Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Through the Fire and Flames por Dra-chan

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Iba a publicar este capítulo el viernes, pero recordé que una semana exacta sería el domingo, hoy. Pero adivinen quién no tiene Internet desde ayer :D por suerte mi celular funciona como modem y me ando robando los datos del celular pero estoy harta de esta vida adulta. Aun no sé a dónde vamos a parar con esta historia, sinceramente. Pero espero que les guste y me dejen comentarios bonetos :3

8

 

Entrar a la colorida instancia que es esa guardería manda un golpe de nostalgia a la mente de Peter. Es justo como recuerda que era la guardería donde le cuidaban a él muchísimos años atrás. Huele a leche, talco y lo que definitivamente es neutralizador de aromas. Peter supone que no quieren abrumar a niños tan pequeños con diferentes tipos de aromas. Incluso para adultos como Peter le es difícil oler tantas criaturas por el pueblo. La mayoría intenta vivir de forma tranquila, pero todos, o al menos él, tienen un instinto primario que los hace mantenerse alertas los unos con los otros. Es algo que los humanos no despiertan, no sabe si es porque instintivamente no consideran a los humanos tan peligrosos como los seres sobrenaturales, aunque todos son conscientes que son las peores criaturas existentes, o al menos así los ve Peter.

 

Chris le acompaña durante todo el recorrido, lanzando miradas críticas a cada pequeño detalle. Supone que parte de su trabajo es evaluar que todo sea correcto en ese tipo de lugares. Los niños parecen tranquilos y les aseguran una y otra vez a ambos que no hay ningún tipo de incidentes entre los infantes.

 

—No sé si a Derek le gustará —piensa Peter en voz alta. No sabe si Derek ha tenido interacción con otros niños ni cómo reaccionará a ellos. Parece tranquilo con los adultos porque en general siempre está tranquilo y en sus cosas. Meterlo con muchos niños que seguramente querrán interactuar con él y no sabrán cómo hacerlo pone de los nervios a Peter.

 

—¿Por qué no le gustaría? —pregunta Chris muy cerca de él, desconcertado por el pensamiento de Peter.

 

Hale le dedica una larga, larga mirada al ex cazador, pensando en si será prudente o necesario explicarle cómo son las cosas con su sobrino. Al final decide que no vale el esfuerzo y se gira a la sonriente cuidadora que les ha estado dando el tour por el lugar.

 

—Mi sobrino no habla —comienza a decir Peter—, no es mudo, sólo no habla —enfatiza porque no sabe si se dará a entender—. No sé si sea buena idea mezclarlo con los demás niños.

 

Hay un silencio incómodo entre los tres. La mujer parece desconcertada, pero termina sonriendo de nuevo, lo que pone de nervios a los dos hombres.

 

—Tenemos algunos grupos reducidos. Hay niños que no siempre se mezclan bien con grandes grupos. Si le hace sentir más tranquilo podemos incluir a Derek en uno de ellos para poder vigilarlo mejor y no se sienta tan abrumado. Creo firmemente que eventualmente querrá estar con los demás niños, los hombres lobos son bastante sociales. Es cosa de tener paciencia señor Hale.

 

Paciencia, piensa Peter. Sí, quizás es lo que necesita. Tiene poco más de dos días con Derek y quiere entender todos sus aspectos. Quién podría pensar que un niño de tres años sería tan complicado. Él no, al menos, pero las circunstancias están fuera de lo normal y Peter está totalmente listo para echarlo a perder que se está desesperando.

 

—Sí —suspira al fin, resignado—. Tiene razón —acepta porque no le queda de otra que pensar que todos tienen razón y él está muy equivocado en todo eso.

 

Paciencia, eso es lo que necesita. O que lo malo que vaya a pesar pase ya y deje de atormentarlo.

 

9

 

Hacen el papeleo necesario, lo cual no toma mucho tiempo porque Chris iba listo con todo lo que le pedirían. No ha dicho nada sobre las preocupaciones de Peter. No sabe qué podría decir de todas formas así que se limita a mantenerse en silencio. Salen del lugar una vez Peter tiene en la mano el horario que tendrá Derek, la lista de las cosas que serán necesarias que lleve con él diario y un calendario de actividades que se desarrollaran durante el año.

 

Suben al auto de Chris y se vuelven a sumir en un incómodo silencio hasta que llegan donde está el auto de Peter, quien no ve sentido a regresar a trabajar y decide que es hora de ir por Derek. Quizás llevarle a cenar algo desde que cocinar no es exactamente una de las especialidades de Chris.

 

—Gracias por el viaje —comenta Peter de forma distraída mientras baja del auto.

 

Su celular comienza a sonar antes que Chris le dé una respuesta.

 

—Claudia —saluda Peter al responder la llamada—. ¿Sucede algo? —se agita un momento, desconcertado porque la mujer le llamó y no le envió un mensaje como estuvo haciendo todo el día.

 

—Tranquilo, Peter —ríe cantarinamente—. John me dijo que Chris te llevaría a ver una guardería para Derek.

 

—Sí, acabamos de salir, vino a dejarme donde está mi auto —sólo en ese momento recuerda que estaba a punto de bajarse del auto del otro hombre, quien le mira curioso por la llamada y no le hace ninguna seña para correrle.

 

—¡Oh, oh! ¿Sigue contigo? Dile que John lo quiere en la cena, igual a ti y a Derek. Órdenes del Sheriff —comenta emocionada Claudia con una voz un poco más alta de la necesaria para el sensible oído de Peter.

 

—A mí nadie me da ór… —detiene su queja, con un suspiro. No tendría ningún caso negarse, Derek está en casa de esos dos y debe sí o sí ir por él. Seguro no se lo entregan hasta haberlos alimentado. En su lugar voltea hacia un desconcertado Chris Argent—. John nos quiere para la cena —informa bajando finalmente del auto y caminando hacia el suyo. Imagina que Chris tampoco tiene poder para negarse a esos dos y espera que conozca el camino. O que le siga en su auto, lo que prefiera.

 

10

 

No es incómodo, pero sí muy extraño. Chris y Peter hablan poco, aunque no es demasiado necesaria su participación, John y Claudia están demasiado encantados con Derek como para interesarse en los dos adultos con rostros agrios en la mesa. Chris supone correctamente que es por la emoción de próximamente recibir a su pequeño hijo.

 

Derek, por otro lado, es definitivamente extraño, considera Chris. No ha dicho, como ya había comentado Peter, una sola palabra. Se comunica a base de señas y si en algún momento siente la presión por parte de los adultos de tener que hablar, se queda muy, muy quieto en su lugar. Comprende totalmente ahora todas las preocupaciones de Peter quien, por otro lado, parece entender las necesidades de su sobrino mejor de lo que él se quiere dar crédito. Quizás es cosa de lobos.

 

—¿Tendrás todo listo para mañana, Peter? —pregunta John mientras hacen algo de sobremesa con café y galletas.

 

—Sí, no piden muchas cosas. Llegaré a casa y me envolveré en varias mantas junto a Derek para que mañana pueda llevarla a la guardería. Piden algo con un olor cargado que le dé seguridad. Recomiendan un peluche, pero dudo que Derek tenga uno. Quizás deba…

 

Antes que Peter pueda terminar de hablar, Claudia se levanta de un salto.

 

—¡Oh, nada de eso! —dice la mujer mientras camina hasta la sala todo lo rápido que su abultado vientre le permite—. Derek puede quedarse con este peluche, estuvo jugando con él toda la tarde. Sin duda la manta también es buena idea, pero esto —enfatiza colocando el peluche de un pequeño zorro albino frente al niño, quien lo toma sin dudarlo un momento—, es algo que debe ser sólo de él, ¿comprendes?

 

Y sí, Peter comprende. Derek debe comenzar a tener cosas que llame propias.

 

—Gracias —susurra Peter, intentando que la voz no se le rompa un poco por eso.

 

Derek reacciona ante la palabra “gracias”. Mira a su tío, al peluche y luego a Claudia, de quien toma la mano y le da un ligero apretón.

 

—De nada —sonríe la mujer, comprendiendo de a poco mejor la forma de comunicarse de Derek y fascinada de lo rápido que puede asociar palabras con acciones.

 

—Es un chico muy listo —elogia John, pasando su mano por las oscuras hebras de Derek.

 

Chris se siente un poco intruso en toda la interacción, así que apura su taza de café y se levanta de su asiento.

 

—Es mejor que yo me retire —dice tomando sus cosas—, es tarde —agrega como si necesitara de una excusa para salir del lugar.

 

—Lo mismo digo —secunda Peter—. Mañana será un día lleno de emociones.

 

John y Claudia no lucen contentos ante eso, pero no intentan detenerlos.

 

—Puedes traer a Derek cuando lo necesites —ofrece John.

 

—Pueden venir, aunque no lo necesiten —agrega Claudia—, eso te incluye Chris —mira al Argent con una sonrisa—. Siempre son bienvenidos aquí.

 

Ambos hombres dan las gracias, abochornados por la amabilidad que consideran un poco excesiva.

 

Caminan uno al lado del otro hasta sus respectivos autos, Derek dormitando entre los brazos de su tío.

 

—Si pasa —comienza a hablar Chris, pero se le corta la voz a media frase. Carraspea, abochornado y vuelve a empezar—. Si pasa cualquier cosa, puedes llamarme —le alarga una tarjeta con sus datos personales—. Con la guardería y eso —aclara como si fuera necesario. Como si Peter realmente tenga pensado hablarle por cualquier cosa—. Y lamento —sigue hablando después de que Peter tomara la tarjeta de forma dubitativa—, mi comportamiento en la oficina. Fue innecesario y muy rudo de mi parte.

 

Peter temió por dos horribles segundos que Chris se fuera a disculpar por el asunto de sus familias. No considera que deba ser alguien que cargue con una culpa que no le compete y sería algo que definitivamente terminaría de romper a Peter por esa semana y no lo necesita. Por fortuna Chris parece no ser el idiota que dio la impresión la primera vez y Peter agradece enormemente por eso.

 

—Está bien —es todo lo que puede decir, con un nudo en la garganta que intenta ahogarle—. Nos vemos después —finaliza como puede. Aunque en sus planes futuros en realidad está el evitar como la peste a Chris Argent.

 

11

 

Hay un efecto curioso que ha intrigado a Peter desde siempre. Puedes compartir pueblo, ciudad, incluso sólo un edificio con una persona y nunca topártela. O quizás no ponerle la suficiente atención como para saber de su existencia. No duda que debió cruzar su camino con Chris cientos de veces, sobre todo en un pueblo tan pequeño, sin embargo, él no sabía quién era Chris y Chris definitivamente no sabía quién era Peter por lo que nunca fueron conscientes de la existencia del otro. Ahora no pueden dejar de verse por todos lados. En el supermercado, en la cafetería, incluso sólo caminando por la calle porque a Derek le gustan los paseos largos y a Peter le ayuda salir a despejarse. Ambos están en todos lados todo el tiempo que pronto se vuelve difícil e incómodo ignorarse, sobre todo considerando que Derek recuerda a Peter y es un niño tan bien educado que no puede evitar saludar con su pequeña mano al ex cazador cada que por casualidad lo ven por la calle. Chris podrá ser muchas cosas, pero definitivamente no es alguien que pueda negarle un saludo al niño por lo que saludos incómodos de lejos pronto se convirtieron en pequeñas charlas incómodas.

 

—Buenas tardes —saluda Chris mirando a Peter y con una sonrisa menos tensa voltea a ver a Derek—. Hola Derek.

 

El niño sólo agita su pequeña mano. Se ve más desanimado que otros días, aferrando una mano a la de su tío y sin saber ahora qué hacer con la mano con la que antes saludaba a Chris.

 

—¿Está todo bien? —se atreve a preguntar Chris cuando ve que Peter tiene más o menos la misma cara que su sobrino.

 

El hombre lobo suelta un suspiro, masajea su rostro con su mano libre pensando en lo patético que debe verse si hasta Chris debe preguntar si las cosas están bien y empeorando todo el hecho que está dispuesto a hablar con él sobre eso porque de lo contrario va a explotar, en llanto, en rabia o en lo que sea, sólo explotar.

 

—No —dice Peter al fin. Derek se retuerce en su lugar, como si entendiera bien de lo que habla su tío—. Derek no se ha adaptado bien a la guardería. Me dicen que se la pasa solo en una esquina hasta que llego por él. Ni siquiera toma su siesta, se queda sentado jugando con algo. Si un niño se le acerca toma sus cosas y cambia de esquina. Yo… —hay un indicio de un gruñido cuando está a punto de iniciar una nueva oración así que Peter se detiene un poco, carraspea y cuando se asegura que Derek no se ha sobresaltado y que no parece que vaya él a gruñir de nuevo, continúa—. No sé qué hacer —finaliza reprimiendo un nuevo suspiro que está seguro que, si suelta, irá acompañado de algunas lágrimas.

 

Ha intentado muchas cosas, se dejó envolver por las dulces palabras de que todo estaría, pero nada parece estar yendo bien. Derek es hermético como nunca creyó Peter que un niño de tres años pudiera ser. Sabe que no es sano y no ayuda la mirada juzgadora que recibe por parte de la gente que ha conocido a Derek fuera de los Stilinski y Chris, como si el comportamiento de su sobrino fuera su culpa. Está llegando a un punto donde comienza a creer eso mismo. Quizás, como temió en un principio, él no es la persona indicada para cuidar de Derek.

 

No ha dicho nada de lo que ha pensado hasta el momento, más allá de su preocupación por el comportamiento de Derek, pero de alguna forma Chris entiende todo lo que no está diciendo Peter. Es joven y él también está muy perdido en la vida como para pretender cuidar otra vida a parte de la suya propia.

 

Desgraciadamente Chris tampoco es la persona indicada para dar un consejo al respecto y por mucho que los Stilinski sean el optimismo personalizado, palabras dulces no es lo que necesita Peter, mucho menos Derek, en ese momento.

 

—Puedo recomendarte un psicólogo infantil —ofrece Chris, sin ver más opciones. La mayoría de las personas no aceptan esa opción y hasta se sienten ofendidos como si la terapia fuera un preámbulo al manicomio. No sabe cómo se lo tomará Peter, pero cree que, de hecho, ambos lo necesitan. Pero Chris no es tan impertinente como para también ofrecerle la opción a Peter. No en ese momento al menos.

 

Contra todo pronóstico, el rostro de Peter se ilumina, como si esa fuera la respuesta a todos los males.

 

—No lo había pensado —admite el hombre lobo—, definitivamente ayuda profesional es lo que necesito.

 

Chris suelta el aire que no sabía que estaba reteniendo, aliviado por la respuesta tan positiva que obtuvo.

 

—No tengo la información conmigo en este momento, mañana…

 

Antes de que termine de hablar, Peter saca su teléfono celular y su cartera, donde guardó la información de Chris y envía rápidamente un mensaje. Chris siente vibrar su propio celular.

 

—Ese es mi número —indica Peter, guardando de nuevo las cosas—. Puedes enviarme un mensaje o llamarme cuando tengas la información.

 

Chris asiente, desconcertado. Cuando le dio su información personal a Peter nunca creyó que de verdad fuera a mantenerla cerca. Se la entregó en un arrebato de remordimiento del cual después se estuvo lamentando por encontrarlo tan patético. No sabía que un acto tan simple como saber que realmente la guardó cerca, aunque fuera por equivocación, removería algo dentro de su pecho. Algo en lo que definitivamente no quería pensar.

 

—Claro, será lo primero que haga mañana en la oficina —confirmó, sintiendo alivió cuando el rostro de Peter al fin se relajó.

 

De hecho, si miraba mejor, hasta Derek parecía algo aliviado.

 

—Una vez mi… —cortó la frase, pensándolo mejor—, alguien me dijo que los niños son el reflejo de sus padres o cuidadores. Sin duda la situación de Derek requiere más que paciencia y buena fe de tu parte. Pero creo que los niños, mucho más un hombre lobo, debe de sentir lo que los adultos a su alrededor sienten. La condescendencia de sus cuidadores, tu preocupación. Derek como cualquier niño absorbe todo como una esponja. Y no creo que sea capaz de entender muchas de las cosas que siente y eso también debe tenerlo preocupado. No digo que te muestres feliz todo el tiempo a su lado, ni que finjas que las cosas van de maravilla, pero sí creo que deberías apoyarte un poco más en Derek. Abrirte a él para que él lo haga contigo.

 

Después de sus palabras Chris luce muy abochornado. Lo cual es gracioso al desentonar tanto con su usual mirada fría y desinteresada. Peter quiere reírse, pero lo encuentra grosero, así que sólo carraspea para evitar delatarse.

 

—Creo que tienes razón —admite Peter con una sonrisa tranquila en los labios. Tiene mucho tiempo que no se siente tan ligero, parece que un peso se ha levantado de sus hombros.

 

Mira a Derek por un momento, quien parece muy entretenido observando el aletear de una mariposa. Ha hecho amago de soltarse dos veces de su mano, pero Peter no lo ha permitido. Hay lo que parece un ligero puchero en los labios de su sobrino y Peter de nuevo debe recordarse que las cosas van a tomar tiempo, no se solucionarán de un día para otro, aunque es lo que más quisiera.

 

—Estaré esperando tu llamada —se dirige de nuevo a Chris, más tranquilo que al inicio.

 

Lo único que puede hacer Chris es asentir de acuerdo y verlos partir agitando su mano a modo de despedida de Derek. No quiere decir nada más porque piensa que terminará balbuceando de forma patética y ya fue suficiente por un día.

 

Le agrada la idea de tener la opción de llamar a Peter y no enviarle un simple mensaje de texto.

 

Se retira del lugar con ese agradable pensamiento en la cabeza, en el cual se supone que no pensaría más.

 

12

 

Al día siguiente, tal como prometió, lo primero que hace Chris en cuanto llega a su oficina es buscar la información del contacto del psicólogo infantil, especial para criaturas sobrenaturales y después llamar a Peter.

 

—¿Tienes dónde anotar? —pregunta Chris después de dedicarse los buenos días.

 

—Sí, dame un segundo —responde Peter. Chris escucha cómo revuelve entre algunas cosas—. Listo, dime —vuelve rápidamente, anotando diligentemente la información que le brindó Chris.

 

—Menciona que vas de nuestra parte, para que tengan en cuenta la situación de Derek.

 

—De acuerdo, muchas gracias Chris.

 

—No fue nada —de nuevo siente el calor en su pecho, el cual se retuerce al pensar que debe colgar ya que ha finalizado con su tarea—. Si necesitas algo más…

 

—Te avisaré cuando haga la cita —le comenta Peter, interrumpiendo su eterno ofrecimiento de si necesita algo más, que lo contacte—. Y sobre el avance de Derek, si te interesa…

 

Peter suena tímido, como si esperara un rechazo inmediato.

 

—Me encantaría —asegura Chris más rápido de lo que debería—. Saber de Derek, digo —se corrige, abochornado—. Y de ti, claro sí —vuelve a agregar y se siente estúpido. Considera que su mejor opción es colgar de inmediato antes de avergonzarse más.

 

—Genial —responde Peter con una pequeña risa que cosquillea en el oído de Chris—. Nos vemos luego —se despide al fin Peter.

 

—Adiós —es lo único que puede responder Chris antes de colgar.

 

Se siente muy, muy jodido.

 

13

 

Al principio es muy complicado para Chris toda la situación. Una cosa es renegar de tu familia porque no estás de acuerdo con su filosofía de vida y otra muy distinta es quererte meter en los pantalones de esa filosofía de vida. Encuentra a Peter muy atractivo y ese no sería el principal problema sino lo encontrara también muy entrañable.

 

Comienzan hablando poco porque Peter tiene la perpetua sensación de que no debe molestar a los demás con sus problemas y que de alguna forma debe solucionarlos solo. Por otra parte, Chris vive con el sentimiento de no querer presionar demasiado y que Peter hablará cuando se sienta listo. Pero las cosas evolucionan rápidamente.

 

Derek tiene dos sesiones por semana con una psicóloga y son las dos veces por semana que comienzan hablando Chris y Peter.

 

—No hay nada claro —dice Peter después de la primera sesión. Es tarde en la noche, ambos deberían estar dormidos porque trabajan al día siguiente, pero es el único momento que encontraron para poder hablar—. Dice lo que todos repiten, que llevará tiempo, que debemos ser pacientes.

 

Se escucha menos frustrado que en otras ocasiones, lo cual Chris considera que es una buena señal.

 

—Ha hecho un dibujo —comenta Peter la segunda vez que hablan esa semana. Sigue siendo tarde en la noche, Chris está acostado en la oscuridad de su habitación y por alguna razón quiere pensar que Peter está igual—. Creo que es un dibujo de Talía, mi hermana.

 

Peter no necesita especificar quién es Talía, pero como Chris quiere seguir escuchando su voz no quiere interrumpirle. Sin embargo, el silencio reina por unos largos minutos.

 

—¿Eso es algo malo? —se atreve a preguntar Chris al fin, el pulso a mil por el silencio, el cual se acelera más al saber que Peter lo puede escuchar claramente.

 

—Tenía los ojos rojos y una expresión muy enojada.

 

No necesita más para imaginar más o menos qué es lo que puede estar pasando y está muy seguro que Peter debe pensar lo mismo, pero ninguno de los dos habla de eso por el momento.

 

Las semanas siguen pasando y de hablar dos veces por semana por teléfono, aunque no haya avances aparentes en Derek, de encontrarse muchas veces en diferentes puntos de la ciudad y comer ocasionalmente en la residencia Stilinski, Chris se encuentra un día enviándole un meme a Peter porque pensó en él al verlo. Peter se ríe, o al menos su mensaje así lo indica y es ahí donde Chris considera que ha terminado de joderse.

 

Porque le gusta Peter. Lo gusta lo roto y retorcido que es, el corazón de oro que muestra al preocuparse constantemente por su sobrino. Le gusta que es arrolladoramente guapo y batalla con ese pensamiento por dos días hasta que decide hacer las paces consigo mismo.

 

Está bien que le guste, no hará nada con ese conocimiento. Peter no necesita más estrés en su vida a parte de intentar conectar con su sobrino como para que el hijo del cazador que acabó con su familia venga a intentar cortejarle. Chris no es tan cabrón.

 

Pero sí es muy bueno engañándose a sí mismo y a los demás.

 

Así que no hace nada con ese conocimiento. Sigue siendo amigo de Peter y le escucha siempre que lo necesita.

 

Y cree que las cosas pueden seguir para siempre.

 

14

 

Peter se arrepiente de pocas cosas en la vida. Después de perderlo todo una vez en su vida no quiere vivir con más remordimientos. Sin embargo, sin duda se arrepiente mucho de haber pensado que tener a Derek en su vida era un peso más con el que cargar. Cuidar de su sobrino sólo le ha traído cosa positiva tras cosa positiva que siente que en cualquier momento va a despertar envuelto en llamas y a punto de ser consumido por la inclemencia del fuego.

 

Nunca creyó que saber que Derek al fin jugaba con algún otro pequeño en la guardería le regresaría el alma al cuerpo. Sigue sin hablar, pero parece más receptivo a dejar entrar a los extraños a su mundo. Tiene el apoyo constante del matrimonio Stilinski y su amistad incondicional. Lejos se le hacen los días donde pensaba en ellos como personas que lo veían como caridad. Ahora, y aunque aún le da un poco de miedo, piensa en ellos como sus amigos. Alguien en quien apoyarse si el mundo parece a punto de colapsar.

 

Y, algo que sí fue totalmente inesperado y que no sabe si debe agradecer a Derek o a John por traerlo a su vida, es Chris Argent.

 

Imagina por un segundo que su hermana se entere que no sólo ha trabado amistad con un Argent, sino que en ocasiones le cuesta disimular el interés que genera en él de una forma menos fraternal. Su hermana lo mataría, sin dudar. O peor, le arrebataría a Derek.

 

John y Claudia le ayudaron a generar una nueva acta de nacimiento donde constara Peter como su padre y no como su tío, pero Peter nunca podría imponerse al mandato de Talía como la alfa que es. Su alfa, aunque le duela.

 

De verdad le aterra, pero al mismo tiempo piensa que él merece, aunque sea un poco, de esos sentimientos que el ex cazador genera en su pecho. El cosquilleo incómodo en su estómago y, a veces, muchas veces, en su entrepierna.

 

No es que vaya a hacer algo al respecto, Peter da una imagen falsa de seguridad que se derrumba al más mínimo movimiento. Él juega a lo seguro y con Chris realmente nunca se siente seguro de nada. Peter cree que todo lo que hace Chris por él nace de los sentimientos de remordimiento que siente por lo que ocasionó en su familia. Y, aunque en otra época y en otro momento Peter estaría muy dispuesto a culpar a Chris de todos sus males, ahora ya no. Sabe de todo el esfuerzo que pone el hombre por seguir adelante y alejarse de todo lo que representa su apellido. Es un hombre duro y serio que en verdad guarda un frágil corazón. No debe ser fácil para él tampoco. No es mucho mayor que Peter y aunque fue de forma voluntaria, perdió a toda su familia, al igual que Peter.

 

No es que quiera empatizar con el enemigo, pero lo hace. Aunque tampoco es su enemigo.

 

Pero nada de eso cambia las cosas de que lo suyo es más que imposible. Ser hombres, un humano y un hombre lobo. Un cazador -ex- y un hombre lobo. Están rotos y aplastados de la vida, ¿por qué querrían complicarse más la vida? Peter tiene a Derek y debería concentrarse sólo en eso.

 

Sin embargo, la verdad le encantaría complicarse la vida. Hablar con Chris todas las noches, susurrarse las palabras directamente al oído y no a través del teléfono. Sentir su respiración en su cuello, sus manos contra su piel. Quiere tantas cosas, pero Peter no sabe si las mereces y tampoco intentará obtenerlas.

Notas finales:

Dejen reviews :C


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).