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¿Quién eres? por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para crear nuevas historias.

Joey no podía estar más feliz en la mañana. Se había hasta levantado con la primera alarma de la mañana. Estaba desesperado por mostrarles su invitación a sus amigos.

Luego de haber recibido su invitación, debajo le pedía su correo y a este le llegó un código en el cual estaba registrado como duelista y eso le daría acceso a las áreas VIP, porque el evento era público pero ciertas cosas eran solo para los mejores jugadores.

Solo debía de mostrar su celular y le abrirían las puertas al cielo.

Apenas entro a la clase, temprano por cierto, mostró su teléfono a Yugi.

-¡Felicidades Joey! –festejó Yugi.

-¿Y tú? ¿Te llegó? –preguntó Joey. Yugi sacó su teléfono de su bolsillo, buscó rápidamente y le mostro su propio mail, exactamente igual al suyo-. ¡Genial! No dudé ni por un momento de que te elegirían.

Vieron a Ryou entrar por la puerta de la clase y antes de decirle hola ya lo estaban cuestionando sobre su invitación.

-Lamentablemente no, chicos. No me llegó –Yugi y Joey hicieron puchero, pero Ryou les sonrió-. No importa, no la esperaba de todas maneras, no soy tan bueno como ustedes.

-Qué mal, podríamos haber ido los tres –se quejó Yugi.

-Igualmente los iremos a apoyar. En lo que sea que se haga –dijo Ryou. Tenía razón, la fecha estaba para dentro de semana y media y todavía no sabían nada de las intenciones de Kaiba Corp. con este evento de duelistas.

Escucharon venir gritos de afuera, eran como festejos pero también muchos se estaban quejando. Uno de sus compañeros de clase entró al salón enfadadísimo seguido de dos de sus amigos que no opinaban, solo lo dejaban hacer berrinche.

-¿Qué sucede? –se animó a preguntar Joey, él es de esa clase de personas que se llevan bien con todo el curso, tiene un aula divertida y simpática así que no habían muchos que a los que les callera mal Joey.

-Seto Kaiba sucede. Ese engreído… -el chico alto y fornido apretó su mano en un puño mientras le rechinaban los dientes. Joey apoyaba esa descripción, pero no entendía por qué lo decía ahora, esperó-.  Hoy en la mañana se comenzaron a repartir las invitaciones a ese tonto evento que va hacer y al parecer ninguno en la escuela recibió una invitación. Dicen que es porque no quiere mezclar lo laboral con su ámbito social. No es justo.

Yugi y Joey compartieron una mirada muda, no estaban muy seguros de qué estaba pasando, pero ellos dos habían recibido invitación por lo tanto las cosas no podían ser como él decía. Además el rubio había recibido su invitación ayer por la noche, no por la mañana como todos y  se la dieron como quien dice en la “mano”. Le pareció extraño que para él fuera diferente, no sabía por qué.

Joey estuvo muy tentado a preguntarle cuantas estrellas poseía, pero sabía que sería cruel. Pero él debía de aceptar que si no lo eligieron era por algo, pensó Joey.

-No saben el lio que está hecho allí afuera –comentó Tea al entrar, estaba agitada y sus pelos estaban todos despeinados como si hubiera caminado a través de una multitud y eso fue lo hizo exactamente-. ¿Qué es lo que pasa?

Luego de Tea, apareció un terrorífico Kaiba. A pesar de que la banda de salvajes lo seguían a él, no tenía un pelo fuera de lugar. Joey no quería ni pensar en qué pasaría si alguien le ponía un dedo encima al CEO.   

Los reclamos se oían a voces, antes de darse cuenta su salón estaba lleno de personas no pertenecientes a él. Kaiba colocó sus cosas en su asiento usual bajo la atenta y enojada mirada de todos. Tiró del cuello de su campera que como siempre, estaba prendida prolijamente hasta el cuello. Era un claro ejemplo de exasperación que hizo tragar saliva a más de uno.

-Si no lograron ganar no es mi culpa, tampoco es mi culpa que sean malos jugando –les dijo de frente. Las personas, principalmente hombres, comenzaron a acumularse frente a Kaiba que no lucía intimidado para nada.

Joey colocó a sus amigos detrás de sí en un gesto de protección, admitía que la cosa se estaba poniendo fea.

-¿Y cómo es que nadie en la escuela haya recibido una invitación? –le reclamó un chico, era menor que ellos así que sorprendía la valentía del chico de enfrentarse a un sempai.

-Las elecciones no están arregladas, además no se quienes sean los que jueguen el juego, y tampoco me interesa quienes son, solo si son buenos duelistas o no –volvió a defenderse, pero a cambio recibió más quejas.

Joey entendía por qué había sido invitado ahora, Seto Kaiba no controlaba quienes entraban a su juego, directamente ni siquiera le importaba. Él solo había elegido a aquellos que para él eran más competentes; sin fijarse su nombre, edad, lugar y por supuesto escuela.

Por un momento tuvo ganas de apoyar a Kaiba pero alguien su lado dijo algo que los puso en la mira.

-¿Ehh? Yugi y Joey sí recibieron invitación –comentó un compañero de su clase, estaba mirando el celular que Yugi tenía en su mano, él mismo se los había enseñado.

Joey no estaba muy seguro de si ese plan era bueno; sí, podía terminar con la avalancha de gente contra Kaiba, pero podría traer una avalancha de personas envidiosas sobre ellos.

Todos los miraron mal, algunos tenían caras de no creerles y otros de envidia. Joey les devolvió la mirada y escondió aún más a sus amigos detrás de él. Con él que hicieran lo que sea, pero si tocaban esos tontos a Yugi la pasarían mal.

-¿Es de verdad? –preguntó un chico.

-Míralo tú mismo –antes de darse cuenta, Yugi lo había rodeado y estaba enseñándoles ambos celulares con sus invitaciones en azul y firmadas elegantemente-. No es cierto que nadie fue invitado, nosotros sí lo fuimos.

Por suerte en ese preciso momento vino el director y un par de profesores por lo cual todos los alumnos se tuvieron que dividir y volver a poner los pies sobre el piso de la realidad donde habían profesores estrictos, tareas y no monstruos encerrados en cartas.

Antes de irse el director les avisó que la primera clase no la tendrían porque la profesora se había reportado enferma (sí, se había levantado temprano para nada). Toda la clase estaba hablando sobre lo que había sucedido.

-Qué suerte, no tendré llegada tarde. ¿Me perdí de algo? –preguntó tranquilamente Tristán entrando a la clase, la verdad es que se había perdido algo impresionante, incapaz de  ser narrado con palabras.

Yugi le devolvió su teléfono, ya estaba bloqueado. Lo desbloqueó para asegurarse de que su invitación siguiese allí. Cuando levantó la vista toda la altura de Seto Kaiba se alzaba frente a sus ojos. Reprimió un grito de espanto, pero sabía que la expresión en su rostro fue de susto.

-¿Cómo conseguiste la invitación? –preguntó, se puso a su costado y miró la invitación en el mail de su celular.

-Cómo puedes ver me invitaron –le mostró la invitación frente a sus narices para que vea bien su propia firma al final. No entendía cuál era la manía de la gente de pensar que estaba haciendo trampa, primero el Sacerdote y ahora Kaiba, le parecía odioso-. Deberías de decírmelo tú, después de todo, ¿no se supone que tú eliges a los participantes?

-No exactamente –tomó su muñeca que estaba frente a su rostro y la bajó-. Hay miles de jugadores, no puedo yo solo mirar jugador por jugador. Yo solo escogí una parte, principalmente de mi reino -haciendo referencia al mapa del bosque-, la otra parte  fueron tomados por los otros administradores.

-¿Y por qué se supone que está mal que yo haya recibido la invitación?

A Joey le daba gracia la situación; primero Kaiba admitía que no conocía a nadie de los que están detrás de sus pantallas y luego que él eligió personalmente a aquellos de origen del bosque. Se preguntó qué diría si supiese que él pertenecía al bosque, se reía internamente. Había prácticamente una gran posibilidad de que él mismo lo haya invitado.

-Estoy seguro de que te reconocería en el juego, así que yo no te di esa invitación. Seguro fue el “Guardián” –se dio la vuelta y tomó su celular del bolsillo de su bolso-. Y eso que le dije que no escogiera a personas incompetentes.

De verdad quería golpearlo en este momento, ¿quién se creía que era? Jamás lo había visto jugar un duelo, él no sabía si era o no bueno como para criticarlo. Y él que se había pasado los últimos dos meses festejándole a Kaiba por su gran juego, ahora quería devolvérselo.

-Joey no es malo jugando –lo defendió Yugi-. Ha perdido muy pocos duelos, tiene muchas horas de juego y ya llegó a obtener su cuarta estrella, es de los pocos que han escalado tan rápido.

-No te molestes Yugi, no tengo por qué estar dándole explicaciones –respondió Joey, pero de verdad agradecía el apoyo de Yugi, con todo lo que le cuesta dirigirse a Kaiba seguro que le llevó un gran esfuerzo.

-¡Pero eres un buen duelista! ¡Te mereces estar ahí! –se quejó Yugi.

-Bien, ya cállense –mandó Kaiba y Yugi enseguida se calló-. No te iba a sacar de todas maneras. Además si dices que tienes cuatro estrellas entonces está bien que estés en la competencia.

-Ya lo sé –respondió secamente Joey, no necesitaba que él le dijera que era bueno, ya lo sabía y un poseedor de un Dragón Blanco se lo había dicho.

Kaiba se dio la vuelta y comenzó a sacar su computadora del estuche mientras susurraba maldiciones.

-En serio voy a matar a ese guardián de pacotilla… –dijo por lo bajo.

-De todas formas Kaiba, ya que estamos hablando… -dijo Joey sentándose en el banco al lado de Kaiba, este lo miró con clara cara de “¿Qué quieres? Vete, yú, yú”-. Los administradores, dicen que son cercanos a ti, ¿es cierto o son viejos tontos y gordos que trabajan para ti?

Extrañamente Kaiba se rio provocando la sorpresa de todos, porque aunque nadie abría el pico todos estaban prestando atención a lo que hablaban. Joey miró a sus amigos y estos levantaron los hombros, nadie se esperaba esa reacción.

-Ni una, ni otra  -dijo finalmente-. Sí son cercanos y también son unos tontos que trabajan para mí.

-¿Entonces no son viejos gordos acosadores? –preguntó tranquilamente Joey mirándose las uñas y Kaiba frunció el ceño tomando asiento.

-¡Joey! –lo regañó Yugi, no había forma de convencerlo de que el Faraón era una buena persona.

-Tienen nuestra edad. Ahora si son o no acosadores, no te lo podría decir –se ve a Kaiba le hacían gracia las preguntas de Joey, porque notablemente fallaba en aguantar la risa-. ¿De qué va esto de todas formas?

-Curiosidad. ¿Entonces desde cuando los conoces? –volvió a preguntar Joey. Los chicos habían tomado asiento cerca también y las personas que estaban en el salón paraban la oreja.

Ya que Seto Kaiba estaba revelando secretos tan importantes, no se lo podían perder.

-El faraón es mi primo, su padre es hermano de Gozaburo Kaiba. Se ocupó de mi hermano y de mí luego de que falleciera. Ya conocen la historia –dijo con aburrimiento. Y tenía razón, ¿quién no conocía la historia del huérfano con su pequeño hermano que venció a un genio y le arrebató su fortuna?-. Al resto los conocí después. Son amigos, personas en las que confío.

A más de uno se le pasó por la cabeza la misma frase: Seto Kaiba, el antisocial, ¿tiene amigos?

-¿Y cómo es el faraón? –preguntó Joey mientras miraba a Yugi de reojo, a este se le subían los colores a la cara. Sabía lo que Joey estaba haciendo.

-¿Por qué el interés en el Faraón? –le preguntó Kaiba y Joey no supo que responder, no le podía decir que él hablaba con Yugi sin su permiso y realmente no tenía otro motivo para preguntar. Levantó los hombros esperando que eso bastara-. Lo conocerás el día del evento.

La desilusión que lleno a cada persona allí era enorme, Yugi no sabía si sentirse aliviado o desanimado por no saber. Quería saber cómo era, pero la emoción de que lo vería dentro de poco tiempo le recorría las venas y le llevaba el color rojo a la cara de solo pensarlo.

-Ni que te costara -murmuró Joey cruzándose de brazos, era su forma de mostrarse molesto. Enseguida escuchó como tecleaba en su computadora.

Que desconsiderado, pensó. Estaban hablando y ya se puso a trabajar. Quizás no fuera la persona más interesante del mundo, ni la más inteligente, pero estaba seguro de que no era un aburrido. Pensó que terminaría la conversación por ahí pero en cambio le preguntó:

-¿Hace cuánto que juegas mi juego? –ni siquiera lo miró cuando habló e hizo un gran acento en el “mi”.

-Quizá dos meses o un poco más –respondió.

-Cuatro estrellas, ¿eh? –dijo Kaiba por lo bajo, como si  no le creyera.

A continuación entró la profesora que tenían en la clase siguiente así que la breve conversación quedó por ahí.

+ - + -+ - + - + 

Yugi no dejaba de hablar al otro día sobre el faraón, este le había propuesto verse el día del evento y Yugi había entrado en una etapa de nervios de no saber si decir que sí o que no.

-Si quieres verlo, entonces di que sí –le dijo simplemente Ryou.

Por su parte había mentido un poco cuando había dicho que no hablaba con el Sacerdote de otras cosas no referentes al juego, realmente le avergonzaba decir que sí estaba compartiendo su vida privada con un extraño. Con todo lo que le había advertido a Yugi sobre hacer eso…

Debía admitir que Yugi tenía razón, era fácil sabiendo que no se conocían el uno al otro y que probablemente nunca se verían.

Al otro día que se entregaron las invitaciones, Joey lo buscó en el desierto y lo encontró rápidamente. Fueron a la ciudad y se enfrentó a una chica muy buena en el juego, apenas ganó. Le parecía muy extraño el hecho de que él jamás jugara, lo había visto solo una vez y como había dicho Yugi, era increíble.

Pero era claro que no daba todo lo que tenía, así que no se enfrentaba a verdaderos retos. Un par de veces había entrado con Joey a un par de misiones y duelos que conllevaban estar en pareja, pero más allá de eso, él siempre lo veía jugar solamente.

“En mi ciudad se tiene mucho alboroto por el evento”. Le había comentado Joey.

En la mía es igual, mucha gente enojada también”.

 Estaba seguro de que en todas partes debía de haber gente reclamando el no haber entrado, apuesto a que eso era lo que lo tenía tan estresado a Kaiba.

“¿Asistirás, no es así?”

Por más que él haya sido el que le entregó la invitación y era la mano derecha del faraón, jamás le había preguntado porque asumía que sí. Pero podría pasar también que no asistiera.

“No lo sé. Quizás”.

-¿EH? –el ánimo de Joey se desinfló, no quería admitirlo pero tenía una ligera esperanza y ganas de conocerlo personalmente.

“¡Pero recibiste invitación! Tienes que ir, estoy seguro de que no te arrepentirás. Dicen que sacarán a probar una nueva expansión y estarán los administradores en persona”.

“Veo que estás tan emocionado como el resto”. Le escribió. “Estoy seguro que puedo esperar por el nuevo juego, ¿y qué tiene de emocionante conocer a los administradores?”

Joey admiraba a aquellos a los que llamaban administradores, llevaba el tiempo suficiente en el juego para ver como personas valientes, más que valientes temerarias porque si lo pensaran bien seguro que no lo harían, enfrentarse en duelo contra ellos y perder casi todo porque sus técnicas y cartas eran increíbles, casi invencibles.

Una de las reglas del juego es que antes de entrar a un duelo, misión o enfrentarte a otro duelista debías de apostar algo; entre jugadores casi siempre eran cartas, así ganabas las cartas más fuertes del contrincante, pero en las misiones para jugar apostabas gemas, monedas, objetos recogidos y solamente en misiones difíciles, cartas. Jugar contra un administrador era considerado de las misiones más difíciles; debías de apostar la mayor parte de tu baúl y alguna carta poderosa, lo único bueno era que la elegías tú por lo tanto si tenías dos cartas poderosas podrías no perder a tu monstruo más fuerte.

“Yo pienso que son increíbles duelistas. Me encantaría verlos en personas, menos a Seto Kaiba  claro. Preferiría no verlo”. Joey se quiso arrepentir de inmediato de haber escrito eso.

“¿Por qué no? ¿Lo has conocido?”

Joey no estaba seguro de qué escribir, no podía decirle que estudiaba con Seto Kaiba. Realmente no entendía muy bien la función del Sacerdote en el juego, pero si le entregó su invitación significaba que algún contacto con la autoridad suprema tenía. Imagínense que le dijera la verdad y luego Kaiba se enteraba que hablaba mal suyo, lo sacaría a patadas de su juego. O quizá no, no era un secreto que a muchas personas de su edad le caía mal, ya lo podía comprobar con el lío hecho ayer por la mañana. Así que respondió:

“Lo conocí una vez, no me agradó mucho. No es muy simpático”.

“Sí, he escuchado eso de él. Supongo que es decepcionante”.

Joey se sintió mal, después de todo no sabía si él admiraba a Seto Kaiba. Muchas de las personas en el juego, por no decir la mayoría, lo admiraban por su trabajo, él mismo incluido. Pero a veces conocer la actitud de una persona puede nublar la visión buena de las cosas.

Sabía que era muy criticado por su forma dura de tratar, más que nada por la edad que tenía. Por más que Joey lo justificaba porque sabía que era la única forma de ser que podía portar para llevar adelante su empresa, le molestaba, le irritaba su forma de ser. Engreído, presumido y considerándolo siempre inferior e incapaz.

Aun así, no sabía cuál era el pensamiento del otro, así que agregó.

“A pesar de su actitud estoy seguro de que no te decepcionaría. Es de las personas más inteligentes que he conocido, es muy seguro de sí mismo y es bueno en tomar la iniciativa, es un buen líder. Se ve que es un poco insoportable y ególatra, pero es insuperable, te sorprende”.

No estaba seguro si había hecho bien en decir eso, es decir, ¿una persona que solo vio a otra una vez podía llegar a sacar esas conclusiones? Pensó en Kaiba, en su comportamiento en clase; él poseía esas características a simple vista. No creía que alguien pudiera negárselo.

Nunca se había puesto a pensar en las buenas características del nombrado, la mayor parte de las veces estaba molesto con él y sus tontos comentarios, así que solía ver las malas. La verdad es que ahora se le seguían ocurriendo cosas, Kaiba tenían muchas cosas que lo llevaban a la perfección.

-Pensar que estoy alagando a Kaiba… -se lamentó.

“¿En serio piensas eso?” Recibió después de un rato, había demorado bastante para decir solo eso.

“Sí”. Respondió, pero algo dentro de él (su lado rebelde) lo hizo dar su sincera opinión. “Pero es insoportable, no muero de ganas de verlo de nuevo”.

“Entiendo. Puede que no vaya. Quizá la próxima”. Joey se lamentó decepcionado.

“Puede que no haya una próxima”. Mandó intentando convencerlo.

“Créeme, la habrá. Ya me iré”.

Y así como si nada desapareció, a Joey le molestaba. Al menos podría decir un adiós o algo en vez de marcharse como si nada. No se conocían, pero no sé, se sentía mal cada vez que lo hacía.

-Así que otro evento… -dijo por lo bajo mientras él también cerraba el juego, estaba cansado.

Si eso era verdad y lo sabía gracias al Faraón, entonces había recibido un spoiler espectacular. Si ya estaba emocionado con este evento, no podía si quiera imaginarse lo que serían los siguientes.

+ - + - + - + - +  

Yugi llegó de la escuela temprano, como siempre decidió bañarse primero y luego hacer su tarea, su mamá lo había amenazado con quitarle sus juegos si no mejoraba sus notas, y sabía que si se ponía a jugar no se detendría para hacerla así que era preferible antes.

Ayudó a su abuelito en la tienda durante un rato, vendían allí toda clase de juegos y videojuegos, su familia tenía una larga historia de fanatismo a los juegos y él lo había heredado. No le sorprendía oír también allí a chicos quejándose por no recibir la invitación.

Pero debía admitir que haberla recibido lo hacía sentir especial, contando a Joey y a una chica que había entrado a la tienda, eran exactamente dos personas que conoció y que entraron al evento.

Estaba probando un nuevo juego en su computadora cuando le llegó un mensaje de mail, sabía de quien era y eso le hizo sonreír.

Decía simplemente: “Conéctate”.

Yugi no se lo pensó dos veces y enseguida cerró el juego que estaba jugando y abrió “Magic & Wizards: Duelo de Monstruos”. Mientras cargaba tomó sus audífonos y colocó bien el micrófono frente a sus labios. No se lo había dicho a sus amigos, pero hacía una semana que se habían animado a hablarse de esa manera. Al principio, cuando él se lo propuso,  no estaba muy seguro de aceptar pero ahora no se arrepentía de haber dicho que sí.

La voz del faraón, a pesar de estar distorsionada un poco, era tan… tan… atractiva. Sabía que se sonrojaba de solo escucharlo saludar y demoraba un rato en írsele el color del rostro. Al escucharlo notaba la madurez que sospechaba con los mails, su amabilidad y… ¿por qué no decirlo? Su voz era varonil.

Yugi estaba comenzando a asustarse de sus reacciones. Tenía casi dieciocho años y jamás había tenido una relación con una chica, menos con un chico. No podía ocultar que le gustaba y no sabía qué hacer con eso, sin contar el hecho de que justo se le ocurre enamorarse de una persona por internet y que vive en otro continente.

Suspiró, eso era mucha mala suerte junta.

Apareció en medio del desierto y si miraba al horizonte veía al pueblo, caminó hasta allí y luego hacia el palacio. El Faraón lo estaba esperando en una habitación apartada. Él fue el primero en hablar y Yugi sintió los cabellos de su nuca erizarse.

-¿Cómo estás? ¿Cómo te fue hoy? –a Yugi le costó respirar. Él era realmente atento, demasiado atento. Se preguntaba si era así con todos o solo con él.

-Bien. Hoy fue un día de locos, por todos lados hablan del evento, parece que hay mucha gente enojada –dijo Yugi.

-Sí, dímelo a mí. Kaiba está enojado, parece que toda su escuela se puso en su contra, toda su bronca cayó sobre nosotros hace un rato. Imagínate –el Faraón suspiró cansado.

Y sí que Yugi se lo imaginaba, estuvo presente. Siempre pensaba en qué diría él si supiese que tenían una persona conocida en común, más que en común, ellos eran primos. Cuando se enteró, la noticia le había caído como agua fría.

La verdad es que seguía impactado con eso, no se la esperaba para nada. ¿Cómo sería el padre del Faraón? ¿Sería igual que Gozaburo Kaiba? Esperaba que no y tampoco lo creía, después de todo, el chico que estaba conociendo era demasiado agradable.

No podía siquiera imaginar cómo luciría. Por más que Seto y él compartían el apellido Kaiba y eran primos, no eran primos de sangre. Podía eliminar todas las posibilidades de que sea como él.

-Puedo hacerlo. Creo que todos se portaron mal con él, no tenía la culpa –defendió también.

-Tienes razón –confirmó-. ¿Qué andabas haciendo?

-Ayudaba a mi abuelo en su tienda, hoy había mucha gente y luego estaba probando un juego nuevo, está bueno. ¿Y tú?

-Espero que no lo suficientemente bueno como para hacer que dejes este juego, no quisiera cortar el contacto contigo –Yugi sonrió mordiéndose el labio inferior al escuchar eso mientras daba un giro en su silla, que bien que sus audífonos eran inalámbricos. Definitivamente no dejaría este juego-. En cambio yo estoy haciendo mis maletas.

-¿Te vas de viaje? –preguntó con curiosidad.

-Sí, me voy a Japón, a ciudad Dominó. Mañana por la mañana sale mi vuelo –a Yugi se le cortó la respiración, claro que venía para acá, el evento era dentro de una semana y él era alguien necesario. No podía creer que estarían en la misma ciudad durante una semana y no se verían hasta el día del evento.

-Vas por el evento de Kaiba Corp., ¿no? –preguntó Yugi con la intención de decir algo-. ¿Seguirás hablándome estos días?

-Sí y te aseguro que sí, te escribiré todos los días y conseguiré una computadora para poder entrar al juego –escuchó como se caía algo y él soltaba una maldición por lo bajo, se lo imaginaba armando su maleta, pero era incapaz de idealizar un rostro-. Por cierto, ¿de qué ciudad me dijiste que eras?

-Nunca te lo dije –respondió, seguía dando vueltas en la silla, le quitaba los nervios de hablar con el chico del cual se estaba enamorando de a poco.

-¿Entonces “Hikari”… -al escuchar el seudónimo se sonrojó. ¡¿Cómo podía pasarle esto de solo escuchar una voz?!-… de qué ciudad eres?

 -Bueno, yo… -Yugi dudó, ¿le decía o no? Se mordió los labios-. Soy de ciudad Domino.

-¡¿Qué?! –saltó escuchar el grito entrar a sus oídos-. ¿Todo este tiempo estuviste en Domino?

-¿Sí? –respondió con miedo, no pensaba que se molestaría.

-He viajado a Domino hace unas semanas. Kaiba vive allí. Si lo hubiera sabido yo… -cortó lo que estaba diciendo-. Bueno, no importa. La verdad que es genial que vivas allí.

-¿De verdad? –preguntó. Seguramente lo decía porque tenía familia aquí, pero no podía decir que él sabía que Seto Kaiba era su primo.

-Sí, es fantástico. Eso significa que podemos conocernos antes –le dijo con notoria alegría.

El alma de Yugi salió de su cuerpo y se fue por la ventana de su habitación. Dejó de girar su silla y quedó mirando su espejo de cuerpo entero. Se vio pálido. Todavía no había decidido si se verían el día del evento y él quería que se vieran antes.

Imposible.

-No creo que sea buena idea –dijo por lo bajo-. No sé tampoco si te diré quién soy en el evento.

Debió admitir. El faraón no respondió, simplemente se quedó callado, su alegría se esfumó y Yugi se sintió culpable por esto.

-¿Por qué no? –respondió después de un rato. Yugi elevó los hombros olvidándose de que él no podía ver ese gesto-. No entiendo cuál es el problema.

-Simplemente me avergüenza… -respondió tímidamente.

-Eso no es verdad, tú no eres vergonzoso –le contradijo.

-Sí lo soy –aseguró. Yugi tenía vergüenza, él era una persona tímida, solo que el faraón no lo sabía-. Cuando estoy a través de una pantalla me siento más seguro. No tengo la presión de qué pensarán los demás. Porque ellos no me conocen. no me conoces, por eso es más fácil. Pero cuando estoy cara cara con alguien… a veces no me salen ni las palabras. Así que tengo miedo de…

-¿Decepcionarme? –terminó por él y Yugi lo confirmó con un leve sonido-. Te entiendo, créeme. Pero estoy seguro de que no me vas a decepcionar, la persona con la que hablo por aquí será la misma que veré en el evento.  Solo… tienes que ser tú mismo.

-No es tan fácil.

-Lo sé. ¿Crees que yo no tengo miedo de decepcionarte? Podría no ser lo que esperas de mi –Yugi estaba seguro de que eso no sucedería, estaba seguro de que él sería perfecto, fuese como fuese-. Quiero conocerte. Al menos dame la oportunidad.

-Lo pensaré –dijo Yugi, venía pensándolo todo el día, hacerlo otro par de días más era lo de menos.

-¿Sabes qué? Hagamos una cosa –comenzó a proponer el Faraón, notó como el ánimo volvía a su voz-. Yo estaré allí, eso es seguro y también me presentaré. Así que tú tendrás la ventaja de conocerme primero. Si cambias de opinión y quieres conocerme solo te acercas a mí. Aunque puede que te descubra antes, no te enojes conmigo si lo hago, porque pienso hablarte. Te estaré buscando entre cada duelista.

-¿Crees que podrías reconocerme? –preguntó Yugi, no era una persona que llamara la atención, la verdad es que siempre pasaba desapercibido (estaba seguro de que la estatura tenía que ver), sería algo difícil.

-No lo sé. Puede que sí… te conozco Hikari.

Los colores volvieron a subir a la cara de Yugi. Cada vez estaba más seguro de estar perdidamente enamorado de ese extraño. Estaba erizado hasta el último cabello del cuerpo. Quería oír esa voz cerca suyo sin la necesidad de un par de auriculares en sus oídos.

Necesitaba conocer a aquella persona que se robó su corazón.

Notas finales:

¿Les gustó el capítulo?

Gracias por leer!!

Nos vemos en el próximo cap!!


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