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¿Quién eres? por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para crear nuevas historias.

Hola, hola! Quería actualizar la semana pasada pero no me dio el tiempo, tuve un bloqueo creativo y estuve estúpidamente distraída

Juro que no sé como agradecer a tantas personas que me han escrito estas dos o tres últimas semanas, fue una locura y una muy linda (me tengo que poner a contestar ya mismo) y fue una locura la cantidad de lecturas del último cap en cuestión de días y luego semana y luego semana y media. Cada vez que veo esos números no me dejo de sorprender de la cantidad de gente que lee esta histororia. Para los que vienen de hace muchos lunes leyendo y continúan, gracias por seguir aquí conmigo.

 Sin más, disfruten!

Joey no había notado lo nervioso que estaba hasta que tuvo que subir las escaleras de su apartamento y le fallaban las piernas al pisar un nuevo escalón y su respiración estaba lejos de ser regular. Saludó a su vecina al pasar, lo miraba como siempre por la ventana, y abrió la puerta con dificultad tras varios intentos. Soltó un suspiro apenas entró.

Acababan de despedirlo del mejor trabajo que había conseguido hasta entonces y él no paraba de pensar que se había besuqueado con Seto Kaiba, de nuevo y frente a su casa y vecinos.

Y para sumarle, su cabeza seguía retumbando con lo de Seto Kaiba=Sacerdote.

Volvió a preguntarse si eso le molestaba y enseguida entendió que no al soltar una sonrisa.

Corrió a su cuarto y se quitó el uniforme mojado, al menos no tendría que volver a ponerse esa cosa nunca más. Revolvió entre la poca ropa (limpia) que tenía y sacó lo más decente que encontró, quería algo que le gustara a Seto. Así de bajo había caído. Se secó el pelo con una toalla y al tirarla al cesto de la ropa sucia pensó en que quizá a Seto le gustaría secarse también, después de todo él se había mojado al tratar de arreglar las cosas.  

Tomó una toalla limpia y se dispuso a irse de una vez por todas, no quería hacerlo esperar. Al llegar a la sala se quedó de piedra al ver a su padre entrar por la puerta, todavía no se acostumbraba a verlo llegar temprano a casa.    

-Joseph, ¿volviste a faltar al trabajo? –su padre lo miró con desaprobación mientras dejaba el paraguas mojado junto a la entrada.

Escondió la toalla a su espalda y la retorció con nerviosismo. -En realidad no. Fui, pero me despidieron.

La cara de su padre cambió de desaprobación a pena. Se acercó y le colocó una mano en el hombro. 

-Lo lamento tanto hijo, sé cuánto te gustaba poder tener tu propio dinero. Apuesto a que pronto conseguirás otro. Mientras tanto podría comprarte uno que otro de tus juegos de vez en cuando.

-No es necesario, tengo dinero ahorrado –se alejó lentamente con el objetivo de llegar a la puerta.

-Pensé que estabas juntando para ir a visitar a tu madre y tu hermana –su padre lo miró sospechosamente.

Tuvo ganas de aclarar que solo iría a ver a Serenity, pero sabía que no era el punto. -Sí, por supuesto. Pero puedo sobrevivir sin gastar dinero por un tiempo, al menos hasta que consiga otro trabajo -al fin llegó a la puerta y tomó el pomo.

-¿Saldrás? ¿Con esta lluvia? ¿Y por qué llevas una toalla?

Escondió aún más la toalla, a pesar de que su padre ya la había visto. -¿Por qué me haces tantas preguntas? Saldré con un amigo, solo eso.

-¿Un amigo? ¿Qué amigo?

-Otra vez estás haciendo muchas preguntas –saltó de un pie al otro.

-Es solo que es raro que digas amigo y no su nombre –el señor Wheeler levantó las manos en forma de rendición.

-Claro que no. Es solo que no lo conoces, ¿así que para qué decir su nombre? –su padre lo miró extraño mientras dejaba su bolso sobre la mesa-. Si tanto quieres saber, su nombre es Seto, ¿conforme?

-Sí. Que te vaya bien y saluda a Seto de mi parte.

Joey revoleó los ojos mientras escuchaba a su padre burlarse de él, hasta parecía saber que Seto no era solo un amigo, al menos podía asegurar que eso era imposible. Abrió por fin la puerta y salió antes de entretenerse por más tiempo, Seto lo estaba esperando. Bajó de dos en dos los escalones y volvió a zambullirse en la lluvia hasta llegar al lujoso auto que lo esperaba en la calle, la puerta se abrió cuando estaba cerca.

Entró al auto y cerró la puerta. Y entonces la incomodidad lo inundó. Miró a Seto quien no se molestaba en encender el auto, solo lo miraba fijamente con una de sus imperceptibles sonrisas, le había llevado muchas miradas cruzadas con Seto para por fin identificarlas. Notó que su cabello castaño y mojado estaba pegado a su frente y el cuello de su camisa estaba humedecido también.

-Te traje una toalla… –se la enseñó y tembló ligeramente cuando Seto la tomó y rozó su mano.

-Gracias.

Se quedó mirando cómo se secaba el pelo dejándolo revuelto como a él secretamente le gustaba. Seto pasó la toalla por su cuello dándole una hermosa vista de su quijada. Se aguantó el gemido de lamento, si él no fuera el Sacerdote de verdad tendría un problema con su atracción hacia Seto. Se preguntó si ahora sí podía comérselo con la mirada mientras él estaba distraído secándose, aunque ya lo estaba haciendo por lo que llegó a la conclusión de que sí.

El viaje fue un tanto incómodo, por primera vez no sabía qué decir para romper el hielo, pero al menos podía disfrutar de verlo conducir, ¿cómo se podía llegar a ser tan sexy con algo tan simple?

-¿Bajas? –Seto lo miró extrañado ya con los pies sobre el asfalto y el auto apagado.

-S-Sí… –bajó rezando que sus mejillas no estuviesen tan rojas como sospechaba que estaban.

Habían vuelto al centro y estaban frente a una pequeña cafetería. Sintió una mano apoyarse en su cintura baja y guiarle a la entrada, no pudo evitar sonreírle al mismísimo piso. Seto lo dejó pasar primero y enseguida el olor a café lo inundó, no le gustaba para nada lo amargo de su sabor, pero el olor a un buen café le encantaba. Por suerte no había nadie haciendo fila, por lo que enseguida fueron atendidos por una chica con sonrisa amable de su edad quien esperó el pedido tranquilamente.

Seto miró los postres que estaban en exposición tras la vitrina. -Una torta de chocolate y un submarino, por favor.

Joey lo miró de inmediato, Seto no era fan de la delicia más grande del mundo llamada chocolate, él sí. Seto estaba ordenando para él y era justo lo que hubiese pedido si hubiera tenido que hacerlo. Sonrió ligeramente mientras miraba su perfil, ese chico iba a matarle.

-¿Algo más? –la muchacha preguntó.

Seto iba a responder pero Joey se adelantó. -Sí. Un tiramisú y café negro, por favor… sin azúcar y sin leche también.

El chico a su lado lo miró fijamente, Joey le dedicó una sonrisa que mostraba todos sus dientes, Seto negó tragándose su propia sonrisa. La chica los miró de uno a otro y las comisuras de sus labios se elevaron, Joey se dio cuenta de que ella era la primera persona en notar que no eran ‘simples amigos’ y  se lo tomaba natural. Algo en su estómago se revolvió con satisfacción.

-¿Va por separado?

-Claro que no, este chico paga todo –señaló con el pulgar a Seto.

El CEO pasó su tarjeta sin quejarse y la chica se retiró para hacer sus bebidas. Fingía mirar sus uñas cuando la mirada azul se hizo demasiado pesada como para seguir soportándola, lo miró.

-¿Desde cuándo dejaste de ser tan humilde?

-Desde que tú eres rico, mentiroso y me hiciste perder mi empleo.

Seto se mordió ambos labios con parsimonia. -Bueno… me parece justo.     

Compartieron una mirada fija. El cuerpo de Joey se encendió cuando el chico frente a él se le acercó un paso quedando con todo su esplendor frente a él.  Seto no podía ser el Sacerdote, era demasiado bueno para ser real, no podía, no podía.

-Sus pedidos.

Saltaron al ver a la chica, quien se sentía culpable por explotar la visible burbuja alrededor de ellos. Dos bandejas con sus pedidos ya preparados estaban en el mostrador y ambos tomaron la contraria a la que habían ordenado para dirigirse a la mesa más alejada y privada del lugar. Joey se arrastró por el asiento hasta la ventana, pensó que Seto se sentaría por frente, pero cayó justo a su lado. No estaba muy seguro de poder mantener una conversación seria al tenerlo tan cerca.

-¿Hay alguna pregunta específica por la cual quieres que comience?

-Tengo muchas, no sé ni por dónde empezar –Joey tomó aire y suspiró-. ¿Por qué hablas con un extraño por internet? Eres una persona demasiado inteligente para coquetear con alguien que no conoces a través de un juego, eso es cosa de gente tonta y… corriente.

-Sí, he notado que sueles ponerme en la categoría de robots –Seto le dio un sorbo a su café sin mirarle.

-Por Kami-sama –gimió con lamentó ante los recuerdos que venían a su mente-, he hablado mal de ti un millón de veces. ¿Acaso eres masoquista? ¿Cómo puedes enamorarte de alguien que habla mal de ti a tus espaldas? -clavó con frustración el tenedor de plástico en el pastel.

Seto le miró y sonrió presumidamente. -Yo solo recuerdo que dijiste que era sexy, inteligente, sorprendente y un buen creador de videojuegos. Si no recuerdo mal también dijiste algo sobre mis increíbles ojos azules…

-¿Sabes qué? ¡Ya cállate Romeo! –trago el trozo de pastel y le señaló con el tenedor tan amenazantemente como podía-. Estas a cinco segundos de convencerme de efectuar un asesinato, así que deja de tentarme. Presumido…

El castaño escondió una sonrisa tras su café. -Muy bien. Pero es en serio, Joey. Me preocupaba saber que no te gustaba en un comienzo, más bien me impacto porque tenías una opinión muy firme y desagradable de mí para solo haberme visto una vez. Llegué a pensar durante mucho tiempo sobre qué clase de cara ponía cuando no me daba cuenta, ahora que sé quién eres lo entiendo mejor. Ignorar a mis compañeros de clase me pasó factura.

-Ya no pienso así, lo sabes –le dio un sorbo a su bebida sintiendo sus mejillas calentarse de la vergüenza.

-Lo sé, es un alivio la verdad –Seto cambió la mano con la que sostenía su café y ya libre su mano derecha, fue a parar junto a la suya sobre la mesa, rozándose-. Pero esa es la razón por la que no quise conocerte en el primer evento, seguramente te hubieras decepcionado y creo que yo también.

Joey se rio. -Probablemente no hubiésemos vuelto a hablarnos si sabíamos quién era el otro.

-Cierto. Yo no conocía a Joey Wheeler y tú no conocías a Seto Kaiba más allá de los medios y las clases. Sospecho que invitarte a ese viaje en Egipto fue la mejor idea que tuve en mi vida, aunque no haya sido calculada -Seto estiró su meñique hasta que este descansó sobre el de Joey.

-Sabía que tu regalo era improvisado –Joey le sonrió y le correspondieron-. Admito que había comenzado a cambiar mi perspectiva de ti, pero realmente cambié de opinión luego de conocerte de verdad en Egipto -pensó en las cosas vividas en Egipto y entonces notó algo-. ¡Estuvimos jugando juntos el segundo día! Pensé que estábamos a un océano de distancia y estábamos en la misma maldita casa.

-Este es el momento en que Atem y Malik culparían al destino –se rieron burlándose de los chicos.

-Qué ironía la del destino.

Compartieron unos segundos cómodos en silencio disfrutando de sus postres.

-También fue la primera vez que noté que había un chico rubio en el evento al que no había considerado hasta entonces –Seto admitió.

-¿Nunca pensaste que podría ser yo?

-Jamás. Por más que te había visto en el evento, creía que era demasiado imposible para si quiera considerarlo –Joey sintió su estómago hundirse con la decepción, de alguna forma eso le había dolido-. Pensaba que si fueras tú, te reconocería, porque según yo, te conocía. Ahora es bastante obvio que me equivoqué.

-Tú siempre pensando mal de mí…

 -Como si hubiera sido el único –Joey se elevó de hombros con vergüenza-. Me alegra de que hayas cambiado de opinión.

-Realmente nos hacía falta esa charla en Egipto –pinchó su pastel y lo disfrutó mientras pensaba si era correcto preguntar lo que quería-. Estos dos meses me he preguntado algo, ¿por qué  cambiaste de opinión sobre verme en el segundo evento? Todo estaba bien, creo.

Seto se refregó la cara con frustración y suspiró, volteó la mirada a otro lado para evitar el contacto visual. -Lo lamento. Estaba enojado con mi tío, también con los chicos por meterse en mi vida como hacen siempre, ya sea con buena intención o no. Incluso estaba molesto conmigo mismo por estar así durante el cumpleaños de Atem y me carcomía la envidia de ver a Mokuba tan feliz allí. Pensé que quizá era mejor estar solo como tantas veces pensé que me merecía.

Joey trató de que Seto lo mirara, pero este cada vez corría más su rostro para ocultarse. Envolvió su mano con la suya sobre la mesa y le dio un apretón. -No vas a estar solo nunca, ni aunque quieras.

-Lo sé.

Seto entonces le miró y le dedico una de sus invisibles sonrisas. Soltó el café y su mano fue directa a acariciar su mejilla con devoción, además enredó sus dedos entre sí sobre la mesa. Joey pensó que lo besaría ahí mismo en la cafetería y se sorprendió de encontrarse extrañamente impaciente esperándolo. El beso nunca llegó, Seto se hizo consciente del ambiente y se alejó.

-Pero aunque lo sé, el pensamiento de huir sigue allí.

Estaba pensando en lo increíble y frágil que se veía Seto, cuando recordó la charla de hace días con Malik. Seto había tenido una relación fallida y nunca había querido volver a tener otra, esa chica Kisara había roto su pequeño corazón de adolescente, o eso creía al menos. Quería saber si ella tenía que ver con que Seto lo haya dejado plantado.

-¿Ese fue el único motivo para no verme en el segundo evento? -antes de siquiera considerarlo sus palabras se escaparon sin permiso de su boca.

Se arrepintió al segundo en que Seto lo miró con curiosidad, su ceño fruncido mientras buscaba algo en su cara. Joey se sintió como si Seto pudiese leer su alma, pero se recodó que él no podía hacerlo, él no podía saber que sabía sobre Kisara. Aunque ya había abierto la bocota, tenía que fingir demencia por el bien de Malik, quien solo quería ayudar.

-Supongo que no me crees o tienes tus dudas todavía –se tragó las ganas de suspirar de alivio, Seto no sabía nada-. Pero es la verdad, y como ya lo he dicho antes, me arrepentí al otro día.

Joey asintió suavemente. -Ya no importa, lo hemos hablado mucho y ya decidí que te perdono por eso. No vale la pena seguir dándole vueltas a algo que ya pasó. Prefiero enfocarme en qué va a pasar a continuación.

Seto acarició su mano y la llevó a sus labios para besar sus nudillos delicadamente. Cada parte de su piel se erizó al observarle.

-Me parece bien, señor Wheeler. Entonces, ahora que ya sabes la identidad del Sacerdote, ¿está dispuesto a seguir adelante o planea salir corriendo?

-Puede que lo lamente, pero me quedaré con el idiota –fingió un suspiro de lamento digno de novela y escuchó a Seto reírse-. Aunque quiero que sepas que sigo muy molesto. Estamos a finales de Setiembre, eso significa que llevas dos meses sabiendo quien soy y volviéndome loco.

-¿Así que te vuelvo loco? –Joey lo fulminó con la mirada dejándole claro que no estaba para bromas, acabando con el ánimo juguetón espontáneo de Seto-. En mi defensa, yo he querido verte antes y tú te has negado, muchas veces.

-Te lo tenías merecido por haberme dejado plantado –se justificó con simpleza-. Además había un no sé qué en conocernos finalmente en el evento, como una cita que no deja de atrasarse.

-Resultaste ser todo un romántico –Seto se burló mientras acariciaba su mano.

Joey sintió como se sonrojaba. -Cállate.

Disfrutaron el resto de su merienda mientras hablaban de cosas menos serias, principalmente Joey trató de sacarle información sobre la competencia que se llevaría a cabo en el próximo evento, el cual sería el primer día de octubre dentro de solo dos días. Hablaron de la sorpresa que se llevaron ante las pobres quejas de los estudiantes que no entraron al evento. Joey no sabía que había hecho Kaiba, pero al parecer su corta y firme amenaza había sido suficiente contra los chicos más revoltosos de segundo año. Ninguno de ellos había aparecido en su salón esta vez.

La tormenta fuera de la cafetería continuó por otro tiempo más, el suficiente para darles tiempo a secarse y agarrar calor, aunque un poco de agua se agradecía en pleno verano.  Cuando vieron que tan solo lloviznaba, supieron que ya era momento de marcharse. Subieron al auto y al poco tiempo estaban de vuelta en el complejo de departamentos en los que Joey vivía.

-Me hubiese gustado quedarme más tiempo contigo, pero el evento es en dos días y hay mucho que planear en Kaiba Corp. Prácticamente dejé al Ladrón haciendo todo el trabajo y no dudo que sea él quien me ha estado mandando mensajes cada cinco minutos.

-Está bien, lo entiendo –Seto desabrochó su cinturón y se acercó un poco, su mano voló a acariciarle la mejilla nuevamente-. ¿El resto de los chicos vendrán el sábado?

-No, en realidad ahora mismo deben de estar en el avión, quizá les quede un par de horas más –el pulgar de Seto le acarició el labio inferior y Joey ni siquiera notó que su cuerpo se estiraba hacia él con una desesperación reprimida.

-Entiendo.

Eso fue lo único que alcanzó a decir antes de que Seto también se rindiera y cruzara sobre el freno de manos para besarle. Joey tembló cuando finalmente tuvo un par de labios gruesos sobre los suyos moviéndose de forma lenta pero ansiosa por más. No pudo contenerse de arrimarse también y antes de si quiera pensar si estaba bien, su mano voló a tomar el cabello corto de su nuca y así profundizar el beso.

Joey trazó con la punta de la lengua los labios ajenos y luego soltó un suspiro cuando su propio labio inferior fue mordido por Seto de forma poco delicada y agradable. De forma inconsciente tiró del cabello entre sus dedos, al chico seguro que no le molestó porque solo se arrimó más y su mano libre terminó de alguna forma sobre el muslo de Joey apretando el músculo con ganas contenidas por meses.

-¿De verdad tienes que volver al trabajo? –Joey deseó que dijera que no cuando se separó por un segundo a contemplarle.

Seto le sonrió para luego suspirar con frustración mientras apretaba los ojos, tratando de pensar en las cosas menos excitantes del mundo que consiguieran bajar el calor del momento. Al ver el rostro de Joey tan cerca del suyo, con los labios hinchados, rojos y separados al tratar de buscar aire, él solo quería decir que no y mandar el trabajo a la mierda. Gruñó con enojo y depositó un último beso sobre esos finos labios dulces.

-Tengo que volver, hay muchas cosas que faltan preparar.

Joey quiso patearse al darse cuenta que estaba a tres segundos de hacer un puchero. Se decidió por solo asentir con decepción. Seto retiró su mano de su pierna y retrocedió hasta estar nuevamente bien sentado en su asiento, se recostó y tomó aire para bajar los humos del momento. Joey se rio mientras lo imitaba, no quería entrar a su casa de la forma en la se veía.

-Nos vemos mañana en clase, ricachón.

Joey fue quien se estiró esta vez y lo besó en la mejilla aprovechando que Seto tenía los ojos cerrados.

-Nos vemos mañana, perro.

Joey le enseñó el dedo del medio mientras se bajaba del auto de una vez por todas. Se dirigió a las escaleras y notó que Seto no se marchó hasta que lo perdió de vista. Entró a su casa teniendo una sonrisa tonta pegada a la cara que no quería irse, y enseguida se lamentó por eso cuando encontró a su padre en la mesa del comedor tomando café mientras leía el diario. Su instinto de supervivencia le hizo correr a su cuarto tan rápido como podía, o al menos intentarlo.

-¿A dónde crees que vas? Ven aquí y cuéntame por qué estás del color de un tomate.

Joey gimió mientras volvía sobre sus pasos y encaraba a su padre, quien estaba muy satisfecho de sí mismo mientras tomaba su café.

-No es nada, papá.

-Sí, ya –su padre lo miró con cara de “no te creo nada”-. ¿Tu amigo Seto existe o solo era una tapadera para salir con una chica?

-Él sí existe, papá –se sintió enrojecer-. Salí con él.

-Oh… –el señor Wheeler levantó y bajó las cejas de forma juguetona, Joey deseaba que la tierra se partiese a la mitad bajo sus pies-. ¿Y voy a conocer a ese tal Seto algún día?

-No si puedo evitarlo –su padre soltó una carcajada-. Tengo tarea que hacer, así que me retiro.

Huyó de ese sitio tan rápido como pudo y se encerró en su cuarto. Se dedicó a estar durante otra hora más mirando el techo, solo que esta vez soltaba sonrisas estúpidas y acariciaba sus labios de vez en cuando. Hizo la tarea, cenó y pasó las últimas horas del día jugando a “Magic & Wizards”.

Desde que los nombres de quienes participarían en el torneo se hicieron públicos, los avatares elegidos se buscaban los unos a los otros a través de los mapas tratando de sacar información sobre sus cartas y jugadas maestras. Por eso mismo muchos avatares tenían duelos de los que poder presumir mientras que otros los evitaban completamente o solo enfrentaban contrincantes débiles para que nadie obtuviera información valiosa que pudieran usar en su contra, eso definitivamente hacía rabiar a muchos.

En un comienzo Joey había optado por presumir su baraja y jugadas (su suerte también), en su mente no había nada mejor que causar miedo previo a sus contrincantes. ¡Que le temieran al gran guerrero Wheeler! Pero luego de ver que Yugi y Ryou preferían tomar una posición más discreta, comenzó a creer que eso era lo mejor.

“Un mago no debe de mostrar todos sus trucos, al menos no antes de tiempo”. Fue lo que le dijo Yugi.   

Y teniendo en cuenta que Yugi era de los mejores contrincantes a enfrentar, por no decir el mejor, pensó que quizá era una buena decisión. Igual ya había asustado bastante a muchos.

Antes de acostarse a dormir recibió un mensaje de Seto, simplemente decía: “Buenas noches, Joey”.

-Va a matarme –tuvo que sentarse en la cama porque las piernas le temblaban.

Escribió un mensaje de vuelta y se acostó con una sonrisa en la cara, estaba tan feliz que ni le importaba la humedad que había esa noche en su cuarto. Al final pasó toda la noche con demasiada ansiedad como para poder pegar un ojo; solo pensaba en lo loco que era que el Sacerdote resultara ser nada más y nada menos que Seto, con quien estaba teniendo un crush incontrolable y quien le había dado su primer beso con un chico. Además estaba emocionado por el evento y por poder ver a Malik finalmente, hasta estaba contento por ver a Mai quien se merecía una gran disculpa tras haberla ignorado un poco la última vez que la vio (ella no participaría por trabajar para Kaiba Corp. pero si podías retarla si llegabas a la final).

Eran muchas cosas rondando su cabeza, cosas felices al menos, pero que no dejaban descansar a su cerebro. La última vez que se fijó en la hora eran las cuatro de la mañana, cuando la alarma sonó a las siete ni la escuchó,  la segunda consiguió que abriera un ojo y quiso llorar al arrastrarse fuera de la cama. Mientras se lavaba los dientes pensó en que vería Seto y la energía salió de su cuerpo en fuertes oleadas; se cambió viéndose mejor que de costumbre y salió puntual hacia la escuela.

-¡Increíble encontrarte tan despierto a esta hora! –Tristán trotó a su lado mientras andaba en la bicicleta-. ¡Llévame!

Ni él podía creer el buen humor que acarreaba encima, hasta ganas de estudiar y todo tenía. Cuando Seto apareció por la puerta juró que se le caería la baba y más al recibir una sonrisa invisible marca Seto Kaiba. Aunque el contacto visual no duró mucho porque el chico escribía un mensaje de texto y apenas se sentó en su asiento sacó su computadora donde no dejaba de teclear. “Tac, tac, tac”; nunca había sido tan consciente del ruido constante en el aula.

Y así como su emoción apareció de repente, también se fue de repente. A mitad de la primera clase del día, las pocas horas de sueño se estaban vengando y sus ojos querían cerrarse ante el rítmico sonido de las teclas, y ni hablemos del dolor de cabeza y el mareo que inundó su estómago.

-Señor Wheeler, ¿se encuentra bien?

Se sorprendió al encontrarse a su profesora frente a su asiento, hasta tenía una mano en su hombro, parecía haberlo sacudido. Al mirar alrededor encontró a sus amigos mirándole preocupados, principalmente Yugi que estaba más cerca.

-Estoy un poco mareado, no dormí bien –fue lo único que alcanzó a decir.

-Mejor vaya a la enfermería. ¿Necesita que un compañero vaya con usted? -Yugi se paró de inmediato.

Joey negó rápidamente y Yugi volvió a sentarse lentamente no muy convencido. -No, estoy bien, puedo solo.

Metió sus cosas en la mochila frente a la mirada de todos y se paró para marcharse rumbo a la enfermería. En el camino a la puerta sintió una mirada pegada a su espalda, había dejado de escuchar el sonido del teclado, Seto lo estaba mirando más preocupado que todos sus compañeros juntos y parecía a punto de levantarse y acompañarlo aunque no le gustase. Le dedicó una sonrisa leve para que no se preocupara y siguiera en lo suyo, seguro que él tenía muchas cosas más importantes de las cuales preocuparse.

-No tienes fiebre, lo que es un alivio –la enfermera de la escuela retiró el termómetro de debajo de su brazo-. Dime Joey, ¿has estado pasando días malos?

Joey sabía que la enfermera sabía sobre su estadía en la pandilla, lo había curado un par de veces. Ella tenía conocimiento de que no estaba metido más en esas cosas, pero seguro que seguía atenta a él.

-Yo no los llamaría malos, han estada muy bien, más que bien. Pero ayer tuve un día de locos y no pude dormir muy bien –se acomodó su cabellera rubia con vergüenza.

-Así que fue solo eso –ella le sonrió-. Entonces estarás bien con un par de horas de sueño, descansa todo lo que quieras y luego regresa a tus clases o ve a casa, lo decidimos luego.

-Está bien, gracias.

A penas su cabeza tocó las suaves almohadas de la enfermería se durmió de inmediato. Sentía que su cuerpo estaba agotado y ahora sospechaba que el problema seguramente no era su cuerpo sino su mente, ayer habían sido muchas cosas para procesar; descubrir al Sacerdote, discutir con Seto, perder su empleo, discutir más con Seto, besar a Seto, salir a comer con Seto, besar otra vez a ese chico increíble y ser humillado dulcemente por su padre. Su cabeza había pedido un descanso a la fuerza.

Un par de horas después sintió cosquillas en la mejilla, se sentía muy tranquilo y pensó que ya era hora de levantarse de una buena vez por todas. Al abrir los ojos se encontró a Seto a su lado contemplándole y acariciando su mejilla.

-¿Cómo te encuentras?

-Mucho mejor –le sonrió mientras se sentaba en la camilla y se desperezaba-. ¿Qué hora es?

-Estamos en el almuerzo -Joey no podía creer eso, había dormido como cuatro horas-. ¿Piensas volver a clase?

-Probablemente, además los chicos deben de estar preocupados por mí.

-No lo creo, ellos estuvieron aquí antes que yo y la enfermera les dijo que estabas bien. Aunque ellos no tuvieron el descaro de despertarte -Seto dejó su maletín en el piso y se sentó en el borde del colchón. Enseguida le acarició la mejilla, Joey no quería admitirse a sí mismo cuánto le gustaba eso-. Te ves mucho mejor, me asusté cuando te vi tan pálido.

-Solo era falta de sueño, lamento haberte preocupado.

Antes de siquiera procesarlo Seto plantó un beso en sus labios que le calentó la sangre. Así como pasó se terminó. Solo pudo mirar hacia todos lados para saber si alguien los había visto, pero no había nadie a la vista tras las cortinas que rodeaban su camilla, le daban ganas de tomar a Seto por su uniforme y obligarle a que lo besara de nuevo.

-Lo siento, tenía que hacerlo. Estaba preocupado, hace un par de horas pedí para ir al baño y vine a verte, pero no reaccionaste cuando te moví. Sé que tendría que dejarte dormir pero estaba muy impaciente.

Joey no pudo contener la risa. Ahí estaba el instinto protector de hermano mayor de Seto. Era un alivio para la sociedad que se dedicase a los negocios y no a la medicina, ni siquiera era capaz de dejar dormir a un chico con dolor de cabeza.

-Está bien, puedes hacerlo –notó que hasta Seto adquiría un poquito de color al aceptar que podría besarlo (casi) cuando quisiera-. Además, suelo dormir como tronco, no es raro que no pudieras despertarme.

Seto se rió. -Sí, he notado tu capacidad para dormir.

-Es un talento natural –presumió y miró el maletín en el suelo-. ¿Ya te ibas?

-Sí, hay mucho que organizar hoy –Seto se tragó el hecho de que no tendría que ni haber venido a la escuela, solo quería verle, y a pesar de que estuvo en la enfermería todo este tiempo, no podía marcharse sin asegurarse de que Joey estuviese bien-. Los chicos llegaron anoche, voy a ir a almorzar con ellos ahora, ¿te gustaría venir?

Joey pensó al respecto y… al diablo, sí quería.

-Me encantaría.

Decidieron salir de la enfermería cuando todos los estudiantes ya habían regresado a las aulas, así nadie podía verlos irse juntos. Dos días seguidos sería lo suficientemente sospechoso como para comenzar un chisme. Una limusina los estaba esperando en la calle y apenas entraron se encontraron a Mokuba con una sonrisa de oreja a oreja mirándoles con satisfacción.

-¿Ahora sí están saliendo? –su emoción era palpable en el aire.

Joey tropezó y cayó sobre uno de los asientos de suerte. Contempló a Mokuba sin saber qué decir. Claramente él sabía algo, ni idea qué sabía pero algo sabía. Además era un niño y el hermanito pequeño de Seto, cómo podía confesarle sus ganas incontrolables de abrazarse al egocéntrico de su hermano como un koala a un árbol.

-Mokuba, deja en paz a Joey –Seto tomó el lugar junto a Joey, no dejando ni un centímetro de separación entre ellos, eso no hacía nada para cortar las sospechas de su hermano.

Pensó que probablemente se dirigirían al centro donde se ubican los mejores restaurantes de la ciudad, pero el coche fue en un camino recto hacia Kaiba Corp. Fue el viaje más satisfactorio de su vida; sentía a Seto pegado junto a él y Mokuba hablaba animadamente sin parar como siempre, su hermano mayor los observaba y dejaba conversar haciendo una que otra acotación de vez en cuando. Una vez en Kaiba Corp., Seto lo guió por la cintura hacia el ascensor, igual que el día anterior, y esta vez subieron solo un par de pisos donde pudo entender que se trataba de una cafetería.

En una mesa apartada estaban el resto de los administradores con Malik, quien enseguida se levantó de su asiento al reconocerle.

-¡Joey, que bueno verte! –importándole un pepino donde estaba, Malik corrió a su encuentro y lo abrazó-. ¿Qué haces aquí? No pensé que te encontraría hasta el sábado.

-Yo lo traje –acotó Seto simplemente.

Malik miró de Joey a Seto repetidamente, cuando el rubio adquirió un poco de color lo entendió. -¿Ya se lo dijiste? –preguntó con cuidado a Seto quien asintió suavemente.

Joey entendió de inmediato de lo que hablaban. -¡¿Tú lo sabias?! Por eso…

Malik lo abrazó con fuerza no dejándole terminar de hablar. -¡Lo siento mucho! No siempre lo supe y si fuera por mí te lo hubiera contado hace tiempo, pero… Seto me tenía amenazado para que no te dijera nada –le susurró lo último al oído-. Quería ser él quien te lo dijera.

-Está bien, Malik –Joey ya había aprendido que Seto podía ser muy persuasivo para obtener el silencio de alguien-. Gracias por la ayuda igualmente.

Joey notó como Malik tomaba su brazo y lo llevaba un par de pasos más lejos de los chicos que ahora estaban hablando, aunque Seto los miró sospechosamente con el ceño fruncido. Principalmente miraba a Malik, como si no confiara completamente en lo que este podía hacer o decir.

-¿Te ayudó en algo lo que hablamos el otro día? ¿Él te dijo algo sobre Kisara? –dijo el nombre de la chica a susurros.

-No la mencionó. Me dio la impresión de que algo falta, lo que él me dice sobre por qué no nos vimos en el segundo evento pareciera que no está completo –Joey decidió sincerarse-. No sé si son cosas mías, hasta ayer no dudé del Sacerdote cuando me dio sus motivos para no presentarse ese día. Pero ahora que sé que él es Seto y que me contaras sobre esa chica, como se llame, tengo mis dudas. Quizá estamos inventando no más que una teoría.

-Lo siento, Joey. No estuve bien al hacerte dudar de Seto, es solo que pensé que él no quería una relación gracias a lo mal que le salió la última vez, y pensé que te vendría bien la advertencia. Quizá es como dices y no es más que una teoría mía.

-Sigo teniendo las ganas chismosas de saber qué pasó –confesó y ambos se rieron por estar de acuerdo-. Pero no puedo preguntarle sobre una novia a menos que quiera contarme, no me parece bien.

-Está bien. Yo solo quería que lo supieras, tú vez que haces con esa información.

Joey fue quien lo abrazó esta vez. -Gracias.      

Notas finales:

¿Les gusto?

Siento que me estoy poniendo empalagosa con esta pareja; ya pasó la etapa de los secretos, la etapa del drama y llega ahora el romance super dulce. Estoy preocupada de ablandar a Seto, espero que no me pase. Y para los que quieren lemmon con esta pareja, sean pacientes porque sé cuando ocurre pero no sé si entre en el siguiente cap o en el otro, no quiero prometer nada porque todavía no lo escribí. Pero casi no falta. 

Hay tantas cosas que amé de este capítulo y creo que lo principal fue hacerlo muy natural, algo típico de chicos adolescentes que se besan en el auto, sienten verguenza de sus padres y salen a una cafetería juntos. También me gustó escribir sobre un colapso generado por la ansiedad, quería dejar en claro que estos dos últimos capítulos han sido mucho estrés acumulado para Joey.

Para el siguiente principalmente planeo mencionar el evento y como se va a desarrolar, al fin Joey recordará que vio a Ryou portándose mal y mucho mucho amor entre Joey y Seto. Siento que tengo las ideas pero están muy dispersas por ahí.

Mientras tanto, yo disfruto leyéndolos.

Gracias por leer!!

Nos vemos en el próximo capítulo!!


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