Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre corales por Fullbuster

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

¡Sirenas de cola negra! Todo un mito que él nunca creyó ver. A los niños pequeños de Náutica siempre les contaban esas leyendas. "Si no te duermes, una sirena de cola negra te llevará", "Si te alejas demasiado, una sirena de cola negra te llevará", "si besas a una sirena de cola negra... tu muerte hallarás".


Historias que pasaban de generación en generación y que aterrorizaban a los niños. Historias que los padres contaban a sus hijos para que se portasen bien, es lo que Naruto siempre creyó que eran, hasta hoy. ¡Existían! No eran sólo un mito y haber visto esos dos pájaros muertos, le indicaban que muchas leyendas eran ciertas.


En Náutica vivían muchos tipos de sirena. De cola verde, de cola azul, cola rosa, cola púrpura... cola dorada como él, pero negras... jamás. Los libros contaban sobre su oscuro corazón, cómo eran diferentes a todas las sirenas, cómo se alimentaban de la vida de otros. Si una sirena de cola negra hubiera entrado en su ciudad, habría sido apresada y ejecutada sin miramiento alguno.


En la soledad de su casa, completamente relajado en el sofá y disfrutando del sol, Naruto mantenía los ojos cerrados. Estaba preparado para ir a la fiesta, pero, aún quedaban un par de horas. ¡Le gustaba el sol! ¿A qué sirena no le gustaba tomar el sol?


Una vez más, la imagen de ese rostro angelical de cabello largo que se hundía en las profundidades del mar, llegó a su mente. De tez blanca como ninguna otra sirena o tritón, con esa oscuridad en sus ojos y cabello y a la vez, tan atrayentes. Su padre, Rey de Náutica, le contó una vez que las sirenas y tritones de cola negra eran los más hermosos de todos y era así por el hecho de la caza. Ellos no necesitaban arrebatar la vida, comían algas, corales o incluso pequeños animales como caracolas, mejillones...


Esa clase de alimentos, no saciaban a los de cola negra. Necesitaban energía vital para vivir. Succionaban la vida de todo animal que encontrasen. Plantas, delfines, tiburones, peces... aves e incluso, otras sirenas. "Súcubo", así eran denominados.


El teléfono vibró sobre la mesa, lo cual le hizo despertar. El sol se había puesto y la luna sobresalía majestuosa como siempre. Llevó su mano con rapidez al teléfono y descolgó. ¡Lástima que esos aparatos no pudieran sumergirse! Habría estado bien tener uno para comunicarse con su familia.


- ¿Sí? – respondió al teléfono.


- ¿Naruto? ¿Dónde estás? Tenías que haber llegado hace quince minutos – se quejó Sai.


Miró el reloj colgado en la pared frente a él. ¡Las ocho y cuarto! Había quedado en el parque frente a la casa de Sakura a las ocho con Sai y su novia.


- ¡Oh mierda! – se cayó del sofá al intentar levantarse con rapidez.


- Dime por favor que ya estás saliendo de tu casa.


- Si, sí – repetía, arrastrándose por el suelo para ponerse en pie y buscar las llaves de la casa – estoy saliendo. ¿Por qué no vais entrando a la fiesta?, os veo allí.


- ¿Estás seguro?


- Completamente, aún tardaré un rato en llegar.


- Vale. Te vemos dentro.


***


¡Yo... te he confundido con alguien, lo siento!


Esa frase no se la apartaba de la cabeza. ¿Era posible que se acordase de él? Habían pasado años desde aquel hecho. Sólo eran críos pero él no podía olvidar sus rubios mechones, su preciosa cola dorada que relucía con la brillante luz del sol. Siempre tenía extraños corales y algas adornando sus brazos y cabello. ¡Le gustaba el sol! Solía sentarse en las rocas bajo los grandes acantilados de las islas Li Galli en Italia en temporadas bajas de turismo.


Cuando el turismo llegaba a Salerno, podía encontrar al chico en las islas Pontinas, más que nada, porque era una región casi desconocida, donde sólo los barcos tenían acceso y eran visibles desde largas distancias, dándole tiempo suficiente a esconderse. Aún así, Sasuke recapacitaba cómo podía recordarle. Naruto era muy pequeño y él apenas se dejaba ver en esa época.


Miró la luna desde la gran cristalera de la casa. Vivía cerca de la costa, a primera línea de mar. En una zona poco transitada y aún así, sabiendo que tenía un pequeño espacio de playa privada, su hermano se había atrevido a ir hasta los muelles sólo para comprobar que estaba bien. Naruto casi le descubrió. ¿Le habría visto? Itachi se escondió muy rápido pero aún así... si lo hubiera visto, sería todo un problema. Los tritones de cola negra no eran bien recibidos por ninguna especie. ¡Estaban malditos! Eso decían de ellos.


Se giró para ver la oscuridad de la gran casa. ¡Ni siquiera era suya como tal! Tampoco era un alquiler ni nada así, sino, la casa de su familia. Una única vez preguntó la historia y el motivo por el que tenían una casa así en la superficie. En resumen... su familia sedujo, cazó y quitó la vida de la persona que allí vivía, apoderándose del lugar por generaciones.


Cambiado como estaba, salió para ir a la fiesta. Ni siquiera dijo que iría, sino más bien, comentó que quizá... se pasaría, lo cual pareció animar a mucha gente, sobre todo chicas. ¡Se pasaría un rato! No tenía nada que perder y al fin y al cabo, su familia le insistía en que debía relacionarse y aprender todo lo posible de los humanos.


Cerró la puerta con llave, cargando una mochila con ropa limpia por si acaso y cuando bajó las escaleras hacia el pequeño jardín, escuchó el canto de su hermano. ¡Era hermoso! Itachi siempre había tenido una voz preciosa para atraer a sus víctimas, pero era un completo genio. Era capaz de controlar su voz como para atraer sólo a su presa pese a que otras personas la escuchasen. Nadie más en la familia, tenía esa capacidad.


Se acercó a la orilla sin tocar el agua. ¡Tocarla, por mínimo que fuera, haría salir su larga cola de pez! El agua, que reflejaba la luz de la luna, convertía la figura de su hermano en la imagen más hermosa jamás vista.


- Ey Sasuke – susurró su hermano – veo que has decidido ir a la fiesta.


- Has sido muy imprudente hoy. No es propio de ti.


- Quería avisarte sobre ese chico.


- ¿Sabías que él estaba en la misma ciudad que yo?


- Lo descubrí ayer e intenté avisarte pero, eres difícil de localizar a veces.


- ¿Crees que te ha visto? Esta mañana, me refiero.


- Pues, no lo sé. Me escondí rápido – respondió Itachi – Sasuke... ya sabes lo que tienes que hacer.


- No empieces tú también con ese tema.


¡Cabreado! Así estaba Sasuke, harto de escuchar a todos decir que debía recuperar lo que una vez perdió. No quería recuperarlo, pero ellos insistían una y otra vez.


- Sasuke... no quiero que mueras, debes recuperarlo.


- No voy a morir ¿Vale? No te preocupes. Estoy perfectamente.


- Estoy preocupado por ti. ¿Y si alguien descubre lo que eres? Vamos Sasuke.


- Nadie descubrirá lo que soy. Te lo prometo. Ahora vuelve a casa, tengo una fiesta a la que ir.


- Vendré mañana a asegurarme que estás bien – dijo con su tono serio habitual.


Su hermano siempre era demasiado protector con él, pero... por algo era el mayor. Sasuke sonrió al ver la larga cola negra alzarse entre las olas mientras el cuerpo se sumergía. ¡Su hogar no era bonito! Era oscuro, tenebroso, lleno de algas y basura que los humanos lanzaban a la fosa.


Al llegar a la fiesta, todo el mundo le saludaba como si le conocieran de toda la vida, sobre todo, las chicas que intentaban ligar con él. Nadie sabría lo difícil que era rodearse de tanta gente, de tanta energía vital y no querer hacer daño alguno. ¿Por qué nacían así? era una auténtica maldición de la que no podían escapar.


Él jamás tendría una pareja estable, ni hijos, ni familia, porque una relación romántica era simplemente... imposible para un tritón de cola negra, a menos, que fuera otra sirena o tritón de la misma especie. ¡Dos monstruos cazando juntos! Eso es lo que sería su vida en un futuro.


Sus ojos se fijaron en Naruto. Desde la primera vez que le vio, le cautivó. No quería hacerle daño, pero acercarse a él, era como si un búho quisiera alcanzar el sol. ¡Imposible! Las sirenas como ellos los despreciaban. Por eso, siempre mantuvo sus distancias, observándole en la lejanía. Eran completamente opuestos.


Naruto sonreía con sus amigos, él ni siquiera los tenía. Naruto adoraba tomar el sol, él salía con la luna. Todos los animales adoraban a ese chico, en cambio, todos huían de él. No eran compatibles en absoluto. Por eso mismo, trataba de mantenerse a distancia.


¡Una vez probó sus labios! Esa sería la única, pero todas las noches, fantaseaba y soñaba cómo serían sus besos. Él nunca los probaría.


Desde el interior del salón, por la cristalera, podía ver a la gente lanzarse a la piscina. Las chicas seguían hablando con él, sobre todo Sakura, una compañera de la carrera que parecía muy interesada en hacerle hablar. Él se mantenía en silencio. Miró a su alrededor, hasta que sus ojos se toparon con Naruto. Sonreía al lado de un par de chicos, amigos suyos seguramente.


Un chico medio borracho, tropezó con una silla, lanzando parte de su bebida contra Naruto. ¡Aquello era peligroso! Una cerveza, eso es lo que ese chico llevaba en su mano, lo que Sasuke supo al instante, que comprendía entre un setenta y un noventa por cierto de agua, dependiendo si ese chico la bebía con o sin alcohol. ¿Qué significaba eso? ¡Que la hermosa cola dorada de Naruto pronto se exhibiría en mitad del comedor!


- Joder – exclamó Naruto entre sorprendido y aterrado al verse empapado – ¡oh, oh!


Miraba a su alrededor algún lugar donde esconderse, porque tenía que marcharse de allí con rapidez y secarse. Demasiada gente estaba por medio, disfrutando de la fiesta, bebiendo, escuchando la música a todo volumen o intentando hablar de algo, hasta que Naruto, sintió como alguien agarraba su brazo y le empujaba hacia fuera del salón con rapidez.


Subieron las escaleras. Un par de jóvenes se besaban con desenfreno, pero el chico moreno que le arrastraba, no se percató en ellos.


- Ey, espera, no puedes... - intentó alejarle Naruto, porque en unos segundos, la cola saldría y nadie podía verle así – no lo entiendes, yo no...


Un empujón fue lo que sintió, siendo metido en el baño justo cuando la cola aparecía. Al portazo que dio el moreno, le siguió un golpe, el de todo su cuerpo siendo empujado por la larga cola contra la puerta. Un quejido salió de su boca al verse estampado por la inmensa cola dorada.


- No... no es lo que crees – susurró Naruto atemorizado.


¡No estaba asustado! Ese chico, su rostro... no estaba asustado en absoluto.


- ¿Puedes dejar de mover la puta cola? – se quejó el chico, quien daba manotazos a la cola tratando de apartarla de su cara y su cuerpo para que se quedase quieta.


- Lo... siento. Pero tú... ¿Lo sabías? ¿Sabías que yo era...?


- Sécate rápido.


Sus ojos buscaron algo para secar al chico, agarrando un par de toallas y tirándole una a Naruto. ¡Sorprendido! Así estaba Naruto al ver cómo al moreno que esa misma mañana había salvado de ser cazado por un tritón, resultaba conocer su secreto. Sólo había una opción, él debía ser un tritón también.


Mientras las manos de Sasuke rozaban la cola dorada de Naruto secándole con la toalla, la puerta intentó abrirse desde el exterior, golpeando la espalda del moreno y lanzándole hacia delante, lo que provocó que tuviera que empujar la puerta nuevamente hacia atrás con la espalda para cerrarla y poner el pestillo.


- ¡OCUPADO! – gritaron al unísono.


Los dos se apresuraron en pasar las toallas por la zona mojada, tratando de secar rápido la cola y que las piernas aparecieran nuevamente. Aún así, Naruto no podía dejar de mirar al moreno que le echaba una mano.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).