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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Capítulo 38. Escalas mayores

 

Yelena Magth era un nombre que salía de lo común en la ciudad de Stohess. Era muy conocida a nivel internacional, en Marley, sobre todo. Su trabajo como abogada y fiscal en casos controversiales y sumamente delicados no han dejado indiferentes a los sectores políticos ni mucho menos al judicial.

Por eso era extraño que una persona como ella estuviera en la ciudad y los rumores se dispersaron conforme pasaron los primeros tres días desde que fue vista en los tribunales por algunos reporteros; también fue captada teniendo cenas y reuniones en bares y restaurantes con distintos círculos de la élite y de la política de Eldia y Stohess.

A Levi le parecía extraño que alguien como Yelena apareciera en la ciudad, justamente cuando todo el tema del Espectro estaba tan a flor de piel y con el mercado negro tan hermético para recopilar información. Sólo le daba a entender que la élite se estaba planeando algo y sus miedos se acrecentaron horriblemente cuando, esa tarde, Erwin lo había convocado a él junto a Hange a su oficina con algo de urgencia.

En cuanto entró a la tan conocida oficina de su amigo y jefe, pudo percibir la tensión instantánea que gobernó a Hange. Ni siquiera había volteado a verlo, pero percibió la rigidez de sus hombros y la inquietud de sus piernas mientras cerraba la puerta y se acercaba al escritorio para sentarse junto a ella.

Habían estado en ese lugar — en esa oficina, los tres — en tantas ocasiones; muchas de esas veces habían sufrido el dolor de perder una víctima o celebrar victorias cuando cerraban un caso. También habían estado ahí para hablar de cosas que nada tenían que ver con el trabajo, como semanas atrás cuando Hange les dijo que ella y Moblit estaban saliendo y pedía algo así como un permiso oficial de Erwin como su jefe directo.

Por supuesto que el rubio no se había negado a la relación, sólo le dio la charla usual de ser cuidadosos en el lugar de trabajo y mantener la formalidad y profesionalidad adecuada para sus cargos.

Levi recordaba haber reído por la manera en que su amiga se mostraba nerviosa y ligeramente tímida — algo absurdamente raro en ella — porque no era de las que presumían a sus citas y se notaba que Moblit era algo serio para ella; recordaba haberla visto casi brillante en medio de esa sala a comienzos de primavera.

Recordaba eso y le dolía ver que ahora se hallaba más apagada. Tenía ojeras bajo sus ojos, sus cejas mostraban una expresión seria y casi arisca; para qué hablar de su lenguaje no verbal, como la forma en que su cuerpo se acomodaba en la silla para estar más lejos de Levi y evitar el contacto visual con él.

No era extraño que esos días Hange se comportara así. Erwin le había preguntado innumerables veces por el asunto, hasta ofreciéndose para hablar con ella y tratar de volver a la normalidad; pero Erwin no sabía la verdad de todo este distanciamiento entre ellos. No sabía que el detective Ackerman le había pedido a su mejor amiga encubrir al criminal más buscado de la ciudad.

Le dolía darse cuenta de que no pensó bien la situación, que priorizó el bienestar de Eren por sobre Hange y sus propias convicciones; que fue impulsivo en sus decisiones al momento de saber que el moreno estaba en peligro y no actuó con la mente fría para no involucrar a más personas en el asunto.

Había querido hablar con ella, preguntarle si estaba bien, si había algo que él pudiese hacer para cambiar la situación; sin embargo, lo cierto es que no se atrevió. No se atrevió por miedo a que la respuesta de Hange fuera que rebelara la verdad sobre el vínculo entre Eren y el Espectro y que fuese la policía quién llevara la investigación.

En el fondo, sabía que su mejor amiga no le diría nada de eso. Por la forma de ser de Hange y el cariño que le tenía, estaba casi seguro de que no le pediría que mandara a Eren a la cárcel, menos aún que hiciera público el hecho de que era el ladrón de Stohess, con lo delicado que estaba el tema y lo peligroso que podía ser para el mocoso si se enteraban las personas equivocadas.

Tenía la impresión de que Hange necesitaba su espacio. Necesitaba aclarar primero sus ideas para luego increpar a Levi y las decisiones que había tomado, así como al lugar en el que la había puesto tras pedirle que protegiera a Eren esa noche.

Pero no podía darle tanto espacio cuando trabajan en el mismo lugar y debían cumplir con casos que Erwin les asignaba. En muchas ocasiones, su rubio amigo les había dicho que parte importante de ser un buen profesional es no dejar que los asuntos personales se involucren en los asuntos laborales, por lo que era necesario que a veces le pidiera información a Hange o requiriera de sus habilidades durante las últimas semanas.

El azabache había dejado de ser profesional en su labor cuando se involucró con Eren, sabiendo que era el Espectro… y nunca había pensado en qué le depararía el futuro respecto a su puesto como policía cuando todo eso se resolviera.

Porque, se iba a resolver ¿no?

El mocoso le había dicho que iba a terminar con su trabajo como el ladrón, que esto no sería para siempre; sin embargo, sabiendo lo arriesgado que se estaba volviendo todo… ¿cuánto más pensaba seguir con ello?

—     Gracias a ambos por venir. — comenzó a decir Erwin. También se evidenciaba su incomodidad, mientras alternaba su atención entre Hange y Levi. — Sé que están ocupados, pero necesito compartir mi nuevo hallazgo con ustedes. Es respecto al caso del Espectro.

El suspiro salió agotado desde los labios de la mujer. Seguramente Erwin lo atribuyó a su cansancio con el tema, pero Levi lo interpretó como una forma de salir del nerviosismo que instauró ese comentario.

—     ¿Qué tengo que ver yo en esto? Ya no estoy en el caso. — se apresuró en decir el azabache.

—     Lo sé, pero esto es importante. Creo que estamos muy cerca de atraparlo y necesito tu opinión. — la emoción de Erwin era casi palpable. Casi podía verlo sonreír mientras desplegaba una serie de papeles en su escritorio, apartando cada una de las pilas de folios y carpetas que formaban una muralla a su alrededor.

—     Siempre decimos lo mismo. ¿Qué pasa esta vez? — Hange no parecía muy cómoda con el tema; había cambiado de posición más de tres veces en ese corto periodo de tiempo que se hallaban en la oficina.

—     Lo encontré. El patrón.

Levi sintió que la sangre huía de su rostro. Podría haber sido un ligero mareo lo que provocó que su mirada cayera directamente sobre su mejor amiga, quien ni siquiera se la devolvió; sin embargo, el sudor se acentuó en su frente tersa y tapada por algunos mechones de cabello.

¿Justo ahora? Se preguntaba el detective. ¿Habría averiguado algo en el mercado negro?

—     ¿Sobre los juicios? — preguntó la mujer casi entre dientes. Estaba en un claro conflicto interno.

El azabache no sabía ni siquiera qué decir, ni cómo moverse, tal vez hasta había olvidado respirar. Erwin ordenó unos papeles y se los enseñó a ellos. Tenían marcas rojas por todos lados, palabras subrayadas, pequeños papeles para indicar preguntas sin responder, pendientes y un sin número de esquemas que parecían bastante organizados.

No quiso acercarse mucho a ver qué eran, no quería descubrirlo. Pero, en vista y considerando que Hange tampoco parecía moverse de su posición, se inclinó a mirar exactamente lo que su rubio amigo le estaba indicando, antes de que la actitud de ambos pareciera sospechosa por no mostrar curiosidad ante el hallazgo.

E, instantáneamente, algo hizo clic en su cabeza.

Todo comenzó a cobrar sentido. Cada pista, cada caso, cada conversación con el mocoso. Todas y cada una de las piezas encajó perfectamente sin que Erwin le dijera absolutamente nada, porque bastaba con ver la palabra que estaba continuamente marcada en cada uno de los informes que extendió sobre la mesa; informes sobre los supuestos juicios por los que habían pasado las víctimas del Espectro.

El juez.

No, no era cualquier juez. En varios casos aparecía un nombre diferente, pero la referencia siempre era la misma. Cada vez que el caso se complicaba y se tornaba en contra para los acusados, se cambiaba al juez a cargo del juicio y el nombre se repetía.

Silencioso, escondido, casi parecía que no quería salir en ninguno de los reportes oficiales; de hecho, de todos los reportajes que aparecían en la investigación, jamás se profundizaba en el juez que prescindía y declaraba la sentencia a los acusados.

Por supuesto que no quería salir. Si se notaba demasiado que un juez estaba en reiterados casos de fraudes y malversaciones, y sobre todo que los veredictos fueran a favor de los acusados, levantaría sospechas de los más escépticos y — tal vez — dar pie a alguna especie de investigación; y era lo que menos quería.

El nombre que destacaba en las notas de Erwin, en la información recopilada por Hange y la que el mismo Levi Ackerman había estado indagando era Darius Zachary.

Darius Zachary se podía conocer como el hombre más poderoso de la ciudad. Era juez supremo de del tribunal más grande de Eldia y Stohess; miembro del consejo de ley que prescindía los casos más importantes en el ámbito político; miembro activo de la élite y accionista en millonarias empresas a nivel internacional.

El juez más respetado de la ciudad era también conocido como un aliado para los más poderosos de la élite. Nadie querría ser enemigo de él.

—     Darius Zachary… — la voz de Hange tembló ligeramente al pronunciar el nombre.

Levi volteó inmediatamente a verla y, por primera vez en semanas, el azabache detectó en su mirada aquel sentimiento de empatía que siempre compartían entre ellos; los ojos marrones de Hange destellaban por la serie de conclusiones que se estaba haciendo tras ver lo que su amigo había encontrado y no tardó en comprender el gesto de aflicción que se dibujó en su rostro ovalado al entender en lo que se estaba metiendo Eren.

Zachary debía ser un objetivo del Espectro. Su robo mayor. Si podía llegar a irrumpir en la vida de alguien tan importante para la ciudad como lo era ese juez, sería como vengarse de cada corrupto miembro de la élite al que él encubrió, sería atacar el ego y el epicentro de la corrupción en Stohess.

Eran escalas mayores.

Zachary no era Rod Reiss ni Tybus ni Grisha Jaeger. Era alguien con demasiadas influencias y poder y ahora podía entender quién debía estar tras la contratación del sicario al que se enfrentó en el departamento de Eren.

—     La presencia de Yelena Magth en la ciudad llamó mucho mi atención. Podría ser otra orquestación de la élite para presionar al Espectro; sus reuniones con fiscales y jueces durante los últimos días me llevó a pensar en las víctimas y con quienes se podía estar relacionando… fue así como llegué al hombre de Darius. — Erwin era jodidamente inteligente, pensaba Levi. Era obvio que tarde o temprano descubriría un patrón que nadie más había visto, que nadie más estaba enterado o que parecía tan camuflado que podía pasar perfectamente desapercibido incluso para el azabache. — Esta es su jugada maestra.

—     Aún quedan varios nombres que podrían estar en la lista del Espectro entonces. Zachary ha estado en muchos juicios de figuras importantes de la élite. — el comentario de Hange todavía guardaba recelo, pero no le había quitado la mirada de encima. Levi sintió el sudor correr por su espalda y contuvo el escalofrío que lo azotó.

—     Exactamente cinco que concuerdan con el resto de las víctimas, pero ninguno tan importante como Reiss. Seguramente el Espectro ha estado probando sus habilidades de infiltración y robo de información para saber si está listo para el robo mayor. — Erwin mostraba su intachable seguridad ante sus palabras al agregar—: Zachary es el objetivo del Espectro.

El azabache sostuvo con fuerza el puente de su nariz, tratando de encontrar calma en toda la situación. Su mente era tan caótica en ese momento que hasta parecía lograr que el resto del mundo que quedara con un sonido similar a la estática, de fondo para darle más vertiginosidad a los pensamientos que rondaban por su cabeza.

Eren en el ojo del huracán. En medio de todo ese conflicto que parecía ser un atentado a una de las fuerzas del gobierno, su sistema judicial representado por la corrupción de Zachary. El Espectro quería tocar su punto más fuerte y robarle su preciado ego y bienes.

—     Pero no sabemos cuándo lo hará ni dónde. ¿Será su despacho? ¿Su buffet? ¿Su mansión? — Hange sonaba como si estuviera pensando en voz alta, y sólo le hizo sentir a Levi que sus aprensiones eran reales, pues ella también entendía la gravedad del asunto.

—     Podría ser cualquier cosa. Pero, al menos, ahora podemos prevenirlo. — Erwin sonaba convencido de que estaba por el camino correcto; y no había duda de que lo estaba. Mientras que Levi ya no sabía qué hacer para… detenerlo.

—     ¿Estás seguro de querer hablar con él? Tildar a alguien como Zachary de posible víctima podría tocar una fibra sensible en ese tramo de élite. No creo que les agrade la idea de que pensemos que son… un blanco fácil. —

Levi se sorprendió de que fuera su mejor amiga quién saliera con esas palabras, tanto así que no pudo controlar su expresión de incredulidad al verla tan determinada en cuestionar el hilo argumental de Erwin.

—     ¿Tú qué crees, Levi? — pero Erwin lo había traído ahí por un motivo, y ahora entendía cuál era. Su amigo no iría a llamar a la puerta de una persona tan importante como Darius con una simple suposición y sin más pruebas que una investigación sobre supuestos fraudes.

—     Creo que es complicado meterse en ese asunto. Estamos diciéndole en la cara a un juez que creemos que está involucrado en casos de corrupción, donde ha absuelto a distintos miembros importantes de la élite… y que encima, por este motivo, es una posible víctima de un ladrón fantasma. —

Las palabras de Levi salían solas y es que, en una situación normal, él también habría ido con cautela por ese camino que lo llevaría a los altos mandos de la ciudad y de su propia nación; cualquier cosa que significara un paso en falso para ellos podría significar terminar con una serie de desgracias en su vida.

Rod Reiss había atacado a su familia y amenazado la seguridad de sus seres queridos… no quería imaginar lo que podría hacer Darius Zachary si el Espectro lo atacaba… lo que podía hacerle a Eren de saber…

—     Podríamos tener un par de conversaciones con sus consultores y comenzar a seguirle la pista de cerca, reforzar la seguridad a su alrededor y también de las posibles víctimas que tengan relación con él. Cualquier cosa que nos haga ganar más tiempo para dar con el paradero del Espectro antes de que ataque a Zachary o podría ser demasiado tarde… — el azabache se aclaró la garganta cuando terminó de hablar, sintiéndose completamente incómodo en esa situación.

Se sentía un traidor, en todos los sentidos.

—     Me parece sensato. — Erwin no lucía satisfecho con su respuesta, pero no dijo nada al respecto. — Gracias a ambos por venir. Sé que no están en los mejores términos; sin embargo, es realmente importante este nuevo hallazgo. Si tengo razón, podríamos atrapar al Espectro y terminar por fin con este infernal caso.

—     El Espectro no se dejará atrapar tan fácilmente. Sabiendo quién es su próxima víctima, lo único que podemos hacer es reforzar las medidas de seguridad a su alrededor o esperar a que ataque… — Hange se detuvo en medio de su discurso al notar que Erwin parecía más… determinado.

—     ¿Eso quieres? — preguntó Levi rápidamente. — ¿Esperar un ataque e intentar capturarlo?

—     Es una buena posibilidad. La más cerca que tenemos. — el tono de voz del rubio era sumamente grave y su actitud le era muy conocida al azabache; era esa expresión en su rostro que adquiría cuando estaba por desarrollar un plan arriesgado y controversial. — Hange tiene razón. Saber la víctima sólo nos ayuda a reforzar su seguridad, pero no nos garantiza su captura. Si queremos realmente arrestarlo… tenemos que atraparlo en el acto. —

—     No tenemos el personal suficiente y ni siquiera capacitado para una misión así, Erwin. — reclamó Levi.

—     Por eso me parece sensato hablar con la guardia personal de Zachary. Podemos orquestar un plan y esperar el atraco.

—     ¿Y si sale mal…? — se atrevió a preguntar el azabache. Estaba demasiado asustado. — ¿Y si no podemos atraparlo o nunca se presenta? ¿Y si ataca a otra víctima mientras resguardamos a Zachary?

—     Son variables que me gustaría que me ayudaran a sopesar. Creo que nadie será más importante para la policía y para la élite que él; además, de atacar a otra víctima, no necesariamente descartaríamos que Darius también estuviese en su lista negra. —

Levi no podía creer lo que escuchaba, no porque no pareciera un buen plan ni algo descabellado proviniendo de Erwin, sino porque él nunca se había detenido a pensar en este preciso momento; siempre dilatando la situación, siempre pateando este pensamiento al fondo de su mente para no considerar si quiera la posibilidad de que pudiesen orquestar un plan para atrapar al ladrón de Stohess.

No tenía un plan en esos momentos, un plan para calmar a la élite y para proteger a Eren; en esos momentos, era un mero espectador de cómo se estaban desarrollando los eventos y supo que pronto tendría que tomar una importante decisión respecto a su vida.

 

 

~*~~~*~~~*~

 

Al salir de la oficina de Erwin, sentía las piernas adormecidas y sumamente inestables. Trató de caminar con su ritmo usual y la firmeza forzada para pasar desapercibido, pero parecía que su cuerpo no cooperaba y podía jurar que estaba temblando.

Estaba asustado y, encima de eso, se sentía fuertemente contrariado al no poder ayudar a Erwin en su terrible labor de encontrar al Espectro; peor, sentir que Hange había activado sus instintos más protectores con él y había buscado la manera de dilatar el asunto con su jefe.

Cuando estaba llegando a su propia oficina, dispuesto a darse unos momentos para tranquilizarse y enfriar su mente para tomar el control de la situación y dar con la mejor decisión posible, siente la mano conocida de su mejor amiga sobre su hombro, obligándolo a voltear.

Levi no mostró su sorpresa inicial y el torrente de sentimientos encontrados que lo abordaron al sentir que Hange volvía a ponerle atención y querer hablar con él; sobre todo considerando que se le veía angustiada y cabizbaja… algo muy raro en ella.

—     ¿Podemos hablar? — dijo la mujer en un tono ronco. Levi asintió tras suspirar y abrió la puerta de su oficina para dejarla pasar.

En seguida, ella entró y se dejó caer en la silla frente al escritorio del azabache; éste cerró con cuidado la puerta y caminó con paso lento hasta quedar junto a su amiga — no frente a ella en su propia silla, sino al lado de Hange — sintiendo una extraña necesidad de proximidad con ella, como si quisiera hacerle entender que aquel lugar seguía siendo un espacio seguro para ambos, donde se apoyarían… donde serían compañeros y amigos.

—     Todavía estoy molesta contigo, Levi. — se apresuró en decir ella, como si fuese una broma; parecía una broma. — Pero… no quiero seguir estándolo.

—     Yo tampoco. — admitió en voz baja, un poco avergonzado de sí mismo.

Nunca había tenido una conversación tan abierta con su amiga, porque sentía que no había necesidad de ello; Hange era ese tipo de persona que sabía leer al resto con una facilidad asombrosa y podía detectar en Levi cada vez que necesitaba su apoyo silencioso y su contención usual. Hange siempre era ella misma con Levi, incluso en los peores momentos…

Y, en parte, se arrepentía un poco de nunca haberle dicho con palabras lo importante que era para él. Incluso si ella lo comprendía, justo ahora se daba cuenta de que no podía abusar de esa forma de la confianza de su mejor amiga y cayó en cuenta del grave error que cometió en involucrarlo en el asunto del Espectro.

—     No estoy de acuerdo con lo que hiciste. — reiteró. Ella ya se lo había dicho, más de una vez. — Tampoco lo justifico. Ni pretendo olvidarlo tan fácil… sólo que… te entiendo, Levi. — parecía complicada intentando explicarse. — Entiendo lo que sientes por él. Lo entiendo porque yo también te quiero y daría cualquier cosa por tu bienestar… incluso si eso significa encubrir un crimen.

—     No fue justo pedírtelo, Hange. — admitió. —Me equivoqué. —

—     Woow, nunca pensé que escucharía eso de ti, enanín. Debes extrañarme mucho. — la sonrisa torcida de Hange le provocó un pequeño nudo en su garganta y estuvo a punto de decirle que sí la había extrañado… demonios que la había extrañado.

—     Tch, sólo… no lo presumas tanto. — se sentía extrañamente avergonzado, y la sonora risa de su amiga resonó en la habitación, también con una cuota de nerviosismo que Levi interpretó como su manera de romper la tensión entre ellos.

—     Debí haber grabado todo esto. — comenzó a decir, relajándose en el sillón.

—     No empieces, cuatro ojos de mierda.

—     Alto ahí, Ackerman. Estás en lista negra todavía, así que más te vale ser amable conmigo. — advirtió ella con un dedo acusador.

—     ¿Qué significa eso?

—     Oh, no lo sé… creo que tengo una lista de cosas que me gustaría que hicieras.

—     Basta, Hange. Sé que no hablas en serio.

—     De acuerdo, de acuerdo. Tal vez te pida algo vergonzoso en alguna ocasión, así que prepárate. —

Ambos se miraron por unos segundos y no pudieron contener la carcajada que salió espontánea y simultanea entre ambos.

—     ¿Cómo estás?

Ahora el tono de la mujer era un poco más serio y grave. Se notaba la preocupación que su expresión delataba y él no pudo evitar dejarse llevar un poco ante la invitación de verbalizar sus emociones, esas que se llevaba reprimiendo por mucho tiempo.

—     Ya no sé qué hacer, Hange…

—     Eren no piensa desistir, ¿verdad? — la pregunta de ella quedó suspendida en el aire y, de cierta forma, Levi se vio a sí mismo muy molesto.

Y, con dolor, se dio cuenta de que su molestia era con el mocoso. Porque pudo haber detenido esto antes de que se volviera una guerra contra sicarios y elitistas poderosos; pero también estaba molesto consigo mismo por permitir que todo se diera de esa forma.

Una parte de él todavía consideraba que lo que hacía Eren no era más que una mera venganza contra la élite por ser corruptos y no dimensionó cuán grande era la convicción de él por hacer caer a los millonarios de la ciudad.

—     Erwin está muy convencido de su plan… — murmuró Hange. — Tal vez, sea buena idea hablar con él… — la sugerencia de su amiga le espantó.

Confiaba en Erwin completamente; pero Erwin no tenía la comprensión de Hange; sus convicciones y rectitud eran mucho más fuertes. Su sentido del deber sobrepasaba cualquier escala; Erwin estaba convencido de que el Espectro era peligroso y que debían atraparlo a como diera lugar.

¿Seguiría pensando así cuando se enterara de que el ladrón de Stohess era Eren?

 —     No puedo exponerlo de esa forma. Me arriesgué contigo sin pensarlo muy bien. — Levi se dio cuenta de que, esa noche que atacó el sicario perfectamente pudo haber llamado a Erwin y que le ayudara a limpiar el desastre; sin embargo, llamó a Hange. Porque en su interior tenía claro que Erwin probablemente no diera pie para proteger a Eren, sino para arrestarlo.

—     Entiendo. — dijo su amiga de forma segura. — Tengo una pregunta para ti, Levi.

—     ¿Qué es?

—     ¿Le dirás esta información a Eren?

Levi se había prometido no interferir en la investigación del ladrón de Stohess, hacia ninguno de los dos bandos; pero le aterraba pensar que le estuvieran tendiendo una trampa al mocoso y que él fuera consiente de ello.

—     No lo sé. — fue lo único que respondió, siendo verdad. No sabía qué hacer en esos momentos.

—     Bueno, quiero que sepas que… estoy de tu lado. No importa cuál sea. — dijo ella con una sonrisa serena. — Por favor, cuídate también, enanín. No quiero que vuelvas a tener un colapso o que tu cabeza también tenga precio en la élite.

—     Gracias, Hange. Creo que en este momento soy el que menos corre peligro.

—     No subestimes las redes de información de la élite, menos de Zachary. No me extrañaría que te tenga bajo vigilancia. — lo que dijo Hange sólo empeoró su preocupación por la situación.

¿Y si alguien se enteraba de su secreto? ¿De que conocía la identidad del ladrón?

En ese momento, su celular comienza a vibrar en el bolsillo de su pantalón y el detective chasquea la lengua mientras procede a revisar de qué se trataba, esperando que no fueran más complicaciones en su vida.

Pero nada era tan simple ¿no?

Su celular había recibido un mensaje del mocoso.

“Encontrémonos en la noche, en la plaza de Stohess.”

Algo estaba a punto de pasar.

 

~*~~~*~~~*~

 

Cuando su mirada divisó la silueta de Eren — de pie frente a la bonita pileta cuya fuente se hallaba encendida con colores pasteles que pintaban de dichos matices el agua que circulaba en arcos descendentes — supo que algo estaba pasando.

Eren estaba observando con mirada ausente aquel espectáculo de luces, con un semblante tan serio que no era capaz de distinguir correctamente las emociones que se ocultaban en el color verde de sus ojos; tal vez porque todavía lo separaban unos pasos de su novio, los cuales, por algún motivo, no se atrevía a acortar.

Fue entonces que la atención del joven queda fija en el detective, manteniendo su postura erguida, con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones negros. Por unos instantes, sintió que todo se había congelado a su alrededor, como si el tiempo hubiese sufrido una fractura que le permitía mantenerse observando el extraño aire que envolvía a Eren.

—     Siempre tan puntual. — mencionó el otro, volviendo a conectar su mente con el continuo espacio-tiempo usual. — Necesito hablar contigo. —

—     ¿Estás bien? — quiso saber en primer lugar. Eren no parecía él mismo.

—     Lo estoy. — decretó con firmeza.

Hubo un silencio cuando el mocoso volvió su vista hacia la fuente, sin verla aparentemente, pues de nuevo tenía ese semblante ausente que borraba cualquier expresión en su rostro, aquel que Levi juraba ya conocer lo suficiente como para leer cada una de sus muecas e interpretarlas correctamente; sin embargo, ahora se sentía tan distante del chico, como si estuviese en escenas distintas, en mundos paralelos… ahora, era como estar frente a un extraño.

—     Levi. — la suave y ronca voz de Eren hizo el intento de provocarle un sobresalto a su cuerpo y él lo disimuló con maestría, aquella que había adquirido con los años para que los criminales a los que se enfrentaba no vieran sus miedos y dudas. — Sé sincero conmigo, por favor. — cuando los ojos verdes del chico se alzaron otra vez en su dirección, Levi comenzó a inquietarse y tener un muy mal presentimiento. — ¿Confías en mí? —

Esa pregunta lo había descolocado, sobre todo al estar frente a este escenario, con una faceta de Eren desconocida ante él; una que no portaba su usual calidez ni tampoco ese encantador campo hipnótico que se debían a la magia de sus ojos verdes cuales luciérnagas y sonrisa dulce.

De pronto, cayó en cuenta de que, desde principios de ese año, todo lo vivido entre ambos, cada alto y bajo, cada decisión y consecuencia, cada acto y palabras habían convergido allí, a ese momento, a esa pregunta que quedó suspendida en el aire, escribiéndose con los colores de la fuente y mezclándose con el agradable olor a tierra húmeda. Todo se había concentrado en las palabras de Eren, quien seguía observándolo con aquellas esmeraldas filosas, espantando cualquier otra expresión de su rostro, seguramente para ocultar sus verdaderas emociones.

Y es que su relación había comenzado con una pregunta similar, con el deseo del mocoso de que Levi confiara en él y le permitiera conocerlo, conocer los secretos detrás del ladrón de Stohess y los motivos que tenía para llevar a cabo los robos; habían pasado por un sin número de pruebas que los llevó a tomar decisiones para seguir estando juntos, pese a todo lo que ello implicaba.

Levi sabía la respuesta a esa pregunta, pero, por algún extraño y aterrador motivo, esta se había quedado atorada en sus labios, incapaz de salir junto a su voz para trasmitirla al chico que estaba frente a él, quien — de una manera muy sutil — comenzaba a inquietarse.

—     Confío en ti. — musitó en voz baja, como si una parte de él no quisiera que Eren lo escuchara, indeciso todavía si era la respuesta correcta tanto para el moreno como para él.

Eren se acercó otro paso, quedando lo suficientemente cerca como para pudiera sentir su perfume, pero aún demasiado lejos para leer entre líneas lo que el brillo de sus ojos demostraba, incapaces de mentir.

Y entonces, el chico sacó una de las manos de sus bolsillos y enseñó un objeto de color negro, más pequeño que su dedo, pero que no tardó en reconocer como una memoria extraíble.

Fue cuando algo pareció hacer conexión en la cabeza de Levi, comprendiendo medianamente lo que estaba a punto de pasar y el motivo por el cual Eren aparentaba mostrarse tan serio y determinado frente a él, tan diferente del mocoso que él conocía.

Y es que no estaba frente a Eren… sino frente al Espectro.

—     Detective Ackerman… ¿estás dispuesto a enfrentarte a la élite de Stohess? —

Notas finales:

Y llegamos al final del episodio!

Ay, me muero. Tengo como nudo en la garganta porque se viene todo el drama que quería contarles. Este capítulo es la mera introducción al climax así que desde aquí esperen capítulos más densos y llenos de draaamaaa. 

Estoy emocionada de sentir que la historia ha avanzado como he querido y sigo recibiendo su enorme apoyo y cariño (: Quisiera decirle que son sus votos, lecturas y comentarios los que me han sacado un poco de mi bloqueo escritor y me han devuelto las ganas de publicar.

Espero que el capítulo de hoy les haya gustado y disculpen de antemano si ven algún error, no tuve mucho tiempo de editarlo y, en realidad, quería presentárselos. Me daré el tiempo de editar otro día (:

No tengo más que agregar, además de desearles que tengan un bonito fin de semana, una buena semana y que se cuiden mucho. Harto éxito en lo que sea que hagan en su día a día <3

¡Un abrazo!

 


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