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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos y todas! Me merezco una tirada de oreja muy fuerte por no haber subido capítulo ayer. Después les doy las explicaciones; ahora, el capítulo.

¡Disfruten!

Capítulo 31. La violencia sólo genera violencia

 

Por muchos motivos, esa mañana prefirió encerrarse en su oficina a avanzar con el papeleo de varios casos, en vez de ir a recopilar información a la sección de analistas o donde los peritos criminalistas; y es que, incluso con la puerta cerrada, podía escuchar todo el alboroto que tenían debido al robo del Espectro de la noche anterior. Si hasta podía sentir lo ajetreada que estaba la prensa afuera del cuartel.

Trató de hacer caso omiso a toda la barbarie de correos que aún le llegaban referente al tema del ladrón de Stohess, los cuales derivaba una y otra vez a Erwin para que pudiera contestar apropiadamente; y, por supuesto, todo esto sintiendo un terrible vacío en la boca del estómago, conocedor de que sus amigos estarían lidiando con las reuniones interminables con la dirección del cuartel, los comunicados de prensa, la información nueva del caso... todo.

Mientras que él había dormido cómodamente junto al Espectro.

Suspiró para espantar esos pensamientos, tratando de poner toda su energía en avanzar con más casos y así liberar a sus amigos de algunos trabajos y que se dieran los tiempos para llevar la investigación del ladrón de Stohess.

En eso, la puerta de su oficina se abre y se vuelve a cerrar con rapidez, no sin antes dejar pasar a su amiga de lentes, quien se quedó pegada a la pared junto a la entrada, como si se estuviese escondiendo de alguien. Levi simplemente la miró con una ceja enarcada, porque Hange solía tener comportamientos aleatorios y extraños, pero ahora parecía más... exaltada.

— ¿Se te perdió el loquero, cuatro ojos? — le preguntó a la mujer cuando esta dejó escapar una fuerte exhalación y le dedicó su atención.

— Hay unas periodistas que no han dejado de seguirme en toda la mañana. No entiendo por qué las dejan entrar al cuartel. — mencionó ella con un evidente malhumor.

— Deben trabajar para una revista importante. — dijo Levi, acomodándose en la silla e indicándole con un gesto a Hange para que se acercara y se sentara frente a él. — ¿Y Erwin? —

— Lleva en una reunión toda la mañana, así que me dejó a cargo del asunto de la prensa y la compilación de la información. — respondió ella, dejándose caer sobre la silla. — No soy un detective, no es mi trabajo hacer todas estas cosas. — se quejó, evidentemente fastidiada con todo el asunto, pues era la primera vez que Hange estaba como segunda al mando en el caso del Espectro. — ¿no quieres ayudarme un poco? —

— Hange, ya no trabajo en ese caso... — se apresuró en decir cuanto vio la mirada suplicante que le dedicaba su amiga.

— Oh, vamos es que quiero tu opinión con algunas cosas. Es algo que puedes hacer. — dijo ella, sacando su teléfono y comenzando a buscar información.

Levi sintió un poco de miedo recorrer su cuerpo, dejándolo congelado donde estaba, buscando excusas para negarse a la petición de su amiga.

Y fue cuando la puerta de su oficina se vuelve a abrir abruptamente, pero este acto vino acompañado de un considerable número de personas que había invadido su lugar trabajo entre gritos iracundos y forcejeos por intentar detener al invasor.

Rod Reiss se abalanzaba hacia el escritorio, siendo detenido por uno de los oficiales y de su mismo guarda-espalda, pues la cólera que manifestaba su rostro enrojecido y expresión ofuscada le daba a entender toda la ira que iba a descargar sobre él.

— Ackerman, exijo que vuelvas al caso inmediatamente. — dijo el hombre, sin controlar el tono de su voz que se elevó incluso por sobre las palabras de Hange y Erwin por intentar controlarlo. Levi se puso de pie y lo observó, entrecerrando su mirada gris para no mostrarse intimidado por el mercader.

— Señor Reiss, si no se calma, entonces no podré tener una conversación civilizada con usted. — Levi no podía mentir, pues en su mente estaba el constante pensamiento de que lo que estaba viviendo Rod Reiss en esos momentos se lo tenía realmente merecido, sobre todo después de que viera llorar a su hija tan amargamente por su falta de empatía. Así que verlo alterado de esa forma le producía una especie de placer secreto. Mínimo, pero existente.

— Al carajo con tus conversaciones civilizadas, Ackerman. — la mano hinchada del líder mercader golpeó el escritorio y logró desordenar algunos de los archivadores que tenía el azabache sobre él. Este simplemente le dedicó una mirada paciente a Rod, sabiendo que aquel berrinche continuaría. — Eres un puto dolor en el trasero. Te has metido en mi camino una y otra vez este año y tu única jodida labor era detener al Espectro y sales con esa burrería de que dejas el caso y ahora el endemoniado ladrón ataca  casa. —

— Me habla como si fuese mi culpa que el ladrón lo seleccionara como víctima. — comentó Levi todavía con tranquilidad, no pretendiendo mostrar lo poco que le importaba el sentir de ese repugnante hombre.

— ¡No me vengas con tus comentarios irónicos, imbécil! —

— Señor Reiss... — Erwin intentaba apaciguar la ira de aquel hombre, pero era imposible.

— ¿No te quedó claro todo el poder que tengo, Ackerman? ¿O necesitas que le de otra lección a los chicos de la casa de acogida? —

Lo que sucedió a continuación fue producto de la culminación de la paciencia del mejor detective de Stohess y la pérdida total de su cordura.

Como si su mente se hubiese apagado por un periodo indeterminado de tiempo, Levi de pronto ya no se encontraba mirando con paciencia a Rod detrás de su escritorio, sino que había reaccionado cuando lo tuvo contra la pared de la oficina, sosteniéndole del cuello de ese traje que le quedaba demasiado ajustado a su voluptuoso cuerpo.

Podía ver el miedo en su mirada, tanto que parecía a punto de llorar; sin embargo, en realidad, lo que Levi estaba viendo era a sí mismo en el reflejo de los ojos del mercader, sorprendiéndose de la expresión iracunda que surcaba su rostro, completamente fuera de sí, conteniendo las ganas de matar en ese mismo instante a Rod Reiss.

¿Cómo se atrevía...? ¿Cómo podía ser tan desgraciado para herir a tres jóvenes que no tenían absolutamente nada que ver con él? ¿No tenía una hija apenas unos años mayor que ellos? ¿Era posible tener ese nivel de maldad como para lastimar así a niños inocentes? ¿Era posible ser así de ruin y cruel?

La amargura y la ira se mezclaban en su mente y su corazón, llevándolo a perder cualquier estrago de raciocinio y aumentando la presión en la ropa del mercader, elevándolo unos milímetros del piso, escuchándolo chillar del terror ante la amenaza del detective.

Las manos de Erwin y del guarda-espalda no tardaron en sostener con fuerza sus brazos hasta finalmente apartarlo de ese hombre, después de un gran forcejeo y entre los gritos de Hange y probablemente la mirada atenta de muchos oficiales que debían estar en el pasillo siendo testigos de aquella escena; una que no se esperaban entre el detective y el mercader, pues nadie jamás osaría a tocarle un mísero cabello a alguien como Rod Reiss... pero seguramente todos concordaban en que — de no ser por la presencia de su guarda-espalda y la fuerza de Erwin — era muy probable que todo ese conflicto hubiese terminado con sangre derramada.

— Eres un bastardo. — le recriminó al mercader, no importándole su puesto, su trabajo ni el lugar en el que estaban. — Eres una jodida escoria. No mereces ni una puta lágrima de tu hija, a la cual lastimaste horriblemente con tu retrógrado pensamiento. — las palabras que Levi escupía venían cargadas de veneno, congelando al líder de la familia Reiss que todavía parecía intentar recuperar el aliento. — Tienes merecido lo que pasó anoche. De hecho, te mereces cosas peores. —

— No olvides tu lugar, Ackerman. — soltó Rod, recuperando su firmeza ligeramente mientras se arreglaba el cuello del traje. — Eres un mísero escalón por el cual nosotros podemos ascender. — añadió tras aclararse la garganta. — Quiero la cabeza del Espectro lo antes posible. O me veré en la obligación de dejarte recados en otros lados. Incluido tu novio. — el azabache hizo el intento de abalanzarse otra vez sobre Reiss, pero Erwin y Hange lo sostuvieron, permitiendo que el guarda-espalda se llevara a su jefe y se marcharan de ese lugar.

A Levi le sobrevino un torrente de emociones que no le daban respiro, tanto así que se encontraba mareado y con nauseas justo cuando el golpe de la puerta reverberó en toda su oficina y la enfrascó en un silencio gélido y lleno de penurias.

Sin embargo, inclusive sobre la rabia que bullía en su interior por aquel hombre, lo que más lastimaba su corazón era la culpa.

La culpa por haber sido tan estúpido de pensar que su decisión de dejar el caso no tendría consecuencias tan grandes como la venganza de la élite; la culpa de no haber considerado cómo sus decisiones afectaban a sus amigos, a su familia... y también a Eren.

— Levi... — la mano de Hange sobre su hombro y su voz siendo apenas un murmullo en esa silenciosa oficina hizo que el nudo en su garganta se volviera más grande y se le acabaran las fuerzas para mantener su firmeza, desplomándose sobre la silla mientras cubría su mirada con su mano, la misma que había sujetado al mercader segundos antes y que estuvo a punto de estamparse repetidamente y con violencia en su asqueroso rostro.

— ¿Cómo no lo vi venir...? — murmuró, más para sí mismo que para sus amigos. — ¿Cómo fui tan...? — tenía atorado un montón de palabras, preguntas, emociones, gritos y llantos en su garganta, tanto que le costaba respirar.

— Ninguno lo vio venir. — las palabras de Erwin tenían un tono más grave de lo usual y sabía que tenía sus ojos cristalinos fijos en él. — Rod Reiss está obsesionado contigo por el asunto de Eren y, encima, ahora el Espectro se encarga de darle otro motivo para odiarte. —

— Levi no tiene nada que ver con el Espectro, es ridículo que se moleste con él por eso. — reclamó Hange y, si bien las palabras de sus amigos deberían estar logrando calmar su tormenta interna, lo cierto es que la acrecentaba, porque aunque ni Rod, ni Hange ni Erwin lo supieran, Levi sí tenía que ver con el Espectro...

En ese instante, recordó el momento en el que Eren llegó hasta su departamento la noche pasada, siendo un manojo de nervios y ansiedad, buscando el cobijo en sus brazos para saber que todo seguía igual entre ellos y que Levi lo protegería, que estaría velando por su bienestar.

Justo ahora — de una manera completamente desconocida por el azabache — él también sintió deseos de que Eren estuviese allí, con él; abrazándolo como lo hizo el día en que el mismo Rod Reiss había llegado a su oficina a amenazarlo y él le prometió que lo protegería... Por supuesto que ambos fueron ingenuos, porque un hombre como el líder mercader no perdonaba en absoluto, no dejaba su voluntad incumplida y las cosas debían hacerse a su manera o armaba un berrinche, como hoy.

Pero ¿tenía que desquitarse con esos chicos? Justo ahora lo abordaba la sensación de querer ir hasta la misma casa de Rod y darle la golpiza de su vida, sucumbir ante su lado irracional y dejarse llevar por la ira y la culpa que lo consumían en ese instante, desconocedor de qué era lo mejor hacer ahora... porque una mera disculpa no bastaría para sanar el dolor y el horror que debieron haber vivido Sasha, Jean y Connie cuando fueron agredidos por los peones de Rod.

— Sé que es inútil preguntarlo, pero ¿quieres que hagamos algo respecto al asunto de Rod y ...? — su amiga estaba intentando apoyarlo y estaba agradecido de eso, pese a que nada podía calmar toda la culpa que sentía y la vergüenza de no saber cómo mirar a Farlan y los chicos, sabiendo que el accidente había sido una venganza en su contra.

— Podrían haberme dejado darle un golpe al menos. — el suspiro de su amiga junto a él le hizo levantar la vista, sólo para encontrarse con una sonrisa comprensiva adornando su rostro.

— Si no hubiese estado su guarda espalda, tal vez lo habría sostenido para ti. — añadió Erwin, obligándolo a llevar su atención a su alto amigo para ver que él también le sonreía. — Te dije que no te volvieras un blanco fácil, amigo mío. —

— Tch, sí, lo sé... — se obligó a recuperar la calma, también agradecido de que sus amigos no le hayan permitido cometer el error de violentar a un hombre como Reiss, de lo contrario podría tener muchos más problemas legales y era lo último que necesitaba. Al menos, según Levi, el muy bastardo se había llevado un buen susto pensando que lo molería a golpes.

— Pediré a algunos oficiales que hagan vigilancia periódica a tu familia. — dijo de pronto el rubio, obligándolo a ponerle atención de nuevo. — Tranquilo. No permitiremos que les hagan daño. —

— Y no te preocupes por Eren. — añadió Hange. — No creo que Rod lo lastime. Historia probablemente lo odiaría. — Levi ya no estaba tan seguro al respecto, no con lo último que había sucedido entre el mercader y su hija.

— Gracias. — se atrevió a decir, no sólo porque estaba más tranquilo y se sentía en deuda con el apoyo de sus amigos, sino porque tampoco encontraba más palabras; Levi comenzaba a sentir que estaba en el centro de una situación muy delicada, únicamente porque había decidido quedarse junto a Eren.

— ¿Necesitas algo? —

Se avergonzó de sí mismo por el repentino pensamiento que tuvo, pues en cuanto Hange formuló aquella pregunta, fue el mocoso lo primero que se le vino a la mente. No sólo porque siempre encontraba consuelo junto a él, sino porque también temía que ahora el mercader fuese directo a atacar a Eren, sobre todo por el rompimiento del compromiso con Historia y la pésima semana que debía estar teniendo el hombre junto a lo del robo.

La mente retorcida de Rod buscaría un culpable inmediato, y los primeros nombres que seguramente habían acudido a él habían sido el de Eren y Levi; al mocoso, por la decisión tomada por Historia, lo más probable atribuyendo al chico la culpa de la orientación sexual de su hija menor; y al detective, simplemente porque el Espectro todavía no había sido atrapado y, encima, este se daba el lujo de desafiar a la élite, renunciado al caso más controversial que los ponía como posibles víctimas.

Soltó un exasperado suspiro, tratando que, con este, todos sus pesares abandonaran su cuerpo y le permitieran recuperar la calma y la cordura; no había sido tan efectivo, pero él estaba acostumbrado a reponerse con rapidez, era parte de sus obligaciones como policía sobreponerse a las situaciones para continuar con sus misiones. Además, entendía que ofuscándose y torturándose con pensamientos culpables no solucionaría las cosas.

Lo primero que tenía que hacer era hablar con su hermano y pedirle las disculpas respectivas sobre lo ocurrido con sus chicos.

Así que, en ese momento, miró a sus amigos y esbozó un intento de sonrisa antes de responderles.

— No. No tienen que quedarse aquí. Vayan a seguir con tus responsabilidades... —

— Bueno, estar contigo es una buena excusa para saltarnos nuestras responsabilidades. — comentó Hange con una carcajada culpable.

— Hacía tiempo no teníamos una semana tan agitada. — añadió el rubio con un suspiro. — Me esperan un par de reuniones todavía. —

— Adelante. Yo estoy bien. — aseguró, convenciendo no sólo a sus amigos, sino a él mismo.

— ¿Seguro que no irás a darle una paliza a Rod? — cuestionó la pelirroja, a lo que el azabache simplemente puso los ojos en blanco, poniéndose de pie para encaminarse a su lugar tras el escritorio.

— Eso sería darle mucha importancia. — sus amigos rieron sutilmente ante su comentario, todavía manteniendo una expresión preocupada en su dirección. — Ya, muevan el trasero, par de holgazanes. Vuelvan a sus trabajos. —

— ¡Sí, capitán! — respondió Hange haciendo el saludo de la policía. Erwin simplemente se despidió con gesto con su mano y ambos procedieron a abandonar el lugar.

 

~*~~~*~~~*~

 

Eren estaba mirando su celular distraídamente mientras esperaba que fuese la hora de salida de Levi. Había querido sorprenderlo al esperarlo afuera del cuartel para poder llevarlo a cenar y tratar de despejar su mente un poco después de la agotadora semana que habían vivido.

Esa mañana había ido a ver a Historia a la casa de Ymir y no fue una sorpresa encontrarla desanimada y sumamente preocupada. Si bien la noche pasada su amiga había llegado a la mansión Reiss para poder cerciorarse por su propia cuenta de que su padre estaba bien, este mismo fue el encargado de pedirle que se marchara, que en ese momento no estaba en sus cabales como para enfrentarse a su hija y el supuesto problema que tenían.

La pequeña rubia había pensado que su padre estaría aliviado de verla, que le permitiría apoyarlo como siempre lo hacían mutuamente en momentos delicados; sin embargo, su frialdad y la forma que tuvo de apartarla — incluso en esa situación tan angustiante como ser víctima del Espectro — la hizo sentir peor de lo que ya estaba desde aquel fatídico martes en que se enfrentó a la crueldad de su progenitor.

Eren todavía percibía estragos de culpa en su interior, entendiendo que estaba en su total poder el haber postergado el robo y no someter a más estrés a Historia, aunque no le importaba en lo más mínimo si ahora Rod sufría algún desequilibrio emocional por los distintos conflictos de aquella semana; sin embargo, Annie y Armin habían tenido razón. No podía dejar que su vida como Eren afectara tan derechamente a su trabajo como el Espectro, no cuando sus amigos habían hecho un arduo trabajo para asegurar que el robo se realizara con eficacia y sin exponerlo a grandes peligros y su única labor era asegurarse de concretar el plan.

— ¡Eren! — el recién nombrado levantó la vista, dejando el mensaje a medio escribir que planeaba enviar a Armin, y observando a la mujer de lentes que le sonreía desde la entrada del cuartel; Moblit apareció junto a ella y ambos se acercaron hasta donde el chico se encontraba. — Pensaba que era una sorpresa que estuvieses aquí, pero acabo de recordar que es viernes. —

El chico sintió que el calor subió rápidamente a sus mejillas cuando la alegría brotó en su pecho al comprender lo que esas palabras significaban: que Levi les había mencionado a sus amigos que estaban saliendo.

No había conversado con Levi sobre el tema, pues — hasta ahora — se había negado a rondar cerca del cuartel central, todavía un poco inquieto sobre lo que estaba sucediendo con todo el tema del Espectro y el abandono del caso por parte de su pareja; además, tampoco pretendía presionar al azabache para que le contara a sus amigos y familia respecto a ellos dos y cómo estaban llevando esa relación.

Por lo mismo, saber de primera fuente que Levi había mencionado sobre su actual relación a sus mejores amigos y que, incluso, les había dado detalles como que los viernes eran días de citas entre ellos, lo ponía en un estado de completa felicidad.

Levi haciendo que todo resultara entre ambos era el catalizador que necesitaba en su vida para resolver todo aquello que pudiese interponerse entre ellos y su felicidad.

— Supongo que ya saben que estamos... —

— ¿Saliendo? Sí, él nos lo comentó hace unas semanas. — mencionó Moblit, sonriendo amablemente hacia el chico. — ¿Cómo has estado, Eren? —

— Muy bien, gracias. De vacaciones finalmente. — respondió, imitando la sonrisa del alto rubio.

— ¡Eso es fantástico! Te felicito. Podríamos salir un día todos juntos. Prometemos no emborracharnos tanto. — la risa de Hange le fue contagiosa, pero vio cómo el rubio a su lado se ponía un poco nervioso y avergonzado por aquel comentario.

— Cuenten conmigo. — en ese momento, un sonido proveniente del segundo piso llama la atención de los tres, alzando sus miradas para toparse a Levi asomado de la ventana de su oficina, con una mirada fulminante y su usual y encantador ceño fruncido.

— Oi, cuatro ojos de mierda, ¿podrías moderar tu volumen de voz? —

Cuando la mirada del azabache se cruzó con la del chico, este último fue capaz de percibir cómo sus ojos se abrían de impresión y un ligero tono rosado hizo asomo en sus mejillas de porcelana; así, sin evitarlo, le sonrió anchamente, moviendo su mano en señal de saludo y recibiendo por parte del otro apenas un gesto con la cabeza mientras rascaba su nuca, nervioso y avergonzado.

— Hey, Rapunzel, tu príncipe te espera así que será mejor que te apresures o alguien te lo ganará. — exclamó Hange, llevando a Eren a sonrojarse hasta las orejas, disimulando la vergüenza con una risita mientras miraba hacia los lados de la calle y notando que la gente les prestaba demasiada atención para su gusto. Así que imaginó que, si para él había sido realmente incómoda la intervención de la mujer, entonces debía haber despertado en el detective unos instintos asesinos feroces.

Miró en dirección al azabache, sólo para encontrárselo cerrando de golpe la ventana y logrando que la mujer riera con más ganas ante su actitud.

Ciertamente, le costaba entender cómo alguien con la personalidad y paciencia de Levi pudiese ser tan amigo de Hange, cuya extravagancia y desplante no parecían encajar muy bien junto al azabache; pero le había bastado con conocer a la pelirroja para saber lo buena persona que era y probablemente se habían acompañado un montón de veces en situaciones delicadas, en misiones y trabajos arriesgados, tanto como para formar esa camaradería y cariño sólido entre ellos.

Levi no lo decía nunca, sin embargo, Eren sabía lo mucho que quería a Hange, así como a Erwin y Moblit. De hecho, lo supo la noche de San Valentín, presenciando la forma en la que conversaban e interactuaban entre ellos y por las mil cosas que siempre decía el azabache sobre sus amigos y compañeros de trabajo.

Eren se jactaba de que, ya llevando bastante tiempo conociendo a Levi, podía interpretar sus miradas y sus tonos de voz para saber identificar en sus gestos y palabras aquellos sentimientos que guardaba por sus compañeros, llevándolo a la conclusión de que no eran simples personas en su vida, sino que eran de gran importancia en ella; de hecho, otra razón importante que le daba solidez a su argumento era que parte de su disyuntiva en el asunto del Espectro es que no quería lastimarlos...

— Eren, escucha... — la voz de la mujer le llevó a despegar su vista de la ventana que daba hacia la oficina del detective y le prestó atención, encontrándose con un semblante más dulce en el rostro ovalado de la pelirroja y una sonrisa tenue. — Hoy fue un día pesado, particularmente para Levi. Estoy segura de que te lo mencionará, pero... Rod Reiss apareció nuevamente por el cuartel a enfrentarlo y las cosas se salieron de control. Sé comprensivo con él. —

— ¿De qué hablas? ¿Qué pasó con Rod? — su tono iba cargado con la histeria que lo abordó de golpe, acompañado del temor y la rabia que le producía escuchar el nombre de Rod y Levi en una misma oración, sabiendo que todo era culpa del horrible mercader.

— No te alteres, Eren. — pidió, en esta ocasión, Moblit, acercándose más al chico y poniéndole una mano en el hombro para transmitirle calma. — Estamos seguros de que él te lo contará con más detalles. —

En ese instante, el detective sale del cuartel y se encamina hasta donde ellos se encontraban. En todo momento, su mirada azul grisácea estuvo posada sobre el chico, quién ahora no podía sonreír con normalidad tras la revelación de que Rod estuvo molestando nuevamente a Levi, sin entender el motivo para ello, pues ya no tenía nada que ver con el caso del ladrón de Stohess.

Sin embargo, cuando apenas lo separaban unos pasos de su pareja, notando que — si bien se mostraba especialmente emocionado por verlo — había un deje de agotamiento en su semblante, caracterizado por sus ojos grises que se veían cargados de una tristeza extraña. Así que hizo acopio de su fortaleza mental para ser ese pilar que Levi necesitaba, el mismo que lo llevó a dejar de lado sus deseos cuando la familia de este fue víctima de aquel robo. Esbozó una sonrisa ancha para él, maravillándose por el notorio sonrojo que tenía el azabache en sus pómulos.

— Sorpresa. — le dijo con una carcajada, conteniendo las ganas de abrazarlo porque no quería incomodarlo más tras la escena que montó Hange hace unos minutos.

— Hubiese sido una agradable sorpresa si este pedazo de mierda no lo hubiera arruinado con sus comentarios. — mencionó el detective, mirando de reojo a la mujer y recibiendo una risa por parte de ella. — ¿Qué hacen aquí todavía? ¿no tenían una cita? —

Tan rápido como Levi dijo aquel comentario, los rostros de Moblit y Hange adoptaron una tonalidad igualmente roja e intensa, dejando a los aludidos en un estado petrificado, mientras Levi — con una ceja enarcada y torciendo una sonrisa triunfal — se quedó observándolos a ambos antes de volver su atención a Eren, quien había apreciado la escena con la misma sorpresa que los amigos de su pareja.

Ya había notado que las miradas que se dedicaban Hange y Moblit eran más intensas y cómplices que con el resto de sus amigos, pero fue una mera apreciación que podía deberse a que trabajaban mucho más cerca de lo que Levi y Erwin trabajan junto a ellos; no obstante, la reciente pregunta del azabache dejó en evidencia a ambos amigos quienes parecían querer desaparecer de ahí.

— Vaya, miren la hora. Mejor nos vamos. — dijo el rubio tras aclararse la garganta. Hange apuntó con un dedo acusatorio a Levi y luego volteó su atención nuevamente hacia el moreno.

— Ha sido un gusto verte otra vez, Eren. Espero podamos salir un día juntos. —

— ¿Ya piensas en citas doble, cuatro ojos? Creo que te saltaste algunos pasos. — en seguida, la aludida se abalanzó sobre Levi tapándole la boca con vergüenza y haciendo todo un espectáculo a la salida del cuartel, con el sol ocultándose tras los rascacielos y aportándole un tono anaranjado a la ciudad. 

Ante la situación, Eren simplemente se largó a reír, notando lo relajado que se mostraba Levi ante la presencia de Hange por su forma de molestarla, así como lo evidente que era la pelirroja por esos sentimientos que parecía guardar por Moblit  — quien parecía querer huir de ahí por cierto—.

— Ahora te la das de relajado porque ya estás de novio con Eren. Quién lo diría, Ackerman. — mencionó Hange, aún con el rostro colorado, pero ya recuperando su personalidad entusiasta. Sin embargo, su comentario pareció poner tenso no solamente a Eren sino también al azabache, pues sus miradas se cruzaron rápidamente cuando la mujer usó la palabra "novios" para describirlos, siendo que, en la práctica, nunca se habían llamado como tal. — Bueno, ya nos vamos. Recuerden usar condón. Adiós. —

La pelirroja arrastró con rapidez a Moblit antes de que Levi pudiese si quiera volcar su molestia sobre ellos, llevándolo a soltar audibles maldiciones que sólo hicieron reír aún más a Eren, todavía maravillado por el espectáculo reciente.

— ¿Y tú de qué mierda te ríes? — le preguntó mordaz.

— De lo adorable que eres, cariño. — el pellizco de su mejilla por parte del más bajo le hizo soltar un quejido y borrar rápidamente la sonrisa del rostro. — ¡Auch! Ya, lo siento. —

— Tch. Cuatro ojos de mierda. — tras un corto carraspeo, el detective pareció recuperar su actitud usual.

— Así que... una cita, ¿eh? — mencionó Eren, mirando en la dirección donde la presencia de Hange y Moblit ya no se vislumbraba.

— ¿Puedes creer que fue ella quién se lo preguntó? Hange es valiente y atolondrada, pero nunca se había atrevido a pedirle una cita a Moblit. —

Con sorpresa, el chico alcanzó a percibir la tenue sonrisa que dibujó Levi por unos instantes, encantándose por la forma en que se alegraba por sus amigos y los pequeños pasos que daban en sus vidas buscando la tan añorada felicidad.

Así, sabiendo que él también se sentía de lo más feliz en ese momento, recordando que la noche anterior se había quedado a dormir en la casa del azabache y habían pasado la noche juntos, estiró su mano para tomar la contraria, jalando débilmente al policía e invitándolo implícitamente a acercarse más.

Este, reacio al principio, accedió y se acercó un par de cortos pasos, sosteniendo la mano de su pareja y mirándolo con nerviosismo disimulado, pese a evidenciarlo por ese brillo trémulo en sus ojos azulados y bañados por la luz del atardecer.

— Acabo de recordar que... — tragó fuerte, no sabiendo si era correcto, pero estiró su mano y acarició la mejilla de Levi con el pulgar, recibiendo un gesto de sorpresa por parte del otro, mas no presentando intenciones de apartarse. — Ya no soy un hombre comprometido... así que... ¿todavía estamos en plan de ser discretos? — preguntó, mirando a través de sus pestañas a un Levi que parecía anonado por un momento y que, con rapidez, recuperó la firmeza y se aclaró la garganta antes de responder.

— ¿En qué piensas? — Eren conocía todas las tácticas que tenía Levi para no darle una negativa inmediata, sino postergando la pregunta, eludiéndola para abordarla desde otro punto de vista, uno que le permitiera contestar sin comprometerse mucho con sus respuestas. De esa forma, se aseguró de no dejar cabida a interpretaciones cuando respondió.

— En que quiero besarte aquí y ahora. ¿Puedo? —

— ¿Aquí? — Eren asintió. — ¿Ahora? — volvió a asentir, mirando cómo se le fundía el cerebro a Levi por escapar de esa pregunta.

— No me molestaré si dices que—

Sus palabras fueron cortadas por el corto beso que dejó Levi sobre sus labios, cuya acción provocó que fuese inevitable recordar que — de hecho— su primer beso había sido de esa forma, con el azabache estirándose y juntando sus labios suavemente en un casto beso bañado de timidez, al igual que en ese momento; incluso tuvo la impresión de que la situación se repitió ligeramente, pues, frente a él, Levi había sonreído con algo de suficiencia ante su perplejidad, pero no por ello le fue posible disimular el sonrojo de sus mejillas.

— Creo que acabo de tener un dejavú. — dijo Eren sonriente, mirando atentamente a Levi quien soltó un suspiro y también le dedicó una sonrisa.

— Me gustó tu sorpresa, por cierto. — mencionó, aunque no parecía muy convencido al respecto, ya que desvió su mirada hacia el piso y adoptó una actitud más incómoda. Eren, inmediatamente, pensó que tal vez a Levi le parecía inapropiado que se estuviesen viendo en el cuartel, sobre todo por el robo del día anterior. — Tengo que decirte algo... —

El chico reaccionó entonces. Las palabras de Hange y Moblit volvieron a su mente y lo hicieron sentir una basura por presionar a Levi con un estúpido beso frente al cuartel y hacer mención del compromiso, cuando algo había sucedido esa mañana con el imbécil de Rod Reiss.

Lo que sea que el azabache quisiera comentarle sobre ese encuentro, él lo escucharía y trataría de buscarle una solución; no iba a dejar que cargara con las amenazas del mercader ni mucho menos que lo lastimaran o hirieran a sus cercanos.

— Creo que voy a tener que cancelar la cita de este viernes. — 

Definitivamente, Eren no se esperaba esas palabras, así que se quedó observando a Levi, dibujando una expresión llena de confusión e intentando darle sentido a lo que el otro había dicho.

— Oh... —

— Lo siento. — se apresuró a decir el azabache, ahora mirándolo de reojo. — Sucedió algo y debo ir a ver a Farlan. —

— ¿Está todo bien? — se arrepintió inmediatamente de haber preguntado aquello. No por la pregunta en sí, sino porque su tono había sido demasiado obvio al mostrarse asustado y molesto. Pensando en Rod y Farlan, sólo una cosa se le venía a la mente.

— ¿Por qué lo preguntas? — la extrañeza de Levi duró poco, pues, casi de inmediato, adoptó un gesto de sorpresa. — ¿Hange te dijo algo? — cuestionó.

— Algo así... — confesó el chico. Entonces, observó al azabache, quien parecía realmente contrariado entre contarle o no lo que había pasado. — ¿Por qué vino a verte Rod Reiss? — se atrevió finalmente a preguntar.

— Quiere que vuelva al caso. — respondió rápidamente el otro.

— ¿Y qué le dijiste? —

— Nada... — Levi comenzó a molestarse frente a él, apartando su vista y clavándola en cualquier punto de la calle menos sobre el chico. — Las cosas se salieron de control simplemente. —

— ¿Por qué? ¿Volvió a amenazarte? — Eren sabía que estaba subiendo el volumen de su voz, pero no podía quitarse la preocupación del pecho y el dolor de estómago que le provocaba saber que Rod había estado atacando nuevamente a Levi... por su culpa.

— Algo así... —

— Levi, no me estás siendo completamente sincero. —

— Tch, demonios. — soltó. Levi miró hacia ambos lados de la calle, como cerciorándose de que no hubiese nadie pendiente de su conversación. — Rod exigió que volviera al caso y que encontrara al Espectro. — el moreno esperó impaciente hasta que finalmente el detective añadió —: De lo contrario te lastimaría a ti o a mi familia... otra vez. —

— ¿Otra vez? — la mano del azabache sostuvo su brazo rápidamente, acortando un poco la distancia entre ellos y pidiéndole que guardara la calma.

— El accidente de los chicos de Farlan... —

"No, no, no, no..."

Eren se alejó de Levi, siendo guiando por sus piernas y sin control sobre su cuerpo.

No se lo podía perdonar. No podía perdonar a ese miserable pedazo de intento de ser humano que tenía Historia por padre. Le había dejado pasar un montón de cosas, como sus palabras hirientes hacia él y Levi, sus amenazas, incluso no intentó nada cuando Historia le confesó sobre la discusión del compromiso y su relación con Ymir.

Pero esto eran escalas mayores.

No lo iba a permitir.

— Mocoso, tranquilízate. — le pidió Levi, llegando de pronto a su lado y tomando su mano firmemente.

— No me detengas, Levi. —

— Oi, basta. — el tono de voz del azabache fue mucho más autoritario, pero no lo suficiente para menguar la ira que se deslizaba por su piel como la lava. — ¿Qué se supone que harás? ¿Golpear al imbécil? Créeme que no serviría de nada. —

— ¿Y entonces qué? ¿Me quedo sentado mirando cómo se sale con la suya? — exclamó, importándole poco que la gente los mirara cuando pasaban cerca.

— Sí. —

Las palabras de Levi lo rompieron. Mirándolo de frente podía verse reflejado en sus orbes grisáceos, opacados por la frustración y la tristeza, probablemente también la culpabilidad; no esperaba, sin embargo, que el mismo detective le dijera que Rod podía simplemente salirse con la suya tras haber agredido de manera indirecta a Sasha, Jean y Connie.

¿Así funcionaban las cosas para Levi? ¿Dejando pasar estos hechos y que finalmente hombres como Rod llegaran a sus casas a embriagarse con whiskey de calidad y durmieran con una sonrisa en sus repugnantes rostros?

— No tengo pruebas para lo que pasó. Y no tengo las herramientas ahora para enfrentarme a alguien como Reiss. Perdería demasiado, incluso podría perderte a ti. —

— No... —

— La violencia sólo genera violencia. — siguió diciendo. — Si me encargo ahora de darle una paliza a Rod, ten por seguro que mañana intentará lastimar a Hange; y si vuelvo a darle su merecido, se desquitará contigo... así seguiremos hasta que no tenga ni un jodido ser querido a quién pueda lastimar. — la mano con la que Levi aún lo aprisionaba parecía temblar, no porque estuviese ejerciendo mucha fuerza en su agarre, sino porque su cuerpo temblando era la manera más efectiva de manifestar el mar de emociones que debían estar quitándole el aire en esos momentos.

— Pero entonces... — de pronto, se sintió horriblemente mal. El llanto se desbordó por sus ojos verdes y los fastidiosos sollozos brotaron desde su pecho mientras clavaba su vista en el suelo.

— No permitiré que te manches las manos con su sangre, ¿oíste, mocoso? — Levi se había acercado a él, poniendo su mano libre sobre la nuca del joven y enredando sus dedos con esos rebeldes mechones castaños que descansaban sobre ella. Otro sollozo escapó de la boca de Eren cuando atrajo al detective hacia él, estrechándolo contra sí en un agarre desesperado, que buscaba calmar su caos interno y apaciguar cada uno de los pensamientos torturadores.

— Lo siento tanto... — continuó llorando, molesto consigo mismo, con Rod, con la gente como él, con el sistema de mierda que no le permitía hacer justicia contra la élite... — La vida es tan injusta... —

— Lo es. — consoló el azabache, abrazándose al más alto. — Tch, pero sí tiene su lado bueno. No lo olvides nunca, ¿de acuerdo? —

— ¿Qué significa eso? —

— Que debes encontrar un motivo por el cuál aferrarte a tus ideales y no dejarte arrastrar por sentimientos tan venenosos como la venganza. —

Eren entonces sintió que, poco a poco, la rabia comenzaba a menguar en su interior, dejando espacio únicamente para el dolor, la frustración y la culpa... todo ello siendo suavemente endulzado por las caricias que ahora le daba Levi a su espalda, mientras se permitía respirar su aroma y sentirlo contra su cuerpo.

Si ponía la suficiente atención, podía percibir los latidos del corazón del detective contra su pecho, tratando que ese ritmo dictara el compás de su propio latir; unos segundos más bastaron para aclarar el nudo de su garganta, pero no lo suficiente para decidirse a romper el abrazo, así que se limitó a preguntar:

— ¿A qué te aferras tú? — por unos segundos, Levi se quedó callado, todavía aferrándose al moreno; no obstante, el suspiro que evocó contra el chico llamó su atención.

— A mi familia. — comenzó a decir, apartándose para mirarlo y limpiarle las lágrimas de su rostro moreno, con una gentil y dulce caricia. — A mis amigos y compañeros. — siguió hablando, hipnotizando a Eren con su voz. — Y a ti. —

— ¿Pese a todo...? —

— Oi, me cuesta decir cosas así y tú sales con tus inseguridades de mierda. — Eren soltó una carcajada ante sus palabras, pues era cierto que Levi no solía decir palabras tan dulces y estas habían bastado para encender sus mejillas al saberse tan querido por el azabache.

— Lo siento... Es que tengo la impresión de que he causado un sin número de problemas en tu vida; cada uno más complicado que el otro... —

— No te lo discuto. — el chico puso gesto de ofendido al ver la mirada cargada de sorna que le dedicaba el azabache.

— Probaré a tener estas conversaciones con el Levi mañanero... probablemente él sea más dulce. — señaló, limpiándose los restos de lágrimas con su mano libre, pues la otra todavía se sostenía a la del detective, incapaz de dejarlo ir todavía. — Por cierto, no te despediste esta mañana. — le recordó, haciendo memoria de que esa mañana había despertado en la cama del detective, pero este no estaba su lado; sólo se encontró con una nota sobre la mesita de noche y el desayuno en la cocina.

— Tch, sí lo hice, maldición. Pero eras un jodido cadáver, mocoso. — le reclamó y este volvió a sonreírle, esta vez de forma lasciva.

— ¿No probaste con darme un beso? ¿como en los cuentos de hadas? —

— Eso se llama acoso. — inquirió el detective, logrando que Eren pusiera los ojos en blanco.

— Acabas de arruinarme mis cuentos de hadas. —

— Deja de leer esas mierdas. Por eso eres tan dramático. —

— Pero dijiste que te encantaba que fuese dramático. —

Ante sus palabras, Levi soltó una suave carcajada y lo miró por unos instantes con esos ojos azules tan claros y preciosos; los destellos anaranjados del atardecer le daban una cuota de misticismo a la forma en que sus labios se curvaban en esa sonrisa tan encantadora, endulzando cada una de sus facciones para manifestar el cariño que le tenía.

Eren no se controló, inclinándose sobre el azabache y tomando su rostro entre sus manos mientras usaba sus pulgares para delinear esos suaves pómulos y dejar espacio para que sus bocas se tocaran en un suave beso. 

Curioso era decir que no se había sorprendido cuando su pareja le siguió la corriente, saboreando débilmente sus labios mientras respiraban el aliento del otro, en un beso tan lento y suave que logró calmar completamente el torrente de emociones que tenían ambos.

Al separarse, Levi estaba un poco sonrojado, pero era un mísero rosa colorando sus mejillas, tan sutil que sólo podía apreciarse debido a los escasos centímetros que separaban sus rostros y les permitían a sus miradas conectarse, en un beso que se había extendido más allá de sus bocas.

— ¿Estás mejor? — le preguntó entonces Levi, y el chico volvió a sentirse ligeramente entristecido. El azabache debía estar cargando con mucho más dolor que él al enterarse de la verdad sobre el accidente de su familia; y él, en vez de guardar la calma, se dejó llevar por sus emociones, perdiendo el control de ellas y terminando por ser consolado por el otro... igual que siempre.

— Perdóname, Levi. — le dijo inmediatamente. — Me comporté como un idiota. — soltó un suspiro y luego volvió a mirar directamente al detective. — ¿qué puedo hacer por ti? —

— No te preocupes, mocoso. Yo también estuve a punto de moler a golpes a Rod. Si no fuese por Erwin, tal vez ahora estaría en prisión. —

— Debo darle las gracias a Erwin entonces. — bromeó el chico, secretamente contento de que el azabache también se había dejado llevar y había encontrado la cordura para luego trasmitírsela a él.

— Escucha, planeaba cancelar nuestra cita de hoy porque quiero ir a hablar con Farlan y los chicos. Merecen... al menos una explicación. — comentó el azabache, y Eren sintió mucha frustración al entender que no podía hacer nada para cambiar lo que les había sucedido a esos chicos.

— No te preocupes. — le dijo tras dejar un corto beso en la frente del otro. — Sé que las circunstancias no fueron las ideales, pero esta semana pasamos mucho tiempo juntos. Y dormir contigo compensa un viernes sin cita. — señaló con seguridad.

— Gracias por entender. — Levi esbozó una media sonrisa y sujetó con más fuerza la mano del chico.

— ¡Oh! Por cierto. — el moreno recordó algo importante que le hizo avivar un poco de felicidad en su corazón. — Supe que le mencionaste a tus amigos sobre nosotros... Debo decir que me puso muy feliz saberlo. — admitió con una carcajada.

— Sí, olvidé mencionarlo. No creí que fuese relevante... pero supongo que lo es. — comentó. — Además, Hange se va a obsesionar con eso de la cita doble. — el joven no pudo evitar soltar una carcajada de sólo imaginar la situación.

— Bueno, yo también se lo mencioné a mis amigos... por si te interesa saberlo. —

— Lo supuse. — esta vez, fue el turno de Levi de lanzar una carcajada, pero esta no parecía realmente feliz, sino que sonó muy falsa para el chico. Y, añadiendo más confusión tras ese gesto, el detective añadió —: Oi, Eren... Hay algo que me gustaría hablar contigo. Pero no aquí ni ahora... —

— ¿Es... algo malo? — quiso saber. Sus inseguridades comenzaron a salir a flote y temió que Levi se diera cuenta de ello, pero casi no podía evitar mostrarse ansioso por este repentino giro en la conversación.

— No lo sé. — la duda en las palabras de su pareja no ayudó mucho en su intento de calmarse. — Pero no tiene que ver con nuestra relación. Sino que es... — "sobre el Espectro" pensó inmediatamente el chico.

— Entiendo. — le aseguró, también mostrándose más serio en el asunto. — Podemos desayunar mañana juntos, si quieres. ¿Te parece? —

— O... — el repentino cambio en la actitud de Levi lo sorprendió. — Podría ir a verte más tarde, si tienes tiempo. —

La vergüenza en el azabache era imposible de disimular y, ante ello, el chico se permitió sonreírle, mientras lo acercaba hacia él y lo estrechaba entre sus brazos. 

Le daba gusto saber que Levi comenzaba a sentirse más en confianza en su relación, de pedirle que se quedara a dormir, de besarse en plena calle sin importar si la gente los miraba, ni siquiera porque apenas estaban a una calle del cuartel central.

— Te estaré esperando. — murmuró.

— Bien. — dijo el otro, separándose del joven. — Me iré ahora. Nos vemos más tarde. —

— Dale mis saludos a tu familia. —

Levi sonrió débilmente mientras hacia parar un taxi y no dejó de mirarlo hasta que, finalmente, lo abordó y se marchó.

No pudo evitar soltar un audible suspiro mientras veía alejarse al vehículo, sintiéndose por completo contrariado frente a todo lo que había pasado en esa visita sorpresa a Levi; no esperaba que su día tomara este giro, pero debió saber que esa semana había sido una montaña rusa de emociones y no sabía si sentirse feliz por haber sobrevivido a ella y que todos los hechos que marcaron los días anteriores no debilitaron su relación con el azabache; porque, si bien esto lo dejaba en un estado de completa felicidad, podía vislumbrar con facilidad la manera en que todo se complicaba a su alrededor.

Tenía un amargo sentimiento alojado en la boca de su estómago, conforme sus piernas lo llevaban a su hogar y se sumergía en los pensamientos sobre los hechos de esa semana, cada uno de ellos; ese sentimiento no tenía más nombre que «miedo», porque saber de lo que era capaz Rod Reiss por obtener lo que quería... le daba una muy mala espina por lo que vendría en su plan como el Espectro. 

Notas finales:

¡Hasta aquí llega el capítulo! Espero que haya sido de su agrado y haya compensado la enorme demora que he tenido en actualizar.

Como sabrán, estaba preparando un OS para el EreRirenHalloweenContest — que, por cierto ya subí a mi perfil, para que le vayan a dar cariño. Y muchas gracias a quienes ya dejaron sus votos y comentarios, me hacen enormemente feliz —, debido a esto me he retrasado en editar esta parte. Espero que — al menos — haya quedado decente para ustedes.

Las cosas se complican un poco y — como muchos de ustedes habían mencionado — Rod estaba detrás del ataque a Jean, Sasha y Conie. Creo que este hito es muy importante y que Rod Reiss se lo mencionara a Levi, va a jugar un papel fundamental en lo que queda para más adelante.

Yo sé que parece que esta historia no avanza — perdón por ser así — pero queda muy poco para entrar a lo vendrá a hacer el climax, aunque aún me quedan unos capítulos que necesito mostrarles y que confío en que les gustarán jiji.

Ya, no les distraigo más. Muchas gracias por pasar a leer y, de nuevo, disculpen la demora en la actualización. No olviden ir a darle una oportunidad a mi historia "Entre ángeles y demonios" (SPAM)

Cuídense mucho y que tengan una maravillosa semana.

¡Un abrazo!


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