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¿Quién eres? por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para crear nuevas historias.

Buenas! De verdad quiero agradecerles a todas las personas que me escribieron en el último capítulo, fue de lejos muy increíble leerlos. Disfruten el nuevo capítulo!

CAPÍTULO 8:

El padre de Joey llegó temprano de trabajar el viernes, lo cual lo alegraba porque usualmente no podían pasar juntos mucho tiempo. Fue gracioso ver la cara que ponía cuando Joey le mostró las cartas de duelo y trató de explicarle de que se trataba “Magic & Wizards”. Conclusión: no entendió nada, pero al menos lo intentó.

Comieron algo mientras charlaban y luego Joey terminó de arreglar sus cosas para irse con los chicos. Se encontró a Ryou a mitad de camino.

Ryou hacía tiempo que había llegado a su cuarta estrella y estaba en una línea recta hacia la quinta, por lo tanto ya había podido obtener su mazo y era asombroso ver su colección de cartas grotescas, su baraja de ocultismo era simplemente genial. No había nada mejor que ver una carta real y poderosa como el “Necrofear Oscuro” de Ryou.

-Hace un par de días me enfrenté a un chico y gané la carta “Espíritu Oscuro de los Silencios” y ahora que forma parte de mi mazo del juego, puedo ir a retirarla  y unirla al resto.

Como el juego y las cartas unían el mundo real y el ficticio, las tiendas de Kaiba Corp. ubicadas por todo el mundo eran importantes: si llegabas a perder alguna de tus cartas en un duelo contra otro duelista o era una exigencia al fallar en una misión, debías de devolver esa carta y si no lo hacías no podrías utilizarla en las arenas, las cuales contaban con un barajador e identificaban si esa carta era o no tuya, directamente no te permitía jugar. Y claro, cuando ganabas una carta podías ir feliz a que te la entregaran, aunque a veces demoraban si la carta era rara y única. Además en la información pública sobre tu avatar en “Magic & Wizard”, tus cartas más poderosas quedaban registradas, por lo que no podías presumir de tener una carta que en realidad no poseías.

-No puedo esperar para ver a  todos mis monstruos en la arena –agregó emocionado Ryou.

-Yo tampoco, no sé por qué no habíamos venido antes.

Desde el evento de hacía semanas de Kaiba Corp. que no habían vuelto a las arenas, por lo tanto Joey nunca las había probado, la vez que tuvo la oportunidad no quiso intentarlo por miedo a que el Sacerdote lo reconociera por sus cartas y jugadas.

Dentro había una gran multitud de gente, fue difícil pero se encontraron con los demás y luego se separaron: Ryou, Tristán y Tea iban a buscar la carta especial del primero, y  Joey, Yugi y Duke irían a practicar Dados de Monstruos del Calabozo.

-Reservé una arena solo para nosotros –dijo Duke señalando una arena libre. De su juego solo habían tres, mientras que había seis de Duelo de Monstruos, ese lugar era enorme.

-No sabía que se podía reservar –comentó Yugi.

-No se puede, pero yo inventé el juego, alguna ventaja debo de poder tener –les dijo presumidamente subiéndose a uno de los lados y tomando posición.

-Que humilde –susurró Joey sarcásticamente más no se quejó, después de todo él se estaba aprovechando de la situación.

Joey se subió al otro lado junto con Yugi, él le iba a ir ayudando. Se sintió como tonto cuando Duke consideró importante enseñarle las reglas básicas y más aún cuando se dio cuenta de que muchas las había entendido mal y por eso cometía algunos errores. Joey solo esperaba que no hubiese muchos duelistas prestándoles atención a lo que hacían. ¡Era un ‘cinco estrellas’ que estaba recibiendo lecciones para principiantes!   

-Hay algunas fórmulas que te pueden dar ventajas desde un principio –dijo Duke y junto a Yugi se dedicaron a platicarle cuáles eran las mejores combinaciones de dados a tomar cuando se inicia un duelo.

-¡Esto está exprimiendo mi cerebro! –se quejó Joey luego de tres horas y muchas partidas-. Al menos ahora estoy seguro de que puedo ganar a un jugador promedio si me concentro.

Antes de que cerraran Joey pudo darse el gusto de jugar una última partida de Duelo de Monstruos contra Yugi y fue fantástica. No había nada como ver al Mago Oscuro y al Dragón Negro de Ojos Rojos enfrentarse en un duelo. Finalmente Yugi tomó la victoria, Joey estaba seguro de que le ganaría al mismísimo Seto Kaiba si se lo proponía.

Disfrutaron de la noche del viernes comiendo hamburguesas y papas fritas en un sitio de comida rápida. Estaban burlándose e imitando al profesor más odiado de la escuela cuando Duke se dirigió directamente a Joey por lo bajo.

-¿Qué tal estuvieron mis clases? ¿Crees que podrías darle una segunda oportunidad a mi juego ahora?

-Creo que fuiste genial, Duke –Duke le sonrió y Joey tuvo que apartar la mirada-. Definitivamente empezaré a jugarlo, pero no creo que pueda pasar misiones con mi nivel, necesitaré mayor práctica.

-Entonces te ayudaré a mejorar más. Mañana por la tarde estaré ocupado con un par de reuniones de Kaiba Corp. pero, ¿qué te parece si nos vemos a la misma hora que hoy?

Joey se lo pensó, no tenía nada interesante que hacer mañana, y era una gran oportunidad.

-Seguro.

Cuando llegó a su casa era bien entrada la noche y se declaraba completamente agotado, había sido forzado a forzar su cerebro al máximo durante todo el día. Miró su computadora, usualmente la prendía apenas entraba al cuarto, aunque la fuera a utilizar para su tarea, pero esa noche no le daban las fuerzas.

Había estado jugando duelo, tras duelo, tras duelo y su cabeza ahora pedía dormir. Se arrastró a la cama y se durmió. Soñó que ganaba Dados de Monstruos del Calabozo en “Magic & Wizards” contra el avatar de Duke y que el Sacerdote lo veía, lo felicitaba y lo llevaba personalmente a un volcán donde encontraba su propio Dragón Blanco de Ojos Azules  y luego ambos, el suyo y el del Sacerdote, volaban por el cielo estrellado enredándose entre sí.  

+

El sábado a la misma hora se reunió un Duke y otra vez tenían una arena reservada solo para su uso. Esta vez estarían solos, sus amigos no vinieron y por lo tanto Yugi no estaría a su lado para ayudarle cuando estaba a punto de meter la pata. Ese era el momento de la verdad, había mejorado o todo había sido un fracaso y una pérdida de tiempo irrecuperable.

-¡Yo gano! –Gritó Duke desde el otro lado de la arena y Joey bufó enojado-. Vamos, no te pongas así, estuviste muy cerca de ganar esta vez. Pero yo simplemente soy demasiado bueno.

-Como siempre, eres un ególatra –le contestó Joey mientras bajaba del juego a reunirse con él. Duke le dedicó una de sus típicas sonrisas.

Decir ególatra le hacía pensar en cierto Sacerdote con el ego por las nubes, a decir verdad la actitud de Duke realmente le recordaba a él, mucho ego y era difícil captar sus chistes pesados. De nuevo fueron a cenar y acordaron volver a verse al otro día, mismo lugar y misma hora. Joey llegó a casa agotado y se acostó a dormir.

Para terminar el domingo, Joey logró su primera victoria contra Duke en su primera partida, al igual que en la última, ahora sí que se sentía invencible y preparado para cualquier desafío que le pusieran delante. Duke aceptó su derrota de mala gana, aunque ahora presumía del maravilloso profesor que era. Irritante.   

Fueron a cenar algo estando agotados y Duke pidió un café con su hamburguesa, Joey pensó que era raro, pero el chico tenía grandes bolsas bajo los ojos.

-¿Has estado durmiendo bien? –preguntó con real preocupación.

-No tanto como me gustaría. Involucrarse con Kaiba Corp. ahora mismo es una locura, no se supone que te cuente pero saldrá una actualización pronto. Ya estábamos trabajando en eso, pero por algún motivo Kaiba adelantó fechas de todo, dijo que es para atraer más público y evitar que los jugadores se vayan.

-¡Genial! ¿Y de que va? –preguntó Joey dedicándole una sonrisa traviesa tratando de conseguir algo más de información y Duke se rio suavemente.

-No te lo diré –se llevó el índice sobre los labios-, es un secreto.

-Pues igual me alegro de saber que hay una actualización, ya estaba por irme a probar el juego rival –Joey le comentó sobre las cosas que había leído y visto del otro juego en internet y Duke le dedicó una cara de horror.

-¡Otro más que nombra ese juego! No me digas que lo estás pensando en serio. Yo soy un experto en juegos, hazme caso, no vale la pena; es pésimo y es como si hubieran juntado un montón de juegos que ya existen y los hubieran mezclado de mala manera en uno solo.

A Joey le costó bajar su comida, tuvo que tomar un gran trago de su refresco; le quedó retumbando lo que Duke dijo y las palabras del Sacerdote le volvieron a la mente, había sido prácticamente lo mismo. Esa era mucha coincidencia, ¿verdad? No podía ser, ¿o sí? Duke mencionó que alguien más lo había nombrado, ¿y si había sido él mismo en su forma de avatar? Duke trabajaba para Kaiba Corp. y sus personalidades eran parecidas por momentos, sin embargo él mismo admitía que no era completamente él en el juego. Eso era lo que la Internet permitía: ser cien por ciento tú, no ser tú en absoluto o cambiar lo que no te gusta.

Podría ser posible que Duke…

-Háblame de Kaiba Corp. –dijo Joey tratando de pensar con claridad-. ¿Qué haces ahí? ¿Cómo es el resto del personal?

-Somos mayoritariamente jóvenes, la mayoría de los adultos están en ámbitos de administración, inversionistas y esas cosas aburridas –dijo Duke llevándose el café a los labios mientras pensaba al respecto-. Creo que es entendible debido a que los jefes tienen nuestra edad, ya sabes: Kaiba y sus amigos. Creo que el mayor es Akefia y solo tiene un año más que nosotros.

-¿Cómo es Kaiba con ellos? –preguntó por curiosidad.

-Oh… muy, muy diferente –dijo Duke con una sonrisa-. Yo lo conocí en ese ámbito y usualmente es… simpático. Todos son muy buenos con los juegos, ¿sabías que entre los cuatro planearon este juego desde los trece años? Tienen una idea muy clara de lo que quieren y son muy perfeccionistas y ambiciosos, no me sorprende el éxito al que llegaron. Todos son fáciles de tratar, creo que es buena idea trabajar en un lugar donde la mayoría de las personas no llegan a los treinta años.

A Joey eso le gustó y a la vez no, eso aumentaba las posibilidades de que el Sacerdote no estuviera mintiendo al decir que tenía su edad pero también aumentaba la posibilidad de que Duke fuera el Sacerdote. Y no estaba preparado para eso.

-En cuanto a lo que hago; claramente ya no me dedico a desarrollar mi juego, pero aun así está en continua actualización. Y también hago un poco de trabajo de vigilancia.

-¿Trabajo de vigilancia? –eso llamó la atención de Joey de inmediato.

-Sí, todo empezó hace un par de meses cuando un tonto cometió un error y entonces, cuando quisimos acordar había gente hackeando a cada jugador que se le cruzaba y eran buenos escondiéndose. Fue un lío. Así que muchos de nosotros, la mayoría, nos creamos un avatar aparte con el que jugamos y pasamos desapercibidos como un jugador más para buscar a todas esas ratas. Generalmente perseguían a jugadores que tenían cartas poderosas y esperaban a que se alejaran a zonas no pobladas de los mapas, así que los vigilantes rondamos esos rumbos.

-¿Pero el problema se arregló? –Joey trató de que la voz no le fallara.

-Claro. Kaiba y sus amigos estaban furiosos, no iban a dejar las cosas así. Por eso armaron un ejército de vigilantes, expulsaron a los que hacían trampa y arreglaron el problema del programa. Pero como siempre, hay gente realmente inteligente que consigue hacer trampa de todas formas, así que todavía hay algunos vigilantes. Yo entre ellos.

Muy bien, Joey estaba que le faltaba el aire. Demasiada información junta; entre Kaiba siendo buena persona y Duke que acababa de confesar tener otra cuenta con la única función de vigilar, no sabía con cuál entrar más en pánico.

Duke… él… un vigilante… exactamente como el Sacerdote.

¿Debería de preguntarle directamente si era él? Aunque no tenía ni idea de qué podría hacer después si decía que sí ¿O debería antes tirar alguna indirecta o preguntar cómo era el nombre de su avatar vigilante?

 -¿Joey, estás bien? –llamó su atención Duke mirándolo preocupado-. Te noto un poco pálido…

-Solo es-estoy cansado –‘vamos Joey, actúa normal…’. Se pasó la mano por la frente y notó que sudaba.

El simple pensamiento de que Duke pudiera ser el Sacerdote estaba haciendo que el chico le pareciera mil veces más atractivo que antes; sus ojos verdes eran preciosos y el dado en su oreja le daba un toque increíble a su personalidad.   

-Pues somos dos. Será mejor que lo dejemos por hoy, mañana hay escuela y hay que madrugar.

Joey se paró como pudo de su asiento y se despidió de Duke por ese día. Esa noche no durmió bien. No sabía cómo sentirse al respecto. ¿Había o no había descubierto la identidad del Sacerdote? De todas formas volvió a soñar lo mismo que las dos últimas noches.

+ - + - + - + - +

Llegó a la escuela casi tarde, tuvo realmente una lucha pesada para levantarse ese día, el simple recuerdo de ser lunes lo llamaba a gritar de frustración. Cuando entró al salón se fijó que Duke estaba sentado en un pupitre hablando con Tristán entretenidamente y riéndose. El solo verlo le hizo apretar el estómago con mariposas.

Se acercó a ellos y los saludó, inmediatamente el profesor entró y Duke tuvo que irse. Soltó un suspiró, medio de alivio y medio de decepción. En el almuerzo observó que Kaiba no había asistido a clase ese día.

Trabajó en el restaurante esa tarde y llegó directo a prender su computadora, hacía días que no se conectaba y no podía esperar ni un segundo más para enfrentarse a alguien en Dados de Monstruos del Calabozo.

Apareció en el bosque y se dirigió directamente a un pequeño pueblo medieval donde sabía que habría duelistas por doquier, quería quedarse en su mapa para aprovechar las ventajas que este podría darle. Un  chico se le acercó, tenía cuatro estrellas y el nombre de ‘EspaRoba’ sobre su cabeza. Joey pensó que podría ser mala idea enfrentarse a alguien que iba en camino a las cinco estrellas, pero la otra opción era rechazarlo y huir, o preguntarle si prefería un Duelo de Monstruos, lo cual para él era lo mismo que huir.

Y Joey Wheeler no huye. Aceptó poner a su mejor carta como premio.

A diez minutos de comenzar la partida, estaba sudando frío a más no poder, diez minutos más y ya no había lugar en la arena para abrir más dados. A los cinco minutos su Espadachín de la Llama clavó su espada en el último corazón de su contrincante dándole la victoria.

-¡Sí! ¡Así se hace! ¡Eso te pasa por meterte con Joey Wheeler!

“Bien hecho, Jinzo es mi mejor carta, es poderosa y espero que la cuides bien. Voy a extrañarla, pero la ganaste justamente”. Le escribió su oponente por chat privado.

“Prometo que la cuidaré”

Finalizado el duelo la multitud de avatares que se había quedado viendo empezó a dispersarse. Joey se preguntó si entre todos esos avatares estaría el Sacerdote, no sería la primera vez que él aparecía en medio de uno de sus duelos. Pero por más que lo buscó, él no estaba por ningún sitio.

Lo siguiente que hizo fue ir en busca de una misión que había encontrado hace algunas semanas, oculta en la entrada de un árbol hueco junto al río que cruzaba de lado a lado el mapa del bosque. La había comenzado dos veces, en ambas ocasiones había perdido y se dio por vencido en intentar pasarla; después de todo al final debía de tener un duelo de dados apostando una cantidad importante de zafiros.

Sin embargo, esta vez estaba seguro de que podría ganarle al personaje no jugador.

Y así mismo lo hizo.

No encontró al Sacerdote esa noche, así como ninguna otra de esa semana.  

+ - + - + - + - + - +

Duke y Kaiba habían faltado los últimos días de la semana escolar. En el videojuego ninguno de los administradores estuvo conectado, igual el Sacerdote y se atrevía a pensar que el resto de los “vigilantes”, como Duke los había llamado, tampoco estaban.

El fin de semana se había pasado con Ryou y Yugi jugando Duelo de Monstruos en las Arenas de Kaiba Corp., donde también pudo reclamar un par de cartas nuevas que había ganado. Por la noche, los tres volvieron a jugar pero esta vez en el videojuego. Jugar en las Arenas también les daba puntos, pero al tener cinco estrellas no les servía de mucho, excepto a Ryou, que consiguió su quinta estrella.

Al empezar las clases el lunes, Kaiba tampoco estaba, pero a Duke sí lo había visto pasar mientras almorzaban.

-¿Hasta cuándo creen que Kaiba siga faltando? –preguntó Ryou.

-Bueno, hoy en la noche saldrá la nueva actualización, Atem me lo contó –le dijo Yugi-. Kaiba debe estar ocupado con los últimos arreglos. Adelantaron casi dos semanas su lanzamiento.

-Sí, eso escuché. ¿Sabes por qué fue? –le respondió Joey y vio enseguida como la cara de Yugi tomaba un color escarlata ligero.

-Creo… creo que fue para adelantar el evento, ahora será a finales de julio y no mediados de agosto -le dijo susurrando Yugi, estaba completamente sonrojado ahora.

Tanto Joey como los demás se lo quedaron mirando de boca abierta. Lo entendieron completamente: Atem quería adelantar todo para poder hacer el evento y ver a Yugi.

-¿Estás diciendo que tu chico cambio la agenda de su gran empresa para verte? –preguntó Tristán sorprendido, ahora estaba entendiendo que ellos sí iban en serio.

-Qué dulce –opinó Tea con corazones en los ojos.

-Está loco –opinó Joey sinceramente y Ryou lo piso haciéndole mala cara-. ¡Auch! Es solo que parece mucho trabajo y no debe de estar fácil convencer a Kaiba de duplicar el trabajo. Ya se perdió muchas clases y va a tener que recuperarlas, a menos que ya lo esté haciendo con sus profesores privados. De verdad no entiendo por qué viene siquiera a la escuela.

-Atem dijo que Kaiba había estado de acuerdo, que tenía un motivo, pero no me dijo cuál –mencionó Yugi elevando los hombros.

+

Esa noche después de trabajar prendió su computadora más feliz de lo que había estado en mucho tiempo. A partir de las 8p.m el juego no funcionaría por una hora, esa hora ya había pasado, así que cuando entró al juego vio que le pedía actualizarlo e iba a demorar un poco. Dio comienzo a la actualización y aprovechó para darse un baño, generalmente esa carga junto a la de instalación lo volvía loco.

Se sentó en su silla ya vestido con su pijama de verano y con una toalla en la cabeza. Le dio comenzar y enseguida un pergamino amarillento ocupó su visión, decía: “Empieza la búsqueda”. A continuación contaba sobre las actualizaciones y Joey estaba encantado con cada una de ellas.

Primero los niveles de jugador habían cambiado, ya no serían cinco estrellas solamente. Habrían cuatro niveles, de menor a mayor: Bronce, Oro, Platino y Diamante. Y cada uno de estos niveles contaba con las cinco estrellas de siempre, es decir que actualmente Joey sería un ‘Bronce cinco estrellas’ y ahora sobre su avatar habrían cinco estrellas color bronce.

En segundo lugar anunciaba un aumento en la gama de posibilidades al personalizar tu personaje y lo más interesante de todo: ¡Se crearon más de 100 nuevas misiones y cartas de todo tipo!

Por último y lo más importante, el motivo por el cual todos estarían hablando al otro día: la creación de un nuevo mapa. La imagen panorámica le mostró a Joey que era de menor tamaño que el resto, igual que lo habían sido los otros en un comienzo. Y  había sido creado en honor al menor de los hermanos Kaiba, Mokuba Kaiba, por su cumpleaños y por comenzar desde hoy a tener un rol más importante en la compañía. El diseño era en su totalidad de un Pantano; con ríos, lagunas, maleza y criaturas nuevas y salvajes por doquier.

Para finalizar, durante las próximas dos semanas habrían cuatro misiones temporales y con la advertencia de ser difíciles, pero aquellas personas capaces de completarlas todas conseguirían un premio: la entrada al próximo evento de Kaiba Corporation.

-Esto es una pasada… -comentó Joey cuando viajó al mapa del Pantano, el cual estaba a más no poder de avatares, esperaba que los servidores no fallaran.

Joey se preguntó dónde estarían las misiones y que tan difíciles serían. De todas formas, no era por presumir, pero se consideraba un experto en misiones a este punto de su vida en el juego. Se tenía confianza en que llegaría a conseguir su propia entrada, costara lo que costase.

Comenzó a recorrer y alejarse de la multitud, iba por los laterales de un río de aguas turbias cuando un cocodrilo extraño casi se lo come. Lo salvó su Dragón Negro.

“Apenas comienzas y ya casi consigues que te coman”. El sacerdote finalmente había aparecido luego de más de una semana sin verlo.

-Que humillación… –murmuró Joey a la nada adquiriendo color. Este había sido un patético rencuentro.

En mi defensa, salió de la nada. Por cierto, desapareciste durante mucho tiempo, un tiempo muy importante en el cual quería mostrarte algo. Imagina mi hermosa cara como una enojada”

“Muy bien, imaginaré a un hermoso chico rubio enojado. Pero yo tengo una buena excusa, trabajé sin cansancio para poder crear esto antes de tiempo, nunca tuve tan pocas horas de sueño”. Joey se dio cuenta de que su pulso se había acelerado.

“¿Participaste en esto con tu ‘pequeño’ trabajo en Kaiba Corp.?”

“Dijiste que te aburrirías si no obtenías algo nuevo pronto. No podía permitir que te fueras, ¿o sí?”

Si antes su corazón latía rápido, ahora mismo había saltado de su pecho y comenzado a correr un maratón. Sin que nadie lo supiera, detrás de toda esta nueva creación, estaba él como inspiración. Eso era lo más… increíble, dulce, maravilloso… que se podía hacer por un friki como él.

¿Debía de tomarse esto como algo más? Su falta de respiración ya dejaba en claro que era imposible fingir no estar enamorado de un desconocido. El Sacerdote le gustaba y le gustaba mucho. ¿Pero qué había de él? Ni si quiera sabía si le gustaban los chicos. Quizá esto no significaba más que una buena amistad o hermandad entre jugadores.

“¿Entonces te gustó? ¿Te irás?” Recién entonces Joey se dio cuenta de que pasaron minutos y no había respondido, se obligó a calmar.

“Me encantó y definitivamente voy a quedarme. Juro que en este momento besaría los pies del mismísimo Seto Kaiba por diseñar esto”. De los nervios quiso hacer un chiste, pensó que le había salido muy malo.            

 “No puedo ni explicarte lo que me has hecho reír en este momento”.

“Me alegro, dicen que soy una persona divertida”.

“De eso puedo darme cuenta. Tendré que irme, aún tengo trabajo que hacer. Mi misión ya la cumplí, ahora tú tienes que encontrar las tuyas. Buenas noches, Senshi”.

“Buenas noches y gracias”

Joey pensó que en ese momento era capaz de vomitar mariposas. Él lo llamó su misión. Durante la última semana Joey se había convertido en la misión del Sacerdote, no durmió bien y probablemente la pasó horrible con tal de que él siguiera en el juego. Sus sentimientos se estaban saliendo de control. Necesitaba saber más sobre él. Necesitaba saber quién era.

+ - + - + - + - +  

Akefia estaba con su cabeza pegada al escritorio frente a él, necesitaba dormir con urgencia después de la semana de locos que había pasado en Japón. Él se había negado rotundamente a ayudar al faraón en su misión de ver a su niño bonito.

No lo malentiendan, Atem era uno de sus mejores amigos y si ayudó a Marik con Malik, ayudaría a Atem también. Pero si eso incluía unas veinte horas, no pagas de trabajo extra, sencillamente su respuesta era un rotundo no. Pensó que la idea loca del faraón se iría como agua en el río, sin embargo resulta que Kaiba lo apoyó.

¿Qué le había picado? Nadie lo sabía. Adelantar algo sin ningún motivo justo era descabellado, no entendía por qué demonios había decidido que era una buena idea, hasta ahora que todo había terminado seguía pensando que fue mala idea. Y para peor lo pusieron a él a hacer un montón de trabajo. Está bien que él fuera el director del equipo de diseño, pero su cerebro estaba muerto después de todas las misiones que tuvieron que programar él y su equipo.

Su celular sonó y despegó por fin la cabeza de la mesa para tomarlo.

-¿Cómo fue todo por ahí? –preguntó el Faraón desde el otro lado.

-Todo salió perfecto –se levantó de su silla y se propuso a ir a la oficina de Kaiba que estaba cerca-. Así que ahora podrás ver a tu chico antes y dejar de molestar al respecto.

-Ladrón, a ti lo que te mata es la envidia. Cuando consigas a alguien que te guste lo entenderás –Akefia rodó los ojos, Atem y Marik eran de verdad unos tontos desde que se enamoraron.

-Ya te lo he dicho, no me interesa caer por el primer chico bonito que me cruce.

Fue todo el camino a la oficina escuchando a Atem farfullar sobre que Yugi no era solo un chico bonito. La misma basura de siempre, ya lo estaban volviendo loco. Entró a la oficina apenas después de tocar, no le interesaba pedir permiso.

Quedó congelado cuando vio a Kaiba riéndose naturalmente frente a su computadora y a pesar de que reparó en él, siguió riéndose sin poder contenerse.

-¿Ese es Seto? –preguntó sorprendido Atem a través del celular.

-Sí… o al menos ese es su cuerpo –respondió apenas logrando que las palabras le salgan.

-¿Y… es natural?

-Completamente.

Kaiba dejó de reírse y enseguida escribió algo en su computadora, conservando una pequeña sonrisa.

-El faraón está al teléfono –le informó y Seto volvió a prestarle atención.

-Voy en un segundo –escribió algo más y entonces apagó su computadora y tomó su gabardina gris, debían de bajar un par de pisos a hacer algunas revisiones.

-Tengo el presentimiento de que Seto no nos ha contado algo –dijo Atem molesto, todo esto era muy sospechoso.

-Estoy de acuerdo –Akefia le pasó entonces el celular a Kaiba que empezó a hablar de números con Atem.

Ambos entraron en el elevador y se apoyó contra una de las paredes de espejo dispuesto a contemplar a Kaiba. Prácticamente parecía un chico normal por primera vez en años, era una de esas pocas veces que lo vio reírse estando en Japón. Antes, de más jóvenes y estando en Egipto, Seto había sido diferente, siempre era diferente en Egipto…

Kaiba colgó la llamada y le pasó el teléfono sin mirarlo, sus ojos estaban fijos en la puerta, estaba inquieto porque sabía lo que vendría ahora y Akefia estaba disfrutando su sufrimiento. -¿Y bien? ¿Qué tienes que contarnos al respecto? –lo preguntó en plural porque sabía que Kaiba sabía que esto terminaría en boca de los otros dos.

-No tengo nada que decirte –le respondió simplemente, Akefia contempló como su pie había comenzado a rebotar contra el suelo.

-Sí, claro. Deberías de saber que nos enteraremos eventualmente –le advirtió-. ¿Con quién hablabas?

-Nadie –le respondió de forma cortante.

-Pues ese nadie parece muy interesante si te hizo reír de esa manera –le comentó mientras se contemplaba sus propias uñas. Pensó en pincharlo para ver si sacaba algo-. Debe ser lindo.

De reojo vio y más que nada sintió, la mirada de puro odio que Kaiba le dirigió por unos breves segundos, se tragó la carcajada de burla que tenía ganas de soltar. Kaiba solo volvió a fijar la vista al frente, entendía perfectamente lo que Akefia pretendía y no pensaba darle esa satisfacción.

-Ocúpate de tus propios asuntos –le dijo por último antes de salir del ascensor.

Dieron un par de pasos hasta que entraron en la sala de control y tomando posición en el centro donde podían ver todo lo que estaba sucediendo. Un montón de empleados cansados de hacer turnos nocturnos estaban asegurándose de que los servidores no fallaran.

-¡Hermano, todo salió perfecto! –entró Mokuba corriendo a la sala y colocándose al lado de Kaiba-. Espero que a los jugadores les guste mi mapa –dijo nervioso mientras agarraba algo de color y apretaba entre sus manos la gabardina de su hermano, Akefia pensó en que pasó mucho tiempo desde la última vez  Mokuba hizo eso.

-Te aseguro de que les va a encantar, Mokuba. No te preocupes por eso –le respondió Kaiba y Mokuba le sonrió, de todas formas seguía nervioso.

-Hiciste un buen trabajo y te esforzaste. Todo saldrá bien, enano –le dijo Akefia y Mokuba le sonrió, ya no le importaba que lo llamara así y Akefia estaba aprovechando el poco tiempo que le quedaba para usar ese apodo, porque si salía como su hermano en un año pegaría un estirón que los dejaría atrás a todos.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

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Al otro día en la escuela todo fue una locura, al igual que la vez en que se repartieron las invitaciones al evento había gente acumulándose en su salón y llegó más cuando Kaiba apareció. Joey dejó de hablar con Ryou y Yugi sobre las actualizaciones al escuchar los gritos enojados de la gente.

Al igual que la última vez se hizo camino hasta su asiento y comenzó a sacar sus cosas ignorándolos.

-No deja de llegar gente –dijo Tea preocupada viendo como seguían entrando por la puerta, ocupando su salón.

-Ya estaba por llegar a mi quinta estrella e iba a poder ir al próximo evento y ahora resulta que todas las reglas cambiaron. ¡Eso no es justo! –se quejó un chico y las personas a su alrededor lo apoyaron.

-Oigan de verdad tienen que tranquilizarse, ¿o piensan venir a hacer escándalo cada vez que quedan como perdedores? –Joey no pudo evitar pararse de su asiento y acercarse a interponerse y es que esto de verdad lo hartaba. Todos lo miraron sorprendidos enseguida, incluido Kaiba.

-¿Qué? No me digas que tú apoyas esto, Wheeler –el chico le envió una clara mirada de decepción, después de todo, Joey siempre era de esas personas que se llevan bien con todos y que apoya a los más débiles-. Tú también juegas, debes de saber que no es justo, ni siquiera tú podrías ir al evento ahora. Él no es más que un presumido, cambio las reglas a propósito cuando recién algunos están llegando a las cinco estrellas.

-Ya dejen de molestarlo. Hace tiempo que la mitad de los jugadores tienen cinco estrellas, no te sientas especial por eso. Yo mismo llegué a las cinco estrellas hace mucho y me alegro de dejar a tontos como tú atrás de nuevo.

El chico ardió en cólera al igual que muchos de los que lo acompañaban, miró de reojo a Kaiba y vio que a este se le levantaban las comisuras de los labios. ¿Qué no pensaba decir nada? Tristán se puso a su lado en forma de apoyo y la gente entendió que de verdad debían de tranquilizarse.

Un profesor entró y empezó a gritarles a todos para que volvieran a los salones que les correspondían.

-¿Por qué no les has dicho nada a esos tontos? –Joey enojado se dirigió a Kaiba directamente esta vez.

-No consideraba que valiesen la pena –Kaiba lo miraba con curiosidad y se alegró de que no le gritara por meterse en sus asuntos-. No había necesidad de que interfirieras tampoco.

-Lo sé. Tea dice que tengo complejo de súper héroe –le dijo mientras se dirigía a su asiento, Kaiba se volteó ligeramente mientras lo perseguía con la mirada.

-Bueno, el faraón dice que yo tengo complejo de súper villano… aunque no estoy muy seguro de a qué se refiere con eso –dijo Kaiba con una falsa cara de estar pensando.

Joey se carcajeó ante la broma, porque sí, había sido una broma. El resto de la clase los contempló sin aliento y hasta con miedo.

-Creo que yo sí entiendo a qué se refiere –le respondió Joey y Kaiba le dio una apenas notable sonrisa y se dio vuelta.

La profesora entró en ese preciso momento.

Notas finales:

¿Les gustó?

La cabeza de Joey está hecha un lío ahora mismo, está claro que está enamorado y quiere saber quién es el Sacerdote. Ya no sabe si es su imaginación o tiene razón, pero Duke tiene cierto parecido al Sacerdote.

¿Kaiba se rio? ¿Es amable con Joey? Creo que se destruye el mundo. Bueno... amo el puppyshipping.

Mala noticia: estoy avanzando mucho con el cap 30 de mi otra historia "el regreso" y necesito esta semana para concentrarme en ella, por lo tanto, el lunes que viene tengo el objetivo de finalmente actualizar mi otra historia (los cap allí son muy largos y me llevan tiempo). Por lo tanto, volveré con esta historia el otro lunes. Espero que lo entiendan y que puedan leer mi otra historia también.

Gracias por leer! 

Nos vemos en el siguiente capítulo!


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