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Ya era nuestro destino por ScorpioGirl

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Notas del capitulo:

Sigo sin entender de donde me salen tantas palabras, según era un oneshot y resulto algo largo porque decidí dividirle en partes espero que no les incomode eso, ya que me tarde un poquito en editar porque casi no tengo tiempo libre en estos días por cuestiones de trabajo :’C.

Como ya saben este era mi regalo de cumpleaños de los bichos, lo extendí un “Poquis” más y quise dejarlo también para el cumple de Milo but me atrase bastante… Pero de todas maneras aquí esta gg :3

Degel freno en seco el coche, haciendo rechinar las llantas en el pavimento… “¿En qué momento…?”  Miraba la pantalla del GPS y miraba a Kardia y así un par de veces, que le resultaba algo cómico al venido de Grecia.

La cara de pánico de este era todo un poema para el griego, “Y luego yo soy el loco que no sabe manejar”. El francés casi lo hacía volar por la ventana de no ser por el cinturón de seguridad.

Tan entrado iba en sus pensamientos que no se percató que la dirección que había puesto el griego era la misma dirección de su casa. Degel estaba sorprendido, le miraba con confundido como si fuera un bicho raro. “Pero como pude ser tan estúpido, es que acaso no pude notar lo obvio”.

-- ¿Tú eres el padre de Milo? – Degel le miro con temor, mientras Kardia seguía sonriendo con una expresión de “Espera que le tenga enfrente”.

--Si… ¿Qué? ¿No te diste cuenta? Digo Milo es casi una réplica exacta de mí – Dijo indignado – Una belleza como la mía solo se puede repetir una vez en la vida, pero este cabron se pasó…

--Pe-pero él tiene otro apellido ¿No?… Es imposible que sea tu hijo…. Él no… Él… Tú… ¡Aag! – Se quedó pensando unos segundos en la primera vez que le vio se quedó boquiabierto por el parecido pero le descarto por no tener el mismo apellido por lo cual no indago mucho en su procedencia. Estaba que se arrancaba el cabello de lo fuerte que sujeto la cabeza, golpeo su cabeza con el volante un par de veces,  tenía que controlarse, respiro un par de veces, por lo que el otro se compadeció de él. No iba  a negar que también estuviera sorprendido pero sus sospechas comenzaron desde que estaban en la pastelería por lo que lo asimilo un poco más rápido.

--Déjame explicarte – El griego hablo con tono sereno – Veras, Líakáda es parte de su nombre artístico… Era el apellido de mi padre no creo que recuerdes, ya que el falleció cuando apenas iba entrando en la preparatoria… Ecarlate Liakáda… Cuando mi madre se volvió a casar con el estúpido de Zaphiri mi apellido cambio a Louloúdia ya que era menor de edad por lo cual tuvieron la genial idea de que me adoptara y así tener de hermano al estúpido de Suikyo – Degel sabía que al griego no le gustaba hablar de su padre y su hermano, en teoría de su familia en general, ya que se sentía solo en el mundo, era un tema delicado para él por lo que nunca tocaba – Pensándolo bien creo que nunca te conté de eso ya que en ese entonces no le vi mucha importancia al igual que ahora tengo un medio hermano del cual no sé nada, solo que se llama Suisho – Suspiro con hastío – Nos hubiéramos ahorrado todo este teatro de haber sabido – Ambos se miraron a los ojos sin decir nada por unos segundos a lo que una enorme sonrisa felina se posó en los labios del escorpión – Es simplemente grandioso…

--Tu… Kardia… No puedo creerlo eres el padre de Milo – Degel sonrió ampliamente y sus ojos se cristalizaron y sin querer logro escapar una de sus hermosas amatistas a lo cual el heleno limpio con delicadeza.

Ambos no sabían ni como sentirse, estaban que no cabían de felicidad al descubrir que el destino los había vuelto a unir y vaya de qué manera, ambos serían los suegros de sus hijos. Se sentía tan irreal pero allí estaban ellos, frente a frente después más de 20 años.

-- Yo tampoco me la creí al principio – De un rápido movimiento le quita los lentes al francés y se los pone – Ahora si te creo que ocupas lentes, está más ciego de lo que imagine, tienes la vista horrible – Ponía su mano frente a él, haciendo señas e intentando enfocar con sus ojos.

--¿Yo? – Pregunto ofendido entre cerrando sus ojos y arrugando su nariz para intentar verle – ¿Qué me dices de ti? – Le señalo mientras le intentaba quitar los lentes a la mancha difusa color azul que tenía a su lado.

--Veo todo borroso – Le guiño el ojo coqueto mientras acomodaba los lentes de forma sensual.

--Es porque no son tuyos – Con cuidado le quito los lentes al heleno para ponérselos – Estos no son de uso rudo, solo tengo este par así que no me los vayas a romper por favor…

--Bien, bien, como tu digas mi querido amigo cegatón, quiero aclarar que en si le conocí pero nunca vi una foto de él, solo conocí su voz, sabía que el novio de mi hijo se llamaba Camus porque no había un solo día que no hablara de él “Camus esto, Camus aquello” todo el tiempo – Dijo con fastidio intentando imitar la voz de su hijo con un tono chillón – Pero nunca supe su apellido y de haberlo sabido creo no habría mucha diferencia ya que la posibilidad de que fuera tu hijo era una en los cientos de miles de Dumont que hay en Francia.

--Tienes razón… Nunca pensé que esto pasaría, pero si que queria verte otra vez

--Mucho menos pasar a ser mi consuegro ¿Verdad? – Levanto sus cejas haciendo énfasis a la pregunta.

-- Dioses no lo puedo creer… Mi hijo y tu hijo… Juntos – Dijo con una hermosa sonrisa que iluminaba su rostro – Parece de película…

--Ya sé ¿Quién lo diría? Y pensar que ni por mi mente paso ser padre, ahora míranos, Tu y Yo juntos de nuevo – Le revolvió el cabello al francés como solía hacerlo antes ya que este era un poco más bajo que él pero ahora era evidente que los papeles se habían invertido – ¡Ja! que bueno que seguí el camino de las carreras 

--¿Mm? Pero creí que después de ese accidente te habías retirado de las carreras – Degel dijo eso último despacio y borrando por completo su sonrisa, había leído en una de esas revistas de deportes sobre lo sucedido, no sabía si ese tema llegara a importunarle.

Por el contrario de Kardia que se le quedo mirando unos segundos, no tenía ni idea de que el peliverde se había enterado de su incidente en la pista.  Esa tarde en que su corazón le puso fin a su carrera como piloto profesional de grandes ligas y casi a su vida también.

--Mi corazón es un viejo cacharro, pero ya sabes lo que dicen “Todo lo bueno dura poco” Desafortunadamente me toco a mi  – Llevo una de sus manos a su pecho sonriendo melancólico y se encogió de hombros – Al menos me alegro de dejar a mi hijo en buenas manos… Ya me da igual lo que pase conmigo después – Dijo como si nada, haciendo sentir muy triste al francés y es que esa era la forma de enfrentar el estado de su salud, por lo regular hacia bromas o le era completamente indiferente.

Sabía que su enfermedad no tenía cura y tarde o temprano se iría en un abrir y cerrar de ojos de este mundo. Así que no se limitaba en tomar riesgos y darse sus gustos, ya que si se iba ir tres metros bajo tierra al menos quería haberla disfrutado al máximo hasta el último segundo sin arrepentirse de nada.

--Querrás decir, “Yerba mala nunca muere… y si muere hecha semillas” aunque en tu caso sería “Bicho malo nunca muere” – Sonrío levemente de lado para amenar la situación –  Me entere por una revista de deportes que asesoraba en este tiempo... Mientras leía el articulo me sentí morir… Según los paramédicos saliste vivo de milagro ya que el coche tambien habia tenido un fallo en los frenos – Y si aún recordaba que casi se desmaya al leer el nombre del heleno. Llevo su mano para sujetar el hombro del griego en modo de reconfórtalo – …¿Cómo es que paso?

--¿El accidente ó  “El accidente”? – Dijo lo segundo haciendo comillas con sus dedos, cosa que hizo que se ganara un golpe en el hombro por parte del francés.

--Que gracioso eres, ¿Quiere que le lleve a un circo Don comedia? – Pregunto sarcástico.

-- Ja ja ja – Rio sin ganas – Pero la mera verdad no recuerdo nada de esa noche – Se rasco su nuca en señal de incomodidad, nunca hablo de lo ocurrido esa noche, también sabía que tendría una reprimenda por parte del peliverde que le empezaba a mirar con desapruebo – Esta ebrio, muy, muy ebrio, mi sangre era 120% alcohol, no sé cuanta porquería me metí, sabrán los dioses que paso pero según los doctores estaba con un pie en el coma etílico…

--¿No tienes prohibido tomar bebidas alcohólicas? 

--Sí, pero déjame terminar, guarda las preguntas para el final – Levanto su mano frente al francés para indicarle que se calmara, ya que las amatistas parecían querer atravesarlo como si fueran cuchillos, el peliazul paso saliva y continuo – Okay…. Después del accidente dure casi una semana en terapia intensiva esperando a que despertara del coma inducido, ya que no me podían operar, luego un mes internado hasta que me dieron de alta con extremas precauciones, con un plan de cuidados y alimentación estúpidamente estricto. Total soporte así dos tortuosos meses, estaba harto, quería tirarme de un puente y acabar de una vez con todo eso... La depresión que tenía era muy fuerte, no salía, no quería hacer nada, ni ver ni hablar con nadie, evadía a todo mundo encerrándome en mi burbuja de miseria, hasta que un día Manigoldo llego a mi casa harto de mi comportamiento ¿Te acuerdas de él, no? – El otro asintió ligeramente, le recordaba y no era de buen modo que digamos – Bueno él me saco a rastras de la cama, me baño y vistió con la finalidad de reintegrarme a la sociedad me llevo a un nuevo bar a duras penas como pudo porque estaba desanimado ya que ahora tenía que tomar un mundo de medicamentos si quería seguir viviendo amenamente y por consecuencia me sacaron de la liga y para terminar me habían dicho que nunca más volvería a correr hasta me quisieron quitar mi licencia de manejo para que no pudiera manejar ni siquiera en la vía pública, mi vida se fue al carajo en menos de un segundo – Dijo con la voz algo quebrada pero pronto se repuso y le sonrió con algo de cinismo – Al parecer sufrir un infarto en plana carrera de preliminares no es bien visto por el comité de corredores – Comentó en modo de broma – Y pues lo único que recuerdo es despertar en una habitación de un motel de paso, solo fui víctima de las circunstancias por así decirlo – Jugueteo con sus manos de modo nervioso – Posterior a eso intente levantarme pero mi cuerpo no respondía, sentí que mi cabeza iba a explotar, vomite a más no poder hasta que me desmaye y nuevamente desperté en la sala de urgencias del hospital – Nuevamente se encogió de hombros soltando largo suspiro – Un año y medio después una morena de fuego venida del nuevo continente me vino a tirar con una maraña de pelos que disque era mi hijo y que me tenía que hacer responsable… Y ni como negar que es mi hijo, si es la viva copia mía, ¿A poco no notaste mi porte griego perfecto  y esos hermosos ojos turquesas que tanto te encantaban? – Le hizo ojitos pestañando un par de veces, había hecho sonrojar al peliverde, poniéndole nervioso a lo que el otro se soltó a reír, aún tenía el toque de lograr derretir el hielo en su interior.

-Pues de ser así… Camus tambien es el vivo retrato mío – También se encogió de hombros.

-Nunca vi una foto de el para ser sincero, rogaba a los dioses que no fuera feo, Milo siempre tuvo gustos exóticos -- Degel puso una expresion de "Mi hijo no feo" que resulto ser miy graciosa para el heleno -- Y veo que esta vez no fue la excepción se enamoró del hijo del cejas partidas – Llevo su dedo a delinear una de las cejas de Degel que tenía esa característica extraña en sus cejas.

--Y bueno ¿Que paso? ¿Se juntaron por el bien de Milo? –Pregunto con desanimo, a lo que el griego solo volteo sus ojos con fastidio apartando gentilmente su mano del rostro pálido.

--No, cada quien vive por su lado – Dijo quitado de la pena.

--¿Y tu esposa?

--¿Esposa? Jeez… Ni lo manden los Dioses, que se te haga la boca chicharron* – Se persigna dramáticamente, si algo debía agradecer de esa mujer seria que le pegara sus modismos y expresiones, aunque tenía que admitir que le gustaban las costumbre y tradiciones de la tierra de donde ella vino, pero hasta allí, nunca más volvieron a cruzar “la línea” – Si nunca dije que me case con esa mujer… Es terca, mandona y una completa feminazi… No en el mal sentido, no me mal entiendas es una grandiosa mujer, buena madre, trabadora y muy aguerrida, es una tiburón en el mundo de los negocios, tiene una cadena de bares en México y ella sola las dirige… Sigo sin entender porque me vino a avisar de la existencia de Milo, digo una mujer como esa no necesita un hombre que la saque adelante…

--Pues a lo mejor le gustaste y te quería “amarrar con el niño”

--No, ella no es así, a lo mejor lo tomo un gesto de consuelo, sabía que la estaba pasando mal y como gesto noble me dio un hijo – Se acomodó el cabello – Aunque debo admitir que tu teoría podría ser correcta, ¿Quién no querría un adonis bomboncito como yo?

--Bueno a lo mejor solo metió la pata* con el desliz y no lo quiso abortar

--Lo que sea, por una u otra cosa las cosas fueron así, digo ella pudo conseguir un hombre fácilmente y criar a Milo con ella, sin yo saber de su existencia

--Bueno ella hizo lo que creyó correcto, estabas en todo tu derecho de conocer a tu hijo ya que despues de todo es en parte tuyo también el “accidente” – Le imito con las comillas – Así ella se hubiera casado y tuviera otra familia y le criaran como su hijo, tú tenías que tomar su papel como su padre y hacerte responsable, digo cualquiera hubiera ido por el camino fácil y lo deja botado…Te felicito – (Degel le entendía, él fue un papá soltero, toda su vida la dedico en criar a su hijo y trabajar para darle lo mejor, aunque ser madre y padre al mismo tiempo no era fácil, agradecía que Camus no hubiera sido una niña y tener que explicar sobre las “cosas y cambios en el cuerpo de las niñas”) – Soltó una risita nerviosa – Al menos la tuya no te dejo votado con todo e hijo por un viejo rabo verde…

--Oh por los dioses, mis dulces oídos – Se los cubrió los oídos de forma exagerada– ¿Y con esa boquita mal hablada piensas besarme? ¡Grosero! –  Pregunto fingiendo indignación y desagrado, cosa que le hizo que el otro apartara la mirada sonrojado – ¿Qué es esto? El siempre pulcro, correcto y respetuoso Degel diciendo palabras despectivas e irrespetuosas dirigidas a una persona de la tercera edad… Simplemente no me la creo…

--Ya vasta, tú dices cosas peores incluso a la que es la madre de tu hijo – Degel giro  su ojos simulando desagrado y le miro divertido.

--Tú también – El griego mordiendo su labio inferior de lado intentando contener su enorme sonrisa de una forma que resulto tentadora para peliverde, puesto que los labios del morocho eran más gruesos y carnosos que los suyos.

--Pero no de la misma forma en que tú te expresas, yo ni en el mundo la hago, por mi puede hacer y deshacer con su vida pero solo que no se meta ni con Camus ni conmigo – Me mantuvo firme en su postura, pues dejaba en claro el desagrado en todo lo relacionado con esa mujer – Si ella quiso hacer su vida con otra persona por mi está bien…

--Eeh Calvera también, ella hizo su vida aparte de mi – Dijo sonriendo de lado – De hecho creo que ella sale ahora con una mujer o se volvió a casar no sé – Dijo un gesto de desinterés – Tal vez volvió con su primer esposo, total me es irrelevante lo que haga con su existencia,  yo no hablo mucho con ella pero Milo nunca ha perdido contacto con ella, creo que vendrá para el día de la boda.

--¿No te llevas bien con ella?

--No, ya vez que nadie es monedita de oro para caerles bien a todos* – Dijo rápidamente – Digo, no voy a negar que si ella es muy simpática, sociable, divertida y con un cuerpo curvilíneo y graaandes atributos – Simulando con sus manos gesto de sostener unos enormes senos –  Pero no es para nada mi tipo, es agradable a la vista por su arrasadora gran pechonalidad* pero una vez que la conoces y deja salir su verdadero es el mismísimo Hades... Es como de esas arpías doble caras que te atraen con su voz melodiosa de un aspecto hermoso e intachable ante todos pero en el fondo es capaz de hacer cualquier cosa si no está conforme con algo y  cuidado si le tocas un pelo a una de sus hijas…Te arranca la mano y te la da de comer en un pozole* – Dijo con cara de espanto, el peliverde podía jurar que el otro tembló ante el recuerdo de esa mujer – Ella es muy sobre protectora y aún más con Milo, después de todo es nuestro primogénito, somos muy diferentes o demasiado iguales de carácter diría yo… Casi siempre que nos veíamos peleábamos desde casi todos los aspectos hasta en el modo de crianza que le teníamos era diferente uno de otro pues lo único que nos unía y une es Milo y para no tomar acciones legales al respecto decidimos que Milo iba a pasar una temporada en Grecia conmigo y otra con ella en México. Pero luego se volvió difícil para Milo adaptarse a los cambios constantes de escuela, al final decidió quedarse conmigo por el amor a los autos de carrera y porque su madre pasaba casi todo el tiempo fuera de casa por su trabajo – Limpio sus uñas en su saco y le miro victorioso con una enorme sonrisa de satisfacción –  Calvera casi me mata la primera vez que se enteró que Milo había corrido un auto de carreras, no estuvo de acuerdo en que se dedicara a esto pero al final solo se tuvo que aguantar y aceptarlo… Después de todo es mi hijo y le entiendo a la perfección, su amor por competir y los autos, por eso fui su mejor jefe de mecánicos, tu sabes… – Desvió su mirada a la ventana mirándole a través del reflejo de este con una media sonrisa algo incomoda – Quiero que logre lo que yo no pude lograr… – Expresaba con melancolía que el otro podía jurar que su voz se quebraría en cualquier momento– Por eso él está aquí en Francia esta temporada y próximamente se irá a Alemania… Pero no sabía que Camus iría con él – Aclaro regresando su vista al francés – Solo serán un par de meses, claro si califica previamente en la competencia, si no estará de regreso de inmediato – Dijo despreocupado, pues tenía mucha seguridad y confianza en que su hijo clasificaría sin problema alguno en la competencia.

--Espera ¿Alemania? – Pregunto confundido, arqueando una de sus peculiares cejas  extrañado – Camus me dijo que se irán a Estados Unidos – Kardia abrió sus ojos enormemente sin ser capaz de decir nada.

Abría y cerraba su boca un par de veces, era incapaz de pronunciar palabra, le había tomado con la guardia baja, aún más que descubrir lo de la boda de sus hijos. Cerro sus ojos un momento intentando asimilar la situación, respiro profundo inhalando por la nariz y exhalando por la boca de manera ruidosa, cosa que le empezó a preocupar mucho al peliverde que no sabía qué hacer. Un par de respiraciones más calmadas y Kardia abrió sus ojos lentamente, le miro directamente, sin expresión alguna. Esa breve tranquilidad no duro ni diez segundos pues su rostro se había desfigurado completamente lleno de ira.  

--¿QUE? – Kardia le miro con fuego en sus turquesas, esa sí que no la esperaba – Esa maldita bruja no se saldrá con la suya, me las pagara – Golpeo con fuerza la guantera del coche en señal de enojo.

--¿Es que no sabías? – Pregunto subiendo sus anteojos y acomodando un mechón de su cabello tras su oreja algo nervioso.

Realmente Degel se sintió un chismoso por decir algo que no le concernía, pero quien era el para saber de lo que estaba al tanto o no el griego, temía que padre e hijo pelearan por su culpa, no quería pecar de ignorancia después de todo en las familias siempre hay un pariente que mete la nariz donde no debe, lo que más le molestaba en el mundo y él se había convertido en lo que juro destruir en menos de un segundo.

--Milo me dijo que le habían invitado a participar en Alemania para el Grand Prix – Dijo con la voz algo alterada – Pero si no quedaba Calvera le dijo había conseguido patrocinadores en Estados Unidos – Podía ver como sus manos empuñadas y su mandíbula tensa temblaban de furia – Pero es lo último, lo peor de lo peor,  los americanos son estúpidos, se creen el centro del universo…Y no dejare que me quite a mi único hijo, ¡Ella tiene 4 con su ex marido!… ¡AHG! DIOSES ¡¿POR QUE A MI?! – Grito con frustración, este también estaba siendo consumido por las circunstancias repentinas y las venia acumulando desde hace tiempo  – Primero la boda y ahora esto, lo voy a colgar de los – Hizo una seña como si exprimiera  con fuerza algo con sus manos –…Pelos

--¿No le dejaras ir a Estados Unidos? – Pregunto con la voz neutral, no quería ser quien pagara los platos rotos del peliazul. Él también estaba algo preocupado por la precipitada ida de su hijo a un nuevo continente junto con su esposo del cual apenas si tenían un mes de conocerse, aunque debía admitir que sintió un gran alivio al saber que el futuro esposo era el hijo del que fuera su mejor amigo, pero aún no se le quitaba la espinita, aun no dejaba de ser un extraño por más hijo de Kardia que fuera como dicen por allí “caras vemos, enfermedades mentales no sabemos”.  

Degel por más que les había insistido en que se conocieran un poco más antes de dar ese gran salto ya que él consideraba que aún eran un par de desconocidos que sintieron la atracción del momento, el famoso amor a primera vista. Había parejas que duraban años en tomar la decisión de casarse y estos dos de la noche a la mañana ya tenían todo listo.

--Por su puesto que no, pero me abstendré de arruinarle el momento por ahora, ya luego me va a escuchar – Dijo cruzándose de brazos, con una expresión bien conocida por el francés, sabía que tenía que tantear el terreno si no quería empeorar las cosas.

--Kardia… – Dijo casi en un suave susurro, intentando de este le mirara.

--Ya no quiero hablar de eso – Pero este bajo la mirada cerrando sus ojos fuertemente y masajeando sus sienes despacio ya que estas le comenzaron a punzar – Necesito tener la cabeza fría para cuando lo vea… las cabezas mejor dicho – Corrigió con rapidez, al decir esto levanto su cabeza al respaldo del asiento y aun con los ojos cerrados sonrió de forma picara dejando salir un suspiro ruidoso y cantarino, Kardia solía ocultar sus enojos y tristezas con un humor negro y sarcástico casi rayando el cinismo y perversión, casi aparentando que todo estaba bien pero cuando explotaba era el mismísimo Dios de la guerra, un volcán en erupción.

-- No te pongas de malas – Sin querer llevo una de sus manos al muslo del moreno a modo amable sin doble intención por lo anteros dicho, a lo a que este le miro sin decir nada, era más un gesto de amistoso consuelo pero podría jurar que le sintió temblar ligeramente y estaba seguro de querer sentir eso de nuevo, Kardia temblando con el solo toque de su mano – Aprovecha que estas aquí unos días, esta es una oportunidad que no se presenta todos los días, ¿Cuándo te puedes reencontrar con tu viejo mejor amigo de la universidad?

--Lo que digas… Es un asco volar, lo peor el llevar a todos lados las pastillas, ya estoy harto… por un tiempo las deje de tomar, caí en depresión, podría decir que tome enserio mi salud cuando Milo llego a mi vida, quería darle todo lo posible a Milo, tenía miedo de dejarle como mi padre, no quería que el mounstro que tiene Calvera como marido me quitara a mi hijo – Esta vez le sintió sincero, el griego había bajado sus defensas – Lo único que quiero es vivir mi vida, dia a dia al máximo, sin preocuparme de nada, disfrutar de todo y consumir cada segundo de mi vida a mi manera… No quiero volverme una carga para todos y acabar muriendo en una cama de hospital sin haber hecho las cosas que quería... Siento que el tiempo de me acaba segundo a segundo y no puedo hacer nada, es como si mi vida fuera arena y se me escapara de las manos… No puedo hacer nada… No puedo detenerla ni saber cuándo esta va a terminar… En las noche cierro mis ojos con el temor de no volver a abrirlos... De que mi inútil corazón deje de latir en cualquier momento – Sin querer su voz termino quebrada conteniendo el llanto.

Degel continuo mirándole sin decir nada, iba a reconfortarlo, quería ayudarle pero sabía que era muy difícil su situación, tal vez darle animo no sería lo mejor en estos momentos y no había mucho que hacer, solo esperar a que el momento del deceso llegara para que este al fin descansara, triste pero era la cruel realidad, actuar optimista ante él sonaría algo hipócrita de su parte y estaba consiente que al moreno no le gustaba que le vieran menos o sintieran lastima por él, su mente era un hervidero de palabras a mil por segundo lo cual hizo que se formara un nudo en su garganta impidiendo que fuera capaz de decirle algo.  

De pronto los  celulares de ambos comienzan a sonar, eran sus hijos, preocupados porque ya iban a hacer las 7 y ninguno llegaba. Degel limpio su garganta pasando saliva un poco para quitar la dolorosa sensación en su garganta poder hablar con su hijo.

--Descuida Camus ya voy estoy dando la vuelta para llegar, voy a estacionar el coche… Si esta bien…

--Si, si, ya voy llegando renacuajo… Ajá… Pero no creerás con quien me tope – Por otra parte, Kardia hablo como si nada de lo anterior hubiera pasado – Es un viejo amigo de la universidad… Seguro le conoces – Dijo en un tono de sarcasmo – Ya que vamos a arreglar cuentas tú y yo al llegar bicho del mal…

Y con esa amigable amenaza ambos colgaron el celular, se miraron directamente un par de segundos y sonrieron en complicidad – Bien mi querido amigo creo que seguiremos con esta platica cuando estemos comiendo ese delicioso pastel de coco que compraste, como sabes soy alérgico a las nueces al igual que Milo…Ya estoy ansioso de ver sus caras

Degel asintió levemente y sin quitar su leve sonrisa retomo el camino hasta llegar a su casa.

Al llegar ambos juntos sus hijos casi se van de espaldas al saber que sus padres ya se conocían desde hace mucho, pasaron una noche entre platicas y risas pues contaban anécdotas de su juventud o de ellos cuando eran pequeños cómo cuando Milo no quería usar calzoncillos debajo de la ropa hasta que un día fue a parar al hospital para desatorar el cierre del su pantalón pues Kardia no sabía que era lo que le ocurría ya que Milo se había soltado a llorar y gritar desesperado a todo pulmón con que le dolía mucho el pilin, no quitaba sus manos de su entrepierna mientras se retorcía de sufrimiento en el piso y termino pagando 200 euros porque rompieran el cierre del pantalón que bien pudo haber hecho eso en casa. O que Camus una vez se depilo por completo las cejas un día antes de entrar a secundaria por lo que tuvo que dejase crecer el flequillo para cubrirle su carencia de cejas, pero tu fleco tardo en crecer como su ceja por lo que Degel opto por maquíllale las cejas y había una foto de ello, pues Camus había decidido depilarse la ceja para “verse normal” y termino al principio con una ceja más corta que la otra y para emparejase se mocho la otra y cuando menos lo pensó ya no tenía cejas.

Al día siguiente ya continuarían con la preocupación de los preparativos finales para la boda, por el momento disfrutarían del inesperado y oportuno reencuentro.

Notas finales:

Listo, espero no tardarme mucho con la tercera parte, hare todo lo posible por dedicarle tiempo a mis fics :C

En este capítulo como se dieron cuenta hay algunos asteriscos ya que son algunas expresiones que se utilizan acá en México (O bueno en mi ranchito querido xd) Una disculpa si no les gusta o no les entienden pero quiero aclarar que como Milo es Hijo de una Mexicana se le pego una que otra cosa de la costumbre de ella al igual que Kardia.

Sin más nos leemos a la próxima, arrivederci mis bichines hermosos!!


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