Ahí estaban ambos, iluminados por los tenues rayos de sol que a esas horas de la tarde solo luchaban por ocultarse y dar paso al astro lunar. No había palabras en aquel momento, ninguno sabía que decir en una situación así, ya que las peleas surgidas entre ellos siempre eran incómodas.
¿Y quién no estaría deprimido en ese momento?..
Habían discutido, como tantas veces antes. Y era aun más difícil enfrentarse después. Las peleas con palabras eran mucho más fáciles de sobrellevar que las que existían por medio de silencios crueles y prolongados.
Y es que ellos más que nadie sabían que se necesitaban, que no encontrarían a otra persona que les conociera tan profundamente como ellos lo hacían. Estaban unidos..
Sincronizados…
Ellos estaban sincronizados. La Golden Pair tenía dos corazones latientes al unísono. Eran el acompañamiento perfecto para cada uno.
Coordinación impecable, total conocimiento del otro, simple y sencillamente: Los dobles perfectos.
Pero tal perfección no podía existir plenamente sin entrelazar otro tipo de sentimientos.
Cuantas veces había querido ser el de antes, aquel amable sub-capitán al que tanto respeto le debían. ¿Qué ocurría entonces? La falta de concentración hacía acto de presencia con más frecuencia cada vez. Ganaban partidos, pero por la fantásticas acrobacias de Eiji…
Mientras él... Le observaba detenidamente... Observaba su fina silueta bailando al ritmo del viento. Y sus ligeros movimientos. Su cabello rojo, y sus infantiles ojos azules.
Y entonces regresaba a la realidad...
¿Por qué lo miraba con tanta devoción?.. No lo sabía, pero cada vez que se descubría haciéndolo se reprendía mentalmente.
Y esa mañana no supo que hacer…
*~Flash Back~*
-¿Are?.. ¿Oishi?..-.
-…-
-¡¿Oishi?!...-.
-…-.
-¡¡Oishiiiiiiii!! ...-.
-Ehh-h… Yo, lo siento.. Me distraje por un momento, Eiji...-.
-¡¡Esta bien!!... ahora saca... -. Habló con entusiasmo y una sonrisa el pelirrojo.
-De acuerdo...-.
Clavó sus ojos en la pelota que segundos antes había lanzado al aire, y enseguida la impactó contra su raqueta. La bola alcanzó velocidad, justo antes de... Chocar contra la red. ((-__________-Uu))
-Nyah... Oishi, ¿Seguro que estás bien?..-. El de ojos azules se le acercó un poco, mirándolo con preocupación.
-Si Eiji, siento haberla fallado...-.
-¡¡¡No hay problema!!! Vamos!! Una vez más!! ...-. Gritó con ánimo, y volvió a su lugar correspondiente, cerca de la red.
Enfrente estaban Ryoma y Momo, siempre aguardando al brillante saque de Oishi. Pero éste nunca llegó. El ojiverde no podía seguir jugando con esa falta de concentración.
-Oishi, si no deseas entrenar hoy basta con que lo digas y te retires, no es necesario que hagas que los demás se desanimen-. La voz de su entrenadora lo trajo de nuevo a la realidad.
Estaba ausente.
-Lo siento, Ryuzaki-sensei, no fue mi intención desanimar a nadie, perdone...-.
-¿Entonces cuál es el problema? Esto no es común en ti, Oishi-.
-Lo sé, es que yo... Eiji...-.
-¿Eiji?.. ¿Él es el problema?.. Pensándolo bien, podríamos tratar con nuevas parejas de dobles, ¿no crees?..-. La mujer se colocó un dedo en la barbilla y antes de que Oishi pudiera hacer algo, todos los miembros del equipo estaban reunidos, oyendo atentos a su entrenadora.
-Escuchen todos, habrá un cambio de planes en cuanto a las formaciones de dobles..-. Todos se miraron sorprendidos ante la imprevista idea. - Las nuevas parejas serán las siguientes: Fuji con Eiji, Oishi y Kawamura...-.
-Pero... Oishiiii!!...-. Eiji miró algo dolido al sub-capitán. -¿Ya no quieres jugar conmigo?..-.
-No Eiji, no es eso...-.
-Basta de quejas chicos, esto les servirá como entrenamiento y para salir de la rutina por un rato...-.
-Hubiera sido mejor que dijeses que no deseabas jugar conmigo más, se habría ahorrado todo este problema...-. El tono del pelirrojo era serio, como casi nunca.
-Eiji...-.
-¿Listo para jugar, Eiji?..-. Fuji le llamaba desde el otro extremo de la cancha.
Lo último que recibió del pelirrojo durante ese entrenamiento fue la mirada dura que le ofreció antes de ir a con Syusuke, dispuesto a jugar un buen partido de dobles.
Mientras tanto, su emparejamiento con Kawamura iba de mal en peor. El chico ‘burning’ estaba mas que acostumbrado a jugar individuales, y él mismo estaba acostumbrado a jugar con... Eiji.
Y pensar que todo eso había surgido por un malentendido con su entrenadora, pero a ella le debía respeto, y no podía
cuestionar ninguna de sus decisiones. No le restaba más que resignarse y esperar a que terminara el partido para aclarar las cosas con el neko.
El partido terminó como era de esperarse, con una ventaja bastante grande por parte de la pareja del ‘Prodigio’. Y es que era más que obvio que esos dos tenían magia cuando jugaban juntos. Lástima que esas oportunidades no se presentaran seguido.
El entrenamiento de esa tarde había terminado. Todos hablaban sobre lo que harían, tal vez comer hamburguesas, o visitar las canchas públicas. Cada quien partía con alguien más en busca de algo entretenido en que pasar la tarde. Todos menos un pelirrojo que parecía querer hacer tiempo guardando sus cosas para irse cuando nadie más lo viera.
Pero lo conocía demasiado bien como para saber lo que haría. Tenía claro que Eiji estaba enfadado, y mucho. Y que huiría de él cuanto más le fuera posible.
Entendía que no le hablaría en unas cuantas semanas. Hasta que aquel pelirrojo infantil comprendiera cuanto le extrañaba, y regresara a su lado otra vez. Formarían la Golden Pair de nuevo.
No era vanidad el pensar que Eiji regresaría a su lado nada más porque sí. Era el simple hecho de que lo conocía incluso más que a sí mismo. Y eso era lo que él sentía también.
Se recargó en el marco de la puerta, con el estuche de su raqueta al hombro y la vista baja.
Esperaba al menos un ‘Hasta mañana, Oishi’ cuando el de orbes azules pasó a su lado.
Pero sólo hubo silencio...
Lo tomó de la muñeca, impidiendo que el pelirrojo saliera por completo. Pero Eiji no lo miró, no habló. Ni siquiera opuso resistencia al agarre.
Terminó entre los brazos de su sub-capitán, ronroneando levemente, extasiado por el aroma que despedía, por la calidez que irradiaban sus brazos, por el leve latir del corazón del ojiverde. Extasiado porque se trataba de Oishi, y sólo eso...
-Suéltame, por favor...-. Susurró al fin el pelirrojo.
-Eiji... ¿Podemos hablar?, necesito explicarte lo que ocurrió hoy... -.
-No hace falta Oishi, de verdad, ambos sabíamos que pasaría alguna vez, ¿No?.. No es malo que busques un cambio...-. Le regaló una sonrisa, que se desmoronó al instante.
Su fachada de felicidad flaqueaba...
-Eiji, sólo por unos minutos, por favor...-.
No sabía como es que había aceptado. Pero ahora iban en camino a aquel lugar que coronaron especial. A aquel rincón de mundo que les pertenecía. A ellos y a cada una de sus victorias.
*~Fin Flash Back~*
-Oishi, mi hermana me espera para cenar, si deseas decir algo, adelante...-.
-Quiero disculparme por lo de hoy, la entrenadora creyó que yo ya no te quería de pareja de dobles en los partidos y...-.
-¿Y eso no es cierto?..-.
-Por supuesto que no Eiji... -.
-…-.
-Jugaste bien con Fuji hoy... Su combinación es excelente..-.
-Gracias...-.
-No me perdonarás, ¿Cierto?..-.
-¿Desde cuando te molesta jugar conmigo? Has estado muy raro estas últimas semanas... No quiero ser la causa de que tu nivel de juego decaiga. Eres nuestro sub-capitán...-.
-Por eso mismo... Necesito estar en paz con cada uno de los del equipo...-.
-Así que después de todo... Soy sólo uno más de equipo...-.
-¿Qué quieres decir?..-.
El pelirrojo agachaba la cabeza desde hacía un rato. Se negaba a darle la cara. A mirarlo directamente. Y es que desde minutos atrás, la lucha contra las lágrimas había empezado para el pelirrojo.
-Oishi... ¿Me convertí en una molestia para ti?.. Sé que debería ser más maduro, y no dejarme llevar por el impulso tan rápido pero...-.
-Calla...-.
En un movimiento rápido, tomó el rostro del pelirrojo entre sus manos. Y unió sus labios. Corto, sencillo. Pero desesperado. Y es que ya no aguantaba más.
¿Le amaba?...
Si sentir sus corazones latir al compás en una dulce melodía era amar, entonces si lo hacía. Si desvelarse pensando en aquella dulce sonrisa era amarle, entonces lo hacía con locura desbordante.
-O-Oishi...-. El pelirrojo le miró impactado, con un tono carmín bañando sus mejillas.
-¿Quieres saber la razón? ¿Deseas saber porque no podía concentrarme en los partidos? La única razón eres tú Eiji. Y eso porque no podía alejarte ni un momento de mi mente.-
-¿Por qué?..-. Fue la única pregunta del ojiazul.
¿Cómo saberlo? ¿Qué sentido tenía encontrarle lógica a los sentimientos, si éstos existían al acabarse la razón?..
¿Cómo saber el motivo de que aquellos ojos juguetones rondaran por su mente todo el día? ¿Y como explicar el hecho de que una simple sonrisa pudiera darle ánimos?.. Sólo entendía algo... Y era la necesidad de tener a Eiji cerca...
-Porque no hay nadie más que yo quiera como a ti... Te necesito... -.
-Oishi, no juegues con eso... Duele...-.
-¿Quién dijo que esto era un juego?.. ¿Es que no lo entiendes?.. ¿Cómo es que no lo has visto aun?.. Escucha...-. Colocó la cabeza del pelirrojo sobre su pecho, justo en el corazón. -¿Lo oyes?.. Nuestros corazones... Están sincronizados...-.