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A prueba de balas por JessiHado

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Notas del fanfic:

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Notas del capitulo:

Holisss

Si se me hubiera ocurrido consultar un brujo para que adivinara mi futuro y me hubiese dicho que me visualizaba a orillas de alguna carretera en el extranjero cargado de equipaje, sin un peso en el bolsillo y con aspecto de llanero solitario, probablemente me habría reído e ido sin pagarle. Porque hace un año no existia la posibilidad de que me ocurriera un disparate como éste. Pero eso habia sido cuando todavia vivía con mis padres y tenia estabilidad económica y mental. La vida daba giros demasiado inesperados.

La avenida era la quinta de la Cilicia, un barrio al extremo contrario del barrio humilde donde acaba de salir hacia apenas una hora. La diferencia era notable, el asfalto no tenia baches, las líneas de tránsito parecian recién pintadas, habian árboles por todas partes y hasta el cielo parecia más azul. No habian casas a la orilla de la carretera sino dentro de pequeños y grandes condominios. Sabia exactamente donde me estaba metiendo. Y me lo habían dejado claro al ingresar mi solicitud de empleo en aquella agencia. Los empleos disponibles no eran lo mejor del mercado, sin embargo, me parecia que no habia tenido mala suerte. Ser niñero no estaba tan mal. Siempre me habian gustado los niños.

—Los niños buenos — pensé —. Espero que éste no sea un demonio — tomé las maletas y mi bolso de mano e ingeniandomelas arribé hacia el kilómetro que me faltaba para llegar a mi destino, la casa de los Charles. Con cada paso la cabeza parecia querer estallarme de preguntas. La ansiedad me estaba carcomiendo. Tenia curiosidad, miedo e inseguridad por saber cómo serian estas personas, como seria vivir con ellos, si les caería bien o si tendriamos buena convivencia, si iba a tener dias libres o si iban a mantenerme cautivo en un sótano a pan y agua. Si se trataba de una sociedad de trata de personas o de un proxeneta. La tos me sacudió trancandome el pecho. Decidí parar y tomar agua. Los autos que pasaban a altas velocidades a un lado del pavimento donde caminaba, hacian que mi pelo se batiera con el viento desordenadamente y acabaran un par de hebras dentro de mis ojos. 

—Que todo salga bien, por favor— pedí mirando el cielo que empezaba a teñirse de naranja,  el atardecer empezaba a caer y decidí apresurar el paso. La nostalgia iba de la mano junto con el equipaje añadiéndole más peso a la situación. Pensaba en mi madre, en las cosas que me había dicho cuando decidí irme de casa y también pensaba en mi destino. No sabia si era por cuestiones de orgullo, aún tenia  demasiadas cosas que aprender, pero no queria que ella tuviera razón, no queria fracasar y volver a casa o peor aún, acabar como indigente durmiendo por las calles. Emigrar no era fácil, mucho menos cuando se hacia más por arrebato que por planificación.

Estaba apostándole todo a esta nueva oportunidad laboral de la que solo deseaba un poco de estabilidad, tenia tantos trámites y asuntos pendientes por resolver que si este trabajo resultaba ir mal, no tenia idea de qué hacer —.Henry tranquilízate — me dije a mi mismo —todo va a ir bien. Resiste hoy y estarás en la gloria mañana — recité el mantra que habia fabricado en mis peores momentos de desesperación y el cual siempre renovaba mis fuerzas como la primera vez. Era el aliciente que activaba mi motor de motivación cuando sentia decaer.

El sol se habia ocultado por completo cuando por fin llegué al condominio donde residían los Charles, pasado de horas y con el celular apagado. Los nervios se habian apoderado por completo de mi estómago. El portero me atendió de inmediato. Le regalé mis datos personales y esperé a ser llamado. Las maletas reposaban a mi lado mientras me sobaba el lado interno de mis manos que lucían rojizas gracias al peso de las valijas. La chaqueta la traía amarrada a la cintura a causa del calor y mi pelo lo sentia desgreñado. Debia tener todo el aspecto del típico loco de la calle que no quieres que se te acerque. Necesitaba un baño y lo necesitaba ya.

—Adelante. El señor Charles lo espera arriba — el guarda de seguridad muy amablemente me ayuda con las maletas y me acerca hasta un ascensor donde me adentro y enseguida comienza el ascenso. El cual es como un abrir y cerrar de ojos.

Las compuertas se abren en un pequeño recibidor que contiene únicamente una puerta metálica moderna que me encuentro timbrando antes de darme cuenta. El asa de las valijas se vuelven las víctimas cuando con todas mis esfuerzas las aprieto sosteniéndome de ellas para no desmayarme.

¿Él era el señor Charles?

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