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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

¡Hola nuevamente! Me alegra poder volver con la continuación (: Espero que les guste la historia y estén ansiosos y ansiosas - como yo - de seguir leyendo.

 

Sin más preámbulo, les traigo otro capítulo. ¡Disfruten!

 

 

Eran pasado las nueve de la noche de ese lluvioso sábado. Levi acababa de entrar al bar, se sacó rápidamente el abrigo para no mojarse más la ropa y revolvió su cabello azabache para quitarse los restos de agua que lo cubrían mientras miraba a su alrededor buscando a sus amigos.

En una mesa al fondo del local, la mano alzada de Erwin le señaló el camino hasta el lugar que había apartado el rubio para la junta de esa noche. Su amigo sonreía entusiasmado cuando se sentó frente a él en los sillones que rodeaban la mesa cuadrada de madera, donde su compañero ya tenía un vaso de cerveza servido.

– ¿La maldita cuatro ojos todavía no llega? – preguntó el azabache tras saludar a su amigo, recibiendo una sonrisa de su parte.

– Sabes que Hange tiene problemas con la puntualidad. – respondió Erwin calmadamente, llamando al mesero con un gesto de su mano.

– Y tú siempre llegas antes de la hora. – cuando el mesero llegó, Levi le pidió lo mismo que estaba bebiendo el rubio. – Es extraño venir a estos lugares cuando se pierde la costumbre. – comentó tras un instante.

– Es cierto. Pero Hanji tiene razón, es necesario distraernos un rato. – añadió el detective. – ¿Farlan no vendrá? – preguntó con curiosidad tras beber un sorbo de su cerveza.

– Dijo que tenía que terminar de revisar unos artículos de la revista. – respondió el azabache con un suspiro; las labores de Farlan lo mantenían mucho más alejado con su trabajo en la revista y también por hacerse cargo de la casa. Erwin y Hange le tenían mucho cariño y, desde que los presentó, siempre lo invitaban a las salidas que hacían y las fiestas importantes, como los cumpleaños o navidad.

– ¿Han estado bien las cosas en la casa? – el rubio siempre preguntaba por los chicos de la casa de acogida; al parecer, se llevaba bastante bien con ellos. 

– Dentro de lo posible. Ya sabes lo que están haciendo los Fritz con sus evasiones de impuestos. – el mesero trajo el pedido de Levi y el hombre bebió un sorbo de la cerveza, la cual encontró demasiado ácida para su gusto. – Siempre con estas cervezas extrañas, Erwin. – reclamó, arrugando la nariz.

– Nadie te obliga a pedir lo mismo que yo. – rio el rubio tras ver el gesto asqueado de su compañero. – Oi, Levi... quería hablarte de algo antes de que llegara Hange. – mencionó tras unos instantes de silencio. El azabache miró a su amigo con gesto confundido y ese misterio que trasmitía le daba mala espina. Todo lo que hacía Erwin tenía un propósito y, claro está que, conociendo que la pelirroja siempre llegaba tarde y ellos eran los puntuales, planeó la situación para tener esos momentos para conversar. Típico de Erwin.

– Suéltalo de una vez. – le dijo con brusquedad.

– Me llegó una información de que has estado... frecuentando al hijo menor de Grisha Jaeger. – comentó con seriedad y algo parecido al nerviosismo sea acentuó en sus ojos azules, levemente vacilantes.

– ¿Qué? – exclamó el azabache.

"Demonios", pensó, cuánto odiaba esa ciudad. Ya se temía que, tras ir a la casa del mocoso hace días atrás, más de algún reportero sensacionalista debió haberse percatado del hecho y hacer correr rumores. Involucrarlo derechamente con Eren no significaba algo raro, sin embargo, después de haberse marchado de la casa del moreno tras aclarar las posturas que cada uno tenía sobre el tema del Espectro, no volvió a saber de él y tampoco quería volver a saber de él.

Le había dejado claro que olvidaría el hecho de conocer su identidad como el famoso ladrón de Stohess, pero el moreno había declinado el trato y estableció que no dejaría los robos hasta cumplir con su objetivo – el cual tampoco reveló –, esto sólo provocó que Levi tuviese que ponerse firme y tomar su papel como policía para cortar ese extraño lazo que había estado tratando de establecer entre ambos y aclararle que, desde ese momento, no dejaría de darle caza hasta frenar sus delitos.

Obviamente, sabía que no podía estar espiando sin fundamentos al hijo de uno de los miembros de la élite de la ciudad, así que había dejado pasar el tema del mocoso por esos días para tomarse un descanso del caso del Espectro y aclarar su mente lo suficiente para formular un plan que le permitiera atraparlo.

– Levi. Con la opinión que le diste el otro día a nuestro jefe sobre el caso del Espectro, comenzaron a especular de que, tal vez, estabas pensando que Eren Jaeger era el ladrón. – el azabache suspiró con fuerza al tiempo que apretaba el puente de su nariz. Sentía demasiada frustración con respecto a la situación, por el irónico hecho de que, efectivamente, Eren era el ladrón.

– No se trata de eso. – mencionó en voz baja.

– Te vieron conversando con él en la fiesta de los Reiss, como también tienen información de que fue a tu oficina durante la semana y que te apareciste por su casa el otro día por la noche... –

– Erwin. – interrumpió el policía antes de que su amigo sacara las conclusiones equivocadas... o las correctas. – No es lo que tu piensas. Esto no es sobre el Espectro y no soy yo el que ha estado buscando a Eren, sino al revés. –

El rubio puso cara de confundido por unos momentos hasta que su semblante de suavizó al alzar las cejas con impresión y abrir ligeramente la boca por la sorpresa de su descubriendo. Levi intuyó cuál había sido la conclusión a la que había llegado su compañero, y, pese a que no era totalmente cierto, por el momento prefería hacerle pensar que el mocoso lo buscaba con intenciones más personales que ligarlo al tema de los robos.

– Oh, es un alivio, Levi. Pensé que estabas acosando al chico o algo por el estilo. – soltó Erwin con una carcajada, relajando su postura al dejar caer un poco los hombros.

– ¿Desde cuándo piensas que soy un acosador? – inquirió, alzando una ceja y mirando a su amigo con recelo.

– Vamos, Levi. Cuando te dejas guiar por ese buen instinto tuyo, a veces te saltas protocolos policiales y debo admitir que me dejaste preocupado el otro día que soltaste esa bomba de que el Espectro era un millonario; parecías guardar un secreto y fue peor cuando me comentaron que estabas frecuentando al hijo de Grisha. – Erwin se veía realmente aliviado de pensar que su historia con Eren tenía una connotación más personal que laboral. Eso lo calmaba de muchas maneras; por una parte, porque así desligaba completamente a Eren del caso del Espectro y le permitía empezar de cero con esa investigación, tratando de atraparlo al tiempo que fingía no saber la identidad del ladrón fantasma; además, aunque fuese mentira todo el asunto que le pintaba a Erwin con respecto a Eren, siempre se sentía tranquilo de que su fiel compañero no lo juzgara por sus elecciones en cuanto a parejas se trataba.

– Tch. No estoy tan loco como para perseguir a la élite por mi cuenta. – le dijo, tratando de relajarse.

– Bueno, ¿quieres hablarme sobre esta nueva... conquista? – preguntó el rubio, ahora más incómodo. El azabache sabía que su amigo era un bruto en cuanto a relaciones, pero le agradaba ese esfuerzo que ponía por interesarse en conversar esos temas con él, incluso cuando el mismo Levi sentía que era innecesario.

– ¿Quieres detalles? – le insinuó el más bajo, sólo para incomodar a su amigo y hacer que perdiera el interés por seguir con el tema.

– No, por favor, Levi. – respondió con una sonrisa nerviosa y alzando su palma en señal para que se detuviera. El otro detective soltó una carcajada, notando lo bien que le estaba haciendo tener esos momentos de respiro del trabajo.

– No pasa nada con Eren. – confesó finalmente tras beber otro trago de su cerveza.

– Bueno, debo confesar que también me sorprende lo que dices. Hasta donde sabía, el chico está comprometido con la hija de Rod Reiss. – comentó el rubio, ligeramente confundido.

– Otra razón por la cual no involucrarme con un mocoso. – soltó de mala gana, recordando la noche que los vio bailando en la fiesta del padre de Historia.

– ¡Oh, aquí están! – la voz de Hange anunciando su entrada lo sacó de sus pensamientos, para recibir el efusivo abrazo de la pelirroja que se sentaba a su lado. – Enanín, decidiste venir. – exclamó alegremente.

– No hagas que me arrepienta. – le advirtió empujándola para poner distancia entre ambos. – ¿Moblit no viene contigo? – preguntó extrañado el azabache.

– Alguien tiene que cuidar el fuerte cuando yo no estoy. – comentó la mujer tras llamar al mesero. Levi sintió un poco de lástima por el asistente de Hange, quien tenía que aguantar todos los disparates de la mujer diariamente y, encima, secundarla en sus proyectos y trabajos. – ¿De qué hablaban? – ante esa pregunta, Erwin miró al azabache con culpabilidad, sabiendo que tarde o temprano la pelirroja les sacaría la información. El más bajo intentó advertirle que no dijera nada... pero fue muy tarde.

– De que Levi tuvo una cita la otra noche. – reveló Erwin, recibiendo el puntapié bajo la mesa por parte de su compañero. 

– ¿Acaso fue con Eren Jaeger? – preguntó asombrada la mujer, provocando que se dibujara un gesto confundido tanto en el rubio como en el Ackerman. – Oh, vamos. El otro día llegó radiante a tu oficina. Sospeché que era por algo así. – mencionó ella, restándole importancia a su comentario.

– Tch. Chismosos de mierda. – dictaminó el hombre entre malhumorado y avergonzado.

– Entonces, es verdad. ¿Estás saliendo con el hijo de Grisha? Pensé que–

– Sí, está comprometido; y no, no estoy saliendo con él. – aclaró rápidamente Levi antes de que la mujer se pusiera a divagar sobre el asunto y muy insistente en querer dejar el tema hasta ahí. Había tratado de olvidarse del mocoso desde ese martes que había ido a su casa y, aunque lo negara, lo cierto es que no pudo. De alguna forma, se sentía un poco mal por cómo habían terminado las cosas entre ambos, sabiendo que el chico era apenas un veinteañero y que podría haber abordado el tema de otra forma.

– Bueno, esa fue la señal para cambiar de tema. – dijo Hange entre risas. – Así que, voy a partir anunciándoles que al fin me compré un departamento. – exclamó con mucha emoción.

Levi se sorprendió y algo parecido al orgullo afloró en su pecho, pese a no demostrarlo. Tanto Erwin como la mujer venían de humildes familias y les costó mucho llegar hasta las posiciones que tienen actualmente en el cuerpo de policía. Sabía que la pelirroja había estado arrendando lugares en varios sectores de la ciudad y, con todos los gastos de mantener a sus padres ya adultos, no había podido nunca comprarse un hogar propio. Por lo mismo, esta noticia era un gran paso para ella, pues por fin comenzaba a cumplir esos pequeños sueños de los que alguna vez conversaron cuando eran más jóvenes: independizarse, vivir una vida tranquila, ayudar a las personas...

Al pensar en esto, su mente le trajo el recuerdo de Eren comentándole por sus pasos para volverse independiente mientras terminaba su carrera en la universidad. Había sido duro con él cuando le confesó que era su padre el que aún pagaba sus gastos y, honestamente, no era que realmente pensara que esos esfuerzos eran insignificantes, sino todo lo contrario. Era cierto lo que había mencionado el mocoso, que Levi tenía serios prejuicios sobre la clase adinerada y eso a veces nublaba sus decisiones y las sesgaba.

De hecho, había llegado al hogar del moreno con todas esas ideas preconcebidas, esperando que todo este asunto del Espectro fuese simplemente por diversión y, tal vez, una fase rebelde contra su padre. Además, también esperaba que el chico fuese más pretencioso, con sirvientes que estuvieran a su disposición mientras él se acomodaba para conversar con el detective; pero nada de eso había sucedido.

Eren había estado preparando la cena para él – que seguramente le había tomado todo el día – incluso cuando el detective había dicho que no iría. Se encargó de hacerlo sentir cómodo y de tratarlo con mucho respeto... bueno, excepto por esos comentarios subidos de tono que le gustaba soltar; sin embargo, de alguna manera, había llegado a su casa con la idea de rechazarlo, de mandarlo a la mierda, de exigirle que dejara los robos de una vez y ni tiempo le dio para explicarse correctamente. 

Definitivamente había sido injusto con el mocoso. No sólo por sus comentarios sino también por los esfuerzos que él había hecho para tener un rato tranquilo entre ambos, sean cuales fuesen sus intenciones; porque también era cierto que el chico había llegado hasta él con la invitación de la cena, aludiendo que lo estaba invitando como Eren y no como un ladrón que busca la forma de no ser atrapado...

Claramente, había sido demasiado cruel con él.

– Estoy muy feliz por ti, Hanji. – dijo Erwin sonriendo con tanto carisma que a la pelirroja se le nublaron los ojos de lágrimas. 

Levi, de pronto, se sintió un poco tonto, pues, a veces, se concentraba mucho en sus pensamientos y olvidaba estar atento a los detalles a su alrededor; con el moreno había estado tan enfrascado en la idea de saber la identidad del ladrón de Stohess que no quiso darle la oportunidad a Eren, siendo sólo Eren, de comentarle sus motivaciones, sus excusas... todo. 

Y, con Hange, demonios, por eso su amiga se mostraba tan cansada últimamente. ¿En qué clase de persona se estaba volviendo que su trabajo, su estúpido y jodido trabajo, lo consumía a tal punto que olvidaba ver a las personas detrás de él? 

Estaba muy feliz por su amiga, merecía eso y mucho más, porque sabía la gran persona que era, lo mucho que la querían en el cuartel y la gran compañera de trabajo que era cuando debían trabajar codo a codo en un caso. Estiró su mano y la apoyó en el hombro de ella, recibiendo instantáneamente la mirada asombrada tras esos ojos marrones.

– Opino lo mismo, cuatro ojos. Te lo mereces. – añadió finalmente, recibiendo un abrazo de la mujer que soltó un par de lágrimas en su hombro. El azabache se incomodó un poco con la situación, pero al darle un vistazo a Erwin, quien le pedía silenciosamente que la entendiera y le permitiera hacer eso, acabó por darle unas palmaditas en la espalda para confortarla.

– ¡No debería estar llorando, pero es que estoy demasiado emocionada! – exclamó ella al separarse de Levi. Su pedido llegó en un momento y ella bebió un sorbo para aclararse la garganta y luego secar el resto de las lágrimas en sus ojos. – Tienen que ir a inaugurarlo. En dos semanas me lo entregan. –

– Ahí estaremos. – dijo Erwin tomando su vaso y alzándolo hacia el centro de la mesa. – Por los progresos. – brindó el rubio.

– Por los progresos. – brindaron el azabache y la pelirroja, chocado sus vasos entre los del resto.

Tras un par de risas de la mujer y a su rubio amigo comenzando a preguntar por los detalles sobre el nuevo departamento de la pelirroja, el sonido del celular de Erwin y Levi comienza a sonar simultáneamente. El rubio miró con extrañeza al otro detective y los dos tomaron sus respectivos aparatos para darle un vistazo.

Era del cuartel central, anunciando otro ataque del Espectro.

 

~*~~~*~~~*~

 

El moreno había salido hace poco de la ducha, se había vestido con un pantalón de algodón de color gris y una camiseta de mangas largas blanca. Le dolía mucho la cabeza y sentía el cuerpo adolorido, incluso ya comenzaba a tener la garganta más apretada debido a la inminente gripe que estaba gestándose en su cuerpo.

Desde hace dos días que estaba presentando síntomas de un resfrío simple; sin embargo, esa noche al salir con la lluvia y llegar estilando a su casa, supuso que todos los síntomas empeorarían y ahora podía jurar que ya tenía fiebre.

No era la primera que enfermaba, claramente; de hecho, los últimos años había pescado resfriados en varias ocasiones y siempre terminaba encerrado en su departamento hasta que, finalmente, su cuerpo ganara la batalla contra esos desagradables virus. Stohess era un ciudad muy húmeda y también saturada de gente, no era extraño que en el autobús o en el tren subterráneo – con toda la gente que utilizaba el transporte público – se contagiara con facilidad.

"Vaya médico voy a convertirme." pensó con sarcasmo mientras se dirigía hacia la sala de estar, notando el cuerpo pesado y adolorido; su piel se sentía sensible y, por supuesto, demasiado caliente para ser normal; en cambio, sus pies y manos estaban tan frías que había estado usándolas a modo de compresas para intentar disminuir un poco su temperatura corporal. Era poco efectivo, lo tenía claro, y, sin embargo, no perdía nada con intentarlo. Sobre todo porque estaba muy acostumbrado a cuidarse solo cuando enfermaba y ya conocía bastante todo el proceso para saber que le esperaba una terrible noche.

Se recostó en el sillón, temblando un poco. Sabía que debería tomar algún medicamento para atenuar los malestares, pero no tenía ninguno, así que decidió que lo mejor era hacerse un té con limón y esperar a que un buen descanso le ayudara a su cuerpo a pelear contra la gripe; sin embargo, pareció dormirse brevemente, porque el sonido del timbre de su casa lo saca de su estado letargoso, para notar que el hervidor ya había terminado de calentar el agua y que su cuerpo comenzaba a responder mal.

Pensó que había sido su imaginación hasta que vuelven a llamar a su puerta, esta vez golpeando la madera en vez del timbre, y se puso de pie esperando que sólo fuera el conserje; no obstante, su sorpresa fue grande cuando los ojos grises de Levi dirigían su atención hacia él, brillantes por la molestia que su cuerpo tenso y ligeramente mojado – seguramente por la lluvia que no había cesado en todo el día – manifestaba.

Suspiró, más por el resentir de su cuerpo que por la presencia del detective en su puerta, tras días sin saber de él.

– ¿A qué debo este honor, detective? – le dijo. Su voz sonó rasposa, haciéndole notar lo mucho que le dolía la garganta y las nulas fuerzas que tenía para actuar con más desplante.

– Cuatro días te tomaste para probar que seguirías con este juego de los ladrones. – dijo el hombre con su usual tono de voz, que, debido a la fiebre, le parecía un poco distorsionado.

– ¿Sabe, detective? Este no es un buen momento para discutir. ¿Podemos dejarlo para otro día? – le pidió, tratando de sonar amable, pero es que lo único que quería era cobijarse en su cama y no despertar hasta que los síntomas hubiesen desaparecido.

– Demonios, Eren. ¿Es que aún no entiendes la gravedad de tus acciones? – el detective lucía sumamente afectado, incluso un poco pálido, probablemente por el frío ya que seguían en la entrada del departamento y se colaba un viento extraño desde el pasillo. – Tch, y yo que estaba pensando que había sido muy duro contigo y vienes con este espectáculo un par de días después de nuestra conversación. –

– Que quede claro, Levi. Jamás dije que me detendría. – el moreno sintió un escalofrío recorrer su espalda, haciendo que sus músculos se tensaran y lo hicieran apoyarse en el marco de la puerta.

– Oi, ¿qué mierda te pasa? –

Cuando los ojos de Eren recorrieron el rostro del azabache, tuvo un dejavú, recordando su primer encuentro en el edificio abandonado, cuando pensó que moriría desangrado y solo en aquel escondite. Ese semblante preocupado estaba ahí otra vez, pendiente absolutamente de él, como si nada más en el mundo importara.

– Levi, insisto, no es el mejor momento. Puedes venir a darme un sermón otro día. – Eren se incorporó y lo miró tratando de mostrarse menos vulnerable de lo que ya se veía. Iba a cerrar la puerta, pero la mano del detective frenó el movimiento y alcanzó a rozar su propia mano, evidenciando la diferencia de temperaturas entre ambos; pese a que Levi venía de la calle y probablemente hacía mucho más frío afuera que en el departamento, era el moreno quién estaba más frío.

– No me digas que te apuñalaron otra vez. – la mano del mayor lo sostuvo del codo cuando se balanceó después de otro escalofrío y entonces, sus dedos subieron hasta la frente del chico, manteniéndose ahí para medir su temperatura. – Mierda, Eren. Estás ardiendo en fiebre. –

– Por eso te dije que no era el mejor momento. –

– Vamos, necesitas recostarte. – dijo el detective con seriedad, empujando al chico hacia dentro del departamento y cerrando la puerta tras de sí.

Eren iba a objetar. Todavía estaba molesto por cómo habían salido las cosas la noche que invitó al azabache a cenar a su casa; el mayor se había marchado en medio de la cena tras declararle la guerra y el moreno se había sentido terrible durante toda la noche; no sabía si le dolía más el hecho de que Levi no confiara en él o que tajantemente se negaba a hacerlo. Sus prejuicios hacia las personas que tenían un buen pasar, como Eren, lo volvían receloso y también hiriente cuando se lo proponía; porque no era la primera vez que sentía que Levi era cruel con él.

Pero, demonios, ahí estaba de nuevo el detective, llevándolo casi a rastras hacia su cama y arropándolo; cuidando de él igual que la primera noche que se conocieron. Levi era una buena persona, con sus convicciones claras y por supuesto que nadie con esas características lo tomaría en serio tras saber que era un ladrón.

– Creí que había dicho que no volvería a cuidar de mí, detective. – le dijo con esa voz rasposa, tratando de que el calor de las mantas calmara los escalofríos que sentía.

– ¿Tienes algo para la fiebre? – le preguntó con seriedad al tiempo que encendía la luz de la lampara sobre el velador y acomodaba otra manta sobre sus pies. Eren simplemente negó con la cabeza, tragando con dificultad debido a su garganta inflamada. – Tch, qué clase de médico eres. –

– Un simple estudiante. – le contestó, tratando de sonreírle. La mano de Levi volvió a posarse sobre su frente, como una caricia fría ante el calor que libera su cuerpo combatiendo a la gripe. Era sólo eso, un resfrío que se complicó un poco debido a su exposición al frío y la lluvia; y, aun así, Levi lo seguía cuidando como si estuviese apuñalado otra vez, como si su vida corriese peligro...

"¿quién no se enamoraría de alguien así?"

 

~*~~~*~~~*~

 

Despertó cuando ya estaba amaneciendo. Se había quedado dormido en uno de los sillones individuales que el muchacho tenía en el cuarto, cerca de la cama donde ahora el moreno dormía más calmadamente. Le costó varias horas bajarle la fiebre, siendo pasadas las cuatro de la mañana cuando finalmente se durmió profundamente, estabilizando su estado.

Levi se tomó unos instantes para apreciar al chico; su respiración era pausada, una señal de que su cuerpo también se encontraba descansando tras combatir con la fiebre toda la noche; tampoco parecía temblar como lo hizo por varias horas, mientras ponía paños fríos en su frente e intentaba reconfortarlo para que lograra dormir.

El policía estaba acostumbrado a cuidar a los niños y niñas que vivían en la casa de acogida cuando se enfermaban, ya que Kenny perdía la paciencia luego – en realidad, sólo era una faceta, pues era su manera de manejar la preocupación que le surgía cuando alguien enfermaba –. Por lo mismo, conocía todas las posibles maniobras para regular la temperatura y calmar la tos.

Suspiró tras ponerse de pie y se encaminó al ventanal del cuarto para correr las cortinas y dejar pasar la luz. El cielo aún estaba nublado, pero la lluvia había parado en algún momento durante la larga noche que habían vivido; porque, para el detective, todos los acontecimientos que habían ocurrido desde el día de ayer se sentían como una montaña rusa; tan cómodo y emocionado por la noticia de Hange sobre su nuevo hogar, para después acudir a un llamado por robo a un mercader, ejecutado por el mismo mocoso que tuvo que cuidar toda la noche por una terrible fiebre.

Tenía un montón de emociones queriendo ser destapadas, muchas relacionadas con el chiquillo que estaba junto a él, porque, tras saber que había cometido otro crimen, Levi se sintió extrañamente traicionado. Se suponía que quería ganarse su confianza, que quería que lo conociera y se diera cuenta de que no era tan malo como un simple ladrón o el hijo de un millonario; sin embargo, lo único que le había querido decir ese atraco, es que era un obstinado y rebelde universitario cometiendo estupideces para llamar la atención.

Ni siquiera pensó con claridad lo que le iba a decir cuando llegara a su departamento, pero había ido de todas formas. Y, cuando le abrió, su rabia se esfumó casi al instante al ver que no era el petulante chico que le había coqueado días antes en ese mismo lugar, pues se mostraba débil y sumamente decaído. Todos sus instintos sobreprotectores se habían activado, de la misma forma en que lo habían hecho la noche que lo conoció.

– ¿Levi? – escuchó de pronto. La voz de Eren aún sonaba ronca, se estaba incorporando con dificultad para sentarse bajo las mantas, mirándolo todavía decaído, pero con mejor semblante. – ¿Te quedaste toda la noche? – preguntó confundido y asombrado.

– No preguntes lo obvio. – le dijo con brusquedad, al tiempo que se acercaba nuevamente a él. – ¿Cómo te sientes? –

– Mejor, sólo un poco adolorido. – comentó, revolviendo sus largos cabellos marrones con suavidad.

– Oi, mocoso, ¿qué clase de médico no tiene remedios contra la fiebre? – preguntó. Hasta personas como él, que nunca enfermaban, tenía guardados algunos jarabes en caso de gripe.

– Siempre olvido comprarlos cuando me mejoro. – confesó con una leve carcajada. Evidentemente se sentía mejor.

– Te prepararé algo para que comas y me iré. Tengo que ir a trabajar. – comentó entonces, tras un breve instante de silencio donde la mirada verdeazulada del mocoso se alzaba hacia él casi suplicante.

– ¿Un domingo? – cuestionó él, alzando una ceja y dibujando una sonrisa ladina, adoptando aquella actitud con la que el policía estaba más familiarizado.

– Alguien se encargó de que tuviese que trabajar hoy, después de su atraco nocturno. – respondió, volviendo a recodar el motivo por el cual había llegado hasta ese lugar la noche anterior.

– Me disculparía sino fuese porque ese atraco hizo que nos volviéramos a ver. – la sonrisa de Eren mostraba el mejor ánimo que tenía y, por alguna razón, terminó por contagiarle un poco de esa alegría.

– Estoy seguro de que no fue un reencuentro agradable para ninguno de los dos. – soltó rápidamente para luego salir de la habitación y dirigirse a la cocina.

Preparó un té con limón y miel mientras servía una porción de fruta que el mocoso tenía picada en un recipiente dentro del refrigerador, también tostó un poco de pan. Puso todo en una bandeja que encontró hurgando en las encimeras y muebles de cocina que tenía Eren en su departamento – que ya había registrado la noche anterior buscando medicina, paños y hasta un termómetro –, y volvió hasta donde estaba el chico, quien se había levantado al baño aparentemente, pues traía el cabello recogido en un moño que le daba un aspecto ligeramente más arreglado, además de que olía a jabón y pasta de dientes.

– ¿Quién te dijo que te podías levantar? – reprochó el mayor al verlo sentarse sobre el cobertor, riendo por lo bajo. Le acercó la bandeja e, inmediatamente, notó el gesto afligido que puso el moreno al ver toda la comida que le sirvió. – Tienes que comer. Tu cuerpo está débil y así no podrás mejorarte. –

– Lo haré sólo si me acompañas a desayunar. – sugirió el chico sonriéndole de vuelta.

Su voz sonaba rasposa y su semblante parecía decaído todavía, seguramente debía dolerle el cuerpo y un poco la cabeza, pero lo más importante, por ahora, es que la fiebre no volviera, al menos, eso era lo que había aprendido con los años.

Tuvo el extraño dejavú de esa noche que lo encontró malherido; en el momento en que se había arrodillado para mirarlo fijamente había tenido la certeza de que ayudaría al mocoso con su herida y fue exactamente lo que le pasó al momento de llegar anoche al departamento y verlo tan vulnerable. Se había olvidado de todo lo demás, de que tenía que trabajar esa mañana, de que Eren era el Espectro, de que quedó de llamar a Erwin y Hange para ponerse de acuerdo en su reunión de ese domingo... todo quedó eclipsado por cuidar al mocoso que ahora lo miraba casi suplicante, pidiéndole compañía debido a su débil estado...

Sin embargo, Levi negó rápidamente con la cabeza antes de responderle.

– Debo ir a la oficina. – informó mirando la hora en su teléfono. Sabía que Erwin estaría ahí para avanzar en la investigación de lo ocurrido la noche anterior y que le esperaba una densa mañana revisando datos de este nuevo atraco.

Enseguida, suspiró y miró al chico que había bebido un sorbo del té, mostrándose ligeramente abatido. Supuso que, al igual que él, quería conversar de muchas cosas, pero, por el momento, tendrían que posponer esa charla; Levi debía trabajar y él tenía que recuperarse lo suficiente.

Además, con vergüenza, tenía que admitir que comenzaba a sentir la necesidad de quedarse a su lado y cuidar de su delicado estado. Tenía ganas de preguntarle un montón de cosas y de repetir la conversación que debieron haber tenido ese martes que lo invitó a cenar; no obstante, sabía que no era el momento, no con Eren todavía portando estragos de la fuerte fiebre de la noche, no con él teniendo ese cúmulo caótico de emociones indescifrables al verlo de una manera tan vulnerable y necesitado de compañía.

– Vendré a verte más tarde. No te levantes a menos que sea necesario y trata de descansar. Te traeré medicina. – señaló desviando su mirada, maldiciendo internamente su decisión.

– Te estaré esperando. – dijo Eren. El azabache levantó la vista y lo encontró sonriéndole con calidez, algo que apretó su corazón y le hizo contener el aire por unos instantes antes de aclararse la garganta y marcharse del lugar.

Ya fuera del alcance del mocoso, Levi estiró su cuerpo y subió al ascensor para salir del edificio y llegar hasta su trabajo. Ni él mismo podía comprender todo lo que estaba sintiendo en ese momento tras ver a Eren tan vulnerable y tranquilo, incluso sutilmente triste al revelarle que lo dejaría solo para irse a trabajar en la investigación que el mismo mocoso había iniciado.

Caminó un par de cuadras hasta decidirse a tomar un taxi. Hacía mucho frío debido a la lluvia del día anterior y esperaba que el mocoso siguiera sus indicaciones y no se moviera de la cama o empeoraría.

Tenía que admitirlo, estaba preocupado. Si Eren salió la noche anterior, no pudo enfermar repentinamente en un lapsus de tiempo tan corto; eso suponía que había presentado síntomas los días anteriores y, pese a eso, salió a hacer sus atracos como si nada. ¿qué tan irresponsable tenía que ser? ¿Acaso era un comportamiento propio en él o había sido una especie de impulso tras lo que había pasado entre ambos ese martes? De alguna u otra forma, se sentía responsable y tal vez era un mal hábito suyo de querer proteger al resto de las personas; sin embargo, una parte de él se sentía culpable de dejarlo solo cuando aún parecía muy afectado por la gripe.

Pero tenía que ser responsable con su trabajo también. Eren era un adulto y, además, estudiante de medicina, por lo que debía conocer todos los procedimientos que tenía que seguir para mejorarse pronto y no tener secuelas o empeorar su condición. Tenía que confiar en que el mocoso podía quedarse un día en su casa sin hacer nada relacionado al Espectro; por otro lado, también tenía que centrar sus ideas y recordar el motivo por el cual había llegado a la casa del moreno la noche anterior; era necesario que tomara una decisión sobre lo que sea que iba a suceder entre ellos y sabía que no podría hacerlo con el mocoso mirándolo con esos ojos verdes tan suplicantes y su jodida sonrisa llena de una calidez sobrecogedora.

 

~*~~~*~~~*~

 

Eren despertó cuando el sonido de su celular se volvió tan constante que casi parecía una alarma. Se incorporó lo suficiente para buscarlo entre las sábanas hasta dar con el dichoso aparato y aceptar la llamada entrante.

– Armin. – dijo al contestar. Su voz sonó ligeramente afónica y tuvo que aclararse la garganta para volver a hablar. – ¿qué ocurre? –

– Eren, es que no has contestado mis llamadas desde anoche. Temí que te hubiese pasado algo otra vez. – respondió el rubio al otro lado de la línea.

– Sólo estoy un poco resfriado. El ataque salió bien, por lo demás. – informó mientras se volteaba, quedando boca arriba.

Después de haber denegado el trato que Levi le había ofrecido, Eren tuvo que contarle la verdad a Armin para poder tener un plan de contingencia en caso de que el detective desplegara todos los recursos necesarios para dar con la evidencia que lo condenaría; ese atraco en particular fue fuertemente discutido ya que, pese a estar planeado, no podían estar seguros de que Levi no hubiese puesto ya en marcha algún plan para capturarlo.

Tener que sopesar la idea de que el detective lo persiguiera como si fuese cualquier criminal y también el hecho de poder ser descubierto, lo había llenado de ansiedad y estrés, tanto así que hace dos días había comenzado a sentir los síntomas de esta terrible gripe; sin embargo, no podía dejar su plan cuando había establecido que, aun sin el apoyo del policía, seguiría con los atracos hasta completar sus propósitos. El miedo de ser atrapado lo hizo hacer su trabajo con mayor rapidez y concentración, ignorando por completo que su cuerpo tenía una propia batalla con algún virus.

La buena noticia es que todo había salido bien y, tras llegar a su casa, lo único en lo que podía pensar era en tratar de sentirse mejor y esperar no tener noticias sobre el detective Ackerman...

Irónico era decir que, pese a no esperar noticias de él, terminó por recibirlo en su casa y el hombre tuvo que cuidar del resfrío agravado por el atraco.

– Qué alivio. – respondió el rubio al otro lado de la línea, calmando sus pensamientos al darse cuenta de que Levi no tenía intenciones de capturarlo aún; tal vez todavía no ponía en marcha ningún plan para hacerlo, pero ¿qué significaba eso? – ¿Estás en tu casa? – preguntó su amigo.

– Sí, descansaré por hoy. Nos juntamos en la semana a hablar. – fregó sus ojos con cuidado para tratar de despertar completamente. Tenía la sensación de que la noche anterior había sido una experiencia un poco onírica, tras el atraco y luego la intervención de Levi en su casa para cuidar de él, que ardía en fiebre por un resfriado mal cuidado; además, todavía sentía el cuerpo adolorido y la garganta rasposa.

– De acuerdo. ¿Necesitas que te lleve algo? – ante eso, Eren recordó que el azabache le había mencionado que iría a verlo más tarde y no sabía si era buena idea que Armin estuviese ahí... bueno, eso contando con que no le mintió y, en realidad, sólo había mencionado que iría a verlo para librarse de él.

– No. Estoy bien. ¿Tú qué tal? – el rubio era demasiado detallista con todo el mundo, y claramente también con el moreno. A veces sentía que Armin se preocupaba más por él de lo que Eren lo hacía por su amigo; pero eso no significaba que no estaba pendiente. Su compañero de universidad se había vuelto un hermano para él, un apoyo constante, salvavidas y quien aterrizaba sus ideas para centrarlas y darle los mejores consejos para alcanzar sus objetivos. De hecho, la persona con la que más hablaba diariamente era con el rubio.

– No te preocupes por mí. Procura descansar y mejorarte pronto. – aconsejó su amigo, robándole una sonrisa.

– Gracias. Hablamos. –

El moreno colgó la llamada y se dedicó a revisar sus notificaciones. Tenía una llamada perdida de su padre y varios mensajes de Armin, como también algunos de Historia; sin embargo, siendo casi las tres de la tarde, no tenía ninguna noticia de Levi. Al analizarlo con más cuidado, sabía que no era estrictamente necesario que llamara para preguntar por su estado, porque tampoco es que le hubiese dado su número. Pero el chico consideraba que era sencillo averiguarlo en caso de querer mantenerse informado sobre su condición, si es que realmente se sentía preocupado por un mocoso como él.

Suspiró ante sus pensamientos ridículos. Levi había hecho bastante por él durante la noche, incluso con lo molesto que estaba al llegar y los malos términos en los que habían quedado tras su último encuentro. En ese contexto, era esperable que el detective se quedara casi por obligación a cuidarlo, porque sentía pena por él o responsabilidad al saber que estaba ardiendo en fiebre.

Aun así, el recuerdo que Eren tenía de la noche no era tan malo; bueno, quitando los malestares por la gripe y la fiebre, el policía había sido sumamente gentil y cuidadoso con él, preguntando constantemente cómo se sentía, si necesitaba algo más, poniendo paños fríos en su frente y acomodando su cabello de vez en cuando.

Se cubrió con las sábanas ligeramente avergonzado por esos pensamientos, notando de inmediato que se sentía mucho mejor tras haber comido algo y dormir el resto del día. Así que se levantó para ir a dejar la bandeja con los restos del desayuno a la cocina, lavó la loza mientras ordenaba un poco y pensaba en qué preparar para el almuerzo, después de todo, Levi tenía razón al decir que comer le ayudaba a mantener su cuerpo en buenas condiciones para superar la gripe.

En eso que estaba terminando de guardar la loza en sus compartimientos respectivos, el timbre del departamento anuncia la llegada de un visitante, alertando inmediatamente a Eren, quién se puso muy nervioso de pensar que podía ser Levi.

Se apresuró en ir hasta la puerta y, al abrirla, su felicidad fue tanta que sus ojos se llenaron de lágrimas; tal vez era por el efecto de la fiebre del día anterior y su debilidad tras pasar una pésima noche, pero se sentía extrañamente conmovido de ver al detective de pie frente a la puerta, con una bolsa blanca en su mano y un gesto confundido ante su reacción; porque, ciertamente, no tenía ninguna obligación de estar ahí, de cumplir con su palabra o, si quiera, de preocuparse por él y cuidarlo; el detective podía simplemente desaparecer de su vida, incluso tras verlo enfermo, podría haberse ido a su casa y dejarlo recuperarse por sí solo.

Pero no. Levi se quedó, lo cuidó y veló por que mejorara, haciendo todo lo posible por bajarle la fiebre y estar pendiente de su estado; y, ahora, había vuelto cumpliendo su promesa y trayendo medicina para él... de verdad era todo un sueño lo que pasaba; una parte de él sentía que no merecía la atención de Levi, sabiendo su postura sobre su trabajo como el Espectro y lo mucho que lo molestaba con sus comentarios subidos de tono, sólo porque quería llamar su atención.

El mocoso soltó una carcajada y, sabiendo que era una mala idea, se lanzó hacia Levi y lo abrazó por el cuello, aferrándose a él con una desesperación desconocida.

– ¿Qué mierda, mocoso? ¿estás bien? – le soltó inmediatamente el azabache, tensándose bajo su abrazo.

– Creí que no vendrías. – admitió, escondiendo su rostro en el hombro contrario y liberando ese sollozo que había tenido atascado en su garganta.

– Tch, ¿y así dices confiar en mí? – ante sus palabras, Eren lanzó una carcajada y se apretó más al cuerpo de Levi por unos instantes. Curiosamente, el mayor no se esforzó mucho por apartarlo, quizá comprendiendo que se sentía débil todavía; sin embargo, el moreno se iba a aprovechar del instante, sabiendo que era casi un sueño estar ahí, rodeando al detective y tratando de calmar toda la tempestad de pensamientos que tenía. – Ya, basta. Será mejor que vuelvas a la cama o tendrás una recaída. – le dijo, esta vez intentando empujarlo para poner distancia entre ambos.

– ¿No quieres llevarme en brazos hasta mi cuarto? – le preguntó con sorna, incapaz de contener la risita que escapó de sus labios.

– Oh, parece que te sientes mejor como para estar hablando estupideces otra vez. – esta vez, el azabache usó más fuerza para apartarlo, haciendo que el chico se alejara finalmente y lo mirara mientras limpiaba los restos de lágrimas que tenía en sus mejillas. – A la cama, ahora. – ordenó el mayor con autoridad, dándole otro empujón para hacerlo entrar al departamento.

– Vaya, había olvidado ese lado pervertido que tienes. Dicen que no hay mejor medicina para el resfrío que–

– Suficiente, Jaeger. No hagas que me arrepienta de haber vuelto a tu casa para cuidarte. – lo interrumpió Levi, robándole otra risa mientras volvía al cuarto, con el detective pisándole los talones.

– De acuerdo, lo siento. – dijo el muchacho llegando hasta el dormitorio y sentándose sobre el cobertor. – Gracias por venir, Levi. – añadió con una sonrisa, demasiado contento como para disimular su alegría. Levi suspiró mientras sacaba la medicina de la bolsa y la dejaba sobre el velador.

– Tenemos una conversación pendiente, Eren. – recordó el hombre, mirándolo con el ceño fruncido a la vez que se cruzaba de brazos.

– Está bien. – el chico lo miró por unos segundos y se movió lo suficiente en la cama para hacerle un espacio al hombre con el propósito de que sentara junto a él. Levi dudó unos momentos antes de poner los ojos en blanco y decidirse a sentarse sobre la cama.

Por unos instantes, el detective y él se quedaron en silencio sin mirarse. El chico podía notar la tensión en los hombros de Levi tras el sweater gris que cubría su camisa blanca. Se percató de que no era la misma ropa con la que había aparecido el día anterior, por lo que supuso que se había dado el tiempo de pasar a su casa a cambiarse y luego ir a trabajar, quizá por eso se marchó tan temprano.

Por lo demás, no parecía tener señales de cansancio por la falta de sueño, pero sí lucía extremadamente preocupado. No sabía si esto era por él o por alguna otra razón, pero la tensión de Levi se trasmitió al ambiente entre ellos y Eren casi podía sentir que de nuevo tenía escalofríos; aunque no fuesen por la fiebre.

– Eren, en primer lugar, quiero disculparme si es que alguno de mis comentarios te hizo sentir mal. – comenzó el azabache, sorprendiéndolo tanto que no pudo pensar en algo coherente para responder. – Tenías razón al decir que estaba siendo prejuicioso. – el detective se tomó unos momentos y Eren se lo concedió silenciosamente, aguardando por lo que el hombre tenía que decirle. – Esa es la razón por la cual he decido darte una oportunidad para entender los motivos que te llevaron a volverte el Espectro. – sentenció.

Eren quedó totalmente estupefacto ante lo que acababa de decir Levi. Su corazón se agitó tanto que temió que el hombre lo escuchara latir desde su posición; pero no era lo que más le importaba en ese momento, sino que estaba sintiendo que, por fin, uno de sus tantos sueños se estaba cumpliendo. El detective Ackerman estaba dispuesto a aprender a confiar en él y dejarlo entrar en su vida, bajo ciertas condiciones claramente, pero era el comienzo que él esperaba.

Nuevamente, sus ojos se llenaron de lágrimas, las que contuvo a duras penas con Levi observándolo atentamente.

– Esa fue una buena disculpa. – comentó con una carcajada, pestañando rápidamente para evitar derramar las lágrimas que quedaban en sus ojos.

– No te entusiasmes tan pronto. – advirtió. – Quiero que entiendas primero por qué es tan importante para mí darle caza al Espectro. –

– De acuerdo. – el chico se puso serio y se acomodó para mirar de frente a Levi, quién frunció el ceño y se tomó otro momento para hablar.

– Eren, para mí, la clase de políticos y millonarios que gobiernan nuestra ciudad es una basura; son personas egoístas que buscan poder y dinero, a costa de personas que han tenido que luchar toda su vida por sueldos miserables y condiciones de vida mediocres. No puedes ni imaginar toda la corrupción detrás de las mil negociaciones y proyectos de ley que se formulan entre ellos, como tampoco puedes imaginar las influencias que tienen tanto en la policía como en los tribunales... por esta razón, me da lo mismo si les roban un par de millones, eso no los llevará a la ruina ni tampoco afectará a sus familias. – explicó el azabache con calma, manteniendo sus ojos grises sobre el muchacho. – Pero soy un policía, tanto para las personas de clase media y baja, como para los millonarios, y eso significa que, si algo ocurre, yo tengo que saber ejercer mi rol y protegerlos, asegurando que los delitos sean sancionados como corresponde. – añadió con un suspiro cansado. – Además, y tal vez la parte más importante de todo esto, es que independiente de mi papel como detective, el tiempo que tengo que usar para cubrir estos robos, para hacer el papeleo y dejar contento a los contribuyentes y a la élite, es excesivo; ellos ejercen mucha presión y recursos para atrapar al Espectro, recursos y tiempo que podría emplear para otros casos como violaciones, asesinatos, protección a testigos, programas en las escuelas para prevenir la delincuencia temprana y el consumo de drogas... en fin, un montón de situaciones que aplazamos cada vez que suceden cosas que afecten a esta élite, Eren. –

Las palabras de Levi venían cargadas de un dolor y madurez que sólo su experiencia en el cuerpo de policía podía darle. Siempre había sabido de los índices de corrupción que existen en los círculos más poderosos de la ciudad, como también tenía conocimiento de la gran tasa de crímenes que ocurren a diario en las calles de Stohess; lo que no comprendía hasta el momento, era la manera en que estos se relacionaban directamente para los policías como Levi, que tenían que cubrir cada uno de esos casos y eran presionados por sus superiores para darles prioridad a aquellos que podían pagar por ese privilegio.

Bajó la mirada, analizando con cuidado todas las palabras que el detective había dicho tratando de convencerlo de que se detuviera, de que no valía la pena seguir con este tráfico de dinero hacia los ricos... pero él sabía que era necesario seguir. Era necesario si quería ayudar a la gente que estaba ayudando hasta el momento.

Sobre todo, a ella.

– Creo que entiendo mejor tu posición ahora, Levi. – comenzó a decir con una media sonrisa, alzando su vista hacia el hombre. – Y supongo que estás esperando que te diga mi propia postura para seguir con este trabajo. –

– Entender lo que haces no será fácil, como tampoco podré hacerlo en una tarde. – señaló el azabache. – Dijiste que confiabas en mí, Eren. Así que espero que, tarde o temprano, me digas el verdadero motivo que te mantiene haciendo esto. –

– ¿Eso significa que seguiremos en contacto, detective Ackerman? – preguntó, esta vez sin picardía ni segundas intenciones, sino que manifestando la sinceridad de su deseo por seguir viendo al hombre junto a él.

– Sí. – respondió seriamente. – Pero no como un policía y un ladrón. No podré entenderte desde mi posición como detective, así como tú no podrás entenderme desde tu posición como el ladrón de Stohess. –

– Es decir, ¿me dejarás seguir con mis atracos? – el policía suspiró nuevamente y se puso de pie. Lo miró desde la altura, frunciendo el ceño con evidente molestia, pues esa situación parecía estar en contra de todas sus convicciones.

– Tienes que entender que no soy el único que te investiga. Tengo todo un equipo siguiéndote la pista, Eren. Si en alguno de tus ataques logras dejar evidencia que puedan vincularla contigo, debes saber que no sólo te expondrás a ti, sino que podrían involucrarme en eso, sabiendo que mantenemos el contacto. –

– Así que quieres que nos veamos en secreto. – su pregunta llevó un tono sugerente para tratar de relajar el ambiente entre ellos; Levi volvió a poner los ojos en blanco antes de responder.

– No hay secretos en Stohess. Todo lo que sucede en esta ciudad es de conocimiento público, el problema es lo que puedan hacer con esa información. Por lo demás, prefiero que, por ahora, seas cauteloso tanto en tu trabajo como con nuestra relación. –

– Oh, así que ahora tenemos una relación. – Eren volvió a sonreírle ladinamente al hombre.

– Ya te lo dije, ni con todo el dinero del mundo. – esta vez, fue Levi quién le sonrió de medio lado.

– No me rompa el corazón así, detective Ackerman. – siguió el juego Eren, repitiendo lo que le había dicho durante la fiesta de los Reiss.

– Sólo Levi. – corrigió el otro, desviando la mirada sutilmente avergonzado. El chico lanzó una carcajada y se puso de pie.

– Prometo portarme bien. – añadió Eren acercándose un poco al hombre, manteniendo fija su mirada en los ojos grises del famoso detective de la ciudad.

– Entonces, parte por quedarte en cama mientras yo preparo el almuerzo. – sentenció el azabache, empujándolo más fuerte para hacerlo caer sobre el colchón. Levi comenzó a marcharse del cuarto cuando el chico le gritó desde la cama.

– ¿Y después vendrás a acurrucarte conmigo? –

– No. – le escuchó decir desde el pasillo, robándole una sonrisa. 

 

Notas finales:

Bueno, ese ha sido el capítulo, ¿les gustó?

 

Sé que las cosas han estado lentas con la redacción, pero creo que me gusta escribir de esta forma. Lo siento mucho :( Prometo que, de aquí en adelante, todo irá más entretenido. 

 

Nuevamente, espero sus comentarios sobre la historia, el capítulo, la redacción y ortografía, todo (: No olviden votar y seguir esperando por más.

 

No olviden que pueden seguir esta historia, bajo el mismo nombre en la plataforma de Wattpad (: 

 

¡Nos vemos en el próximo!


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