno de los estúpidos empleados del Hotel habrían dejado tirados en pleno pasadizo, pero al centrar su mirada en el objeto que casi lo hace perder el equilibrio, Ichiji se topó con un par de encantadores ojos rubíes.

Era una pequeña niña de largos cabellos sonrosados y con una diadema de diamantes ensalzando su cabeza. Llevaba un hermoso vestido largo y pomposo de color nude. Compuesto por un corpiño en detalles dorados y una falda asimétrica con capas y capas de tul bañados en imperceptibles piedras brillantes, mostrando sus delgadas piernas y los finos detalles de diamantes de sus pequeños tacones.

Se veía sumamente encantadora, y por alguna extraña razón, no podía apartar su mirada de aquellos fascinantes ojos carmesí.

Él ya había visto esos ojos antes...

La pequeña lo vio por unos instantes antes de parpadear infinitamente. Valla que era una expresión adorable.

—¿Tu eres el príncipe? — Pregunto inocentemente.

—¿Hm? — Su pregunta lo desencajo por unos segundos.

—¡Si! ¡Tú eres el príncipe! — Imito emocionada, y sin perder tiempo enlazo su mano con la de Ichiji. — Ven, pronto, ¡No podemos perder más tiempo!

—Eh... Espera niña, yo no soy ningún príncipe. Ellos no existen. — Desvió su mirada hacia todos los ángulos posibles tratando de encontrar a los apoderados de la pequeña, pero nadie parecía reaccionar al ver como un adulto era llevado a rastras por una diminuta niña.

—Ya que tú eres el príncipe, te presentare con mi papis y luego nos casaremos. — Exclamo decidida.

Ichiji fue embargado por una extraña sensación al escuchar esas palabras...

No era la primera vez que escuchaba un disparate igual de parte de un infante.

Tuvo que reaccionar al ver como la pequeña se pasaba de toda la larga fila de ilustres invitados hasta colocarse en la misma puerta de ingreso al salón principal. — ¡Aguarda un segundo! No podemos colarnos en la—

—Un momento, señorita. — Llamo uno de los miembros de seguridad al ver como esa pequeña avanzaba campante hacia la puerta de marfil. Genial, ahora tendría que dar una incómoda explicación. — No pueden entrar así, tienen que—

—¡Espera! — Lo llamo otro de los enternados vigilantes del evento — ¿¡Tienes idea de quién es el padre de esta niña!? — Demando por lo bajo. Sin importarle el protocolo, aquellos hombres se hicieron a un lado para que ambos pudieran ingresar sin problemas. — Adelante, Lady Charlotte.

¿¡Charlotte!?

La pequeña se inclinó en una perfecta muestra de etiqueta y elegancia ante aquellos ilustres hombres que le ofrecían el paso. A sus ojos, ellos eran los guardias de gallarda armadura que protegían el palacio. — Muchas gracias, nobles caballeros.

Una vez dentro del escenario principal fue como si hubieran entrado a un universo completamente nuevo. El juego de luces moradas y doradas que derrocaban la inmensidad del salón le daban un toque mágico al lugar. Había columnas vestidas de luces y ensortijadas de los adornos florares más exóticos. Del techo caían encantadoras esferas cristalinas, y en medio del salón, el escenario ya estaba perfectamente colocado, una tarima llena de luces blancas se mostraba ante las más de cuarenta mesas redondas que habían alrededor, de los resaltaban una pequeña caja rosada de donde salían pequeños arboles de cerezo en el medio.

No había tenido la oportunidad de ver el salón antes al estar ayudando a Reiju con los detalles logísticos del evento, pero valla que su hermana tenía un excelente estilo.

La pequeña sonrió fascinada ante tanta belleza. Tal y como se lo imagino, ¡Era un cuento de hadas! Casi se comparaban a los palacios que tenía ella en casa. 

—¡Ya vi a mis papis! — Menciono emocionada — ¡Ven! No perdamos tiempo, mi príncipe. — Clamo mientras bajaba por las esculpidas escaleras sin temor a caerse a pesar de llevar unos pequeños zapatos de tacón consigo.

Bien, esto ya había ido demasiado lejos. Estaba chocando con una infinidad de personas al tratar de seguirle el paso a la escurridiza pequeña. Tenía que detenerla antes de que terminara haciendo el ridículo en el evento de su hermana. — Oye niña, ya fue sufriente, ¡Suéltame! Yo no soy ningún—

—¡Papi! ¡Mami! — Empezó a mover sin parar el saco de un hombre exageradamente alto y la mano de una curvilínea mujer que estaban conversando tranquilamente con otros presentes. — ¡Lo encontré! ¡Encontré a mi príncipe!

Oh no...

Ahg, no otra vez hija. — Ichiji pudo escuchar la vivas voz de una mujer — ¿Ahora a quien a nos has traído? — Al verla de frente se sorprendió por su inusual belleza. Era muy alta, incluso más que el, y no solo eso, se veía muy joven. Siendo dueña de un larguísimo cabello color durazno que sobresalía en una perfectamente alineada cola alta. A diferencia de la gran cantidad de mujeres que habían en ese evento, ella llevaba un elegante enterizo negro de corte corazón que se ajustaba perfectamente a su figura. Destacando todos su encantos, pero sin relevar más de lo necesario.

—Esta vez es enserio, mami ¡Él es el príncipe que he estado esperando!

—¡Idiota! — Reclamo furiosa a su acompañante — ¡Esto es lo que pasa cuando le llenas la cabeza de esas estúpidas películas de Disney! — No quería que su hija idealizara una imagen del hombre perfecto en esos encantadores príncipes de ficción con dudosa sexualidad.

—Disculpen la interrupción. — El hombre se justificó de inmediato con sus interlocutores, centrando su total atención en los recién llegados, y haciendo que al pelirrojo se le erizara la piel al escuchar su acentuado dejo Ingles. — Nana, ¿Cuántas veces habremos de repetirte que no puedes arrastrar a desconocidos contigo solo porque sí? — Reprendió con cierto aire de seriedad. Cuando finalmente lo tuvo frente a él y sus miradas chocaron, Ichiji se quedó instantáneamente sin aire.

Reconocería esos inconfundibles ojos escarlatas donde fuese, pero... ¿Cómo era posible?

¿En qué momento dejo de ser ese encantador niño?

Solo empezando con su altura, ya era un abismal cambio. Fácilmente llegaba a los dos metros, y eso era solo el principio. Su cuerpo tambien había crecido, y mucho, resaltando de manera increíble su masculina y marcada figura en ese traje Alexander McQueen hecho a la medida. Además, aquella cicatriz que en antaño lo vio ocultar con vergüenza, ahora se mostraba orgullosa y sin restricciones ante todos, pero contrario a lo que cualquiera pudiera pensar, esta se veía endemoniadamente bien en su rostro. Tuvo que cerrar los ojos para reponerse de la impresión.

Y no fue el único...

—¡Papi, mira! — Demando la menor clamando sin parar la atención de su padre. — ¡Él es el príncipe con el que me voy a casar! ¿Te gusta?

—Anana, ¡Ya suéltalo! Disculpe la actitud de mi pequeñita — Lamento con una sonrisa avergonzada la madre de la niña. — Está en esa edad de princesas y cuentos de hadas. Ella y su padre fueron a ver el live action de Aladdin hace unos días. Desde entonces no deja de cantar «A whole new wold» mientras busca a su "príncipe". — Relato divertida.

—¿Señor Vinsmoke?

—Katakuri... Charlotte. — ¿Qué tan incierta e inesperada podía ser la vida? Bastante por lo visto. — Esto sí que es una sorpresa.

—Lo mismo digo. 

—¿Ichiji? — El pelirrojo se liberó del encanto cuando escucho la asombrada voz de su hermana. Dándose con la sorpresa de que las personas a las que había interrumpido con su inesperada presencia no eran otras que los organizadores del evento, Reiju y Law, quienes lo veían con una expresión bastante sorprendida.

—Reiju. — La llamo sin entender la situación.

—¡Yamato! — Clamo divertida la mujer de inconfundibles cabellos melón mientras levantaba ligeramente las manos.

—¡Ay! ¡Eso es una referencia a Shrek, mami!  — Exclamo la pequeña mientras empezaba a saltar de la emoción, haciendo que los pequeños diamantes que decoraban el tul de su vestido brillaran intensamente a contraluz.

—¡Correcto, mi amor! y esa será la única película animada que veras de ahora en adelante. — Indico la mujer mientras tomaba a su pequeña en brazos. — Supongo que ahora soy yo la que desentona. — Admitió divertida, riendo ante sus propias ocurrencias.

—Para nada Yamato. — La pausada voz de Reiju se hizo presente — Él es mi hermano menor, Ichiji, vino de visita desde California, y sino mal recuerdo tambien fue tu profesor de Literatura mientras estudiabas en Boston, ¿No, Katakuri? — Menciono Reiju dubitativa.

—Nunca me habías mencionado ese dato. — Agrego impresionado Law. Conocía a Katakuri de hace varios años debido a las relaciones comerciales que compartían, y no pensó que conocería a su hermano en ley.

—Porque fue mucho más que eso. — La seguridad con la que Katakuri pronuncio esas palabras hicieron temblar a Ichiji. — Por lo visto, Anana no solo heredo mi carácter. — Aseguro acariciando la tersa mejilla de su hija, haciendo que sus palabras tuvieran un profundo significado para Ichiji.

—Papi, ¿Conoces al príncipe? — Pregunto inocentemente la pequeña.

—Claro que sí. — Indico con una muy tenue sonrisa. — Permítanme presentarlos como se debe. —Pidió cortésmente. — Yamato, Nana, él es Ichiji Vinsmoke. Fue mi profesor de Literatura en la escuela primaria cuando viví en los Estados Unidos.

No necesito decir más para que Yamato soltara un gemido ahogado, y que de inmediato una resplandeciente sonrisa se formara en su rostro. — ¡No puede ser! ¿¡Él es al que tu...!?

—Ichiji. — La voz de Katakuri se impuso antes de que Yam fuera a soltar un comentario de más. — Supongo que ya conoces a mi hija.

—Si... nos conocimos en el Hall — Ichiji estaba que no se lo podía creer ¿Entonces Katakuri ya era padre? ¡Dios! ¿Cuántos tendría? ¿Veinticinco? ¿Veintiséis? Jamás se había sentido tan viejo como hasta ahora.

—Y ella es Yamato, mi...— pero antes de que pudiera continuar la sonora voz del maestro de ceremonias empezó a retumbar en el salón. Pidiéndoles a todos los presentes que procedieran a tomar sus asientos que en breves minutos el evento daría inicio.

—Lamento que tengamos que interrumpir este inesperado encuentro — Indico un inexpresivo Law. — Pero debemos retirarnos, Ichiji ¿Tienes las tarjetas? — Pregunto sereno a su hermano en Ley.

—C-Claro.

—Descuiden, estoy segura de que podremos continuar esta charla en la mesa — Recalco Reiju con una fugaz sonrisa ante la insólita mirada de su hermanito.

—¿Qué?

—Ah, ¿No te lo dije? La fundación Charlotte es el principal aportante de nuestros eventos de beneficencia, desde hace cinco años.

¡Whow! No esperaba esa noticia.

—Cuando mi madre se retiró de la presidencia de Whole Cake, Smoothie y yo decidimos iniciar «Charlotte Foundation» — Explico tranquilamente mientras empezaba a caminar a la par con Ichiji, pero al pelirrojo no le pasó inadvertido como el brazo de Katakuri abrazaba sutilmente la espalda baja de la madre de su hija.

Así que Katakuri no solo se había hecho con la empresa de su madre, sino que ya tenía esposa e incluso una hija. 
Desconocía el porque, pero sintió una leve punzada en su pecho.

...

Si su sorpresivo rencuentro lo había dejado en total disfonía, siendo aun incapaz de tragar esa primera impresión. Ahora se llevaba una sorpresa aún más implacable. Puesto a que Katakuri Charlotte se había convertido en todo un hombre de negocios y desbordante de atractivo. Que atraía y fascinaba a propios y extraños con su sola presencia en aquella mesa que compartían con los principales patrocinadores y socios comerciales del evento de caridad.

Katakuri no hablaba en exceso, pero cada palabra que salía de sus delgados labios la hilaba con extrema fluidez y maestría. Algo que contrastaba mucho con la extrovertida personalidad de su acompañante. Incluso se atrevería a decir que Yamato era por lejos, una de las personalidades más joviales que había conocido en su vida. Su sonrisa no se había desvanecido en ningún momento. Hablando de manera juguetona y sutilmente sugerente a los otros comensales. Incluso se atrevió a hacerle una ingeniosa treta a Sir Crocodile, un gran importador de la industria petrolera, e inmiscuirse en la eterna charla financiera de Borsalino, famosos banquero, solo para decirle;

«—Hey, Kizaru — Apodándolo con el nombre con el que lo había bautizado el New York Times por su implacable dominio de los negocios — que hemos venido desde Inglaterra para divertirnos, no para una clase de economía del MIT.»

Era algo rustica para expresarse, pero definitivamente lograba capturarte dentro de su mágica aura.

Pero si hubo alguien del que no se pudo librar, fue de la hija de Katakuri. Anana lo había arrastrado hasta su lado de la mesa, ubicándolo estratégicamente a su izquierda mientras que a su derecha estaban Yamato, y Katakuri. Perdió la cuenta de la infinidad de palabras que salían por segundo de los labios de la niña, eso debía ser indudablemente herencia de la madre. —Katakuri jamás fue así de extrovertido cuando era niño — Le hablo de qué su color favorito era el oro rosa, y todas su prendas debían tener aunque sea un poco de ese color en ellas. Tambien le dijo que a su madre no le gustaba mucho que vistiera así, que ella prefería vestirla con pantalones de mezclilla y playeras de Metalica, — Provocando las risas de Katakuri y Yamato en el proceso. — Además, menciono que sus tías le compraban infinidad de vestidos de los colores y diseños más hermosos que podían existir, y que ella solía combinarlos de maravilla con la gran variedad de bolsos con los que contaba. Sus ojos brillaron risueñamente cuando le enfatizo lo mucho que adoraba montar a caballo con su abuelo Kaido por las infinitas praderas de su residencia de invierno en Edimburgo. Lo mucho que le encantaba hacer galletas con su tío Cracker y su novia Rebecca, o lo divertido que era pasar tiempo con su padrino.

—¡Y él tiene un cabello muy parecido al tuyo, mi príncipe! Además—

—Señorita, ya es suficiente. Vas a matar al príncipe de un ataque de nervios si lo sigues bombardeando de esa forma.

—¡Pero mami...!

Fue imposible para Ichiji escuchar la explicación de Anana cuando una ola de aplausos invadió el salón. Las luces del techo se acentuaron en el escenario, de este salieron Law y su hermana. Ambos se veían impactantes. Rebosantes de un brillo dantesco y perfectamente acompasado.

—Muy buenas noches, damas y caballeros — Inicio Law — Es un honor contar con la presencia de cada uno de ustedes en la octava Gala de beneficia anual de la Clínica Heart. Un par de años atrás, mi esposa y yo decidimos iniciar este evento con el fin de recaudar fondos para tratar las anomalías cardiacas congénitas más extrañas e inusuales en los niños de Sudamérica, y el sudeste asiático que viven en la extrema pobreza.

—Esto año nos hemos auto impuesto una meta quinientos millones de dólares que nos permitirán devolverle la sonrisa a más de veinte mil niños alrededor del mundo. — Acompaso Reiju, y una vez que ambos terminaron con el discurso de apertura, dio inicio a la verdadera razón por la que todos estaban allí presentes.

Poco a poco miles de hombres enternados y mujeres con exceso de maquillaje empezaron a desfilar con enormes cheques y donaciones de cifras astronómicas. Quinientos mil dólares, un millón y hasta diez millones dólares, cada cifra era más irreal que la anterior.

Aprovecho esos minutos de eterno aburrimiento para sacar su Iphone del bolsillo. Tenía un par de mensajes en Redlines de Niji, donde básicamente le decía que aprovechara esta noche, y usara la excusa de que aún permanecía casado para hacer de su aventura más excitante.

Lo dejo en visto al entender el despropósito del mensaje.

—¡Papi! ¡Mami! — La dulce voz de Anana apoyándose sobre la piernas de su madre mientras se abrazaba fuertemente del cuello de Katakuri, hizo que Ichiji sonriera sutilmente. — ¿Ya puedo ir?

—Nana, espera un poco más. — Pidió Yamato mientras acariciaba el hermoso cabello de su hija. Le hubiera gustado que heredase el cabello granate de Katakuri, o incluso el suyo, pero el linaje de Linlin palpitaba con especial bravura en su pequeña. 

—Yam, creo que ya es un buen momento — Señalo pausadamente el Charlotte, haciendo que Yamato inflase los mofletes fastidiada, para que seguidamente el granate sacase un pequeño papel para entregárselo a su hija. — Solo no hagas tanto escándalo, ¿Sí?

—¡Si, papi! — Cual alma en vilo Anana lo tomo en un arranque de emoción y fue corriendo hacia el escenario.

—¿Sonare como mi madre si digo que esa niña no deja de sorprenderme día tras día? — Inquirió preocupada Yamato.

—Para nada, María. — Resalto divertido Katakuri.

—Quieres que nos vallamos a los puños, ¿No, Kaido? — Yamato termino ahogándose de la risa al ver la mirada desencajada de Katakuri cuando se dirigió a él de esa forma. Odiaba que lo llamara así.

Ichiji, al igual que el resto de los presentes en esa mesa terminaron compartiendo una veras risa por la inusual escena de esos dos. Incluso pudo escuchar como Crocodile murmuraba para sí; — «Ella es una joya»

Una de las grandes sorpresas de la noche fue la donación de Charlotte Foundation, entregada a Law por la misma Anana. Doscientos millones de dólares que dejaron a muchos de los presentes con la mirada desencajada y provocaron las risas de Katakuri, mientras que Yamato no paraba de tomarle fotografías con la cámara de su Iphone a su pequeña hija, que se alzaba hermosa y fugaz, sobre el escenario.

Vio disimuladamente a Yamato a través de su flequillo escarlata, se veía como una madre totalmente enamorada de su hija, y espero que Katakuri estuviera observando en la misma dirección en la que brillaba su pequeña, pero por el contrario, el granate tenía su vista fija en él.

Rápidamente desvió la mirada, secretamente intranquilo por repentino choque de miradas.

Trato de ignorar su intensa mirada rojiza durante el transcurso de la velada, pero fue imposible que sus miradas no se encontraran infinidad de veces conforme pasaban las horas.

La otra sorpresa, y un poco más incómoda, fue cuando Anana le pidió que bailaran juntos una pieza. Al principio se negó terminantemente, pero al sentir la oscura mirada de Reiju sobre si, —Advirtiéndole en secreto que si se negaba, le haría miserable el resto de lo que le quedaba de vida— acepto. Hacía mucho que no baila, de hecho, ya ni siquiera recordaba la última vez que lo hizo, pero a diferencia de sus pasos dóciles y pausados. Los de la pequeña eran gráciles y cautivadores. Estaba seguro de que hacía ballet, esos movimientos en donde ella simplemente sobrevolaba sobre el piso de mármol eran majestuosos.

A medida que la luz de la luna se fue intensificando, vio como la pequeña caía en los brazos de su madre, perdiéndose en un dulce encantamiento mientras era acurrucada por Yamato, quien le susurraba dulces palabras de buenas noches, y no solo ella, Katakuri trazaba tiernamente un camino por el perfil de su rostro, y con un último beso en su tersa mejilla, la respiración de Anana finalmente salió acompasada.

Katakuri tenía una hermosa familia.

Apenas Anana cayo dormida, Katakuri ayudo a Yamato a levantarse de su asiento. Quitándose al instante su selecto saco negro solo para tapar con este a su pequeña y a Yamato. — Sintió un retorcijón en el estómago al ver esa ancha y contorneada espalda cubierta tras la fina tela de su camisa blanca — Supuso que ya se retirarían, después de todo ya no quedaban muchos presentes. Sin embargo, — y para su total sorpresa— Yamato susurro un par de cosas al oído de Katakuri, y luego la mujer se retiró con su hija en brazos, no sin antes lanzarle un coqueto guiño.

—¿No vas a...?

—No. —Contesto excelso de confianza antes de que pudiera terminar. ¿Qué diablos? ¿Acaso sabía lo que iba a decir? — Tu y yo tenemos muchas cosas de que hablar. — Definió con una profunda y acompasada voz.

...        

Entendió que Katakuri no deseaba miradas indiscretas cuando lo invito a tomar una copa de vino al bar abierto que había en la terraza del hotel. Una banda de Jazz tocaba pausadamente a un extremo. Acompañando el enigmático ambiente con un solo de bajo y la aguda voz de la vocalista. — Una hermosa rubia de cortos cabellos — Hacia algo de frio, pero por algún extraño motivo, la temperatura no logro afectarlo.

Habían empezado su conversación por cosas triviales, ahora sabía que Katakuri resida en Londres, pero venia muy seguido a Nueva York por los negocios de su compañía.

—Entonces, Ahora eres el presidente de Whole Cake, y no solo eso, tambien del Holding de tu padre —Resalto trazando una línea entre la sorpresa y obviedad.

—Si, aunque lo segundo fue inevitable. —Admitió — Con Whole Cake, todos mis hermanos deseaban que yo me hiciera cargo luego de que mi madre se retirase, pero basta de hablar de mí. ¿Stanford, no es así?

—Si, bueno, no me quejo... — No le iba a decir a su exalumno que lo habían despedido, no, por supuesto que no.

—Supongo que debe ser una experiencia totalmente diferente si lo comparas con enseñarle a niños— Reconoció — pero...

—¿Hm?

—La forma en la que brillaban tus ojos mientras hablabas de los fundamentos de la literatura, era única. — Recordó complacido — Jamás vi un brillo similar en algún otro profesor. Realmente amabas lo que hacías. — Tuvo que tomar la mayor cantidad de vino posible ante nudo que se formó en la boca de su estómago. 

—¿Y qué me dices de Yamato? — Cuestiono desesperado por cambiar el tema, y su pregunta tuvo un efecto inmediato cuando la mirada de Katakuri cambio ligeramente. — Se ve que es una esposa muy... singular, y...—.

Inesperadamente, la pausada y elegante risa de Katakuri dejo en una pieza a Ichiji. Había olvidado si alguna vez lo había escuchado reír, pero el compás de su gesto tenía un matiz profundo y secreto.

—Yamato no es mi esposa, Ichiji. — Reconoció visiblemente entretenido. Dejando al pelirrojo aún más perdido de lo que ya se sentía, pero ¿¡Y todos esos gestos!? ¿¡Y sus tenues miradas!? ¿Acaso Katakuri estaba jugando con él?

—¿Pero, acaso ustedes no...?

—Digo, es la madre de mi hija, pero jamás nos casamos ni nada por el estilo. — Explico tranquilo. 

Yamato y él se conocieron en una de las tantas fiestas sin mañana de la facultad en sus años en Oxford. Mientras el cursaba la escuela de Negocios, ella hacia lo mismo en la de Psicología, y desde el principio surgió una gran conexión entre ambos. Si, fue tan fuerte su «química» que terminaron haciéndolo en el depósito del conserje esa misma noche. Desde entonces se habían instituido como los Fuck Buddies idealespero con el tiempo, entendió que Yamato era mucho más que eso, incluso mucho más que una novia o una amiga, no, por supuesto que no. Lo que ellos tenían era algo que había sobrepasado todas las barreras o títulos que la sociedad les podía colocar. Sin embargo, todo dio un giro de ciento ochenta grados cuando Yamato salió encinta — Fue todo un escándalo cuando la noticia de su embarazo se hizo viral. —A pesar de que en esa época tuviera veintidós años, y ya hubiera alcanzado todos los sinónimos de éxito posible para su joven edad. A los ojos de una sociedad aun tan conservadora en muchos aspectos como la inglesa, que un hombre con un apellido de tal calibre como el suyo tuviera una hija sin ni siquiera estar casado, fue un repelús absoluto.

—Yamato es mi alma gemela, Ichiji. — Reconoció con una sonrisa, e instantáneamente la mirada del pelirrojo brillo con asombro al sentir la seguridad de las palabras de Katakuri. — Es la otra parte de mí. A ella jamás la haría mi novia, ni mucho menos mi esposa... Ese lugar siempre ha estado reservado para otra persona

Cuando los ojos de Katakuri se posaron en él, Ichiji pudo jurar que jamás en su vida lo habían visto de la forma en la que esos diamantes escarlatas lo observaban.

—Katakuri, ese día... el día de tu accidente. — Se sentía como un completo estúpido, no sabía ni como iniciar esa conversación, pero necesitaba aclarar un par de cosas.

—Recuerdo perfectamente que te pedí matrimonio — Sus piernas temblaron al escucharlo. Valla que seguía siendo igual de directo y rápido para hablar. — Luego, al irme de la escuela, la última imagen que conserve fue la de un camión a punto de impactar con el auto en el que iba.

Presiono con especial fuerza su copa al escuchar esa última parte de labios de Katakuri. Lo observo por interminables segundos, pidiéndole con la mirada que le explicara que fue lo que realmente paso.

Katakuri tenso los hombros por unos segundos. No era algo que le gustase recordar. — Cuando desperté, no sabía quién era ni donde estaba. El único recuerdo que tenía eran los de unos inconfundibles cabellos escarlata. — Respondió sin dejar de mostrar esa cautivadora sonrisa. —Honestamente, creí que había ido al cielo o alguna estupidez por el estilo, pero cuando vi a mi padre roncando junto a mí, supe que había terminado en otro lugar muy diferente. Las siguientes semanas, la rehabilitación fue... Mierda, ni siquiera encuentro una palabra para describirla. — Jamás pensó que un ser humano pudiera ser capaz de soportar tanto dolor y no morir. Prácticamente lo tuvieron sudando morfina al menos por dos semanas. — para entonces mi padre ya había reiniciado el juicio para recuperar mi custodia, y allí me entere de sus intenciones de llevarme con él a Inglaterra.

El padre de Katakuri; pensó Ichiji. —Fue aquel hombre que apareció junto a ti cuando...— Sintió un ligero retorcijón en el estómago al recordar ese momento. Fue una confluencia de miles de emociones chocando contra su psique.

—Cuando te vi besando a ese sujeto con sombrero y espantosa barba. — Menciono con voz fría.

Ichiji tenso su tacto al traer a su mente ese recuerdo. — Si, bueno, él era mi novio en ese entonces. — Menciono con voz robótica. De haber sabido todo lo que vendría luego, quizás hasta hubiera instado a Katakuri a continuar golpeándolo hasta causarle una contusión cerebral.

—No fue solo eso, ¿No es así? — Lanzo su pregunta directamente a la yugular — Tu mirada decayó por unos instantes cuando lo mencione, y el sonido de tu voz resonó sutilmente cuando lo nombraste. 

Termino asombrado por la capacidad de Katakuri, valla que había aprendido a leer a las personas de manera magistral, aunque eso no evito que sintiera sus pulsaciones aumentar peligrosamente.

—Es mi exesposo. — Ni siquiera puso atención en la expresión de Katakuri. Se concentro en terminar lo último que quedaba en su copa de vino, necesitaba un poco de alcohol luego de reconocer tan acidas palabras.

—¿Ex? — Casi se atora al ver la sonrisa que se formó en los labios de Katakuri — pero que imbécil...

—¿Disculpa? — Reclamo con clara acides.

—¿Quién podría ser tan ajeno de la realidad como para querer divorciarse de ti?

Un fuerte sonrojo invadió sus mejillas al escuchar tales palabras. ¿Qué cosa? ¿Había oído bien? No, era imposible haberlo entendido mal. Katakuri se estaba mordiendo muy levemente los labios al verlo. Diablos, ¿¡Ese niñato está flirteando con el!?

No... era imposible. La edad ya le estaba pasando factura.

Por el rabillo del ojo pudo ver como uno de los enternados garzons, posaba frente a ellos una fuente de copas y sin pensarlo tomo una. Desapareciendo el líquido de Champagne al acto.

—Supe que dejaste Marie Geoise luego de que yo me fui, ¿Fue por él, no es así? — Cuestiono Katakuri arqueando una ceja, mientras probaba pausadamente de su nueva copa de Champagne.

Ichiji tendría que volver a llamar al Garzón si deseaban continuar esa conversación.

—Si. — Respondió en un susurro. No se sentía orgulloso de esa decisión, dejo sus sueños de lado por una superflua fantasía de amor que de poco o nada le servía ahora. Lucci había entrado a su vida, y cual Julio Cesar, vino, vio y venció.

La primera vez que las miradas de ambos se encontraron, fue cuando acudió a Germa para almorzar con Judge. Había ido por un fin de semana a casa al tener un par de días libres en la facultad. Lucci mantenía una reunión con su padre cuando este ultimo los presento. Un afamado consultor en asenso que había brindado sus servicios a algunas de las compañías más ranqueadas de Massachussets y que ahora estaba allí para ayudar a Judge con una nueva división que este se moría por comprar.

La atracción de ambas partes fue inmediata. Esa misma tarde fue Lucci quien inesperadamente se autoinvito a aquel almuerzo, y quedo fascinado ante tal avasallante personalidad. — Era joven, ¿Qué más podía decir? — Con él en sus noveles veintiuno y Lucci, ya entrado en sus treintas, fue iniciaron aquel vals de la muerte.

Rio por lo bajo al rememorar aquellos momentos. Lucci llego a su vida mostrándole una moneda, diciéndole que era oro, y el creyó que era el hombre más rico del planeta, pero lo que no sabía era que esa pedazo de metal no era más que cobre.

—No cometer errores es de una persona que no la logrado mucho en la vida, supongo. — Recapacito para sí mismo. Aunque bueno, él ya había mandado al diablo a su matrimonio y estaba sin nada. Así que en su caso era mucho peor.

—Bueno, dicen que los mayores aciertos en la vida llegan después de las peores equivocaciones... — Destaco con simpleza, Katakuri.

—Como hombre de letras, te puedo decir que jamás había escuchado esa frase.

—La acabo de inventar gracias a ti. — Respondió orgulloso. — Eres una fuente inagotable de inspiración, y estaría dispuesto a beber de tus aguas cuando fuera.

De no ser porque sus pies seguían pegados al piso pensaría que la gravedad había dejado de existir. Trato de ocultar su nerviosismo en una tenue risa. — Me es grato saber que a pesar de los años aun puedo ser de utilidad para mi estudiante.

—Y no imagina lo gratificante que podría llegar a ser. 

Inconscientemente se mordió los labios al ver esa rojiza mirada intensificándose poco a poco sobre el — Quizás... Soy un maestro muy exigente ¿Lo recuerdas? — ¿Qué diablos estaba haciendo? ¡No podía ser tan imbécil como para seguirle el juego a ese niño! Él ya era un adulto en todas sus anchas. No estaba para calenturas como esas ¡Por Dios Santo! ¿No había aprendido nada de su matrimonio con Lucci, o qué? ¡Y no solo eso! ¡Él era su antiguo alumno!

—Jamás podría olvidarlo. — Destaco con una sonrisa lobuna el menor. — pero yo nunca fui como Page, Bonney... o Kidd.

¿Kidd?

—¿Eustass Kidd? —En su mente choco la imagen de ese mequetrefe buscapleitos de cabellos naranjas, y su expresión de distorsiono al instante. — ¿Qué ha sido de la vida de ese bueno para nada? — Dios, si había una sola cosa que debía destacar de enseñarle a universitarios, era que ya no tenía que lidiar con dolores de cabeza crónicos como Eustass Kidd.

—Mmm... No le ha ido tan mal. — Destaco con una media sonrisa. A pesar de los años y la distancia, Kidd y el seguían manteniendo intacta aquella relación de hermanos de trinchera. A tal punto que incluso era el padrino de su hija. — Sera una pregunta muy obvia, pero has oído de «Redlines»

—¿Quién no? Es la pesadilla de Mark Zuckerberg, ¿Trabaja allí? — Pregunto con gracia. Cuando no Eustass, siendo una patada en el trasero.

—Él la creo.

Ichiji casi se atora con su propia saliva al escuchar la declaración de Katakuri — ¿¡Que!? ¿Es una broma?

El niño que era un verdadero desastre en la escuela, ¿Era el hombre que estaba haciendo tambalear al imperio de Facebook y al resto de redes sociales?

—Yo nunca bromeo, o al menos, no con esto. — Señalo tranquilo.

Kidd tuvo la idea de Redlines cuando apenas eran unos niños. Fue en una de sus tantas llamadas de teléfono. — En donde Kidd se moría por mostrarle la última camiseta de los Celtics que Killer le habían comprado — donde le recrimino molesto que los teléfonos eran una basura obsoleta y necesitaban verse más que escucharse o no habría chiste.

Siendo eso lo que dio inicio a todo.

Y ahora Kidd figuraba en el podio de Forbes como uno de los hombres menores de treinta años con la mayor fortuna del mundo.

—No puede ser... —

—Tambien sé que Bonney ahora es una afamada critica gastronómica, Basil se volvió fiscal, Page trabaja en Microsoft como la mano derecha de Bill Gates, Viola es la embajadora de América en España y Sabo es un reconocido actor de Broadway, sino mal recuerdo está nominado al Tony por su actuación como Lafayette en Hamilton. — Kidd le había insistido hasta que le dieran ganar agarrarlo a puñetazos, que lo acompañase al menos una vez a una de esas estúpidas reuniones de ex alumnos que ofrecía Marie Geoise, y él había declinado una infinidad de veces, pero cuando Yamato le dijo que no estaría mal que fuera al menos por una vez, acepto a regañadientes reabrir aquel capítulo de su vida que lamentablemente había dejado inconcluso.

Hasta ahora.

La mente de Ichiji aun no salía del asombro. Como maestro, sentía cierta alegría de que sus estudiantes hayan podido llegar tan lejos, pero otra parte de él, la más egoísta, veía que los niños a los en un momento enseño a apreciar la literatura ahora lo habían superado en todos los sentidos.

—No hubieran llegado a donde están de no ser por ti.

Rio ante el paupérrimo intento de Katakuri por tratar de reconfortarlo. —No se trata de eso. Es lo que—

—Si los artículos de Bonney presentan una prosa envidiable y dicción prácticamente perfecta, es porque nos hacías redactar desde que pudimos sostener un lápiz. Todos los argumentos que Basil emplea en la corte, son gracias a que desde niños nos hacías debatir sobre los puntos de vista de diferentes autores en obras como "Crimen y Castigo". Page logro congeniar con Bill Gates por los libros tan poco comunes que tú nos ordenabas leer y que ambos conocían muy bien. A Viola le gusto tanto la literatura española que quiso aprender más del idioma y fue por ese factor que la escogieron como Embajadora, y Sabo, al tener que leer más de cien mil palabras por fin de semana desde que era niño, desarrollo una facilidad innata para aprenderse guiones y libretos. — En todo momento, Katakuri le sostuvo la mirada, viéndolo sin un ápice de lastima o gracia en sus ojos. — Si ellos le deben parte de su éxito a alguien, es a ti.

Su pecho fue embargado por un singular sentimiento de felicidad y orgullo. El pensamiento de que no había logrado nada en su vida quizás no era del todo cierto. Había olvidado la razón por la que decidió volver maestro en primer lugar. Katakuri, paradójicamente, se lo había mostrado no con palabras, sino con hechos.

—Gracias. — La sonrisa que se formo es su rostro fue lo más deslumbrante que Katakuri había visto después de la primera risa de su hija. — Pero que hay de Kidd y de ti. ¿Les sirvieron de algo mis eternamente aburridas clases de letras?

Compartieron una risa antes sus alegóricas palabras. — Porque si hago memoria, en el último ensayo que le corregí a Eustass, donde recuerdo a la perfección que les pedí que hablaran sobre el peligro de las adicciones y sus consecuencias. El escribió un discurso de dos páginas en donde prácticamente me relataba de la pseudo fantasía de un amigo suyo con Jessica Rabbit. — Puso una de sus manos contra su mejilla recordando todos los disparates que habían en esas hojas mientras reía con fuerza. Sin darse cuenta de que Katakuri había detenido abruptamente sus risas cuando escucho esa última parte.

 "...A pesar de estar muy buena, debemos considerar a la esposa de Roger Rabbit como una seria adicción que debe ser tratada con suma urgencia por los médicos, ya que «mi amigo» ve la maldita película de ese conejo al menos una vez al día y siempre termina temblando cada vez que aparece la pelirroja. Además, ¿No está mal fantasear con una mujer casada?..." — Recito a la perfección la conclusión que había redactado el mismo Kidd cuando era un niño. La recordaba claramente porque le saco muchas risas al momento de leerla, aunque igualmente le puso un tres.

—...Ese hijo de puta. — Soltó con seria apatía pero con una naciente expresión de jocosidad en el rostro.

Molería a golpes a ese imbécil cuando lo viera.

La cavernosa voz de Katakuri descoloco a Ichiji, quiso preguntar con una sonrisa lo que le ocurría, pero tan pronto como Katakuri le brindo una rápida mirada de pies a cabeza, casi se le va el aire.

—Eras tu...— Oh mierda, eso explicaba muchas de sus actitudes de antaño.

Quizás aquel niño no era del todo inocente después de todo.

—Digamos que siempre he tenido una predilección por los pelirrojos. — Susurro entretenido, provocando una risa traviesa en Ichiji.

¿Quieres jugar, no?

—Pongamos a prueba tu buen gusto, británico. — Inmediatamente el Vinsmoke alzo la mano magistralmente y un Garzon ya se encontraba a su lado listo para escuchar su pedido. — Un Gordon & MacPhail — Pidió cortésmente — El de setenta años, al caballero le gustan provectos. — Resalto con picardía mientras el mozo asentía con la cabeza y se retiraba.

—Buena elección, no podría disfrutar de tan exquisita compañía sin la presencia de un buen Scotch. — Señalo Katakuri siguiéndole el hilo — pero te equivocas en algo, — Se acerco peligrosamente a su rostro, pero él no retrocedió al sentir al respiración de Katakuri en sus mejillas — Yo prefiero morder la cereza cuando esta se encuentra totalmente madura.

Ya había perdido la noción del tiempo sobre cuanto llevaban hablando entre sí, pero sentía que podía seguir haciéndolo infinitamente. Durante toda su conversación se había perdido entre los intensos escarlatas de Katakuri. La botella de Scotch ya iba a menos de la mitad para ese entonces. Siendo el Charlotte quien más había disfrutado de aquel fino Whisky, mientras que el apenas iba en el segundo vaso. No tenía una buena resistencia al alcohol, y por eso mismo trataba de evitar consumir una bebida tan fuerte como esa, pero solo por esa ocasión estaba dispuesto a realizar una pequeña excepción.

—¿Realmente dejaste plantada a la Reina? — Pregunto jocoso cuando Katakuri le comento con cierta burla que se abstuvo de asistir a su condecoración como Caballero de la Orden del Imperio Británico.

—Es un simple título nobiliario. Esas cosas no van conmigo, y si te soy franco desde que le dieron el título a Mick Jagger, tal estupidez ya perdió toda seriedad ante mis ojos. — Sonrió de medio lado mientras movía su vaso de Scotch provocando que los hielos que se encontraban dentro del cristal chocasen entre sí. — Preferí pasar la tarde con Anana y Yamato a tener que desperdiciar cuatro horas de mi vida en el Palacio de Buckingham. — Admitió con cruda honestidad. Aunque luego Kaido lo llamase para maldecirlo por, según él, "Haber cometido tal osadía".

¿Hace cuánto que no se reía de esa forma? —No tenía idea que Mick Jagger fuera Sir. — ¿Realmente le habían dado ese título a pesar de todos sus escándalos y problemas con las drogas?

—¿Qué puedo decir? Somos británicos. Nuestra hambre de poder es más grande que nuestro raciocinio. — Era la única explicación lógica que podía dar. De repente el sonido de un teléfono interrumpió su atmosfera y de inmediato Katakuri saco su iPhone de último modelo del bolsillo para contestar. — Dame un segundo. — Pidió cordialmente.

Ichiji aprovecho ese corto lapso de tiempo para verlo detenidamente. Katakuri ya se había quitado el elegante corbatín, llevando desabrochados los primeros botones de su camisa, dejando ante su azulada visión un pequeño vistazo de lo que era ese tonificado cuerpo y dándole un aire mucho menor al que tenía. Se veía condenadamente guapo. Ese hombre estaba en la cúspide de su juventud, todo lo contrario a él.

Pudo escucharlo soltar un bufido con gracia, y solo entonces fue que lo vio guardar su teléfono. Se abstuvo de preguntar pero Katakuri rápidamente pudo leer su mirada — Era Yamato. — Comento — Anana y ella acaban de llegar a mi propiedad en Los Hamptons, así que llamo para avisarme. 

Wow, Los Hamptons. — Creí que se habían hospedado aquí.

—No. — Clamo directo. — Jamás permitiría que ellas se quedaran en un hotel. — Era en extremo precavido cuando se trataba de Yam o su hija.

Ichiji respiro profundamente. — Tienes una hermosa familia. — Si bien Katakuri le había explicado que Yamato y él no eran una pareja, eso no quitaba el hecho de que ellos dos compartieran un lazo muy especial.

—Gracias. — Katakuri pudo percibir el ligero cambio en la mirada de Ichiji — ¿Y qué hay de ti? Algún hijo del que necesite saber.

Rio sin gracia ante su pregunta — A mi exesposo no le agradaba la idea de tener hijos, y si te soy honesto, jamás lo considere. Estaba tan sumido en mi carrera que simplemente lo deje de lado.

Lucci desde un principio se había negado a tener hijos, y él lo acepto. En aquella época tampoco se sentía preparado para ser padre. Creyó que quizás con el tiempo, cuando crecieran más profesionalmente lo podrían reconsiderar, pero a medida que pasaba tiempo cayó en cuenta de que ese momento jamás llegaría.

Aunque si lo veía en retrospectiva, no se arrepentía de no haber tenido hijos. Eso solo hubiera hecho su divorcio mucho más complicado de lo que fue.

Presiono con fuerza su mandíbula al pensar en su fallido matrimonio.

Jamás negaría que sus primeros años fueron buenos, Lucci y el habían logrado congeniar perfectamente. Haciendo sus días amenos al disfrutar de la compañía del otro, y sus noches, increíbles e intensas.

Al principio fue un poco chocante para el dictar clases en la universidad. Mas que nada porque jóvenes carecían de ese brillo tan singular que los niños destilaban cuando les relataba sobre los simbolismos en obras como Siddharthra o Fausto. Eran adolescentes que estaban más preocupados por pasar su materia que por aprender el verdadero valor de esta, y Lucci únicamente lo minimizo, diciendo que eran puras tonterías. Que él no debía preocuparse por cosas tan banales.

Y esa respuesta no hizo más que agravarse con el pasar del tiempo.

Al tercer año de convivencia en Los Ángeles, compraron una casa en Calabazas y ese mismo verano Lucci le pidió matrimonio. Su boda se celebró a lo grande, y por más inverosímil que pareciera, ahora podía entender que ese día, él no fue más que otra costosa decoración del evento.

Cuando iban juntos a fiestas o reuniones de sociedad, el prácticamente ni hablaba. Simplemente era presentado como "Él esposo de...". Creyó que de esa forma apoyaba a Lucci, pero no. Únicamente se estaba mentalizando como una especie de joya que su esposo podía lucir ante todos los presentes. Un simple objeto. 

Su esposo, Ichiji Vinsmoke, el primogénito varón de un viejo rico de Nueva Inglaterra. Dueño de un apellido de renombre y con una prominente carrera como maestro de una de las universidades más ranqueadas de la costa oeste.

Y cuando finalmente recibió una oferta de trabajo para impartir clases en Standford, fue que empezó a chocar con la cruda realidad.

El choque de sus copas resonó fuertemente en la habitación.

—Felicidades por ser el maestro mas joven en impartir clases en Standford. — Resalto con una imperceptible sonrisa.

Gracias, Lucci. — Realmente se sentía muy orgulloso de si mismo. A sus treintaicinco años se había convertido en profesor de una de las instituciones de mayor prestigio a nivel mundial. Era algo apoteósico. — Este cambio será genial para ambos. Sabes que nunca me he acostumbrado del todo a L.A, y tengo entendido que Palo Alto tiene un clima mucho más

—¿Qué acabas de decir? 

Parpadeo con cierta molestia al escuchar la voz cargada de seriedad de su esposo.

—No esperaras que nos quedemos aquí, tengo que impartir clases los cinco días de la semana y el campus esta a cinco horas de distancia en auto. — Argumento.

—Y eso lo entiendo, pero no logro comprender porque yo tendría que ir contigo a Palo Alto si tengo la consultoría aquí.

—Pero...

—Ichiji, si quieres que compre una casa cerca de Stanford, está bien, lo hare. Pero no me pidas dejar Los Ángeles, porque eso no va a pasar. — Finiquito mientras se servía más Champagne — Ya nos arreglaremos.

Espera ¿¡Que acabas de decir!? — Reclamo ardido. Quizás lo que le molesto tanto fue que ni siquiera considerara la idea de mudarse junto con él.

—Que no dejare Los Ángeles, me oíste bien, pero descuida nos veremos los fines de semana. Yo iré de visita a Palo Alto y tu vendrás de vez en cuando a Los Ángeles. Lo haremos funcionar.

—...No puedo creer lo que me estás diciendo, Lucci. Esto no es una especie de relación de adolescentes. ¡Eres mi esposo! ¡Deberías apoyarme! ¡Yo deje Boston por ti! Me mude de costa a costa por tu maldito asenso y ni siquiera puedes considerar la idea de mudarnos a un lugar que se encuentra a cinco horas de distancia de L.A.

No te exaltes. — Pidió serio — Ichiji, por favor, son situaciones totalmente diferentes. Cuando yo te dije que vinieras conmigo, te di la oportunidad de salir de ese mugroso nido de piojos que era Marie Geoise, y ahora tu me estas pidiendo dejar Los Ángeles cuando mi consultoría, algo en lo que he trabajado toda mi vida, está aquí. ¿No crees que muy egoísta de tu parte? 

Cerro los ojos amargamente, recordar ese momento lo hacía sentirse tan estúpido e idiota. Lo peor fue que Lucci realmente lo hizo sentirse como si el fuera el desgraciado que trataba de truncar los sueños de su esposo.

—...Renuncie a todo por alguien que no se lo merecía. — No sabía si era por el alcohol o no, pero inesperadamente había empezado a llorar. Por un momento realmente creyó esa estúpida idea de que llegarían a viejos juntos, pero conforme pasaban los meses su relación con Lucci se convirtió en un ir y devenir. Al principio el cumplió su promesa e iba sin falta todos los fines de semana a Palo Alto, pero luego, poco a poco las ausencias se empezaron a notar. Escusas como el trabajo o reuniones de negocios se hacían cada vez más frecuentes. Ya ni siquiera parecían un matrimonio, Lucci llamaba de vez en cuando, y si el tenia que ir a Los Ángeles, era solo porque su esposo quería que lo acompañase a alguna Gala o algo por estilo.

Katakuri lo escuchaba en total silencio, mostrando una dura línea en su rostro mientras veía ese pequeño momento de fragilidad en Ichiji. 

—Sabía que nos estábamos distanciando, y busque todas las formas de salvar mi matrimonio. — En ese entonces, para el era inconcebible la idea de un divorcio. — Fuimos a unas jodidas terapias de pareja — Se rio con lastima de si mismo. — Incluso llegue a considerar el renunciar a Stanford y volver a impartir en UCLA, ¡Pero no era justo! ¡No era justo que yo renunciara una segunda ocasión a mis sueños por los de él! Yo tambien importaba, pero él me hacia sentir que cada paso que daba era... ¡Oh, Maldita sea! — Jamás había hablado de esto con otra persona que su fuera el inútil de Iceburg, ni siquiera a Niji. Se sentía como un completo imbécil y si no estuviera bajo la influencia del alcohol jamás estaría diciendo esas palabras. — Me hizo sentir que yo no era nada... Fue allí donde entendí que el solo me veía como una mera extensión de su persona. — Estaba dando una imagen patética, pero ¿Qué mas daba? Se cubrió el rostro con una mano, desesperado por evitar que antiguo alumnos viera sus lágrimas.

—Ichiji... —

—Y luego descubrí que me engañaba con la zorra de su secretaria. — Katakuri callo de inmediato al escuchar la rota voz de Ichiji admitir eso ultimo.

Fue un total golpe a su orgullo cuando, un día de semana cualquiera, desesperado por no saber que mas hacer. Mando al diablo su trabajo y empaco sus cosas para caer de sorpresa a Los Ángeles. No deseaba divorciarse, no deseaba mandar al diablo catorce años de matrimonio. Quería luchar por ambos, él y Lucci lo podrían lograr, lo presentía.

Pero todos sus sueños fueron destrozados ante sus ojos al llegar a su casa y escuchar gemidos desde su propia habitación.

—¡Al principio no quise creerlo! Me dije, quizás se está masturbando, viendo porno o alguna estupidez parecida, pero entonces los encontré a ambos en mi cama ¡En mi jodida cama! — Ellos jamás recayeron en su presencia, Lucci estaba tan concentrado entre las piernas de Kalifa que ni siquiera noto que él estaba allí. Salió lo mas rápido que pudo de esa casa, que antes había sido su hogar y ahora no eran más que muros vacíos y de prolijo acabado. — Presente los papeles de divorcio al día siguiente. 

Sentía que lo habían traicionado de la peor forma. ¡Él le entrego todo! ¿Por qué lo engaño? Y lo peor era que infinidad de veces lo llamaba a la oficina y era la misma Khalifa quien siempre lo atendía. «Descuida Ichiji, yo le digo que te devuelva la llamada apenas regrese». Estaba seguro de que ella y Lucci se reían de el cuando colgaba.

—No fui más que un arlequín en su corte de mentiras y engaños. — Mordió sus labios con fuerza e impotencia. Estaba harto de aparentar la fortaleza que claramente ya no tenía.

Lucci se había llevado lo mejor de él, dejándolo como un mero cuerpo sin alma.

Sin embargo, su rostro fue repentinamente tomado entre las cálidas y prominentes manos de un hombre de destellante mirada escarlata. A pesar de tener la mirada borrosa por la mezcla de lagrimas y alcohol, el contrate entre Katakuri con el azul del cielo nocturno era endemoniadamente cautivador.

—Pensé que tu exesposo era de por si un imbécil por haberse divorciado de ti, pero jamás lograre entender su nivel de idiotez como para haberle hecho tal cosa a un ser tan etéreo como tú. — Reconoció son la voz contenida por la furia. — Mierda, no te imaginas los deseos suicidas que tengo de tomar un avión a Los Ángeles en este momento solo para destrozar su cuerpo a golpes. — Si de niño lo dejo en el piso con un puñetazo, ahora que ambos estaban en igualdad de "condiciones" se moría de ganas por saber el resultado. 

—No es necesario, digo, mi hermano me propuso comprar un par de galones de nafta e ir a quemarle la consultoría, pero realmente no deseo saber nada mas de él. — Niji realmente reacciono con inusual rabia luego de que le revelara la verdadera razón tras su divorcio.

Solo Niji y Iceburg lo sabían. Jamás se atrevería a decirle a Sora o eso la destrozaría.

—Lo lamento, Ichiji, no tienes idea de cuánto. — Destaco con un aire de inusual tristeza. El había crecido viendo a su madre engañar infinidad de veces a Kaido mientras ambos aún permanecían casados, para él, ese acto era totalmente bajo y rastrero. Nunca entendería porqué las personas recurrían a esa clase de métodos. Él era un hijo de puta, con todas las de la ley, pero era un hijo de puta con principios.

La mirada de Ichiji se compunjo todavía más. — No tendrías por qué.

— Claro que sí, debí estar allí. — Reconoció. — Prometí que te protegería todo mi vida, ¿Lo olvidaste?

El temblor en los labios de Ichiji se esparció a todo su cuerpo al escuchar esas palabras...

«...Le prometo que creceré, me volveré muy fuerte y lo protegeré toda mi vida...»

—Y estas muy equivocado si crees que no eres nada. — Aclaro estrictamente.

Rio con cierto dejo de burla en sus labios. — Por Dios Katakuri, solo mírame, casi estoy en mis cuarenta, a un paso de que me salgan canas y llenarme de arrugas. ¡Tsk! Solo me falta comprar un gato para terminar como un viejo amargado que ya ni siquiera pueda corregir exámenes porque la vista le empezara a fallar.

—¿Los problemas de tu vista ya empezaron o solo es el alcohol que te hace actuar como un perfecto imbécil? — Contrataco directo.

—¿¡Como me llamas—

—Creo que eres tú el que no se esta viendo, Ichiji, o al menos, no vez lo mismo que yo. — Enfatizo.

—¿Ah...?

—¿Quieres que te diga lo que yo veo? — Susurro sobre su rostro — Veo a un hombre maduro con unas encantadoras y hasta divertidas cejas risadas. Dueño de un rostro de inusual belleza, de delicadas facciones e inconfundibles ojos zafiros. Con un inusual, pero cautivador cabello merlot tan condenadamente brillante y luminoso como el atardecer. Veo a un hombre que ni siquiera aparenta haber recorrido ya la mitad de su vida. Hasta me atrevo a decir que se ve incluso mejor que yo, y no solo eso. Su belleza no solo en externa, sino que en su interior se oculta una de las mentes mas brillantes que yo haya tenido la oportunidad de conocer jamás. Poseedor indiscutible de las Cuatro Virtudes y con una perfección inmaterial nata. — Profeso con suma devoción cada una de sus palabras, dejado a Ichiji completamente rendido ante esa voz tan profunda como atrayente y esos ojos que lo veían con veneración.

Inesperadamente, Ichiji sintió que ese estúpido cliché de "mariposas en el estómago" se estaban comiendo sus órganos poco a poco.

Cuando sus almas finalmente se rencontraron, para Katakuri fue como ver un recuerdo de su infancia. El señor Vinsmoke se veía tal y como lo dilucidaba cuando se encontraban en sus sueños. Su cabello estaba un poco más largo, eso sí, pero eso solo le daba ese pequeño aire maduro que a él tanto lo volvía loco. Porque no negaría, que a pesar de los años, ese pelirrojo seguía siendo su mayor debilidad y más grande fantasía.

¿Por qué sentía que su pecho se iba a salir de su cuerpo? Desconocía el motivo, pero no deseaba que Katakuri lo soltara jamás...

Si, era su alumno.

Si, se llevaban trece años de diferencia.

Si, a veces podía ser un excéntrico orgulloso.

Si, quizás estaba algo ebrio y con el orgullo hasta el piso por su reciente divorcio.

Pero le daba absolutamente igual.

—Katakuri... bésame. — Clamo en un susurro.

Por un momento creyó que Katakuri se tenso ante su inusual solicitud, pero cuando lo vio acercarse hacia su rostro cerro lentamente los ojos, desando finalmente probar los delgados labios de aquel niño que ahora se alzaba como todo un hombre.

Sin embargo, aquel ansiado tacto nunca llego, escuchándolo al instante su profunda voz susurrando contra en su oreja. — No, Ichiji. Aunque me muera del deseo, no lo hare.

Su mirada se deformo al instante de escuchar sus palabras. Viéndolo totalmente desencajado. ¿Ahora el tambien lo estaba rechazando?

—Una parte de mí, la más oscura y salvaje, aquella que solo Yamato conoce, desea hacerte mío con todas mis fuerzas desde que mi hija te trajo de nuevo hacia mí, pero la poca razón que queda en mi cabeza sabe muy bien que si hago lo que me pides, contigo aun afectado por tu divorcio, ambos terminaremos arrepintiéndonos.

No estaba dispuesto a dejar ir a Ichiji por una estúpida aventura de despecho. El esperaría lo que tuviera que esperar. Estaba dispuesto a aguardar pacientemente a que Ichiji recogiera todos los trozos de su marchito corazón y los cosiera con sangre hasta que este sanara, y si no era capaz de hacerlo, entonces el mismo recogería esos pedazos, sin importarle desangrarse los dedos en el proceso y los uniría uno por uno.  —No quiero cometer un error que luego termine alejándote de mi nuevamente.

Negó inmediatamente lo cabeza, estaba equivocado. — Yo ya no amo a Lucci, y a decir verdad, siento que jamás lo ame. — Tal y como él nunca me amo a mi — pero tampoco te voy a mentir, lo que si ame fue a esa burda fantasía de que alguien como él, se fijará en alguien como yo. Me hizo sentir importante, que yo era más que solo una bonita pieza de porcelana en la alacena de mi padre, y fue por eso mismo que me dolió tanto su traición, pero no te confundas por favor. Yo jamás te usuaria para desahogarme o aliviar mi dolor. Puedo ser un desgraciado y hasta algo egoísta en muchas ocasiones, pero sería incapaz de hacerle eso a alguien que—

—Aun así, Ichiji. —Finiquito — Y no te imaginas lo mucho que me estoy odiando en estos momentos por decir estas palabras; pero no lo hare.

¡Carajo! ¿Qué no se daba cuenta de que estaba hablando enserio? ¿Dónde estaba ese niño inocente y fantasioso cuando más lo—

Sorpresivamente, Ichiji afilo la mirada cuando reconoció una singular pieza de Jazz que llego a sus oídos. Claro, ¿Como pudo ser tan despistado? Nadie mejor que el conocía la que quizás era la única debilidad de es hombre sin contar a su hija. Katakuri había olvidado quien era, pero él se encargaría de recordárselo.

—¿Por qué te reúsas tanto a morder la cereza que toda tu vida has ansiado por probar? — Susurro con una voz oscuramente dulce y pausada sobre su labios— ¿O será que odias la idea de que alguien más la haya probado primero?

No mentía cuando le dijo que era un maldito desgraciado.

Katakuri lanzo una maldición por lo bajo con su profunda voz. — No jodas conmigo, Ichiji, no tienes idea de lo que estas pidiendo. — Advirtió seriamente el menor.

—Vamos, solo te estoy pidiendo una única cosa... — Se mordió lentamente los labios en un sutil ronroneo. «Why don't you do right...— Con esa misma sonrisa lobuna canto sobre su cuello aquel corto estribillo de la que fue la más grande fantasía y deseo incorpóreo de aquel pequeño niño. — Cuando veías a Jessica Rabbit te imaginabas mi cuerpo, ¿No es así? Que niño mas travieso resultaste ser.

—Hijo de...

Esa fue la última gota que rebaso el autocontrol de Katakuri. Mando su razón al carajo en ese preciso instante y cuando Ichiji menos se lo espero, el de cabellos borgoña ya lo había estampado contra el ascensor del hotel rumbo a su alcoba.

Cuando sus labios chocaron con los de Katakuri fue en un beso totalmente necesitado e intenso. Al instante pudo sentir su adictiva textura y acelerada respiración chocando contra su lengua. Se estaban devorando el uno al otro en un beso extremadamente desesperado. Como si en los labios del contrario se hallara el oxigeno que tanto necesitaban para finalmente respirar. Casi al instante hizo que sus brazos recorrieran aquel descomunal cuerpo de infarto. Deseando conocer todos los secretos que este guardaba. — ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! — ¡Que era extremadamente duro! ¿Qué tanto ejercicio realizaba ese niño? Soltó un gemido ahogado cuando Katakuri lo levanto para enroscarlo contra sus piernas y así sentir la increíble fricción de sus miembros.

—¡Oh, mierda! — Se tuvo que morder los labios al rozar la textura de algo condenadamente grande que poco a poco empezaba a despertar entre los pantalones de vestir de Katakuri.

—Voy a hacer que te arrepientas de todas y cada una de tus palabras, Ichiji. Esta noche no solo me comeré a la cereza. La acariciare, La probare, y la fornicare hasta quedar totalmente saciado ¿Me oíste bien?

—¡Si! ¡Hazlo, por favor! — ¡Joder! ¡Que ya llegaran a su suite! Se sentía como un maldito adolescente calenturiento.

Volvieron a unir sus labios en un llamado desesperado. Sus lenguas probaban el sabor a Whisky del contrario. Katakuri quedo fascinado por la dulce mezcla de fresas en aquellos labios que siempre deseo probar e Ichiji totalmente perdido entre la esencia a menta fusionada con canela del menor.

Tan pronto como la puerta del ascensor se abrió, a Katakuri poco o nada le importo que otras personas los pudiesen ver y cargo a Ichiji tal y como estaba hasta la habitación que el pelirrojo le señalo.

Ambos odiaron con todas sus fuerzas los tortuosos treinta segundos que Ichiji invirtió en encontrar la condenada tarjeta de ingreso entre sus ropas hasta colocarla sobre el lector, pero una vez que la luz verde de la puerta empezó a brillar, el Charlotte prácticamente tumbo la ostentosa pieza de madera ante sí y lo volvió a tomar entre sus brazos.

Katakuri lo coloco con singular cuidado sobre la enorme y cómoda cama King. Pensó que se lanzaría sobre el en ese preciso momento, pero termino rompiéndose los labios al ver que se alejaba y vio como poco a poco Katakuri desabotonaba su costosa camisa.

—Te recomiendo que te pongas cómodo, y disfrutes de la vista, Ichiji. — Soltó altanero.

¡Estúpido engreído!

El calor en sus mejillas se volvió insoportable cuando Katakuri se quitó la condenada prenda blanca para mostrarle un malditamente ejercitado y perfectamente tonificado tórax. Mierda, sentía que a donde fuera que viese, se encontraría con un musculo divinamente ejercitado y bañado por esa singular piel canela, y no solo eso. Katakuri ahora poseía un tatuaje exageradamente grande en toda la mitad de su cuerpo que le daba una visión aún más irresistible a toda esa piel que resaltaba en un avasallador tono violeta.

Su corazón no hizo más que acelerarse cuando vio como con inusual detenimiento que Katakuri empezaba a desabrocharse la correa mientras tenia los ojos fijos en él. — No quiero que pierdas de vista ni un solo detalle, Ichiji —Exigió con aquella adictiva voz. Pudo ver sus condenadamente sexys boxers blancos de Calvin Klein, pero solo estuvieron allí por unos segundos, ya que fue entonces que Katakuri se deshizo de ellos junto con su Alexander McQueen. Provocando que al instante Ichiji sintiese la garganta totalmente seca.

Y él creía que Lucci estaba bien dotado...

Su V estaba totalmente marcada, al igual que todo su cuerpo, y paso saliva con dificultad al ver la exageradamente grande y palpitante hombría de Katakuri dándole la bienvenida. Era condenadamente gruesa y estaba totalmente erguida. Se relamió los labios gustoso al ver tal mástil ante sí.

—Le dije que iba a crecer, Señor Vinsmoke. — Llamo divertido.

Ichiji de inmediato tiño sus mejillas ante su vulgar declaración. —¡Imbécil! No seas enfermo ¡Yo jamás me imagine eso cuando tú eras apenas un...! — No pudo terminar al perder el equilibrio. Katakuri se había lanzado sobre el para besarlo con contundente necesidad.

Sin esperar una autorización, Katakuri empezó a deshacerse de su traje color Merlot ante el glorioso sonido de sus interminables suspiros. Finalmente vería su más grande fantasía hecha realidad. Había esperado dieciséis años por esto y lo iba a disfrutar como nunca.

Ichiji se encontraba sumido en un bortex de placer absoluto. Katakuri lo besaba con pasión a medida que retiraba su camisa con sumo cuidado. Posando sus labios sobre su un blanco cuello dispuesto a marcarlo como suyo. Lentamente retiro los pantalones y ropa interior de Ichiji ante la cada vez más nerviosa respiración del pelirrojo, y una vez que lo tuvo totalmente desnudo ante sus ojos, Katakuri se tomo unos segundos para observar toda la magnificencia que había debajo de él.

Lo poco que quedaba de racionalidad en Ichiji hizo que desviara la mirada levemente avergonzado. Sabía que su cuerpo ya no era el mismo que el de aquel joven veinteañero del que Katakuri se enamoro cuando era niño. Ahora, era un hombre maduro debajo de la humanidad de un joven que estaba en la cúspide de su virilidad. Quizás Katakuri se llevaría una ligera decepción al...

—Eres más perfecto de lo que mis más oscuras fantasías alguna vez dilucidaron, Ichiji. — Clamo Katakuri, dejando a Ichiji totalmente sin palabras y provocando que las miradas de ambos. Rubíes contra Zafiros, chocaran nuevamente.

Para Katakuri fue una visión totalmente avasallante. La blanca piel de Ichiji se mostraba ante el sin ninguna imperfección. La ya despertada hombría lo veía con suma expectación y su delgado cuerpo y condenadas caderas lo volvían loco. Sus piernas levemente tonificadas lo incitaban a querer tomarlas y marcarlas con su esencia. Su pene se puso aún más duro de lo que ya estaba. Necesitaba perderse entre aquellas exquisitas extremidades ¡Su instinto le pedía a gritos palpitar dentro de Ichiji! Se encontraba jodidamente excitado. 

De inmediato Ichiji leyó la implausible necesidad en la mirada borgoña de Katakuri y sin pensarlo atrajo al Charlotte contra si para degustar del singular sabor de sus labios y sentir así el exquisito rose de sus pieles, ámbar y cuarzo, una contra la otra. — ¡Ahg! — Soltó un gemido ahogado en los labios de su joven amante cuando la hombría de Katakuri, gruesa y palpitante, empezó a chocar contra la suya.

—Ichiji... quiero que olvides todo lo que viviste hasta antes de este día. Solo concéntrate en mí. — Ordeno — Déjame cuidar de ti esta noche y todas las que siguen. A cambio te prometo que te hare llorar de placer en mis brazos las veces que me lo pidas.

Perdió el color por sus palabras y el significado poco ortodoxo detrás de su oscura prosa, pero eso no le evito asentir — Hazlo ¡Enséñame cuanto has madurado Katakuri Charlotte!

—Solo no me valla a mandar a detención después, Señor Vinsmoke. — Señalo burlón dando inicio a un inusual juego de palabras que hicieron a Ichiji sonreír desde el lado mas oscuro de su ser.

Sin perder tiempo, Katakuri lo volteo en el acto. Haciendo que por auto reflejo, Ichiji apoyase sus brazos sobre el mullido colchón mientras que Katakuri levantaba su trasero hasta posicionarlo en una apetitosa posición ante su oscura mirada. Dejando sus blancas posaderas totalmente expuestas ante ese depredador.

Soltó un grito cuando Katakuri empezó a nalguear sin cuidado sus blancos glúteos. Marcando orgulloso con sus enormes manos la perfecta piel del pelirrojo. Los fuertes y constantes ¡Clap! rebotaban con fuerza por toda la habitación.

—Siempre quise hacer esto. — Clamo orgulloso ante un avergonzado Ichiji.

La posición realmente era desfavorecedora para él, pero su pena muto a un grito ahogado cuando inesperadamente sintió un calor avasallante en su parte más privada. Al girar la mirada hacia Katakuri encontró al Charlotte viéndolo directamente a los ojos mientras su lengua se adentraba, traviesa y atrevida, en la raya de su trasero.

—¡E-Espera! ¡No hagas eso...! Es muy anti... ¡Ahg! — Callo cuando Katakuri separo con fuerza sus glúteos para adentrar su traviesa lengua dentro de su ano. Un temblor recorrio toda su columna vertebral. Haciendo que abría exageradamente la boca cuando sintió el caliente miembro de Katakuri probar con total deseo y desinhibición esa parte tan intima de él.

Decidido a dilatar de a pocos aquella entrada tan apetitosa, y probar de la dulce ambrosia con todas sus fuerzas hasta quedar totalmente satisfecho. Profundizo el bombeo de su viscoso y caliente miembro, recorriendo con especial maestría aquellos rincones tan profundos de Ichiji. Buscando sentir de primera mano la condenada estrechez de su jugoso trasero de durazno.

No pudo controlar el deseo de darle otra nalgada provocando que el pelirrojo soltara un gemido ahogado en placer. Masajeaba sus glúteos y exprimía con fuerza sus caderas a medida que las sugerentes lamidas se hacían más persistentes. Sonrió complacido cuando ,inconscientemente, Ichiji empezó a menear su exquisito culo para él, pidiéndole sin necesidad de palabras que profundizara su tacto.

Lucci jamás le había dado esa clase de ósculo, ¡Pero se sentía tan jodidamente bien!

Ichiji se hallaba en la gloria, pero eso no fue nada cuando un travieso dedo se enterró en lo más profundo de él. Siendo recibido cordialmente por el extremo calor de su dulce piel.

—Vamos, Señor Vinsmoke, que esta noche lo hare llegar a las notas mas altas que ningún soprano a llegado antes. — Clamo totalmente excitado Katakuri miembros bombeaba con fuerza el culo de Ichiji.

—R-Realmente... R-Realmente eras un completo pervertido desde niño... ¿Cómo no me pude dar cuenta antes?

—¿Dónde cree que tenia mi vista cuando dictaba sus clases? Le daré una pista, señor Vinsmoke, no era únicamente en sus ojos.

El carmín en las mejillas de Ichiji se volvía tan rojo como su cabello y no hizo mas que aumentar cuando Katakuri introdujo otro dedo mas dentro de él. A pesar de que se moría de ganas de destrozar esa exquisita entrada. Sabia que tenia que ser paciente, tomarse su tiempo y disfrutar de a pocos el febril momento de placer y deleite en la mirada de Ichiji.

—¡Oh por Dios! — Su gritos se descontrolaron cuando Katakuri introdujo un tercer digito en él, provocando que arquera su espalda fuertemente y presionara con fuerza las paredes de su interior, haciendo que Katakuri fuera extasiado por la estrechez de ese pequeño culo contra su piel.

Se moría del deseo de que su pene fuese exprimido de la misma forma por aquellas mismas paredes.

La dilatación que estaba experimentando a manos de Katakuri era monumentalmente exquisita y dulcemente placentera. Sus dedos se curvaban de mil y un maneras dentro suyo, posicionándose de tal forma que volvían loco de pasión. Se encontraba tan excitado que su miembro ya había empezado a soltar un poco de líquido, y cuando Katakuri se percato de esto retiro en un santiamén sus dígitos, dejando a Ichiji con los labios goteando y la mirada desencaja.

—¿Por qué pa—

No pudo terminar su pregunta al sentir el rudo beso de Katakuri sobre sus labios. Era sorprendente como sus lenguas se buscaban solas para iniciar un baile sin tregua, como sus esencias se mezclaban dando lugar un sabor desconocido pero codiciado por ambos, y sus suspiros se acompasaban a la par formando un solo ser.

Poco a poco Ichiji empezó a descender por sus labios hasta llegar a su pronunciada quijada e imponente cuello. Katakuri no perdió tiempo y lo tomo de sus brillantes cabellos escarlata, solo para descubrir que eran aún más sedosos y suaves de lo que había imaginado. Ahora siendo el quien guiaba el cándido recorrido de Ichiji.

—Sabe algo, Señor Vinsmoke — Inicio su llamado haciendo que Ichiji se sonrojara hasta las orejas de la vergüenza. Hasta cierto punto entendía la fantasía de Katakuri, pero no dejaba de ser algo muy bizarro si recordaba que no hace mucho ese hombre era un pequeño niño.

—¿Si, Charlotte? — pero eso no quitaba que lo excitaba en demasía poder complacer a aquel semental de hombre.

—No se valla a ofender, pero con los años he olvidado cuales eran los tipos de manifestaciones que poseía la literatura. — Argumento con una profunda y excitada voz mientras poco a poco hacia que Ichiji descendiera por su duro tórax, provocando que el pelirrojo de a pocos descompensara su respiración. — Una era escrita y la otra... ¿Oral?

Al terminar su pregunta Ichiji choco contra la palpitante erección de Katakuri frente a su rostro. Abrió descomunalmente la mirada al ver ese enorme y caliente trozo de carne frente a él.

¿Realmente esperaba que eso fuera a entrar es su boca?

Dudo por unos momentos, pero solo tuvo ver aquellos rebosante ojos bermellón para humedecerse los labios. 

—Eso es un verdadero problema, Katakuri ¿Cómo es posible que mi mejor alumno haya olvidado algo tan básico? — Sin pedir permiso tomo el duro miembro con una de sus manos — Te ayudare a recordarlo, pero a cambio tendrás que recitarme un cantar de gesta otra vez.

—Solo si esta noche bailas para míSalome.

—Lo hare siempre y cuando me entregues tu corazón en una bandeja de plata.

Se tomo unos cortos segundos para ver su orgullo pene, la visión era imponente, tan grueso y duro que causaba pavor. Jamás podría abarcar todo ese tamaño en su boca, así que opto por otro método. Haciendo uso de su etérea elegancia, la dulce lengua provo de la tierna piel de su glande, provocando que al instante Katakuri soltara un gruñido ahogado. Poco a poco su traviesa lengua degusto el salado sabor de su prominente falo en un vaivén jodidamente lento que volvía loco a Katakuri. Bombeaba con su mano todo el grueso que quedaba desatendido de la exquisita calidez de sus labios. Sintió de primera mano las marcadas venas del glande de Katakuri y exprimió sus testículos con voraz deseo.

Cuando finalmente lo metió en su boca las comisuras de los labios de Ichiji se ensancharon y la respiración de Katakuri se aceleró. El pelirrojo tragaba su pene con singular esmero y exprimía su vitalidad con absoluto deseo.

Sentir la maravillosa textura de sus dientes masajear su miembro, que palpitaba totalmente complacido por las atenciones que estaba recibiendo, sabia a gloria. Había recibido un millar de felaciones a lo largo de su vidapero este en particular era especial, ya que no era de otro que de su eterna fantasía y deseo mas reprimido. Cerro los ojos por unos segundos disfrutando infinitamente del excelente trabajo de Ichiji y perdiéndose entre el cumulo de sensaciones que este le provocaba.

—Quien diría que de esa exquisita boca llena poemas y escritos tambien saldría esto, Señor Vinsmoke. — Susurro sin perderse ningún detalle de la lengua de Ichiji.

—Es algo que jamás encontraras en esas desabridas modelos, e intentos de actrices con las que te encamas, y se llama experiencia, niño. — Desafío.

—Ciertamente, — Su ronca voz era el detónate de toda su psique. —Más sabe el diablo por viejo que por diablo.

¿Lo estaba llamando viejo?

—Veamos quien de los dos termina con mas arrugas.

Succiono con especial maestría la punta de su pene, contorneando sus labios por su suave textura, haciendo círculos atrevidos en la entrada de su uretra, deseando en secreto ser manchado por toda su esencia. Degustando de la singular textura de su grueso pene. 

—Sabia que en un futuro desarrollarías ese «fétiche» por las personas mayores — Entono en un encantador acento francés — ¿Qué niño ve con mirada lujuriosa a su—

Callo de inmediato cuando Katakuri tomo sus cabellos y enterró a la fuerza toda la extensión que podía del grueso miembro en su cavidad bucal hasta rozar su campanilla.

—Mi carencia de padres me hizo buscar calor en brazos de personas mayores, así que estas en lo cierto. — Clamo orgulloso — No te imaginas como me pone ver cómo me la chupas, pero ya basta de juegos. Ahora iremos a mi ritmo ¿Le parece, Señor Vinsmoke?

Casi se ahoga por el brusco movimiento. Su tamaño era irreal que lo hizo lagrimear. La fuerza con la que Katakuri empezó a bombear su pene contra él fue avasalladora. Sus labios se hincharon mientras que ríos de salvia salían a cantaros por estos. —¡Ouc! ¡Ouc! ¡Ouc! — el vulgar sonido que el mismo genera lo hacía morir por dentro de la vergüenza.

—¿Me puede repetir lo que dijo, Señor Vinsmoke? No lo entendí muy bien. — Resalto totalmente complacido por la exquisita visión de un Ichiji atragantándose y sollozando por su falo.

¡Imbécil!

Palmeo con fuerza la dura piel de su pubis por su estúpido comentario, provocando las risas del menor en el proceso. Fue liberado por Katakuri casi al instante, empezando a toser sin control restos de semen y saliva de los labios. De inmediato pudo sentir las manos de Katakuri sobre sus mejillas, viéndolo detenidamente mientras el recuperaba la respiración.

—¿Estas bien? — Pregunto internamente preocupado de haberse sobrepasado con Ichiji.

—S-Si... — Ichiji casi pudo palpar la inquietud en la mirada de Katakuri. Era increíble como alguien con un temple tan avasallador podía controlar a la perfección su bestia interna solo con un par de gestos. —Solo avísame para la próxima.

Katakuri le sonrió por unos cortos segundos, probando al instante el jugoso sabor de aquellos labios la mezcla de su esencia con la saliva de Ichiji. El pelirrojo correspondió al beso con la misma intensidad, mientras aprisionaba sus brazos sobre el cuello de Katakuri para atraerlo aun mas hacia él, y sentir la comisura de los labios de Katakuri lo mas posible.

No menciono palabra alguna cuando poco a poco empezó a descender junto con Katakuri hasta sentir el mullido colchón en su espalda. El Charlotte no perdió tiempo y se posiciono entre sus piernas, abriéndolas exquisitamente para él. Siendo cautivado por la perfección de aquella irreal imagen ante sus ojos. Aun sin creer lo que estaba apunto de pasar. 

—Siempre supe que llegaría el momento en donde nuestros caminos se volvieran a unir, Ichiji. — Recito pausadamente ante un embelesado pelirrojo. — Pero jamás pensé que fuese mi propia hija la que te trajera hacia mi nuevamente — Reconoció — No te imaginas la felicidad que se apodero de mi al verte tan cercano y natural con ella. — Para el no había nada por encima de Anana, ella era su todo y ver a su pequeña niña tan o incluso más cautivada que el ante la presencia de Ichiji, fue indescriptible. — Verte bailar a su lado... es algo que no puedo expresarte con palabras.

Se mordió los labios al ver tal sinceridad plagada en la mirada de Katakuri. Fue incapaz de mantener su mirada firme cuando sus ojos empezaron lagrimear. ¿Tenía permitido sentirse así? ¿Desde hace cuanto no era invadido aquel sentimiento de forma tan destructiva?

Su corazón empezó a latir con especial esmero cuando Katakuri atrapo una de las lagrimas que escaparon de sus mares azules con un beso. — Ya no tienes por qué llorar más, ma cerise. — Declaro con un pausado y etéreo francés — Es hora de que Aquiles tome a Patroclo. Que Heracles se encame con Yolao. Que finalmente Apolo rompa la maldición y Jacinto retorne a su lado...

Katakuri apoyo su rostro tiernamente contra el suyo, tomándose unos instantes para capturar en su memoria todo el encanto de su rostro, y atrapando con la mirada el prolongado gemido ahogado de placer que salió de sus labios cuando poco a poco, toda su hombría ingreso por completo en su dilatada entrada.

Mhg... Kata... Katakuri..— Un calor abrazador empezó a apoderarse de él. Aturdiéndolo y obligándolo a contorsionarse por la infinidad de emociones de las que estaba siendo víctima. Era una sensación que el ya conocía muy bien, pero aun así, era totalmente diferente. Muy distinta a cualquiera que pudo haber experimentado en el pasado, ya que era más fuerte, más poderosa, mas desinhibida...

Katakuri tuvo que detenerse un momento para degustar del exquisito cumulo de sensaciones que le provocaban la desbordante estrechez del culo de Ichiji. Ahora estaba totalmente convencido de que su pelirrojo no había sido tocado en mucho tiempo, y eso no hacia mas que encender aun más su lado depredador.

Se encargaría de atenderlo muy bien.

—Ichiji, quiero que digas mi nombre hasta ser la única palabra que tus labios conozcan. — Y fue con ese decreto que su pausado vaivén dio inicio. Provocando al instante que los labios de Ichiji se desencajaran al sentir la interminable textura del falo de Katakuri hundirse en el de manera tortuosa y necesitada.

Ichiji dio rienda suelta a sus gritos cargados de éxtasis con cada embestida que Katakuri le proporcionaba. Iba a un ritmo orgulloso, pero pausado y profundo. Buscando en su embriagante mirada rojiza la salvación que el tanto necesitaba.

—Era un prodigio desde niño ¿No, señor Vinsmoke? — Susurro en el lóbulo de su oído. Lamiendo tortuosamente la tierna carne. Degustando de aquel laberinto de placer que era su textura.

—Si... Si Katakuri. Si que lo eras. — Siseo el pelirrojo inmerso en aquel mar de sensaciones. Katakuri lo penetraba lenta y tortuosamente. Podía sentir su hinchada hombría alejarse del calor que su cuerpo le proporcionaba solo para después enterrarse en lo más profundo de el hasta que los testículos de Katakuri chocaran insidiosamente contra su trasero de alabastro.

—Y siempre cumplo mis promesas.

—Oh si... Si... Así

—¿Así...? — Susurro Katakuri con un matiz profundo y acompasado — ¡O Así! — Casi al instante la voz de Katakuri se oscureció por completo y lo tomo con fuerza de las caderas para enterrar con fuerza su pene dentro de él. Empezando así un desenfrenado choque de pieles que daba rienda suelta a un desvergonzado chapoteo que acompasaba a los implacables gritos que Ichiji empezó a soltar.

—¡Ahg... Katakuri! ¡Joder! ¡Si! ¡Así! ¡Así! —Suplico embargado de éxtasis. 

—Vamos, Antinoo, quiero escucharte cantar.

—I-Idiota... Es muy presuntuoso de tu parte igualarte con Adriano. — Refuto ahogado en éxtasis cuando Katakuri lo comparo con el famoso amante del Emperador Romano.

—Siendo emperador o esclavo. Te hubiera hecho mío sin importar que. — Gruño con fuerza sobre su cuello mientras aumentaba el vigor de sus embestidas.

El pelirrojo se sintió morir en el más placentero circulo de lujuria cuando cambiaron de posiciones sobre la cama y ahora era el quien se encontraba arriba del infartante cuerpo de Katakuri. Sus tallados músculos estaban totalmente contraídos y mostrándose tan duros e impenetrables como el mismo acero. Era una vista que incitaba al pecado hasta los mismos ángeles.

Ahora entendía porque Lucifer cayo en desgracia.

—Déjame a mi... Quiero que me veas hacerlo — Suplico sin voz mientras trataba de concentrarse en cada embestida. Moviendo su pequeño trasero ante la atenta mirada de Katakuri que veía complacido tan deliciosa escena.

El culo de Ichiji rebotaba sobre su verga en un sinfonía perversa y desenfrenada. Era una vista tan morbosa que le resultada imposible mantener las manos quietas sobre sus caderas. Presionaba con fuerza sus muslos, saboreaba sus finas lagrimas mezcladas con sudor, mordía todos los rincones de su piel, reclamando en el proceso cada parte como suya, a la par que los sonidos que salían de los labios del pelirrojo se volvían cada vez más incomprensibles.

Ichiji era combustión pura en esos momentos, nunca antes se había sentido tan deseado. Katakuri Charlotte era un hombre — Porque si, ya era todo un hombre. — con un apetito voraz y en extremo dominante, dejándolo a él a su más completa merced. Dispuesto a ser la fuente de la que Katakuri siempre estuviera dispuesto a beber. Entraba y salía de él una y otra vez. Sintiéndose tan natural, como si ese siempre hubiese sido su lugar.

Lentamente Katakuri hizo que Ichiji desmontara de él, colocándolo de un lado de la cama para que pudiera embestirlo por detrás mientras tomaba una de las gráciles piernas con sus prominentes manos. Ichiji solo se dejaba hacer, y cuanto sintió el aliento de Katakuri sobre su rostro, busco sus labios desesperado. Jalando de sus cortos cabellos magenta para atraerlo más y más, profundizando su oscuro ósculo. Katakuri no perdió tiempo y mientras degustaba del adictivo sabor de su madura cereza, arrullo su falo dentro de Ichiji.

El gemido ahogado que soltó Ichiji por la repentina intromisión hizo a Katakuri reír sobre sus labios. Ahora viajaban a un ritmo lento, pero tan delicioso que Ichiji podía sentir cada suspiro, cada gemido, cada suplica y cada forcejeo con extrema nitidez.

—Eres exquisito, Ichiji. — Susurro sobre su oído —Ni la más deleitable sinfonía, ni la más prominente de las prosas o la riqueza más grande, se compara con contigo. — Ichiji mordía con fuerza sus labios. Embelesado por las seductoras palabras que salían de la profunda voz de Katakuri mientras este lo veía fijamente. — Tu hermoso rostro fue trazado por el mismo Boticelli . Tu cuerpo, fungió de inspiración para El David de Miguel Angel y esos cabellos rojos que desde niño me cautivaron, ni Leonardo podría haberlos replicado. Eres arte puro Ichiji, la cúspide del renacimiento, y si me dejas, te veneraría por el resto de mis días...

Platón definía el concepto de amor como aquel que residía en el intelecto. Aquel que lograba sobrepasar las leyes del tiempo y espacio. Dando paso a un plano mas astral. Conocer la belleza del alma de ese ser amado, y enlazarte a él por siempre.

Amor seráfico.

—Katakuri... y-yo... yo no te merezco. No merezco lo que me ofreces... — El no era más que una pieza de oro ya rota.

—No me importa. No te vas a deshacer de mi tan fácilmente. — Clamo en un gruñido mientras bombeaba su pene más y más dentro de su cereza. Acompasando sus oscuros gruñidos contra los gemidos del pelirrojo.

Su imponente voz llena de absoluta seguridad e incomparable tacto hacían a Ichiji perder la cabeza. Con cada roce la tensión se hacía más dolorosa en su parte baja.

Una presión tan insoportable que ya no era capaz de mantener por más tiempo.

—Ka-Katakuri ¡Katakuri, voy a...!

—Hazlo, Ichiji...

No fue capaz de contenerse por mas tiempo, estallando en un mar de placer ante la atenta mirada de Katakuri, que vio extasiado como su adorado Jacinto se contorsionaba ante el mientras era bañado por su propia esencia.

Todos sus pesares, todos sus miedos, todas sus inseguridades se desvanecieron en aquel perfecto momento en el que juntos, alcanzaron el orgasmo.

...        

Cuando los ojos de Ichiji recuperaron la luz, fue invadido por una impasible jaqueca y la incómoda contracción de su parte baja. De inmediato soltó un gemido lastimero, masajeándose la sien en un vano intento por apaciguar la avasallante explosión de su cabeza. ¿Hace cuánto que no consumía alcohol? Estaba a punto de levantarse para ir al baño cuando sintió una fuerte presión sobre su cadera que le impidió moverse.

Oh... Diablos, no.

Al girar la mirada, se encontró con nada mas y nada menos que la portentosa figura de Katakuri Charlotte, — Totalmente desnudo sobre su cama — apresándolo entre sus prominentes brazos mientras su acompasada respiración chocaba contra su nuca.

Casi al instante recordó todo lo que había acontecido en esa habitación hace solo una horas, y tuvo que morderse los labios para lograr contener su grito de pánico.

¿¡Pero que carajos había hecho!?

—Ay no, no, ¡No!

Esto no podía ser posible ¡El ya estaba muy viejo para comportarse como un jodido adolescente promiscuo! ¡Estaba recientemente divorciado, por amor a Cristo! Y peor aún ¡Lo hizo con su maldito exalumno!

¡Un mocoso al que le lleva trece años!

Ni siquiera se detuvo a pensar lo que estaba haciendo cuanto se vistió en un santiamén y empaco con el alma en vilo todas sus pertenencias. Ni siquiera tuvo tiempo de dejarle un mensaje a Reiju en recepción cuando salió disparado del para tomar un taxi rumbo al Aeropuerto de LeGuardia.

—¡Vamos, contesta! ¡Maldita sea! ¡Contesta! — Clamo furioso mientras veía la poca batería que quedaba en su teléfono.

—Ehm... ¿Ichi? — La casada voz de su hermano lo atendió del otro lado de la línea — ¿Qué hora es? ¿Qué diablos quieres? ¡Es domingo, imbécil!

—¡Niji, cierra la boca y escúchame! — Rugió aun con una insoportable resaca. ¡Maldita sea! Por eso nunca tomaba Whisky — Necesito que me compres un boleto a Boston ¡Pero, ya!

—¿Y eso por qué? ¿No ibas a regresar con Reiju la próxima semana?

—¡No preguntes y hazlo! —Reiju le dijo que Germa se haría cargo de todos sus gastos durante su estancia en Nueva York, por eso dejo todas sus tarjetas de crédito en Boston, y cuando quiso comprar su boleto de camino a recepción. Se dio con la amarga sorpresa de que su tarjeta de débito estaba totalmente vacía porque había gastado ¡Treinta y tres mil dólares en una maldita botella de Scotch!

El prolongado silencio de Niji empezó a impacientarlo. Estaba a punto de volver a gritarle cuando la afirmación del peliazul lo dejo con la palabra en la boca.

—¿Te cogiste a alguien, no mujerzuela? — ¿Por qué otra razón Ichiji abría de huir con la cola entre las patas luego de una fiesta?

—¡Niji, con un demonio!

—¡Si, lo hiciste! ¡Hahaha! ¡Excelente! Sabía que te haría bien ir a Nueva York, y dime ¿Qué se siente volver a tener sexo luego de casi un año de abstinencia? ¡No! ¡No! Espera, aun no me digas eso, ¿Aplicaste la técnica que te mencione...?

—¿¡Lo vas a hacer o no!?

—¡Ya, tarado! Estoy entrando al App de American Airlines. Espera un segundo.

¡Ahg! Maldita sea, una parte de él se sentía horrible por dejar a Katakuri solo. — Y si hubieran estado en cualquier otro escenario se hubiera quedado protegido entre sus potentes brazos — pero no quería malentendidos. ¡Ambos estaban ebrios! Además, el no deseaba volver a tener otra relación. No estaba en edad para esas cosas; y tampoco debía olvidar que Katakuri era padre ¡Tenia una familia! — Bueno, algo así — pero no solo era eso, él tambien residía en Londres y...

«—Eres exquisito, Ichiji... Ni la más deleitable sinfonía, ni la más prominente de las prosas o la riqueza más grande, se comparan con contigo...y si me dejas, te veneraría por el resto de mis días...

Sus mejillas se tornaron carmín al recordar esas palabras dichas con tanta devoción por Katakuri mientras lo penetraba en la penumbra de la noche mientras eran bañados por las eternas luces de la ciudad de Nueva York.

Soltó un suspiro, destrozado. — No mentía cuando dije que no te merecía... 

El ya no podía volver amar, no quería volver a arriesgarse y entregarse nuevamente por amor. 

La ultima vez que lo hizo, perdió todo.

...        

Apenas regreso, Sora lo recibió con una exquisita merienda en el salón de té de la mansión. El Samovar de plata con incrustaciones de diamantes se veía esplendido en el centro de la mesa y el juego de porcelana Lomonosov resaltaba espléndidamente entre los miles de exquisitos dulces y aperitivos que había sobre la circular mesa de caoba.

—¿Te gusta? — Pregunto risueña — ¡Es precioso! ¿No, Ichiji? No sé si te lo mencione antes, pero la madre de Robin, Olivia, es rusa y me obsequio esto en mi ultimo cumpleaños. Me moría de ganas por estrenarlo ¡Y qué mejor que contigo!

—Que extraño, no recuerdo haberlo visto antes. — Articulo totalmente ido. Era la primera vez que veía un juego de Lomonosov. Solo había escuchado de esos en los libros de Tolstoi.

—Bueno... es porque no pudiste venir. —Comento Sora con una sonrisa triste sobre su rostro — Me dijiste que estabas muy ocupado en el trabajo. 

Ichiji levanto la mirada para ver a su madre detenidamente. Era cierto. No asistió al cumpleaños de su madre porque Lucci tenía su agenda llena y le dijo que sería imposible ir a Boston ese fin de semana.

¿Y porque diablos no fue solo?

—¡Olvida eso, Ichi! Lo importante es que ya estás aquí. — Sora le restó importancia con su eterna sonrisa. — Ahora dime, ¿Qué tal Nueva York? ¿Hubo mucho que hacer con Law y Rei?

—¡No! ¿Qué no te das cuenta de que falte a tu cumpleaños? ¡Ni siquiera te llame! — Exclamo furioso ¿Realmente se había desligado hasta tal punto de su familia?

Sora parpadeo un par de veces al ver la exaltada actitud de su hijo — Ichiji, no tienes porque...

—¡Te abandone! —Exclamo horrorizado. Aborrecía tanto que Lucci lo tratara como si no fuera nada cuando él no era mejor — Te deje plantado en un maldito cuarto de hotel como si fueras un simple juguete sin valor... — Cubrió su rostro avergonzado. — Después de todo lo que pasamos... Doy asco.

No sabía si se estaba lamentado por Katakuri, su madre... o por él. Se sentía tan confundido. ¡Ya ni siquiera sabia que diablos quería hacer con vida! ¡Todo había sido Lucci! ¡Todo en su vida giraba en torno a él! ¡Y todo estaba manchado por ese hombre!

—Ichiji...— Sora de inmediato se levanto de su sitio y tomo a su niño entre sus brazos. — Hijo, escúchame...—

—¿¡C-Cómo puedes seguir amándome!? — Reclamo furioso 

Soy una persona horrible...

Sora tomo con absoluta delicadeza el hermoso rostro del mayor de sus hijos, con sumo cuidado y devoción limpio las amargas lagrimas que brotaban de la rota mirada Ichiji. — Mi pequeño rosal — Lo llamo dulcemente, como solía hacerlo cuando era tan solo un niño — Sin importar lo que hagas, o cuantos errores comentas, yo siempre te voy a amar...

—Pero, y Lucci...—

—¡Eso no era amor, Ichiji! No confundas las cosas. Una persona que te ama jamás te haría lo que ese sujeto te hizo ¿Me escuchaste? — Su mirada se congelo al ver la llorosa expresión de su madre — ¿Realmente creíste que no me iba enterar de la verdadera razón de tu divorcio?

Desde el principio supo que Ichiji le estaba mintiendo cuando le dijo que Lucci y el querían cosas diferentes, y le dolió en el alma cuando Judge le confirmo lo que ella mas temía. A pesar de estar tan lejos, ellos nunca le quitaron un ojo de encima a su hijo.

—Así que deja de torturarte, porque tú no hiciste nada malo.

No mamá... eso no es cierto.

...        

La ultima vez que estuvo en el desván de su casa fue antes de mudarse a Los Ángeles. La antigua estructura de madera aún mantenía ese característico olor a guardado y humedad. Habían infinidad de cajas con los nombres de todos sus hermanos y un par de muebles viejos que su madre se reusaba a botar por más que Judge le dijera que ya no servían, pero únicamente lo hacia porque esas apolilladas piezas de madera estaban llenas de marcas como las estaturas de cada uno de ellos o los garabatos que solían hacer cuando eran niños.

Se coloco una mascarilla sobre el rostro junto con un par de guantes de látex y empezó a rebuscar entre los miles de empaques que decían «Ichiji». Se dio con la sorpresa de que su madre había guardado muchos de sus libros de Harvard. Así como los dibujos que solía hacer cuando era niño. Soltó un bufido molesto al encontrar aquel examen de Narrativa Inglesa Contemporánea en el que el Señor Sengoku le puso un 4, — La única nota reprobatoria que tuvo en toda la facultad — y aun recordaba la razón; por redactar un ensayo que básicamente era una férrea critica al sistema segregacionista de Harvard con los estudiantes afroamericanos en los años sesenta.

—¡Ja! Maldito supremacista blanco. — Bueno, eso no evito que se graduara como Magna Cum Laude.

Tambien se encontró con un par de escritos de lo que en algún momento creyó, seria su primer libro. «Huesos y Cenizas» Una historia basada en la Antigua Roma, en donde el protagonista tendría que adentrarse entre las oscuras y entramadas rencillas políticas que confrontaban al temible Senado romano contra la corrompida mente de un joven e inexperto Emperador en busca de venganza. Finalizando así en un encarnizado encuentro entre ambos que desataría una guerra civil, y todo por recuperar el amor de un simple es...

—¡Hahahah! ¿Realmente yo escribí esta basura? — Bueno, la idea no era tan mala pero necesitaba muchos arreglos. Quizás podría hacerle caso al consejo de Robin.

Luego de rebuscar por mas de treinta minutos, finalmente dio con la caja que estaba buscando. La aun desprolija escritura y las claras faltas ortográficas que habían en muchos de aquellos papeles lo hicieron sonreír profundamente. Se percato que Basil siempre citaba a escritores como Poe, Agatha Christie o Standly GardnerBonney siempre inclinaba sus escritos hacia la comida. Violet usaba expresiones del Siglo de oro para resaltar los inicios y cierres de sus textos. Sabo prácticamente le relataba toda la trama de los libros aunque sin hacer una crítica verdadera de estos — Lo cual era algo muy estúpido porque él se los sabía de memoria, pero al menos le daba el crédito por leerse las obras completas — y empezó a reír sin control cuando hallo el manuscrito completo de Eustass Kidd sobre Jessica Rabbit.

Él tenia razón...

Finalmente sus ojos se encontraron con su verdadero objetivo, una minúscula cajita color escarlata. Tembló por unos segundos al verla enterrada entre todos sus folders y fails. Como una flor que resistió el impasible paso del eterno invierno. Sin perder tiempo la tomo entre sus manos y al abrirla tuvo que morderse fuertemente los labios...

A pesar de los años, aquella hermosa espinela seguía brillando reluciente para cualquiera que la apreciase. 

—Has esperado mucho, ¿No? — Recito visiblemente emocionado. — ...Veamos si tu magia realmente funciona. 

—¡Ichiji, cariño! ¡Ayúdame a llevar unas fuentes a la mesa antes de que lleguen tus hermanos!

El llamado de Sora lo hizo levantarse del cálido piso de madera, pero a diferencia de otras ocasiones.

Esta vez lo hacía con una sonrisa.

..................................

Si había una sola persona en el mundo que cocinaba mejor que Sanji, esa era Sora. Su madre preparaba el mejor Tenderloin Steak de toda Nueva Inglaterra, y a pesar de los años, su habilidad no había disminuido en lo absoluto. La veía picando vegetales magistralmente, sentado desde la barra de la cocina, y el exquisito aroma que desprendía el horno era un inconfundible afrodisiaco para su olfato.

—Ichi. — Lo llamo aun concentrada en su ardua labor. Al ser domingo Cosette y el resto de sus empleados tenían el día libre. Así que ella tenia que hacerse cargo de la cena, pero lo hacía con total devoción. Era algo que realmente disfrutaba.

—¿Hm? Dime madre.

—Al día siguiente de que te fueras a Nueva York fui a recoger a Kaya a Marie Geoise, y justo me encontré con Hannyabal en la puerta.

—¿Hannyabal? ¿El subdirector Hannyabal?

—Ahora es el director — Comento con gracia.

—¿Y Megallan?

—Ichiji, el hombre ya estaba muy viejo. Se retiro hace años.

—Oh... — Eso explicaba porque ahora ese idiota era el director. —¿No había nadie más para el puesto?

—Ichiji... — La reprobatoria voz de Sora le saco una tenue risilla — Bueno, lo que trato de decirte es que le comenté que estabas en la ciudad y quizás, solo si tu deseas, podrías darte una vuelta y...

—¿Le pediste que me diera trabajo?

—¡No! ¡Por supuesto que no! — Arrugo la nariz ante las palabras de su madre — Bueno... Quizás le comente una o dos cosas.

—¡Madre!

—Solo es una recomendación, al final tú decides, pero deberías considerar todas las posibilidades ahora que ya no hay nada que te amarre a California.

—¿Crees que debería regresar a dictar clases en Marie Geoise?

—Hijo, aquí no se trata de lo que yo quiera. Como madre, me haría inmensamente feliz que volvieses a Boston, pero esta es tu vida, y el único que afrontara esa decisión serás tú. — Hablo con una inusual seriedad — Es hora de que pongas en una balanza lo que deseas para tu vida y lo que realmente te hace feliz.

Lo que realmente lo hacia feliz...

No diría que no lo había pensado. Volver a Marie Geoise era una opción que siempre rondo por su cabeza, y no perdía nada yendo a platicar con el insoportable de Hannyabal.

...        

Cuando el resto de sus hermanos llego para la cena, se percato de algo en lo que jamás había recapacitado antes, y era de que su familia podía más escandalosa de lo que el alguna vez imagino, o bueno, quizás ese gran cambio de debía en parte a los condenados vástagos de sus hermanos. 

«Si Dios no te daba hijos, el diablo te daba sobrinos.»

Los hijos de Yonji parecían tener una reserva especial de azúcar dentro de sus cuerpos, ya que los muy condenados no paraban de dar vueltas por toda la mansión. Realmente debía admirar la paciencia de Robin para con esos dos. Algo muy contrario a lo que pasaba con Kaya, su sobrina le recordaba mucho a Niji cuando era joven. Zoro tenía razón, la rubia no se despegaba de su celular a pesar de que el peliverde le repitiera hasta el hartazgo que estaban cenando y tenía que guardar esa basura o lo lanzaría por la ventana. Le causaba mucha gracia ver a Sanji actuando como mediador entre esos dos. Niji se reía escandalosamente de los dramas paternales de sus hermanos, mientras no paraba de darle insidiosas miradas. Pidiéndole que les comenté todos los detalles del evento de Law, algo que claramente no iba hacer.

Tenia que agradecer al cielo de que Reiju y Law se quedarían me Nueva York hasta la próxima semana.

—Tío Ni, ¿Crees que podamos ir a Chicago la próxima semana? — Pregunto Kaya con un ligero aire de diversión en sus palabras — Vi en Redlines que harán una exposición de arte sobre Vito Acconci.

La para nada prudente risa de Niji, hizo a Zoro levantar ligeramente la ceja — ¡Por supuesto, Kaya! Me encanta el arte corporal de ese mafioso.

—¡Oye jovencita! ¿Con el permiso de quien te vas a ir a Chicago? — Reclamo Zoro

—¡Papá, no empieces!

—Zoro, ¡Ya hablamos de esto! Confía para que confíen. — Reclamo el rubio.

¡Sanji, eres un estúpido!; pensó Ichiji y de inmediato vio acusatoriamente a Niji. ¿Qué acaso el rubio no se daba cuenta de lo que esos dos tramaban? — Deja de hacerte el gracioso, y para que lo sepas Vito Acconci no es ningún mafioso, idiota. 

—Ya mujerzuela, cálmate. Estas muy sensible. Recuerda que aun me tienes que contar tu amor de una noche. — Escupió en un susurro mordaz solo para el pelirrojo.

—Eres un...

—¿Quién es el jodido Vito Acconci? — Pregunto un confundido Yonji mientras cortaba la carne de uno de sus hijos. — El único Vito que conozco es Vito Corleone.

—Papá, ¿Y quién es Vito Corleone?

—Un capo de la mafia siciliana, hijo. — Explico como si nada el peliverde. — Veremos El padrino cuando volvamos a casa y sabrás de lo que hablo.

—No, Yonji. No lo harán. — Corrigió tranquilamente Robin mientras tomaba una taza de té.

—Niji, Yonji ¿Pueden dejar de hablar sobre mafiosos en la mesa? — Pidió cortésmente Sora con su cantarina voz mientas pasaba una servilleta por sus labios.

—Ay, madre. Si te hablara sobre los primeros socios de papá cuando inicio Germa... — Soltó el peliazul mientras masticaba el exquisito asado que había hecho su madre.

— ¡Niji! ¡Cierra la boca! — Exclamo furioso Judge.

—Ups... Cierto padre, era un secreto. ¡Lo olvide! — Trabajar como una de las cabezas de Germa tenía sus ventajas. Entre ellas tener acceso a todos los contratos que su padre había realizado desde que empezó su imperio.

—Pasar tanto tiempo con esa reliquia te está pegando sus hábitos. — Menciono por lo bajo Yonji. 

—¿Quién? ¿El ex de Sora? — Exclamo cínico el peliazul — Bueno, si no puedes con la madre siempre estará el hijo.

—Abuela, ¿¡Saliste con Smoker!? — Casi al instante se formó una expresión de asco en el rostro de Kaya. — Eu... 

—Es muy gracioso que precisamente tu estés hablando de gustos, niña. Que ese noviecito tuyo tampoco es Henry Cavill que digamos. — Contrataco Niji, provocando que Zoro riera alto, y ganándose un insulto por parte de Sanji.

—¿Para que necesito a Henry Cavill cuando puedo tener a Michael B. Jordan?

Casi al instante Yonji soltó sus tenedores, de repente se le había ido el apetito. — Kaya, no puede ser que estés comparando al pisapapeles de Ussop con Adonis Creed.

—¿Ahora entienden a lo que yo me enfrento todos los días? —Destaco Zoro.

—¿Por qué todos sienten tanto cariño por tu novio, Kaya? — Desde Lucci no veía un recibimiento tan cálido por parte de su familia.

—Tío Ichiji, no tengo ni idea, pero Ussop es alguien maravilloso. ¡Siempre tiene algo que decir! Deberías conocerlo, ¡Sé que te va a encantar! — Rescato con los ojos totalmente iluminados.

—Si, tío Ichiji, deberías conocerlo. ¡Se que te va a espantar! — Remedo Niji con la misma expresión que Kaya utilizo.

El resto de la cena se desarrolló entre mismo ambiente. Comentario cínicos y alegatos altisonantes difuminados en el típico arte neoclásico que eran los Vinsmoke.  Pero sorprendentemente, ya no se sentía como un desconocido, y esa sensación le gustaba. Sabia que aun tenia que pensar muchas cosas, pero estaba por buen camino. Porque esta vez, el que decidía el siguiente paso, no era nadie mas que él.

...        

A pesar del paso del tiempo, Marie Geoise se mantenía como aquel magnánimo edificio que enamoraba a propios y extraños con la singular belleza de su arquitectura. Los jardines se veían igual de prolijos como la última vez que los había visto, y el inmenso paseo de fuentes que te guiaba hacia el edificio central, generaba a los que cruzaban por estos la misma sensación de caminar entre el océano.

No fue difícil encontrar la oficina de Hannyabal dentro de aquel clásico edificio, y valla que los años habían sido crueles con aquel sujeto. Lo recordaba mucho mas delgado y menos... escandaloso. Durante toda su charla, habría recalcado al menos unas treinta veces que era ahora él era el Director de Marie Geoise. Algo que ya estaba empezando a hartarlo de sobremanera, pero a pesar de lo tedioso que resultaba ser, logro soportarlo.

Luego le comento algo que, francamente, esperaba que hiciera, y era que estaban muy conscientes de todo lo que el se había desarrollado en estos años y en la casi eminencia que se había convertido en el área en cuestión. Que resumiendo, se sintetizaba en el hecho a pesar de ser una institución de elite, no podían igualar el sueldo que el tenía en Standford. Lo cual era totalmente cierto, el ganaba al menos cuatro veces más en Stanford de lo que Marie Geoise estaba acostumbrado a remunerar a su personal. 

Pero él no estaba haciendo esto por dinero.

—Bueno, Hannyabal—

—¡Director Hannyabal! — Estaba seguro de que la mirada que le dio a ese idiota fue lo suficientemente oscura como para que al instante el hombre empezara a reír nerviosamente — B-Bueno... tú puedes llamarme solo Hannyabal, Ichiji. 

Tuvo que suspirar por encima vez en los últimos veinte minutos antes de volver a articular cualquier palabra.

—Mira, normalmente no haría esto, pero ahora que mi tiempo en Stanford ha concluido creo ambos que podríamos llegar a un acuerdo. — Sin pedir su autorización tomo prestado uno de los bolígrafos que descansaban en su escritorio y con una caligrafía prodigiosa escribió una cifra concreta en la pila de papeles que estaban frente al ahora obeso director.

—O-Oye... ¡Espera un segundo! Si te pago esa cantidad aun así serias el docente mejor pagado de toda la escuela. — ¡Incluso más que el!

—Y a diferencia de todos esos inútiles que tengas en tu plana docente, yo si valgo cada centavo Hannyabal. — Recalco — Mira todo lo que hice con la clase de inadaptados sociales en la que estaba Eustass Kidd y el resto de los revoltosos en solo tres años. Imagínate si me das un contrato por tiempo indefinido. Forbes por fin entenderá que la grandeza no vino solo de ellos. Además, yo mismo me eduque en este lugar cuando era niño, y se de primera mano que Marie Geoise es la institución educativa que mas ingresantes tiene por año a Harvard en todo el país. ¿Quieres superar el legado de Megallan? Esta en tus manos.

El temeroso silencio del hombre estaba empezando a impacientarlo. —¿Y qué me asegura de que no renunciaras de la nada como la ultima vez?

No espero esa pregunta.

—Porque esto es lo que quiero hacer. — Exclamo seguro.

Y sino no le daba una respuesta en los siguientes cinco segundos tomaría un taxi directo a Cambridge y el mismo se ofrecería a enseñar gratis en Harvard.

—Bien Ichiji... Tu ganas. — Soltó en un susurro, provocando que en su rostro se formara una media sonrisa — ¡Pero con respeto a tu salario—

—¡No aceptare ni un dólar menos, Hannyabal! Ciento ochenta mil anuales o nada. — Ya mucha caridad le estaba dando a ese payaso con reducirse el sueldo a la mitad.

—¡Agh, maldita sea! ¡De acuerdo! ¡Pero no voy a correr riesgos contigo como lo hizo el viejo! Firmaras un contrato de un año con posibilidad de ampliación si así lo deseas.

—Me parece justo.

....        

Al salir de la oficina de Megallan fue invadido por un sobrecogedor sentimiento de paz.

Ser libre no necesariamente te obligaba a buscar un nuevo camino, sino, quedarte con el que te hacia más feliz.

Coloco sus manos entre los bolsillos de su largo saco borgoña. A pesar de aun estar dentro del edificio, el frio de Boston era implacable, pero por mas extraño que pareciera, le encantaba. Empezaría a dictar clases desde la próxima semana, así que tendría una buena cantidad de días libre para él.

Quizás podría ir al Symphonie Hall, hacia años que no asistía a uno de sus recitales. Ir al Museo de Bellas Artes tampoco era una mala opción, había leído hace unos años en The Boston Globeque habían recibido unas donaciones de bocetos al óleo hechas por el mismo Rembrandt , y por sobre todo, deseaba volver a ver la Biblioteca de Boston, era como La Biblioteca de Alejandría pero del post modernismo, no por nada era la tercera más grande del país.

Tambien estaba el tema de buscar un departamento. No podía quedarse en casa de sus padres para siempre. Quizás uno pequeño cerca a la escuela, nada ostentoso. El que tenia antes le gustaba mucho, pero cuando se mudo a California no tuvo de otra que venderlo, y eso le traía a la mente otro tema en cuestión.

Supongo que ahora tendré que vender la casa de Palo Alto.

Después de todo, fue lo único con lo que se pudo quedar luego del divorcio.

Una corta mofa escapo de sus labios. Tenia mucho por hacer, pero estaba bien.

Estaría bien siempre y cuando—

—¡Mi príncipe, allí estas!

Casi sufre una insuficiencia cardiaca al escuchar esa tierna y melosa voz sobre su espalda. Por un milisegundo creyó que estaba siendo victima de un episodio alucinógeno, pero al sentir el cálido abrazo de Anana sobre sus piernas, estuvo totalmente seguro de que ese no era el caso.

—A-Anana... ¿Qué haces aquí?

—¡Príncipe, por fin de encuentro! — De inmediato la pequeña empezó a saltar de la emoción al encontrarlo. A diferencia de aquella noche, ahora vestía un elegante saco rojo hecho a su singular medida, unas tiernas botas bajas de Gucci, cargaba consigo un pequeño bolso negro de cuero brillante con el monograma de Louis Viutton en el y su hermoso cabello rosa ahora estaba recogido en una media cola alta del que sobresalía una refinada trenza espiga.

—¿Te gusta cómo me veo, príncipe? Mi mami se demoro como tres horas en peinarme y tambien soltó varias malas palabras en el proceso, pero luego de repetir el tutorial de Youtube por más de diez veces finalmente lo consiguió.

—Ah... Creí que siempre vestías de rosa. — Fue lo único que se le ocurrió decir, aun no podía salir de la impresión de encontrar a Anana en ese lugar.

—Uhm... Si, normalmente lo hago, ¡Pero esta vez quise rendirle honor a mi Reino vistiendo los colores de los Recoats! ¡Esos americanos recordaran que nos pertenecen!

—¿Qué?

—Y no lo vas a creer, pero ¡Conocí a un Rey! — Clamo embelesada.

—¿Así?

—¡Si! ¡A George III! Y no te vayas a poner celoso, pero es ¡Muy guapo! — Clamo totalmente embelesada

—Creí que llevaba muerto como doscientos años...

—¡Nana!, ya te dije que Ace, de Rey, no tiene nada. Es solo un actor. —Una entonada y divertida risa hizo a Ichiji levantar la mirada solo para encontrar a una hermosa mujer sentada sobre una de las bancas del infinito pasadizo de la escuela. — Aunque debo admitir que es un gran actor. — y muy guapo.

—...Yamato.

A diferencia de la otra vez, ahora llevaba su eterno cabello durazno totalmente suelto y con una boina francesa negra en el centro de su cabeza. Tambien portaba una chaqueta de cuero beige junto a una típica bufanda Burberry de cuadros enredada a su cuello y unos ajustadísimos jeans negros que destacaban sus contorneadas piernas en toda su gloria.

—¡Hola, Ichiji! ¿Cómo estás? — Lo saludo con su etérea sonrisa. —¿Katakuri te menciono que la razón por la que trajimos a Anana a los Estados Unidos, fue para llevarla a Broadway a ver el bendito musical de Hamilton? — Rescato totalmente divertida por las declaraciones de su hija. — Desde que vio esa condenada obra por DisneyPlus, prácticamente se encadeno a mi pierna suplicándome que la lleváramos a Nueva York, y aprovechando el evento de caridad de Law, su padre y yo decidimos que era un buen momento.

—N-No, no lo hizo.

¿Hamilton? ¡Ay, no puede ser! Se refería a esa pseudo-comedia histórica con estribillo que todo el mundo tildaba como la mejor obra de teatro en la historia cuando apenas y habían visto solo esa obra.

Esa puesta en escena no era otra cosa que el burdo intento de Miranda para vender un patriotismo vacío y al glorificar la imagen de un maldito infiel que si bien colaboro con las bases de la sociedad americana, poco o nada hizo por la esclavitud y cuya engañada esposa, era hija de uno de los mayores propietarios de esclavos en todo el estado de Nueva York.

—¡Príncipe, fue maravilloso! Cuando termino la obra mis papis me llevaron a conocer a George III. Incluso fuimos a comer con él y Lafayette ¡Fue muy divertido!

Yamato rio por lo bajo ante la ilusionadas palabras de su pequeña. Al ser Sabo uno de los viejos amigos de Katakuri, el rubio le concedió a Anana el gusto de conocer a uno de sus mejores amigos y, dicho sea de paso, el actor que encarnaba a George III, Portgas D. Ace.

Su hija casi pierde la cabeza cuando se encontró con un "Un Rey de verdad". Incluso creía que la única razón por la que Nana los hostigo tanto para ver ese musical en vivo, era solo para conocer a George III, ya que cuando Lin-Manuel Miranda fue a estrecharle la mano a Katakuri, Anana prácticamente se paso de largo.

«—¡Mami, ese hombre nos hizo perder las trece colonias! Estuvo bien que Aaron «Burrsir» lo matara.

Tenían planeado ir a Per Se junto con Sabo luego de terminada la obra, y Ace se les termino uniendo solo porque Anana fue incapaz de dejarlo ir. Le agradaron bastante ambos chicos, ya que a pesar haberse convertido en unos de los actores mas reconocidos del medio, eran extremadamente simples y amenos. En especial el pecoso, — Que dicho sea de paso, imitaba de maravilla el acento británico — tenía respuestas muy ocurrentes que hicieron partir de la risa a Katakuri y a ella en más de una ocasión. Sobre todo cuando le pregunto como es que retrataba casi a la perfección la psicótica mente y gestualización de George III.

«—¡Hahaha! ¿Quién sabe? ¡Quizás fui un Emperador loco en mi vida pasada!

Vio entretenida como Anana no paraba de saltar alrededor de Ichiji, abrazándolo totalmente emocionada por volver a verlo. Y así, con esa característica presencia, se levanto del largo banco de madera tallada para dirigirse hacia ese singular pelirrojo.

—Nana, ¿Puedo tener una audiencia con el príncipe?

Al escuchar la voz de Yamato, Ichiji al instante levanto la mirada del destello rosado que era Anana. Yamato lo veía con una juguetona sonrisa cincelada en el rostro.

...        

Tenían la suerte de que en esos momentos fueran horas de clase y los extensos jardines interiores del edificio central del edificio estuvieran totalmente vacíos. La simétrica de sus verdes follajes, típicos de un jardín francés, mostraban un aspecto clásico y elegante. Podía ver a lo lejos a Anana jugando entre las inmensas columnas corintias que rodeaban el lugar, perdiéndose entre las luces y sombras de estas. Mientras que Yamato y él estaban sentados en la misma banca de mármol, con la despreocupada mirada de Yamato contemplando el infinito.

—Yamato— La llamo — ¿De qué querías hablar conmigo? ¿Acaso Katakuri—?

—Se que es difícil, pero olvida a ese idiota por un momento. — Exclamo dejándolo sin palabras al instante.

Y sin perder de vista ningún detalle de aquel lugar, sus ojos grisáceos chocaron contra sus pozos azules. —Hace unos años, Katakuri me relato aquella historia en la que siendo solo un niño le pidió matrimonio a su profesor de literatura, y mi primera reacción cuando termino su relato fue ser víctima de un ataque de risa.  — Comento con una sutil sonrisa y al instante las mejillas de Ichiji hirvieron de la vergüenza.

¡No puede ser! ¿Le dijo eso tambien?

—¿Y sabes porque no lo tome enserio? Porque en todo el tiempo que llevaba de conocerlo, el jamás considero el matrimonio como algo importante para su vida.

Lo que ella comprendía en su totalidad, ya que ello lo via de la misma forma, y es que, ¡Mierda! El amor que había entre ambos era tal, que jamás cometieron la estupidez de enamorarse y arriesgarlo todo una estupidez que desde un principio jamás estuvo destinada a ser.

—Pero callé al instante que vi la forma en la que su mirada cambiaba cuando hablaba de ti, supe de inmediato que no estaba bromeando. Katakuri realmente estaba enamorado de ti. 

Su pulsación de disparo al escuchar la afirmación de Yamato. —¿Y no te molesta? Se que él y tu tienen una relación muy especial. — Pronuncio precavido, aun no entendía del todo la relación entre Katakuri y Yamato, pero algo que si sabía era que Katakuri tenía un lugar muy importante en su vida para ella, — Además han formado una familia juntos, y yo apenas me he— La sonoras risas de Yamato lo hicieron callar.

—¡Dios, no! ¡Ichiji, por favor! Katakuri y yo somos como Freddy Mercury y May Austin, pero con una hija y sin cocaína. — Su sincera risa logro amenizar el ambiente. — No te rompas la cabeza pensando mil estupideces que no van al caso, ya que por mas extraño que parezca, yo podre ser su alma gemela, pero aquella noche en la que sus miradas se rencontraron, entendí que tú eras el amor de su vida. — Susurro en una sonrisa.

Sintió que su alma se separaba de su cuerpo al escuchar la férrea convicción en las palabras de Yamato. No había ni un atisbo de duda en su mirada, y tampoco pudo distinguir si eran por sus nervios o la opresión que sentía en el pecho, pero a pesar de sentirse casi sin oxígeno, estaba feliz.

—Bueno, aprovechare este tiempo para buscar a Anana, creo que subió a la segunda planta. — Y sin pausa, la figura de Yamato se levantó del duro descanso de mármol. — Solo asegúrate de no huir otra vez, Señor Vinsmoke.

Ichiji estaba apunto de replicar, pero al sentir un ligero tacto sobre su hombro y levantar la mirada, se encontró de lleno con unos penetrantes escarlatas detrás de él.

Pero ¿En qué momento fue que...?

—Desde que ella me llamo idiota, Ichiji. — Rescato Katakuri con una media sonrisa.

—¡Porque lo eres! — Exclamo Yamato ya a una distancia prudente de ambos, causando una ligera risa de los labios del Charlotte.

¿¡Entonces estuvo allí desde el principio!? ¿Cómo es que nunca lo noto?

—Katakuri... ¿Qué haces aquí?

—Hablaba muy enserio cuando dije que no te volverías a escapar de mi nuevamente.

Su respiración se descompenso ante las palabras carentes de duda de Katakuri.

—Katakuri, lo que paso en Nueva York. Yo...—

—Desde el momento en el que junté tus labios con los míos, supe que huirías de mi a la mañana siguiente. — No le ofendió en lo absoluto el actuar del pelirrojo. El mismo había actuado igual en mil ocasiones, y sabía que Ichiji sería incapaz de enfrentarlo en esa situación. — Y la única razón por la que no fui detrás de ti en ese preciso momento, fue porque, como sabrás, tenía una cita con algunos de los padres fundadores de América, el comandante en jefe del ejército continental, y uno de los peores monarcas en la historia de mi país.

El pelirrojo soltó una risa por la particular forma en la que Katakuri condensaba la trama de aquella obra de teatro. A pesar de cualquier cosa, el hombre siempre anteponía sus deberes como padre ante cualquier cosa, y eso era realmente admirable.

—Creí que Henry VIII era el peor gobernante que había tenido Inglaterra en toda su historia.

—Quizás, pero nos salvó del Papa y normalizo el divorcio. Solo por eso ultimo le estaré eternamente agradecido.

Su conclusión, como siempre, era muy poco ortodoxa, pero aun así, no dejaba de ser cierta.

Y debia de ser honesto con él y consigo mismo.

—Katakuri, yo aun no estoy listo para tener... lo que sea que quieras tener conmigo. — Y era verdad. Deseaba tanto volver a la línea de salida, a lo que le hacía feliz. Quería probar esa libertad de sentirse él nuevamente, y no como una herramienta o pieza en el juego de alguien más. — Volveré a enseñar Marie Geoise. Necesito volver a sentirme yo otra vez.

La tenue sonrisa que esbozo al escucharlo se grabó instantáneamente en su cabeza. — Y nada me haría más feliz que eso, Ichiji. — Sin darse cuenta, Katakuri levanto su barbilla para plasmar un duradero beso sobre sus labios que el en un principio le tomo con sorpresa, pero que finalmente termino por degustar lenta y gustosamente.

— Te he esperado por dieciséis años, un poco mas no me matara, Ichiji.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Aclaraciones del Capitulo:

Lirios en el Jardín: Pintura al oleo realizada en el año 1900 por Claude Monet uno de los promotores y creadores del movimiento impresionista.

Sarte: Filisofo y novelista, de los mayores exponentes del existencialismo y autor de la obra "El ser y la nada" 

Mystic Lakes: Conjunto de afluentes estrechamente vinculados entre si y que sirven como atracción al noreste de Boston.

DEA: Administración de Control de Drogas, ¿Quién no ha escuchado de la DEA? Sobre todo aquí en Sudamérica que es bien famosa JAJAJAJA.

New York Palace: Las que ven Gossip Girls sabrán de que hablo. Famoso hotel del corazón de Manhattan que combina la bella arquitectura de la antigua mansión Villard con un moderno rascacielos. Es uno de los hoteles mas nice de NYC.

MIT: Massachussets Institute of Techncology, considerada de las mejores universidades del mundo.

Metálica: Banda de Heavy Metal originaria de Los Angeles, fundada por Lars Ulrich y James Hetfield en 1981.

Celtics: Boston Celtics, equipo de baloncesto de NBA

Jessica Rabbit: Ufff... Aquí nos tenemos que dar un tiempo. JR es quizas el mayor icono sexual de la animación. Uno de los personajes principales de "Quien engaño a Roger Rabbit? Y la esposa del protagonista. Ahora, quien nunca ha oído de Jessica Rabbit, les recomiendo cerrar la app, teclear su nombre en el safari y luego regresar. Cuando la vean entenderán porque Katakuri fantaseaba de niño con esta mujer.

Gordon & MacPhail: Una de las destilerías mas respetadas de UK. Fundada en 1895 y tiene el record de producir el Scotch mas añejo del mundo, el G&M Generations Mortlach 70, valorizado en treinta y tres mil dólares.

Mick Jagger: I gotta move like Jagger... ¿Who does not know about Mick Jagger? Uno de los líderes y fundadores de la banda insignia del Rock ingles, The Rolling Stones. Originaria de Londres y fundada en 1962 por Brian Jones, Mick Jagger y Keith Richards. 

Orden del Imperio Británico: De esta cosa voy a hablar rápido xq tambien la voy a mencionar el BL. Es una orden y título nobiliario a la vez. Se le es entregado a los Britanicos mas influyentes o que mas aportaciones han conseguido en el mundo. Entre sus miembros destacan futbolistas, políticos, pintores, cantantes, actores, físicos, químicos.... En fin, cualquier británico que hago algo apoteósico, recibirá una de estas.

Siddhartha: ¡Lean Siddhartha! Fue uno de los libros que mas cambio mi pensamiento cuando lo lei. Escrito por Hermann Hesse en 1922. Ni siquiera les voy a decir de que se trata xq es un libro que fácilmente te acabas en una tarde. Solo dire un cosa, esta muy relacionado al nacimiento de Buda y la iluminación. 

Fausto: Este Drama es todo lo que esta bien en el mundo de la literatura, y no pudo ser escrito por otro que Goethe. Como buena amante de Hamilton que soy, tengo que decir que Fausto le da mil vueltas a Alexander y Burr juntos. La historia es algo compleja, pero en resumen representa la batalla de voluntades entre el hombre, Dios y el Diablo. 1000% recomendada. Es algo jodida, pero vale la pena.

Cuatro virtudes: Son las actitudes promulgadas por el mismo platón al que todos los humanos deberían aplicar. Estas son; Templanza, prudencia, fortaleza y Justicia. Nuestro Kata es un poeta ¡Un poeta! ¡Me dicen eso a mi y me embarazan!

Why dont you do right: Les voy a dar una recomendación, vuelvan a leerse el intenso entre Kata e Ichiji con esta música de fondo, y me avisan que tal ¿Si?

Literatura escrita y oral: JAJAJAJA fue muy gracioso escribir el dialogo en el que estaban metidas estas palabras. Ambas son las dos manifestaciones de Literatura que se conocen. La escrita es todo lo que nosotros hacemos en WP, y la oral, que lamentablemente no es a lo que se refería Katakuri, son las Epopeyas griegas como la Odisea y la Ilíada de Homero, en esa época no había papel así que solo quedaba la memoria.

Cantar de Gesta: Epopeya escrita del medievo.

Salome: Con esta Salome, ¡Me estoy refiriendo al libro de Oscar Wilde!, No a la de la biblia, que esa historia es muy boluda. Veran, en esta tragedia, Salome esta profundamente enamorada de Jokannan (Que vendría a ser Juan el Bautista), pero el la rechaza. Esto provoca que Salome tenga deseos de matarlo y "baila" para Herodes a cambio de que este le de como recompensa la cabeza del Jokannan en una bandeja de plata. Sin embargo, y aquí viene lo sabroso, cuando Salome finalmente obtiene la cabeza de Jokannan, esta lo besa y al Herodes al ver esa escena, manda a matar a Salome. ¡Es perfecta! La representación absoluta de la tragedia y el amor que raya la obsesión.

Antínoo: El febo y joven amante del Emperador Adriano. Ampliamente conocido en el arte por la infinidad de esculturas que se le dedicaron.

Adriano: Creo que ya hable de Adriano en otra obra, y si aun no lo he hecho, pronto hablare de él. Asi que esto me lo guardo para la otra historia.

Boticelli: Esto si es tema serio, Sandro es mi PINTOR favorito del Renacimiento. Todo lo que hacia este hombre era magia pura, MAGIA. Sus obras representan una dualidad de pensamientos platicos, al amor, a la razon, al la lujuria, a los mitos, ¡A Todo! Es un Dios. Tuve la oportunidad de ir a la Galeria del Uffici cuando a finales de año pasado y quede totalmente embelesada con "La Primavera" Me quede como boluda por cuarenta minutos viendo esta obra de arte y todo lo que encerraba dentro de su lienzo. Sus obras van mas alla que una bonita representación, ocultan mil cosas dentro de estas. Un Dios ¡Un maldito Dios!

Miguel Ángel: Bien, si Sandro es mi pintor favorito, Miguel Ángel es MI ARTISTA favorito. Creo que no hubo nadie (Ni habrá nadie) más grande que él, y en lo personal me gusta más que Leonardo EN CUANTO A SU FACETA ARTISTICA, por solo una cosa. Al igual que Hamilton (Que pésima comparación, pero es necesaria) He will never be satisfied. Miguel Ángel es la clara representación de un esfuerzo desenfrenado y el talento natural juntos. Como estudiante de Arquitectura puedo decir que muchas veces he sentido esa impotencia de sentir que mis proyectos no han sido "lo suficientemente" buenos y es una sensación horripilante. Bien, este hombre JAMAS estuvo satisfecho con todo lo que hizo ¿Pueden creer eso? ¡Él! ¡Que esculpió la Piedad!  ¡Que esculpió el El David! ¡Que dibujo el techo de la Capilla Sixtina! ¡Que pinto el Juicio Final! ¡Que diseño la Cúpula de la Basílica de San Pedro! Para mi fue muy emocionante ver en vivo todas y cada una de sus obras, ya que me hacía imaginarme ¿Qué tan rota era la mente de este hombre que nunca estaba satisfecho? ¡Era un Dios! Lloré cuando vi cada una de sus obras, porque son la cima de la representación artística. Algo que cualquier arquitecto, pintor y escultor sueña con si quiera rozar, y se supone que tendría que hablar del David, pero creo que solo con saber un poco de lo que era Miguel Ángel es suficiente para entender el valor de sus obras. Y por si se lo preguntan, ¡Si! Yo soy de las personas que consideran que el artista y su obra van de la mano. Porque solo entendiendo la mente de aquellos genios es que realmente podemos ver el alma de sus obras.

Leonardo: ¡Otro Dios! Quizás no mi favorito, pero eso no le quita el peso que tiene. De los mayores representantes del renacimiento, y no hablare mucho de él ya que considero que tendré tiempo de sobra para menciónalo a lo largo de BL. En lo que quiero centrarme es el comentario de Katakuri, cuando el menciona que los cabellos de Ichiji, ni Leonardo Da Vinci pudo haberlos dibujado, se refiera a que la primera obra en la que Leonardo mostro su habilidad pictórica fue en "El Bautismo" de Verrochio, el maestro de Leonardo. Explico, Leonardo pinto uno de los ángeles que aparecen en la obra y se puede ver el claro contraste entre la obra de Verrochio y la de Da Vinci, el alumno supera totalmente al maestro con su ángel en perspectiva, la paleta de colores llena de vida, y las etéreas facciones. BUT una de las cosa que mas destacan es la técnica que Leonardo utilizo para ensalzar el hermoso cabello del Angel. Su técnica de difuminado al oleo es sin duda envidiable. Búsquenla y entenderán a lo q me refiero.

Amor Platónico: Bien, esto lo explica mejor Ichiji cuando esta en pleno garche, pero no se cunfundan con la burda idea de amor platónico que se maneja hoy en día. El verdadero amor platónico es aquel planteado por el filosofo Platón, en donde nos habla de un amor intelectual y espiritual, que supera al carnal. 

Aeropuerto LaGuardia: El mas pequeño de los tres aeropuertos que hay en NYC. Sus vuelos son únicamente locales, mas no internacionales. Para eso esta Newark y el JFK.

Samovar: Es un recipiente metálico alto que se usa en rusia para hacer te.

Lomonosov: Tambien conocida como "La fábrica imperial de porcelana de San Petesburgo" Es uno de los talleres de porcelana con mayor historia y prestigio del mundo.

Magna Cum Laude: Es uno de los honores universitarios más altos a los que puede aspirar un estudiante. Son aquellos alumnos que se gradúan con excelencia académica. (Nuestro Ichi es todo un capo)

PoeAgatha Christie o Standly Gardne: Escritores del genero del genero policial.

Siglo de Oro: Periodo histórico en el que florecieron las artes y letras castellanas.

Vito Acconci. ¿Quién diablos es Vito Acconci? JAJAAJ Es un arquitecto y artista plástico. Sus obras se basaron en gran medida en el arte corporal. Es... especial. Su arte no es algo que todos puedan apreciar, en lo personal prefiero su labor arquitectónica, pero si, tiene muchas representaciones que merecen la pena ver.

Vito Corleone: Protagonista (Junto con su hijo) de LA MEJOR trilogía en la historia del cine que es "El Padrino"

The Boston Globe: Periódico de Boston.

Rembrandt: Famoso artista neerlandés.

Biblioteca de Boston: La biblioteca publica mas grande de los Estados Unidos.

Biblioteca de Alejandría: Considerada la Biblioteca mas grande de la historia.

George III: ¡Vamos! Todos aquí sabemos quien es George III (Gracias Hamilton)

Per Se: Uno de los restaurantes mas lujosos de NYC, el plato ronda los trescientos dólares por comensal.

Henry VIII: Segundo rey de la casa Tudor. Fue el gobernante que más poder ejerció sobre Inglaterra. Famoso por separar a la iglesia católica de su país y sustituirla por el anglicanismo, por tener mil esposas (y luego degollarlas) y por ser el padre de una de las mujeres mas admirables de la historia, Elizabeth I, Gloriana.

Freddy Mercury y Mary Austin: Se que much@s aquí habrán visto Bohemian Rhapsody, y si bien la película plasta de manera acertada la relación que tuvieron estos dos, aun así se queda muy corta. Freddy y Mary eran almas gemelas. No hay otra forma de describirlos.

N/A:

¡Hola bellezas (y bellezos «?»)!

Bien, este capitulo si que fue largo y pasaron MUUUCHAS cosas.

Para empezar, la evolución de Ichiji a lo largo de todo el capítulo. Se que muchas pensaban que tocaríamos la vida de Ichiji y Lucci estando ya en L.A, pero no, no deseaba centrarme en ello. Sino en algo mucho mas importante, y era en lo destrozado que quedo Ichiji luego de su matrimonio, y es algo que ocurre muy seguido. Muchas veces renunciamos a nuestros sueños por los de otra persona, y ¡No! No debemos hacer eso. Lucci era un maldito egoísta e Ichiji tampoco se salva xq fue un idiota por hacerle caso. El hombre prácticamente se olvido de quien era él y de su familia. Lo mas duro de escribir para mí fue que Ichiji se sentía como ¡Un extraño! Con su propia familia luego de que el volviera a casa. ¿Se imaginan lo horrible que es eso?

Y el mismo siente esa ausencia, ese dolor de haber vivido para los sueños de alguien más, y eso es algo que jamás debemos permitir. ¡Luchen por sus sueños! Y si están con alguien que no las incite a crecer como personas y solo las hace retroceder, ¡Amiga, date cuenta! ¡Él no te quiere! ¡Una pareja, TE APOYA! No te limita, no te utiliza, no te manipula.

Por eso parmi fue hermoso como a lo largo de este capitulo Ichiji se va encontrando, recuerda cosas que el amaba, y al final llega a la conclusión, de «¡No! Yo aun no te puedo amar porque primero me tengo que amar a mí.» ¿Y saben que es lo mas hermoso? ¡Que Katakuri si lo entiende!

¡Y ya a la mrd, hablemos de Katakuri!

¡Por Dios! Se que mucha pensaban que Kaido lo haría mierda, (incluso la propia familia de Katakuri) pero no, de hecho a Kata le fue mucho mejor estando en Inglaterra, ¿Y por qué? La respuesta esta en la misma escena en la que Katakuri despierta de niño en el hospital y ve a su padre todo inconsciente, con la camisa maltrecha y la barba de tres días a su lado. Porque a pesar de que «él borracho» sea un imbécil en muchos sentidos, él si se preocupa por su hijo. ¡Si, es un neandertal! ¡Si, es extremadamente estricto! Pero, él está allí, a diferencia de su madre que ni siquiera fue a verlo al hospital y eso es algo que Katakuri sabe. Si bien en el anterior cap. estaba molesto x irse con Kaido, entiendan, era una actitud totalmente normal. ¡Tenia 10 años y lo estaban separando de todo lo que el quería! Ni modo que haga fiesta. Obviamente le duele. Igual, en esto ondearemos mas en el siguiente y ultimo cap. cuando el borracho vuelva a salir. 

PD: Que no va al caso, pero igual lo diré, a mi me encanta el personaje de Kaido, me parece simplemente fascinante.

Continuemos, Kata finalmente se hizo adulto ¡Y valla adulto que se hizo! (Adelanto que el 50% del hombre que es ahora, fue trabajo de King y Queen) Katakuri tiene una visión de vida totalmente diferente a la de sus dos padres, y aquí es donde entra otro de los factores más determinantes de la obra (Que son dos, pero hablare de uno primero): Anana. ¿Esperaban esa? JAJAJ. Que Katakuri sea padre cambia totalmente el juego, ya que el desde un principio a tenido una meta, y es darle a su hija todo el amor y estabilidad de una familia con la que el jamás pudo contar. Anana es su todo, es su princesa y el la ama mas que a nada en el mundo.

Es cierto que a él nunca le falto nada material, pero lo que mas desea darle a su hija eso que él no tuvo; y es un padre y una madre que siempre estén allí para ella.

Y eso me lleva al MVP de este cap. (Porque Ichiji y Kata no cuentan, ya que ellos son los protagonistas); Yamato.

Yamato fue la que termino de alejar todas las inseguridades y miedos de Katakuri. Yamato es esa mujer que puede ser su amiga, su hermana, su novia, su cache y todo a la vez. Ella es su alma gemela, y no se si esto ha causado confusión, pero ellos ¡No se aman de manera romántica! Lo que ellos tiene es un aprecio y devoción hacia el otro que es infinito. Yamato es esa voz de la razón en Katakuri, al igual que él lo es de ella. Ambos sienten esa necesidad de protegerse el uno al otro, mas no están enamorados. Si, tienen una hija juntos, y ambos la aman, pero entre ellos existe un amor de otro tipo.

Y hablando de amor... 7u7.

Hablemos del «amor» que a tod@s nos gusta. Solo diré esto, ¡Katakuri es un puto poeta! JAJAJAJAJ, ¿Fui la única que tuvo que ir al hospital para que le hagan diez tranfuciones de sangre luego de leer a este hombre? El Charlotte jugo, mezclo, satirizo, parafraseo y "mojo" muchos de los argumentos, obras, citas filosóficas y todo lo que tenia a la mano para reavivar el roto corazón de nuestro Ichiji. Katakuri le hizo ver que el era mucho mas de lo que el pelirrojo creía, ya que en ese momento, Ichiji estaba TOTALMENTE destrozado, y esa «lamida de chupetín», ¡Brother! ¡Así cualquiera es Ichiji ps!

Katakuri esta dispuesto a esperar, Katakuri es paciente, el entiende el dolor de Ichiji y quiere ayudarlo, y esa escena final abre perfectamente el camino a lo que será el ultimo capitulo de este corto fic que realmente me ha parecido totalmente hermoso.

Ahora, algo que quiero mencionar rápidamente, los niños problema de Marie Geoise. Como podrán ver, todos esos niños, a pesar de ser verdaderos dolores de trasero, se volvieron hombres y mujeres muy exitosos, y allí viene la cuestión ¿Les interesa verlos en el último cap.? y tomemos un segundo para hablar de Kidd en específico. Toda esta idea de «Redlines», que es algo asi como un Facebook, mezclado con Insta, Whatsapp y Tinder, salió de la mente de Kidd por algo tan simple como querer volver a ver a su mejor amigo. Él y Katakuri cumplieron su promesa y hablaron todos los días que pudieron porque ambos tenían una amistad pura. Realmente me dolió mucho que el rojito no saliera en este cap. pero descuiden, que saldrá en el siguiente.

Ya tocando los últimos puntos, y uno de los que mas quería mencionar. «How does a bastard, orphan, son of a...» Hhhahaha. Bien, yo tengo que decir que realmente Hamilton me cautivo, y la descripción que dio Ichiji sobre la obraes Ichiji en su máxima expresión. Me reí a horrores al rescribirla, y disfrute de la visión de Anana, Yamato y Katakuri sobre la obra al estar ellos en el "otro bando"... y con respecto a Sabo como Lafayette, me compro totalmente, ¿Y Ace? Para mi el papel de George III le queda como anillo al dedo...

Puedo imaginármelo cantando "You'll be Back" todo el dia.

No sé si me estoy olvidando algo pero ahora, me interesa Leerl@s a ustedes bellezas.

¿Qué les pareció? ¿Les gusto la evolución de Ichiji? ¿Les sorprendió que Kata sea papi (Digo, de verdad papi)? ¿Los Vinsmoke :D? ¿Esperaban eso? (Creo que me se me fue mencionar a nuestros dulces hermanitos, pero me interesa saber mas lo que piensen ustedes) ¡Yama! Me muero por saber lo que piensan de Yama (No la odien, que ella es amor!!) De Lucci ni siquiera voy a preguntar xq se que todas lo quieren matar. ¡Sora! ¡Cierto, Sora! ¡Dios, como me gustaría que Sora tuviera mas protagonismo! Ella es simplemente la luz de esa familia.

Bueno, con esto voy despidiendo. ¡Muchas Gracias a todos lo que apoyan esta pequeña mini historia con sus leídas y comentarios! Yo no haría lo que hago sin ustedes.

Love you All♥?

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).