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El camino del sucesor por minima

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El viento golpeaba su rostro mientras saltaba entre los árboles y esquivaba las ramas sueltas que se presentaban en su camino, su mirada fija siempre en el firmamento, siempre admirando al chico de traje negro, manteniendo su Chi al mínimo para no delatarse.



Siguió su camino por mucho tiempo que, para el joven de ojos grises, fue un parpadeo, sin embargo, ya al final, pudo ver al joven de ojos rubíes entrar en una gran mansión, podía sentir su elemento dentro de ese lugar, sin embargo, no sintió vida aparente más que la del joven de ropajes negros.



Se lo pensó un momento, ¿estaba haciendo lo correcto?



Una parte de su alma le gritó que sí, que era lo que ambos estaban ansiando desde hacía milenios, la otra, que era de su mente, le recriminaba el ser egoísta, condenar a otro por querer el descanso eterno.



Un conflicto interno se empezó a gestar, el joven intentaba razonar y sentir la respuesta correcta, sin embargo, esta se escapaba de sus manos.



Por ese momento, sintió que el lugar se difuminaba y columnas de madera, mármol y caliza se dejaban ver ante sus ojos, el joven gruñó por lo bajo, una nueva ilusión, sin embargo, reconoció el lugar y el tiempo, quizás se arrepienta de sus actos, pero estaba cansado de ver dicha escena repetirse una y mil veces.



-Ya basta- habló gravemente sin alzar la voz, centrándose en su cuerpo, el cual fue sentándose en posición de loto, necesitaba concentrar su Chi, de manera que las agitadas aguas de su mente se amainaran y quedasen libres de cualquier distracción.



El sonido de una cruenta y feroz batalla llegaban a sus oídos más el joven no se permitiría retroceder, con una respiración, comenzó su mantra, el cual, a pesar de ser casi silencioso, ensordecía sus oídos, hacía vibrar su cuerpo y su mente se reordenaba a cada vibración.



Un nuevo mantra, esta vez más corto y certero cual daga viajando en el viento, provocando que pequeños sonidos de cristal resquebrajándose se apoderasen de sus sentidos, por un momento temió, pero se recordó el por qué, el por quién y el para qué lo hacía.



Tercer mantra, una palabra alargada, los sonidos de cristal trisándose cambió a cristal rompiéndose y explotando, se concentró en su energía interna, en su presente, en el futuro, dejando atrás un conflicto que no deseó, reconectándose consigo mismo, liberándose.



-Nos volveremos a ver, Yue- se escuchó cuando la mente del joven quedó en la oscuridad, cuando al fin pudo encontrar parte de la paz que necesitaba, una sonrisa apareció en sus labios, conocía esa voz, una voz que no había escuchado en milenios, ya quedaba poco y, elevando su Chi de manera moderada, logró salir de aquella nefasta ilusión, notando que aún estaba en posición de loto, justo donde estaba.



Sonrió para sí mismo más feliz, en los milenios que llevaba teniendo dichas alucinaciones, jamás había logrado mantenerse en un solo lugar, siempre viajando de manera errante sin sus sentidos, como un cascaron, ¿Por qué no lo había hecho antes?, quizás porque no le veía necesidad o quizás solo deseaba aferrarse a un pasado ya muerto, esa es una respuesta, que el joven mantendrá para sí.



Abrió sus ojos con lentitud y vio la enorme mansión, la cual se encontraba con más movimiento de lo esperado, tal parece que elevar su Chi alertó a las creaciones metálicas o las hizo vibrar, también notó que la energía del universo se ha movido, esto fue contraproducente, ya que su propia existencia se vería revelada, más, un suspiro de satisfacción salió de sus labios, se sintió, inesperadamente, libre.



Se reincorporó con parsimonia digna de un maestro y caminó la distancia que le separaba de aquel lugar, solo fueron unos minutos que parecieron más eternos de lo que deberían, la mente en calma del joven empezó a divagar acerca de cómo abordar la situación, como hablar con el menor sin espantarlo, mas, su cavilaciones fueron interrumpida al estar parado frente a la puerta del lugar, ya no más temor, ya no más ocultarse, era tiempo de la verdad.



Dando una profunda respiración, golpea con su mano derecha la puerta, el sonido de carne golpeando madera hizo eco en el lugar y la ansiedad se hizo presente, esperando a que la puerta fuese abierta.



Mas, al notar la perilla moviéndose, se fijó que el ser quien le recibió no era el chico de cabellos de fuego ni mirada rubí, era una copia, pero podía sentirlo, el metal dentro de ese ser le delataba, por unos segundos dudó, pero, dándose valor, plantó frente a la situación.



-Deseo hablar con el chico de ojos rubíes, por favor- pidió mientras el autómata frente a él alzaba una ceja y se cruzaba de brazos.



-Soy yo, ¿Quién eres?- preguntó mientras el joven suspiraba, a sus oídos, la ligera vibración de metal en sus palabras le delataban como un impostor.



-Lamento mi impertinencia, pero deseo hablar con el humano, no con su copia metalizada- volvió a pedir mientras Robo Jack le analizaba, buscando algún indicio de amenaza.



-Lo lamento señorita, pero debo pedirle que se vaya, no es bienvenida- habló tras escanearle, encontrando cierta similitud en la energía que desprendían los monjes Xiaolin, por protocolo, debía mantener a salvo a su amo.



-…- una vena palpitante salió de su frente junto a una sonrisa forzada, aquella burla no la había escuchado desde hace Milenios, pero seguía teniendo el mismo efecto sobre él que antaño, llevó su mano libre al puente de la nariz antes de resoplar con indignación, esto sería más difícil de lo que esperaba.



-¿Quién es Robo-Jack?- preguntó una voz humana desde el interior de la mansión, aquello iluminó su alma, quizás no fuese tan difícil como se creyó en un principio.



-Lamento las molestias joven, pero debo hablar con usted- pidió nuevamente, sin embargo, Robo-Jack le denegó el acceso, cerrándole la puerta en el rostro, aquello le quiso hacer gritar, pero debía mantener la compostura, quizás no le dejarían verlo, pero había otra forma de atraerle.



Cerró sus ojos y, nuevamente, elevó su Chi, apretando sus objetos personales a su pecho, intentando buscar el alma del joven, la cual, al ser detectada, vibró en su pecho, se escuchó un grito femenino salir de la mansión a la par que el joven afuera esperaba pacientemente, solo fueron unos segundos, antes de que la puerta se abriera con urgencia, dejando ver a un alterado pelirrojo, con respiración agitada y temblando ligeramente, con ello, una sonrisa se posó en los labios del mayor.



-Al fin te encuentro, Jack- habló con tranquilidad, mirándole con cariño mientras llevaba una mano a la mejilla del albino, la cual se encontraba fría –¿me permitirías hablar contigo?- le pidió mientras el joven se relajaba ante el tacto, sintiéndose seguro.



-Adelante- habló mientras el joven de ojos grises entraba al lugar, maravillándose de la hermosa decoración, una vez cerrada la puerta, todo quedó en silencio.



En las afueras de la mansión, se pudo observar un ave negra mirando todo con detenimiento, luego de un par de batir de alas, alzó el vuelo, acción que terminó en sangre al explotar a la mitad del mismo, dejando al ave muerta sobre la tierra, sin explicación aparente.



*+*



El maestro Fung junto a sus compañeros monjes se encontraban en el gran salón de meditación en esos momentos; después de que sus jóvenes pupilos regresaron de su búsqueda con manos vacías y algunas perdidas, los puso a entrenar en la nueva pista de obstáculos que sus compañeros monjes habían preparado esa semana.



Las derrotas al igual que las victorias eran parte del crecimiento de los jóvenes guerreros, aun así sabía cómo les afectaba en el orgullo y humor perder en un duelo a sus jóvenes pupilos, suponía que unas cuantas vueltas en la pista ayudaría a quemar toda esa frustración con la que llegaron después del enfrentamiento.



Mientras los jóvenes aprendices entrenaban, como solía hacer la mayoría de las tardes, acompañaba a los demás monjes al gran salón de meditación para vaciar su mente y ponerse en armonía con las energías que rodeaban al mundo, eran habilidades que solo los monjes más viejos y experimentados habían logrado después de años de intenso entrenamiento y meditación, punto al cual no habían llegado los jóvenes guerreros Xiaolin aun.



Por el momento los jóvenes dragones solo estaban en el nivel de vaciar su mente y tener control de su Chi interno, siendo Omi el más avanzado por el momento por ser quien se había criado desde más joven en esta práctica milenaria.



Esta habilidad pasiva que se lograba con los más profundos niveles de meditación hacía que los monjes de más alto rango como él y sus compañeros pudieran entrar en contacto con las energías del mundo y universo, como ya se mencionó antes, esto les permitía sentir como estaba el equilibrio de las fuerzas en el universo, y en algunos casos dependiendo de la experiencia del monje predecir el flujo de estas mismas energías lo cual se traducía en una visión a futuro.



Rodeados del aroma a incienso y el tenue resplandor de las velas que les rodeaban, las figuras de los monjes inmóviles en el salón parecían, casi, estatuas imitando la figura de Buda meditando, pero fue gracias a ese estado de absoluta calma que notaron la gran perturbación en el flujo de las fuerzas del Chi del universo.



Todos los monjes salieron de su transe en diferentes grados de asombro y desconcierto, ya que la sensación no fue del todo extraña para ellos y aun así fue muy única.



-¿Qué fue eso?- pregunto uno saliendo de su desconcierto.



-Los chicos, hay que ir a ver a los chicos- Fung se paró rápidamente seguidos por los demás monjes.



Al abrir las pesadas puertas y salir a los jardines del templo no tardaron en ver a los jóvenes dragones retándose unos a los otros en quien haría el mejor tiempo en la pista de obstáculos, los cuatro presentes sin falta.



-Fung, ¿habrá sido una equivocación?- pregunto uno de ellos, refiriéndose a lo que sintieron en el salón de meditación.



-No, regresemos al salón, también revisemos los pergaminos antiguos-



-Pero… ¿un nuevo dragón?-



-No uno nuevo-



Fung y los demás monjes regresaron al salón, unos encargándose de meditar para revisar nuevamente las energías y otros a buscar los pergaminos necesarios en la bóveda.



Lo que habían sentido había sido una sensación muy fuerte pero no desconocida, ya que fue algo similar a cuando los jóvenes dragones fueron encontrados en esta época y heredado sus poderes, ahora debían investigar que dragón había despertado ahora.



*+*



Los monjes Xiaolin no son los únicos atentos al flujo de energía del universo, mientras que los Monjes están vigilantes para mantener el equilibrio, en su contraparte los Heylin la estudian para ver el mejor momento, para sacar ventaja y aprovecharla para sus beneficios.



Seres como Hannibal Roy Bean y Wuya, uno con naturaleza demoniaca y la otra como una bruja versada en las artes oscuras y la manipulación de la magia en su beneficio, son más sensibles a los cambios del flujo del Chi en el universo, es por esta misma razón que es tan sencillo para ellos sentir cuando un nuevo Sheng Gong Wu despierta y se activa para, luego, localizarlos sin necesidad de utilizar un artefacto mágico o alguna tecnología rara.



Incluso con la mayoría de sus poderes sellados, Wuya conservaba su sensibilidad mágica, por lo que sintió el brusco cambio en el flujo de energías en el universo, Wuya se estremeció, no como cuando lo hacía al sentir su magia y ser reaccionar ante un nuevo wu despertar, sino al ver que algo mucho más grande y poderoso aparecía en este plano de la existencia.



No pudo evitar el temblor que le invadió y el sudor frio que empezó a recorrer su cuerpo, si así se sentía con su forma física ¿Cómo hubiera sido en su forma fantasmal? Casi quería estar dentro de esa maldita caja rompecabezas para huir de esta sensación.



Era una energía fuerte y antigua, no era un ente oscuro como Bean o algo creado, era como recibir de lleno la fuerza indomable de la naturaleza y esperar sobrevivir a ella.



¿Qué era esto? ¿Este… ser?



La energía no pertenecía a ningún objeto mágico, parecía portar un carácter propio.



¿Cómo era que nunca había sentido algo así antes?



Mientras Wuya se hacía esta pregunta Hannibal Bean la repitió él mismo en su guarida.



Wuya estaba rayando en un ataque de pánico y Bean, con sus siglos de existencia y poderío, no pudo evitar temblar al percatarse también de este tipo de Chi.



En todo el tiempo que estuvo en el mundo humano nunca sintió algo similar, rozando sus memorias más antiguas desde que llego a este plano y extendió su poder nunca se había encontrado algo como esto, aun así hubo un par de cosas que logro deducir a pesar de la distancia y la fuente desconocida de esta energía, era fuerte, como energía pura en su máxima expresión, y era sumamente antiguo, mucho más que él se atrevería decir.



¿Sería vestigios de la corte de dioses celestiales o algo similar? Imposible, incluso cuando él mismo llegó a éste plano, dichos seres ya se habían elevado al plano espiritual hace milenios.



¿Entonces que era esto?



En estos momentos, tanto a Bean y Wuya con su gran sensibilidad mágica, a la cual muchas veces le habían sacado provecho, les estaba jugando en su contra, hasta tal punto que incluso podrían decir que experimentaban algo similar al… terror.



Wuya y Bean no eran los únicos en percatarse de esta nueva presencia por parte del Heylin, Chase Young también lo hizo.



Chase al igual que los monjes tenía una rutina diaria y casi sagrada de meditación la cual raramente interrumpía, quizás un atisbo de vieja costumbre de sus entrenamientos como ex guerrero Xiaolin, pero también una forma para pulir constantemente su Chi interno, su mente y mantener domada la parte más primitiva y salvaje de su ser.



Tras siglos de práctica y dedicación estaba por encima de la mayoría de monjes Xiaolin, había alcanzado desde hace mucho los secretos que la profunda meditación podía revelar y que, a una persona normal, le hubiera tomado una vida en alcanzar.



Se encontraba meditando cuando sintió esta energía desconocida y nuevo flujo en el Chi, pero lejos de estar impactado o asustado como Wuya o Bean, o incluso algunos de los viejos monjes Xiaolin del templo, encontró esto asombrado pero también fascinante.



No conocía la fuente de tal energía o su fuerza total que parecía abrumadora, pero estaba lejos de ser caótica u oscura, como la energía de un bruja Heylin, un demonio milenario o un guerrero corrompido podrían tener, y aun así no se sentía como alguna energía Xiaolin que hubiera sentido antes.



Incluso se podía decir que había despertado en él una gran curiosidad.




Continuara…
Notas finales: Notas:

Kaoru: bueno... estamos con la punta del Iceberg, realmente esperamos que les guste esta historia, no olviden comentar, votar y guardar en favoritos, muchas gracias por su tiempo

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