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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos y todas! Espero que se encuentren muy bien (: Hoy vengo casi puntual a traerles la continuación.

¡Disfruten!

 

El mayordomo de los Reiss le sonrió con amabilidad en cuanto lo dejó entrar a la mansión y Eren correspondió este gesto con la cálida familiaridad que ya tenía con ese señor de alto porte, cabellos grises debido a las canas y frondoso bigote de iguales tonalidades, quien prácticamente lo había visto crecer.

Los jueves el moreno no tenía clases por la mañana y, ese día, había quedado de visitar a Historia porque Armin estuvo de chismoso y le comentó a la rubia sobre su situación con Levi, cosa que el chico todavía no le había mencionado a su prometida; pero que, considerando lo que había pasado la última vez que había visto al azabache días atrás, estimó que era oportuno hablarlo con su amiga.

Y es que, incluso sabiendo que su situación con Levi no se arreglaría por ese encuentro, no pudo evitar desmoronarse esa noche tras llegar a su casa y sentirse aplastantemente solo. Las emociones se desbordaron en su cuerpo, canalizándola con temblores incontrolables cuando el llanto acudió a él y lo acompañó hasta finalmente dormirse sobre el sillón de la sala.

Le daba vergüenza admitirlo, pues él había querido ver a Levi nuevamente durante todos esos días tras su separación; había querido escuchar su voz y sentir su aroma, así como también oírlo decir su nombre o simplemente verlo sonreír; no obstante, tras haberlo hecho — cuando esto no implicaba nada más que una pausa en su implícito acuerdo de no tener contacto — terminó siendo un triste recordatorio de todo lo que había perdido, sobre todo tras esa despedida que pareció agrandar la herida, volviendo a sentirse sangrante y doliente.

Sin embargo, al despertar al día siguiente tras estos acontecimientos, con un dolor de cabeza terrible y la garganta sutilmente apretada debido al frío de la madrugada que aún se mantenía en Stohess, pese a estar a principios de mayo, se sintió ligeramente orgulloso de sí mismo; es decir, había actuado dejando de lado su egoísmo por querer recuperar a Levi y adoptó una actitud de apoyo constante para él, independiente de lo que pasara una vez que se separaran nuevamente; de hecho, estaba realmente feliz de haber estado ahí para brindarle apoyo, pues, en ocasiones, tenía la impresión de que siempre era el detective quien lo ayudaba y consolaba, pero nunca al revés.

Así que cambió su actitud, recordando el comentario del azabache sobre sus malos hábitos alimenticios y poca dedicación a sus estudios, por lo que ya llevaba cuatro días comiendo de manera equilibrada, respetando el desayuno y volviendo a hacer ejercicios por las mañanas para recuperar su estado físico. Sí, le dolían un poco los músculos, pero una nueva sensación de esperanza lo recorría.

Porque, ¿qué diría Levi si lo viera como alma en pena vagando por su casa o por la ciudad? Lo más seguro es que lo golpearía y le tiraría un sermón digno de esa lengua afilada que se gastaba maldiciones a diestra y siniestra.

Sonrió levemente al pensar en esto, mientras subía las escaleras que lo llevarían hasta la habitación de Historia, puesto que el mayordomo le indicó dónde podría encontrarla en esa mansión de dimensiones exorbitantes.

Pese a que todavía sentía un dolor constante por su rompimiento con Levi, así como también una frustración golpeando permanentemente su cabeza en busca de una solución, tenía la sensación de que debía seguir luchando por el detective; y esto implicaba, como mínimo, cuidarse a sí mismo y tratar de ser una persona responsable.

Cuando llegó al segundo piso, caminó por el piso alfombrado de ese pasillo que estaba perfectamente libre de polvo y con el sutil olor a lavanda de los aromatizantes que descansaban en pequeñas repisas, cuyas paredes se decoraban con cuadros que mostraban paisajes varios en todos cálidos. El gusto que tenían los Reiss en cuanto a obras de arte era ciertamente exquisito, por lo que no le sorprendería que las simples obras que estaban en ese pasillo valdrían más que su departamento.

En el momento en que iba pasando por fuera de la oficina de Rod, el recuerdo de la amenaza que efectuó contra Levi por la relación que estaban manteniendo acudió a su mente de forma inmediata, tensando sus músculos y frunciendo el ceño al escucharlo hablar por teléfono, con ese tono de voz gélido y despojado de cualquier interés.

La puerta no estaba correctamente cerrada, por lo que la conversación que mantenía el mercader se filtraba por esa pequeña apertura y, por alguna razón, el chico se detuvo ante la oficina, atraído por las palabras que formulaba el hombre a un interlocutor desconocido para el moreno.

"Sí, no me arrepiento. A personas como él hay que enseñarles que desafiarnos trae consecuencias."

(…)

"Así es. Pronto le haré saber que fue su castigo por esas malas decisiones que tomó."

(…)

"Claro, lo haré…"

(…)

"Sí, ya envié los pagos. Muchas gracias por el dato."

— ¿Eren? —

El chico se sobresaltó tanto que casi pegó un grito. Miró a su lado para notar que Historia había llegado junto a él y lo había llamado usando un tono completamente curioso al descubrirlo prácticamente espiando la oficina de su padre.

Llevó una mano a su corazón para sentir el frenesí de sus latidos y recuperó rápidamente su actitud seria, dándole un último vistazo a la puerta tras la cual se escondía Rod; tenía una desagradable sensación correr por su cuerpo tras escuchar esa corta conversación, pues era claro que el mercader había mandado a alguno de sus matones a tomar venganza por alguna situación.

Eren sabía que esas cosas pasaban mucho en Stohess. La mayoría de las personas influentes como Rod Reiss tenían un par de sicarios y matones encargados de ir a dejar mensajes a aquellos que osaban no seguir sus órdenes o, simplemente, cometer actos que desagradaban a los ojos de la élite; pero, por alguna razón que no sabía explicar, este hecho lo llevó a pensar en los chicos de Farlan y en la manera en que Sasha había descrito la situación como un hecho de pura violencia y sin intenciones más allá de darles una golpiza a sus hermanos.

"¿Sería posible…? No, Rod no está tan enfermo como para lastimar a adolescentes inocentes por vengarse de Levi… ¿verdad?"

El asunto era que, actualmente, no había motivos para seguir hostigando al detective. Si Rod hacía su trabajo de vigilia correctamente, era obvio que se daría cuenta de que ya no se veía con Levi, por lo que debía dejarlo en paz.

"¿Y si no lo sabía?"

En medio de su dubitación, la puerta frente a él se abre de golpe, mostrando al pequeño hombre que dirigía las empresas Reiss y el importante mercader de Stohess; los ojos de Rod mostraron cierto horror en cuanto las miradas del chico con la contraria se encontraron en medio de ceños fruncidos y actitud despectiva.

— Eren. — le dijo con el mismo tono de voz que usaba su padre a veces.

— ¿Qué pasa, viejo enano? — respondió este a modo de saludo, escrutándolo con los ojos entrecerrados al notar cierto nerviosismo en la postura del otro.

— ¿Estás espiando? — el chico metió las manos a los bolsillos de sus jeans y lo miró desde su altura con total seriedad.

— No, esa es tú labor, viejo. Es a ti a quien le gusta andar persiguiendo a la gente. — señaló.

— Ya estás hablando estupideces, Eren. — el viejo Reiss parecía incómodo, como queriendo preguntarle más sobre el asunto.

— Papá… — dijo Historia, a modo de advertencia a su padre para que se controlara.

— Hey, Historia, no sé si supiste… — comenzó a decir el moreno, formulando una estrategia para poder saber si es que realmente Rod había tenido algo que ver con lo sucedido a Sasha, Connie y Jean. — La familia de Levi sufrió un violento asalto hace unos días. De hecho, los chicos terminaron en el hospital, pero, afortunadamente, no fue nada grave. — miró de reojo a Rod, quién palideció y se apresuró a mirar a su hija.

— Los asaltos son algo común en la ciudad. — mencionó el hombre.

— Pero no deja de ser terrible. Pobres chicos… — Historia parecía realmente afligida al saberlo. — ¿Cómo es que tú…? — quiso preguntarle al más alto, pero se arrepintió, evidentemente al recordar que su padre estaba ahí.

— Me enteré por casualidad. Ya sabes que Levi y yo no nos hablamos hace semanas. — curiosamente, Rod pareció indiferente ante este comentario, como si ya lo supiera. — ¿Ya estás feliz, viejo enano? — preguntó directamente al hombre, quién le dedicó una mirada gélida.

— ¿Le llamabas así también a tu amante, Eren? — espetó en voz baja, como intentando que su hija no lo escuchara, volviendo a adoptar esa postura relajada y con aires de superioridad.

— Créeme, le llamaba de muchas formas… ya sabes, a veces ni siquiera podía pronunciar bien su nombre. — sugirió, esbozando una sonrisa ladina para provocar la ira de ese molesto hombre, quién se puso rojo y, seguramente, no sólo de vergüenza.

— Te estoy dando otra oportunidad, Eren. No juegues con tu suerte. — seguido de esto, Rod volvió a entrar en su oficina y cerró abruptamente la puerta en la cara del chico, dejando escuchar el fuerte golpe contra el marco de madera.

Eren suspiró, tratando de relajar la tensión de sus músculos. Al parecer, el padre de Historia era consciente de su distanciamiento con Levi, por lo que no había razones para enviar a un grupo de matones a agredir a la familia del detective a modo de advertencia para que se separara de él.

Quiso convencerse de que no era posible que Rod hiciera algo así, de la misma manera en que quería creer que esa conversación no tenía nada que ver con Levi ni con él. Así que, sin más pruebas para seguir esa idea que había surgido en su mente, miró a su rubia amiga, quien todavía parecía confundida por lo recién sucedido.

— ¿Qué fue todo eso? — preguntó Historia con tono acusatorio. Él volvió a suspirar, intentando quitarse de encima la desagradable sensación que se había alojado en su pecho tras el encuentro con Rod.

— Tu padre me investiga muy bien. — una sonrisa torcida surgió involuntariamente en el rostro del moreno, pensado que, si Rod hiciera tan bien su trabajo, hace mucho se hubiese dado cuenta de que era el Espectro.

— Bueno, hablando de eso… tienes mucho que contarme. — mencionó la rubia, tomando su mano y comenzando a jalarlo hasta la primera planta, dirigiéndolo hacia el patio trasero de la mansión.

Allí, la rubia había preparado una mesa bajo la sombra del gran cerezo que era un orgullo para ambas herederas de la fortuna de los Reiss, puesto que lo habían plantado cuando Historia era apenas una niña pequeña y, con los años, el hermoso árbol había crecido robusto, coloreándose con esas flores de tonos rosados que en ese momento lucían casi blancas debido a los rayos del sol matutino.

Ambos se sentaron en el lugar, mientras una de las sirvientas de la menor se encargaba de servirles té, siempre siendo agradecida con una sonrisa de parte de ambos jóvenes.

— Estoy molesta contigo, Eren. — planteó la chica tras beber un poco del líquido de su taza. El chico la miró con sorpresa por unos momentos, sintiéndose extrañamente nervioso por ese comentario. — ¿Por qué no me habías mencionado lo que pasó con Levi? —

Eren rascó su nuca distraídamente, sabiéndose culpable por no haberle comentado a la rubia sobre el término de su relación con el detective; pero tenía una muy buena razón para hacerlo y es que no podía decirle la verdadera razón por la que cortaron comunicación.

Armin y Annie eran conscientes de la información que manejaba el azabache sobre el Espectro, así como también sabían que fue el punto de quiebre de su relación cuando este asunto amenazó el bienestar de Levi, de una manera en la que Eren no había notado hasta ese momento.

Y ahora, con toda seguridad, sabía que su amiga le iba a hacer el interrogatorio más grande de su vida. Además, conociendo a Historia, no le podría mentir descaradamente, pues ella se daría cuenta de inmediato de sus vanos intentos por excusarse.

Esto había sido el principal factor para no contarle lo de Levi, aunque también habían otros dos que eran realmente importantes; el primero, es que su separación había sido tan dolorosa que, francamente, no tenía ganas de nada el último tiempo y menos recibir preguntas sobre la situación o cuestionamientos sobre su actuar, que era lo que seguramente haría Historia al enterarse; sin embargo, el segundo motivo es que… todavía había una parte de Eren que se aferraba a la idea de que, en algún momento, volvería a estar con Levi.

Era infantil y él lo sabía. Pero no podía evitar pensarlo cuando quería aferrarse a algo en esos desesperantes momentos de soledad y angustia por caer en cuenta de todo el daño que había ocasionado; así como tampoco podía evitar considerarlo tras el último encuentro con el azabache, donde había percibido con bastante claridad que el detective todavía lo quería, aunque fuese un poco.

— No puedo decir que ha sido fácil… — comenzó a decir el moreno, bajando su vista hacia el té que reposaba en esa pequeña taza blanca. Por muy absurdo que sonara, incluso pequeñas cosas como beber té acentuaba ese vacío en la boca de su estómago, recordando que Levi era un amante de este tipo de preparación. — No me he sentido de ánimos para hacer muchas cosas. —

— Pero sabes que puedes recurrir a mí. — le espetó ella. — No quiero comenzar a cuestionar la confianza que sientes por mí, Eren, pero es que no puedo creer que ya va casi un mes en que no ves o hablas con Levi y yo como tonta sin saberlo. —

— No era mi intención, Historia. — comenzó a decir él, ligeramente afligido al ver que su amiga en serio estaba afectada por el asunto. — Pero trata de entenderme, fue… demasiado doloroso. —

— Lo sé… — murmuró, con ese tono decaído que era muy característico de ella, al ser una persona sumamente empática con el resto. — Me duele no haber estado ahí para apoyarte y consolarte. —

— Hubiese sido una pésima compañía para ti. — soltó él con una carcajada. — Si ni siquiera me juntaba con Armin o respondía las llamadas de Mikasa. —

— ¿Y qué cambió? — preguntó ella de improviso, llamando su atención y, por qué no, haciendo que sus mejillas se sonrojaran un poco.

— Bueno… mentí sobre la manera en que me enteré lo del accidente de la familia de Levi. — empezó a decir, recibiendo una mirada impresionada de la chica, seguido de un gesto cargado de emoción por escuchar su relato. — Ese día me lo topé en la calle. No habíamos hablado de nada cuando recibió el llamado avisando sobre la situación y me permití acompañarlo, porque no quería que estuviera solo en esos momentos. —

— Vaya… es decir que sí te has visto con Levi durante este mes. — señaló ella, todavía bastante sorprendida. — ¿Y, en esa ocasión, … no hablaron de ustedes? — Eren sonrió de nuevo, pensando en esa noche y en la manera en que había logrado que Levi calmara sus emociones lentamente conforme pasaban las horas, esperando que por fin dejaran que tanto Farlan como Sasha se pudiesen marchar a su hogar para descansar.

— No. No era el momento y, sinceramente, no quería hacerlo. Sólo pensaba que tenía que ser un apoyo para Levi y creo haber logrado mi misión. Después simplemente nos despedimos y volvimos a cortar comunicación. — explicó él, sintiéndose lo suficientemente firme para no llorar de nuevo por eso. De hecho, se sorprendía de su fortaleza para contarlo.

— Estoy orgullosa de ti, Eren. — le dijo su amiga, estirando su mano y tomando la del chico, quien correspondió su dulce sonrisa. — ¿Ver a Levi te hizo bien? —

— No realmente. — respondió él, soltando otra carcajada avergonzada. — Voy a admitir que esa noche volví a llorar su ausencia. — ante su comentario, las cejas de Historia volvieron a fruncirse por la preocupación. — Pero, después de pensarlo seriamente, sentí que no estaba bien la actitud que estaba tomando con mi vida. Que debía ponerme de pie y seguir avanzando, hasta que, eventualmente, esta herida sane. Después de todo, si Levi me viera en el deplorable estado en el que estaba antes de encontrármelo, probablemente se hubiese sentido culpable y lo más seguro es que me hubiese golpeado hasta que reaccionara. — ambos rieron ante su comentario, porque también Historia se hacía una idea de cómo era la personalidad del detective y le había hecho notar a Eren lo mucho que Levi lo quería y se preocupaba por él, con el sólo hecho de apoyarla cuando le pidió tiempo para resolver el tema del compromiso.

— Yo… quiero confesar que pensé que había tenido algo que ver mi padre en tu separación con Levi. — mencionó entonces la rubia, volviendo a beber de su té distraídamente. — No es por ser egocéntrica, pero está bastante molesto con Levi… —

— Rod es un desgraciado. — soltó con brusquedad, sin importarle que el recién mencionado fuera el padre de su mejor amiga. — Lo sobornó con los chicos de la casa de acogida, ¿puedes creerlo? —

— No ha querido hablar conmigo sobre el tema. — mencionó ella, claramente afligida por la situación. — De hecho, tengo la impresión de que me ha estado evitando mucho últimamente. —

— ¿Estás bien? — fue su turno de preocuparse, pues Historia parecía un poco dubitativa al mencionarle aquello. Sabía que era muy apegada a su padre y disfrutaban mucho tiempo juntos, así que esta revelación le hacía pensar que su amiga revivía el viejo trauma del abandono de su propia madre.

— Eren, mi padre ha estado actuado sospechosamente. Estoy preocupada. — confesó ella, bajando su mirada y mostrándose claramente abatida. El moreno continuó observándola con esa misma preocupación que ella había mostrado anteriormente.

— Debe estar haciendo algún negocio complicado, ya sabes cómo es él. — trató de calmarla, aunque de nuevo la sensación anterior, esa que tuvo cuando escuchó la llamada en la que estaba el mercader, volvió a emerger en su pecho y hacer estragos en sus nervios. Así que supo que no sonó convincente al momento de intentar tranquilizar a su amiga.

— Quiero creer eso. — aseguró ella con la voz quebrada, como conteniendo el llanto. — Intentaré hablar con él… pero debes saber que, nuevamente, este tema del compromiso tendrá que posponerse. —

Al decirle eso, Eren inmediatamente le regaló una sonrisa. Es decir, no es que le animara seguir con el asunto, pero que su amiga — aun teniendo un montón de preocupación por el extraño actuar de su padre —, se afligiera por resolver ese asunto que tenía con el moreno, le causaba una emoción de alegría muy grande, porque eso sólo significaba que la pequeña rubia siempre lo tenía presente.

— Hey, no te preocupes por nada. — en seguida, se inclinó a besar el dorso de su mano. — Estaré aquí para apoyarte, cuenta conmigo para lo que sea. Incluso si es por tu padre. — dijo él, rodando sus ojos y haciendo, con ello, que su amiga soltara una risita.

— Gracias, Eren. — ella siguió sonriendo dulcemente en su dirección. — Creo que necesitaba hablar contigo. Debimos habernos juntado antes durante este mes… Habríamos ahogado nuestras penas con películas melosas y mucho helado. —

— Perdimos la oportunidad. — comentó él, siguiéndole la broma. A lo que ella lo observó con una ceja enarcada y mirada traviesa.

— ¿Quién dijo que la perdimos? —

Ante sus palabras, el chico se lanzó a reír, sabiendo lo que estaba insinuando. Así que ambos se pusieron de pie y fueron directamente hacia la cocina para llenar una bandeja con potes de helado, chocolates y refrescos, para luego dirigirse hacia la habitación de la rubia, donde seleccionaron un par de películas y se sentaron en el suelo de la habitación a criticarlas por las malas actuaciones y los diálogos cliché, igual que lo habían hecho cuando iban a la escuela y pasaban tardes enteras soñando despiertos con el amor de sus vidas.

Historia lo había encontrado en Ymir, el moreno lo tenía muy claro. Jamás había visto a su amiga tan decidida por estar con alguien como lo hacía con la pecosa; por su parte, Eren estaba seguro de que Levi siempre sería un amor de esos que nunca se olvidan, de esos que pasan los años y mantienes en tus recuerdos, sacándolos a la luz de vez en cuando para dibujar sonrisas nostálgicas y algunas lágrimas amargas que inevitablemente salían por el montón de sentimientos guardados, por lo que fue y por lo que pudo ser.

Porque, a diferencia de las películas románticas, en la vida real no siempre puedes estar con esa persona a quien le llaman «el amor de tu vida» o «alma gemela» … como era el caso de Eren con Levi.

 

~*~~~*~~~*~

 

Esa tarde había decidido ir a ver a Isabel, más que nada porque, con todo el tema del accidente de los chicos de Farlan y la serie de cosas que conllevó con el Servicio de Menores y los cuidados de ellos, no habían podido visitarla en esa última semana; así que Levi tomó la determinación de hacerle compañía, también para explicarle la situación que aquejaba a su familia.

Isabel se había angustiado mucho con la noticia y su frustración había sido evidente al no poder ir a visitarlos y tratar de subirles el ánimo. Levi intentó tranquilizarla, diciéndole que ellos estaban bien y no parecían tener algún trauma por lo sucedido, aunque todavía no podía descartarse, ya que esos síntomas podrían aparecer una vez que salieran a la calle e intentaran volver a sus rutinas normales.

Por lo demás, intentó distraerla y comenzar a contarle sobre los nuevos casos que estaba dirigiendo, así como también le dio los saludos que le mandaba Hange y Erwin y le preguntó si no le molestaba que ellos la visitaran algún día; por supuesto que Isabel estaba más que entusiasmada con la idea, así que quedó de coordinar con la jefa de las enfermeras para utilizar la sala y traer a más gente a acompañarla un día — ojalá toda la tarde — y cuando los chicos de Farlan estuviesen más recuperados.

Respecto al tema de Jean, Sasha y Connie, Levi había conversado con los policías que habían encontrado a los adolescentes cuando estaban siendo atacados por esos bravucones. Sus colegas andaban haciendo patrullaje cuando repararon en los gritos de Sasha y, en seguida, acudieron a ayudarlos; pero los tipos que los habían golpeado se dieron a la fuga apenas se percataron del vehículo policial y los oficiales no supieron darle más información sobre las características físicas de ellos.

No pudo evitar soltar un suspiro, pues sabía que estaba siguiendo una pista fantasma. Ese tipo de robos era muy usual en Stohess, así que era probable que no encontrarían a los culpables y, de la misma forma, Levi tenía claro que no sacaba mucho con obsesionarse con el tema y debía dejarlo pasar.

Cuando iba saliendo del hospital tras pasar un rato con Isabel, siente que alguien grita su nombre desde uno de los pasillos del primer piso, cerca de la salida; extrañado, voltea para encontrarse con el cabello rubio de Armin y esa sonrisa cordial que era una de las características que más recordaba de él.

Sintió un poco de incomodidad ante ese encuentro, pues sólo había conversado dos veces con el joven anteriormente y, en esas ocasiones, la situación entre él y Eren era distinta respecto a ahora; por lo demás, tampoco sabía qué cosas les había dicho el mocoso a sus amigos sobre su separación, si es que les había mencionado sobre ella.

Por eso, cuando Arlet llegó junto a él y ensanchó su sonrisa cordial, él no pudo imitarlo apropiadamente.

— ¿Cómo estás, Levi? Es un gusto volver a verte. — Armin tenía un lenguaje muy formal para comunicarse y, ciertamente, le agradaba esa actitud en él. De esta forma, el hombre asintió en dirección al chico a modo de saludo y, rápidamente, se atrevió a preguntarle.

— ¿Qué haces en el hospital? ¿Está todo bien? — no podía ocultarlo, había surgido una rebuscada preocupación por Eren al ver al rubio en ese lugar, pero este simplemente soltó una carcajada y siguió mirándolo con atención.

— Sí, Levi. No te preocupes. Sólo vengo a buscar los medicamentos de mi abuelo que los entregan en la farmacia de este hospital. — comentó, señalando la bolsa de papel que llevaba en su mano. El detective dejó salir el aire de sus pulmones y, ahora sí, se permitió relajarse un poco frente al joven. — ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? —

— Mi hermana está hospitalizada. Vine a estar con ella un rato. — mencionó tranquilamente, intentando no dar muchos detalles. Frente a él, el chico mostró un gesto de sorpresa y, en seguida, se puso más serio.

— Lamento escuchar eso. — señaló. — ¿Quieres hablar sobre ello? — le preguntó con amabilidad y buena disposición.

— No te preocupes, no pasa nada. — respondió, intentando sonar amable, pero sabía que su tono de voz no estaba hecho para ese tipo de expresiones, por lo que Armin volvió a sonreír; y este gesto vino acompañado de un semblante más vacilante por parte del universitario, quien se quedó observando al detective como buscando las palabras correctas para guiar la conversación.

— Disculpa, Levi… ¿tienes un momento? — de cierta forma, había esperado que Arlet le dijera eso; es decir, el rubio era el mejor amigo de Eren y, con toda razón, debía saber lo que estaba ocurriendo entre ambos. No es raro que quisiera conversar con él, tal vez para intentar convencerlo de que volvieran o algo así; pero, en cuánto al azabache respecta, Armin no estaba al tanto del tema del Espectro, por lo que jamás entendería lo que estaba pasando.

— Armin… si quieres hablar sobre Eren, lo cierto es que no estoy de humor para ello. De hecho, no creo que sea pertinente conversarlo contigo. — estableció con toda la calma y seriedad que pudo, tratando de no evidenciar el nerviosismo que le producía la situación, así como las inmensas ganas que tenía de preguntar si el mocoso estaba bien, si estaba asistiendo a la universidad, si le estaba yendo bien en los exámenes, si estaba comiendo y durmiendo adecuadamente… Pero no tenía el derecho de hacerlo.

— Estoy de acuerdo contigo, Levi. — dijo entonces el rubio. — No estoy aquí intentando convencerte de que vuelvas con Eren o algo así. Tampoco tratando de cuestionar tus decisiones ni las de él, porque no me corresponde. — su seriedad ante el tema les daba bastante credibilidad a sus palabras.

— Entonces, ¿de qué quieres hablar? — cuestionó, confundido.

— De mi perspectiva sobre ti. — respondió con una sonrisa cálida. Levi enarcó una ceja.

— ¿Qué significa eso? —

— No lo sé. — volvió a decir con una carcajada, ahora un poco nervioso. — Durante la fiesta de cumpleaños de Eren no tuvimos la oportunidad de conversar. Annie te interceptó y también Historia, pero Mikasa y yo quedamos en deuda. — explicó con un encogimiento de hombros. — ¿Te parece si bebemos un café y hablamos un rato? —

Contra todo pronóstico, el detective se vio asintiendo en dirección al joven universitario y lo siguió hasta la cafetería del hospital, mientras este le conversaba que su abuelo, debido a su vejez, no estaba en condiciones de retirar sus medicamentos, así que él se encargaba hace mucho tiempo de retirarlos en su nombre e ir a dejárselos; haciendo alusión a eso, le comentó que le sorprendía encontrárselo ahí, pues él frecuentaba mucho el hospital, siendo un lugar en el que tenía recomendaciones para trabajar una vez que terminara su carrera.

Así, partieron comentando sobre la relación que tenía Armin con su abuelo y cómo, guiado por este, es que había terminado estudiando medicina y se había mudado a su propio departamento con su novia; todo mientras hacían sus respectivos pedidos y se sentaban en una de las pequeñas mesas que disponía la cafetería para los pacientes y el personal del hospital, poco transitada en esos instantes.

Levi sentía una ansiedad asentarse en la boca del estómago, con un mal presentimiento que tuvo apenas el rubio le había pedido un tiempo para conversar. Esperaba que al amargor del té que había pedido disolviera esa molesta sensación que pareció alojarse en su pecho o que fueran las palabras del mejor amigo de Eren las que atenuaran sus inquietudes y no las exacerbaran.

— Es curioso, pero no suelo ser tan conversador. Debo admitir que hablar contigo me pone un poco nervioso. — dijo el rubio rascando su mejilla débilmente, haciendo que Levi pusiera los ojos en blanco por su actitud.

— Para qué me pides que hablemos si te pone nervioso mi presencia. — señaló el azabache, bebiendo del té negro que había pedido en el mostrador.

— Hay que salir de la zona de confort a veces. — refutó él, ahora más determinado, pero siempre con cordialidad hacia él. — En fin, creo que ya es suficiente de divagar. —

— Concuerdo. — lo cierto es que Levi no pretendía ser maleducado, pero es que también estaba enervado por ese encuentro con Armin.

— Confieso que eres muy distinto a como creí que eras, Levi. — admitió este tras beber un sorbo de café. El detective lo miró de reojo, apenas levantando la mirada de su propia bebida. No se atrevió a decir nada y esperó, con poca paciencia, lo que tenía que decir el chico. — Pensé que serías más… apático y malhumorado. —

— En lo último tienes razón. — bramó el hombre, recibiendo una pequeña risita intimidada por parte del rubio.

— En realidad, creí que eras una persona mucho más frívola y calculadora; sin embargo, cuando te conocí en mi casa y te vi interactuar con Historia, Annie y, por supuesto, con Eren, noté ciertos comportamientos tuyos que revelaban, en primer lugar, lo mucho que te estabas esforzando por compartir con nosotros y, en segundo lugar, que esto se debía al enorme cariño que manifestabas por mi mejor amigo. — las palabras de Armin, curiosamente, lo lastimaron un poco. La razón de ello es que lo había hecho recordar esos días, precisamente esos días que fueron posteriores a la confesión de sentimientos mutua que tuvo con el mocoso y los intentos de concretar un simple beso por parte del chico. No sabía si reír por rememorar esos momentos o sucumbir a un llanto que no había liberado en ese mes que ya llevaban sin estar juntos, salvo por esa noche cuando ocurrió el accidente de Connie, Jean y Sasha.

— ¿Debo tomarlo como un elogio? — preguntó, mordaz, usando ese tono áspero debido a sus emociones reprimidas que se negaba rotundamente a evidenciar frente al mejor amigo de Eren.

— Tal vez. — mencionó Armin, todavía manteniendo esa sonrisa cálida en su rostro. — Sucede que, cuando Eren nos comentó que quería acercarse más a ti, estuve muy en desacuerdo con su decisión. —

Esto sacó de lugar al detective, sólo para hacer que le pusiera mucha más atención al relato de Armin; y es que, ¿por qué tanta negación a que alguien como Eren se acercara a él? ¿Tenía que ver con los estatus sociales? ¿por ser un policía? ¿sencillamente por la diferencia de edad? ¿o, quizá, porque ambos eran hombres?

Su curiosidad creció exponencialmente ante esta conversación, pero no sabía explicar realmente la razón. Es decir, ya no se hablaba con el moreno, ya no tenía sentido tener la aprobación de sus amigos sobre su supuesta relación… entonces, ¿por qué se lo mencionaba Armin?

— Me explico. — siguió diciendo, seguramente al notar cómo el detective adoptaba una actitud mucho más seria y concentrada, totalmente pendiente de él. — Eren y yo nos conocemos hace muchos años y compartimos un montón de cosas. Por esto mismo, me pareció poco acertado que decidiera intentar ganarse tu confianza y estrechar lazos contigo, aunque sólo fuese una amistad. —

— ¿Por qué? ¿Qué hay de malo? —

— No te equivoques. — se apresuró a decir el rubio, con un tono de voz mucho más firme de lo que alguna vez le había escuchado. — No hay nada de malo en ti, pero eso no lo sabía hasta conocerte. Eres mayor que Eren y también eres un policía; pero no cualquier policía, sino el mejor detective de Stohess. — señaló.

Por alguna razón, la manera que tenía el rubio de decir eso le hizo acentuar y, prácticamente, justificar el mal presentimiento que lo había embargado cuando accedió a hablar con el rubio, como si sus palabras tuvieran segundas intenciones, como si hubiese algo oculto tras ese sentimiento de rechazo que le explicaba Armin sobre el acercamiento entre Eren y él.

Y, mucho más alarmante, es que una descabellada idea cruzó por su mente, revolviendo su estómago de una manera indescriptible; y es que… ¿era posible que Armin supiera que Eren era el Espectro?... peor aún, ¿era posible que el rubio estuviera al tanto de que Levi también sabía sobre la identidad del ladrón de Stohess?

Esto podía justificar esa preocupación por la manera que tenía Eren de involucrarse con un detective, porque, tal vez, el rubio pensaba que él delataría a su mejor amigo, que lo pondría en riesgo y lo lastimaría.

— Bueno, ya sabes… tu trabajo es bastante peligroso. Me imagino que has recibido amenazas y todo eso durante tus investigaciones; además de que Eren está comprometido precisamente con la hija de Rod Reiss… — el tono vacilante que tenía Armin para seguir hablando y la forma en que sus ojos habían perdido la determinación tras lo último que había mencionado, aumentaba sus propias dudas sobre los conocimientos del joven que estaba frente a él y una nueva desconfianza surgió en su pecho.

— Armin, honestamente, no estoy entendiendo a dónde quieres llegar con esta conversación. — soltó bruscamente y, ahora sí, mostrando su malhumor y un poco de ese nerviosismo que hace varios minutos lo agobiaba. Frente a él, el joven se tensó visiblemente por su arrebato y lo miró con esos ojos color mar tan determinados en no mostrarse intimidado por el azabache. El detective se cruzó de brazos, sin quitarle los ojos de encima.

— De acuerdo… — habló tras beber el último sorbo de su café. — Levi, quiero que sepas que entiendo perfectamente las razones que tuviste para alejarte de Eren. —

— Lo dudo. — se apresuró a decir, analizando concentradamente las reacciones del chico. Él lo miró por unos instantes, cada vez más nervioso.

— Quieres protegerlo. — dijo entonces, sorprendiendo momentáneamente al mayor. — Todo lo que has hecho ha sido para protegerlo; lo has hecho porque lo quieres… así que entiendo a la perfección tus razones. —

— Insisto, dudo que lo entiendas. — volvió a decir él. — ¿Qué se supone que te dijo el mocoso sobre nosotros? — la sonrisa de Armin se ensanchó, confundiendo un poco al detective. Sobre todo porque, antes de contestar, el chico dejó escapar un suspiro como si estuviese agotado de esa conversación.

— Bueno, a Eren nunca le gustó entrar en detalles sobre su relación contigo. Siempre terminamos sacándole las cosas casi a golpes, porque no le gusta que intervengamos en su relación. — señaló el rubio. — Pero nos dijo lo suficiente para entender que ambos están intentando protegerse en estos momentos. — nuevamente, la sorpresa en las facciones de Levi fue imposible de disimular. — Sí, él también está intentando protegerte, Levi. Y es que, según él, sólo te ha lastimado. —

— Creí que no hablaríamos de Eren y yo. — recordó el detective, negándose a que el chico tocara la herida que aún sangraba en su corazón.

Por supuesto que Eren estaba intentando protegerlo, si siempre intentaba hacerlo, sobre todo frente a su padre y a Rod Reiss; y también entendía que ese era uno de los principales motivos que tenía para mantener la distancia, porque el detective había cometido el error de mostrar su vulnerabilidad frente a él, de evidenciar su cansancio mental y físico debido al caso del Espectro.

— Tú preguntaste. — señaló el rubio, casi victorioso y tenía razón. Levi fue quien le preguntó sobre lo que había hablado Eren respecto a su separación.

— Tch. Entonces ya no tenemos más de que hablar. — dijo de mala gana, bebiéndose lo que le quedaba de té para disponerse a salir de ahí.

— ¡Espera, Levi! Quiero decirte algo más. — se adelantó a decir el joven, subiendo su volumen de voz debido a la tenue desesperación que se mostraba en su semblante, con el propósito de retenerlo unos minutos más.

— Sé lo que quieres hacer, Armin. Sé que intentas hacerme ver que, pese a parecer una buena decisión, probablemente no lo sea. — se estaba molestando demasiado y, sinceramente, no era con el muchacho que ahora lo veía afligido, sino que era consigo mismo. — ¿Crees que no sé que el mocoso de mierda lo está pasando mal? Cuando nos encontramos hace un par de días vi su dolor, vi lo que le estoy haciendo y estoy tratando de resolver todo esto, pero no puedo, ¿de acuerdo? —

— No hay nada que resolver, Levi. —

— Demonios, no lo entiendes, Armin. — dijo el hombre, cada vez más irritado. ¿Qué podía saber ese chico sobre lo que habían vivido Eren y él?, pensaba Levi. Pero, si de verdad sabía que el moreno era el Espectro, ¿no debería estar feliz de que su mejor amigo se alejara del policía que podría delatarlo?

— No lastimarás a Eren… —

— ¿No lo hice ya? — no entendía lo que estaba haciendo, no entendía por qué estaba intentando soltarle todo esto a Arlet. — ¿No lo lastimé al cortar mi relación con él? — se atrevió a preguntar.

— Créeme, si ese fuese el caso, Annie ya te hubiera intentado dar una golpiza. — la carcajada que escapó espontanea de la boca de Armin calmó súbitamente su malhumor, sólo porque lo llevó a recordar esa conversación con la rubia, donde ella mostró aquel cariño que le tenía al mocoso y sus más sinceros deseos de protegerlo.

De cierta forma, Annie y Levi eran muy parecidos. Ambos demostraban su cariño de una manera un tanto más tosca y menos dulce, pero siempre estaban preocupados por sus seres queridos y, si era tan cierto lo que ella le había dicho, ¿por qué no se la había topado en un callejón intentando darle su merecido? ¿Es que Eren aceptaba su decisión sin más?

— Eres una muy buena persona, Levi. Y el cariño tan sincero que le tienes a mi mejor amigo me lleva a confiar totalmente en ti. — estableció el rubio, llamando completamente su atención porque, nuevamente, Levi sentía que había algo más detrás de esas palabras; una segunda intención tras asegurarle que confiaba en él. — Si decides volver algún día a retomar el contacto con Eren, cuentas con todo mi apoyo y también el de Annie, por cierto. — señaló con otra carcajada. — Eso es todo lo que quería decirle, detective Ackerman. — tras esas palabras, el universitario se puso de pie, tomando sus cosas antes de volver a mirarlo con otra de sus sonrisas cordiales. — De verdad, ha sido un gusto volver a verte. Y no te preocupes, no le diré a Eren sobre esto… a menos, claro, que tú quieras. —

— No es necesario. — murmuró él como respuesta, todavía un poco fuera de lugar.

— Cuídate mucho, Levi. Espero que volvamos a encontrarnos otro día. — antes de marcharse, el rubio volvió a mirarlo, ahora dibujando una mueca de culpabilidad. — Y lamento mucho si te hice sentir incómodo o vulneré tu privacidad. No era mi intención. Es que… — Armin dudó, tratando de contener una sonrisa. — Me recuerdas mucho a Annie. —

— ¿A tu novia? — ese comentario había terminado por confundirlo rotundamente.

— Sí… Annie parece tomar decisiones de manera arbitraria y completamente frías; pero, en realidad, siempre son decisiones que sopesa considerando los sentimientos del resto y buscando su bienestar. — explicó con una sonrisa nostálgica que, curiosamente, avergonzó un poco al detective al percibir el amor que le tenía ese joven a su pareja. — Lo que quiero decir con esto, es que… deberías dejarte llevar un poco más, Levi. No hay nada de malo en ello…No hay nada de malo en que quieras ser feliz. —

— Tch, de nuevo, no sabes de lo que hablas. — ante su mirada, el chico se irguió un poco, adoptando una postura seria otra vez y manifestando un miedo extraño. Lo vio tragar fuerte antes de hablarle, con sus ojos brillantes por la determinación.

— Me atrevo a decir que… ya descubriste que sí lo sé. —

En ese momento, Levi alzó sus delgadas cejas y, aunque trató de formular una pregunta para el joven, no pudo hacerlo; al final, este se marchó casi inmediatamente después de darle una última sonrisa cargada de comprensión.

El detective se quedó en su lugar, sentado mirando el vaso vacío que estaba frente a él. Había un montón de pensamientos dando vuelta en su mente, nadando sin rumbo y sin intenciones de formar una conclusión coherente; y es que las palabras de Armin, el doble significado tras su conversación y el extraño sentimiento que tenía alojado en el pecho, parecían ser piezas de distintos rompecabezas, que no podían encajar entre sí.

Pero cómo no, si todo ese año había sido como jugar con piezas de un puzzle que no parecía poder armarse nunca: un ladrón buscando acercarse a un detective, confesándole cosas sobre sus crímenes; un policía enamorándose de un famoso criminal y dejando pasar sus robos por intentar protegerlo de la poderosa élite de esa ciudad; un hombre que odia a los millonarios se termina relacionando con el hijo de un reconocido doctor, siendo prácticamente su amante pues el joven — diez años menor que él — estaba comprometido con la hija de un líder mercader.

Y ahora, el mejor amigo de este chico, haciéndole ver que aceptaba su relación y dándole indicios de que también conocía el secreto detrás de la identidad del Espectro…

"¿Qué demonios?", pensaba Levi. ¿No se suponía que un ladrón debía alejarse de un detective? ¿no era más coherente que su mejor amigo intentara que rompiera su relación con el policía que podía encarcelarlo? ¿El estúpido policía no debía poner todos sus recursos y habilidades intentando atrapar al criminal? ¿Cómo hacía calzar cada una de esas piezas…?

Por fin, sus pensamientos convergieron en la respuesta.

El ladrón y el detective comparten un montón de historia, antes de siquiera conocerse. Sus piezas se unían a través de Isabel y del suceso ocurrido siete años atrás, cuando el policía dejó ir a un padre tras un pequeño robo.

Las piezas del chico y el hombre prejuicioso son unidas por este ladrón; por este criminal que, a simple vista, es un personaje que busca obtener grandes sumas de dinero a costa de los ricos; pero que, en realidad, es una persona que quiere ayudar a otros, intentando hacer justicia por su propia mano, aun cuando no es la mejor opción.

Y, por último, el amigo del chico, convencido de que el policía no traicionará al ladrón, que el hombre no lastimará al chico… esas piezas se unen por Eren, por sólo Eren y sus múltiples cualidades.

Levi se permitió sonreír, porque, en el fondo de su corazón, sabía que las piezas siempre habían encajado a la perfección, sólo que él se negaba a admitir lo inevitable.

Desde el primer momento en que su mirada conectó con los ojos verdeazulados de Eren, supo que su vida había cambiado, supo que ese chico era una nueva pieza en su vida, una pieza que antes tenía la forma de un ladrón cualquiera que colmaba sus ánimos y tenía a la ciudad alterada por sus crímenes; sin embargo, al conocerlo, al conocer a Eren — el joven tras la máscara del ladrón — esa pieza comenzó a verse de manera distinta, porque el mocoso no era únicamente el ladrón de Stohess, era un estudiante de medicina — bastante holgazán, pero sumamente profesional cuando debía serlo —, también era un chico con amigos maravillosos, que le tenían un gran cariño; y, por supuesto, era un apuesto joven con un gran corazón, tratando de sanar un montón de heridas de su pasado debido a sus problemas familiares.

El asunto del ladrón dejó de ser una excusa para acercase a Eren cuando él mismo supo que estaba bajo los encantos de esos ojos verdeazulados, de esa sonrisa dulce, de esas palabras sinceras y detalles con el azabache.

Y ahora que ya no era el detective que tenía que encargarse del ladrón, ahora que no podía alterar la investigación del caso por tener un conflicto de interés con el criminal… ¿qué le estaba impidiendo buscar al chico? ¿qué le estaba impidiendo confesarle que lo extrañaba, que lo quería… que quería tenerlo en su vida?

¿Era correcto para él permitirse esa felicidad, como había dicho Armin, de estar con el mocoso siendo que estaba encubriendo a un ladrón y faltando a su juramento con la policía? ¿se estaba volviendo él también en un criminal?

Quería estar con Eren, nunca lo había tenido tan claro como en ese momento. Ya no quería seguir negándose ese atisbo de felicidad en su vida por querer responder al deber de su profesión; no estaba correcto lo que hacía al encubrirlo, no era legal en ningún sentido… Pero, esta vez, quería ser egoísta. Nunca lo había sido, y tampoco podía pretender que durante su carrera había sido un ejemplo intachable de virtud en el cuerpo de policía, pues no lo era, estaba lejos de serlo.

El mocoso merecía que él se arriesgara. Lo merecía porque también Eren se había arriesgado con él al mantenerse a su lado, ocultando esa admiración que tenía por el detective desde sus cortos quince años, que, una vez se fueron conociendo, mutó hasta transformarse en un cariño que lo hacía sentirse especial por primera vez en toda su jodida vida.

Entonces… ¿por qué seguir esperando?

 

 

Notas finales:

Hemos llegado al final de este capítulo, espero les haya gustado.

En particular, me gustó un montón redactar esta entrega, ya que me permitió mostrar a Armin otra vez — sí, he dejado muy claro que me encanta Armin jiji —; sin embargo, como bien lo dice en el capítulo, este no llega con intensiones de hacerle cambiar de parecer a Levi, sino que su propósito es hacerle ver que no hay nada de malo en que quiera estar con Eren, que está bien ser así de egoísta. ¿qué opinan ustedes?

Spoiler: el próximo capítulo estará lleno de drama y una sorpresita que espero les guste mucho.

Muchas gracias por leer. Ya son más de 8mil lecturas, estoy emocionada. Cuídense mucho y que estén muy bien.

¡Un abrazo!


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