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Hot Aussie Boys por jotaceh

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Presentación

 

¿Saben? Había pensado escribir mi presentación así toda normal, diciendo mi nombre, mi edad, qué me gusta hacer, mi orientación sexual, mi pose favorita y todas esas estupideces que se suelen decir cuando conoces a alguien, pero me la suda y van a tener que ir conociéndome de a poco. Si les gusta bien, y si no, vayan directo a ver una película de porno gay, que para el camino de la putería que he transitado los últimos años de mi vida, va a ser prácticamente lo mismo. Y hasta más corto, porque me gusta darle introducción a todo el tema de la follación. Porque uno no es de entregarse a la primera. O sea sí, pero con una palabrita de amor primero, un te quiero, un cariño, un caramelo de menta aunque sea, para no sentirse tan suelta ¿no?

Ok, para no ser tan grosero, les diré que me llamo Joaquín, tengo veinte años y actualmente vivo en Perth, West Australia, en... obviamente Australia. Me vine con una visa de estudios luego prolongué mi estadía por temas de trabajo y finalmente me quedé viviendo aquí. O eso planeo, porque me siento cómodo, discriminado a veces, pero cómodo.

No soy la persona más sociable del mundo, de hecho, creo que soy el ser más grosero que existe. ¿Y saben? Los australianos son peores, si hasta los orientales parecen más antipáticos que yo. Es que toda esa "buena onda" latina me tenía podrido. Que saludar a alguien en el ascensor, que sonreírle a la cajera, que decirle hola a un tipejo de mierda que apenas conozco, que andar de fiesta en fiesta bailando música de mierda, con gente de mierda, en lugares de mierda, y tomando tragos de mierda. Bueno, no es que no hayan fiestas acá en Oceanía, tan solo que no son tan mierda como en Latinoamérica. O tal vez sí, pero acá el alcohol es más fuerte y me nubla más. La cosa es que en este país veo la existencia un poco menos negra. Así es que todos aquellos que dicen "sáquenme de Latinoamérica!, I know that feel, mate... I know.

Llegué hace dos años, recién cumplí la mayoría de edad postulé a la visa de estudios, pesqué todas mis cosas y me vine sin mirar atrás. Eso y que ya no tenía a nadie que me atara a mi país natal, pero eso ya es historia para cuando esté borracho, tirado en el suelo y quiera escribir un poco en mi celular. Desde ese momento he intentado acostumbrarme a otra cultura, a otra manera de ver la vida, a otro idioma y por sobre todo, a otras personas.

Cuando ustedes vean postales de Australia, siempre les mostrarán rubios bronceados, con abdominales marcados y más guapos que Jesús en el altar de la iglesia. Dios, paréntesis aparte, ¿por qué hacen tan sensual las esculturas de Jesusito en las iglesias católicas? Digo, yo yendo a misa me di cuenta que era gay, porque esa masa de yeso horneada era todo un papucho y si Dios es amor, pus me aguanta la putería y acepta que mi primera erección haya sido rezando el Padre Nuestro un domingo en la mañana.

A lo que iba, que esas postales son ciertas, mis ojos son testigos, es como si hubiera aterrizado en el paraíso. Está lleno de hombres guapos en Australia, aunque hay feos, no se comparan a las cosas que me tocó ver en mi país. Si es que el feo del barrio aquí, era más lindo que el guapetón de mi pueblo, y me quedo corto.

Supongo que tiene que ver con la cultura del cuerpo que tienen, con ese relajo que demuestran a veces por la vida, pero un estrés con verse guapos y perfectos, como si todos fueran putos y vivieran de sus cuerpos. Que los hay, para qué les voy a negar, pero la mayoría trabaja como todos los mortales, tan solo que brillan con luz propia, con la luz que les da ser jodidamente excitantes.

Antes de venirme era virgen, ni siquiera había dado mi primer beso, y ya al mes viviendo en una residencia de estudiantes extranjeros, había tenido más sexo que el que tuvo mi mamá en su vida y es que se me soltaron las trenzas, se me cayeron los calzones, afloraron las hormonas y me convertí en la puta más puta de Perth. Dejé bien en alto el nombre de mi nación. O bien abajo, ya depende la situación.

Viví hasta hace un par de días en una pequeña pieza en el centro de la ciudad, pero ya me harté de coger con los mismos hombres, así que me propuse una nueva meta: vivir en los suburbios. Así me mudé a una casa compartida en el barrio de Quinns Rocks, cerca de la turística Mindarie. Y como me voy solo, sin amigos ni conocidos aunque sea, he decidido escribir este blog para compartir con quienes quieran leer mis vivencias en esta nueva etapa de mi vida. Y aparte me sirve para recordar un poco el español, que ya hace bastante no uso.

Está bien, mierda, si van a saber hasta mis pensamientos más profundos, es necesario que sea sincero y les cuente la verdadera razón por la cual me fui del centro: me quedé sin trabajo y nadie me quiere contratar. Y no es que sea holgazán, porque podré ser una mierda de persona en otros aspectos, pero sí soy honrado, trabajador y muy esforzado. El motivo porque el que me despidieron es que no le hice caso a los consejos de mi abuela: "después de culear, siempre tienes que mear". Ah no, esperen ése era otro. Era el "no hay que mezclar el trabajo con el placer". Y yo, el muy imbécil, me comencé a encamar con el gerente de la tienda de conveniencia.

Y aquí un consejo para todos ustedes, cuando en sus trabajos les digan: "No, si nosotros confiamos en nuestros empleados". "No, si en la sala de descanso no ponemos cámaras ". Pus, no les crean, esos sacos de pelotas mal paridos no confían ni en su abuelita con Alzheimer. Al final el video, casi artístico cabe mencionar, de la cámara de vigilancia de la sala de descanso se hizo viral dentro de Perth. Ese donde se muestra a un sujeto extranjero de larga cabellera negra, o sea, yo, saltando sobre el pito de un nacional rubio que, aunque me lo negó, estaba casado y tenía tres hijos. ¡Tres hijos! Y no sé como chucha llegó al útero, si su pico era más chico que un maní. En fin, la cosa es que me despidieron, la esposa del tipo me tiró el pelo y ya nadie me quería dar trabajo. Así que tuve que mudarme, cortarme un poco el cabello, ahora me llega hasta el hombro, y lo teñí de un casi natural fucsia.

Y así comienza mi historia, con un nuevo look, desterrado a los suburbios, con una fama en redes no precisamente por ser influencer y todavía con el recuerdo de la esposa de ese tipo gritándome "I'll kill you, dickhead... fucking Punce", que en pocas palabras me dijo te voy a matar cabeza de verga... maldito maricón. Que lo de maricón lo asumo, pero ¿cabeza de verga? Que cosa más fea, ni que tuviera un tajo arriba.

 


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