Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Corazón Valiente por Alejandra018PK

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Finalmente era fin de semana, tres días trabajando para Saga si que fue un reto, y es que este tenía una idea fija de cómo le gustaba el trabajo y debido a esto lo tenía varias horas de ida y vuelta hasta que su trabajo cumpliera con sus expectativas, le había dicho que era mejor que durante el resto de esa semana se acoplara a la forma en que se trabajaba en ese lugar para evitar que cometiera errores en los siguientes días. 
 
En verdad todo eso lo dejó exhausto razón por la cual ahora se encontraba desayunando a lado de su pequeño, un tazón de cereal, no encontró la energía suficiente para hacer un desayuno más elaborado pero agradecía enormemente que su pequeño recibía gustoso cualquier cosa que él le diera de corazón. 
 
Contemplaba tranquilo a su pequeño comer cuando escuchó el timbre de la puerta, le cayó de raro que alguien llamara, según lo que tenía entendido Degel y Kardia saldrían ese fin de semana, convencido de que tal vez se trate de algún vendedor ambulante se levantó dispuesto a abrir la puerta. 
 
Grande fue su sorpresa cuando reconoció a la persona de pie frente a él. 
 
-¿Qué haces aquí Saga? 
 
-Enserio, tal parece que la vida no quiere que mi presencia sea bien recibida por ti. 
 
-Perdón, es solo que no me esperaba tu visita. 
 
-No es nada, simplemente quería asegurarme de que no te dieras a la depresión de nuevo. 
 
-Claro… ¿Quieres pasar? 
 
-Si no te molesta… - Camus simplemente se hizo a un lado para permitir que pasara y caminó detrás de él hasta el comedor donde se encontraba Sam. 
 
-Samuel – llamó la atención de su hijo y limpiando un poco su carita del chocolate del cereal, lo tomó en brazos para presentarle a Saga – te presentó a mi jefe, el señor Saga, Saga este es mi hijo, Samuel. 
 
-Mucho gusto Samuel – extendió su diestra en dirección del pequeño quien solo lo miró con algo de desconfianza. 
 
-¿Tu eres el jefe de mi papi? 
 
-Así es. 
 
-¿Y por qué estas aquí? 
 
-¡Sam! – regaño Camus al encontrar indiscreto el comentario de su hijo. 
 
-No te enojes Camus, Samuel tiene toda la razón, no es normal que el jefe visite en fin de semana a sus trabajadores-se acercó hasta acariciar los cabellos del niño- pero todo tiene una buena razón de ser y es que tu papá es mas que un empleado, es mi amigo también, así que tal parece que nos veremos muy seguido. 
 
- En ese caso está bien, mi papá me dijo que siempre es bueno hacer nuevos amigos, ¿serás mi amigo también? 
 
-Desde luego, que mejor amigo podría pedir. 
 
Camus vio a Saga jugar a lado de Sam por alrededor de dos horas, le asombraba el hecho de que tal parecía que no se cansaba, él apenas jugando una hora con su pequeño y le costaba seguirle el ritmo. 
 
El ruido de la puerta de nuevo lo tomó por sorpresa, seguro de que Saga cuidaba a su niño se apresuró a atender al llamado. 
 
Sólo que esta vez si hubiera preferido mil veces que se tratara de un vendedor ambulante y no de su aún marido. 
 
-Hola Camus, ¿Cómo estás? 
 
-¿Qué quieres? – le respondió de manera cortante, pero desde luego, después de lo que pasó era comprensible. 
 
-Necesito hablar contigo de algo urgente por favor. 
 
-… Bien, pasa – cedió a su pedido puesto que aun que lo odiara siempre su mirada lograba convencerlo, además no negará que le provocó algo de lástima ver el aspecto que traía. 
 
Ambos ingresaron a la casa, Milo caminaba dubitativamente detrás de Camus, hasta que escuchó las risas de Sam provenientes de la sala. 
 
-¿Está Ian con él? 
 
-No… 
 
Llegaron a la sala y Milo pudo ver a un hombre jugando con su hijo, ambos armaban los juguetes de la caja de muestras que le había dado Kardia hace un tiempo y que por estar enfocado con Afrodita ni siquiera se dio el tiempo de explorar con su hijo, a decir verdad le dio coraje ver esa escena ya que Sam se veía muy animado con ese hombre, además que era demasiado apuesto para su gusto y no le cayó nada bien que alguien de ese porte tuviera acercamientos con su familia. 
 
-Buenos días – saludo con voz firme teniendo la clara intención de romper la atmósfera que rodeaba a ambos. 
 
-¡PAPÁ! – apenas Sam reconoció la voz de su padre corrió hasta sus brazos - ¿ya te vas a quedar con nosotros? 
 
Camus sintió que las ganas de llorar regresaban a él, no quería romperle el corazón a su pequeño diciéndole que su papá ya no regresaría pero solo lograba romper el propio por la impotencia de presenciar esa escena, había cubierto sus ojos con su mano para evitar que sus lágrimas fluyeran pero un abrazo reconfortante lo tomó por sorpresa, abrió los ojos y se conmovió por ver que Saga era quien le brindaba ese gentil gesto así que lo correspondió sujetando su mano al brazo que lo rodeaba. 
 
Milo desde luego presenció esto así que con saña respondió a la pregunta de su hijo. 
 
-Desde luego que si pequeño, volveremos a ser la familia que siempre hemos sido. 
 
Camus se tensó y Saga se percató al instante, al igual que noto las intenciones ocultas en las palabras de Milo, sin duda ese hombre le daba tanta rabia, era un egoísta total, apenas se sintió amenazado por su presencia y no le importó decir sandeces con tal de “definir su territorio” de una forma lamentable a su parecer. 
 
-Ahora, necesito hablar con tu papi campeón, así que vuelve a jugar, en cuanto termine de charlar con él vendré a jugar contigo. 
 
-No es necesario papá, mi amigo Saga ya está jugando conmigo así que no te preocupes, tomate tu tiempo. 
 
Saga casi se reía por el patético gesto que se asomó en el rostro de Milo, adivinaba que estaba molesto por lo dicho por Samuel, pero bueno, el mismo se lo había buscado y el por su parte no tenía la culpa de que su hijo lo prefiera. 
 
-Esta bien pequeño, anda a jugar – lo dejo en el suelo y el niño corrió a lado de Saga para tirar de su saco hasta llevarlo de nuevo al sitio donde momentos antes se encontraban armando los juguetes. 
 
-Vamos al patio trasero Milo – las palabras de Camus captaron de nuevo su atención, la cual se había quedado centrada en el entusiasmo de su hijo. 
 
-Bien, voy detrás de ti. 
 
Caminaron hasta el sitio antes mencionado y tomaron a ciento en una sencilla banca de madera que ahí se encontraba dejando un espacio considerable entre ambos. 
 
-No tengo idea de que es lo que viniste a hablar pero realmente dudo que darle falsas esperanza a mi hijo sea una buena idea. 
 
-No le estoy dando falsas esperanzas Camus, en verdad voy a regresar. 
 
-¿Y Afrodita? 
 
Milo se quedó callado por un momento, no por que no supiera que contestar si no por que no sabía cómo tomaría Camus lo que diría a continuación. 
 
-Sobre eso… Tengo un favor enorme que pedirte. 
 
-Habla, estoy dispuesto a escucharte pero no te aseguro que acepte ayudarte. 
 
-Bueno tengo que contarte la situación desde el principio, hace unos días mi jefe, no se como en realidad, pero se enteró de nuestra situación, y me advirtió sobre que en caso de que no regresará a mi casa y enmendara mi error me quitaría mi empleo-Camus lo miró sorprendido, esta bien que le tenía mucho resentimiento a Milo pero jamás al punto de desear verlo sin empleo- además que para asegurarse de que cumpla con lo que me dijo, me pidió que te avisara que nos visitaría hoy en la tarde para comer con nosotros. 
 
-Pero de que estas hablando, Milo todo esto es una locura y suponiendo que aceptara que regreses, ¿por qué no me avisaste con tiempo sobre la situación? 
 
-Lo que pasa es que Afrodita ha estado muy enfermo, el departamento que rentamos es demasiado frío y fue inevitable que pescara un resfriado – Camus solo sintió coraje, tan enfocado estaba cuidando de Afrodita que ni siquiera se dio un minuto para mandarle un maldito mensaje para ponerlo al tanto de todo – y… Ahora lo que quería decirte… ¿Podrías permitir que Afrodita y yo regresemos a vivir aquí? 
 
No daba crédito a lo que oía, ¿tanta desvergüenza tenía su marido para pedirle algo así? 
 
-¿Por qué tendría que hacer un gesto de compasión para ustedes? 
 
-Por favor, Afrodita no sabe cocinar así que todos los días necesitamos comprar comida preparada y los gastos de la renta del departamento son muy elevados. 
 
-Simplemente busquen un sitio que se acople a sus necesidades no a sus excentricidades y verás cómo si te alcanza, respecto a lo otro, si quieres regresar está bien, pero sólo tú, no permitiré que quieras humillarme en mi casa de nuevo, eso es algo que ni Degel ni Kardia y mucho menos Saga me perdonarían. 
 
-De acuerdo, en realidad en estos momentos no es como si tuviera el derecho de exigir nada, gracias por tu ayuda Camus. 
 
-No me agradezcas nada, esto no lo estoy haciendo con gusto créeme. 
 
Ambos se pusieron de pie y se dirigían a la puerta de cristal que les daría paso al interior de la casa pero antes de abrirla, Milo se decidió a hacer la pregunta que lo atormentaba desde que llegó. 
 
-Camus… ¿Quién es ese hombre que juega con Sam? 
 
-Es Saga, creí que lo habías deducido. 
 
-No me refiero a quien es para ti… 
 
-Es mi jefe y amigo. 
 
-No me gustan los atrevimiento que tiene contigo ni la confianza con Sam, ¿ha venido en otras ocasiones? 
 
-Solo una vez y es la primera que conoce a Samuel. 
 
-Pues su actitud da a entender que ha venido más de dos veces. 
 
-Milo basta, mejor ve a traer tus cosas y déjame apresúrame para preparar la comida para el señor Shion ¿de acuerdo? 
 
Sin esperar respuesta lo dejó atrás pues se dirigió a la alacena para hacer su lista e ir lo más rápido que pueda al supermercado. 
 
Mientras tanto Milo llegó de nuevo a la sala y vio que su hijo estaba admirado con la facilidad en que Saga armaba un Gundam, le aviso a su pequeño que en unos minutos regresaría pero este apenas y le presto atención, así que salió frustrado de la casa con rumbo al departamento, realmente no quería ni pensar en el problema que se le avecinaba con Afrodita cuando le platicara el acuerdo al que llegó junto con Camus. 
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).