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¡Es tu turno! ||Sterek|| por Dark_Ness

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Notas del capitulo:

Helouu ♥♥♥

Ha pasado cerca de un mes desde que empecé a escribir esta historia, y apenas y llevo tres capítulos, de los cuales solo dos están terminados xd.

Recuerdo esos bellos tiempos en donde en un mes ya tenía una historia estructurada completa de al menos treinta capítulos :(

En fin. Aquí traigo la continuación; y por supuesto, Feliz Navidad a todos los que están leyendo esta historia ♥

    Decir que había tensión en el aire era simplemente una burla a la situación actual en la que se encontraba Stiles.

 

    ¿Y lo más extraño del momento? Que Stiles realmente no podía notarla.

 

*

 

    Después de esa larga charla —o por lo menos no tan larga si Stiles se sinceraba— que tuvo con Scott en la cual él le comentaba que Derek había cambiado de opinión, Stiles no lo pensó dos veces y comenzó a hacer su equipaje mientras tenía en la mente mil y un momentos maravillosos que compartiría con su la manada y...

 

— ¿Puedes dejar de soñar despierto? Dios mío, Stiles. Me das ganas de golpearme con un ladrillo —la voz irritante de Jackson lo sacó de su ensoñación mientras caminaba hacia la salida. El timbre había sonado hacía unos cinco minutos atrás, y eso significaba que el viaje pronto comenzaría. Stiles se seguía preguntando por qué Jackson a veces mantenía cercanía con la manada y por qué todavía seguía agotando su paciencia—. Apártate que llego tarde.

 

— ¿Tarde a dónde? ¿Al condado de los estúpidos? —Jackson le gruñó molesto mientras pasaba de largo de él, no sin antes golpearle dramáticamente con el hombro al pasar—. Siempre tan reina del drama... Ya entiendo por qué Lydia te dejó.

 

    Stiles finalmente llegó al estacionamiento, justo en donde todos estaban reunidos alrededor de los carros y Stiles de repente se paró en seco.

 

    ¿Realmente estaba viendo eso?

 

— Stiles, faltabas tú. Como siempre... Ven, ven. Ya estamos a punto de acomodar los planes —la voz calmada de Erika hizo un mínimo esfuerzo en aliviar su inquietud. Había una pequeña multitud que Stiles no creía posible que estuvieran en ese momento en el estacionamiento, y Dios Santo, estaba sintiéndose mareado de repente—. ¿supiste lo de último minuto? El estú... agradable Jackson se ofreció a dejarnos una de sus cabañas distribuidas por todo el país con la única condición de que permitiéramos que su grata presencia en el viaje.

 

— Dime por favor no se tragaron ese cuento... —todos, absolutamente todos, giraron la mirada hacia otro lado mientras que Jackson refunfuñaba ofendido—. No puede ser. ¿Convertimos el viaje en manada en una especie de caridad? ¿Hay algo más que deba saber?

 

— ¡¿Caridad?! Tienes que estar jodiendo, idiota malditamente estúpido —expresó un tanto alterado Jackson—. Caridad es lo que estoy haciendo yo al cederle una de mis cabañas para que lo usen en su ridícula expedición infantil. Deberías estar arrodillado dándome las gracias.

 

— ¿Las gracias? Veo que estás ampliando tu repertorio de chistes...

 

— Generalmente me deleita escuchar a las personas pelearse; pero ustedes no están llegando a ningún lugar, y estamos justos de tiempo —Lydia cortó como la agente del control—. Además, Derek era quien tenía la última palabra y decidió aceptar a Jackson. La queja está dirigida hacia él en todo caso. Ahora tenemos que irnos.

 

    Stiles se quedó estático.

 

    ¿Otra vez Derek tenía que ver con los eventos ocurridos relacionados con su desdicha?

 

    Si estaba participando en nuevos eventos competitivos en busca de quien era el primero en hacer que Stiles se arrancara el cabello, él se estaba llevando una mención honorífica —porque ya todos sabemos que tanto Jackson como Scott compartían un primer puesto.

 

— ¿Y vamos a ir todos? —Stiles señaló al resto del grupo que estaba inmiscuido. Los gemelos de lo que fue la antigua manada alfa junto a Liam y la otra chica cuyo nombre no se había molestado en recordar estaban ahí. Ellos tuvieron la decencia de ruborizarse—. Porque no es que tenga algo en contra de ustedes. Sino que es muy raro hacer un viaje con una sub manada que pocas veces converge con nosotros.

 

— Oh no, nosotros no vamos a ir. Estamos porque Derek nos pidió que entregáramos reportes de las patrullas que hemos hecho este mes. Parece que las necesita para una reunión que quiere hacer con el alfa del sitio a donde van —Stiles asintió ante la explicación de un abochornado Liam—. Pero ya está hecho así que...

 

— Nos vamos —habló Aiden, el gemelo cuya orientación sexual aún no lograba identificar—. Adiós.

 

    Y con eso, los pintorescos personajes tomar su camino y caminaron en dirección opuesta a donde estaba la manada principal.

 

    Ese fue un momento realmente extraño.

 

— No sabía que ya no tenías modales, Stiles —Jackson se burló por lo bajo antes de que todos pudieran entrar a sus debidos autos—. Veo que las malas mañas se te pegan.

 

    Y con ese comentario odioso, cada quien entró a su lugar.

 

*

 

*

 

    Stiles estaba un poco rojo.

 

    En otros aspectos de la vida, ese rojo en su piel se podría interpretar como un penoso rubor por algún evento tal vez no acto para todo público. Pero no hoy. No en este momento.

 

    Y mucho menos no con esta persona.

 

 — Ya tenemos los deberes asignados para cuando lleguemos a la locación de la nueva manada —Derek seguía hablando a diestra y siniestra mientras metía cosas en la parte trasera del camaro—. No quiero que nadie se separe del grupo, ni que corran sin permiso o que aullen en terreno no permitido. El alfa al que iremos a ver es sumamente delicado con sus restricciones, y si llegamos a violentar alguna de ellas, no tendremos ni la más remota posibilidad de salir vivos de su perímetro. ¿Entendido?

 

    Derek era simplemente único en su especie. 

 

—  ¿Este viaje está hecho para negocios meramente? —Stiles preguntó genuinamente confundido, y (para qué negarlo) alterado.

 

— ¿Alguna queja? —Derek lo miró a los ojos por primera vez desde que había hablado, y Stiles sintió que el infierno podía congelarse con esa mirada.

 

    «Tengo tantas quejas que podría llenar un maldito formulario de ochenta y tres páginas», pensó Stiles a punto de realizar una embarazosa combustión espontánea.

 

    Resulta que después de salir del instituto, no emprendieron el viaje tal como Stiles había esperado. En cambio, la manada tomó un desvío colectivo en dirección al loft de Derek. Al parecer, el alfa quería hablar con ellos antes de salir a la aventura; y, pobre de él, Stiles no pensó nada malo sobre aquél hecho un poco obvio a la vista de cualquier persona con un mínimo de raciocinio.

 

    Ahora, unos veinte minutos después de un largo monólogo de Derek lleno de reglas absurdas y ridículas, Stiles estaba preguntándose por qué no había afilado una pequeña estaca bañada en cenizas de montaña.

 

    El viaje que él había planeado para compartir con sus amigos y con la chica que le estaba empezando a gustar se desvió repentinamente a un viaje de negocios estricto y de concilio con una manada alfa de la cual él realmente no tenía ni la menor idea de su existencia. Claro que, eso no estaba fuera de su plan; porque parte del viaje era la alianza con ciertas manadas que pudieran encontrarse por el camino, pero no significaba ello que sería el centro de su plan. 

 

— No —negó Stiles después de unos minutos de pensamientos profundos—. Ninguna.

 

— Excelente —contestó tajante Derek. Stiles quería apuñalarlo—. Ahora nos vamos.

 

— No tan rápido. Tengo que buscar a Audrey —Stiles cortó el rollo de Derek antes de que el hombre se metiera dentro de su imponente camaro. Eso causó un congelamiento colectivo— ¿Qué? ¿Por qué reaccionan así, tarados? Si Derek pudo meter a Jackson, entonces yo puedo meter a quien yo desee. ¡La idea fue mía en primer lugar, por Dios!

 

— Oye pero ya cálmate niño —Jackson acotó burlón. Él estaba en su elemento haciendo sufrir a Stiles; y parecía que estaba alcanzando el nirvana con la mirada increíblemente iracunda de Stiles sobre él—. Si tanto lo deseas, pasaremos por ella antes de que emprendamos el viaje.

 

    Stiles contó hasta diez.

 

    Sin embargo, parecía ser que él no era el único molesto por la situación.

 

— No hay desvíos —declaró tajante Derek—. El viaje es largo, quien sabe si quizás podamos llegar hoy en la noche; así que tenemos que irnos inmediatamente —todos en la manada quedaron un poco escandalizados por lo que estaba implicando Derek. Sonaba un poco incongruente con su usual comportamiento de estar abierto a las sugerencias de sus betas—. Si tanto hubieras querido traer a la chica, no hubieras esperado hasta el último minuto para buscarla. Ahora cállate y toma tus cosas, tenemos que irnos.

 

    Y bueno, sí... esa fue la gota que derramó el vaso de Stiles.

 

— ¿Sabes qué, Derek? Puedes meteterte el maldito viaje por tu apretado y peludo culo —gritó—. No iré cuando claramente estás poniéndome tantas trabas. Espero que se diviertan y que el nuevo alfa no los masacre. Adiós.

 

    Stiles se retiró en su jeep a una velocidad increíble después de aquello; dejando detrás el silencio más incómodo, extraño e inverosímil que la manada pudo haber experimentado en su vida. No fue hasta que el chico iba unas cuadras de distancia del loft que todos reaccionaron.

 

— Así que está hablando realmente en serio. —exclamó realmente sorprendido Isaac.

 

— ¡¿Podrías hacer el favor de explicar que jodidos fue lo que acaba de suceder?! —la voz enojada de Scott, la cual no se había escuchado en lo que iba de discusión por mero respeto de las decisiones independientes de Stiles en torno a los asuntos de Derek, se hizo presente—. ¡¿Eres un estúpido?! ¡¿Qué se supone que querías probar con todas las trabas que pusiste?!

 

— Creo que es la primera vez que te escuchó hacer tantas preguntas importantes en un corto período de tiempo. —Lydia secundó al Scott.

 

    Derek, como cosa extraña en él, frunció el ceño le  dio la espalda a su manada. 

 

    Él mismo estaba confundido sobre por qué estaba actuando como un total imbécil. En especial cuando supo que era de lo más intransigente invitar a Jackson (quien en realidad era uno de sus betas) pero no permitir que Stiles fuera a buscar a la tal Audrey.

 

    Pero entre sus planes definitivamente no estaba el hecho de que Stiles no asistiera al viaje que había planeado. Así que, con la moral un poco tocada por sus pésimas acciones, salió con el mejor ceño fruncido que pudo encontrar en su repertorio y persiguió la estela de emociones amargas del adolescente; tenía que encontrarlo antes de que fuera muy tarde.

 

*

 

— Entonces me estás diciendo que te amargaste con tus amigos porque no me permitieron ir... por que Derek, quien quiera que sea él, no me permitió ir. ¿Sí entendí bien esta vez? —Audrey preguntó un poco confundida. Stiles asintió con el semblante derrotado—. Oh, Sti... no debiste hacer eso. ¿Quién estuvo primero? ¿Ellos o yo? ¡Por supuesto que ellos, antes de que respondas cualquier otro disparate! No puedes darle la espalda a tus amigos por alguien a quien apenas conoces.

 

— ¡Es que no les estoy dando la espalda! —respondió Stiles—. Ellos saben que los quiero. Sólo que esta vez el viaje salió peor de lo que esperaba; y no quiero asistir por obligación. ¡Hasta invitaron a un tipo que detesto! Y no, no, no. Así no quiero ir.

 

    Stiles estaba en ese momento sentado en la banca de un parque con Audrey. Él le había pedido a la chica que esperara en ese parque público para pasar a recogerla cuando estuvieran saliendo. El parque quedaba en el camino hacia la salida del pueblo, por lo que pasar por ella no debía ser ningún tipo de desvío de la ruta convencional que ellos iban a utilizar para llegar hasta Idaho. Pero por supuesto, Derek no sabía eso, porque él ya no se detenía a preguntarle nada a los demás.

 

— Oh, Stiles. Creo que te estoy causando muchos problemas —el tono de Audrey hizo enfadar a Stiles por primera vez en lo que tenían conociéndose. Nunca la agradó ninguna persona que le tuviera lástima, o que fuera condescendiente con él.

 

— Problemas está causando Derek —reclamó en su defecto—. Tiene un maldito palo metido en el culo. Está haciendo cosas que me están sacando de quicio. Es un estúpido.

 

— ¿Derek?  ¿El Derek del cual me llevas contando desde hace rato? —preguntó Audrey un poco divertida después de que Stiles dejó de refunfuñar. A lo lejos se escuchaba el sonido de un auto corriendo a una gran velocidad.

 

— Sí, ese Derek. Realmente no sé cuál es su punto, y tampoco entiendo que es lo que quiere probar con su actitud dominante. Ya me dejó muy en claro que es el líder el grupo, y que por consiguiente sus órdenes se tienen que cumplir al pie de la letra; así que...

 

— ¿Líder? Wow, ¿qué tipo de temática manejan ustedes? —Audrey soltó una carcajada leve—. ¿Son una especie de secta piramidal? Aunque no estoy aquí para juzgar a nadie, cada quien con lo suyo...

 

— ¿Por qué suenas como si estuvieras a punto de irte corriendo? —Stiles tomó con humor su tono exagerado de calma. Esta vez el ambiente se sentía un poco más relajado—. ¿No te quieres unir a mi secta piramidal? Los viernes hacemos reuniones de reclutamiento, y los que llevan mas de dos personas tienen derecho a tres galletas gratis.

 

— ¡¿Sólo tres galletas es lo que te valgo?! —el tono fingido de molestia hizo que Stiles riera un poco—. Al menos un jugo debería estar incluido. Soy una chica con estándar.

 

— Si fueras alguien con estándar, no estarías con este rarito.

 

    De repente, la odiosa voz de Derek se escuchó en el aire, haciendo voltear a Stiles y a Audrey al mismo tiempo.

 

    Al parecer, el sonido del auto a gran velocidad era del Camaro.

 

    Stiles percibía a Derek con la misma arrogancia con la que había hablado a las afueras del loft, e incluso con un poco más de apatía si es que era posible que Derek fuera más amargo de lo usual. 

 

    Después de su llegada, con unos minutos de retraso, los autos de los demás miembros de la manada se hicieron escuchar y pronto se estacionaron frente al parque. Parecía ser que Jakson, Lydia, Boyd, y Allison fueron generosos al aportar sus autos para el viaje. 

 

— ¿Cuál es tu problema, Derek? —Stiles preguntó muy, muy molesto—. Ya entendí todo tu asunto y me alejé de tu camino; así que de verdad no comprendo que es lo que tratas de probarme. ¿Puedes dejarme en paz?

 

— Toma tus cosas y súbete. Estamos llegando tarde. —y como si esas fueran todas las respuestas que necesitaba, Derek se giró y se subió a su camaro.

 

    ¡¿Había escuchado bien?! 

 

    «¡Que maldito imbécil!», pensó Stiles enrojecido, otra vez, por el enorme coraje que cargaba encima. 

 

    Él no iba a ir a ese asqueroso viaje con una persona tan intensa como Derek. 

 

    No lo haría.

 

*

 

*

 

*

 

— ¿En serio cargarás esa cara todo el camino? —Audrey habló un poco bajito. No quería hacer enfurecer más a un Stiles que tenía la vista fija en el camino sin siquiera parpadear. Pero ya iban cuarenta minutos de viaje, y ella en serio se estaba preocupando por la estoicidad del chico—. No sé cuanto tiempo tardaremos en llegar, pero creo que te saldrán pliegues en la cara si sigues frunciendo el ceño.

 

— No estoy frunciendo el ceño —replicó Stiles, con el ceño aún más fruncido. Se estaba mordiendo el labio desde que maldijo todo y entró al jeep para ponerse en marcha (porque realmente quería llevar a Audrey al viaje), por lo que ya lo tenía algo roto y sumamente magullado—. Sólo estoy...

 

— ¿Frunciendo el ceño? —comentó de manera ingeniosa.

 

— ... Sí. Al parecer si lo estoy haciendo —y con una mueca cerró los ojos momentáneamente y suspiró—. Ahora también resulta que me amargo como un lobo...

 

— ¿Cómo un lobo? —preguntó confundida Audrey. Stiles tragó saliva al entender que el comentario que se le había escapado realmente no era oportuno—. Nunca pensé que los lobos se amargaran... siempre los vi más rabiosos que amargados.

 

    Stiles no se perdió el tono de cautela que utilizó Audrey para referirse a los lobos. Era el mismo que él utilizaba cuando tenía que hablar de cualquier criatura nueva que atacara Beacon Hills; en especial si esa estaba fuera del bestiario de los Hale, o de los Argents. Supuso entonces que su querida chica no era muy simpatizante de los lobos.

 

    Eso era realmente un inconveniente de lo más inoportuno.

 

— ¿No te gustan los lobos? —preguntó sin miedo a delatarse. No era como si una simple pregunta fuera a revelar una información celosamente guardada por un grupo de adolescentes intensos.

 

— No realmente. Soy más una persona de gatos. Hace años tuve un enfrentamiento con un lobo en uno de los bosques cercanos al pueblo y desde entonces tengo esa cautela con ellos —Audrey se levantó la manga de su sueter de lana, y le dejó ver a Stiles una pequeña pero profunda mordida con forma de media luna—. Realmente no me llevé la peor parte, aunque lo parezca. Al guía del campamento le agarró el brazo y le arrancó un buen tajo. Creo que después de eso tuvieron que operarle de emergencia; y bueno, la última vez que lo vi tenía una prótesis en donde debía estar su brazo.

 

— ¡Jodido Dios! —Stiles casi da un volantazo al escuchar la historia de Audrey. Entendía realmente el por qué la chica ya no se sentía cómoda con la mención de la palabra lobo—. ¿Hace cuánto fue eso? 

 

— Lo suficiente como para que haya cicatrizado y no me haya dado rabia —Audrey se bajó la manga con una risa incómoda y miró hacia al frente—. ¡Lo logré!

 

— Estoy un poco confundido. ¿Qué lograste?

 

— Hacerte quitar esa cara de amargura —Audrey rió un poco y acarició el rostro de Stiles, tratando de quitarle los rastros de ceño fruncido—. Te ves muy raro molesto. Casi como si fueras Derek.

 

    Y claro, lo último que Stiles quería era seguir escuchando ese nombre.

 

— No, no, no —se quejó casi como un niño pequeño—. No me parezco a él. Y nunca me pareceré a él. Primero se congela el infierno antes de que yo sea igual que Derek Hale.

 

— Wow —Audrey colocó las manos en alto como si estuviera disculpándose por algo—. Veo que realmente es un tema sensible... 

 

— No realmente... ¡Ahg! Es que se supone que todos estábamos bien; pero de un momento a otro Derek comenzó a comportarse muy raro. Siento que tiene algo que decirme, pero no está en su naturaleza exteriorizar sus preocupaciones como una persona normal con un poco de raciocinio; así que solo le queda meterse su mala cara por el...

 

— Vale, vale —Audrey cortó a Stiles antes de que continuara con su molestia hacia Derek—. Creo que realmente deberías hablar con él si te sientes tan molesto. Aun si él no quiere hablar. Se ve que este tema no se puede ignorar y mucho más teniendo en cuenta que pasaremos al menos dos días juntos todos en manada.

 

    Stiles se tensó un poco ante la mención del término manada.

 

— Esperaré un momento adecuado a que él esté solo. Y tendré que confrontarlo.

 

    Sin embargo, Stiles no se sentía tan seguro de que eso que él estaba prometiendo se pudiera llevar a cabo.

 

    Pero como aún quedaban muchas horas de viaje, Stiles trató de variar los temas de conversación y su mala cara para no hacer la experiencia más amarga de la que ya podría ser con su mala cara.

 

    Como todos en la manada eran lobos —o por lo menos los que estaban manejando— su energía se veía más renovada para mantener un ritmo de viaje largo; así que no tenían inconveniente con las primeras cinco horas de viaje. Sin embargo, al llegar a Nevada, tuvieron que hacer una parada rápida para estirar las piernas. Las chicas tenían que ir al baño, y los conductores ya tenían entumecidas de las caderas hacia abajo.

 

    Fue una parada rápida. Pero hubo un problema.

 

    La noche había caído, y a pesar de que los lobos tenían buena visión nocturna y eran criaturas nocturas; no era seguro manejar en la carretera por esas horas. Incluso más sabiendo que quedaban al menos nueve horas de viaje más en auto; y otras dos más a pie para poder llegar hasta donde estaba la manada a la que querían visitar. Por lo que era de lo más recomendable hacer una parada en Nevada para pasar la noche y después de descansar, continuar el viaje.

 

    Derek no quería parar, como era de esperarse; pero incluso Boyd, quien era el más callado, había argumentado que realmente necesitaban dormir en un lugar donde el peligro se vea reducido. Y con todos en contra, esta vez Derek no se pudo imponer. Así que terminaron encontrando un pequeño motel a los pies de la carretera para poder pasar la noche.

 

— En increíble las cosas que tengo que hacer por ustedes —había dicho Derek con un desdén palpable de aquí hasta el otro lado del océano pacífico. La manada ocultó bastante bien sonrisas. La desdicha de Derek era su alimento de cada día—. Elijan parejas.

 

— Saldría más barato si hacemos cuartetos por habitación. —argumentó Lydia, quien realmente no se preocupaba por el precio de las habitaciones. Tan solo era una pequeña excusa para evitar que esa noche se fuera por otros rumbos pocos sinceros.

 

— Scott, Allison, Audrey y yo podemos compartir una habitación —comentó Stiles, quien había regresado del baño tras una larga sesión para vaciar su vejiga—. Y Erika, Boyd, Isaac y tú pueden dormir juntos. Queda demás decir que Lydia y Jackson pueden pasar la noche solos. 

 

— Sí bueno... eso no va a ocurrir. Hay solamente dos camas por habitación. Así que solamente pueden dormir en parejas. —Erika soltó la información con una intención realmente palpable. 

 

— Supongo que tendremos que pagar un poco más, pero era el plan original después de todo, ¿no? —Isaac murmuró. No se veía del todo convencido—. Además es solo una noche. ¿Qué tanto puede pasar?

 

    La última vez que habían dicho eso, uno de ellos casi había muerto por culpa de un ataque de un animal salvaje que venía con un paquete de cambiaformas. Así que confiar en esas palabras era una de las peores decisiones que podían tomar estando conscientes.

 

    Entonces ya habían decidido como repartirse las habitaciones.

 

     La noche en ese momento comenzó a hacerse más larga de lo que realmente parecía.

 

*

 

*

 

*

 

    Stiles había dejado que Audrey se acomodara en su parte de la habitación mientras que él iba hacia el pasillo a buscar un poco de hielo. Al parecer, las bebidas que habían dejado en la habitación estaban tan calientes que realmente le hacían dudar que la pequeña nevera que estaba ubicada dentro de la misma habitación sirviera.

 

    Se sentía un poco decepcionado de que a cada hotel que iba, siempre había algo que estaba dañado.

 

    La mala suerte de asistir a lugares baratos.

 

    Pero no solo la mala suerte estaba en el motel.

 

— Derek. —murmuró cuando encontró al malhumorado alfa caminando por el pasillo que conducía hacia las habitaciones en donde ellos se iban a quedar.

 

    Fue inevitable encontrar el ceño fruncido del imponente hombre sobre el pobre de Stiles. Realmente no sabía por qué Derek estaba tan imposible, y juraba por Dios Santo que realmente lo iba a averiguar aunque le costara lo que fuera.

 

— ¿Podemos hablar? —Stiles pidió, reuniendo todas las moléculas de paciencia que su cuerpo pudiera.

 

— No. Buenas noches. —respondió para después darse la vuelta en dirección a su habotación.

 

    Aunque ya no sabía que lo había impulsado a hacer ello, Stiles agarró a Derek del brazo haciendo que se detuviera abruptamente. El agarre no era doloroso —joder, había que poner una fuerza gigante para hacerle daño a Derek—, pero por la expresión del hombre; parecía ser que el toque le estaba quemando con la intensidad de un fierro ardiente.

 

    Era bastante notable que el chico no se lo esperaba.

 

— Bien, entonces refomulare mi oración —la voz de Stiles sonó firme—.  Tenemos que hablar

 

    Decir que había tensión en el aire era simplemente una burla a la situación actual en la que se encontraba Stiles.

 

¿Y lo más extraño del momento? Que Stiles realmente no podía notarla.

 

— Tú y yo no tenemos nada de que hablar —respondió esta vez un poco más abierto a la charla; aunque sonara algo irónico. Derek se deshizo del amarre y se quedo frente a Stiles—. Todo lo que tenías que decirme, lo dijiste hace una semana.

 

— ¿Entonces cuál es el problema que tienes conmigo? —volvió a recalcar. Stiles a dos segundos de vomitar todo su enojo sin ningún impedimento más que su propia cordura—. Parece que estás muy interesado en hacerme perder los cabales con cualquier decisión estúpida que tomas; y realmente no entiendo por qué. ¿Te hice algo grave acaso?

 

    Derek estuvo tentado a decirle cosas hirientes sin contexto.

 

— Tu mera existencia es algo grave, Stiles —respondió irónico—. No sé si te diste cuenta, pero el mundo actualmente gira alrededor del sol. Y hasta donde sé, no eres el sol. ¿Por qué crees que tengo algo en contra de ti? 

 

— No lo sé; tal vez sea porque invitaste al odioso de Jackson. O porque desestimaste mi idea del viaje en un principio, y después simplemente cambiaste de idea (y cabe destacar que me arruinaste un segundo plan que tenía en mente); y después de ello, me impides de manera indirecta traer a Audrey conmigo.  ¡Y, claro! Porque eres un jodido dolor en el culo con tus palabras groseras hacia mí. —Stiles comenzó a ennumerar las razones que tenía con los dedos de su mano. Derek estaba totalmente tenso, como la cuerda de un violín, al escuchar los motivos reales por los cuales se podía ver que él estaba teniendo algo en contra de Stiles—. Si simplemente no me quieres aquí, debes decírmelo directamente. Tengo mejores cosas que hacer que estar en un lugar en donde un idiota me está haciendo la vida imposible.

 

    Derek arrugó el ceño.

 

— No entiendo por qué te molestas porque yo traje a Jackson —Derek contraatacó—, si tu te diste la libertad de invitar a esa chica que nadie conoce. Jackson es más manada que ella; así que estoy en todo mi derecho como alfa traerlo a una reunión de nosotros que tú de invitarla.

 

— ¡¿Todo esto es por Audrey?! —Stiles no se había percatado que Derek no podía pronunciar el nombre de su chica—. ¿Eres tonto? ¿Estás molesto porque traje a una chica al viaje grupal? Por Dios, Derek. Si no te conociera como te conozco, diría que estás celoso. Pero claro, de lo único que tendrías celos sería de la intensa capacidad que tiene Jackson de hacerme perder la paciencia.

 

    Sí bueno... Stiles era muy inteligente para ciertas cosas.

 

    Pero para otras estaba un poco distraido.

 

— Yo realmente no sé que pensar —reconoció Stiles por primera vez en su vida frente a una de las personas con las cuales pensaba que jamás se podría sincerar—. Pero sólo te pido algo: déjame en paz, por favor. No quiero que este viaje se haga una enorme tortura, porque aún nos quedan unas nueve horas de viaje, y no tengo paciencia para lidiar con tus estúpideces. 

 

    Derek quedó escandalizado por la franqueza de Stiles.

 

    Nunca lo había confrontado de esa forma.

 

    Realmente Stiles ya no lo veía como esa figura de autoridad a la cual el reto no era algo tan serio.

 

    Y eso le hizo un nudo en la garganta aunque no quisiera reconocerlo.

 

— Ahora, buenas noches. 

 

    Y sólo se fue.

 

    Stiles lo dejó parado en ese espacio extraño que conectaba las demás habitaciones con el estómago revuelto y las ganas de reírse ante la extraña histeria que estaba comenzando a sentir.

 

———


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