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Corazón Valiente por Alejandra018PK

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Ya entrada la tarde regresaron a casa, Degel y Kardia se despidieron del matrimonio acordando comer juntos mañana como siempre. 
 
Milo y Camus llevaron a su pequeño hasta su habitación, lo arroparon y le dieron el beso de las buenas noches deseándole dulces sueños. 
 
Cuando salieron caminaron juntos hasta su habitación tomados de las manos. 
 
-Cariño, ¿crees que no fue malo de nuestra parte haber salido dejando a mi primo aquí solo?
 
-Bueno cariño, sinceramente sí me sentí algo incomodo con eso pero él mismo insistió y honestamente lo que menos deseo en estos momentos es iniciar una pelea interminable con alguien, sabes que detesto eso. 
 
-Está bien cariño. 
 
-Tú tranquilo amor, por cierto, ahora que recuerdo se me olvidó guardar unos documentos para mañana que inicia la nueva campaña, voy a mi oficina, en un segundo regreso. 
 
-Siempre tan despistado cariño, no te preocupes, ve por lo mientras yo me ducharé y me cambiaré para dormir. 
 
-Deacuerdo, ya vuelvo. 
 
Con prisa pues mañana iniciaba su día a muy tempranas horas, bajó las escaleras e iba directo a su oficina cuando pasó frente al cuarto donde dormía Afrodita, la simple curiosidad lo llevó a entrar para asegurarse de que durmiera pues la luz del cuarto se encontraba encendida y la puerta abierta de par en par. 
 
Con pasos cautelosos cuidando no hacer demasiado ruido se acercó a la cama, grande fue su sorpresa al ver que la sábana cubría apenas su cadera permitiéndole ver que no tenía prenda alguna encima, con un poco de incomodidad jaló el cobertor y lo cubrió para acto seguido apagar las luces y salir cerrando tras de sí la puerta, con los nervios aún presentes en su torpe actuar finalmente se dirigió a hacer lo que lo había llevado a bajar en primer lugar y por fin cuando lo hubo hecho regresó a lado de su esposo quien se encontraba sentado frente al tocador cepillándose su hermoso pelo azul, no pudo hacer más que soltar un suspiro y dirigirse a él para envolverlo en un intenso abrazo. 
 
-¿Todo bien amor? 
 
-Si cariño, no te preocupes, es sólo que necesitaba abrazarte. 
 
-Ya veo, está bien, todos necesitamos cariño de vez en cuando, cuando lo necesites sólo ven aquí y mis brazos siempre estarán dispuestos a abrigarte mi amor. 
 
-Eres la persona más amorosa que conozco mi cielo, realmente no puedo más que sentirme verdaderamente afortunado de conocerte y tenerte a mi lado como mi esposo y madre de mi hijo. 
 
-Cariño, no es necesario que me digas tantas cosas lindas yo lo sé por que lo demuestras todos los días por eso te amo. 
 
Milo ya no respondió, en cambio simplemente estrechó aún más entre sus brazos a su querido esposo sintiéndose idiota por sentir tanto nerviosismo hace unos momentos, es obvio que se sintiera extraño por que Afrodita es un joven muy lindo y atractivo, él como hombre no podía simplemente hacerse de piedra pero ahora pensando con la mente fría y la sensación de amor y ternura proveniente de su esposo le abría los ojos y le regresaba los pies a la tierra haciéndolo ver que su familia era algo irremplazable. 
 
Más tranquilo invitó a Camus a acompañarlo a dormir, ambos se acomodaron uno al lado del otro y unidos en un cálido abrazo conciliaron el sueño más tranquilo que jamás pensarían que no tendrían de nuevo en bastante tiempo. 
 
A la mañana siguiente apenas sonó el despertador y Milo se enderezó tallando sus ojos en un intento de desperezarse, después de un largo bostezo miró a su costado percatandose del lugar desocupado, sonrió de lado pues ya se imaginaba donde se encontraba su hermoso acompañante. 
 
Aún con un poco de sueño se levantó y se dio una ducha rápida con agua fría para terminar de despertar. 
 
Cuando terminó se colocó su impecable traje negro que ya había dejado a la mano desde el día anterior. 
 
Después de arreglarse un poco el cabello se dispuso a ir al comedor no sin antes pasar a la recamara de su retoño y despertarlo así como ayudarlo a alistarse para llevarlo a la guardería. 
 
Bajó las escaleras haciendo un sonido con la boca que imitaba a los guerreros apaches mientras llevaba a su pequeño sobre los hombros emitiendo el mismo sonido y con una sonrisa armoniosa en el rostro que sin evitarlo fue contagiada a Camus. 
 
Cuando estuvieron cerca a la mesa Milo sujetó firmemente los brazos de su hijo y con cuidado lo acomodó en su lugar tomando igual el suyo para aceptar el delicioso desayuno que Camus ya había preparado. 
 
-Buenos días amor - saludo Camus dándole un beso en los labios a Milo mientras le dejaba a lado una taza de café cargado, a continuación le acercó un vaso de jugo y depositó un beso en la frente de su pequeñito mientras también lo saludaba - Buenos días para ti también, mi pequeño príncipe. 
 
-¡¡Buenos días mami!! - claro que Camus no se esperaba que su pequeño lo abrazara con fuerza del cuello y le llenara las mejillas de tiernos besos. 
 
-Ey tranquilo campeón que él es mi esposo y me voy a poner celoso - dijo Milo con una sonrisa divertida mientras jalaba un poco a Camus de la muñeca para robarle un tierno beso que lo hizo sonrojarse por el repentino detalle. 
 
-Eyyy!, pues será muy tu esposo, pero es mi mami y yo lo mimaré tanto como quiera porque él jamás me detendrá - el gesto de superioridad impactó incluso a Camus, Milo estaba por contraatacar cuando fueron interrumpidos por Afrodita quien con solo una camisa holgada y un pequeño short hacía acto de presencia en el comedor y parecía bastante divertido con la pelea entre padre e hijo sin notar la incomodidad que provocó en Milo. 
 
-Vamos Sam, no deberías ser tan celoso, debes aprender a compartir, más ahora que yo estoy aquí, debes dejar que igual conviva con tus papis y no hacer rabietas. 
 
-Está bien, pero es que papá es muy posesivo con mi mami y yo no quiero que me dejen de lado. 
 
-Eso jamás pasará campeón ahora vámonos o llegaremos tarde, seguramente Ian ya te está esperando - Milo quería salir de ahí lo más pronto posible, rogaba por que no se percataran de su incomodidad por lo que simplemente bebió de golpe su café y tomando su almuerzo y el de su pequeño lo apuró para marcharse. 
 
-Tengan mucho cuidado en el camino y Sam, cuida mucho a Ian y saluda de mi parte a tu tío Degel. 
 
-Si mami, lo haré - levantó sus bracitos para que Camus se agachara un poco y así poder despedirse. 
 
Milo le dio un beso intenso en los labios a su esposo que causó muchas reacciones distintas, mientras que en el mismo causó un respiro de amor en su corazón, en Camus causó un hormigueo de emoción y felicidad, un gesto de asco en su bebé y un resoplo casi imperceptible de envidia de parte de Afrodita. 
 
De éste último se despidió con un simple gesto de la mano y se marchó junto a su pequeño, mientras conserve esa línea entre ambos todo marchará como hasta ahora en su tranquila familia. 
 

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