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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos y todas! Un gusto tenerles aquí otra vez (: 

¡Disfruten!

Por alguna extraña razón, sentía que haber estado junto a Levi hace varios días, cuando lo acompañó en la situación que vivía su hermano con los chicos de la casa de acogida, le había devuelto un poco de vida a sus días. No es que hubiese pasado algo entre ellos o que hubieran retomado su relación, sino que, ilusamente, tenía la impresión de que el detective todavía lo quería, que seguía pensando en él, que lo extrañaba.

No sabía el motivo, pero tal vez esto era señal de que, en algún futuro, podrían volver a conversar como personas normales, tal vez Armin tenía razón y, cuando todo este asunto del Espectro dejara de ser un tema entre ellos, quizá habría la posibilidad de intentarlo nuevamente.

No quería ilusionarse con esa idea, porque su trabajo como el Espectro no iba a terminar de la noche a la mañana, así que era muy posible que en ese tiempo el azabache se olvidara de él o, incluso, lo odiara más por seguir con esa seguidilla de crímenes; pero, bueno, Eren no era exactamente una persona que aterrizara sus ideas; de hecho, le gustaba fantasear con que el detective llegara hasta su casa una noche y le pidiera una oportunidad para estar juntos; también se ilusionaba con que despertaría un día con un mensaje de él pidiéndole hablar…

Incluso, en momentos como estos, en los que estaba atravesando el estacionamiento de la universidad para llegar hasta la parada del autobús y marcharse a su hogar, soñaba con que el cabello azabache de Levi danzara al compás del viento, mientras el detective estuviera apoyado en uno de los vehículos del cuartel, aguardándolo para escapar juntos a algún lugar donde dejaran fluir esos sentimientos que guardaban preciadamente el uno por el otro.

"Definitivamente, tengo que dejar las novelas románticas"

Y entonces, tras soltar un amargo suspiro y continuar con su camino sobre el asfalto, su mirada queda atorada en uno de los rincones del estacionamiento. Ahí, con una camisa de color gris oscuro y pantalones negros de tela, apoyado contra un vehículo negro y mirando atentamente su celular, el famoso detective Levi Ackerman estaba acaparando la atención de más de alguna mirada universitaria.

¿Cómo no, si se veía absurdamente apuesto, bañado por el sol del medio día que se colaba a través de las hojas verdes primaverales de uno de los árboles que delimitaban el camino?

Se obligó a detenerse a una prudente distancia, tratando de buscar la manera de averiguar si se había vuelto loco, delirando con la presencia del detective cerca de él, tal como en sus más rebuscados sueños.

Pero no, no estaba soñando, probablemente — esperaba — tampoco estaba delirando. Levi Ackerman estaba ahí, esperando algo con esa impaciencia tan propia de él, evidenciada por su ceño fruncido que acentuaba la arruga entre sus cejas y marcaban un poco su piel de porcelana, que jamás revelaría que tenía más de treinta años.

¡Dios! ¿Qué hacía ahí?, pensaba el chico, ¿Era muy egocéntrico pensar que lo estaba esperando? No sabía sus horarios como para estar ahí, aguardando a que apareciera. ¿Y entonces, a quién buscaba? ¿A Armin? ¿A un amigo o amiga?... ¿A algún pretendiente?

Cuando estaba a punto de perder los nervios, los hermosos ojos grises del detective se encuentran con los suyos, robándole un sobresalto que hizo que su corazón se detuviera al instante y luego retomara su marcha aceleradamente, como si estuviera corriendo una maratón.

Sus ojos lo hacían temblar, porque había cambiado su semblante impaciente por un nerviosismo y emoción que le sabían absurdamente hermoso y adorable; tanto así, que sus bajos instintos lo habían hecho acercarse atolondradamente hasta él y, cuando estaba casi a su lado, se detuvo en seco.

¿Qué iba a hacer? ¿Abrazarlo como si nada? Se suponía que habían cortado toda relación, porque Levi no había mencionado nada sobre retomar la comunicación la última vez que se habían visto en el hospital; es más, tampoco se habían vuelto a ver durante esa semana que prosiguió tras el intento de robo a los chicos de Farlan, mucho menos habían conversado.

Sin embargo, la carcajada del detective lo hizo sonrojar. Tan espontanea que le hizo lucir más joven y menos intimidante; claramente, era el comportamiento del moreno lo que había ocasionado la burla del policía.

— Ese intento de abrazo fue patético, mocoso. — le soltó Levi, enarcando una ceja en su dirección y provocando un escalofrío placentero en el moreno.

— L-levi… — su voz le hizo soltar un par de maldiciones por lo bajo, realmente avergonzado por no saber controlarse frente al hombre. — No sabía si me golpearías por abrazarte en público. — añadió, recuperando un poco la firmeza. El azabache sonrió débilmente en su dirección y esto le permitió seguir hablando. — ¿Puedo preguntar qué haces aquí? — el hombre frente a él se irguió y lo miró seriamente.

— Vine a verte. — dijo con seguridad, haciendo que el corazón de Eren se acelerara más. — Perdón por no avisar, pero ¿tienes tiempo esta tarde? —

Eren no era capaz de ocultar la emoción que estaba sintiendo. Que Levi llegara hasta él con la petición de pasar la tarde juntos parecía completamente utópico, porque había descartado que cosas así pasasen tras su última discusión y lo lastimado que estaba el azabache con todo esto de estar relacionándose con un ladrón.

Sin embargo, ahí estaba, mirándolo con sus preciosos ojos azul grisáceo. Su postura era firme, pero había algo en la manera en que le miraba que le decía al moreno lo nervioso que se encontraba el detective, tal vez temeroso de que fuera el chico quién lo rechazara.

Pero Eren jamás lo rechazaría.

— No me cansaré de repetirlo, Levi. — comenzó a decir, curvando una sonrisa de manera involuntaria. — Para ti, tengo todo el tiempo del mundo. — cuando vio que el mayor dejaba salir el aire que retenía en sus pulmones, lanzó una carcajada y se mordió sutilmente el labio ante la felicidad que lo embargaba.

— Bien. — dijo el otro, aclarándose la garganta. — Sube, quiero llevarte a un lugar. —

— Si es un motel, te puedo ofrecer mejor mi departamento. Es más limpio y seguro. Además, no te cobraré. — se atrevió a decir, intentando bromear con el azabache, dejándose llevar por la emoción del momento.

— Conozco tu departamento y debo decir que he estado en moteles más limpios. — no se esperaba una respuesta así de parte de Levi, sobre todo porque su sonrisa torcida le provocó una ligera excitación que lo hizo callarse, avergonzado de sí mismo. El azabache, ante su mutismo, lo miró enarcando una ceja, con una actitud victoriosa mientras abría la puerta del asiento del conductor y se sentaba frente al volante. — Mueve el trasero, Jaeger. No tenemos todo el día. — le espetó antes de cerrar la puerta del vehículo.

El chico simplemente se movió, guiando por el desplante tan particular que estaba teniendo Levi en ese momento. ¿Desde cuándo era el detective el que se mostraba atrevido y seductor?

Y entonces, tras sentarse en el asiento del copiloto y proceder a ponerse el cinturón de seguridad, notó que Levi todavía no encendía el motor, sino que se había quedado mirando en su dirección, ahora más seriamente, incluso con un semblante preocupado.

— ¿Qué? — le preguntó el chico, todavía un poco sacado de sí por la inesperada situación en la que estaba envuelto.

Hace pocos minutos, había estado suspirando por esa añoranza que tenía de estar con Levi, soñando despierto con que apareciera de improviso en su día y llegara a cambiar su vida nuevamente; y ahora, estaba sentado en un vehículo que le hizo recordar su viaje a Mitras, junto al detective de ojos grises…

Bueno, lo único que le hacía recordar la dolorosa situación que estaban pasando, era ese silencio incómodo que, de pronto, se había instaurado entre ellos.

— Eren, de verdad siento aparecer así y querer acaparar tu tiempo de esta forma. — comenzó a disculparse el detective, sin apartar la vista de la mirada verdeazulada del menor. — Si te incomoda esta situación, lo entenderé perfectamente. Puedo dejarte en tu casa si lo deseas. —

— Oh, me estaba gustando ese Levi atrevido. — comentó el chico con un tono lascivo, mirando al detective con una sonrisa. — Tendré que volver a asumir ese rol. — añadió, usando un tono más grave para provocar nerviosismo en el otro. Sin embargo, Levi volvió a sonreír, como si ese día en realidad no tuviese ánimos de sentir vergüenza con él, sino de… ¿dejarse llevar?

— Hablo en serio, mocoso. — le dijo entonces, ahora usando esa mirada llena de cariño que hacía que Eren se sonrojara. Entonces, el chico soltó un suspiro y miró por un momento a través del parabrisas.

Había universitarios caminando de un lado a otro, porque ese era el horario de almuerzo y muchos terminaban sus clases y, por alguna razón, estando dentro del vehículo se sentía oculto, invisible ante la mirada de cualquier persona. Ahí, sólo estaba Levi y él… ¿desde cuándo se ponía tan nervioso en su presencia?

Tenía una molesta duda gobernar su mente, porque, pese a que se había sentido un poco más animado después de su encuentro con Levi y lo sucedido en el hospital, debía ser sincero consigo mismo y admitir que le había dolido mucho más volver a verlo y luego tener que separarse otra vez; porque, demonios, esa despedida cuando el detective iba a abordar el taxi junto a su hermano fue incluso más dolorosa que la primera, más deprimente y angustiante.

No estaba seguro de querer pasar eso otra vez; sin embargo, tal vez Levi necesitaba su ayuda con algún asunto y él se había comprometido a ayudarlo si se lo pedía, porque realmente quería hacerlo. Independiente de cualquier problema que hubiese entre ellos y la separación emocional y física que estaban viviendo, Eren seguía queriéndolo, seguía preocupado por su bienestar…

— No me incomoda. — habló entonces, tragando fuerte antes de volver a encontrarse con la mirada expectante del policía. — Sólo que es… inesperado. Y no sé qué significa el que vengas a buscarme ahora, ni mucho menos a dónde se supone que iremos. —

— Bueno, si decides venir, tendrás que ser paciente. — comentó el detective con un tono más ronco, pero intentando sonar firme. — Prometo que… aclararé tus dudas. — la actitud misteriosa y sutilmente inquieta que tenía Levi, quien ahora había desviado su mirada hacia el frente, lo hacía sospechar. — ¿Qué dices, mocoso? — entonces, nuevamente sonrió y dirigió sus esferas azuladas en dirección al moreno, quién estaba maravillado con toda la situación, con la forma en que se estaba expresando Levi de una manera, hasta ahora, desconocida por él. — ¿Aceptas? — de inmediato, el chico soltó una carcajada y volvió a morderse el labio mientras negaba con su cabeza, incrédulo ante este improvisado cambio de planes.

— Acepto. —

 

~*~~~*~~~*~

 

Ciertamente, no sabía lo que le esperaba al aceptar la petición de Levi. El detective había estado manejando por la ciudad cerca de una hora debido al tráfico, mientras conversaban sobre los chicos de Farlan y de lo insistentes que estaban por conocer a Eren tras las declaraciones de su cuidador, y lo contenta que había estado Sasha por toda la comida que le compró.

Y, hablando de comidas, el detective había comprado unas hamburguesas en ese local que visitaron juntos una vez, cuando el chico había ido a buscarlo al cuartel bien entrada la noche; por lo que tuvieron un improvisado almuerzo en el vehículo que, sin lugar a duda, Eren disfrutó mucho y no sólo porque moría de hambre.

El azabache se había mostrado bastante tranquilo al volante, preguntándole por la universidad y cómo estaba finalizando su semestre. Eren tuvo que admitirle que debía dar unos exámenes recuperativos porque había reprobado las últimas pruebas que tuvo — claramente, no quiso decirle a Levi que, en parte, se debía a su deprimente estado de ánimo tras cortar la relación entre ellos — y, por supuesto, se llevó un pequeño sermón del detective.

Finalmente, aparcaron en un estacionamiento público y el chico siguió a Levi hasta un edificio de oficinas, pasando por la recepción donde el detective saludó cortamente al hombre encargado de gestionar la entrada y salida de personal, dirigiéndose calmadamente hacia el ascensor.

Para ese momento, Eren ya estaba inquieto. No había estado en ese lado de la ciudad y tampoco había gran información a la vista para saber a dónde realmente lo quería llevar Levi; así que escuchar la corta carcajada del azabache junto a él, mientras el elevador se movía en ascensión, lo sacó un poco de lugar.

— Paciencia, mocoso. — le espetó el detective, mirándolo de reojo.

— No es una de mis grandes virtudes. — comentó Eren, metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans. — ¿Puedo preguntar algo? — se atrevió a decir, recibiendo un suspiro por parte del mayor y una ceja enarcada a modo de consentimiento. — ¿Debo preocuparme por lo que va a pasar una vez que lleguemos… a donde sea que vayamos? — cuestionó.

— Claro que no. — respondió Levi, mostrando confusión. — No te llevaría a un lugar que fuera peligroso para ti. —

— No me malentiendas. — el chico iba a tomar la mano del mayor por acto reflejo, pero se detuvo justo antes de concretarlo, recordando que ya no estaban en condiciones para hacer eso. — Lo siento. —

— Sé que es ridículo pedirlo, pero ¿puedes confiar mí un poco más? —

— ¿Ridículo? Levi, podrían pasar años y yo seguiría confiando ciegamente en ti. — dijo el chico, un poco molesto por la situación. — Sé que no me lastimarías… —

— Me alegra que pienses de esa manera. — mencionó el azabache, apartando la vista del menor y dirigiéndola hacia el piso donde habían llegado, cuando las puertas del ascensor se abrieron ante ellos.

Más allá de ser un piso lleno de cubículos con escritorios para el personal, no le llamó realmente la atención. Había un sutil aroma a lavanda debido a la limpieza del lugar, armonizado ligeramente con una esencia a café; la gente parecía tranquila, tampoco había mucho ruido y, cuando salieron del ascensor, un pequeño cartel llamó la atención del chico.

Era un simple papel grueso colgado de una de las paredes, indicando qué empresa ocupaba ese piso para sus labores administrativas. Los tonos verde agua con un azul claro le dieron un toque sereno a las letras que se curvaban en el lienzo: "Fundación Codo a Codo".

Eren iba a preguntarle a Levi qué estaban haciendo ahí, abrumado por la enorme curiosidad que ya lo ponía nervioso, cuando un hombre de unos cincuenta años, alto y de cabello rubio, vestido de un traje semi formal para esa época donde el calor ya se hacía presente a esas horas de la tarde, se acercó hasta ellos con una sonrisa radiante.

— Levi, qué gusto verte. — el hombre estrechó la mano del detective amistosamente. Su amplia sonrisa y entusiasmo lo hacían ver más jovial, así como también se podía detectar cierta familiaridad en el trato que tenía con Levi.

— Ha pasado un tiempo, Hannes. — saludó devuelta el azabache, casi curvando una sonrisa. — Quiero presentarte a alguien. — cuando Levi dijo esto, el hombre posó de inmediato su vista en el chico.

— No hace falta. — mencionó el hombre, todavía irradiando felicidad. — Eren Jaeger, ¿no? — el rubio extendió su mano para estrecharla con la del moreno, quien se sorprendió brevemente por su conocimiento. — Soy Hannes. Director de la Fundación Codo a Codo. — se presentó, confundiendo un poco más al joven.

— Un gusto. — respondió cortamente, tratando de sonar cordial, pero todavía se sentía ligeramente sacado de lugar.

— Por favor, pasemos a mi oficina para conversar. —

Levi le dedicó una corta mirada, como incitándolo a esperar un poco más pacientemente, intentando decirle que tenía una explicación para esa situación, que, por cierto, se escapaba mucho de cualquier idea que podría haber pasado por la mente de Eren sobre esta improvisada salida con el policía.

Sin tiempo para preguntar nada o detenerse a pensar la situación, se dejó guiar por el detective, quien siguió al hombre por los estrechos pasillos de ese piso hasta llegar a una de las oficinas donde el gran ventanal mostraba la contaminación típica de Stohess y el sol bañando los rascacielos.

Se sintió extrañamente atrapado ahí, pese a que el aroma de la lavanda era mucho más agradable en esa oficina y que el aire acondicionado espantaba el calor que hacía a esas horas de la tarde, más aún porque estaban en un quinceavo piso y prácticamente esa sala recibía de frente los rayos del sol.

Lo único que le transmitía cierta calma y suavizaba esa inquietud muy propia de alguien que se sabe el ladrón más buscado de Stohess, era la actitud relajada que tenía Levi a su lado, con quién nunca se sintió amenazado por que revelara su identidad como el Espectro.

El usual ceño fruncido del detective más famoso de la ciudad no estaba presente en esos momentos, tampoco el semblante enfadado; en su lugar, había una actitud casi entusiasta y expectante por esa reunión, así como también se mostraba completamente cómodo en el entorno, como si ya lo conociera.

— Adelante, están en confianza. — comentó el rubio cuando se adentraron a la sala, haciendo que el chico tomara una pequeña bocanada de aire y siguiera su invitación. El detective se sentó junto a él en las sillas frente al escritorio de Hannes, quien, a su vez, se sentó en su propio asiento, frente a ellos. — Estoy muy feliz de que hayas venido a vernos, Levi. — dijo el hombre, acomodándose en su silla de cuero negro y mirando al detective con nostalgia.

— Bueno, no sólo vengo de visita. — empezó a decir el azabache calmadamente. Luego, miró al chico con una semi sonrisa y aguardó unos segundos antes de proseguir. — Eren es estudiante de medicina y está muy interesado en trabajar en los sectores públicos. Tiene esa visión de querer ayudar a las personas de menos recursos con un sistema de salud de calidad. — la manera en que hablaba Levi sobre él lo hacía sonrojar. Era como si mostrara un orgullo por sus decisiones y por su personalidad, algo que jamás había notado anteriormente. — Quería mostrarle que hay mucha gente que piensa de la misma forma que él y ha logrado encontrar alternativas para hacer realidad esos sueños. — la mirada azul grisácea del policía se posó sobre él nuevamente, dándole un sutil escalofrío.

— Y viniste a un buen lugar. — añadió el hombre, todavía mostrando su entusiasmo. El chico se obligó a despegar su mirada del detective y volcar su atención en Hannes. — Bueno, Eren, debo decir que me hace enormemente feliz saber que existen jóvenes como tú que aún sueñan con disminuir las brechas socio económicas de esta ciudad. Que quieren ayudar a la gente que más lo necesita, sobre todo a las personas que padecen enfermedades o discapacidades. — el chico permaneció en silencio, a la espera de que el hombre siguiera con su discurso. — Fundación Codo a Codo es una organización que apoya en el financiamiento de los tratamientos médicos de aquellas familias que no pueden costearlos. Nos encargamos tanto de financiar los exámenes, facilitar medicamentos de alto costo y derivar a los pacientes a especialistas altamente capacitados para apoyar en los tratamientos y terapias necesarias para la recuperación o el mejoramiento de la calidad de vida de los pacientes. — explicó el hombre, llamando mucho la atención del joven. No sabía que hubiese ese tipo de fundación operando en Stohess y le hizo bastante sentido que Levi supiera de eso, con todo lo que tenía que ver con la enfermedad de Isabel.

— Es… increíble lo que hacen. He trabajado de interno en algunos hospitales y es devastador ver la cantidad de gente que no termina sus tratamientos por falta de recursos. — comentó el moreno, recordando muchos de los casos en los que trabajó junto al equipo médico y sus compañeros de universidad.

— Exacto. — el hombre tomó aire y volvió a sonreír. — Cuando llegan los pacientes o sus familiares a nuestra fundación, nosotros analizamos sus casos con ayuda de un panel de expertos que nos apoyan, y procedemos a evaluar la ayuda que podemos brindarle. — el hombre miró cortamente a Levi y procedió. — Bueno, siendo sinceros, hasta la fecha somos incapaces de dar abasto a todas las peticiones que nos hacen, así como tampoco tenemos los recursos para solventar la totalidad de los tratamientos médicos de todas las personas que se afilian con nosotros. —

— Es de esperarse. — dijo Eren con una sonrisa, sabiendo que no existía capital suficiente para llevar a cabo esa labor, considerando la gran cantidad de pobreza que había en la ciudad. — ¿Y puedo preguntar cómo obtienen financiamiento? ¿Aportes voluntarios? —

En ese momento, Hannes y Levi compartieron una mirada de complicidad que le causó mucha inquietud al moreno. Incluso, lo llevó a ponerse sutilmente en alerta, sin entender del todo aquel sentir; pero era como si el detective y el director de la fundación compartieran un secreto.

Apartó la vista del rubio y la dirigió a su lado, hacia el azabache que se encontraba apoyando su codo sobre el brazo de la silla, dejando que su mejilla descansara sobre su palma pálida, sólo para notar que el detective también había dirigido su atención hacia él.

Compartieron miradas por unos breves instantes, hasta que el mismo Levi apartó sus ojos de él y los dirigió hacia el director de la fundación, dándole un breve asentimiento con su cabeza.

— Eren. — lo llamó el hombre frente al escritorio. Sus ojos viajaron hacia él, quien parecía una persona ligeramente distinta ahora. — Voy a ser sincero contigo, chico. — Hannes se mostró más serio en esta ocasión y el moreno se vio envuelto en una necesidad de querer saber qué demonios estaba pasando ahí y por qué Levi lo había llevado hasta ese hombre. — Tú también debes saber que en esta ciudad todo funciona en base a la corrupción. Particularmente, el tema de la evasión de impuestos es una situación en constante discusión, donde las empresas se niegan a pagar parte de sus ingresos a la ciudad… La manera más común y, de cierta forma, legal, de evadir impuestos, es con obras de caridad. — el moreno se sorprendió ante las palabras del hombre. — Lo cierto es que nosotros negociamos con las empresas y les exigimos un aporte a la fundación, cuyo monto sea acorde a sus ingresos, de tal forma que certificamos que ellos realizan donaciones voluntarias a una obra benéfica y, de esta manera, nosotros obtenemos grandes recursos para llevar a cabo nuestro trabajo. —

— Es decir, ¿las empresas les pagan? ¿por voluntad propia? — cuestionó Eren, bastante confundido por el discurso del rubio.

— Así es. — afirmó el hombre. — La ley los obliga a retribuir parte de sus ingresos como impuestos y es claro que estos impuestos son más grandes que el valor mensual que les exigimos a cambio de la certificación. Sin embargo, esto presenta una serie de beneficios tanto para ellos como para nosotros; para las empresas, significa ahorrar en trámites y problemas judiciales, que también son costosos, y dejan en nuestras manos la tramitación de la evasión de impuestos; por otro lado, nosotros recibimos una cantidad mensual por parte de las empresas y la trabajamos a nuestra completa voluntad. — explicó Hannes. Eren comenzaba a entender el asunto y le dio una mirada de reojo al azabache, quien parecía querer disimular una sonrisa. — Pensarás que es un sucio lavado de dinero y, ciertamente, lo es. — aseguró el director. — Pero si los impuestos van a la ciudad, estaremos luchando contra otras entidades que harán malversaciones de fondos. Así que, de una manera un tanto rebuscada, acaparamos ese capital para darle un mejor uso. Una implementación controlada y destinada a aquellas personas de bajos recursos. —

— Suena como un… robo. — mencionó Eren enarcando una ceja y torciendo una sonrisa.

Claro que comprendía el motivo para llevarlo ahí. Levi quería mostrarle que existían entidades, como esa fundación, que trataban de sacarle dinero a las empresas con una excusa de obras de caridad y, de esta forma, obtener el capital necesario para llevar a cabo la ayuda a muchas familias que no tiene los recursos para tratamientos médicos.

"Una forma de ayudar a las personas y quitarles dinero a los millonarios… la versión legal de los robos del Espectro."

El chico soltó una corta carcajada cuando le dedicó su atención al azabache, quien lo miraba atentamente entrecerrando sus ojos grises. No tenía idea de que el detective todavía estaba buscando la manera de convencerlo de dejar los robos, y esto sólo significaba una cosa… su interés por retomar su relación.

Una cálida sensación surgió en su pecho y tuvo que reprimir las ganas de lanzarse a los brazos de Levi y abrazarlo con fuerza — tal vez incluso robarle un beso, pero eso era demasiado —.

— Un robo avalado por nuestro denigrante sistema legal en cuanto a economía. — añadió Hannes con una carcajada.

— Lo que hacen me parece muy loable. — dijo el chico. — Pero ¿Puedo saber cómo se conocieron ustedes dos? Me resulta muy intrigante. — preguntó entonces, mirando alternadamente al detective y al director. El chico sabía que tenía algo que ver con Isabel, pero le encantaba la idea de saber cómo es que Levi había pensado en presentarle a Hannes y a su fundación.

— Fue hace… siete años, si no me equivoco. — comenzó a decir Levi, quien se había mantenido callado hasta ahora. — ¿Quieres contar tu versión de la historia, Hannes? — preguntó el detective con un tono burlón, haciendo que el otro estallara en risa.

— Mi versión no es menos vergonzosa. — comentó el rubio un poco nervioso. — Efectivamente, esto sucedió hace unos siete años. La verdad es que me avergüenza un poco hablar sobre esto, pero le tengo un gran respecto a Levi y siempre me sentiré en deuda con él. — el hombre soltó un suspiro, cambiando su semblante entusiasta por uno más nostálgico cuando clavó su vista en una fotografía que tenía sobre el escritorio.

El rubio tomó el marco y lo volteó para dejarla a la vista de Eren, mostrando a una niña pequeña en medio de un parque de juegos, sonriente y llena de la arena que había para que los menores se sentaran a armar castillos.

— Ella es mi hija. — indicó, llamando la atención del joven que se había perdido detallando a la pequeña y risueña niña de la fotografía. — Hace varios años sufrió una enfermedad rarísima que la sometió a una serie de operaciones y tratamientos médicos. — un tono amargo se impregnó en la voz del hombre. — En ese entonces, mi mujer nos había abandonado y yo me encontraba sin trabajo. Mil últimos ahorros los invertí en el tratamiento que me permitiría mantener viva y sana a mi hija, junto a mí. Pero llegó un punto en que ya no tenía el dinero… — el hombre bajó la mirada brevemente y luego la clavó en los ojos verdes del chico. — No iba a dejar que mi hija muriera por mi incapacidad económica. Así que, si no podía comprar los medicamentos… los robaría. —

Un pequeño recuerdo se instauró en la mente del moreno.

"Un hombre siendo arrestado por robar medicamentos para su hija; un detective dejándolo en libertad; un chiquillo de quince años a quién este hecho había cambiado su vida."

— Pero soy un pésimo ladrón. — la risa de Hannes brotó sincera en la oficina, llamando, nuevamente, su atención. — La policía llegó en cuestión de minutos, porque era una clínica costosa; sin embargo, el destino tenía preparado un ángel de lengua afilada para ayudarme. —

— Tch, ángel y una mierda. — soltó inmediatamente Levi con vergüenza, en cuanto la mirada del rubio se posó sobre él.

— El capitán del cuartel central de Stohess, Levi Ackerman, me tomó por los hombros, me dijo que corriera con todas mis fuerzas, me entregó a escondidas los medicamentos y me dio la patada de mi vida para que echara a correr. — señaló el hombre con una sonrisa en el rostro. — No miré atrás, en ningún momento. Llegué a mi casa donde una vecina cuidaba a mi hija y me eché a llorar de lo agradecido que estaba. —

El desgarrador relato que contaba Hannes, incluso cuando él lo relataba con una sonrisa nostálgica, le provocó un nudo en la garganta a Eren. Era terrible darse cuenta de los miles de problemas que aquejaban a familias como la del director de la fundación, que no podían si quiera asegurar la salud de sus seres queridos y, por lo demás, el sistema, en vez de ayudarlos a salir adelante, los presionaba y arrinconaba hasta sacar lo peor de ellos, tal como había dicho Levi alguna vez.

— Pero no me libraría del capitán Levi tan fácilmente. — siguió diciendo Hannes, manteniéndolo muy atento a sus palabras. — Esa noche se apareció en la puerta de mi casa y yo pensé que me pediría algún soborno o algo así; pero no, vino a advertirme que sería la primera y única vez que dejaría pasar ese tipo de comportamiento. A cambio, debía pensar en una manera menos peligrosa y legal de cuidar a mi hija, así que me dio una tarjeta con los datos de esta fundación, que en ese entonces era una organización mal administrada, con pocos recursos. — explicó él, volviendo a tomar la fotografía para acomodarla. El hombre miró con tanto cariño a la niña plasmada en ese papel que logró que el moreno se sonrojara levemente. — Decidí trabajar aquí, a cambio de que me ayudaran con la medicación de ella y, como ves, me esforcé por mejorar este lugar, para darles la oportunidad a hombres y mujeres que, como yo, necesitan apoyo para no caer en actos como el que yo hice. —

— Acaba de confesar un crimen, señor Hannes. — bromeó el moreno, sólo para sacarse el nudo de su garganta y evitar ponerse a llorar. El hombre se rio fuertemente y Eren no pudo hacer más que mirar a Levi, mostrando una ancha sonrisa ante esta historia, que tenía que ver con un hecho fundamental en la vida de un detective y de un ladrón. — Me encantaría participar de su fundación cuando termine mi carrera, si es posible. — añadió, sorprendiendo al detective, quién lo miró con una sonrisa torcida.

— Nos encantaría, Eren. Serás bienvenido cuando quieras. — Hannes lo miró con un gesto totalmente paternal y estiró su mano para estrecharla con la del chico a través del escritorio.

 

~*~~~*~~~*~

 

Tras otro par de minutos en conversaciones sobre la organización — y también lo presumido que había estado el director con su hija, que ya estaba en preparatoria y quería estudiar para volverse una doctora que trabajara junto a él en la fundación — Eren y Levi se marcharon de la oficina del hombre y volvieron por el mismo camino que habían llegado.

Abordaron el elevador y, cuando las puertas se estaban cerrando, el chico sintió que esa visita, esta salida a la que lo había arrastrado el detective, lo había llenado de una inmensa felicidad; tanto así que, cuando finalmente las puertas se cerraron, el universitario se lanzó a llorar y se abrazó al cuerpo del azabache con desesperación.

Podía sentir cómo las pequeñas acciones de una persona podían afectar enormemente las decisiones de otras, así como todo estaba conectado en esta vida; el hombre al que el detective había decidido ayudar levantó una fundación para apoyar a más personas como él; por otro lado, el gesto del detective había despertado un nuevo concepto de empatía en un joven de apenas quince años, quien había tomado, tal vez, el mal camino de volverse un ladrón y robarle a los millonarios para ayudar a personas de bajos recursos; curiosamente, el mismo detective había juntado al director de una fundación y a un famoso ladrón, ambos con las mismas convicciones, aunque con métodos distintos.

Todo le resultaba extremadamente emocionante y no hacía más que reforzar la idea de que su camino con el de Levi estaban entrelazados de maneras impensables; que, aunque se negaran, terminaban convergiendo al mismo punto, sólo para recordarles que prácticamente era su destino encontrarse y ayudarse mutuamente.

Así, llorando de lo agradecido que estaba con la vida de poder conocer a un hombre tan maravilloso como Levi, de que, incluso, él lo quisiera a tal nivel que buscara la manera de ayudarlo con sus sueños y convicciones; que dentro de su corazón se preocupara por él…

Dios, qué maravillosa sensación, se repetía el chico. No podía describir ese sentimiento más que el amor por el azabache quien, en ese momento, lo había estrechado de igual forma entre sus brazos, permitiendo abrazarse a él con cariño y comprensión, como siempre lo había hecho.

Eren no dejó de llorar durante todo el descenso de los quince pisos en el elevador y Levi se quedó en silencio, correspondiendo su abrazo mientras daba suaves caricias a la espalda del chiquillo para transmitirle consuelo.

— Eren. — le dijo en un susurro. — Todavía necesito acaparar tu tiempo unos momentos más. —

— No hace falta pedirlo, Levi. — le dijo este entre sollozos. — Iré a donde sea a tu lado. — escuchó la suave carcajada del policía contra su pecho y trató de contener los sollozos.

— Pero también necesito que dejes de llorar, mocoso. Ya vamos a llegar al recibidor. — señaló el hombre, haciendo un débil intento por separarse. Ante esto, Eren se irguió un poco y, cuando iba a limpiar sus lágrimas con la manga de la chaqueta, el detective le tendió un pañuelo blanco que había sacado de su bolsillo. El chico tomó la prenda sin mirarlo a los ojos y procedió a limpiar su rostro rápidamente.

Al sentir que la puerta se abrió, intentó calmarse lo suficiente, a sabiendas que su rostro estaba totalmente rojo debido al incesante llanto que había experimentado esos segundos en los que el elevador los llevaba nuevamente hacia la recepción; y, entonces, Levi le tendió la mano, mirándolo con nerviosismo y un poco de timidez. No hacía falta decir que el chico no lo pensó dos veces antes de tomarla y caminar juntos hacia la salida del edificio, donde el bullicio del tránsito los absorbió por unos momentos, así como el sol, que aún pegaba fuerte sobre ellos, los encandiló lo suficiente.

El detective, todavía sujetando firmemente la mano del moreno, comenzó a avanzar en dirección al estacionamiento donde habían dejado el vehículo, manteniendo un silencio entre ellos que ninguno se atrevía a romper.

Siendo honestos, el chiquillo todavía tenía un nudo atorado en la garganta, que se mantenía sin explicación alguna porque, de hecho, se sentía ridículamente feliz sosteniendo la mano de Levi y, por supuesto, por la visita que le tenía preparada para esa tarde de reencuentro; así que esa sensación abrumadora, que todavía amenazaba con hacerlo llorar en cualquier momento, no tenía más justificación que el hecho de que las cosas todavía estaban mal entre ambos.

Para cuando llegaron hasta el automóvil, el detective soltó la mano del chico y procedió a abrir la puerta para él, quien dejó pasar este gesto sin soltarle comentarios burlescos ni nada por el estilo, porque aún se sentía muy inestable emocionalmente; luego, cuando finalmente el hombre dio la vuelta y se adentró al vehículo por el lado del conductor, el sonido de la puerta al cerrarse le hizo levantar la vista para clavarla en el azabache junto a él.

No había forma de interpretar totalmente la mirada que le estaba dedicando Levi; había una mezcla de culpa con nostalgia, quizá también mostraba un dolor que se manifestaba con sus cejas evitando fruncirse, así como también había un montón de nerviosismo en su postura casi inquieta, sentado frente al volante.

— ¿Estás bien? — le preguntó el detective, con ese tono suave y ronco, mirándolo con comprensión. Ante esto, las lágrimas volvieron a desbordarse por sus ojos verdes.

— No. — admitió él, volviendo a sucumbir en el llanto. — Estoy… conmocionado. — dijo entre leves hipos. — El que todavía pienses en ayudarme, en que todavía le busques solución al tema del Espectro… ¡dios, Levi! No sé qué significa, pero me hace feliz, tan feliz… te he extrañado tanto este mes. Me he sentido horrible por todo lo que te hice pasar, hasta llegar a alterarte físicamente. Soy estudiante de medicina, maldición. — exclamó frustrado, subiendo su tono de voz. — Sé lo grave que pudo haber sido ese colapso que tuviste y permití que llegaras a eso con tal de protegerme, de proteger lo nuestro… mientras que yo… — otra vez, el llanto lo abrumaba tanto que le cortaba el aire y sólo podía sollozar a volumen alto, sin ganas ya de borrar las lágrimas que corrían por sus mejillas porque parecía inútil, eran demasiadas; unas tras otras caían amargas, como si con eso pudiese limpiar el dolor de su corazón.

A su lado, el detective se mantuvo en silencio, mientras el vehículo se llenaba del llanto desesperado del chico, que temblaba en su asiento debido a los hipos que salían de su pecho. Eren sabía que le estaba permitiendo llorar a su modo, que lo estaba dejando librarse de todo ese dolor reprimido durante ese tiempo separados y, silenciosamente, se lo agradeció; porque incluso él mismo se había reprimido de llorar a sus anchas, pese a que había noches en que la soledad lo abrumaba tanto que temblaba de miedo.

Y es que no se podía controlar. Sentía tan intensamente cada emoción que le provocaba la presencia del azabache en su vida que era incapaz de mantener la calma y buscar serenidad en su mente, que era un caótico remolino de pensamientos; algunos amargos y venenosos, otros dulces y cálidos… todo ello giraba dejando en el ojo del huracán a Levi y el inmenso amor que le tenía.

En algún momento, tras lo que parecieron horas sentado llorando, apretando sus puños fuertemente sobre sus piernas y agachando la mirada para esconderse — en vano — de la mirada de Levi, se percató de que ya no había hipos, que su respiración se había calmado un poco y que, pese a que aún caían lágrimas de sus ojos, ya no le apetecía sollozar con tanta fuerza; y fue cuando sintió que la mano de Levi tomó una de las suyas, entrelazando sus dedos con los del menor y, sorpresivamente, llevando sus manos unidas hacia sus finos labios para dejar un casto beso en el dorso de la mano del moreno.

Eren alzó la vista en su dirección, encontrándose al detective inclinado un poco hacia él, sonriéndole débilmente; luego, estiró su mano libre para terminar de borrar las lágrimas en las mejillas del menor y, sólo en ese momento, el chico se percató de que Levi tenía los ojos llorosos, como si él también hubiese estado al borde del llanto.

— Soy patético, mocoso. — comentó casi en un susurro, cuando se separó de él, volviendo a acomodarse un poco en su asiento, pero manteniendo sus manos unidas. — Una parte de mí siempre se dijo que lo nuestro estaba mal, desde la noche en que nos encontramos en la mansión Reiss. — comenzó a decir, sin despegar su vista del chico. — Trataba de ignorar ese pensamiento y, ciertamente, lo lograba con más facilidad conforme más me acercaba a ti; pero cada vez que surgía un obstáculo entre nosotros, algún problema o situación que pudiese complicar nuestra relación, yo recurría a ese pensamiento, al viejo «yo» diciendo "te lo dije, esto nunca resultará". Y me encerré en este pensamiento, sabiendo que mi labor como detective podría llevar a tu captura y, demonios Eren, olvídate de la cárcel. — la frustración en las palabras de Levi llegaban a herirlo, porque sentía que también herían al policía. — ¿Sabes cómo resuelven sus problemas los millonarios? Con sicarios. — señaló con preocupación, frunciendo más el ceño y apretando con más fuerza la mano del moreno. — «No puedo permitir que caiga en sus manos.» — dijo con un tono áspero, confundiendo al chico. — Esa fue la conclusión a la que llegué justo cuando Hange me comentaba sobre una nueva pista en el caso del Espectro. — al explicarle eso, un suspiro brotó de sus labios y bajó lentamente la mirada hacia sus manos unidas. — Debí habértelo dicho esa tarde cuando fuiste a cuidarme. — añadió con tristeza. — Debí haberte dicho que quería protegerte, que estaba asustado de que algo te pasara haciendo esto de los robos, que no podía dejar que cayeras en manos de esos asquerosos millonarios… —

El recuerdo de ese día logró quitarle el aire otra vez al chico, obligándose a contener el llanto para no interrumpir al detective, pero teniendo que apretar su mano con fuerza para tratar de mantenerse firme.

No había podido olvidar la vulnerabilidad que presentó Levi en cuanto le abrió la puerta de su hogar, pálido, un poco agotado y sutilmente desorientado, nada comparado a la fortaleza impecable que siempre mostraba; si bien Eren sabía que nadie podía mostrarse fuerte todo el tiempo, le dolía entender que el estado del azabache, en esos momentos, había sido por su culpa.

El joven todavía no podía decir palabra alguna, estaba demasiado absorto en el relato de Levi como para formular cualquier cosa en su mente; pero el azabache soltó una carcajada sutil y carente de alegría, llamando completamente su atención.

— Entonces, mientras estaba con esos pensamientos, recordé a Hange, con su rostro más delgado y ojeras pronunciadas. A Erwin que cada día luce más viejo; a Moblit que, incluso lleno de trabajo y miles de horas extras encima, siempre me regala una sonrisa de ánimo; porque todos mis compañeros de trabajo han hecho una excelente labor, han sacrificado sus vidas personales por intentar ayudar a las personas desde su posición como policías; incluso, me han apoyado a mí contigo, dejándome escapar del trabajo el día de tu cumpleaños. — confesó, sin un ápice de alegría en su rostro. — Al tratar de sopesar todas esas variables, llegué a la errada conclusión de que, si dejaba de verte, de pasar tiempo contigo… tal vez dejaría de quererte como lo hago en este momento, y, quizá, con eso retome este absurdo pensamiento de una mala e idiota versión mía de que todo saldría mal entre nosotros, amparándome en eso para ser más objetivo con mi trabajo y, entendiendo de una vez, que aunque me preocupe por ti y esté ridículamente enamorado de ti, eres un criminal y mi trabajo es detenerte. —

"Absurdo", pensó Eren. El mayor había dicho hace minutos atrás que era patético, sin embargo, en ese momento, era el moreno el que se sentía así, porque Levi le estaba explicando sus razones para alejarse — totalmente comprensibles y razonables — y él, incluso cuando el detective había establecido que su trabajo era detenerlo, sólo se podía concentrar en la forma en que Levi le había confesado que lo quería, que estaba enamorado de él.

Se sentía el ser más estúpido, patético e infantil del universo por darle prioridad a ese pensamiento en vez de a toda la problemática que se desarrollaba entre ellos; tal vez era ese motivo el que lo había llevado tantas veces a presionar al detective para que intentaran sobre llevar la situación, para que exploraran esta posibilidad de relación entre ellos… Este inmaduro pensamiento había sido el culpable de que fuera únicamente Levi quien cargara con la responsabilidad de buscar una solución a su disyuntiva laboral, mientras lo protegía.

Trató de concentrarse, de rebuscar en su memoria todos esos debates mentales que se había obligado a tener consigo mismo en busca de una manera de ayudar al azabache, de dejar de ser una carga para él y encontrarle una solución a su problema… y no podía; porque, de hecho, este era uno de los tantos motivos por los que había aceptado y mantenido el acuerdo, no explicito, entre ambos de dejar de hablar y de verse, que él no encontraba la forma de que Levi y el detective a cargo del caso del Espectro pudieran coexistir pacíficamente cuando de Eren se trataba.

— Eren, he tomado una determinación. — afirmó, de pronto, Levi, sólo para notar que ambos se habían quedado callados por unos instantes. — El peor error que pude haber tomado fue separar mi vida como detective de tu vida como el Espectro, pues ambas versiones de nosotros forman parte también de nuestra relación, e ignorarlas jamás fue una solución a nuestro choque de convicciones. — el azabache tomó un respiro, pero el chico sintió que comenzaba a faltarle el aire. — Por esa razón… He decidido que quiero estar contigo, en todos los aspectos que me conforman como persona. No sólo cuando pretendo no ser un detective, sino también siéndolo… y también sabiendo que eres el ladrón más buscado de la ciudad. — aseguró con tal firmeza que el chico se sonrojó hasta las orejas, temblando en su sitio, sintiéndose completamente irreal. — Pero necesito que lleguemos a un acuerdo. —

— ¿Cuál es? — dijo con voz temblorosa.

— Dijiste que tenías un objetivo con el Espectro. Que, una vez cumplido, dejarías de ser el ladrón. —

— Así es… — respondió el chico de forma vacilante, confundido y expectante por lo que le plantearía el hombre.

— ¿Es posible acelerar esto… para terminarlo lo más pronto posible? — Levi notó de inmediato sus intentos por comenzar a soltar balbuceos que trataran de responder su pregunta; por eso, no le sorprendió que se adelantara y lo interrumpiera. — Suena estúpido, porque pensarás que estaré esperando a que dejes de ser el ladrón para estar contigo; pero el verdadero propósito para decirte que te apresures, es que, mientras más tiempo te demores, más chances le das, no únicamente a la policía de capturarte, sino también a los detectives privados que tiene la élite, en este momento, buscando la cabeza del ladrón de Stohess. — la confesión del azabache lo puso en alerta. ¿detectives privados? ¿sicarios? ¿Levi le estaba dando…? — Sí, te estoy dando información confidencial del caso. Hemos establecido una pista importante y el equipo de Hange la está siguiendo con mucha dedicación. A la vez, me he enterado de estos movimientos clandestinos que tiene la élite en el mercado negro. —

— Levi, esto es… —

— Peligroso. — ya se estaba mareando un poco por la manera en que el detective estaba adivinando sus pensamientos, verbalizándolos antes de que él los pudiera siquiera formular. — No me malinterpretes. He querido hablar contigo desde la noche que me apoyaste ante el accidente de los chicos de Farlan, pero obtuve esta información días antes y sentí la urgente necesidad de hablar contigo… — un leve sonrojo se situó en las mejillas de Levi. — Francamente, no sé cuál de las dos fue la excusa para volver a verte. — ante este sinceramiento de Levi, Eren soltó una carcajada involuntariamente. Pero, de inmediato, intentó volver a la seriedad para zanjar el tema con Levi; el tema que lograra que, por fin, pudieran volver a estar juntos.

— Si dependiera de mí, buscaría todas las formas posibles de terminar esto cuanto antes. — comenzó a decir, tratando de hallar firmeza para su voz. — Pero ya sabes que no trabajo solo. Tu información es importante, así que ten por seguro que lo hablaré lo antes posible con ellos y trataré de darle fin a esto, antes de que ellos también corran peligro. — entre todo el manojo de pensamientos y emociones que lo estaban abordando, el chico encontró la claridad para comprender la gravedad de la información que Levi le había aportado y cómo esta amenazaba la seguridad de sus amigos. — ¿Podrías… esperarme un poco más? — se atrevió a pedir, con una vergüenza que le supo completamente ajena.

— Lo haré. — pese a su afirmación, Levi se mostró dubitativo. — Pero ya no podré darte más información, es lo único que manejo del caso… puesto que lo dejé. — informó con seguridad. El chico se asombró tanto que se irguió del asiento y miró perplejo al hombre junto a él.

— ¿Qué? ¡No, Levi! ¿por qué…? ¿es por…? — no podía, no era capaz de formar oraciones coherentes; nuevamente, se sentía la peor basura por acorralar de esa forma al detective.

— ¿Por tu culpa? Evidentemente, tiene que ver contigo. Pero, en estricto rigor, tiene que ver con mis compañeros. No puedo entorpecer sus magníficos esfuerzos por avanzar en esto; así que decidí dejar el caso y ocuparme de varios otros, aliviándole la carga a Erwin y, con esto, ayudando a Hange y Moblit en otros asuntos que tenemos pospuestos. — aclaró el hombre. Y, en seguida, una sonrisa mucho más cálida y espontánea se dibujó en su hermoso rostro. — Lo que voy a decir, suena estúpido y, tal vez, jodidamente infantil. — empezó a decir, nuevamente mostrando vergüenza en su forma de expresarse. — Pero creo que es mi propia forma de oponerme a la élite de Stohess. De no darles prioridad a su caso, sólo porque son potenciales víctimas; de no dedicarle mi tiempo exclusivamente… Supongo que, a mi manera, también busco enfrentarme a ellos. —

La sonrisa ladina del detective, mostrando una determinación que hacía que sus ojos se volvieran más brillantes, lo cautivó completamente, como si fuera posible sentirse más atraído hacia el azabache; con cada gesto, es como si su campo de atracción se hiciera más fuerte y, a esas alturas, el moreno se sabía completamente envuelto por ese magnetismo que ejercía sobre él.

— Te estás volviendo un rebelde, Levi Ackerman. — con todo esto, Eren volvió a sentirse fuerte, tanto así que había recuperado su personalidad para bromear con el hombre junto a él. Este, por su parte, puso los ojos en blanco y volvió a dirigir sus preciosos ojos grises hacia él.

— Tch, esto es una completa mierda. — soltó de pronto, confundiendo al chico por ese arrebato. — El plan original era llevarte a un parque o algo así, aprovechando que el día está muy cálido y poder sentarnos sobre el césped o en alguna banca a conversar; pero terminé soltando todo aquí, mirando una horrible y gris pared de cemento en un estacionamiento público y sentados en un vehículo prestado. — el suspiro del azabache se le antojó demasiado adorable, entendiendo que había planeado algo más elaborado para conversar con él. — Evidentemente no soy muy bueno con estas cosas. — mencionó, acariciando sus cienes con la mano libre, puesto que la otra aun entrelazaba sus dedos con los del chico.

No importaba donde fuese, ya que, para Eren, estar con Levi y compartir ese maravilloso sentimiento, lograba que cualquier lugar adquiriera belleza, incluso una pared gris; una belleza que jamás se compararía a la que poseían los ojos de Levi, semi escondidos por su mano en un gesto de vergüenza por haberse sincerado de esa forma tan íntima.

Sabiendo que posiblemente no era tan buena idea, pero dominado por completo por el cálido y emocionante sentimiento que tenía a su corazón latiendo desenfrenado, se inclinó hacia Levi y sostuvo el rostro contrario con su mano derecha, haciendo que se girara en su dirección y reduciendo la distancia entre ellos para besar los labios del detective.

Sintió que una descarga eléctrica lo recorrió en el exacto momento en que la piel de su boca tocó la del hombre, llevándolo a botar el aire que había retenido en sus pulmones a modo de suspiro y atreviéndose a mover sus labios para probar suavemente los del azabache.

Y, dios, qué sensación más exquisita. Era apenas un beso que rayaba en lo sutil, sus labios tocándose con una timidez completamente desconocida, emocionante y excitante; sobre todo, porque Levi no se había apartado, sino que le estaba correspondiendo.

Más allá de las sensaciones que estaban despertando en su cuerpo ante ese beso compartido con Levi, era su corazón el que se hallaba bailando de felicidad, sintiéndose completo y querido por el hombre que ahora estaba junto a él, correspondiendo su gesto bañado completamente de amor; ni siquiera en sus más maravillosos sueños pudo hacerle justicia a la fantástica sensación de besar a Levi, entendiendo que, esta vez, se arriesgarían juntos para hacer posible esa relación.

Tras un par de segundos, fue el azabache quien pidió silenciosamente tomar aire y se separó de los labios de Eren, agachando la mirada con una vergüenza muy impropia del mejor detective de Stohess, pero que provocó que el joven se sintiera en la gloria cuando besó esas ardientes mejillas mientras le sonreía.

— Levi, no tienes idea de lo feliz que me haces. — le susurró, todavía cerca de él, cruzando sus miradas para que verde y gris se mezclaran en la corta distancia que los separaba. — Lamento mucho haberte lastimado. —

— Lo sé, mocoso. — respondió el hombre, estirando su mano para acomodar un mechón de cabello castaño tras la oreja del moreno. — Dije que quería estar contigo, pero también te voy a pedir paciencia con esto. — empezó a decir, mirando seriamente al chico. — Recuerda que todavía está el tema de tu compromiso con Historia. — Eren ensanchó su sonrisa, porque entendía que esta petición, más allá de tener relación con las amenazas de su padre y de Rod, tenían que ver con su rubia amiga, pues ella le había comentado sobre su conversación con Levi y que él también la estaría apoyando.

— ¿Eso significa que tengo que contenerme en público? — preguntó él con sorna, mirando descaradamente los labios del mayor.

— Exacto. — le soltó el otro, un poco nervioso por su inquisitiva mirada.

— ¿Y en privado? — volvió a cuestionar, rozando los labios de Levi mientras se abrazaba a la cintura del otro, sabiéndose incómodo al estar todavía dentro del vehículo.

— Suena tentador. — le respondió de vuelta, tomando esta vez el atrevimiento de ser él quien rompiera la distancia entre sus bocas para besar cortamente al moreno. — Haremos que resulte, lentamente, pero prometo esforzarme. Sólo si tratas de cumplir el acuerdo que establecimos. — le dijo con más seriedad.

— Me esforzaré el triple. — decretó el chico con una ancha sonrisa.

— Ojalá tuvieras esa determinación con tus estudios. — bromeó el azabache enarcando una ceja y haciendo que Eren estallara en risas, volviendo a acomodarse en su asiento.

— Un título universitario no es tan motivante como tú. — señaló el chico con toda la confianza del mundo. Levi soltó una corta carcajada y procedió a encender el motor del automóvil, para luego ponerse el cinturón de seguridad. — ¿Ahora sí iremos a un motel? — le preguntó en ese tono lascivo que, curiosamente, ahora se le antojaba mucho más sincero que una simple broma para ponerlo nervioso.

— ¿Qué parte de ir lento no entendiste? — le espetó, mirándolo con el ceño fruncido. Luego, procedió a poner el vehículo en marcha. — Iremos al dichoso parque, te guste o no. Y, si te portas bien, podemos comprar un helado. — mencionó a modo de burla.

Eren pudo haber bromeado más sobre el asunto, pero prefirió no hacerlo. Estaba demasiado feliz por esta nueva oportunidad que le regalaba el azabache por intentar hacer las cosas bien.

Por lo demás, incluso si Levi no le hubiese hecho el alcance de que la élite de Stohess estaba movilizando sus conexiones con el mercado negro para dar caza al Espectro, él sabía que tenía que acelerar todo el asunto de su plan; no sólo por su relación con Levi, sino también por su bienestar y el de las personas que estaban involucradas en el asunto.

Esperaba que todo saliera bien, sin embargo, por hoy, no quería pensar en esos problemas, quería aprovechar su día con Levi… estando juntos otra vez.

Notas finales:

¡Yei! Hasta aquí llega este capítulo. ¿Les gustó? Es que a mí me hizo mucha ilusión escribirlo.

La situación con Hannes y el hecho que relaciona a Levi y Eren con ese ladrón de hace siete años la había tenido guardada por mucho tiempo y me encantó por fin presentársela a ustedes, dándole el inicio a esta reconciliación que había planeado nuestro detective.

Me encantó mostrar a un Levi mucho más centrado con sus ideas y determinado con sus decisiones ¿qué les pareció a ustedes? También liberé a Eren de su dolor tras entender que él siempre buscó acercarse tanto a Levi que no tomaba realmente el peso de lo que eso significaba para su posición como policía, pues siempre se enfocó más en su relación como Eren y Levi.

¡Les agradezco mucho por todo el apoyo que me han dado! De nuevo, cuando llegamos al punto en que debían separarse, pensé que su apoyo se iría en picado porque les hago sufrir. ¡Pero no! Estoy muy emocionada y espero que este capítulo haya valido la pena todo el sufrimiento que pasaron los personajes — y ustedes como lectores y lectoras — jiji

Cuídense mucho y estamos leyéndonos.

¡Nos vemos!


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