Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Emboscada triunfal por 1827kratSN

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—¿Qué puedo negociar contigo para que me entregues a tu segundo hijo?

UK miró a URSS con seriedad, porque aquel atrevido le había solicitado una reunión de urgencia por esa estupidez.

Respiró profundo para no mostrar molestia alguna, y así poder continuar sin decir alguna grosería.

—¿Qué tiene de malo USA?

—Todo.

UK quiso decirle que estaba un poquito de acuerdo, pero obviamente se calló todo.

—No te permito ofender a mi hijo.

—Bien sabes que tengo razón —negó—. Pero no es el asunto esencial a tratar... Dime qué quieres a cambio de Canadá.

—No es siquiera posible. Canadá ya está comprometido con alguien.

—¿Con quién?

—No te interesa —lo miró fijamente—. Ahora, no retrases los planes y ejecuta la boda en el día pactado.

URSS enfrentó la frialdad del monarca aliado con total seriedad, pero ni siquiera pudo contrarrestar aquella orden.

—No olvides que en juego tenemos la alianza entre nuestros reinos, y la clave para evitar una guerra aún mayor.

—No has pensado que puede existir otro camino.

—Si existiera algo así… jamás te hubiese entregado a USA.

—Y…

—Si me disculpa, URSS, tengo otros pendientes que retrasé por esta causa perdida. Por favor, no me hagas perder el tiempo de esta forma.

Una leve mueca, el rostro estoico de siempre, despedida formal, y aquellos pasos prepotentes que se alejaban sin prisa.

URSS rodó los ojos, a veces le incomodaba mucho que el británico mostrara tan pocas expresiones. No podía leerlo correctamente. No podía predecir sus planes… No podía encontrar un pequeño hueco en la estrategia del monarca abandonado.

Tuvo que retornar a sus tierras sin el triunfo que deseó.

Y tuvo que tragarse los reclamos por el mal comportamiento de su prometido, pues los detalles llegaron apenas puso un pie en su palacio.

Poca presencia ante los consejeros, nulo interés por participar en los detalles de la boda o las costumbres que obligatoriamente debería adoptar, protestas sin fin, falta de estrictas normas de comportamiento. USA no colaboraba, y de esa forma mostraba su desacuerdo con todo ese proceso arreglado. Lo único bueno era que ese comportamiento solo lo sabían los más allegados a la corona, porque USA no salía de su habitación a menos que fuera estrictamente necesario.

Si no lo rectificaba, su imagen y la del reino se verían comprometidas.

Y, sin embargo, a URSS no le interesaba demasiado, porque estaba enfocado en algo más.

Quien sí daba largos paseos por el palacio y alrededores, era Canadá; así que URSS aprovechaba las ocasiones para acompañarlo y ser el guía principal para el invitado.

—¿Con quién estás comprometido?

—Señor URSS, creo que ese tema está fuera de lugar —siguió leyendo el libro que amablemente le prestaron.

—Parece que no te agrada el asunto.

—No —miró al más alto—. En serio no es de mi agrado.

—Puedes decirme quién es, tal vez yo comparta tu desagrado por aquel.

Canadá miró a URSS un momento y suspiró. Desde el principio creyó muy sospechoso la invitación a caminar por los pasillos y senderos, pero le ganó la felicidad cuando le ofrecieron conocer aquella basta biblioteca.

Hasta le parecía irónico que lo convencieran tan fácil.

—No va a dejar de insistir hasta que le cuente aquel detalle, ¿verdad?

—Ciertamente.

El pelirrojo cerró el libro, lo acarició con la punta de sus dedos y luego suspiró resignado.

—Se llama México.

—¿En serio?... —elevó su ceja—. Pues… él es agradable a mi parecer.

—Lo odio profundamente —Canadá apretó su puño por unos instantes—. Pero ese no es el punto —apretó sus labios antes de forzar su siempre dulce sonrisa—. Es mi futuro esposo y debo respetarlo.

URSS sonrió... Ya sabía por dónde atacar.

—¿Desearías conocer la subsección de la biblioteca? Allí están mis colecciones favoritas.

—Me encantaría… Pero solo si promete no preguntar algo más sobre el tema de mi compromiso.

—Hoy no —bromeó—. Tal vez en otra ocasión.

—Se está aprovechando de mi curiosidad por su reino.

—Es obvio que sí.

—Buena estrategia —siguió la broma.

—En mí, es algo natural.

—Debería usar aquel talento para llevarse bien con mi hermano. Sería agradable que al menos se hablaran antes de la boda.

—Supongo… Tal vez lo intente otro día.

—Mañana estaría bien.

—Sí, claro.

—¡Genial! —sonrió muy contento—. Si hace eso, mi tarea aquí será más sencilla y podré regresar a casa en un brillante amanecer.

Gentil y dulce criatura que se creyó tan vil mentira, porque URSS no tenía ni una mínima intención de convivir con el príncipe de las estrellas… Al menos no por ahora, que no visualizaba un beneficio en aquello.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).