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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos y todas! Espero que se encuentren muy bien. Traigo para ustedes la continuación – un poco atrasada, me disculpo por eso –.

¡Disfruten!

Eren estaba en ese galpón húmedo y maloliente donde solían reunirse con su equipo a trabajar en las maniobras de escape de las mansiones que robaba. Había un par de luces colgando de las vigas oxidadas que soportaban las planchas de zinc, las cuales protegían el interior de la lluvia; sin embargo, el lugar seguía sintiéndose extrañamente húmedo pese a que el calor ya estaba haciéndose protagonista en la ciudad al ser mediados de abril.

Annie y Armin estaban trabajando en la computadora que había traído la rubia, sentados junto a una mesa que quedaba al fondo del galpón; por otro lado, Reiner y Bertolt estaban ajustando algunos detalles al equipo auxiliar de maniobras con el que trabajaban, mirando algunos planos de diseño mientras discutían tranquilamente sobre el asunto, entremedio de todos los instrumentos de confección, lubricación y ensamblaje.

Para poder realizar los atracos de manera expedita y rápida, Eren utilizaba un dispositivo de diseño ingenieril que contaba con una tecnología innovadora; diseñado y fabricado totalmente por sus dos compañeros que ahora reían tranquilamente tras hacerle unos ajustes a los tanques de gas.

Ellos le habían llamado «equipo de maniobras tridimensional», con el cual el moreno podía prácticamente volar, siempre que los cables articulados a unos fuertes ganchos de metal se incrustaran en alguna muralla, cornisa, pared, árbol o cualquier lugar del que pudiera sujetarse para, luego, impulsarse usando el sistema de propulsión con gas.

Honestamente, para Eren parecía casi un objeto de ciencia ficción, cuyo funcionamiento interno no comprendía del todo bien, pero sí había logrado dominar su uso a la perfección; tanto así, que le había permitido a sus dos altos compañeros ir haciéndole mejoras continuas al equipo para perfeccionar su funcionamiento y hacer más fácil el movimiento del chico durante los robos.

Reiner y Bertolt habían sido hábiles en la ingeniería y las ciencias desde la preparatoria. Habían ganado un concurso de ciencias cuando estaban en último año, donde mostraban un prototipo muy básico – y nada funcional – del equipo de maniobras, pero que había impresionado tanto a los jueces del certamen que les habían otorgado el primer lugar; sin embargo, Stohess tiene parásitos en todos lados, incluso en concursos de ciencias de preparatoria.

Un hombre a cargo de una industria de desarrollo tecnológico logró contactarse con ambos y les ofreció trabajo en la empresa, diseñando y mejorando el prototipo para comercializarlo; lo que sus amigos no sabían, era que, al firmar el contrato, les cedían el derecho de la patente a la empresa y no podían obtener ganancias del desarrollo; y, para peor, el hombre se había encargado de echarlos de su trabajo cuando comenzaron a presentar avances en la tecnología del equipo, dejándolos sin posibilidades de seguir con su proyecto y, también, quedando cesantes y sin recursos para seguir trabajando en su más preciada creación.

Annie había contactado con ellos porque estudiaban en su universidad e, indagando en su historia – como buena hacker –, los convenció de ayudar al moreno con su plan de robar las mansiones de los millonarios pertenecientes a la élite y, qué mejor, utilizando dicho equipo de maniobras para sabotear la riqueza de los elitistas.

Ahora, el moreno se encontraba sostenido por unos cables al equipo de pruebas, probando el balance de las correas que permitían una sujeción completa de su cuerpo y evitar que este perdiera el equilibrio durante las maniobras, así como también darle más movilidad con el uso de los cables de acero.

Lo cierto es que siempre le había gustado participar de aquellas prácticas con el uso del equipo, pues le parecía sensacional el trabajo que lograban Reiner y Bertolt; no obstante, en esta ocasión, no se sentía de ánimos para andar trepándose de los pilares del galpón, probando la suspensión de las correas y la eficacia de los eyectores, sino que quería marcharse a su departamento y recostarse en su cama, tal como lo había hecho los días anteriores.

No tenía ánimos de hacer muchas cosas. Estaba yendo a la universidad porque se venían terribles épocas de exámenes y no quería atrasarse más con sus materias, todo con el propósito de terminar pronto su carrera y dejar de ser un simple universitario, comenzar a trabajar y tener su propio sueldo, dejando de depender de su progenitor; pero, en cuanto sus clases acababan, se iba directo a su casa y dejaba pasar las horas mientras miraba el techo de su solitario cuarto o se quedaba sentado sobre la cama mirando la ciudad apagarse conforme la noche avanzaba y la mayoría de las personas caían en el sueño.

Llevaba dos semanas sin saber de Levi. Dos semanas completas sin un mensaje, una llamada o un encuentro casual en las calles – pese a que, al principio, había encontrado una ruta devuelta a su hogar que le permitía pasar cerca del cuartel central, esperando toparse con el azabache -; lo cierto era que parecía un acto reflejo, porque las cosas entre él y el detective habían quedado claras: ya ni siquiera podían ser simples amigos.

Levi no quería tener ningún tipo de relación con él, a sabiendas que seguía siendo el ladrón de Stohess y toda la serie de problemas que causaba esta situación entre ambos; y, dentro de todos los pensamientos que había tenido durante estas dos semanas alejado del azabache, lo que más le molestaba era encontrarle la razón.

No podían tener un relación si tenían que guardarse secretos sobre sus trabajos, así como también era verdad que se traicionaban a sus espaldas; el ladrón burlándose de la policía que no podía capturarlo, saltándose la ley para hacer justicia por su propia cuenta; mientras el detective buscaba incansable por pistas que lo llevaran a su ladrón, sometiendo a su equipo de trabajo a extensas jornadas laborales que incluían análisis de información basura y constantes discusiones en reuniones con los contribuyentes.

Dejarse llevar parecía una mentira, pues, siendo sinceros, no estaban siendo ellos mismos cuando pretendían no ser un policía y un criminal, sino que trataban de encerrarse en una burbuja utópica donde podían quererse sin problemas; y es que, nuevamente, el problema del Espectro, si bien era el más importante, no era el único, ya que el tema con su padre y con Rod Reiss todavía no estaba zanjado. El mercader se había negado a conversar con él en reiteradas ocasiones e Historia no había tenido grandes resultados cuando había encarado a su padre por sus acciones precipitadas.

– ¿Necesitas ayuda? – la voz de Armin lo sacó de sus cavilaciones, pero no logró alterarlo mucho. Tenía la sensación de que todas sus emociones estaban dormidas; ya nada lo animaba, sorprendía, emocionaba, si quiera lo deprimía. Parecía haberse quedado en blanco con respecto a sus sentimientos e ira incapaz de disfrutar o padecer cualquier emoción distinta a la indiferencia.

Sin embargo, él sabía que simplemente era una muralla. Una muralla que construía para evitar que todo el dolor que sentía en su corazón saliera a flote y le impidiera seguir siquiera respirando; sentía esa ola abrumante de pensamientos y sentimientos oscuros abalanzarse sobre él por las noches, cuando se consumía en su soledad y la negrura de su departamento, carente de la presencia del azabache, de sus ojos grises y de su voz ronca; ausente de sus palabras que no hacían más que callar sus miedos y lo cobijaban entre sus brazos y sonrisas tenues.

Los días sin Levi se habían vuelto... una pesadilla fría y vacía de color.

– No, la suspensión está bien. Creo que es todo. – habló en un tono monótono, que sentía que se había vuelto usual en él durante los últimos días. Su mejor amigo le ayudó a sacarse las sujeciones para liberarlo del equipo y el moreno procedió a avanzar hasta la salida, sin intenciones siquiera de despedirse del resto.

– ¿Ya te vas? Íbamos a hablar sobre unos asuntos, Eren. – objetó el rubio, ligeramente molesto mientras caminaba a su lado. – Hey, escucha. – llamó su atención, tomándolo del brazo y deteniendo su avance.

– ¿Qué pasa? –

– Sabemos que lo de Levi no resultó y entendemos que estés deprimido. – comenzó a decir el más bajo, haciendo que Eren pusiera los ojos en blanco, decidido a no querer escuchar el discurso de su amigo. – Pero sabías que era una opción, Eren. Dijiste que lo tenías muy claro cuando comenzaste con todo este asunto y – enfatizó cuando el más alto hizo el intento de zafarse de su mano opresora. – Dijiste que seguirías siendo responsable con lo del Espectro. –

– Lo estoy siendo, Armin. Estoy aquí probando el jodido equipo en vez de estar victimizándome en mi casa. – señaló con amargura.

– Eren. – trató de razonar el rubio. – Por favor, habla con nosotros. – pidió este con angustia y preocupación. – Sé lo que sentías por Levi, pero, admítelo, era descabellado pensar que un detective como él pudiera–

– ¡Ya lo sé! –

Su grito iracundo resonó en todo el galpón, atrayendo las miradas del resto de sus compañeros sobre ambos amigos que ahora permanecían quietos el uno frente al otro; Eren sentía que en cualquier momento perdería el control de sus emociones, que estás lo desbordarían y sería incapaz de recobrar la cordura por sí solo… y tenía mucho miedo; tenía demasiado miedo de asumir que había perdido la oportunidad de estar con el hombre que amaba.

– Sé lo que me dirás, Armin. – trató de hablar controlando su voz y el temblor de su cuerpo, rehuyendo de la mirada de su mejor amigo. – ¿Crees que no he pensado en ello? Me atormento a diario cuestionándome en qué momento lo eché todo a perder… si fue cuando le confesé que era el ladrón de Stohess en ese edificio cuando me apuñalaron; si fue cuando me lo encontré en la mansión de los Reiss en la fiesta y le dije que quería su ayuda; si fue cuando lo invité a cenar y le dije que nos conociéramos…. Si fue cuando le dije que estaba enamorado de él… – el nudo de su garganta dolía tanto que pensó que estaba sangrando. – Al final, simplemente me equivoqué en todo. – soltó con dolor. – Terminé lastimando tanto a Levi que él tuvo un colapso debido a una jaqueca. ¿puedes creerlo? – la carcajada sin gracia que brotó de su pecho acentuó la preocupación en su mejor amigo. – Tengo que dejarlo ir. Porque no puedo ser tan egoísta de pedirle que me espere hasta que termine con mi trabajo como el Espectro; él tiene el derecho de encontrar a otra persona que lo haga feliz y que lo quiera sin tapaduras, sin mentiras, sin pretensiones… –

– Yo creo que tú eres esa persona, Eren. – señaló Armin con suavidad, haciendo que el chico lo mirara confundido. – Creo que Levi realmente te quería. Y creo que, si se lo hubieses pedido, él te habría esperado. –

– Pero no quiero ser así de egoísta con él. No quiero que haga tantos sacrificios por mí, que deje de lado sus convicciones, que traicione a sus amigos y ponga en riesgo su trabajo y su salud tanto física como mental. –

– Eren. – trató de consolar el rubio. – No entiendo todavía en qué punto una relación se vuelve viciosa y termina siendo tóxica para ambos; pero, tal vez, no indagaron en todas las opciones que tenían… –

– Levi se esforzó. – siguió diciendo el moreno, controlando la mueca que estaban formando sus labios al tratar de contener el llanto. – Demonios, lo intentó y yo sólo le presionaba una y otra vez. Soy un maldito egoísta. – un sollozo contenido escapó de su boca.

– No te martirices de esa forma. – Armin se acercó un paso más, poniendo una mano en el hombro de su amigo.

– Deja el drama, Jaeger. – la voz de Annie llamó la atención de su novio y Eren simplemente la miró de reojo. – Si los dos están tan bobamente enamorados el uno del otro, entonces sólo deben tomarse las cosas con calma. –

– No es–

- Cállate de una vez, Eren. – la reprimenda que ocultaba el tono de la rubia lo sobresaltó un poco. – Tal como dijiste, el detective necesita un poco de espacio. Han estado jugando a este estúpido juego de "no soy detective y tú no eres un ladrón" por un tiempo y el jodido policía es demasiado fiel a sus convicciones. Era obvio que eventualmente no sabría manejar una situación así. –

– Levi no es débil. – defendió el moreno, un poco molesto por la actitud de su amiga.

– No dije eso, idiota. – le soltó ella de vuelta. – Sólo necesita centrarse nuevamente y no podrá hacerlo si te tiene orbitando a su alrededor y tratando de cogértelo a cada rato. –

– ¡No hables de esa manera! – exclamó. No estaba de humor para las palabras sin filtro de su amiga. – Esto no se trata simplemente de una calentura pasajera, Annie. Estoy enamorado de él y no quiero que salga lastimado. –

– Y el idiota policía ese tampoco quiere lastimarte. Por eso te mandó lejos, porque teme que sus compañeros te encuentren y te capturen. – Annie mantenía su semblante calmado y seguía usando su tono ácido para hablarle. – Ackerman es un genio ¿no? Te apuesto lo que quieras a que encontró una nueva pista en el caso y por eso está tan tenso. –

Eren lo sabía, sabía que algo así había pasado que logró alterar los nervios de acero del detective; y es que, generalmente, cuando ocurría alguna situación con el Espectro, Levi se había mostrado nervioso y preocupado, sabiendo que afectaría directamente al universitario.

Sentía tanta frustración, porque, pese a haberle dicho a Levi que podía seguir siendo el detective que debía capturar al ladrón de Stohess, que él no se dejaría apresar, lo cierto es que era una promesa que no podía cumplir totalmente, porque, después de todo, estaban hablado del mejor detective de la ciudad ¿no? Levi encontraría la forma de hallar un patrón para determinar la selección de víctimas del Espectro, tal vez no su modus operandi, pero si filtraba lo suficiente podía determinar cuál sería su siguiente objetivo en los robos y esperar a que cometería el atraco para atraparlo con las manos en la masa.

Este escenario, probablemente, desestabilizaba al mayor y lo hacía poner en duda sus convicciones, así como también se mostraba reacio a participar de la investigación tan activamente como antes, según lo que él le había comentado; y, de nuevo, ¿era justo lo que estaba pidiéndole Eren? Si el chico jamás había reducido la dedicación que le daba a su trabajo como el Espectro, jamás había considerado a Levi al momento de llevar a cabo un atraco, en cambio, el azabache no podía pensar en otra cosa cada vez que trabajaba en el caso.

Annie estaba en lo correcto. Lo que Levi necesitaba ahora era un tiempo a solas, uno en donde Eren no estuviera llamándolo constantemente ni pidiéndole tener una cita desesperada por ver que podía funcionar una relación entre ellos; el chico entendía que el detective necesitaba poner en orden primero sus prioridades y tratar de zanjar el tema del Espectro...

Lo entendía... pero...

Pero durante estas últimas dos semanas Eren había tenido la impresión de que le habían arrebatado una parte importante de su vida. Llevaba frecuentando a Levi desde principios de año y sus encuentros no habían hecho más que aumentar, al punto en que no pasaba un día sin hablar con el azabache, incluso si no lograban verse debido a su ajetreado trabajo; de hecho, el mismo Levi hacía esfuerzos para dedicarle tiempo al chico y darle un espacio en su apretada agenda, aunque fuese una hora al almorzar juntos.

Lo extrañaba demasiado. Extrañaba hablar con él, recibir su atención y preocupación por cosas tan ridículas como si estaba comiendo bien, si estudiaba lo suficiente para sus exámenes de la universidad, si no se sentía solo o si había tenido problemas con su padre; Levi siempre estaba pendiente de él y tenía una manera tan maravillosa de descubrirlo cuando lo necesitaba cerca, cuando quería su compañía o atención.

Sin embargo, no quería ser el causante de tanta incordia en el interior del azabache. Si esta era la manera en que podía facilitarle las cosas, entonces daría un paso al lado para brindarle paz y también estabilidad, porque no soportaba saber que era el causante del dolor de Levi, ni físico ni mental.

Y es que, sinceramente, ¿no había otra solución más que separarse?

Con el dolor de su alma, el chico volteó para marcharse del lugar, escuchando los llamados de Armin para que se quedara con ellos; lo cierto es que, precisamente en ese instante, no quería pensar en el Espectro, en este fantasma que lo había llevado a conocer al detective, pero que, irónicamente, había sido el motivo por el cual se tuviesen que separar.

Si bien había tenido dudas muchas veces sobre este camino de volverse un ladrón, un criminal igual que esos elitistas a los que le robaba, nunca había querido dejar de serlo, todo con la convicción de mantenerse fiel a ese doloroso sentir al entender la desigualdad que había en Stohess, probablemente también en todo el mundo; y él ya no quería ser un mero espectador, quería causar, aunque sea por unos días, un poco de temor y desequilibrio en esos millonarios corruptos.

Pero ahora, justo ahora que estaba caminando por los terrenos abandonados de ese sector, impregnados con olor a basura y humedad, el moreno quería dejar de ser el ladrón, al menos por un día, donde pudiera correr hacia Levi y pedirle otra oportunidad.

Y, evidentemente, no podía. No podía ser el Espectro y estar con Levi, así que debía elegir una o la otra…

 

~*~~~*~~~*~

 

Levi volvió a la realidad cuando su hermano dejó sobre la mesa de madera del centro de la sala una cerveza abierta para él; en seguida, lo vio sentarse en el sillón junto al cual se hallaba instalado el azabache, portando también una de esas cervezas artesanales que tanto le gustaba al rubio.

Esa tarde – y como casi todos los sábados – habían ido a visitar a Isabel con los chicos de la casa de acogida y luego el detective había decidido pasar a cenar con Farlan, sabiendo que los mocosos irían a una pequeña fiesta de cumpleaños y podrían tener un momento para conversar tranquilamente.

Le gustaba estar en esa sala de paredes recubiertas por tablas oscuras y pisos de cerámica. Había cambiado muy poco desde que él había llegado a ese hogar, tal vez la pintura que buscaba evitar la formación de hongos por la humedad, incluso las lámparas habían sido reemplazadas un par de veces, buscando darle una luz más cálida que consideraba muy buena para sentarse y leer en esos sillones de tela, un poco desgastados ya con los años.

Todavía estaba esa alfombra color vino en medio de la habitación, aquella que alguna vez Isabel manchó con pintura en medio de sus inspiraciones artísticas; Levi recordó que la hizo limpiar hasta el cansancio la mancha, terminando por ayudarla a fregar sobre la tina del baño, riendo por lo bajo ante el dramatismo de Isabel en sus constantes disculpas.

Esa casa siempre fue un refugio. Se había marchado a vivir solo porque no era correcto que siguiera en viviendo allí siendo un policía, sobre todo si cargaba un arma que algún huérfano podría encontrar; además, también estaba esa necesidad de independencia, de lanzarse a la vida adulta y ver si se las podía arreglar por su cuenta. De nuevo, agradecía que Kenny lo hubiese preparado para cosas básicas como cocinar, las compras, la limpieza, incluso el valor del dinero para pagar primero todas las cuentas y ahorrar.

Y lo cierto es que se había resguardado, de alguna forma, en Farlan y ese hogar durante esas últimas dos semanas, tratando de visitar seguido aquella casa y también armando planes con el rubio de vez en cuando, sólo porque ya no le gustaba tener tiempo a solas; todo porque los ojos verdes de Eren aparecían en su mente apenas se diera un tiempo para respirar.

Esta también había sido su razón para enfocarse totalmente en su trabajo, como hacía meses que no lograba. Había resuelto dos casos importantes esa semana y también avanzado en varias investigaciones, organizando las informaciones respectivas de casos pasados y volviendo a dar forma a su sistematización de datos.

Claro, era más fácil llevar ese asunto de su distanciamiento con el moreno si estaba ocupado con cosas importantes… pero no siempre podía lograrlo. Incluso cuando se dedicaba de lleno a su trabajo, el rostro del chico seguía apareciendo en su mente cada vez que alguien golpeaba la puerta de su oficina o su departamento, cada vez que el teléfono de su lugar de trabajo chillaba y le avisaban desde el mesón que alguien iba a verlo; cada vez que su celular le avisaba sobre una nueva notificación, por un mensaje o una llamada.

Honestamente, había esperado que el joven se contactara. Egoístamente quería que eso pasara y no quería ser él quien sucumbiera a sus más primitivos deseos de querer escuchar su voz o ver su encantadora sonrisa; pero, evidentemente, Eren había entrado en razón, tal como el policía, respecto a su intento de relación… por lo que tenía muy claro que el mocoso no aparecería por su vida.

– Te ves fatal. – señaló el rubio junto a él tras beber un sorbo de su cerveza. – ¿Vas a explicarme qué sucedió? –

Con Farlan nunca tuvo secretos y tal vez era la persona que mejor sabía leer sus expresiones en todo su círculo de amigos; por este motivo, no podía salirle con cualquier estupidez como que tenía mucho trabajo – pese a que era cierto –, ya que, de la misma forma en que él podía leerlo con facilidad, Levi también era capaz de descifrar el entre líneas que dejaban sus miradas y palabras, así que, ahora, era consciente de que le preguntaba sobre un tema en particular.

Un tema que, por cierto, no había tocado de gran manera con nadie; y, no obstante, había alarmado hasta a Isabel, quien había hecho mención de que no lucía bien y o torturó unos minutos con preguntas rebuscadas que justificaban su estado.

– Ya te lo dije. Eren y yo dejamos de hablar. – espetó este, llenándose la boca con el fermentado líquido ámbar para erradicar el molesto nudo de su garganta.

– Sí, eso dijiste hace casi dos semanas cuando te pregunté por él. Y, siendo sinceros, he sido bastante paciente contigo sobre no querer hablar del tema; pero creo que tienes que dejarlo salir, Levi. – su hermano le dedicaba una mirada completamente seria.

– No sé qué más quieres saber. – siguió diciendo apresuradamente, con demasiada ansiedad por querer zanjar el tema. – Nos dimos cuenta de que una relación entre nosotros no era viable. Así que rompimos comunicación. –

– Vamos, Levi. – esta vez, su hermano parecía más molesto. – No me creas estúpido. Es claro que rompieron. Te estoy preguntando el por qué. – enfatizó.

Tomó otro largo sorbo de cerveza, consciente de que no había cantidad suficiente de esta para disolver el amargor que lo ahogaba en su garganta.

Desde hace varios días había tenido la extraña necesidad de hablar sobre Eren, de derribar esa muralla de frialdad que pretendía mostrar que estaba bien, que seguiría con su vida como si nada y manifestar todo el dolor que le producía la ausencia de Eren en sus días; de dejar de tener debates mentales consigo mismo en busca de una solución, indagando en una manera de dejar esa tortura.

Quería decirle a alguien todas sus dudas e inseguridades, toda la preocupación que le causaba el trabajo clandestino del mocoso y la disyuntiva constante con sus propias convicciones.

Entonces, miró a Farlan, sabedor de que su hermano era una de las personas más valiosas en su vida y, además, el mejor guardador de secretos en el mundo; su lealtad era formidable y estaba totalmente seguro de que podía contarle lo que sea.

"¿Es este él límite para "lo que sea"?"

– Tengo que confesarte algo. – comenzó a decir, sin darse más tiempo para analizar la situación, sino que dejó salir las palabras con el miedo marcado en sus ojos que se mantenían lejos del rostro de Farlan. – Sé que nunca ha hecho falta que te diga que nuestras conversaciones no pueden salir de este lugar y que no debes hablar de mis cosas con nadie, ni siquiera con los mocosos esos. – un suspiro, su valor cediendo ante lo que haría. – Pero esta situación amerita que sea riguroso. Tengo que asegurarme de que entiendas que lo que te revelaré es muy importante y confidencial. –

– Demonios, estoy asustado ahora. – comentó, mostrándose nervioso e inquieto sobre el asiento. – Pero sabes que puedo quedarme callado. Si es importante para ti hablar de esto, adelante. –

– Bien. –

Levi miró la botella entre sus manos por unos momentos. Sabía que el alcohol le daba valor a la gente de hacer cosas que, normalmente, se pensarían dos veces; pero él jamás se había emborrachado. Su resistencia al alcohol era muy alta, así que, más allá de acalorarse un poco con el licor, nunca había presenciado otros efectos en sí mismo.

Así que, en ese instante, supo que más allá de la cerveza, este valor de confesar sus pesares estaba vinculado a la necesidad de pedir consejo.

– Cuando te hablé de los motivos que me impedían confesarle mis sentimientos a Eren y saber si era correspondido, había uno en particular que no pude mencionarte. Y, este motivo, fue el detonante para cortar mi relación con el mocoso. –

– ¿Qué es? – quiso saber el rubio, paciente y, al mismo tiempo, expectante.

Levi tuvo otro momento de dudas. Era ridículo, estaba consciente de que Farlan no diría nada al respecto y, sobre todo, era completamente ajeno al cuerpo de policía y la investigación del caso; pero es que tenía la impresión de que, al confesarlo, todo se derrumbaría.

En realidad, tenía la impresión de que sería juzgado y también que le encontraría la razón, que lo mejor era cortar la relación con Eren antes de que todo el asunto del ladrón y el policía se escapara de sus manos… Y él no quería eso.

Si debía ser sincero, quería que alguien le dijera que no era motivo suficiente para alejarse del jodido mocoso y era por eso que continuaba torturándose todos los días con esos cansados y desgastados argumentos que validaban su decisión de apartarse de Eren, una que tomó en el momento en que todo parecía derrumbarse a su alrededor, no sabiendo si la pista de Hange había llegado a puerto y si se había filtrado aún más la lista de posibles víctimas; temeroso de volver a enfrentar a sus compañeros y de que le pidieran ayuda para seguir ese hilo deductivo que les permitiría avanzar con el caso.

Ese momento en donde Eren apareció con todo su profesionalismo – ignorando todo lo que quería decirle y preguntarle – para verificar que no tenía nada grave, que había sido una ridícula jaqueca aislada y sin repercusiones en su salud; Eren, quien había llegado pretendiendo no ser el ladrón, sino el encantador chico que siempre se preocupaba por él y a quién Levi no quería que nadie lastimara.

Quería encontrar algún mísero motivo para volver a sus brazos y esta vez asegurarse de que funcionara; y no lo había encontrado, no por su cuenta

Por lo mismo... quería que alguien le hiciera cambiar de parecer.

– Eren… Es el Espectro. – reveló, finalmente.

Un pequeño silencio se produjo entre él y su hermano, que fue roto casi de inmediato por la exclamación atónita del otro.

– Espera… ¿qué? – el gesto perplejo que se dibujó en el rostro de Farlan lo hizo temblar ligeramente. Dejó rápidamente su botella de cerveza media vacía sobre la mesa para dedicarle su mirada más escrutadora a Levi. – ¿Y tú lo sabías? ¿Antes o después de conocerlo? –

– Al momento de conocerlo. – aclaró.

– No entiendo. – manifestó el otro, sus ojos claros lo miraban pidiendo con urgencia una explicación. Tenía sentido, ya que muchas veces Levi se había quejado hasta el cansancio de ese espectáculo que hacía el ladrón de Stohess y todo lo que provocaba en el departamento de policía junto a la demandante élite que exigía su cabeza.

– A principios de enero me encontré con un joven apuñalado en un edificio. Le ayudé con su herida por unos días… y él me confesó que era el Espectro. – comenzó a decir. – Sin embargo, lo dejé ir porque todavía tenía muchas cosas dando vueltas en mi mente, pensé que no volvería a verlo y, francamente, una parte de mí sentía que podía estarme mintiendo con la información y no quise desgastarme en investigar una pista que podría ser perfectamente falsa. Pero después me lo volví a topar en una de las fiestas en las que hice de guardia, cayendo en la cuenta de que el ladrón que había encontrado apuñalado era Eren. – suspiró. – Todo después fue un caótico remolino de encuentros planeados por el mocoso, queriendo que lo conociera, que me diera cuenta de que no éramos enemigos, que ambos queríamos vengarnos de los millonarios. Y, así, con la estúpida excusa de hacerlo desistir de ser un criminal, comencé a acercarme a él hasta… bueno, hasta esto. – trató de explicar, aunque había poco que hacer al respecto. Contado de esa manera, era obvio todos los conductos regulares que se había saltado Levi al momento de establecer contacto con Eren; por lo demás, también dejaba en evidencia que él podría haber delatado al ladrón muchísimo antes y no caer en sus putas redes de encanto y seducción.

– Demonios, Levi… en qué lío te metiste. – comentó tras un momento de meditación, soltando un suspiro incrédulo.

– Lo sé. – respondió él, terminando de beberse la cerveza, todavía buscando que esta disolviera el nudo de su garganta o, quizá, hacerle olvidar toda la mierda en la que se estaba ahogando.

– Entiendo entonces que hayas roto con él. Después de todo, hace poco hubo un nuevo atraco y me mencionaste que tenías una nueva pista en el caso. – mencionó Farlan sutilmente, pareciendo dudar en su forma de abordar la situación.

– Me ha costado mucho seguir con la investigación, a sabiendas de quién se oculta tras la máscara del Espectro y muchas cosas más referente al ladrón. – señaló el azabache, negándose a mirar a su hermano. – Habíamos discutido varias veces sobre el tema, pero, francamente Farlan, creo que llegué a un punto en que ya no puedo sostener esta mentira. La mentira de pretender que Eren y yo tenemos una relación normal, cuando, en realidad, somos enemigos. –

– Pareciera ser la decisión correcta… – la voz de su amigo se mostró más vacilante ahora y el detective se vio en la obligación de mirarlo para tratar de interpretar su opinión. – Pero no necesariamente lo es. –

– ¿Qué quieres decir? – preguntó el azabache, incapaz de ocultar la emoción de sólo considerar que alguien viera un aspecto en todo eso que él no; una arista que, quizá, le permitiera volver a hablar con el mocoso.

– Ponte a pensar. – su hermano se acomodó en el sofá, apoyando los codos sobre las rodillas e inclinándose hacia adelante en una actitud más seria, mientras entrelazaba sus propias manos. – Si mañana el Espectro atacara de nuevo… ¿te sentirías mejor ahora que cortaste lazos con Eren y usarías todas tus habilidades para desbaratar al ladrón? –

– Es la idea. – respondió Levi, dudoso de las intenciones de su hermano al hacerle esa pregunta.

– No pregunté eso. – espetó Farlan. – Ahora que ya no hablas con Eren, ¿usarías cualquier información para hacer que lo capturaran? ¿O… seguirías intentando protegerlo? –

No se había percatado de que su respiración se había acelerado, hasta que, tras la pregunta de Farlan, se vio en la obligación de aguantar brevemente el aire dentro de sus pulmones, cuando entendió el punto al que quería llegar.

Levi sabía que el verdadero motivo que tenía para cortar su relación con el mocoso no tenía que ver con él y sus acciones, sino con las propias; sabedor de que el chico se volvía cada vez más importante en su vida y que, al abrir esta nueva puerta a un tipo de lazo amoroso entre ambos, en cualquier momento se vería envuelto en una delicada situación, en un escenario que parecía imposible meses atrás, pero que, ahora, con las nuevas pistas que estaban teniendo lentamente, no se veía tan… imposible.

Y esto era establecer un patrón en la selección de víctimas del ladrón. Sabía que Hange había dado un paso gigante en ese aspecto, incluso al mismo azabache se le habían ocurrido un par de puntos de comparación para que la pelirroja averiguara; sin embargo, pese a haberse distanciado del mocoso, él todavía no los planteaba; de hecho, ni siquiera había tocado los documentos del caso que se hallaban dentro de la pila de papeles sobre su escritorio, conocedor de que le era imposible mirar la documentación y no pensar en el chico.

Pero es que todo se trataba de él. Levi tenía miedo de que, en algún punto, su necesidad de querer proteger el chico fuese tan desesperada que trasgrediera la ley o lastimara a sus compañeros de trabajo, más de lo que lo estaba haciendo en ese momento al ocultarles la verdad.

– Levi, creo que estás metido en un asunto muy delicado. – comenzó a decir su hermano al notar que su mutismo se debía al montón de pensamientos que lo agobiaban. – De ser tú, estaría igual de devastado. Porque, por lo que puedo ver, Eren no piensa desistir de sus robos. – el azabache se negó a mirar a su hermano, estaba demasiado dolido por la situación. – Pero, también comprendo que, incluso si dejas de hablar con él, ya estás en un punto donde, independiente si llegas a olvidarlo o no… jamás querrás lastimarlo. –

– Entonces… – sabía lo que el otro le diría y, sinceramente, él había llegado a la misma conclusión, obviando si quisiera o no retomar su contacto con el moreno.

– Sí. – su hermano se mostró firme. – Tienes que dejar el caso. –

Su estómago se revolvió. Levi jamás había dejado un caso, incluso cuando estos se habían vuelto más peligrosos por amenazas de los criminales y, también, cuando parecían no tener una pronta solución; parte de su reputación se debía a que él no se rendía ante los criminales, sino que los enfrentaba con todas sus fantásticas habilidades detectivescas.

Sí, en parte era orgullo. Si muchos delincuentes se enteraban de que Levi Ackerman dejaba el caso del Espectro, no faltarían los rumores sobre una posible debilidad en el detective y estos criminales amenazarían con volverse más violentos contra la ciudad; además, ¿cómo se lo explicaría a sus compañeros? Dejar a Hange y a Erwin cargar con esa responsabilidad era algo que le dolía demasiado, pero tampoco podía seguir dirigiendo el caso si no ponía de su parte para resolverlo...

Miró de reojo a su hermano, quien mantenía sus ojos claros fijos en él, con el semblante serio – posiblemente analizando toda la situación y tratando de darle algún buen consejo –; Farlan tenía una visión más objetiva del asunto al no tener sentimientos involucrados con el chico, al no tener un conflicto de interés con el ladrón de Stohess, por esta razón, sabía que su recomendación se basaba únicamente en lo que era mejor para su trabajo, sabedor de que si las cosas se complicaban mucho con Eren y el caso, no sólo tendría problemas con el cuartel, sino también con la peligrosa élite de Stohess, quién no tardaría en pedir su cabeza junto a la del ladrón.

Así que, de pronto, supo que su hermano tenía razón y venía a darle sentido validez a sus pensamientos respecto al caso y lo que debía hacer con él.

– Lo haré. – aseguró entonces. Esta vez un poco más resuelto que antes. – Hange y Erwin no merecen que yo esté trabajando para entorpecer la investigación. Lo más sano es alejarme de ella. –

– Estoy de acuerdo. Me parece una buena decisión. – la sonrisa de su hermano fue cálida y comprensiva, resultando ser un bálsamo para aquella ansiedad que se había alojado en su pecho. – Sin embargo, eso todavía no resuelve tu problema con Eren. –

– No pasa nada. – habló el detective rápidamente. – Esta decisión no es por él. Es por mis compañeros y por mi trabajo. Si voy a ser negligente con un caso, lo mejor es dejarlo y permitir que alguien más lo lleve. –

– Pero seguirás como alma en pena por no estar con él. – señaló con una carcajada.

– Sobreviviré. – indicó este. – Con el tiempo podré olvidarme de él. –

– ¿Y eso quieres? ¿olvidarte de él? – Levi se sintió extrañamente molesto. Sabía la respuesta a esa pregunta y la frustración crecía en su pecho, haciendo que frunciera los labios.

¿Cómo iba a querer olvidarlo? Pese a todos los problemas que le había ocasionado apenas conocerse, Eren había sido lo mejor que le había pasado ese año; la manera en que tenía de querer protegerlo, de acompañarlo, de hacerlo reír y estar pendiente de él, así como también su actitud tan simple, los detalles que tenía con el detective y esa maldita sonrisa que parecía espantar todas sus inseguridades lo volvían una persona demasiado especial en su vida.

Todavía había mucho por conocer sobre él y, de hecho, aún había un montón de cosas que sentía que el chico debía sanar; en su momento, el detective había querido estar ahí para ayudarlo a curarse, para que se diera cuenta de lo fantástico que era, que no tenía que seguir las órdenes de su padre sin rechistar sólo porque era su progenitor o porque el mocoso portaba el apellido de los Jaeger; no, él era mucho más que un estúpido apellido, era una persona llena de sueños y buenos deseos.

El mocoso había tomado malas decisiones, lo sabía. Probablemente, en un futuro terminaría pagando por ellas como se debe, pero eso no significaba que fuese una mala persona… al menos, no desde el punto de vista del azabache.

– No quiero olvidarlo. – respondió finalmente, sabiéndolo desde siempre.

– Quizá deberías dejar de hacer tantos esfuerzos por querer apartarlo y… bueno, ver hasta donde llegan. – la calma que mostraba Farlan no era completamente sincera. Seguramente su hermano se estaba haciendo otra idea de la personalidad de Eren ahora que le reveló que era el Espectro; y esta idea se contradecía con la que ya tenía de él, desde esa noche que se conocieron en la casa de Hange.

– Por el momento, no quiero pensar en mi relación con Eren. – aseguró él. – Me dedicaré a solucionar el tema del caso del ladrón y, tal vez, pueda darle otra vuelta a la situación en otra oportunidad. Cuando este fuera de la investigación. –

– Salud por eso. – la carcajada burlesca de su hermano le fue contagiosa y se sintió profundamente agradecido de que no lo juzgara tan duramente por sus decisiones.

Al menos, este tiempo alejado del moreno le serviría para poner en orden otros aspectos de su vida y para tomar la decisión que recientemente había discutido con su hermano. No era fácil aceptar el dejar el caso, considerando que todo este tiempo se había mantenido en él, en parte, para poder estar más cerca de la investigación que se relacionaba con Eren, para así poder protegerlo de mejor forma.

Pero no podía usar su lugar en la policía para cuidarlo, no podía hacer eso si ya de por sí estaba entorpeciendo los avances al saber la identidad del ladrón; así que esta decisión era lo mejor que podía hacer por sus compañeros y por la poca dignidad laboral que le quedaba; últimamente, por lo demás, se cuestionaba seriamente su juicio como policía y la manera en la que tuvo para llevar la situación de Eren.

Su forma de analizar la personalidad de la gente que le rodeaba, de los criminales y de sus mismos colegas, lo había llevado muchas veces a sentir empatía por ciertos delincuentes y no iba a pretender ser un policía firmemente apegado a las leyes, ya que había dejado pasar ciertos robos pequeños, con advertencias severas y fingiendo ignorancia; y, al momento de enfrentarse al mocoso, supo de inmediato que no era cualquier ladrón, no era cualquier criminal, que sus propósitos no tenían intenciones de herir a nadie, sino de querer ayudar a otras personas y bueno, claramente, vengarse de quienes cometían delitos más malintencionados.

El eterno debate moral sobre definir qué es «bueno» y qué es «malo», porque ¿era la ley lo suficientemente justa e imparcial?

"No en esta ciudad…"

Notas finales:

¡Hola! Un gusto tenerles aquí otra vez, así que quiero partir dando las gracias por leer mi historia. Espero que la estén disfrutando mucho.

El título de esta entrega "Murallas" tiene significados distintos para los protagonistas, ya que, si bien para Levi significó dejar de mostrarse indiferente ante su separación con Eren, para este último implicó construir una barrera para evitar sucumbir a su dolor y que este gobernara sus días.

Apartarse de alguien cuando ya te acostumbras a su presencia y, encima, desarrollas sentimientos tan fuertes por esa persona, se vuelve tortuoso, ya no sabes ni cómo pasabas tus días antes, queda una especie de vacío que intentas rellenar - como Levi con su trabajo - o, a veces, sucumbes al vacío y dejas que los días pasen sin ser plenamente de consciente de cuándo dejará de doler.

¡Hey! Estuve melancólica para esta entrega, porque lo amerita el drama, así que les tengo un temita que me hizo pensar en cómo se sentían ambos. Se llama "Moscas en la casa" de Shakira.

Por otro lado, quiero agradecer mucho mucho mucho a todas las personas que están leyendo la historia -  las que van al día y las que se van incorporando de a poquito - ¡Ya son más de 6k de lecturas! Estoy tan feliz que parece mentira en serio que sí. Ya saben que soy de las inseguras y tengo el constante pensamiento de que no les gustara (sobre todo ahora que me dio por separar a los protagonistas). Gracias por sus comentarios también. Son lo mejor <3

¡Cuídese mucho! Espero que sigan leyendo. El próximo capítulo veremos qué pasará cuando Levi ejecute la decisión tomada junto a Farlan y una sorpresa entre los protagonistas.

¡Un abrazo! Nos estamos leyendo (:


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