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¿Quién eres? por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para crear nuevas historias.

¿Pueden creer que llevo actualizando esta historia todos los lunes durante 14 semanas? Es increíble, al igual que todas las personas que leen esta historia sin falta todas las semanas.

El BONUS de hoy esta centrado en Atem y ya les voy adelantando que el próximo en el siguiente cap se centrará en Marik.

Capítulo 14:

Otra noche en Egipto, otra noche de dormir con Kaiba. Curiosamente ya no le importaba tanto, pero a la vez se sentía más nervioso. Seguían en traje de baño y volvió a clavar la vista en su espalda al caminar detrás, también tenía un lunar en el hombro derecho y por debajo le seguían tres más pequeños.

-¿Escuchaste lo que dije? –Kaiba se dio la vuelta y lo miró extrañado.

Quiso que la tierra lo tragara de inmediato. -No, lo siento, estaba distraído. ¿Qué decías?

-Dije que si quieres puedes bañarte primero.

Joey asintió procesando tarde la información, estaba concentrado en mirar el pelo de Kaiba, ¿siempre había sido así de brillante? Le quedaba bien el pelo despeinado, lo hacía ver más joven, de su edad y a la moda. Quedaba extremadamente bien con sus ojos… se dio una bofetada mental. ‘Ya basta, Joey. Los tontos engreídos son tontos engreídos aunque luzcan apetecibles. ¡Y no digas apetecible! ¡Kaiba no es un pedazo de carne!’

Fue a por su cambio de ropa y se dio una ducha. Cuando salió Kaiba estaba hablando por teléfono sobre trabajo, un bichito en su cabeza le hizo preguntarse si el Sacerdote estaría del otro lado. Se secó el pelo lo más que pudo con la toalla. Kaiba terminó de bañarse y se secó el pelo también mientras se peinaba prolijamente.

-¿Por qué te peinas tanto? Te acostarás y volverás a despeinarte.

-Ya sé, es que luzco horrible cuando no me peino –Joey fácilmente podía diferir con eso-. No todos lucimos bien con el look de ‘recién me levanto de la cama’.

Joey se rio tomándolo como un halago. -Supongo que es una cuestión de ser rubio –le dijo mientras observaba su propio mechón de cabello-, y es natural por si te lo preguntas.

Kaiba lo miró de seriamente, Joey no entendía por qué, no había sido tan mal chiste. Lo vio fruncir el ceño y se sintió incómodo. Supuso que no siempre uno puede mantener a Kaiba de buen humor, y se dirigió a la cama con la mirada pesada del chico persiguiéndolo.

Kaiba demoró en seguirlo pero finalmente se acostó. -Dejaré el aire prendido.

+

Seto se despertó temprano al otro día, se sentía cálido, de manera agradable. No demoró en darse cuenta de por qué. Se había movido a la otra punta de la cama, sabía que tenía la mala costumbre de hacer eso luego de dormir tantas veces con su hermano. Usualmente quien durmiese con él terminaría en el piso, pero extrañamente era la segunda noche que no ocurría.

Y todavía no solo estaba invadiendo un poco el espacio personal de otro, lo estaba haciendo mucho. Wheeler se había quedado sin lugar pero había encontrado la solución; estaba dormido con la mitad de su cuerpo en su pecho, sus piernas estaban enredadas entre sí y uno de sus brazos descansaba en su cintura. Para empeorarlo al parecer él había estado abrazándolo durante la noche también. Curiosamente no le importaba. Estaba extrañamente cómodo y eso que era la primera vez que despertaba así con alguien.

Tomó un mechón de cabello de Wheeler y lo contempló, era inusualmente dorado, extraño para un japonés. Se fijó en las raíces y como suponía desde un principio, él era rubio natural. Sintió cómo su corazón latía rápido, tanto que temió que las palpitaciones despertaran al chico sobre él. Dentro de las quince personas que consideraba que pudieran ser Senshi, nunca había tomado en cuenta a Joey, sabía que era rubio pero… no podía ser.

Aquel día del evento ni siquiera podía creer que Wheeler estuviera allí, ni siquiera podía creer que un incompetente como él jugara su juego. Estaba convencido de que solo había tenido suerte. ¡Suerte! El Dado Gracioso fue la carta de Wheeler que levantó ese día, era una que Senshi usaba con frecuencia. Pero en realidad era una carta usual, reproducida en masa…

Creía que conocía a Wheeler, por eso estaba seguro de que no era Senshi. Él no había querido que fuera él, por eso ni lo consideró. Aunque bajó las expectativas al ver la cantidad de fikis tontos y feos que fueron a su evento y eran rubios, a pesar de no saber si era de forma natural. Pero después de dos días enteros juntos, ¿quizá debería sumar un número dieciséis? ¿Estaba bien con el pensamiento de que fuera Joey?

Si lo pensaba, era más lindo que la mayoría de los de su lista, más bien todos. Aunque no le importaba, él quería al verdadero Senshi y últimamente con demasiada desesperación, fuera lindo o no.

Detuvo su tren de pensamientos cuando alguien tocó la puerta de la habitación. Rápidamente se separó de Wheeler, no quería que alguien entrara y los viera, podrían malinterpretarlo. Gritó que pasaran, igual el chico parecía dormir como tronco.

La cabeza de Akefia apareció por la puerta. -Estamos sirviendo el desayuno, Atem despertará en cualquier momento, así que bajen.

-Está bien, ya vamos -sacudió a su compañero de cama para despertarlo.

+ - + - + - + - + 

Atem se despertó sintiendo como le dejaban un reguero de besos por el cuello y por su cara, de inmediato sonrió. Lo primero que vio en la mañana de su decimoctavo cumpleaños fue la hermosa cara de su novio. Yugi estaba despeinado y completamente desnudo sobre él, pasó las manos por sus piernas hasta que llegó a su culo que se llevó un apretón, pasó un dedo entre sus nalgas y masajeó suavemente su agujero. Yugi se estremeció.

-Feliz cumpleaños –Yugi lo miró sonrojado, estaba precioso.

-Gracias. ¿Cómo te sientes? –preguntó con real preocupación.

Yugi se acercó a su oído. -Satisfecho –le susurró y luego le mordió el lóbulo-. ¿Y tú?

-Feliz, como nunca antes –se sonrieron. Atem dejó salir una voz más ronca y varonil-. Y si sigues moviéndote así sobre mí, muy pero muy excitado.

-Perfecto.

Se cambiaron y bajaron con los demás después de que Yugi le hiciera una felación. Con razón él se retorcía la noche anterior; estar dentro de la boca cálida y caliente de alguien se sentía maravilloso. No tanto como estar dentro de Yugi y compartir placer, pero no estaba lejos. Podía hacerse fácilmente adicto a ello.

+

Todos estaban afuera cuando ellos llegaron y al igual que todos los años le armaron un desayuno. Todos lo apretujaron y lo hicieron sentir especial. Yugi se sentó junto a él y advertía que no podía alejarse de su lado, se preguntó si alguien los veía y lo notaban. Al terminar estaban yendo a la sala de juegos cuando Anat le llamó diciendo que tenía un paquete para él.

-Es mi regalo –dijo Yugi reconociendo la caja que había enviado a Egipto una semana atrás. Atem lo miró extrañado sin saber por qué se lo envió y no se lo dio en persona-. Lo envié antes de siquiera saber que vendría, Seto nos invitó el… ¿martes pasado? –Yugi ya no lo recordaba, todo parecía tan lejano.

-¿Recién el martes? –se sentó en un sillón de la sala de estar y comenzó a abrir la primera caja que estaba machucada, esperaba que todo estuviese intacto-. Él es de hacer las cosas con anticipación. Me pregunto si fue entonces que se acordó de mi cumpleaños y tú le caíste del cielo como regalo perfecto.

-No tengo idea… –Yugi prefirió hacerse el tonto.

Atem se encontró con una caja rectangular envuelta en papel de regalo rojo, miró a Yugi y vio que estaba nervioso, de la caja sacó otra dorada con ¿jeroglíficos? Conocía algunas de las palabras que veía allí, eso era realmente antiguo. Lo abrió para verlo por dentro y allí se encontró con muchas pequeñas piezas duradas de forma extraña, sobre todas ellas había una que resaltaba y tenía el ojo de Horus que conocía bien.

-Yugi… ¿de dónde sacaste esto?

Atem estaba asombrado, eso era una reliquia. Su padre era un coleccionista de antigüedades y trabajaba directamente con los museos más grandes de Egipto, de los cuales algunos eran suyos, así que como hijo de su padre sabía reconocer un objeto valioso e importante para la historia de su país.      

-Mi abuelito lo encontró hace como cuarenta años o más aquí en Egipto, en la tumba de un faraón en el Valle de los Reyes. Es un puzzle –Yugi tomó una parte que estaba hecha-. Mi abuelito me lo regaló hace tiempo cuando estaba deprimido, él dijo que en la caja está escrito que a quien lo arme se le cumplirá un deseo. Yo entonces me obsesioné con armarlo… deseaba tener amigos –la cara de Yugi se entristeció, pero luego sonrió-. Pero al final conocí a los chicos y ya no necesite de un deseo. Luego me olvidé que estaba ahí. Hace una semana estaba volviéndome loco pensando en qué regalarte y accidentalmente tropecé y terminé dentro de mi armario, mi nariz chocó con la caja. Supe que era el destino, yo armé solo una parte, estoy seguro de que tú podrás terminarlo. Además ya era hora de que regresara a Egipto, ¿no lo crees?

Atem tomó el pedazo de rompecabezas que había logrado armar, mientras que por fuera tenía una bonita forma lisa, por dentro era un laberinto de piezas que para él en ese momento no tenían sentido. Se veía muy complicado. Observó las otras piezas viendo las diferentes formas que tenían, no entendía cómo podrían encajar entre ellas, pero no era imposible porque Yugi lo había logrado. Estaba frente al mayor reto de su vida.

-Gracias, Yugi. Es el mejor regalo de todos, después de ti –su nuevo gato Maine decidió hacer aparición trepándose a la falda de Atem y mirándole fijamente-. Y después de ti también, claro. ¿Quién es un bonito minino? –el gato ronroneó cuando recibió mimos.

-Increíble, ahora también me gana un estúpido rompecabezas –ambos miraron hacia atrás para encontrarse a un indignado Marik.

-¿Desde cuándo estás ahí?

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Una hora después estaban en la sala de juego molestando al gato con la luz de un láser cuando Anat entró y les avisó que el dueño de la casa había llegado. Marik y Atem se levantaron de inmediato desesperados por ver a sus padres. Malik siguió a su novio sin mucho entusiasmo pero con la obligación moral de hacerlo. Atem tiró de Yugi para que lo siguiera, este estaba hecho un lío de nervios y soltó un suspiro de alivio al ver a Joey sonriente levantando sus pulgares a modo de apoyo.

De verdad deseaba que el padre de Atem no se pareciera a su hermano.

Se alivió un poco al ver al hombre de lejos y escucharlo reírse con otro hombre y con Anat, no parecía muy aterrador, a pesar de ser alto y tener un rostro anguloso y severo. Sonrió al ver a su hijo acercarse y le abrió los brazos para abrazarse.

-Feliz cumpleaños, hijo mío –Yugi se conmovió al verlos y se acercó un poco con miedo.

Atem se separó de su padre y fue a por Yugi, tomó su mano y se pararon uno junto al otro frente a Aknamkanon. -Papá, él es Yugi, mi novio.

-Es un placer conocerle -Yugi siguiendo con sus propias tradiciones culturales le hizo una reverencia profunda.

El padre miró al hijo con sorpresa, no tenía idea de que el chico vendría. Pero con solo contemplar la enorme sonrisa que Atem tenía en su rostro se alegró de que viniera. -Igualmente, Yugi. Mi hijo me habló mucho de ti, demasiado –Yugi se levantó y apenas hizo contacto visual volvió a mirar al piso.

Atem miró a su padre diciéndole con los ojos “no era necesario que dijeras eso”, “no es momento para tus bromas”. Su padre se rio burlándose de él.

-Apenas lo conoces y ya quieres humillarme -Atem le dijo resentido en árabe a su padre, Yugi frunció el ceño al no entender nada y se preocupó pensando si había hecho algo mal. El hombre se rio.

Los chicos que entendían se rieron de la situación, Marik en particular estaba disfrutando, era su turno luego de tanta humillación durante años. El padre de Marik miró al novio de su hijo y ambos se saludaron cordialmente y de forma tensa. Aknamkanon miró alrededor de la sala hasta que encontró a sus sobrinos, como siempre Seto solo le asintió fingiendo que no existía y Mokuba sí le dirigió una sonrisa.

Como siempre Seto hacía que su tío se preocupara, trataba de alejarse para no ser una tarea para él, pero solo lograba que se preocupara más.

+

Para el almuerzo por primera vez se juntaron a almorzar lo que Anat había preparado en el comedor. Joey juró que esa era la mesa más larga que vio en su vida, por algún motivo hasta ahora parecía la sala más elegante. Sobre una repisa encontró una estatua fea de un faraón, su muñeca fue tomada por Seto antes de que pudiera tocarla. Seto negó con la cabeza y Joey se rindió y fue a su lugar, sabía que era mala idea tocarla conociendo su torpeza.

-¿Sabes cuántos años debe de tener? ¿De qué está hecho? –Atem le había mostrado a su padre el rompecabezas.

Aknamkanon tomó con cuidado la caja, sus ojos se agrandaron al abrirla y descubrir lo que había dentro. Él sabía muy bien lo que era apenas lo vio. -¡No puede ser, es el Rompecabezas del Milenio! –todos lo miraron extrañados sin entender a lo que se refería-. Tiene unos tres mil años de antigüedad. No tenía idea de que estuviese compuesto de tantas piezas -tomó las pequeñas piezas y las contempló-. Creo que es metal bañado en oro, es increíble los perfectas que están y el modo en que se une. “A quien lo arme se le cumplirá un deseo” -leyó en la caja.

Joey escupió su agua. ¡¿De oro?! ¡¿Yugi tuvo todo este tiempo un artículo egipcio de tres mil años bañado en oro en el armario de su cuarto?! Y para peor, ahora lo estaba regalando…

-Mi abuelo me dijo que decía eso –Yugi dijo y luego aclaró-. Él fue quién lo encontró.

-¿Dónde? ¿Cómo? –Yugi notó que el padre de Atem parecía saber la respuesta y estaba encantado al ver el progreso que él había hecho, parecía estar calculando la forma que tenía.

-En la tumba de un faraón cuando era joven –recordó la historia de su abuelo-. Dijo que estaba lleno de trampas, solo consiguió que dos guías fueran con él ya que se presumía que estaba maldita, ninguno de los dos llegaron a salir. Me contó que nunca logró encontrar el sarcófago, solo este cofre que era lo que estaba buscando –Yugi hizo una pausa y sonrió-.  Aunque no sabría decir si es verdad, mi abuelo suele exagerar con sus historias. Supongo que quiere que creamos que es Brendan Fraser en ‘La momia’.

Todos en la sala se rieron, no era la primera persona que contaba sus historias de arqueología como si fueran una película de acción. Atem mismo creció pensando que su padre hacía eso hasta que lo acompañó al trabajo un día y casi muere de aburrimiento sacándole el polvo a un pedazo de piedra sin forma con un pincel diminuto. Fue la mayor decepción de su vida.

-No me sorprende que no haya encontrado el sarcófago, estaba escondido en una recámara.

Yugi se sorprendió. -¿Conoce la tumba?

-Por supuesto, la encontré hace unos diecinueve años. Los jeroglíficos en las paredes hablaban de un rompecabezas enterrado junto con el faraón. Siempre supuse que alguien había llegado antes porque no estaba sellada y el tal Rompecabezas Milenario no estaba, pero no entendía por qué no se llevaron nada más –miró a Yugi con curiosidad esperando que él supiera la respuesta.

-Mi abuelo es fanático de los juegos, sus trabajos de arqueología se trataban de eso. Dijo que a ese faraón le gustaban los juegos, por eso estaba ahí, no quería nada más.

El hombre asintió comprendiendo. -Tenía razón. Al faraón Atem le gustaban mucho los juegos.

Atem fue el que escupió su agua esta vez. Sabía que tenía el nombre de un faraón pero no sabía que justo el de ese. Su padre le dio una reprimenda con la mirada, no estaba seguro si era por esparcir agua sobre la mesa o por no recordar algo sobre un faraón, algo que probablemente su padre consideraba extremadamente importante.

-¿Atem? –preguntó Yugi absorto.

-Sí, el faraón Atem vivió hace tres mil años. Le gustaban mucho los juegos y fue uno de los primeros en relacionarse con los juegos de las sombras -Yugi lo miró con cara de no entender-. El juego que inspiró a los chicos a crear ese… videojuego ridículo.

-No es un videojuego ridículo… –los cuatro chicos dijeron a la vez de forma aburrida. Típica conversación durante el almuerzo del domingo.

-Descubrí la tumba del faraón cuando mi esposa estaba embarazada y me obsesioné tanto con buscar el rompecabezas y la historia del faraón que decidí nombrar a mi hijo así. Imaginen mi sorpresa al ver que mi hijo se maravillaba por cualquier juego y los creaba con gran facilidad. Atem nunca se aburría, para él todo era capaz de transformarse en un juego.

-Lamento que mi abuelo se lo haya  llevado -Yugi se sintió incómodo, estaba casi seguro de que eso era ilegal. Su abuelo podría ser considerado como un asalta tumbas.   

-Ya no importa, volvió a Egipto –guardó la parte armada en la caja nuevamente y se la regresó a su hijo-. Quizá pueda convertirse en tu primera pieza de colección entre muchas.

-No gracias, te dejaré esa obsesión a ti.

Atem le sonrió a su padre y le dio una mirada que dejaba en claro que no quería discutir eso ahora y para el caso… nunca. Por más que insistiera su padre, no pensaba seguir con el negocio familiar. Su pasión, tal y como lo dijo su padre, eran los juegos y pensaba dedicarles toda su vida. Todos los artículos de la casa podrían irse a un museo una vez que su padre muriera, él no pensaba quedarse con ninguno ni dedicarse a contemplarlos y desempolvarlos como él hacía.

-A ver si entendí –Malik interrumpió entonces-. ¿Yugi tuvo todo este tiempo un objeto súper valioso que pertenecía al faraón por el cual Atem lleva su nombre? –no esperó una respuesta antes de decir-. Si eso no es el destino, entonces no sé qué lo es.

Atem tomó la mano de Yugi y lo miró directo a los ojos, las amatistas brillaron como nunca. Malik tenía razón, lo suyo con Yugi solo se podía resumir en una palabra: destino. Sabía que no había nadie mejor para él.

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Atem estaba en la entrada de su casa esperando, desde allí podías ir al comedor a la derecha y a la oficina de su padre a la izquierda. Estaba esperando a que su padre terminara con Seto como siempre. Su primo salió hecho una bola de enojo de la oficina dejando la puerta abierta, ni lo miró al pasar hacia la sala de estar y entrar a la sala de juegos dando un portazo, sabía que lo había hecho apropósito.

Suspiró y entró a la oficina. Su padre estaba en su silla, se apoyaba en su escritorio y se masajeaba las sienes canosas con frustración. Cerró la puerta y se sentó en la silla correspondiente.

-¿Cómo estuvo todo?

-Nos fue bien, no tuvimos ningún problema. El viernes por la mañana me encargué de tu reunión y el negocio salió a favor -su padre le sonrió con alivio. Atem no quería que fuera un motivo para hacerle creer que el negocio familiar era lo suyo así que agregó-. Fue aburrido.

-Entiendo –su padre suspiró y rodeó el escritorio hasta estar a su lado, puso su palma sobre su cabeza y le acarició el pelo como de costumbre-. Me agradó Yugi, es tal como lo describiste y se notó que hacía un esfuerzo para no salir corriendo –ambos compartieron una sonrisa-. He de admitir que estoy preocupado por ti y mis sobrinos.

-¿Por qué? Estamos bien. No nos ocurre nada.

-Sé que no quieres estar aquí, Atem. Tu profesor me dijo que últimamente estás perdiendo la concentración durante las clases –Atem miró al suelo con vergüenza-. Ahora entiendo por qué, estar enamorado es una gran distracción -miró a su padre dispuesto a defenderse pero este solo le sonrió-. Me alegro de que estés conociendo el amor a tan joven edad, pero no me dejas más alternativa que tomar una decisión.

-¿Qué decisión? –temió por su relación con Yugi.

-Voy a enviarte de vacaciones –su padre le dio la espalda y contempló el jardín por la ventana.

-¿Qué? ¿Por qué? –Atem contempló a su padre como si a este le hubiera salido una segunda cabeza. Aknamkanon no era como su hermano Gozaburo, no le hacía estudiar 13 horas al día, pero igual era exigente y no aflojó la cuerda ni cuando Atem comenzó a trabajar.

-Te pediré que no viajes a Japón hasta el viernes próximo, harán su dichoso evento el sábado y entonces te quedarás allí por tres semanas –su padre volvió a mirarlo-. Quiero que despejes tu mente de los estudios y uses esa creatividad que tienes en exceso para tus… proyectos empresariales. Pasa tiempo con tu chico y llévate a Marik y Malik, que disfruten lo que les queda de vacaciones de verano. Seguirás con tus estudios cuando vuelvas.

Atem no tenía palabras. ¡Tres semanas en Japón! Estaría de vacaciones con sus amigos lejos de la responsabilidad del estudio y las vacaciones de verano de Yugi también estaban cerca. Era demasiado bueno para ser verdad. ¿Había estado tan distraído en sus clases para que su padre tomara esta decisión?

-Está bien, padre -Atem se levantó listo para retirarse y luchando contra las comisuras de sus labios que solo querían elevarse.

Estaba por llegar a la puerta cuando su padre agregó. -Una cosa más, Atem. Cuando estés en Japón asegúrate de que Seto se divierta, sáquenlo aunque sea a tomar aire –su padre bufó de frustración-. Realmente ya no sé qué hacer para que él socialice un poco.

-No creo que Seto quiera sociabilizar…

-Tiene casi dieciocho y casi tantos deberes como yo. Quítenle un poco de presión y asegúrate de que se divierta –repitió y volvió a masajearse las sienes, Atem sabía que se preocupaba más por Seto de lo que este creía.

-Muy bien, haremos lo que podamos -era un deber para Marik también y probablemente él metería más garra en el asunto, se le daba bien estresar a Seto hasta que este cedía.

-Cuento contigo y por eso mismo no quiero nada de hoteles esta vez –Atem lo miró decepcionado, amaba los hoteles-. Se quedarán todos en la mansión, quizá así Mokuba y Seto no se sienten tan solos.

Se fue con los demás dejando a su padre ocupado con sus pensamientos.

+ - + - + - + - +  

Joey estaba lleno de comer torta de chocolate. El pastel que Anat preparó el día de ayer estaba delicioso, era el mejor que había probado en su vida. Ahora estaba sentado en el sillón de la sala de juegos escuchando una historia de Malik y se masajeaba el estómago que explotaría en cualquier momento.

Seto entró entonces a la habitación luciendo molesto y para poner más dramatismo, cerró apropósito la puerta con fuerza provocando un gran ruido y que las ventanas temblaran. Joey se asombró al descubrir que Kaiba era una completa ‘Drama Queen’. Fue hacia la consola de video, buscó un juego y tomó los dos controles. Joey miró al resto que seguían hablando mientras que de reojo miraban a Seto.  

Un control golpeó su costado, miró a Seto pero este estaba concentrado en la pantalla dando inicio a la partida de dos jugadores en ‘Biohazard 5’. Tomó el control dispuesto a jugar.

-¿Estás bien? –animándose a preguntar.

-Primero fue mi hermano, luego me tocó a mí y ahora es el turno de Atem –le dijo sin apartar la vista de la pantalla-. Siempre hace lo mismo, mi tío no es muy original –lo escuchó bufar.

-Eso no fue lo que pregunté –se atrevió a decir.

Seto lo miró, su quijada estaba apretada y sus ojos firmes y más fríos de lo normal. Respiró hondo mientras lo contemplaba, el frío de sus ojos se fue derritiendo de apoco y su rostro se aflojó al exhalar. -Estoy bien.

-¿Matamos zombis entonces? -levantó el joystick y le sonrió. Seto asintió y dio comienzo a la partida.

Joey trataba de concentrarse para jugar como corresponde, Seto no se veía de humor para soportar a un jugador incompetente, así que trataba de concentrarse. Pero toda la situación le parecía extraña, el simple hecho de que Seto quisiera jugar con él era… inconcebible.

Seto estaba sentado en el sofá de manera más normal que nunca; con los pies descalzos arriba, con la columna torcida y la cabeza mal posicionada en el respaldo. Esperaría eso de cualquiera excepto de él y por algún motivo algo tan normal como eso se veía anormal. Seto nunca haría eso y no porque no cumpliera con algún código de ética personal, simplemente él no era así y punto. No era correcto. Quería imitar a su padre y ordenarle que se sentara bien.

-Deja de mirarme y concéntrate.

Se sonrojó al verse descubierto. -Perdón.

Atem entró feliz a la habitación y fue con Yugi enseguida a contarle la noticia sobre su larga estadía en Japón. Chocó puños con Marik cuando le informó que él también iría, Malik suspiro de alivio al saber que estaba invitado (ya estaba indignándose innecesariamente). Atem le dio una mirada a Seto. -Nos quedaremos en tu casa.

-¿Por qué? ¿Están en bancarrota? –Joey se fijó en que Seto se veía molesto. No parecía incómodo con compartir lugar con ellos durante el fin de semana, no entendía por qué no le gustaba la idea de compartir su mansión, podría hasta evitar verlos de lo grande que es. 

-No, solo creo que es una buena idea que estemos todos juntos.

-Querrás decir que tu padre cree que es una buena idea –Seto le dio a su primo una mala mirada, Joey se desconcentró un segundo cometiendo un error y la mirada terminó en él, se estremeció. Volvió a mirar a su primo-. No insultes mi inteligencia.

-¿Puedes no empezar ahora? –Atem se veía molesto de repente.

-¿Puedes dejar de hacer todo lo que tu padre te dice? –Seto bufó con sarcasmo.

-Sabes que tiene razón –Atem se puso enfrente del televisor evitando que pudieran jugar. Seto lanzó su joystick a un costado y Joey abandonó el sofá queriendo estar lejos de la discusión.

-No la tiene -Seto afirmó. Joey se preguntó de qué habrían hablado Seto y su tío o Atem y su padre.

Malik golpeó el brazo de su novio, pidiéndole de forma muda que intervenga en la discusión. Marik sin ganas se levantó sabiendo que era lo correcto, repetían esta escena cada pocos meses y al final debía terminar interviniendo.

-Dejémoslo por aquí, ¿sí? –miró a Seto que echaba chispas por los ojos-. Sa… digo Seto, es el cumpleaños de Atem, no empecemos una pelea justo hoy.

Seto suspiró, no quería ser quien arruinara el cumpleaños de su primo y mejor amigo. Odiaba a su tío en ese momento pero se tragó el orgullo  en favor a Atem. Asintió ligeramente y luego Atem le correspondió dando finalizada la conversación.

-Atem, tienes visitas -Akefia entró y detrás le siguieron dos chicos: Mana y Mahad.

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En la merienda aprovecharon para darle una segunda vuelta a las sobras de la torta de chocolate. Se juntaron en la cocina y asaltaron la heladera para repartirse lo que quedaba. Hasta a Seto que no es de cosas dulces estaba apoyado en la mesada disfrutando de su porción.

-¿Qué haremos en Japón mientras estemos allí? –Malik preguntó.

-No todo será diversión -aclaró Marik. Cruzó miradas con Atem recordando la conversación que tuvieron sobre Seto-. Debemos de aprovechar el viaje para algunos negocios pendientes y planificar algunas cosas, así Seto no hace todo el trabajo difícil.

-Hasta hace una hora atrás no parecía molestarte dejarme solo con el trabajo difícil –Seto terminó de comer y arrojó la cuchara al fregadero. Miró a Marik de forma sospechosa-. ¿Qué te traes?

-¿Yo? Nada, solo quiero ayudarte –Atem maldijo por lo bajo la pobre capacidad de Marik para mentir.

Seto miró a Atem y Marik, algo se traían y no le gustaba, no le agradaba para nada que le mintieran en su cara sus supuestos amigos.

-¿Ahora vas a empezar a mentirme?

-¿Qué? ¡No! -Marik se alteró al ver que se estaba comenzando otra discusión.

Desde la mesa en la cocina Malik, Yugi y Joey contemplaban en silencio lo que ocurría. Joey se sorprendió de la actitud de Kaiba, hace tres días le hubiera dado igual y hasta pensaría que esa era probablemente su actitud normal, pero ahora solo pensaba que Kaiba estaba a la defensiva por algún motivo que no atendía. Parecía querer buscar pelea y estaba seguro de que él ni siquiera se daba cuenta de eso.

Volvió a preguntarse qué había hablado con su tío, estaba así de tenso desde que el hombre llegó.

-Tampoco eres la persona más adecuada para reclamar mentiras -intervino Akefia mirando directamente a Seto-. Y ni hablemos de ocultar cosas a tus amigos.

-¿De qué hablas? –le reclamó Seto enojándose- ¿Qué se supone que estoy ocultando?

-Tú sabes bien lo que escondes –le dirigió una mala mirada-. Todas esas veces en las que te vas porque tienes algo que hacer, curiosamente siempre a la misma hora. El extraño buen humor que tienes últimamente y ni te digo el susto que me diste cuando te encontré riéndote abiertamente en tu oficina -Seto lo miró con seriedad al ver por dónde venía la cosa-. Y como no querías decirme nada, tuve que averiguarlo por mí mismo.

Seto lo miró con impresión. ¿A qué diablos se refería? ¿Qué había averiguado y cómo? Tuvo mucho cuidado todo este tiempo pero siempre supo que ellos terminarían enterándose cuando empezaran a sospechar, aunque pensaba que él mismo se los diría cuando estuviese pronto. Esto era completamente una invasión a su privacidad.

-Sa… digo Seto –comenzó Marik-, ¿de qué está hablando? -le dio a Seto una cara cargada de reproche, no le gustaba para nada que ese ricachón le ocultara cosas.

Seto se dio cuenta de que ya no podría escapar, si Akefia sabía la verdad tenía que confesárselo a los demás también, era algo así como una ley no escrita en su amistad: no había secretos entre ellos. Miró alrededor de la habitación notando que el perro rubio y los novios de sus amigos lo estaban mirando de forma entrometida, esperando que alguien revelara cuál era su gran secreto.

Malik fue el primero en identificar esa mirada, no era la primera vez que la recibía. Echó un vistazo a su novio y este le asintió confirmándole lo que sospechaba.

-Agh, está bien –se rindió parándose de la mesa-. Yugi, Joey, quiero mostrarles algo. Vamos.

Claramente ambos invitados entendieron la indirecta y se levantaron para seguirle. A Joey le costó aceptar que tenía que irse solo porque Kaiba así lo quería, pero al ver como lo miraba con sus ojos más fríos que nunca supo que debía hacerlo.

Una vez que los tres chicos abandonaron la cocina y los dejaron solos, Seto se sintió más cómodo. Atem y Marik podrían ser más abiertos, pero Seto y Akefia contaban con los dedos de una mano las personas en las que confiaban lo suficiente como para hablar de su vida privada.   

Atem tomó asiento en uno de los taburetes. -Ya habla, ¿qué has estada ocultándonos?

-Que él te cuente, al parecer ha estado gastando su tiempo en investigarme –señaló al Ladrón y entonces miró al Guardián para decirle-. Y tú deja de llamarme Sacerdote, sabes que me molesta que me llames por apodos delante de otras personas, ya no somos niños -Marik levantó los brazos en forma de rendición murmurando ‘amargado’.

Atem y Marik esperaron a que Akefia se explicara. -¡No me miren así! Si ustedes lo hubieran visto riéndose como yo lo vi hubieran hecho lo mismo -Seto achinó los ojos, ¿hacer qué?- Apenas te fuiste revise tu computadora, también lo hice ayer… ¿quién es ‘Senshi’?

Seto se sintió arder en cólera. Su mejor amigo había traspasado todos los límites impuestos e invadió su privacidad hackeando su cuenta personal en “Magic & Wizards”. 

-¿Has estado teniendo un romance secreto por internet? –Marik lo miró como si le hubiera salido una segunda cabeza-. Y ni siquiera te tomaste cinco minutos para contárnoslo…

Seto le dio un golpe en la cabeza. -Yo no estoy teniendo un romance.

-Pero sí te enamoraste de alguien por internet –Akefia confirmó. Seto lo miró con la esperanza de prenderlo fuego, él ladrón agregó-. Y ni te atrevas a negarlo, recuerda que leí tus conversaciones. No pude leer mucho del apuro, pero definitivamente tú no hablarías tanto con alguien en quien no tengas alguna clase de interés, y dudo que hablaran de negocios.

El castaño soltó un bufido y se refregó el rostro con frustración. Con estos tontos nunca podía tener ni un mísero secreto y siempre se terminaba enterando de cosas que realmente no le interesaban en lo más mínimo. Tomó posición enfrente de Akefia, era más alto que él por solo un poco e hicieron una buena guerra de miradas hasta que el egipcio decidió apartar la vista. Lo consideró como un triunfo.

-Que sea la última vez que tocas mi cuenta o te juro que tendremos un problema -el Ladrón lo observó un par de segundos, cuando entendió que iba en serio terminó por asentir rendido. Suspiró pensando-. Senshi solo es un amigo que conocí por el juego.

-Copión –el Faraón se burló riéndose, el resto lo siguió-. Y pensar que me criticaste por enamorarme de Yugi.

-Por favor, no me compares contigo –se lamentó-. Solo es un amigo.

-Leí tus mensajes, no mientas, Sacerdote -volvió a recordarle el Ladrón. Seto quería matarlo.

-Ya no entiendo nada –intervino el Guardián-. ¿Te gusta o no? ¿Él lo sabe? ¿Lo conoces o piensas conocerlo? -las miradas cayeron en el castaño esperando que respondiera todas esas preguntas.

Seto recordó que había acordado verse con Senshi el próximo sábado en el evento. Seguía pensando que era una locura pero no pudo controlarse al proponérselo luego de que Senshi se confesara, en ese momento solo podía pensar en un posible chico al que tomaría en sus brazos y besaría. Era una idea horrible, terrible, quería arrepentirse desde entonces a pesar de que también quería con desesperación conocerle.

Y es que al final la verdad era que Senshi lo odiaba. Quizá no odiarlo, pero no le agradaba, no lo suficiente. Su mente calculadora no podía pensar en un futuro en el que no enloqueciera al darse cuenta que había estado hablando con Seto Kaiba, el ricachón engreído que tanto despreciaba. Nunca se había tenido tan poca confianza como durante la última semana.

 -No lo sé, creo que sí me gusta –terminó por confesar tomando asiento junto a Atem en un taburete. Se refregó el rostro con frustración-. Él lo sabe, pero yo no le gusto, aun así no puedo dejar de hablarle. Hablar con él es como estar con ustedes, de alguna forma consigue borrar todo lo demás.

Sabía que ellos entenderían lo que quería decir; cuando estaba con ellos y hablaba con Senshi sus responsabilidades desaparecían. No había un CEO con cientos de empleados a su cargo, no había reuniones de negocios con personas quince años mayores que lo mirasen con superioridad, no estaba la responsabilidad de ser hermano/padre de un chico adolescente, ni había un chico huérfano que añoraba a su familia. Solo era Seto, o un chico anónimo sin apellido.

-No lo conoces en la vida real -concluyó el Guardián-. ¿Por qué no le propones verlo en el próximo evento? Igual que el Faraón, a él pareció funcionarle bien.

-No me digas que no te tienes confianza -el Ladrón le dijo mientras se llevaba su último pedazo de pastel a la boca, Seto no pudo mirarlo a los ojos-. Oye, eres feo pero no tanto. Apuesto a que también podrías gustarle.

 Seto no sabía cómo explicarles que a Senshi sí le gustaba pero tampoco le gustaba. A Senshi le gustaba el Sacerdote, pero no Seto Kaiba y no creía que fuera posible trazar una línea divisoria entre estos dos, hasta ahora venía siendo muy difícil mentirle u omitirle ese hecho.

-¿Acaso no le dices quién eres por lo que pasó con Kisara? -el Faraón reflexionó.

Entonces Akefia escupió la torta comenzando a toser y Marik soltó un chillido bajo mientras masajeaba la espalda de su amigo. No podían creer que Atem haya mencionado el Nombre Prohibido.

Seto miró con rabia a su primo. ¿Cómo se atrevía a decir algo así? ¿Cómo podía insinuar que ella y Senshi podían ser iguales? Aunque en realidad… quizá no estaba lejos de la verdad. Ellos podrían ser iguales, había muchas posibilidades de que sean iguales. Quizá si conocía a Senshi este lo mandaría a freír espárragos al conocerle de verdad, podría odiarlo, podría darse cuenta de lo terrible persona que era capaz de ser.

Podría darse cuenta de lo mala persona que era Seto Kaiba y eso lo decepcionaría, lo lastimaría y sus ojos se llenarían de lágrimas como los de ella.

-Faraón, cállate, ¿quieres? –el Ladrón se enojó al ver la cara pálida de Seto y ver como un feo tren de pensamientos comenzaba a entrar en marcha.

-Lo siento… -Atem se lamentó al ver lo que había provocado.

‘No le gusto, no realmente. Apenas sepa quién soy dejará de hablarme de inmediato. Todo esto ha estado destinado al fracaso y debí detenerlo hace rato, solo que no pude hacerlo’. Seto no los escuchaba, estaba concentrado imaginando a un chico rubio lloroso reconociéndolo y diciéndole que lo odiaba, antes de darse media vuelta e irse para no volver a verle. Pero volvería, volvería porque querría algo de él, igual que todos. Conocer a Senshi era mala idea, debía de cancelar esa cita, era lo mejor para los dos.

-No lo conozco porque no es buena idea. No voy a conocerlo jamás, es solo un amigo y así se quedará. No soy como tú, Faraón, yo no quiero ni necesito un novio que me fastidie y me distraiga de las cosas que tengo que hacer -Seto se paró y tomó aire-. Iré a hacer mis valijas.

Salió de la cocina, estaba confundido y su cabeza palpitaba de dolor. Akefia y Marik contemplaron a Atem con reproche. -Lo siento, no pensé que fuera para tanto -se disculpó.

El Ladrón negó, esto había salido para la mierda. Se fue detrás de su amigo para tratar de hablar con él y convencerle de… ni él sabía de qué, pero en los mensajes Seto había dicho que quería conocer a Senshi, estaba seguro de eso.

+ - + -  + -  + - + - +

A Joey no le cayó nada bien tener que irse de la cocina y lo mataba la curiosidad. Es decir, nadie había dicho nada y aun así todos habían entendido que ellos tres debían de irse, Malik entendió de inmediato lo que sucedía.

Malik los llevó a la sala de juegos y se quedaron ahí. -Siento esto. Los cuatro tontos son así, no confían en otras personas cuando se trata de cosas personales, ni siquiera en mí –miró a Yugi antes de decirle-. Más vale que te acostumbres porque a veces pasa seguido y es poco probable que te cuente lo que está sucediendo ahora mismo. Por eso me moría de ganas de que alguno de ellos tuviese pareja, ahora podremos quejarnos de ellos a escondidas.

Yugi se rió. No le importaba que Atem mantuviera cosas personales en secreto, pero de alguna forma le daba mal sabor de boca porque sabía que en esas reuniones pasaban cosas importantes.

-¿Qué crees que pasó? –Joey no se aguantó de preguntar.

-No lo sé, admito que tengo mis teorías, pero no puedo decirte ni aunque supiera que es verdad –Malik pensó en Kisara, la chica que había visto un par de veces cuando empezó a salir con Marik. Sabía algo sobre ella, no sabía todo, pero lo suficiente para entender que la idea de relación no era fácil para Seto-. De cualquier forma, nunca lo sabremos. Seto es reservado con su vida personal, es más propenso a contarle la verdad a Akefia y Atem.

-¿Qué pasa con Marik? –Yugi preguntó con curiosidad.

-No lo malentiendas, todos son amigos, pero se llevan más con unos que con otros –Malik explicó-. Digo Atem y Marik se conocen de niños, están juntos todo el tiempo así que son mejores amigos por siempre. Seto es primo de Atem y tienen muchas cosas en común, en cambio Akefia no lo entiende, son mejores amigos pero son diferentes así que no recurrirían al otro si necesitan consejo. Marik es muy tonto y bocaza para que Seto vaya voluntariamente a contarle algo, pero Akefia y él tienen tantas experiencias en común que les es fácil. Y Marik y Akefia iban al mismo instituto, diferentes años, pero se pegaban como lapa siempre.

-En conclusión son un grupo indestructible –finalizó Joey y Malik se rió, buen resumen-. Bueno Yugi, ¿cómo estuvo conocer a tu suegro?  

 -Estuvo bien –Yugi suspiro de alivio-Pensé que metería la pata o simplemente me odiaría.

-Aknamkanon es una buena persona y adora a su hijo al punto de malcriarlo, si Atem te quiere como novio, él no hará nada que lleve a que su precioso hijo llore –Marik lo tranquilizó.

Joey miró la hora en su teléfono, eran las siete y debían de estar en el aeropuerto a las ocho de la noche, deberían de aprovechar para hacer sus maletas. Se levantó del sofá dispuesto a ir a la habitación, pero antes agregó algo que lo estaba distrayendo desde hoy.

-También es una suerte que nadie comentara nada sobre tu increíble noche, claramente se dio cuenta -Yugi se sonrojó y él junto a Malik se burlaron.

-¿Crees que fue muy obvio? –Yugi se sentía avergonzado, sabía que no había podido sacarle los ojos de arriba a Atem en todo el día y que su cuerpo se movía solo para estar más cerca-. ¿Crees que se dio cuenta por algo que dije? ¿Era de eso de lo que hablaban en árabe? -Yugi se preocupó.

-En realidad creo que fue por el chupón en el cuello –aclaró Joey entre risas.

-¡¿Chupón?! ¿Tengo un chupón? –Yugi se levantó de inmediato y fue corriendo a un espejo grande que había en una pared, corrió su ropa para observar con desesperación su cuello.

Entre risas Joey aclaró. -No eres tú el que tiene el chupón, ese es Atem.

El rostro de Yugi palideció mientras se miraba al espejo. -Por Dios, soy un esclavo del placer…

Malik se carcajeó sin poder contenerse. Joey negó aguantando la risa dirigiéndose a la puerta.

-Lo que tú digas. Ya ve a hace tu maleta, ¿sí?

+ - + - + - + - + - + 

Al poco tiempo de estar armando su maleta Seto entró a la habitación, había escuchado su voz discutir en árabe con Akefia en el corredor, era la primera vez que lo oía y sonaba muy extraño en él. Al final Akefia se retiró y Seto entró de mal humor.

Pensó en decirle algo pero recordó lo hablado con Malik y supuso que realmente no le confesaría nada, es más ni siquiera estaba seguro de que le contestaría. Parecía perdido en su mente mientras tomaba su propia maleta y comenzaba a llenarla descuidadamente de cosas con apuro.

A los quince minutos tuvieron que observar la dulce despedida de Atem y Yugi, estaban empalagosos a pesar de que se verían dentro de unos días de nuevo. Los cuatro se fueron al aeropuerto y se subieron al avión privado de regreso a Japón.

Durmieron gran parte del viaje y llegaron al aeropuerto a la una de la tarde, se habían perdido un día de clases pero había valido la pena. De todas formas la escuela estaba enterada de su viaje y estaba conforme con que simplemente se pusieran al día. A Joey el viaje le resultó un poco incómodo, Mokuba y él se la pasaron hablando como la última vez, pero Seto no decía ni una palabra. Ni siquiera los miraba y escuchaba como la última vez, solo miraba las estrellas y las nubes por su ventana, perdido en sus pensamientos.

+ - + - + Mucho tiempo atrás en Egipto + - + - +  

Su mamá había muerto. La recordaba en la cama de hospital, todo el hospital olía raro y hacía que apenas pudiese sentir su olor a flores cuando se acostaba junto a ella en la camilla. Ella tenía tubos conectados a sus brazos y le costaba respirar pero igual le sonreía y le abrazaba, ella insistía en tenerlo a su lado aunque los médicos dijeran que no, quería tenerlo cerca mientras le enseñaba a leer.

Tenía sus clases particulares en la mañana y después Kafele, el guardia de su padre, lo llevaría al hospital para ver a su madre. Se quedaría allí hasta que su padre se les uniera y entonces volverían a casa, ya se había vuelto una rutina y no podía esperar para que terminara y su mamá volviera a casa. Pero había pasado un mes y ella se veía cada vez peor.

Al final un día estaba en la camilla con su mamá leyendo en voz alta como siempre cuando se volteó a preguntarle cómo se pronunciaba una palabra. Ella luchaba con sus ojos que querían cerrarse y movía los labios con intensión de hablar, murmuró un ‘te amo’ y un ‘se bueno’ antes de cerrar los ojos finalmente para no volverlos a abrir más. La máquina enchufada a su mamá comenzó a hacer ruido y el enfermero que siempre los acompañaba entró de inmediato alarmado.

-¿Mami? –Atem la sacudió para que despertara, pero ella no lo hizo.

Escuchó la voz de su padre llamarle y este apareció por la puerta, lo tomó entre sus brazos y él luchó para volver con su mamá. Era muy temprano para irse todavía, quería quedarse un rato más. Su padre decía el nombre de su madre con lamento mientras lo sacaba de la habitación y se lo daba a su guardia, él volvió a entrar y lo dejó ahí.

-Todo estará bien, Atem. Tranquilo -Kafele le dijo mientras acariciaba su cabello.

A penas había cumplido sus siete años, no entendía qué pasaba, pero sabía que algo no estaba bien. Se retorció para escaparse y volver con sus padres, era temprano para irse y todavía le quedaban un par de páginas para leerle a su mamá, sabía que no era muy bueno pero su madre sonreía al escucharlo. Quería ir a hacer que su madre sonriera.

+

El funeral había sido una nueva experiencia en su vida de la cual podría haber prescindido. Un mes después de la muerte de su madre, su padre y él se habían mudado a una casa enorme a las afueras de El Cairo, se suponía que se mudarían antes pero su madre enfermó y entonces… había cosas más importantes que una mudanza. La casa era enorme para dos personas pero tenía una piscina que le gustaba, aunque no tenía con quién jugar, nunca había tenido un amigo.

Al entrar a la casa, a la izquierda había una escalera que te llevaba al segundo piso con un gran pasillo, desde abajo se podía ver un cuadro a mitad de pasillo donde estaba retratada su madre. Le gustaba sentarse en el pasillo recostado contra el barandal observando a la hermosa mujer sonreírle; compartían el color extraño de cabello y también los ojos rojos, esos que combinaban con el hijab blanco que tapaba su cabello.

-¿Otra vez aquí? -una bonita mujer lo observó desde el piso de abajo mientras le sonreía-. Hice galletas, ¿por qué no vienes y comes algunas? Quiero presentarte a alguien.

Atem bajó las escaleras y tomó la mano que ella le ofrecía, fueron a la cocina y ella le hizo sentarse en la mesa frente a una taza con chocolate caliente y un plato de galletas. Anat salió de la cocina un momento y al volver vino acompañada de un niño de su edad que se escondía tras el vestido de su madre.

-Venga, saluda –le insistió la mujer al chico.

-Hola, soy Marik-el chico rubio sacudió su mano  y Atem hizo lo mismo.

-Soy Atem –le sonrió y entonces Marik le correspondió dejando de estar tan nervioso.

-Marik es mi hijo, estoy segura de que te he hablado de él antes –Atem recordaba que ella lo había hecho-. Con mi esposo ahora viviremos en la casa del fondo, así que espero que puedan ser amigos. Y no dudes ni un segundo en pedirnos algo si lo necesitas.

+

Por lo general desayunaba con su padre, pero él había estado entrando al trabajo más temprano, por lo que ahora podía desayunar en la cocina con Marik antes de que él se fuera a la escuela. Adoraba estar con Marik, era su mejor amigo, bueno, su único amigo.

-Ese chico es terrible, quiso retarme y yo al final gané –Marik mordió con descuido su comida-. Estoy seguro de que quería humillarme frente a mis amigos –dijo con la boca llena.

-No hables mientras tragas, ya te lo he dicho un millón de veces –Anat lo rezongó y Marik volteó los ojos-. Come rápido o llegarás tarde a la escuela.

Atem envidiaba a Marik, deseaba poder ir a la escuela como Marik, ese sitio estaba lleno de niños de su edad que podrían convertirse en sus amigos. Había pedido a su padre muchas veces para ir a la escuela, pero siempre se negaba alegando que no era lo suficientemente buena, reconocía que aprendía más cosas que Marik, pero eso no le importaba, seguro que la escuela era un paraíso. Además desde la muerte de su madre tres años atrás, su padre lo dejaba salir solo bajo estricta vigilancia.

Marik tenía cientos de amigos, siempre nombraba a alguien diferente, él deseaba poder hacer lo mismo. Le daba miedo que un día Marik ya no quisiera ser su amigo, pero él siempre decía que Atem era diez veces más su amigo que el resto, esperaba que eso fuera suficiente para que no lo cambiara por otro.

+

Nunca le había gustado ninguno de sus tíos, ni cómo era su padre cuando cualquiera de ellos llegaba de visita. Gozaburo y Aknadin siempre lo miraban con desprecio y molestia, a pesar de que nunca les dirigía la palabra más de lo necesario.

Su abuela paterna era una mujer Japonesa, por eso tenía clases de japonés y uno de sus tíos vivía allí desde hace años. Ninguno de ellos tenía hijos y no parecían tener la intención de tenerlos algún día, por eso se sorprendió cuando Gozaburo vino un día no solo con un niño sino con dos. Notó que claramente no compartían sangre y no entendió por qué un hombre como él adoptaría un par de huérfanos, eso era cosa de gente con corazón, gente muy diferente a él.

Mokuba venía detrás de Seto tomando la ropa de su hermano con miedo, ambos caminaban lo más apartados de Gozaburo posible y a este no parecía importarle, es más lo agradecía. Atem se dio cuenta de que ahora tenía dos primos. Debía hacerse amigos de ellos sin duda. Les sonrió pero el único que le correspondió fue el pequeño, sabía que tenía cinco años, así que no podrían jugar mucho, pero su hermano tenía la misma edad que él.

Tardó dos días en lograr que al fin Seto renunciara a su causa de ignorarle, al chico parecía irritarle su personalidad, pero Atem quería amigos y los conseguiría a toda costa. Lo siguió a todos los lados, le mostró y prestó todo, y al fin consiguió recibir atención cuando Seto vio su enorme colección de juegos de caja. Se volvieron amigos cuando Atem le ganó partida tras partida en un juego en el que supuestamente Seto nunca perdía.

Le entristeció no volverlos a ver por mucho tiempo, pero cuando años después ellos se mudaron a su casa, juró que casi llora de la felicidad. Ahora tenía dos mejores amigos y un hermano pequeño.

+ - + - + 

Atem se había escapado con su primo y Marik para perseguir a Akefia hasta el orfanato en el que vivía. No estaba tan lejos de la casa, pero no estaban acostumbrados a la caminata y casi se rinden varias veces por el camino. La casa era grande, más que la suya pero mal cuidada y dudaba que el espacio alcanzara si todos los niños que vieron afuera vivían ahí, unos veinte niños corrían en el patio.

Vieron como Akefia llamaba a algunos de los chicos y repartía entre ellos la comida que le habían dado, los niños comieron de inmediato todo. Notaron que lo hacían a escondidas.

Un hombre gordo salió de la gran casa, miró con asco a los niños que estaban alrededor y fijó su vista en Akefia, fue hasta él. -¿En dónde estabas? Espero que hayas traído algo bueno -el hombre lo tomó de un brazo y lo sacudió con fuerza tirándole al piso haciendo que se raspe las rodillas y los codos.

-Es que tuve que caminar mucho –Akefia se justificó mientras se paraba, del bolsillo de su sucio pantalón sacó monedas que Anat le había dado y se las dio al hombre.

El gordo sonrió con avaricia mientras hacía a las monedas brillar al sol. Empujó a Akefia nuevamente en su camino a la casa. -Parece que no eres tan inútil después de todo, bueno para nada. Si sigues trayéndome más de estas, puede que considere dejarte ir a la escuela de nuevo.

Los tres chicos salieron de su escondite y emprendieron su camino a casa. Marik fue el único que se animó a hablar. -Qué suerte que mamá le dio esas monedas, no debemos de olvidar de dárselas antes de que se vaya la próxima vez –nadie dijo nada más.

+ - + - +

Anat había hablado con su esposo sobre el nuevo amigo de su hijo, ambos los observaron desde la puerta dormir juntos en la cama de Marik. Akefia se había bañado y puesto un pijama limpio, estaba abrazado a Marik y parecía dormir más cómodo que nunca. Kafele se había sorprendido de buena manera sobre la noticia, su hijo era buena persona al ayudar a otros pero era un niño y sus capacidades eran limitadas. Al otro día ambos fueron a hablar con Aknamkanon, él era un hombre poderoso en Egipto y el más capaz de los tres de hacer algo.

Los cuatro chicos estaban en la sala de juegos riéndose con ganas. Seto y Marik estaban concentrados en una carrera de “Need for Speed”, Akefia y Atem estaban detrás suyo gritándoles consejos y abucheándoles cada vez que hacían algo mal.

De pronto la puerta se abrió y los cuatro quedaron de piedra al ver al padre de Atem allí, se suponía que él no llegaría del trabajo hasta dentro de dos horas. El hombre rico se acercó y Akefia sintió su corazón acelerarse y por intuición, apenas el hombre dejó espacio, salió disparado de la habitación y de la casa.

-Atem, ven a mi oficina –Aknamkanon dijo viendo cómo el famoso chico salía volando.

Atem estaba nervioso sentado en la silla frente al escritorio. Sabía que había violado la ley de no traer personas a casa sin permiso y esperaba que no se enterara del robo de comida y las salidas secretas. Realmente se estaba aguantando las lágrimas de solo pensar en el discurso eterno que su padre iba a darle.

-No voy a rezongarte ni castigarte –Atem se alivió al escucharlo-. Anat me contó sobre el chico que vi hoy y debo pedirte que no se enojen con ella por faltar a su palabra, te prometo que lo hizo con buena intensión –su padre se acercó y le acarició el cabello mientras le sonreía-. Estoy orgulloso de ti, Atem.

-¿Por qué? Yo te mentí –Atem miró al piso avergonzado.

-En realidad me ocultaste cosas, lo cual no me agrada, pero lo hiciste con buena intención. Ayudaste a un chico que realmente gritaba por ayuda y sé que la situación de Akefia los hace sentir mal –Atem supuso que Anat le había contado sobre el último accidente de Akefia que casi los mata del susto a los tres-. No dudo que como adolescente todo esto te esté haciendo sentir impotente, así que voy a ayudarlos.

Atem miró a su padre sorprendido, Aknamkanon sonrió y le guiñó un ojo. Atem saltó a abrazar a su padre como hace mucho que no lo hacía, zambulló su rostro en su pecho y se animó a dejar caer un par de lágrimas de alivio.

Un mes después su sueño se hizo realidad, tenía grandes amigos, una gran familia. Los cuatro junto a Mokuba habían juntado colchones en la sala de juegos y los habían pegado juntos para hacer una gran cama. Estaban jugando videojuegos en pijama y comiendo bocadillos deliciosos mientras se reían y armaban competencias estúpidas y peleas falsas. Estaba cumpliendo catorce años ese día y era el mejor cumpleaños de todos. 

Notas finales:

¿Les gustó?


¡No entren en pánico! Les prometo que no seguiré dando vueltas con falsas promesas de encuentros. Quizá Seto cancele la cita pero el santo misterio ya llegó a la cima de la montaña rusa y ahora solo le falta caer. Al fin Seto se dio cuenta de que ha tenido un rubio natural y de personalidad divertida a su lado todo el tiempo y que nunca tomó en cuenta. Demoró bastante diría yo, y tiene tal gusto por los rubios que no puede sacarle los ojos de encima a Joey, a pesar de que eso lo hace senti como si engañara a Senshi.


¿Les gustó el regalo de Yugi para Atem? Me encanta mezclar esta historia AU con cosas del anime, manga y hasta del videojuego que mi hermano tenía en la play1 cuando yo era niña, supongo que lo notaron. Así que me alegro de darle lugar a un objeto tan importante para la serie como es el rompecabezas y me encanta la idea de que esta vez ambos lo estén armando juntos.


Al fin yugi conoció a su suegro. Hombre extraño: firme con su hijo, frío con sus hermanos, pero cariñoso en el fondo, haría cualquier cosa por su familia y Seto parece poder acostumbrarse a tener adultos que se procupen por él de manera sincera. 


Seto termina a la defensiva y sabemos algo más de su pasado. Saben, cuando escribo suelo nombrar ciertas indirectas y me pregunto si la gente los nota. Hace muuuchos capítulos Seto menciona a una chica con la que tuvo un 'casi' y una mala experiencia, me pregunto si alguno le llamó la atención o ni siquiera le dieron importancia. Bueno, era importante, aquí lo tienen.


Amo con todo mi corazón a este pequeño Yugi pervertido. Atem se aseguró de no dejarle marcas visibles y a Yugi eso le valió madres. Para terminar, ¡los chicos se van todos a Japón! Akefia también por las dudas, solo que es mayor y Aknamkanon no lo manda, va si quiere.


Quiero saber que opinan del BONUS de regalo, los leo.


Gracias por leer!!


Nos vemos en el próximo capítulo!! 


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