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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos y todas! Espero que se encuentren muy bien (:

Les traigo la continuación, ¡espero que lo disfruten!

¿Qué significaba la expresión «todo salió bien»?

Eren no lo tenía muy claro en ese momento. Sentía que las manos le sudaban, pese a tenerlas totalmente frías a esas horas de la noche, incluso en pleno junio.

El atraco.

Su mente era un caótico enredo de pensamientos que no lo dejaban a veces respirar. Sentía a lo lejos las sirenas de las patrullas policiales, pero todavía demasiado cerca para su gusto, por lo que apresuró su paso para tratar de desaparecer entre los callejones y parques poco iluminados, lo cual parecía un desafío enorme, considerando lo bien cuidadas que estaban las calles en ese sector y la correcta iluminación que admitía pocos puntos ciegos en su propósito de pasar desapercibido.

Pero las decisiones tomadas en esa noche le debían favorecer. El horario era bastante tarde para evitar que gran cantidad de gente circulara por las avenidas y pudiera entorpecer su escape; por otro lado, también habían escogido una ruta que Eren se sabía de memoria, pues era la que usualmente utilizaba cuando iba a ver a Historia.

Historia.

Su corazón volvió a encogerse y apresuró el paso. Sólo debía llegar hasta una calle en donde lo estaría esperando Reiner para llevarlo al lugar donde dejaba todo el aparataje del robo. Sólo unas calles más lo separaban completamente de su escena del crimen.

Si bien había poca gente transitando, muchas se habían asomado desde sus ventanas en los edificios, así como en las viviendas, ante la gran cantidad de autos patrulla que circulaban. Por suerte, Eren ya había dejado el equipo de maniobras con Bertolt cerca de la casa de su víctima y ahora sólo debía quitarse el traje y pasarle las cosas a Reiner.

Los murmullos se hicieron más intensos, sentía que la cabeza le palpitaba con cada bombeo de su frenético corazón. El sudor corría por sus sienes. ¿Se veía sospechoso? Comenzaba a tener una ligera paranoia cuando cruzaba miradas con las personas que salían a especular sobre qué es lo que estaba pasando.

Hasta que un vehículo policial se acerca por la calle por la cual transitaba.

El moreno sintió que la sangre huyó de su rostro tan repentinamente que le sobrevino un mareo. Se quedó quieto mirando a la patrulla policial avanzar con rapidez hacia su destino, destino donde hace menos de una hora había sido su escena del crimen.

Esta era la parte que más odiaba de todo el atraco. La parte en que huía.

Tenía en su mochila el material del robo y, pese a que se había puesto una sudadera clara para no estar completamente de negro, se sentía como si fuese un bicho raro entre toda esa gente que no dejaba de especular.

De pronto, una mano opresora se enrolla en su muñeca y lo hace pegar un salto, arrebatándole un pequeño grito de sorpresa a la mujer que había intentado llamar su atención — aparentemente hace unos segundos atrás —.

—   Dios, Eren, qué susto. — exclamó ella, llevando su mano al pecho.

—   Lo siento, Hitch, estaba distraído. — Hitch era ex compañera del instituto de Historia y la conocía sólo de las reuniones que organizaban esporádicamente para celebrar alguna fecha especial, en las que la incluían. Se suponía que no debía asombrarse de verla por esas calles, siendo que ella vivía allí.

—   ¿Sabes qué pasó? — la mujer lo miraba con expectación hasta que él negó con la cabeza. — El Espectro atacó la mansión de los Reiss. —

El chico sintió que le faltaba el aire. Por supuesto que la prensa ya estaba al tanto de la situación y debían estar atestando las afueras de la casa de Historia para obtener la exclusiva.

¿Qué estaría pasando? Parte de sus rutinas como el ladrón era no portar ningún tipo de objeto que no fuese necesario para el robo, eso incluía dejar en su casa el teléfono celular, así como también su billetera; por lo tanto, no podía saber si su mejor amiga ya lo había contactado o todavía no se enteraba de lo ocurrido en la mansión, considerando que se estaba quedando en la casa Ymir tras lo ocurrido el martes con su padre.

Rod Reiss.

Después de saber lo que había ocurrido entre su mejor amiga y el mercader, Eren había sentido mucha más angustia de efectuar el atraco, no sabiendo si esto afectaría en la estabilidad emocional de la rubia, porque incluso con lo dolida que estaba con su padre, sabía que al enterarse del robo se preocuparía y trataría de contactarse con él.

Tuvo que hablar con Annie y Armin para comentarles la situación y estos se habían mostrado firmes ante la idea de que no podían abandonar ahora el trabajo que estuvieron haciendo los últimos meses, no por el asunto de Historia; pero Eren sentía estragos de culpabilidad por el asunto, ya que sabía que su mejor amiga había optado por enfrentar a su padre respecto al matrimonio, consciente de que la relación que estaba teniendo con Levi era cada vez más seria.

Levi.

—   ¿Vienes de allá? — parecía que la mujer había seguido hablando mientras él divagaba, todavía sintiéndose muy ansioso por la situación y con unos deseos abismales de salir corriendo de ahí.

—   No. — respondió vacilante. — Espero que Historia esté bien. —

—   Yo también. Pobre chica. — mencionó la otra, mostrando su angustia ante la situación. Pero Eren reaccionó, debía salir de allí pronto.

—   Me tengo que ir. Nos vemos, Hitch. —

No esperó a que la mujer se despidiera, simplemente volteó y comenzó a caminar apresuradamente calle abajo para llegar hasta la intersección donde Reiner lo estaría esperando; tenía que creer que todo había salido bien, que su divagación por el asunto de Historia y Levi no había afectado en su concentración en el momento en que estaba buscando lo necesario de su robo. Tenía que creer que más allá del lío que tenía en su cabeza — el cual amenazaba con hacerle perder la cordura cada vez que escuchaba por error algún comentario de la gente en las calles — había efectuado su trabajo con la misma prolijidad que lo había hecho en los robos anteriores, incluso cuando se enfrentó a esa alarma accionada por error en su robo a Merey.

Terminó prácticamente trotando cuando visualizó la camioneta blanca que usaba a veces su fornido cómplice, apresurándose en llegar y subirse a ella. Pero ni siquiera saberse en aquel vehículo le produjo un bajón a su adrenalina y su ansiedad.

—   Te tardaste. — mencionó Reiner mientras avanzaba por la calle, con Eren sentado en el asiento del copiloto tratando de recobrar el aliento.

—   Había mucha seguridad. Llegaron antes de lo esperado. — respondió él con ese tono ronco debido a su garganta seca. Sudaba demasiado mientras dejaba la mochila con el botín debajo del asiento trasero.

—   ¿Salió todo bien? —

Ahí estaba esa pregunta de nuevo. Notaba que Reiner estaba muy inquieto, había un rastro de sudor en sus sienes y la manera en que sujetaba tan fuertemente el volante del vehículo le decía que estaba preocupado y — por qué no — asustado.

Rod Reiss era un atraco mayor, el nivel de seguridad era demasiado sofisticado y Eren tuvo que apresurarse en buscar todo lo que necesitaba en menos tiempo del que usualmente tenía a su disposición; todo esto con el apremio de que hubiese algún sicario o sistema desconocido, cualquier cosa que pudiera intervenir en el atraco.

¿Qué significaba que saliera todo bien?

¿Obtener el botín esperado? ¿Que no lo atraparan? ¿Que estuviera a salvo?

Nunca se había sentido así tras un atraco. No sólo por Historia y la delicada situación en la que estaba con su padre, sino también porque Levi estaría probablemente en su departamento, alejado del caso que había llevado por dos años y ahora con la noticia de que la víctima era Rod Reiss.

¿Qué estaría pensando de él? ¿Que era egoísta? ¿Que no pensaba en los sentimientos de su mejor amiga? ¿Que no se daba cuenta de que el mercader era una figura demasiado importante en la élite y que cualquier cosa en ese atraco podría significar un peligro tanto para él como sus cómplices?... peor, ¿también para Levi?

—   Todo salió bien. — se apresuró a decir cuando la mirada insistente de su compañero comenzó a mutar hasta evidenciar su temor. — ¿Puedes dejarme cerca del cuartel central? —

Aquella pregunta salió tan espontánea que hasta el mismo formulador se sorprendió. Nunca había sentido la urgente necesidad de ver a Levi tras finalizar un atraco; de hecho, le gustaba darse unos momentos para calmarse y volver a alejar esa parte de su vida para llevar la relación con Levi siendo sencillamente Eren y no el Espectro.

Pero ahora era distinto. Este atraco era distinto. Tal como le había mencionado a Mikasa hace varios días, sentía que ponía mucho en juego durante aquel robo y sus aprensiones al respecto habían aumentado tras lo ocurrido con Historia el martes.

Conocedor de que la única persona que era capaz de espantar su ansiedad, aquella en la que había buscado refugio sin saberlo durante todo el tiempo que llevaban conociéndose, era el azabache, su mente le había ahorrado el trabajo de pensar demasiado las cosas y verbalizado aquel anhelo.

—   ¿Qué demonios, Jaeger? ¿Qué pretendes? — preguntó el rubio exaltado.

—   Por favor. — se limitó a pedir.

Necesitaba de Levi. Justo ahora necesitaba verlo, necesitaba que alguien escuchara sus disparatados y caóticos pensamientos; sentía que se moría por llegar a sus brazos y que lo cobijaran para saber que todo iba a estar bien… ¿era justo hacerlo?

Por unos instantes, el silencio reinó en esa despreocupada camioneta… cuyo curso se encaminó hacia el lugar solicitado por el moreno.

  

~*~~~*~~~*~

 

Se apresuró en tocar la madera tres veces con su puño. Era incapaz de quedarse quieto al ser víctima todavía de la adrenalina que había dejado el robo y las consecuencias de dicha acción que desfilaban por su mente, llevándolo imaginar escenarios de los posibles desenlaces de ese atraco.

Siempre tenía una cuota de inseguridad cuando huía de la casa de sus víctimas y llevaba a cabo el riguroso escape, encontrándose en distintos puntos con el resto de sus amigos y repartiendo las posibles evidencias que lo ligarían al crimen; pero esa noche, su miedo era demasiado. Había puesto mucho en juego al decidirse por robar la mansión Reiss, no sólo por el tema de Historia y Levi, sino también por las repercusiones que podía adoptar el mercader, justo cuando sabía que alguien como Rod habría sacado también a sus peones del mercado negro a hacer el trabajo sucio.

Y ahora, su cuerpo decía a gritos que lo único que podía calmar su alterado estado, era saberse con el azabache, dejarse envolver por sus brazos y sentir su aroma. Necesitaba ver a Levi con una urgencia que le quitaba la respiración, y es que todo en esa noche parecía más grave de lo usual.

Cuando la puerta del departamento fue abierta, los ojos cuales tormenta de su pareja se mostraban como una fina línea plateada que lo escrutaba intimidantemente.

Eren se congeló, temiendo lo peor de aquella reacción, pese a que el azabache le había dicho que no se alejaría, no esta vez…

Y justo cuando comenzaba a sucumbir al pánico, a ese miedo que llevaba amenazando con hacerle perder el control desde que había escapado de la mansión de los Reiss, ve a Levi chasquear la lengua y estirar su mano para apoyarla en su nuca y atraerlo hacia él, abrazándolo con fuerza y desesperación.

Lo estrechaba de una manera que rayaba en la brusquedad, pero podía sentir el latir de su corazón; ese frenesí que le indicaba lo alterado que estaba mientras lo rodeaba por el cuello y lo atraía cada vez más hacia él.

—   ¿Estás bien? — susurró el mayor, con aquella voz áspera que contenía sus emociones.

—   Lo estoy. — respondió Eren, sin realmente saber cómo actuar ante esa situación.

Entonces, Levi se apartó un poco para mirarlo, pero el chico no tuvo el tiempo de analizar sus expresiones, pues el azabache se había estirado para besarlo, nuevamente con desesperación, tirando de él para que entrara de una vez al departamento y cerrar la puerta una vez que ambos estuvieron dentro.

El beso de Levi no era cariñoso ni tímido, más bien era acelerado, moviendo sus labios con intensidad y saboreándose de una manera desconocida entre ambos; ese beso no trasmitía amor, sino… miedo.

¿Levi estaba asustado?

Eren acunó el rostro contrario, buscando calmar un poco ese desesperado gesto que ejercía su pareja y acarició con suavidad sus mejillas mientras calmaban sus respiraciones, todavía besándose; pero, en esta ocasión con más suavidad.

En breves instantes, el detective se separó un poco para observarlo y ahora sí el moreno pudo estudiar cómo temblaba la mirada de su pareja, frunciendo el ceño y cambiando su expresión a una que manifestaba su preocupación.

—   ¿En serio estás bien? — le preguntó nuevamente y el chico se permitió sonreírle.

—   En serio. —

Apoyó su frente en la contraria, buscando apaciguar sus emociones. Sentir la respiración de Levi contra su rostro, así como su aroma y el olor tan conocido de su departamento, comenzaba a ralentizar el acelerado ritmo de su corazón, ese que había latido irregularmente durante todo el día y que podía sentir que prácticamente le dolía el pecho ante toda esa agitación; sentía su piel entre sus manos que se habían entrelazados con las del mayor, apretándose con fuerza entre sí.

Por fin, sus respiraciones comenzaban a acompasarse y el ambiente volvía a estar calmo entre ambos, así que se atrevió a musitar —: ¿Tú estás bien? —

—   No. — respondió inmediatamente Levi, separándose nuevamente para observarlo.

Aquella respuesta parecía haber roto el agradable ambiente que se había formado luego de la impresión inicial al momento de encontrarse. Pues ahora Levi mostraba ese ceño fruncido tan característico de él y usaba su tono de voz más ronco y volumen alto que dejaba en evidencia su alterado estado.

—   Mierda, Eren. Estaba hecho un lío de nervios. — soltó con brusquedad, manifestando su temor. — ¿Rod Reiss? ¿En qué mierda pensabas? —

—   Dijiste… —

—   Sé lo que dije, maldición. — exclamó, iracundo. — Rod fue uno de los primeros en mover a sus matones en el mercado negro, Eren. Pudiste… — Levi no terminó la frase, parecía completamente fuera de sí cuando apoyó su frente en el pecho del chico, escondiéndose de él.

Eren se sintió horriblemente mal. De sólo imaginar la angustia que había estado soportando Levi en cuanto le llegó la noticia del robo, lo hacía sentir brutalmente culpable e injusto con él. Tal vez por eso había sentido una imperante urgencia por acudir a él, para verlo, para que él lo viera, para verse mutuamente y saberse a salvo, con Levi estaría a salvo… y lo estaba.

Ahora lo estaba.

—   Lo siento… — le dijo al policía, rodeándole los hombros con sus brazos y dejando un corto beso entre sus cabellos lisos. — Ya estoy aquí. Todo salió… bien. —

—   ¿Qué fue esa duda? — inquirió rápidamente Levi, levantando la vista para escrutarlo minuciosamente. El chico no pudo evitar reírse, es que Levi era capaz de detectar cada paso en falso que daba.

—   No sé… cómo se lo tomará Historia. — admitió con aflicción. — Vine lo más pronto que pude, así que estoy sin mi teléfono. —

—   Tch. Eres el peor amigo del mundo. — le soltó el azabache y Eren dejó escapar un gruñido ante su comentario, sabiendo que tenía razón. Luego, Levi le extendió su propio celular. — Llámala. —

—   Pero… —

—   Historia debe estar sumamente conmocionada con el asunto del robo, justo con todo lo que está viviendo con su padre. — al ser interrumpido por el detective, Eren se tuvo que tragar sus palabras, mirándolo expectante. — Lo que más necesita ahora es el apoyo de su mejor amigo. — tras decir esto, soltó un suspiro y el moreno tomó el celular que le ofrecía.

—   Espera. — dijo el chico, afirmando la mano de su pareja al notar que este se iba a apartar. — Necesito saber… si estamos bien. —

—   Francamente, Eren, no estoy de muy buen humor ahora. — la confesión del mayor lo tomó por sorpresa, tanto que se quedó perplejo observando al azabache acariciar su nuca rapada, mientras desviaba la mirada. — Lo único que me calma ahora es saber que estás bien. —

—   Lo siento… — no se le ocurría nada más para decir. Si bien ya no sentía los nervios y la ansiedad que presentó en su escape de la mansión Reiss, ahora tenía un remordimiento terrible de haber llegado donde Levi en un acto completamente egoísta.

—   Tch. No te disculpes. — soltó bruscamente. — Estaba demasiado preocupado por ti y encima no tengo derecho a pedir información sobre el caso, así que no sé qué mierda está pasando en la escena. —

—   No está pasando nada. Te dije que no me atraparían. — esta vez, su voz sonó con tanta determinación que le hizo sentirse ligeramente orgulloso de sí mismo. No dejarse atrapar era un motivo muy fuerte para que Levi no tuviese problemas tanto en su trabajo como con su relación, así que, de cierta forma, ahora estaba más seguro de que todo había salido bien.

—   Eso dices tú… — la manera que tuvo el detective de soltar ese comentario demostró que comenzaba a ceder un poco en su malhumor.

—   Bueno, es que tampoco está el mejor detective de Stohess analizando la escena, así que me siento más seguro que nunca. — se atrevió a bromear. Frente a él, Levi rodó los ojos y pareció soltar un par de maldiciones en voz baja, dejando entrever que ya no quería seguir dándole vuelta al asunto.

—   No me hagas sospechar que todo esto fue una estrategia para salirte con la tuya. — ese comentario sólo le hizo estallar en risas, porque estaba seguro de que Levi no pensaba eso y, por supuesto, no era el caso. Por lo mismo, se acercó hasta él y capturó sus labios con suavidad en un beso sutilmente demandante que finalizó con un sonoro ruido al momento en el que el chico se apartó.

—   Quería verte. — le confesó, encogiéndose de hombros.

—   Pues aquí estoy. — dijo él abruptamente, llevando al chico a poner los ojos en blanco por su forma tan tosca de contestar. — No me iré a ningún lado. — añadió, endulzando un poco su expresión y haciéndole entender que estaba ahí para él, que no se marcharía de su lado en esta ocasión. Así que el moreno sonrió anchamente en su dirección, ya por fin estabilizando sus emociones y llegando a la añorada calma y confort que sabía lograría estando junto al azabache; su azabache de ojos grises.

—   Me gustaría decir lo mismo. — comentó, sabiendo que tendría que volver a su hogar.

—   No es necesario que sea hoy. — las palabras de Levi volvieron a dejarlo anonado, pero esta vez en un buen sentido, porque… ¿era su forma de decirle que se quedara a dormir?

—   Bueno, no traje nada, ya sabes, ni cepillo de dientes, ni pijama… — mencionó con tono de broma, imitando las malas excusa que siempre ponía el detective.

—   Entonces, vete a la mierda. —

—   Ya, perdón, sólo bromeaba. — se apresuró a decir, sabiendo que el temperamento del hombre, al menos en ese momento, no estaba para bromear tanto. — ¿Me dejas quedarme? ¿de verdad? —

—   Sí, maldición. Sólo… no le des tantas vueltas y llama a tu amiga. — el nerviosismo de Levi era tan evidente que Eren contuvo las ganas de echarse a reír en su cara, sabiendo que esto haría estallar su vergüenza y probablemente llevándolo a arrepentirse de invitarlo a quedarse.

Suspiró con ganas cuando su pareja se volteó, avisando que prepararía un poco de té para calmar los nervios de ambos, y Eren se dispuso a discar el número de Historia para saber cómo se encontraba.

Para su preocupación, la chica parecía tener el teléfono apagado y no estaba respondiendo los mensajes. En parte, el moreno lo esperaba, ya que seguramente la policía había estado intentando contactar con la familia Reiss e, incluso, la prensa debía estarla agobiando con preguntas y peticiones de entrevista.

De hecho, también esperaba que él recibiera algunas preguntas, puesto que — todavía — estaba comprometido con Historia a ojos del público y, encima, Hitch lo había visto «cerca» de la escena del crimen.

No podía negar que aún portaba indicios de ansiedad, pero le bastó con ver el semblante de Levi — mientras disponía de las tasas de té y un plato de galletas sobre la pequeña mesa que hacía de comedor en su departamento — para entrar en razón y tratar de mantener la mente fría respecto al asunto.

Además, no podía negar que le había enternecido de sobremanera que el azabache haya priorizado el estado de Historia por sobre lo que estaba aconteciendo entre ambos; incluso le facilitó su celular — que había estado recibiendo un par de mensajes mientras él intentaba comunicarse con la rubia — sin sentir temor de que el chico los leyera e interviniera de cierta forma con su trabajo — que, por supuesto, no hizo —.

Volvió a suspirar, esta vez de alegría. Levi no se había marchado, no lo había ignorado… Levi había cumplido con su promesa de quedarse a su lado, incluso tras enterarse de la víctima del robo y de estar completamente aislado de la investigación del caso del Espectro.

Su corazón — pese a todos los problemas que cargaba tras este nuevo atraco — se sentía cálido y querido, cuando se sentó junto a Levi y sus manos se entrelazaron para reafirmar el compromiso que habían hecho de que esa relación resultara.

  

~*~~~*~~~*~

 

Cuando terminó de lavarse los dientes y dejar limpio el baño, Levi se permitió unos instantes para mirarse en el espejo que estaba sobre el lavamanos, buscando aquellos vestigios de la amargura y el temor que sintió al enterarse del robo de esa noche y de la víctima de este.

Creyó haber entrado en pánico por unos milisegundos, en los que había considerado fuertemente llamar a Hange y Erwin, e ir hasta la escena a comprobar con sus propios ojos que el atraco se había llevado a cabo como siempre y que no había nuevas pistas que pudiesen poner en peligro a su actual pareja y protagonista del crimen.

Por suerte, su lado racional había actuado como atenuador de aquel miedo y volvió a centrar sus pensamientos para caer en cuenta de que no podía exigirle nada a sus compañeros, porque él había renunciado voluntariamente al caso y ya no tenía acceso a esa información, incluso sabiendo que, si él la pedía, ninguno de los oficiales o sus amigos se la negarían; pero eso llevaría a saltarse su regla autoimpuesta de no intervenir en la investigación, ni siquiera sacando información de ella.

Sin embargo, cuando Eren llegó hasta su casa, sus nervios fueron puestos a prueba nuevamente y él se dejó llevar por ese inesperado alivio que le recorrió el cuerpo al ver sus ojos verdes, tanto así que se había comportado de manera irracional por unos instantes.

Saber que estaba a salvo de los malditos sicarios de Rod era suficiente para poder respirar con calma otra vez, teniendo que tragarse sus propias opiniones respecto al robo, pese a que parte de ellas se las manifestó a Eren en el momento en que se sintió incapaz de controlar esas emociones que habían sido gatilladas por el temor de que lo lastimaran.

Pero ya estaba bien. Se esforzó en recordar que él había tomado la decisión de estar con Eren pese a que seguía siendo el Espectro, así que tenía que ser fiel a su decisión, haciéndose responsable de ella y no cayendo en los círculos viciosos en los que estuvieron sumergidos los primeros meses de ese año.

Salió del cuarto de baño y se adentró rápidamente a su habitación, la cual quedaba cruzando ese estrecho — y único — pasillo del departamento; la lámpara del velador estaba encendida y el mocoso se hallaba sentado sobre el cobertor, con las piernas dobladas frente a él y sin mostrar ningún signo de agotamiento pese al ajetreado día que seguramente había tenido.

En su lugar, una sonrisa radiante y ligeramente traviesa adornaba su rostro, haciéndole parecer tan joven como en realidad era y provocando un poco de nerviosismo ante tal emoción que manifestaba, pues no comprendía lo que le sucedía.

Levi se acercó y corrió las tapas de la cama para proceder a acostarse, esforzándose en ignorar la mirada fija que tenía el mocoso puesta en él.

—   ¿Qué mierda quieres, Eren? No te leeré un cuento. — le soltó mordaz, porque realmente le estaba enervando aquella actitud tan sospechosa del chico.

—   Sólo estaba pensando… que es la primera vez que entro a tu habitación. — Levi detuvo momentáneamente sus acciones de tan sólo escuchar el comentario de su pareja.

Pese a que Eren había estado en su departamento muchas veces, era cierto que sólo se habían mantenido en la sala y nunca le había mostrado ese cuarto del departamento; es que tampoco había mucho que mostrar, con suerte cabía su cama de plaza y media, un velador de madera que le había regalado Farlan y el closet donde se hallaba su ropa.

Lo único más personal de aquella habitación era una repisa larga que desentonaba un poco con los colores de los demás muebles, pues era más nueva; en ella se encontraban algunos de sus libros favoritos, adornos que le habían regalado los chicos de la casa de acogida y un par de fotos que Hange insistió en dejar ahí para que no se olvidara de que tenía amigos.

Por lo demás, era un cuarto de mediano tamaño, mucho más pequeño que la habitación del chico en su departamento, cuya cama era el doble de grande y le daba espacio para poner más muebles como sitiales y una pequeña cómoda sobre el piso alfombrado.

—   No pensé que fuese tan… tú. — murmuró Eren cuando se sentó a su lado, obligando al chico a moverse hacia la pared para que ambos quedaran cómodamente sobre la cama.

—   ¿Qué significa eso? — se atrevió a preguntar.

—   Simple. Funcional. Perfectamente limpia y ordenada… y tiene tu exquisito olor impregnado hasta en las paredes. — desvió la mirada hacia la repisa, sólo porque de esa forma podía apartar su rostro y que Eren no viera cómo la sangre subió hasta sus mejillas debido al vergonzoso comentario que había hecho.

—   No me digas que estuviste oliendo las paredes como un perro. — sabía que no era lo que realmente estaba pensando, pero es que cuando Eren salía con esos comentarios no podía hacer más que avergonzarse. Y de pronto, como si nada pudiese ser más extraño que esa situación, con el mocoso acomodado junto a él en su propia habitación, siente que el chico apoya su frente contra su hombro, refregando suavemente su piel contra la camiseta del pijama de Levi y acompañando aquel gesto con una imitación del lloriqueo de un cachorro. Aquel gesto le hizo imaginar al mocoso como un pequeño canino que clamaba su atención para que dejara una caricia, que, sin pensarlo, efectuó. — Tan infantil. — comentó, sin poder contener la sonrisa que apareció en su rostro y, junto con eso, la risita juguetona que salió de los labios de Eren cuando se irguió y lo miró con mucha alegría.

—   Estoy pensando que necesito ese cuento, porque no tengo sueño en absoluto. —

—   Es una broma ¿verdad? — preguntó el azabache, incrédulo ante las palabras del chico.

—   Sí, lo siento. Era broma. — mencionó él con un suspiro. — En realidad prefiero una canción de cuna. — Levi soltó un gruñido y le dio un corto empujón al mocoso por las estupideces que decía.

—   Si no tienes sueño, pues ve a la sala a leer o algo. Yo debo trabajar mañana. — le dijo con seriedad, sabiendo que no podía obligarlo a quedarse acostado si estaba despierto.

—   Ni hablar. — exclamó el otro con un tono agudo, casi indignado. — No te librarás de mí. — enseguida, el joven se acomodó bajo las mantas, apoyando su cabeza sobre la almohada y cruzándose de brazos para mirar a Levi, desafiante. Este alzó una ceja ante su infantil actitud y terminó por apagar la luz de la lámpara y recostarse junto al chico.

—   Entonces, buenas noches. —

El azabache pretendía acomodarse sobre su costado para por fin descansar. Sentía un agotamiento muy alto después de todas las emociones que había vivido ese día, especialmente las últimas horas de este.

Sin embargo, ni siquiera había pasado un segundo desde que había apagado la luz, cuando el cuerpo de Eren parece envolverlo al acomodarse prácticamente encima de él, sintiendo la presión de su torso y su rostro imposiblemente cerca, tanto que su aliento mentolado por la pasta de dientes le hacía cosquillas en la nariz y avivó el sonrojo en sus mejillas.

Como todavía no se acostumbraba por completo a la oscuridad, el rostro del mocoso le parecía una mera sombra donde unos puntos verdes se hacían paso, reflejando ese brillo tan maravilloso que sólo había encontrado en ese joven, cuyos cabellos castaños caían ligeramente sobre su rostro, hasta que el mismo Eren se los acomodó para no molestarlo.

—   ¿Ni siquiera me darás un beso de buenas noches? — preguntó con un hilo de voz, tan suave como su cálido aliento, con sus narices rosándose debido a la cercanía.

—   ¿Crees que eso te hará dormir? — susurró, acariciando los labios de Eren con los suyos.

—   Depende del beso. — su boca fue capturada con suavidad por la de Eren, en apenas un sutil movimiento que les permitía saborearse mutuamente con lentitud; sin embargo, Levi no podía ignorar la presión que sentía por tener a Eren casi sobre él, transmitiendo su calor a través de la camiseta que le había facilitado para dormir más cómodo. Las piernas de este se enredaban con las suyas de una manera involuntaria, moviéndose para encontrar la posición más cómoda entre las del detective. — No te asustes. — murmuró y antes de que el dueño de casa pudiese pensar cualquier cosa, una de las manos de Eren se deslizó debajo de su camiseta, acariciando dulcemente su piel de porcelana.

Los dedos de Eren se deslizaron con lentitud por debajo de su prenda, dejando su piel erizada cuando las yemas de sus dedos recorrían cada centímetro del abdomen trabajado del detective, provocándole un escalofrío que lo hizo removerse debajo del cuerpo del mocoso, afirmándose de sus brazos mientras seguían besándose pausadamente.

No es que se hubiese asustado, pero esa caricia y la posición comprometedora en la que estaban lo habían puesto nervioso, tanto así que escuchaba el latir acelerado de su propio corazón en sus oídos, como si este se hubiese amplificado y se pudiera oír en toda la habitación.

Sin embargo, contrario a sus comportamientos usuales, de pronto se vio dejándose acariciar por las suaves y cálidas manos de Eren, que todavía recorrían su piel con lentitud, casi delineando cada forma de su torso al tiempo que sus labios se deleitaban el uno con el otro, tocando sus lenguas con timidez cuando movían el rostro para seguir con aquellos movimientos tan placenteros; su mente no le había permitido pensar la situación más allá de dejarse consentir un poco más por el chico, que no aparentaba tener más intenciones que mimarse mutuamente en la oscuridad de su cuarto.

Fue tan cómodo y relajante ese beso que incluso el azabache había sentido que cada uno de sus músculos se fue relajando bajo el cuerpo de Eren, quien también acarició su rostro de vez de en cuando y también su cabello, todo eso sin dejar de besarse por más de unos milisegundos para recuperar el aire que no les hacía tanta falta.

Él también se encontró acariciando los brazos del chico, sintiendo esos músculos marcados en sus hombros cuando deslizó sus manos hacia su espalda y finalmente se quedaron enredadas alrededor de su cuello, pidiéndole que no se separa, no sabía por cuánto más.

—   Buenas noches, Levi. — musitó el joven moreno cuando se recostó a su lado, todavía abrazándose mutuamente. — Te quiero. —

—   Buenas noches, Eren. —

Un cálido sentimiento se quedó alojado en su pecho cuando sus manos unidas descansaban entre ambos, mirándose por eternos y cortos segundos, envueltos por la oscuridad y los sonidos de la ciudad que no les importaban en ese momento.

Con el paso de los minutos y conforme sus respiraciones se iban sincronizando, de la misma forma que los latidos de sus corazones, Levi fue cerrando sus ojos y cayendo presa del sueño, respirando el olor de Eren que casi parecía un arrullo mientras yacían recostados uno junto al otro, tan cerca como les fuese posible y permitiendo que todas sus preocupaciones se quedaran atrás para disfrutar de ese preciso momento.

Hasta finalmente dormirse.

 

 

Notas finales:

¡Hasta aquí llega el capítulo! Perdón por lo corto y la espera que tuvieron que soportar, espero que — algo — haya compensado.

Varios de ustedes acertaron en quién sería la víctima de este atraco, pero aquellos que pensaron que sería Grisha, no estaban tan equivocados, ya que — en un principio — pretendía que así fuese; pero la historia se fue dando de tal forma que sentí que el desarrollo sería mejor con Rod, para todo lo que viene en adelante.

 Les había comentado que estoy preparando un OS para el concurso de Halloween y, como soy mega insegura, le he estado dando un montón de vueltas y releídas para convencerme de que les gustará.

El próximo capítulo tendrá más drama, se los advierto. Pero espero que este pequeño momento de amorcito entre Levi y Eren les haya alegrado sus días tanto como a mí al escribirlo.

Cuídense mucho y nos estamos leyendo en el siguiente capítulo.

¡Un abrazo!

 


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