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Sacrificial bull. por Master weasel

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Notas del fanfic:

Debido a que tenia que explicar una serie de cosas para llegar a ciertas partes del cuento. Decidi reescribir y reestrcuturar el ultiimo fanfic que subì. Quiero preguntarle a la audiencia anterior, si es que la hay, cual version les parece mejor. 

Notas del capitulo:

Aqui esta un poco mas explayado el pasado de Katsuki con Izuku con respecto al otro fic, espero lo disfruten.  

La palabra Yokai, según la etimología de la misma, hace referencia a cosas o a sucesos extraños. Todo lo que fueran espectros, fantasmas y monstruos eran considerados como yokai en el Japón antiguo, y cada situación sobrenatural se podía atribuir a sus acciones; fueran desapariciones repentinas, objetos inanimados que se movían dentro de la casa, enfermedades que no se explicaban o sombras que aparecían de forma repentina. Las supersticiones eran rampantes en esos años, siendo que se decía que tal o cual lugar estaba maldito, o punto A o punto B eran sitios donde congeniaban demonios. 


 


En el Japón antiguo, para evitar su presencia, se solían hacer una serie de rituales variados. Algunos consistìan en poner cuerdas con rayos de papel en los árboles, otros en encender incienso y rezar para que los espíritus de bosques y montañas fueran benevolos, y otros eran mantras y rezos frente a una hoguera. 


 


Uno de los más extremos era el "Toro de sacrificio", que consistía en elegir a un animal del ganado para dejarlo rondar por el bosque, intercambiandolo como ofrenda para pedir la protección de los espíritus, o como medida para que estos no se acercaran. Esto procedía porque generalmente se ofrecían toros y vacas a cambio de apaciguar a los monstruos, pero las pagas podían variar entre cerdos, pollos o arroz, o cosas inusuales como juguetes, madera y frutos.   


 


Sin embargo, todo cambió cuando un niño en la ciudad de Namn, en China, empezó a despedir una luz cegadora al momento de nacer. Las habilidades sobre humanas comenzaron a surgir en la sociedad, y las mutaciones en los cuerpos de los seres humanos se hicieron cada vez más evidentes. 


 


Los llamados Quirk, superpoderes que daban rasgos muy distintivos a los habitantes de todo el mundo, eran la nueva normalidad. El 80% de la población mundial tenía un quirk que variaba en capacidad, poder y habilidad, y todos los países del globo encontraron alguna forma de regularlos para sus ciudadanos.


 


Con ello, la palabra Yokai para los japoneses comenzó a quedar en desuso, pues siendo que su país fue el más afectado con la ola de los quirk, ya nadie veía como raro una silla moverse sola. El folklore se fue olvidando, y los rituales para deshacerse de ellos, también, al grado de que muy poca gente recordaba sobre aquellas historias y su legado. 


 


Una razón lastimosa, pues los seres de los abismos nunca olvidaron a los humanos. 


 


Capítulo 1


Un gigante llamado Deku


 


Mizuki Daidoji y Masaru Bakugo, eran dos jóvenes creativos con quirks débiles que tenían muchas ideas dentro de su cerebro, lo que los llevó a conocerse en la facultad de diseño y arquitectura de la prefectura de Okinawa. Si bien al inicio entre Masaru y Mizuki había fricciones porque Masaru era un chico nervioso y tímido, y Mizuki era enérgica y muy dominante, todo esto fue mellado por un amigo en común de los dos. 


 


Hisashi Midoriya era un joven con quirk de fuego débil que venía de la facultad de ingeniería, pero le gustaba mucho la fotografía, por lo que hizo cierta amistad con Masaru para probar sus ideas sobre cuartos y personas. Debido a que ambos agarraban mucho a Mizuki como modelo, se hicieron muy buenos amigos, y con el tiempo, Masaru y Mizuki se hicieron novios. 


 


Cuando se graduaron de la universidad, Masaru le pidió matrimonio a Mizuki, y Hisashi se convirtió en el padrino de bodas. Todo fue bien por el primer año, entre planes de mudarse a un apartamento conjunto y demás, hasta que Hisashi consiguió un trabajo muy remunerado fuera de la ciudad. Se necesitaba de un ingeniero en obras que supervisará la planeación de obras de alumbrado y alcantarillado público en varias zonas rurales, y el fue el elegido. Así, entre llantos y despedidas, Hisashi desapareció del planeta, pues debido a la mala comunicación entre los poblados y la ciudad, no hubo cómo contactarlos.  


 


Así fue como pasaron dos largos años. Para entonces los Bakugo se habían mudado a Musutafu, una ciudad cercana a la de su alma mater y habían tenido un niño, Katsuki. Este era un niño rubio con la forma de cuerpo de su padre, y el cabello de su madre, con un temperamento también igual. Katsuki era un pequeñito enérgico y con vibraciones de ser un líder natural, por lo que era obvio que en algún momento se convertiría en una persona con un carácter fuerte y dominante. 


 


Fue en ese momento que Hisashi volvió, se instaló unos meses después en la misma ciudad y cerca de la casa de los Bakugo. Para ellos, volver a ver a su amigo fue una bendición, por lo que rápidamente le pidieron que se volviera el padrino de su hijo. Hisashi aceptó gustoso, y el día en que llegó a su casa para hacerlo oficial, el hombre con la cara llena de pecas trajo consigo a su propio hijo quien era solo unos meses menor que Katsuki. 


 


Cabello verde bosque, ojos verdes como dos esmeraldas, y la cara llena de pecas. Izuku era un niño muy adorable. El problema era que, a pesar de ser un poco menor que su propio hijo, Izuku ya rebasaba por mucho a Katsuki en tamaño y en peso. 


 


- Es uhm... un niño bastante grande...


- Je, bueno Masaru, es un rasgo que sacó de su madre. Se llama Izuku.


- Viejo, ¿te casaste y no nos invitaste? Sabes qué hubieras ido hasta el fin del mundo en el momento en que nos llamaras.


- Es, como te explico Mizuki... Inko y yo no estamos casados per se. 


- Ohhhh, ya entiendo, no pudiste evadir tu responsabilidad porque el niño se parece demasiado a ti, ajajajajaja.


 


Fue de esta manera que Izuku y Katsuki se conocieron, y de esta manera se volvieron amigos a medida que fueron creciendo.


 


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Para Katsuki y los otros niños, no era desapercibido que Izuku era un niño grande para su edad; y con grande se refería a GRANDE con todas sus letras. Izuku con 3 años era mucho más alto y robusto que todos los niños de la escuela de párvulos a la que asistían, sobrepasando a sus compañeros por 2 o hasta 3 cabezas. Incluso tenía el tamaño de algunos del 3er grado de kinder. 


 


Aquello, sin embargo, hubiera llamado más la atención si Izuku no viviera rodeado de gente con quirks. 


 


Si bien la mayoría de las personas de su generación conseguía un quirk a la edad de 4 años, al menos el 40% de los usuarios de un quirk eran de tipo mutante. Los mutantes nacían con aspectos en su cuerpo que les daban características notorias como piel de colores vistosos, cuernos, alas, forma de animal, brazos y piernas extra, etcétera. Por eso, para sus amiguitos, Izuku era un mutante nacido con un quirk de gigante. 


 


Si bien el tío Hisashi tenía un quirk de fuego, este solía decirle que la tía Inko, la madre de Izuku, era una gigante igual que su amigo, por lo que era obvio de dónde sacaba ese tamaño descomunal. Pero el pequeño problema venía en que Katsuki nunca conoció a la madre de Izuku. Hisashi vivía solo con Izuku, y en todo el tiempo conviviendo con Izuku nunca supo de una llamada, o siquiera vio una foto de la señora Midoriya. La cosa también es que el tío Hisashi lo justificaba diciendo que la mamá de Izuku era la única enfermera de un pueblo rural muy alejado en las montañas, razón por la cual no podía dejar su trabajo (o la gente se moriría  según palabras del pecoso). Como los adultos no preguntaban mucho sobre eso, Katsuki de poco comenzó a hacer caso omiso también a las habladurías.      


 


También el hecho de que el padre de Izuku se fuera a trabajar y vivieran solos, era la razón por la que Izuku casi no salía de casa. Su padre se iba de vuelta a la oficina después de recogerlo en la guardería, dejándolo al cargo de su anciana vecina, y en raras ocasiones con los Bakugo. Izuku no podía ir a jugar con los amigos de Katsuki a menos que el padre del chico estuviera presente para vigilarlo, por lo que Katuski a veces pasaba las tardes con su amigo dentro de su casa jugando con su extensa colección de figuras de acción, o viendo a héroes partiéndole la cara a villanos en las noticias o talk shows.


 


Así nació cierta fascinación de Katsuki por los héroes. En un plano donde los superpoderes eran comunes, era natural que hubiera quienes usarán los suyos para hacer desmanes; por lo que ser un héroe profesional era un trabajo muy reconocido por la sociedad, y donde cada persona dedicada a ello era visto como un referente para mantener la paz en un país donde tipos con vicios exponenciados por sus quirks abundaban. Ser héroe generalmente llevaba a la persona a ser muy admirado. 


 


Katsuki quería verse reconocido igual que ellos, como un campeón super fuerte que siempre terminaba por derrotar a todos los malos, y su buen amigo Izuku parecía contento con ello. Siempre que Katsuki vociferaba que iba a ser un héroe, él y sus amiguitos le echaban porras. 


 


Sin embargo, fue a tierna edad que Katsuki aprendió una gran verdad. No todos los hombres nacen creados iguales, y en una sociedad donde los poderes abundaban, algunos eran mejor vistos que otros, algo que terminó mermando su visión de las cosas, y su relación con Izuku. 


 


Todo comenzó una tarde, mientras la buena vecina les preparaba unos fideos fritos a los niños, Katsuki le comentó a Izuku que cuando creciera se convertiría en un heroe. 


 


- Estoy segudo de que tendle un quirk bien, bien genial, que va a asustad a todos los malos - expresaba Katsuki enfrente de la tele mientras daba hurras - Y-y voy a ser el mejor héroe de Japón. No, espeda, no de Japón. ¡De todo el mundo! Vas a ved Izuku, voy a ser mas famoso que esos que están en la tele.  


 


Izuku, quien miraba a su amigo con cierta fascinación, sonreía dejando ver un agujero entre sus dientes. Y ese era otro detalle. Por alguna razón, a Izuku se le comenzaron a caer los dientes de leche mucho antes que a sus amigos, pero el dentista le dijo que estaba bien porque debajo le estaban saliendo sus dientes permanentes. 


 


- ¡Si, si! ¡Estoy segudo que vas a sed el mejod de todos Kaachan! - exclamó Izuku. 


- Siiii, y le voy a ganad a todos los malos.


- ¡Y todos van a sed felices pod que no te van a poded venced!


- ¡¡Clado que si!!


- Oh cielos, cielos, veo que traen una vara muy alta de aspiraciones niños - sonrió la anciana vecina mientras dejaba el plato de fideos fritos frente a la televisión -¿Así que quieres ser héroe Katsuki querido?


- Claro que si Minhe oba san - le respondió Katsuki a la anciana - Sede el mejod heroe del mundo.


- Si, lo creo. Supongo que Izu chan también quiere ser héroe, ¿no es así querido?


- ¿Yo? - preguntó el niño de las pecas. 


- Eres un niño grande y fuerte ya por tu cuenta. Eh escuchado que los otros niños dicen que siempre quieres ayudar. Supongo que vas a ser un heroe muy reconocido... 


 


Por un momento ambos niños se quedaron callados, Izuku porque no sabia que responder, y Katsuki porque se le hizo raro que la anciana dama decidiera hablar de Izuku cuando quien estaba expresando que quería ser héroe era EL. Katsuki lo dejó de lado por un momento aunque eso lo molestó. La abuela Minhe seguro tenía cierto favoritismo por Izuku ya que lo cuidaba cuando no la visitaban sus nietos. Por eso pensaba que quizás era solo cosa de ella.  


 


Lo malo, para Katsuki, es que esa iba a ser la primera de muchas veces en las que se veía comparado con Izuku.A medida que el tiempo pasaba, Izuku y Katsuki iban notando las claras diferencias el uno del otro. Cuando los dientes de leche se le cayeron a Izuku, varios pares de agudos colmillos y las muelas grandes más grandes que Katsuki vio alguna vez tomaron su lugar. Pero no era en lo único que destacaba Izuku. El pelo verde era mucho más rápido que los otros niños a pesar de ser enorme, rebasando a todos cuando jugaban a las carreras. Tenía una agilidad comparada con la de un mono, pues cuando el gato de su compañerita Yuriko se quedó atorado en lo alto de un árbol, Izuku no tardó nada en subir y bajar con él. Y encima tenía un cuerpo demasiado resistente que parecía ajeno al dolor; tratando de bajar un balón, la rama se rompió e Izuku fue a dar al suelo con la rama cayéndole encima. Frente a la mirada preocupada de sus amigos, Izuku se quitó la rama como si nada, se sacudió el polvo y levantó el balón.


 


Katsuki no era bobo, despues de ver todo eso, el rubio intuyo que el quirk de gigantismo de su amigo escondía una serie de poderes que iban creciendo (vaya la redundancia) con el; al grado que no estaba del todo seguro si el quirk de Izuku solo lo hacia "grande". 


 


Así la presencia de Izuku comenzó a imponer. Los niños de los primeros grados de primaria, que ya tenían desarrollado su quirk, en veces abusaban de los pequeños, sacándolos siempre de su lugar de juegos. Por más que Katsuki les diera pelea, muchas veces era cosa de que solo los empujaran y ya. Sin embargo, cuando Izuku estaba con ellos, nadie se atrevía a acercarseles. Si bien Katsuki sabía que Izuku no era una persona conflictiva, pues era un  gigante manso incapaz de dañar a una mosca, los niños mayores no parecían tener ganas de pelear a golpes con el gigante que todos en el barrio sabían, tenía fuerza y resistencia suficiente como para caer de un árbol de 4 metros y no hacerse nada.   


 


Por obvias razones esto comenzó poco a poco a ser una molestia para Katsuki. A pesar de que Izuku era un niño muy tímido debido a que prácticamente estaba creciendo aislado, sus capacidades muy por arriba de la media llamaban la atención de profesores y niños en el jardín de infantes. Siendo que Katsuki era el más extrovertido y el de carácter más fuerte, obviamente se sobreponìa con otros niños. Muchos lo tomaban como un líder dentro de su grupo de juegos, incluyendo Izuku. Pero el pelo verde se daba a notar mucho más por sus poderes. Había veces en que, cuando este llegaba a jugar con ellos en esas contadas ocasiones en las que lo dejaban salir, Katsuki era ligeramente dejado de lado solo para ver con que nueva gracia salía el pecoso entre tantas de las que tenía. 


 


No era para menos. Izuku era visto como una especie de titán que salía a protegerlos cuando las cosas se veían mal, alguien a quien ya clamaban como héroe a pesar de solo ser un niño. Y esto llegó a darle algunos celos a Katsuki; celos que se hicieron más evidentes con la llegada su quirk. 


 


Un día, en el jardín de niños, y 2 meses después de que Katsuki cumpliera los 4 años, el rubio generó una pequeña explosion en sus manos. El resto de los niños quedaron asombrados con ello, incluido Izuku. El pequeñito de pelo verde fue el que más entusiasmo mostró cuando Katsuki hizo sus explosiones. 


 


- ¡Mira Izuku! - decía emocionado Katsuki mientras más explosiones salían de sus manitas. 


- ¡Que quirk tan genial Kaachan! - exclamó Izuku 


- Te dije que iba a conseguir un quirk bien genial, ¡con esto voy a derrotar a todos los malos del mundo!


- ¿Qué sucede niños? ¿Por qué tanto alboroto? - dijo la maestra encargada llegando a la escena. 


- ¡Katsuki tiene un quirk! - exclamó un niño 


- ¿Es en serio Bakugo kun?


- Si Rumiko sensei, ¡mire!


 


Katsuki le mostró las explosiones de sus manos a la profesora, quien sintió su cabello vibrar un poco con la fuerza. 


 


- ¡Vaya! Si que tienes un quirk muy fuerte en tus manos, jajajaja - bromeó la educadora. 


- Si, ¿verdad? ¡Voy a volverme un héroe y voy a derrotar a muchos malos con él!


- Seguro que serás un excelente heroe Bakugo kun - sonrio la maestra. 


- ¿Verdad que si Rumiko sensei? - agregar Izuku - Kaachan tiene mucho poder, seguro será un gran héroe. 


- Me imagino que tu también planeas volverte un héroe, ¿no Midoriya kun?


 


Ahí fue cuando los dos niños se quedaron silentes. Pronto los amigos de ambos comenzaron a dar hurras. 


 


- ¿Yo? 


- Eres un niño fuerte y valiente, estoy segura de que tu y Bakugo kun serán un perfecto equipo. 


- Si Midoriya, deberías volverte un héroe también - le dijo un niño detrás de él. 


 


Izuku bajaba la cabeza avergonzado ante las palabras de sus compañeros, y Katsuki se molestó muchísimo. ¿Porque todo el mundo hablaba de Izuku cuando el que despertó su quirk era él? Katsuki supo entonces que no importaba lo que hiciera, mientras Izuku estuviera ahí, el rubio iba a estar a su sombra, siempre. Porque a quien todos esperaban que siguiera siendo esa fuerza titánica que los protegía al crecer, era a Izuku, y no a él. 


 


Katsuki, con su carácter dominante, no iba dejar que eso pasara, ni aunque tuviera que pasar sobre su amigo para eso. De alguna manera debía de destacar sobre el pecoso, de forma que no gastaba oportunidad para levantar su espíritu caído. 


 


- Izuku, escribiste mal tu nombre - le dijo un dia Katsuki mientras hacían una práctica de kanji en la escuela. 


- ¿De veras?


- Le pusiste mal una raya, aquí dice "Deku"


- Cielos Kaachan, eres bueno para eso. Aprendes muy rápido, y a mi se me hace muy difícil. 


- Es porque soy más inteligente - vociferó Katsuki - Es más, te queda bien ese apodo. Deku, por bobo.  


- Pero Deku significa...


- Ya se que la gente lo usa para decírselo a las cosas inútiles, pero es lo que debe de ser. Eres muy fuerte, pero eres algo lento.


- ¿Crees que soy tonto Kaachan? - le dijo con cierta tristeza el chico grande a su amigo. 


- No tonto como, super tonto, pero si lento. Cuando tu y yo seamos héroes, tú serás la pared de músculos que se queda atrás y yo el cerebro, así haremos las cosas más rápido. 


- Ok, Kaachan...


 


Fue en ese momento que su amigo Izuku se quedó callado y cabizbajo, y Katsuki sintió algo que no sabía de dónde venía, pero no era una sensación agradable. Si, ambos solían tener una relación algo ruda debido a la personalidad de Katsuki, pero era la primera vez que el rubio le había dicho algo que sonaba muy de mala gana por parte del otro.   


 


Como después Izuku no le dijo nada, Katsuki supo que no valía la pena ponerse en ese plan de culpabilidad con él, y siguió llamándolo Deku. Eso quizás no le gustó a su grupito, pero Katsuki estaba buscando oportunidades para sobresalir, y de alguna manera lo lograba si Izuku se quedaba atras. Y es que, ¿cómo se suponía que iba a ser el héroe número 1 si iba a estar toda la vida en la sombra de su mejor amigo? De alguna manera tenía que demostrar que él era fuerte también, aunque eso molestara a algunos. 


 


El tiempo y las estaciones pasaron, y aunque Katsuki se volvió más abrasivo e Izuku un poco más retraído, eso no quitó que siguieran jugando juntos. El problema era que cada vez era menos el tiempo que el tío Hisashi dejaba que Izuku saliera, dando como excusa de que quería que el pelo verde "repasara bien sus lecciones". Katsuki se había hecho bien a la idea de que Izuku quizás si era algo lento para aprender, por lo que le resto importancia. 


 


Fue entonces que un día tuvo algo en que pensar. Una semana antes de las vacaciones de verano, los Midoriya vinieron de visita a casa de los Bakugo. Izuku y Katsuki se pusieron a  comer sandía frente al televisor mientras los adultos hablaban en la cocina. Katsuki noto que se les había acabado la sal para su fruta, y fue directo con su mama para que le llenara de vuelta el salero. 


 


- ... quizás no sea la adecuada para darte consejo de como criar a un niño - escuchó a Mizuki mientras se acercaba a la cocina - Digo, Katsuki es un engendro.


 


Todos rieron y Katsuki se molesto, ahí estaban otra vez comparándolo con Izuku. 


 


- Katsuki no es un engendro Mizuki, solo tiene un carácter fuerte. Es un buen niño. 


 


La voz de su tío Hisashi le reconfortaba, era buen padrino, y Katsuki sentia que podia confiar en el. 


 


- Si, si, tienes razón. Pero a lo que voy es que vas a hacer a Izuku muy sedentario si no dejas que se relacione con más gente. Se que te preocupa porque no puedes vigilarlo tanto como antes, pero no es sano para un niño que esté todo el día metido en la casa. Dejalo un rato con nosotros...


- Si lo se Mizuki, pero no es tanto por seguridad de mi hijo como por seguridad de los otros niños. 


- ¿Cómo es eso? - mencionó el padre de Katsuki 


- Izuku es... algo especial. Todos me dicen que es un pan de Dios. Y si, mi hijo es un niño muy dulce, obediente y caritativo, y eso me enorgullece. Pero nadie le conoce como yo, ninguno de ustedes lo ha visto enojado, ni tampoco lo que las extensiones de su quirk hacen cuando él está enojado. Yo se como calmar esos achaques de ira y le he dicho cómo controlarlos, je. No lo parece, pero Izuku tiene sus emociones a flor de piel a cada momento, y puede llegar a comportarse de manera bastante agresiva. 


 


¿Izuku? ¿Enojado? Katsuki pensaba en las palabras de su padrino. Era real lo que decía, nunca había visto a Izuku enojado. ¿Su quirk era acaso más peligroso de lo que parecía o era cosa solo de su tío Hisashi? 


 


Sin embargo, pronto se percataron que las advertencias de su padrino no eran de adorno. 


 


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Poco tiempo después de que Izuku cumpliera los 5 años, comenzó a llevar una pequeña gorra a la escuela. Al parecer había adquirido una condición médica en el cuero cabelludo, y debía llevar su gorro. Algunos niños decían que se le había pegado las liendres, y eso generó cierto cotilleo a sus espaldas. Eso noto Katsuki que ponía a su amigo un poco molesto. 


 


- Oye Deku, ¿no me digas que andas enfadado porque los otros bobos se rieron de ti en la escuela? - le dijo Katsuki esa tarde que fueron al parque - Deja de estar en ese árbol y vamos a jugar. 


- No quiero Kaachan, me duele la cabeza. 


- ¡Bah! Ok. Si vas a estar de gruñón te dejo aquí. 


 


Katsuki se fue a jugar, pero fue en ese momento que noto a sus camaradas en problemas. Entre los bravucones que solían sacarlos del patio de juegos, había un niño muy grande que estaba en 1er grado de primaria cuando Katsuki y sus amigos estaban en el 2do grado del jardín de niños. Tenía un quirk que hacía de su piel algo impenetrable, algo parecido a la piel de un rinoceronte, además de que era muy fuerte y muy alto, teniendo mucho control de su quirk. Molestaba a los niños más pequeños que él, y siempre que venía con sus amigos acaparaba el parque, molestaba a los otros, y le quitaba sus dulces a otros niños. 


 


En el momento en que Katsuki llegó, dicho niño estaba empujando a Tsubasa, un viejo conocido que tenía alas de dragón y luego le hecho arena a su amigo Noboru, otro de sus amigos que tenía dedos alargados. Katsuki tiro su pelota y brinco para defenderlos, lanzando explosiones de sus manos para hacer al otro niño retroceder. Lo malo fue que la piel de ese sujeto resistía a sus pequeñas explosiones. Arremetió contra Katsuki, y lo agarró de la ropa.


 


- ¡Ya dejate de cosas rata enana! Nunca me vas a pegar con ese quirk patético tuyo. 


- ¡Suéltame gordo mantecoso! - le gritaba Katsuki mientras jalaba su camisa - No sabes con quien te estas metiendo. 


- Me da lo mismo - pronto miro el balón de Katsuki y las figuras de acción de Noboru, y las comenzó a tomar con sus manos, tirando a Katsuki al piso - Mira que bien, y estaban en el suelo. 


- ¡Deja eso! ¡Es nuestro! 


- ¿Y quién me va a parar? ¿Tu? 


 


Katsuki apretó los dientes. Estaba a punto de tratar de golpearlo de nuevo, cuando noto a Izuku correr hacia ellos. 


 


- ¡Ya déjalos en paz, no te estaban haciendo nada!


- Viene el gigante chilletas. ¡No se porque todos te tienen miedo, si solo eres un cobarde llorón! Y encima de todo mi hermano menor me dijo que tienes piojos, ¡que asco!


 


Viendo que Izuku se ralentizaba. Katsuki se levanto y lanzo una explosion contra el otro niño grande.  


 


- ¡Deja en paz a Deku, idiota!


 


Lo demás pasó como si fuera en cámara lenta. El chico mayor se volvió, y le metió un puñetazo en la cara a Katsuki, rompiéndole la nariz y sacando uno de sus dientes de leche en el proceso. Katsuki cayó al suelo, y después de ahí todo se fue directo a la mierda. 


 


Izuku vio a Katsuki en el suelo, y sin aviso previo, lanzó un alarido que le helo la sangre a todos, para luego taclear al otro chiquillo gordo contra el suelo. El mayor pronto se vio recibiendo una lluvia de golpes muy, pero que muy fuertes directo a la cara. Trato de escapar, pero Izuku jalaba sus ropas, atrayéndolo a él para seguirlo golpeando. Noboru y Tsubasa solo miraban horrorizados cómo el puño de Izuku iba llenándose de sangre, y la cara del otro, quirk de dureza y todo, se iba desfigurando. 


 


Pero lo peor vino cuando aquel crío trato de pegarle; Izuku solo tomo su muñeca de su contrincante, y la doblo tan fácil como se doblaba una varita de cedro. Katsuki se levantó para escuchar el terrible crujido de los huesos de aquel chico que lo golpeó, llenando el ambiente de gritos en ese instante, seguidos por una serie de sollozos lastimeros. 


 


- ¡¡MI BRAZO, MI BRAZO!! Midoriya san, perdoname, ¡perdoname! ¡No me lastimes, NO ME LASTIMES!


 


Izuku paró al escuchar esos gritos, soltó a su víctima, y se quedó parado frente a su "obra", jadeando y viendo como su oponente se ponía en posición fetal por el dolor entre fuertes sollozos. Izuku pronto se percató de que había hecho algo muy malo, porque, como si hubiera despertado de alguna especie de transe, en el momento que se dio cuenta que tenía manchas de sangre en su camisa y en sus manos, comenzó a hiperventilarse. Los amigos del niño estaban petrificados, y en el momento que notaron que Izuku los observaba, dieron algunos pasos atrás.  


 


Katsuki por su parte, estaba tratando de asimilar todo ese espectáculo aun cuando le escurría sangre de su nariz y la mejilla se le había inflamado. Un chico mucho más grande que él, y quien que lo doblegó fácilmente, ahora estaba hecho una punta de moretones, y seguramente con un par de huesos rotos; y todo por haber agarrado a Izuku de mal humor ese dia. 


 


- ... Kaachan... - fue lo único que pudo articular Izuku. 


 


Izuku trató de acercarse, pero Katsuki le dio el mismo trato. Se fue alejando de él, de manera instintiva temía que le fuera a pasar lo mismo. En ese instante pequeñas lagrimas resbalaron de las mejillas de Izuku, y se fue corriendo. Katsuki pensó que su amigo había huido, pero no pasó ni un minuto antes de que su tío Hisashi hiciera acto de presencia al lado de su compañero, notando con cierta decepción en sus ojos que ahora le tocaba limpiar todo ese desastre. 


 


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La víctima de Izuku terminó con una férula, la cara más hinchada que la de un boxeador, el tabique desviado, un diente de menos y un par de astillas en los huesos de las mejillas. Por eso, y como era de esperarse, la madre de aquel chico le exigió dinero al padre Izuku para gastos médicos. Sin embargo, la madre de Katsuki intervino, y pronto se notó que la mujer rubia gritaba más fuerte que su contrincante. La señora Bakugo defendió a su compadre frente a las acusaciones de la otra mujer, quien no bajaba de "salvaje" al pequeño Izuku.


 


- ¡Salvaje será su mocoso! - replicaba - ¡Recibió su merecido por golpear a niños chiquitos! Además, ¡bajo esa circunstancia también usted me debe dinero, su engendro le saco a Katsuki un diente de un golpe!


 


Ante el cotilleo de los cercanos sobre el asunto, la mujer ya no quiso pelear nada.


 


Katsuki, por su parte, sentía que los adultos actuaban demasiado extraño frente a la situación; extraño al punto de que era descaradamente horrible. Ningún profesor del jardín de infantes dijo nada al respecto, ni tampoco de la primaria donde iba ese niño. Es más, todos decían que Izuku sería un gran potencial como héroe con ese quirk tan poderoso que tenía, y defendiendo a la gente así como lo hacía. Los vecinos aún comentaban que el niño era un pan de Dios, a pesar de que básicamente molió a golpes a otro fulano. Y todo estaba incomodando a Izuku de manera visible. 


 


Con los otros niños, sin embargo, el trato era muy diferente. El tema de Izuku estaba dividido sobre quienes ahora afianzaban su versión de que era un titán protector, mientras que para otros se volvió un tipo de cuidado. Y es que Izuku había desaparecido a ese niño que atormentaba a muchos en el parque, pero la forma en la que lo hizo provocó que otros le tuvieran mucho miedo. 


 


Por su parte, Katsuki ya no sabía como reaccionar. El ya sabía de antemano que su amigo estaba encima de él en cuestiones físicas y control de su quirk. Pero el asunto en el parque le dio a conocer una gran verdad. Con lo dulce y tímido que era su amigo pecoso, había olvidado que, por más poderoso que fuese el quirk de Katsuki, Deku aún podía aplastarlo cual insecto cualquier día de la semana.


 


Para Katsuki, el arquetipo de héroe solo era dado a personas poderosas que podían derrotar a todos los malos con facilidad. De ahí a que desde pequeño se hiciera a la idea de que, si quería ser el héroe número 1 de Japón, debía competir contra ESO. Lo frustraba, pero nunca pudo decírselo de frente a su amigo. Lo único que supo hacer fue hacer comentarios pasivo agresivos cada que su compañero gigante tenía un error, y eso hacía que Deku se viera cada vez más cabizbajo. 


 


Sin embargo, las cosas dieron un giro drástico del cual Katsuki se arrepintió. 


 


En los primeros días del otoño, el padre de Izuku estaba hablando con Masaru mientras los niños y sus amigos iban a cazar insectos. Katsuki iba al frente, e Izuku iba detrás, caminando con cierta rigidez mientras sus amigos reían en medio de ellos. Ya Izuku había estado notando el comportamiento distante de su amigo con él, y parecía que ya no le gustaba tanto jugar con ellos. 


 


Fue en ese momento que Katsuki se movió hacia un pequeño arroyo, y comenzó a cruzar por un tronco que estaba atravesando. Mientras el rubio caminaba, a Izuku le llegó un sonido a sus pequeños oídos; algo que al parecer al resto de sus amigos no. 


 


- ¡Kaachan espera!


- ¿Que quieres Deku? - exclamó el otro niño. 


 


El tronco cedió, y Katsuki estuvo a punto de caer al arroyo, de no ser porque Izuku lo agarró de la muñeca. Justo en el momento en que iba a caer directo al arroyo, mojarse aun con el frío, y seguramente rasparse muy duro. Katsuki sintió el agarre de Izuku en su mano, el cual se sentía como una prensa, y lo peor, Deku solo estaba usando una mano para levantarlo como si de una grulla de papel se tratase. 


 


- Kaachan, ¿estas bien?


 


Katsuki miró la mano de Izuku alrededor de su muñeca y lo rápido que logró salvarle. Otra vez en la misma situación que con el otro mocoso gordo. ¿Porque siempre tenía que verse tan débil frente a Izuku?  No se podía permitir eso, no quería que lo vieran así.


 


- ¡Suéltame de una vez!


- ¿Uhm? ¿Por qué Kaachan?


 


Izuku solo lo dejo en la orilla, y Katsuki le quitó la mano de encima. 


 


- ¡¡No soy la damisela a la que tienes que salvar!! ¡Y no tienes porqué ayudarme Deku, puedo yo solo! Así que ya dejame tranquilo. 


- Yo, uhm... Ok Kaachan... - mencionó el pelo verde con desgano. 


- Oye, que manera de dirigirte a la persona que te ayudo - se animó a decir Tsubasa.


- ¡Callate la boca! - exclamó Katsuki. 


 


Todo se volvió silente otra vez, e Izuku, hasta cierto punto temeroso, terminó yéndose de vuelta con su padre. A nadie le dieron ganas de jugar después de eso, así que volvieron a sus casas temprano. Katsuki se sentía mal, pero no quería admitirlo. Esa vez había sido directamente malo con el pecoso, pero ya estaba harto de verse débil e indefenso al lado de Izuku. 


 


El problema vino después durante aquella noche, Katsuki bajó las escaleras para ver que su madre estaba hablando por teléfono con su tío Hisashi, más respecto a quererlo invitar pronto a una fiesta en casa de la abuela de Katsuki. Su padrino le dio una negativa, y de repente le dijo que estaba pensando seriamente en declinar toda invitación para el próximo mes. 


 


- ... ¡¿Pero que?! ¡¿Porque?! 


- Se lo dije a Masaru. Creo que es mejor tomar la iniciativa de mi jefe. Me van a pagar más dinero e Izuku... bueno, estará con niños más parecidos a él. 


 


¿Más parecidos a él? ¡¿Había más gente como Izuku entonces?! No podía ser. 


 


- ¿Volverán al campo entonces?


- Si Mizuki, se que es muy repentino, y realmente lamento mucho por no poder estar con Katsuki como su padrino. Pero ya hay una decisión de por medio, y no tengo planes de regresar en un futuro. 


 


Después de esa llamada, Izuku no volvió a la escuela porque estaban enrollandolo en un colegio lejos de ahí. Katsuki no lo vio en su casa tampoco, porque estaban ocupados con la mudanza. Nunca encontró palabras para disculparse con él por lo del arroyo. Y a pesar de que trataba de no mostrar tristeza, pues presentía que ahora le iba a tocar tomar el lugar de Deku frente a un grupo que se sentía amenazado porque el "titan" ya no iba a estar, la verdad era que todo alrededor del pequeño niño rubio se estaba volviendo gris. 


 


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Las hojas estaban cayendo cuando los Midoriya se terminaron de mudar. Katsuki solo observaba desde la ventana como a su amigo pecoso lo subían a una camioneta para ya nunca más verse, o eso era lo que había implicado su padrino. El padre de Katsuki entró a su cuarto después de despedirse de su compadre, mientras Mizuki le hablaba por última vez a su querido amigo antes de encender su auto. 


 


- ¿No quieres ir abajo a despedirte de Izuku? 


- No tengo porqué - le respondió Katsuki enfurruñado. 


- Se que es triste para ti saber que no volverás a ver a tu amigo de muchos años, pero creo que seria bueno  


que le hablaras por última vez. 


- ¡No estoy triste! ¡Llorar es para tontos! 


- Oh, Katsuki... 


- ¡Ya estoy cansado! ¡¡No me importa que se largue!! ¡TODO VA A ESTAR MEJOR UNA VEZ QUE TE VAYAS DEKU!


 


Al notar Katsuki que estaba hablando con su padre, un par de lágrimas gordas comenzaron a rodar por sus mejillas, y se echó a llorar en el regazo de Masaru, mientras la camioneta de los Midoriya arrancaba, y tomaba camino hacia la carretera.  

Notas finales:

Espero algun comentario, aclaracion, duda o cualquier cosita. Muchos besos 


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