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Navidad en Parejas por Shirahoshi_Akira

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Notas del fanfic:

Los personajes son de Masashi Kishimoto Sensei.
Itachi x Deidara
Sasuke x Naruto
Mención de otras más con personajes de la serie. 
 

Notas del capitulo:

Los personajes son de Masashi Kishimoto Sensei. 
 
Esta es una historia de Navidad, espero no sea demasiado tarde para celebrarla a lado de nuestros queridos Itachi, Deidara, Sasuke, Naruto y sus amigos. ^^

Una Navidad en parejas
 
  Deidara observaba a todas las personas a su alrededor vistiendo atrevidos atuendos navideños, abrigos rojos y grandes, otros verdes y de estambre, con estampados variados: renos, pinos, pingüinos y Santas; también gorros de temporada y bufandas, pero lo que le llamaba la atención no era eso, sino que eran ropas o accesorios a juego que utilizaban los enamorados. Todas las personas que veía en la calle lucían tan felices y festivos, listos para celebrar la Navidad.
 
A su vista todo le parecía muy cursi, demasiado para él, no era que no le emocionara la navidad pero podía disfrutarla sin dichas vestimentas; sin embargo algo en su interior le hacía anhelar una situación similar, aunque imaginando la escena no podría pedírselo, no tenía el suficiente coraje para decirle “Hey Itachi, utilicemos abrigos a juego”, lo pensó y ni siquiera se creía capaz de que tales palabras salieran de su boca; su mente estaba dispuesta en que no eran una pareja de ése estilo y que podía chocar con sus personalidades, por lo que jamás lo había intentado.
 
En cuanto a su personalidad, Itachi era accesible, hacía lo que Deidara le pidiese, aunque también era serio cuando algo no le parecía y lo demostraba con solo una mirada; él por el contrario podía negarse a cumplir los deseos del pelinegro y al final terminar cediendo a ellos; hasta ahora se entendían a la perfección.
 
Itachi lo mimaba aun cuando él “no quería” ser mimado, todo un juego de tirar y jalar con el balance perfecto, sabiendo que estar junto al otro era de las mejores sensaciones. Por su parte el ojiazul disfrutaba de ésos momentos en que el mayor era tierno con él, cuando le acariciaba sus cabellos, lo apretaba contra su pecho y le daba besos en las mejillas, acciones que le hacían sentir fuera de sí; el rubio ocasionalmente lo empujaba y volteaba su cabeza hacia un lado, acción que mostraba su timidez haciéndose presente y la cual surgía solo cuando Itachi se comportaba cariñoso con él y aunque actuaba de ese modo eran gestos que el Uchiha entendía perfectamente.  
 
El mayor se volvía un libro abierto cuando estaba con el ojiazul y los detalles no faltaban; sus detalles eran pinceles de buena calidad, arcilla o barro fresco, incluso comida picante; muy pocas veces flores o chocolates. Claro que también disfrutaban de su tiempo juntos, compartían un helado, se tomaban de la mano, pero de eso a usar ropa de pareja, estaba muy lejos de su imaginación.
 
Todo su debate mental con los atuendos navideños de pareja comenzó ésa misma mañana; la mañana del día de navidad, cuando Deidara se encontraba fuera de su casa buscando con Naruto algunas cosas que faltaban para la fiesta que Gaara preparaba todos los años.
 
Gaara era el mejor amigo de Naruto, no era muy sociable, pero había conseguido buenos amigos y desde que los conoció le gustaba compartir con ellos momentos y ocasiones especiales, su mundo se había vuelto más grande al conocer al pequeño rubio y también al conocer a los amigos de su primo Sasori.
 
A partir de entonces todos ayudaban a organizar la festividad, el anfitrión era Gaara pero todos debían hacer lo que él les encomendase: preparar los alimentos, comprar los adornos y colocarlos, hasta poner el árbol de navidad; de ésa manera pasar la Noche Buena juntos se había vuelto una tradición.
 
Naruto había sido avisado con anticipación de las compras que debía realizar, aun así, eso no evitó que se acordara al último momento y se vió en la necesidad de pedirle ayuda a su hermano mayor, metiendo a Deidara en un aprieto porque tampoco había finalizado con los encargos que Sasori le había pedido. Como siempre dejaban todo para el final, bueno no sería Navidad si las cosas fueran de acuerdo al plan.  
 
 -

Deidara dejó de prestarle atención a la ropa navideña y se intentó concentrar únicamente en la lista de compras que tenían pendiente pero eso le fue imposible por los acontecimientos siguientes. 
 
Después de un rato de caminar se encontraron a Kakashi-sensei en el centro comercial, su maestro los saludaba levantando la mano; de repente de un costado de él apareció Iruka-sensei, quien muy alegre le colocaba a Kakashi unas orejeras de reno en la cabeza; el peligris no pudo detenerlo al ver la cara de su pareja, no quería terminar con su alegría, Iruka sonreía pareciendo un lindo reno con el accesorio; cuando terminó de ponérselo a Kakashi, observó hacia donde se dirigía la mirada de su pareja y fue ahí cuando vió a Naruto y Deidara, uno sorprendido y otro un tanto incómodo.
 
Al darse cuenta de la escena que había protagonizado, el moreno cambió su color a morado, después de todo uno de sus estudiantes lo había visto y no era cualquier estudiante, era Naruto a quien le tenía mucho aprecio. Deidara entendió la situación, esos dos estaban saliendo aunque por sus actitudes parecía ser algo reciente y al voltear hacia Naruto este ni se daba por enterado.
 
Corriendo Naruto se dirigió hacia su maestro –¡Qué sorpresa!, ¿Irán a cantar villancicos?– la tartamudez de Iruka no ayudaba mucho –¿Por… por qué los dices Naruto?– el menor curioso le hizo notar –Por sus cuernos a juego– la inocencia de Naruto era algo que agradecía, como su maestro sabía que el rubio no se quedaría con la duda, así que respondió dándole la razón –Sí, eso es, nosotros vamos a cantar–, Kakashi solo pudo quedarse callado y al ver a Deidara le guiñó el ojo como señal de que no dijera ni una sola palabra.
 
Deidara sintió una fría brisa, y no supo si fue su imaginación o los temibles poderes de su sensei por lo que interviniendo le dijo a Naruto –Dejémoslos, ellos deben estar muy ocupados– arrastrando a Naruto decidió que lo mejor era salir pronto de  ahí –Ah… ok, si claro, hasta luego Iruka, Kakashi sensei– mientras los pies de Naruto se movían sus manos se despedían de los mayores.
 
Cuando se retiraron, Kakashi pasó su mano frente al moreno varias veces intentando hacerlo reaccionar, pero solo al ver que los chicos se habían alejado Iruka respiró aliviado; Kakashi le comentó –Tal vez es momento de hablar con él, ¿no lo crees?– aunque Asuma y Kurenai ya sabían de su relación al ser sus mejores amigos, Naruto y sus alumnos de la academia eran punto y aparte. Kakashi al saber lo apegado que era su pareja con él, quería darle su tiempo y a su vez el suficiente apoyo; ante su pregunta Iruka le respondió –Sí, creo que es buen momento– y al terminar de hablar le dio un beso en su nariz fría, Kakashi sonrío ante la acción todo enamorado.
 
Luego de pasar por diferentes almacenes, Deidara y Naruto consiguieron las luces, las bocinas, los adornos y se dirigieron a casa de Gaara para entregarlos.
 
-
 
Grande fue su sorpresa cuando Deidara vió también a Shino y a Kiba con un gorro peludo cada uno, y viendo la cara de asombro del ojiazul, Shino le comentó –Fue cortesía de la familia Inuzuka– casi no lo podía creer, incluso alguien como Shino accedía a vestirse similar a su pareja y mirándolos debía admitir que se veían muy bien –Oh, si, se ven estupendos y calentadores– esas no eran las palabras que buscaba pero en definitiva eran un cumplido. Al escucharlo Kiba más que contento por el halago confirmó –Por supuesto que sí.
 
Naruto interrumpió un poco su plática para terminar con su encargo –Estas son las luces, es todo lo que pudimos conseguir a última hora– concluyó extendiendo las bolsas que llevaban, Kiba agradeció –Están bien, podremos hacer algo con esto, ¿no es así Shino?– su tono de voz del castaño sonaba emocionado a comparación de la de Shino que respondió –Sí, claro, quedarán todos encantados– aun así, también lo estaba.
 
De repente el olor a canela los llevó directo a la cocina, al entrar se encontraron con bandejas llenas de galletas azucaradas de diferentes formas: muñecos de jengibre, pinos, estrellas y a un lado de ellas había un bote de bastones de menta; de los cuales Naruto no pudo evitar guardar uno en su bolsillo para más tarde.
 
Deidara casi podía escuchar campanas en ésa habitación, todo el ambiente anunciaba que ya era Noche Buena. Naruto corrió a tomar algunas galletas metiéndolas con la misma velocidad a su boca, al verlo Nagato le reclamó –Todavía no es tiempo Naruto-kun, ni siquiera están terminadas –con la boca llena respondió –Para mí si lo están… ¡deliciosas!– Nagato gustoso con el cumplido, le permitió –Bien, toma una más– pasándole la bandeja recién salida del horno, Pain lo notó y le dijo –No lo dejes comer demasiadas o no terminaremos nunca, ¡Konan ayúdame!– al verlos era toda una cadena, Nagato accedía a los caprichos de Naruto, y Pain a los de Nagato y ella no se metería en esa clase de conflicto por lo que solo comenzó a reír; al escuchar la risa de su amiga Deidara se percató que el trío en la cocina estaba utilizando el mismo mandil de Santa Claus, que ciertamente los hacía lucir tiernos a su vista, al tiempo que lo apreciaba Naruto reclamó –Mi mandil, yo no tengo mandil– y Pain pasando su brazo alrededor de Nagato, orgulloso mencionó –El mandil es para quienes estén en la cocina–. Deidara estaba asombrado al ver a Pain con tal seguridad presumiendo su prenda, porque sí, eso era lo que hacía. 
 
En ese instante, Neji y Hinata llegaron con algunos botes y hierbas para preparar té de menta, ambos vestían suéteres de un tono blanco, al percatarse Deidara solo pudo pensar “Deben estar bromeando”, sin embargo la escena no dejó de parecerle curiosa, ambos lucían muy lindos y sus cabellos oscuros resaltaban, mientras su piel nívea se perdía en la tela de la vestimenta. Al ver a Neji no dudó en imaginarse a Itachi, en cómo se vería tan guapo y elegante con un suéter del mismo color pero al instante se deprimió al posar su vista en Hinata, que se veía muy bien a lado de Neji; en cambio al imaginarse él en ese abrigo rompía con toda la estética; no, ése no podía ser él.
 
Naruto los vio a todos y al darse cuenta mencionó –¡Ohhh!... solo falta que Gaara y Sai tengan algo en común ¿no?– y así como si fuera una invocación aparecieron ambos con bufandas de color rojo, que no hacían más que destacar el cabello de uno y la piel del otro.
 
Naruto en un arranque de emoción dijo –¡No puede ser!, vamos Deidara, tenemos que ir de compras– jalando a su hermano del brazo se disponía a conseguir algo, por nada del mundo sería el único sin estar a juego con Sasuke en esa Navidad; Deidara sin entender nada le reclamaba –¿De compras, otra vez? —y el rubio le aseguraba –Sí, de nuevo.
 
Gaara al verlos salir tan de prisa, preguntó –¿Se encuentra bien Naruto?– todos respondieron –Creo que si– mientras veían a sus dos amigos marcharse.
 
-
 
Mientras tanto Itachi se encontraba en el hospital; la mayor parte del tiempo tenía amplias jornadas de trabajo, y casi nunca estaba en casa, las fechas importantes no las pasaba en familia y en su cumpleaños Deidara solo para estar con él decidía quedarse a dormir en su oficina.
 
Ésa noche no era la excepción,  aunque con un poco de suerte podría salir temprano, el turno de noche le había tocado a alguien más, por lo que estaría disponible para la fiesta del primo de Sasori, solo esperaba que no hubiera ninguna emergencia en Noche Buena.
 
Itachi esa mañana había enviado un mensaje a Deidara avisándole que trabajaría hasta tarde, como era habitual Deidara le respondió de vuelta diciéndole que no se preocupara, pero en su interior el pelinegro sentía que había decepcionado una vez más a su pareja puesto que habían quedado de hacer las compras juntos.
 
Estaba agradecido con Sasuke por cubrirlo, se suponía que Naruto y él se encargarían de recoger los Cupcakes y Sasuke decidió hacerlo él solo y dejó que Naruto se encargara de Deidara llevándolo al centro comercial, sabía que podría arreglárselas de alguna forma, eso le haría sentirse menos solo al Namikaze mayor. Como su hermano menor Sasuke lo entendía y le dijo que no tenía ningún problema, después de todo él había pasado el día anterior con Naruto, al contrario de Itachi que estuvo todo el día trabajando; pero esas eran algunas de las razones por las cuales su hermano lo admiraba: le gustaba su trabajo en el hospital y aunque estaba cansado se daba el tiempo de convivir con él, con sus amigos y por supuesto con Deidara.
 
Sasuke terminó temprano el encargo, y se fue a ver a su hermano al trabajo, le habló de los preparativos de la fiesta, incluso de la desaparición de Naruto después de dejar las cosas en casa de Gaara, al menos se alegraba que su hermoso rubio no estuviera tan pegado al pequeño pelirrojo; había intentado marcarle al celular sin recibir respuesta, luego había enviado un mensaje a Deidara y por fin le contestó; le dijo que fueron de regreso al centro comercial, y que Naruto estaba muy distraído, tanto que no escucharon el teléfono sonar. Itachi sonrió de solo imaginar qué estarían haciendo horas antes de la  fiesta.
 
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En la tienda Naruto buscaba algo que pudiera usar con Sasuke y hablaba sin parar –¿No te diste cuenta?, todos tenían algo en común, incluso Shino y Gaara lo hicieron, nadie me dijo que se presentarían así en la fiesta– aunque parecía molesto se le escuchaba entusiasmado; Deidara un poco extrañado por la actitud de su hermano mencionó –Creo que no es algo que deba avisarse, ¿o sí?— tratando de entender a qué se refería Naruto le contestó –Bueno no, pero igual quisiera verme así con Sasuke–. Deidara lo miraba y era como ver su reflejo, así que se animó a preguntar –¿Y qué piensas llevar?– ante la pregunta Naruto seguía buscando, tratando de hallar algo digno de Sasuke –No lo sé aún, para Sasuke un suéter sería demasiado– Deidara imaginándose a Itachi también confirmaba asintiendo con la cabeza –Sí, eso creo.
 
Entonces ahí frente a un espejo, Naruto encontró unas orejeras, ambas de gatitos, unas de color negro y otras blancas, al verlas no pudo dejar de tocarlas, le encantaban y sabía de la debilidad de Sasuke por los nekos, por lo que pensó que le sería imposible resistirse. Al ver a Naruto tan sonriente Deidara le preguntó –¿Así que, encontraste algo?– Naruto sin soltar los accesorios le dijo –Sí, estoy listo ¿y tú?, ¿llevarás algo para Itachi-san? – Deidara se quedó pensando, si iba a hacerlo la oportunidad era esta, aun así dudó –No, no creo– también al recorrer los pasillos no encontraba nada “especial", nada a juego para ellos. Naruto lo veía y pensaba que quizá al no estar Itachi con él, su hermano no estaría de ánimo para usar una prenda de pareja, así que no insistió más.
 
Ya en la calle avanzando hacia su coche, Deidara se quedó parado viendo algunas prendas en el camino, todas dispersas en el piso y vendedores dando promociones de 2 x 1 el par; Naruto al ver hacia donde se dirigía su mirada, le preguntó de nuevo tratando de animarlo –¿Qué observas, encontraste algo?– Deidara continuaba respondiendo –Nada– y siguió su andar aunque todavía pensativo. Al caminar Deidara veía  lo feliz que iba Naruto abrazando su bolsa de papel color café con un moño rojo, era un detalle simple que de seguro alegraría a Sasuke con su sorpresa.
 
Poco antes de llegar al coche el ojiazul decidió darse la vuelta, avisándole a Naruto –En un momento regreso– al verlo con prisa el menor intentó correr tras de él, llamándolo –Dei, te acompaño– pero se detuvo al escuchar el grito lejano de Deidara –No es necesario, no tardo– al ver la dirección que tomaba Naruto imaginó qué era lo que haría su hermano, así que dejó de preocuparse y lo dejó ir.
 
Al llegar observó ese puesto en la calle que lo hizo detenerse hace un momento, vendían todo tipo de calcetines, eran bonitos, coloridos y también se usaban en los pies; nada llamativo a su parecer, pensaba que no era algo para regalar a Itachi, pero las calcetas después de todo eran una prenda, y si ambos la usaban habría cumplido su cometido, sin llegar a ser cursi y sin que nadie se enterase, quizá ni siquiera el mismo Itachi.
 
Al agacharse para escoger, solo pudo pensar que en definitiva se había vuelto loco después de haber hecho tantas compras; sin debatirse más y con la insistencia del vendedor al mostrarle los diferentes diseños: árboles de navidad, luces de colores, estrellas, renos, osos, hombres de nieve y sin falta los santas; empezó escogiendo unas calcetas serias de color azul marino, luego lo que ni él mismo esperaba es que su artista interior le hiciera decidirse por las calcetas más escandalosas y por supuesto las más navideñas que encontró.
 
Cuando terminó de comprar metió su pequeña bolsa en un costado de su chaqueta, estaba satisfecho, no era algo común para ellos y podría darse el gusto de usar algo junto al pelinegro.
 
Naruto atisbó su sonrisa al tiempo que su hermano se acercaba hasta él, por lo que le pidió –Muéstrame– al sentirse descubierto Deidara prefirió evitar el tema con una pregunta –¿Qué?– Naruto sin querer rendirse tan fácil con tono de obviedad le dijo –Lo que compraste, lo que tienes ahí– decía señalando el pequeño pero notable bulto en el abrigo de su hermano. Deidara un tanto nervioso y apegándose más a su chaqueta sin notarlo, le insistió –Nada, no hay nada aquí– Naruto río, su hermano no cambiaba, no dejaba de lado su carácter, y eso que él lo había visto de lo más romántico con Itachi, no entendía por qué tanto misterio.
 
En el coche Deidara le avisó de los mensajes de Sasuke, al escucharlo Naruto se alegró y no dudó en preguntar –¿Y, preguntó por mí?– el ojiazul casi podía ver estrellas brillando alrededor de sus ojos –¡Oh por Kami Naruto!, por supuesto que preguntó por ti, te llamó y no respondiste– ante tal afirmación revisó su celular para darse cuenta que tenía 10 llamadas perdidas, sin dejar pasar más tiempo con velocidad marcó al azabache.
 
El teléfono vibró un par de veces y a diferencia de él, Sasuke contestó al primer intento –Lo siento no pude responder antes– el azabache quería saber que tenía tan entretenido al rubio por lo que preguntó –¿Qué hacías?– con tal de guardar la sorpresa Naruto mencionó algo con lo que sabía Sasuke no haría más preguntas –Comimos ramen– mientras hacía gestos para que Deidara guardara el secreto. Luego de oírlo Sasuke se quedó más tranquilo y continuaron platicando, Naruto le hizo saber –Hemos terminado aquí– después de un intercambio de palabras al otro lado del teléfono Naruto terminó la llamada –Sí, está bien, los pasamos a recoger– Deidara al escuchar eso en plural, se quedó viendo a su hermanito, pero al colgar Naruto no le dijo nada poniendo a prueba la paciencia del mayor.
 
Todavía sin respuesta y algo sobresaltado Deidara mencionó –¿Y bien Naruto, ya dime, quién estaba con Sasuke?– no quería parecer desesperado, pero su respiración y tono de voz confirmaban el estado en el que se encontraba, justo como minutos antes había actuado su hermano menor.
 
A sabiendas que su hermano no tenía mucha paciencia en estos casos, Naruto trató de calmarlo –Deidara tranquilo, Sasuke me pidió que pasemos por él e Itachi-san, ambos están en el hospital– al escuchar eso y ver el reloj del carro Deidara se dio cuenta que no faltaba mucho para las 10 de la noche, si no querían llegar tarde a la fiesta tenían que darse prisa.
 
En su casa terminaron de vestirse, Naruto con sus orejeras de gatito color negro y un pantalón del mismo color para hacer juego; de pie en la entrada y sin rastros de su hermano por ningún lado, gritó –¡Deidara es tarde, tenemos que irnos–. Deidara escuchó el grito desde su habitación, terminó de ponerse sus tenis y sonreía viendo sus pies, los abría y cerraba dando leves golpes entre ellos, animado se levantó para salir.
 
Estacionados en la puerta del hospital, Deidara se adelantó abriendo la puerta del coche y cerrándola al instante, diciendo que él iría en busca de Itachi, Naruto aceptó y se recostó un poco en la ventana destapando el bastón de dulce de su bolsillo para saborearlo, viendo el edificio con una gran corona iluminada de color verde, con lazos rojos y velas.
 

Notas finales:

¿Le gustará a Itachi el misterioso regalo de Deidara?... ¡Lo averiguaremos! XD 


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