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Corazón Valiente por Alejandra018PK

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En todo lo que restó del día, Camus no salió de la habitación, para cuando se hizo de noche Degel se dedicó a cocinar la cena, claro obligando a Afrodita a ayudarle, Kardia no quiso hablar más con Milo, hace unos momentos lo había hecho y se dio cuenta que al parecer le habló a la pared.

Sam llamó a la puerta de la habitación de Camus pero este no respondía, no fue hasta que el pequeño rompió en llanto desesperadamente cuando abrió la puerta y lo dejó entrar, Degel les subió la cena pues sabía cómo se sentía Camus en esos momentos y no creía que estuviera dispuesto a hablar con Milo, además sabían que Sam no iba a dejar a su madre solo.

Cuando dieron las 10 de la noche Kardia se marchó junto a su familia sin despedirse, estaban realmente molestos con Milo.

Afrodita iba a decir algo en cuanto se vieron solos pero Milo simplemente se dio la vuelta y  subió las escaleras con rumbo a la habitación que compartía con Camus, intentó abrir pero la puerta tenía seguro y no pudo hacerlo, sintió una enorme necesidad de verlo, de confirmar que estaba dentro de la habitacion así que se dirigió a la alcoba de su pequeño y con cuidado saltó la reja que dividía el balcón de ambas habitaciones.

Una vez que lo logró abrió con cuidado la ventana y los vio, su esposo dormía con su hijo en brazos, el pequeño reposaba en el pecho que Camus quien tenía los párpados inchados por el llanto.

El coraje que sintió lo hizo ver ridículo, fue estúpido reaccionar así con él, más sí era bien consciente de que él no hacía más que desvivirse por qué nada les falte y como buen malagradecido lo único que hizo fue pagarle con gritos.

Se acercó a la cama y apoyando una rodilla en el borde se inclinó lo suficiente para poder besar la frente de su hijo, se movió un poco más al frente para alcanzar los labios de Camus, fue apenas un rose pero lo sintió estremecerse, decidió salir de ahí antes de terminar llorando.

Bajó desganado las escaleras y se fue directo a la sala, se dejó caer en el sofá y se recostó para intentar calmarse, no tenía ni la más mínima idea de las posibles consecuencias que traería esa pelea y el temor lo embargaba, jamás le había gritado a Camus, sabía que eso era violencia y su familia siempre había condenado actitudes tan repugnantes como esa.

Estaba tan turbado que no se dio cuenta de que Afrodita había llegado a sentarse a su lado hasta que habló.

-¿Por qué no vas de vacaciones con Camus?

-¿De qué hablas?

-Mira, te seré 100% sincero a partir de ahora, yo te amo, pero estoy consciente de que tú no eres un hombre libre así que sólo te pido la oportunidad para ser tu aventura.

-Afrodita, tu mereces ser mucho más que una simple aventura.

-Tal vez, pero por el momento es lo único que me puedes ofrecer, por lo mismo te pido que vayas de vacaciones con Camus, limen asperezas y llevense mejor, trata de reconstruir un ambiente hogareño adecuado para Samuel.

-Eres realmente gentil.

-No cariño, soy de todo menos gentil - se puso de pie y se sentó sobre las piernas de Milo- quiero ser tu amante, mientras estoy aquí, no será por mucho así que mientras no estés con mi primo y tu hijo quiero que seas completamente mío.

-Si me crees merecedor de tu afecto, me encargaré de hacerte feliz.

Ambos se besaron, un beso sucio, un beso que manchaba de indecencia y traición tanto a inocentes como al par de sinvergüenzas que se entregaron al deseo mundano que les llenaba los sentidos.

Esa noche por primera vez Camus durmió sin la compañía de su marido.

Esa noche por primera vez Milo durmió en una cama ajena con alguien que no era Camus.

A la mañana siguiente apenas despuntó el alba y Milo salió de la casa, no se molestó en desayunar, ya había tenido toda la madrugada después de su revolcón con Afrodita para pensar en que lo mejor sería evitar en medida de lo posible tener contacto con Camus por mientras dure su aventura con Afrodita , igual concideró el llevarlo de vacaciones, se lo propondría más tarde, cuando haya tenido todo reservado para el fin de semana, a fin de cuentas aún se sentía culpable por gritarle.

Mientras tanto, Camus despertó tarde, ayer por la conmoción se olvidó de programar la alarma y al final el cansancio lo venció de tal modo que no reaccionó a tiempo, ya eran las 10 de la mañana, no le daría tiempo para nada así que nisiquiera intentó levantarse, encontró a su bebé durmiendo plácidamente en su pecho, lo miró con ternura y lo besó para después dedicarse a acariciar su cabello.

Todo estaba tranquilo, no escuchaba ningún ruido fuera de la habitación, seguramente Milo ya se había marchado al trabajo, igual no se preocupó ya que según sus propias palabras "podía ser una persona independiente".

Soltó una risa irónica, tal vez Milo pueda ser autosuficiente pero eso no quería decir que dejara de ser su esposo y la satisfacción que encontraba en atenderlo no tenía comparación, así que a fin de cuentas seguiría ayudándolo, esta vez más discretamente para que no se sienta asfixiado.

Con esa convicción logró deshacerse del mal sentimiento que aquejaba su corazón, se disponía a levantarse cuando su móvil sonó, lo tomó y se percató de que se trataba de dos mensajes, uno de Degel y otro de Milo.

Movió un poco a Sam con tal de despertarlo.

-¿Mamá?, ¿ya es hora de ir a la escuela?

-No bebé, hoy no irás, te quedarás conmigo y me ayudarás a arreglar el patio tracero ¿deacuerdo?

-Pero papá dijo que él nos ayudaría.

-Si pero papá tiene mucho trabajo así que no podrá hacerlo.

-Bueno con tal de ayudarlos a los dos yo no tengo ningún problema - se lanzó a los brazos de Camus para demostrarle su afecto - Te amo mamá.

-Yo igual te amo pequeño, anda a cepillarte los dientes, en un momento bajo para hacerte el desayuno.

-Si mamá.

Cuando su pequeño se fue entonces se dispuso a revisar los mensajes que le enviaron, primero leyó el de Degel :

 

"Hola Camie, espero que estés mejor después del espectáculo de mal gusto que nos hizo presenciar mi cuñado ayer, no te lo tomes tan a pecho pequeño, los hombres son imbéciles por naturaleza.
En fin, la razón por la que te escribo, aparte de lo anterior, es que hoy llega mi nuevo jefe y yo como secretario de precidencia pues me veo en la obligación de prepararle algo significativo como bienvenida.
Sabes perfectamente que no tengo las mejores dotes en la cocina así que tú eres mi salvación, no necesito la gran cosa, simplemente un platillo que concideres adecuado.
Si no es mucha molestia.
Lo necesito para las 12. 20 del día.
Confío en tu gentileza y buen gusto.
Te quiero❤️"

 

Lo que le faltaba, ahora tendría que cocinar a velocidad luz teniendo en consideración que la oficina donde trabaja Degel queda a media hora de la casa, únicamente le quedaba una hora para preparar algo, claro descontando el tiempo que le tomará ducharse y darle el desayuno a su hijo.

 

Sin desperdiciar más tiempo puso manos a la obra, se apresuró lo más que pudo y decidió preparar los platillo más rápidos pero deliciosos que conocía, alistó pasta, ensalada Cesar, pescado empanizado y un sencillo pay de queso, hasta él mismo se sorprendió de haber terminado a tiempo pero la realidad es que prácticamente hizo todo al mismo tiempo, acomodó todo en sus mejores recipientes y salió de la casa no sin antes encargarle a Afrodita mantenerse al tanto de cada movimiento de Samuel.

 

Iba en el bus ya más tranquilo, sacó su móvil para verificar que aún faltaban 45 minutos para las 12.20, podría realizar el resto del recorrido con calma.

 

Estaba por regresar el telefono a su bolsillo cuando recordó que tenía un mensaje de Milo, enseguida lo sacó de nuevo y revisó el contenido del mensaje.

 

"Camus, ¿cómo amanecieron?, espero que muy bien.
Quiero pedirte perdón por la forma estupida en que me comporte ayer.
La verdad es que soy un mal agradecido, yo sin ti no soy nada, estaria perdido.
Quiero que está noche me esperes en la sala, llegaré un poco más tarde para dar tiempo a que Sam se duerma, hay un asunto que deseo hablar contigo.
Dale un beso a Sam de mi parte y te mando uno especialmente para ti.
Los amo. "

 

Se sintió muy feliz, ese mensaje le regresó la energía, quedó con algo de duda sobre aquello que quiere discutir su marido, pero feliz a fin de cuentas.

 


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