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Paseo por DanyNeko

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—Mi hermana te golpearía si te viera ahora —Malik se rió suavemente, divertido, sintiendo el viento revolver su cabello.

Las manos alrededor de su cintura desnuda frotaron figuras aleatorias en su piel, erizándola por una razón diferente al viento en contra.

—Pero ella no está aquí y no hay modo de que lo sepa —Marik, quien iba sentado detrás del menor en la moto, apoyó la cabeza en un hombro de su luz —supongo que será nuestro pequeño secreto —ironizó.

Malik se rió de nuevo, estremeciéndose gracias al aliento contra su oreja —Quita los cascos si se te da la gana, pero no desconcentres al conductor o podríamos tener un problema —lo reprendió ligeramente, como si su yami fuese un niño pequeño.

Muchas veces actuaba como tal.

Para Malik, era adorablemente divertido. Para Ishizu, por lo general, era un frustrante dolor de cabeza.

Pero Malik amaba a su yami y nadie podía decir nada al respecto, mucho menos pensar en separarlos.

La moto de los egipcios se deslizaba sobre el asfalto, en una carretera casi vacía, en camino a la bahía de Tokio, más específicamente al área Odaiba. De hecho, ya podían ver el Rainbow bridge. 

El hikari eligió un lugar en la amplia playa despejada -porque eran cerca de las diez de la noche, un jueves, y muy poca gente en su sano juicio estaría por la zona a esas horas- después de todo, había procurado alejarse un poco de los puestos y locales del lugar. Las luces eléctricas apenas iluminaban débilmente dónde ambos estaban.

Malik apagó y estabilizó la moto sobre la arena, a un metro o dos de la acera pavimentada. Luego, él y Marik se descalzaron, dejando sus zapatos ahí junto al vehículo, y se adentraron más en la playa. Total, sus pertenencias estaban protegidas por la magia de ambos.

El brazo de Marik se apropió de su zona favorita, alrededor de la pequeña cintura de Malik, mientras avanzaban hacia el agua. 
La arena les hacía cosquillas en las plantas de los pies y la brisa fresca mecía sus cabellos. El lugar proyectaba tranquilidad y relajación, justo lo que la pareja estaba buscando.

Un momento exclusivamente para ellos.

Malik se inclinó hacia Marik, feliz con su calor y aroma envolviéndolo. Amando la sensación de sus sombras envueltas celosamente a su alrededor.

Caminaron hasta que el agua les rozó los pies, con el ir y venir de las olas. Malik la esperaba más fría de lo que estaba, en realidad era una sensación agradable, y le envío un sosegado escalofrío por todo el cuerpo, que le erizó la piel y le provocó un estremecimiento leve.

Marik respondió a las reacciones de su amado hikari tirando de él más cerca, y envolviendo ambos brazos alrededor de su cintura. Malik se dejó hacer, reclinándose en su pecho y cerrando los ojos para respirar profundo.

...Hasta que Marik lo agarró con firmeza, sin perder nunca el cuidado, y lo levantó unos pocos centímetros.

Malik chilló con el súbito movimiento, e instintivamente se aferró a los hombros de su otra mitad, casi enterrándole las uñas por unos instantes hasta que se estabilizó y se permitió soltar una risita.

—Tonto —lo regañó, sin ningún reproche real en su voz.

Marik lo ignoró fácilmente —me encanta ese sonido —se refirió a su risa. Marik adoraba ver y escuchar reír a su luz, pero aún más amaba ser el causante de eso.

Las mejillas de Malik se sonrojaron muy sutilmente, se notaba incluso menos con la escasez de luz eléctrica, pero Marik estaba contento con el resultado de su pequeño truco. 

Aun sosteniendo cuidadosamente a su amado, Marik retrocedió unos pasos y chasqueó con la mano derecha, segundos después, la pareja se encontró tendida sobre una tela amplia y cómoda, a tan solo dos o tres metros del agua.

Tarareando de placer, Malik se estiró, como un gato tomando el sol, antes de volverse y plantar un beso rápido en los labios de su otra mitad —me encanta esto —susurró contra los suaves y tentadores labios del más alto, antes de dejarse ir de espaldas para apreciar el cielo nocturno.

No estaban muy lejos de la ciudad, pero sí lo suficientemente como para que una buena cantidad de estrellas se apreciaran a simple vista.

Marik prefirió acostarse de lado, rodeando la cintura de Malik de nuevo con un brazo, mientras usaba el otro para apoyar su cabeza. Prefiriendo admirar el espectáculo que tenía justo a su lado en lugar de encina, la nariz de Marik encontró su camino hacia el cuello de su luz, empezando a repartir pequeñas caricias.

Malik soltó una risilla como primera respuesta. Pronto, el aliento cálido de Marik le provocó escalofríos agradables que erizaron la zona circundante. Finalmente, pequeños suspiros empezaron a escapar de sus labios cuando los del oji-fucsia empezaron a colocar suaves besos en su piel canela.

Un brazo del más bajo reemplazó el de su yami debajo de su cabeza, para alcanzar su melena rebelde y acariciarla con los dedos. En respuesta, Marik se inclinó más hacia él, como un cachorro que busca acomodo, y sus piernas atraparon una de las Malik. 

Marik prácticamente terminó acurrucándose alrededor de su luz.

Y Malik parecía perfectamente bien con ello, ladeando su cabeza para que Marik tuviera un mejor acceso a su cuello.

A los pequeños y castos besos del más alto pronto se sumaron succiones, roces de dientes, y trazos de lengua. Malik estaba bastante seguro de que su cuello acabaría con un interesante collage de marcas. Pero él no iba a quejarse en lo absoluto.
Por el contrario, su respiración se hacía cada vez más errática. Los suspiros de sus labios eran más audibles, mezclados con pequeños jadeos o zumbidos de aprobación. Sus dedos en el cabello ajeno no dejaron de corresponder como podían a las caricias prodigadas, acariciando los mechones indomables y rasguñando suavemente el cuello cabelludo.

Marik también suspiraba contra su cuello, feliz con las atenciones correspondidas. Su cabeza no funcionaba para nada más que no fuera su hermoso y amado hikari. Malik había decidido tomar un baño antes de salir a su pequeño paseo nocturno, y el aroma a caramelo de sus productos para el baño favoritos llenaban su sentido del olfato, instando a devorarlo.

Los besos del oji-fucsia subieron por el cuello y la línea de la mandíbula hasta el lóbulo de la oreja, el cual atrapó entre sus labios y jugueteó con el pequeño pendiente allí usando su lengua.

Malik se estremeció más fuerte en respuesta, y bajó su mano para apretar el hombro de Marik con sus uñas. Su pierna presa entre los muslos del más alto también se movió, provocando una reacción similar en el oji-fucsia. Marik apenas contuvo el balanceo instintivo de sus caderas, y jadeó pesadamente en la oreja de su luz antes de morder suavemente el hélix de la misma.

—Marik —lo llamó suavemente, en un laxo gemido.

El más alto se movió para colocar sus rostros a la misma altura, respondiendo al llamado de su luz —ore no tenshi.

Cariñosamente, Malik frotó su nariz contra la del oji-fucsia, sabiendo cuán feliz hacían a su oscuridad esos pequeños gestos de afecto; después de eso, buscó la apetecible boca ajena con la suya y la reclamó, lamiendo y mordisqueando los labios de su yami con todo el deseo y el amor que albergaba por él.

—Te amo —se susurraron a la vez, acurrucándose más en el otro, esa noche bajo las estrellas que era solo de ellos.


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