Pasaron algunos meses, en donde tanto Milo como Camus, se hicieron un poco más cercanos, no como una relación amorosa, pero mínimo ya no rechazaba la cercanía del peli cerúleo, como antes.
Aunque la situación si fue bastante incomoda al poco tiempo de haber descubierto de manera indirecta los sentimientos del otro.
Parece que el peliaguamarino, no es tan indiferente a esto, aceptando invitaciones a salir en grupo de parte del joven que declaro lo que siente.
Cosa que obviamente antes ni por la cabeza más descabellada pasaría.
Esto hizo que Milo de a poco fuera ganando confianza, para hablar de cualquier cosa.
Todo el principio es un gran reto, y eso sin duda lo supo el joven Escorpiory, mas no desistió.
Si quiere ganar el corazón de esa persona amada, lo debe intentar, sin caer en el acoso o molestia… Pero la insistencia y perseverancia…
Esperemos que conozca los límites en todo caso.
-Hoy es el día- Camina por los pasillos, decidido a esa idea.
-¿El día?- Pregunto un joven de cabellos castaños claros y cortos, ojos verdes oscuros que lo mira algo confundido.
-¡¡¡SI!!! Hoy le diré a Camus que lo amo- Habla tan alegre, que siente hasta ganas de cantar.
-¿Qué eso no lo sabe ya?- Rápidamente le cuestiono ante aquella verdad.
Deteniendo el ánimo del joven, sonriendo algo apenado –Bueno… Sabe… Lo que siento, y deseo dar el próximo paso- Sus mejillas se sonrojaron, bajando la mirada y jugando con sus dedos –Quiero que sea mi novio- Declaro su pensar, bastante apenado por que su amigo lo escuche.
Suspiró, dedicándole una sonrisa, sabe lo que ha estado haciendo para ganarse el corazón del peliaguamarino, no le puede decir si ha sido de forma correcta o le funcione, pero no le va a romper las ilusiones.
-¿Estas de verdad decidido?- Le pregunto, dándole una palmada en el hombro.
-Si- Asintió –No se… Si me vaya a corresponder, pero…- Sonrió con timidez, algo que sin duda es difícil de ver en ese joven de tan gran corazón –Aunque me rechace… Lo intentare… Si me acepta… Creme que seré el hombre más feliz de este universo-
-Milo, no eres un hombre, tienes dieciséis años y aún no trabajas- El otro de inmediato comenzó a molestarlo, para hacer que vuelva a su confianza normal.
-Entonces… Conseguiré un trabajo…- Sonrió plasmando su emoción genuina –Gracias por el concejo Aioria-
El mencionado se quedó con cara de confusión, pues en si lo que le dijo era parte de una broma, sin duda el otro no la aceptó del todo, creyendo que era un concejo.
Pero bueno… No lo va sacar de su equivocación.
-¿Dónde lo citaras?- Para seguir haciendo conversación, antes de regresar a su salón.
-Nos veremos a la salida, le invitare un helado después lo llevare al parque y en ese lugar- Su corazón comenzó a latir con mucha fuerza, haciendo que sus mejillas se sonrojaran –Le diré lo que siento, le pediré que seamos novio y si todo funciona, en unos años le pediré matrimonio, nos casaremos, tendremos dos hijo o tres y luego envejeceremos juntos- Sus ojos parecen como estar mirando su mayor ilusión hecha realidad –Para una noche irnos de este mundo, tomados de las manos-
Sin duda el corazón de Milo, tiene grandes expectativas, de forma pura, algo exagerado tener planeado toda la vida hasta la muerte, pero es su forme de ser, o lo que refiere a este peliaguamarino.
-Eso me está dando miedo hasta a mí- De inmediato refuto el castaño.
Milo lo miro de reojo, dándole una sonrisa algo picara –Tu mejor ni hables- Le rodeo los hombros con su brazo –Que si mal no me equivoco estas de novio con alguien que estudia en la universidad-
Las mejillas del castaño se pusieron tan rojas como la grana, dándole un empujón al otro, bastante molestó.
-¡¡¡CÁLLATE!!!- Es verdad lo que ha dicho el otro, pero no por eso quiera decir que no le de vergüenza a Aioria que todo el mundo se entere de esa relación.
-Por lo menos mi Camus y yo somos de la misma edad- Señalo al otro –Tu ni siquiera eres legal- Sonrió para burlarse –Si tu hermano se entera, matara a Shura-
-Por eso nadie lo debe saber- Le dijo esto, para adentrarse al salón, pues han llegado y es mejor que el peli cerúleo guarde silencio, si no sabe que el otro podría rebelar su secreto.
Y así pues pasaron las horas de escuela, llegando el final de estas.
Como se prometieron, Milo está esperando a afuera de la escuela, al joven Francés, nervioso por todos sus planes.
Y el peliaguamarino, llegando a su lado, con un semblante serio, pero notándose feliz de alguna forma que solo Milo puede notar.
-Hola Camus, ¿Cómo te fue en la escuela?- De inmediato pregunto, solo porque no van en el mismo salón.
-Me fue bien- Empezó a caminar, para dirigirse a la heladería –Y ¿A ti como te fue?- Miro de reojo al peli cerúleo.
Y obvio esto lo emoción, pues usualmente Camus es muy callado durante el camino, últimamente ha estado preguntando de repente por la vida de Milo.
Mostrando el interés en su persona.
El camino no fue tan largo, la heladería está a unas seis cuadras.
No el lugar más ostentoso, un pequeño local, con diferentes sabores, e ingredientes.
Con algunas mesas afuera y otras dentro, tonalidades en la pared de blanco, rosa y unos toques de amarillo.
Algo infantil ante los ojos del peliaguamarino, pero no le molesta, sobre todo porque esta con la compañía de Milo.
-¿Qué sabor te gustaría?- Pregunto emocionado el peli cerúleo.
-Vainilla- Contesto rápido.
-¿Algún ingrediente más?- El vendedor cuestiono al chico.
-Emh- Camus no supo que responder… Usualmente el helado debería ser simple.
-¿Qué tal chocolate líquido, con nueces encima?- Sonrió para dar aquella idea.
-Bien- Asintió, sin saber que sabor podría tener aquella combinación.
Con su emoción a flor de pie, habiendo ayudado a su hermoso amor, prosiguió a pedir su helado favorito.
-A mi deme el especial de cuádruple de chocolate- Tiene sus gustos definidos y no los cambia por nada.
Después de compras los helados.
El peli cerúleo propuso ir rápido al parque, caminando uno a lado del otro, degustando el delicioso helado.
Camus probando algo nuevo, no le gusta arriesgarse mucho, pero con este amigo suyo… Ha tenido que experimentar tantas cosas y no solo actividades, si no también… Nuevos sentimientos que lo han hecho sentir diferente al joven de ojos violetas.
Verlo comer esa bomba de tiempo de azúcar y calorías, es sin duda algo que logra hacer que su corazón late desesperado.
También deseando decirle lo que siente, pero su timidez no se lo permite.
Al llegar a ese lugar, mas precisamente a las bancas que están enfrenté de los juegos para niños, que curiosamente en esta tarde no ahí muchos por no decir ninguno a la redonda.
Tomaron asiento, Milo terminando su helado, quedando muy poco.
Y si le ofreció varias veces a Camus, pero… Este no se lo acepto, ya era demasiada azúcar en su sistema con la vainilla y la cobertura de chocolate líquido.
Esta sonrojado hasta las orejas, intentando mirar hacia otro punto, pero la hermosa mirada del otro lo hace observarlo a escondidos como cree.
-El día está muy hermoso- Agrego el peli cerúleo.
-Si lo es…- Comiendo los últimos bocados de su postre helado.
Es ahora o nunca, se pensó esto con sumo detalle, ha practicado y necesita decirlo de una sola vez.
Solo se necesita ser valiente dos segundos ya ha esperado desde que iniciaron la escuela, no puede más.
-Camus- Lo llamo bastante firme, intentando sonar seguro.
-¿Qué pasa Milo?- Por alguna razón ese tono, lo hizo sentir nervioso.
Sonrió, con las mejillas sonrojadas, los nervios están pero el amor es más fuerte –No es ningún secreto… Que tú me gustas- Dijo esto girándose hacia el peliaguamarino, tomando la mano del otro que descansa en la banca.
Esto sorprendiendo al otro, dejando sus ojos bien abiertos, su boca igual, por sorprendente que parezca no quito su mano, siendo una buena señal.
-Eso…- Desvió su mirada avergonzado –Ya lo sé…-
-Lo se…- Rio con tanta pena –Yo lo dije hace tiempo… Pero es que lucias tan lindo en esa foto que… No pude callar mis sentimientos- Comenzó a hablar de una forma romántica.
Camus no contesta, desea que el otro sigua… Le gustan esas palabras, no lo dirá… Pero… Esto le puede ayudar para su plan que tiene.
Digamos que Milo no es el único que tiene el corazón robado y que ha planeado algo para este día.
-Me gustas de verdad- Tomo valor, mirando fijo al otro –Te amo, mi corazón late con fuerza cada que te tengo cerca, mi respiración me hace falta, los nervios me invaden, se siente tan extraño, que me da miedo, pero es asombroso- Sonríe de nuevo, acercándose al otro con cuidado para no asustarlo.
-Puede que no sea perfecto, no soy el mejor de mi clase, a veces me meto en problemas, pero espero… No deseo… Que puedas aceptar a este torpe bicho- Reconoce que muchos en su escuela, mas sus amigos le tienen ese sobrenombre de cariño.
Esperaría la respuesta, aunque la pregunta aun no la ha hecho, dejando escapar un suspiro para hacerla de forma correcta.
Y Camus sigue mudo.
-Lo que quiero decir es… Te amo con todo mi ser, cada parte de mi ser pide a gritos que lo ames- Respiró profundo -¿Quieres ser mi novio?- Soltó la pregunta, cerro sus ojos, sosteniendo la mano del otro –Solo no me dejes de hablar, ni te apartes de mí lado, soy capaz de soportar ser tu amigo, pero…- No pudo seguir hablando, pues fue interrumpido.
Sintió unos labios algo fríos, pero tan dulces, que no es solo por el sabor de la vainilla que dejo ligeros rastros.
Sus ojos se abrieron a más no poder, ver a su amado Camus besarlo, no lo pensó mucho y quiso cerrara sus ojos para seguir disfrutando, abrazando al otro, para atraerlo más y olvidando por completo el helado que se dejó de lado.
Es mucho mejor el beso de quién amas.
Tuvieron que separarse, pues esa demostración de afecto debe durar solo unos segundos, por la pena que siente ahora el peliaguamarino.
Sus mejillas sonrojadas, su mirada violeta baja, poniendo su mano sobre sus labios.
-Espero… Que entiendas…- Le dijo esto algo bajo, sin poder mirarlo.
-¡¡¡¿Qué aceptas ser mi novio?!!!- Lo dijo algo alto, pero abrazándolo de forma protectora, sonriendo a más no poder, hasta las lágrimas se le salieron.
-Creo que es algo… Bastante obvio…- Se recargo en el hombro del otro, aspirando un poco el peculiar aroma del cabello de su compañero o más bien su novio ahora.
Una escena dulce como la vainilla y bastante impactante como un helado de cuádruple chocolate.
Obviamente no se dieron cuenta, de que cuando se dieron ese beso, dos personitas tomaron una foto, posiblemente alguien la utilice para una broma contra el peli cerúleo, por decir en voz alta su relación con alguien mayor de edad.