Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fecha de caducidad por Ale Moriarty

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

6to reto de literario de Mundo Yuri: el amor en pocas palabras

Género: Drama, Romance, GL, Historia corta

Original

Pareja: Mei x Stella

Palabras: 2,028 –OS-

Notas: Este fanfic fue realizado para el reto de Mundo Yuri. Últimamente con mis escritos he querido escribir diferentes puntos de vista del amor, desde el amor no correspondido hasta cuando un amor se termina. Espero que les guste tanto como a mí.

Notas del capitulo:

 

Fecha de caducidad

[Todo expiraba en algún momento, sabía que había llegado el momento de decirle adiós y aun así, no podía evitar lamentarme, ¿por qué el amor tenía fecha de caducidad?]

La espalda de Stella lucía tan distante, aunque estábamos en la misma habitación, ¿por cuánto tiempo había aparecido esta pared imaginaria entre nosotras? Era tenebroso lo fácil que mis emociones se perturbaban a causa de mis sentimientos amorosos por ella. Ya llevábamos varios años con esta dinámica amarga, así que entendía la razón de su aburrimiento.

¿Le pondríamos fin? ¿Quién sería la primera en hablar? En esta habitación que un día se llenó de nuestras risas, ahora tendríamos el final más simple. Las dos tazas de té estaban sobre la mesita de noche, pero no podía alzar la mía ya que sentía un nudo en la garganta. Tal vez esa fuese la razón de mi mutismo repentino.

—Mei, tenemos que hablar.

Y si tenemos que hablar, ¿por qué sigues ignorándome? ¿Por qué no me miras a los ojos Stella? ¿Me has llegado a odiar tanto hasta el punto donde no me puedes ver? Siento la suave brisa remover mi cabello, has abierto la ventana y enciendes un cigarrillo.

Ese siempre ha sido tu escape, ¿cierto? ¿Ahora necesitas la nicotina para lidiar con mi presencia? ¿Qué nos pasó Stella? Observo aquel rostro de muñeca que siempre te halagaba… ahora luce tan demacrado. Aquella cabellera castaña de color claro ha perdido su brillo, ¿te has apagado?

¿Cuánto más alargaremos esto? Siento que somos una liga elástica, nos estiramos lo más que se ha podido. Si seguimos de esta forma nos lastimaremos o romperemos en algún punto, necesitamos terminar con la tortura de la forma más sana posible. Ya no somos las niñas idiotas que creían que este amor curaría cualquier mal del mundo, el amor no está hecho de magia ni es eterno.

El cigarro de tus labios se consume rápidamente, desearía que durara más tiempo. Sí, deseaba que esto durara al menos un día más, no estoy lista, aunque quiera lucir fuerte. Tomo la taza de té que se ha enfriado y trago con dificultad, cuando termino observo el reflejo que se forma sobre el líquido, esta mirada perdida me hace sentir desvalida.

Escucho el tintineo de tus tacones altos y levanto mi rostro, te sientas en el sofá que está frente al mío y fijas tus ojos en mí, pero ya no me ves. Lo sé, en esos ojos redondos y hermosos ya no estoy yo, ya no hay espacio para mí. Dime Stella, ¿la otra persona que está en tu corazón es mejor? ¿Te da lo que yo no puedo? ¿Te hartaste de mí?

—El té se enfrió.

Asiento con la cabeza ante esa afirmación, sabe tan mal que quiero vomitar. Hundes tu cigarro a medio terminar en la taza de té. Aquella bebida que será la última que prepare para ti, es rechazada con sutileza.

Estoy bien, ya sabía que no podríamos solucionar nada, pero aun así me duele.

—¿Quieres decir algo antes de que empiece a hablar? —me preguntas secamente. En este momento me siento en una dimensión desconocida, ¿desde cuándo eres tan insensible? La chica amable ha muerto y ha sido reemplazada por este monstruo.

—No, di lo que tengas que decir. —como un soldado dispuesto a morir, me he rendido. No mostraré debilidad Stella, seré patética cuando te vayas y no regreses, pero por el momento me mantendré en pie y dejaré que llenes mi cuerpo de balas, moriré con la frente en alto. Es una lástima que conozca a mi verdugo.

—Esto ya no funciona Mei, terminemos.

¿No quisiste prolongar el sufrimiento, eh? Me diste el tiro de gracia allí mismo. Mis sentimientos me empiezan a traicionar, siento las lágrimas en el borde mis ojos. Soy una adulta, esto es normal… el amor se termina en algún momento.

—Está bien.

¿Qué más puedo decir? Ya lo has decidido, yo no tengo más opción que aceptarlo.  Tomo nuevamente la taza de té y bebo de golpe el resto de su contenido, quisiera tragarme de la misma forma estas emociones asquerosas que me deprimen.

—¿Hay alguna cosa que quieras?

Me preguntas serena. Estás tan calmada que me enfada. Hay tantas cosas que quiero Stella, ¿pero podrás cumplirlas? Dime, ¿desde cuándo se volvió difícil para ti entenderme? Con un simple vistazo a mis ojos sabías exactamente qué era lo que quería, nos conocíamos tan bien, ¿cuándo se volvió complicado?

Quiero que me abraces Stella, ¿puedes hacerlo?

Cuando éramos jóvenes me dijiste que podría apoyarme en tu hombro las veces que fueran necesarias, ¿entonces por qué me volví una carga para ti? Ese juramento se convirtió en sufrimiento y desesperación. Decidimos reemplazar aquellas sonrisas juguetonas por las expresiones rígidas de alguien que no demuestra vulnerabilidad. Aquel amor que nos volvía locas y provocaba demencia se desvaneció cuando la vida adulta hizo su aparición.

¿Con quién estás realizando las aventuras que me prometiste? ¿Dónde quedaron nuestros sueños?

—¿Qué es lo que quieres tú? —le pregunto. Necesito saber qué pasa por tu mente, ya no tengo la más mínima idea. Sé que ya no aparezco en tus sueños, ya no existo en tus fantasías, ni siquiera estás pensando en mí mientras tenemos esta conversación. Cuando cierro mis ojos regreso al tiempo donde sostenías mi mano con tanta fuerza que mis dedos se adormecían, vuelvo a ese entonces donde sonreía con solo oler tu fragancia, pero cuando despierto desaparezco de inmediato, ya no me perteneces, vivo en una realidad grisácea.

Ya no hay nadie a mi lado, ya no está la vieja Stella, solo veo a una desconocida.

¿No es gracioso cómo puede cambiar algo en un abrir y cerrar de ojos? Recuerdo con anhelo los miles de «te amo» que nos dijimos mientras nos abrazábamos o hacíamos el amor, pero ahora solo encuentras excusas para evitar decírmelo. Esas palabras que sentíamos y que incluso no eran suficientes para expresar lo que sentíamos, ¿desde cuándo fueron demasiado pesadas para ti?

Creo que nos empecemos a marchitar cuando en lugar de darme las gracias por ayudarte me reclamabas por meterme en tus asuntos, Stella… ¿acaso lo que te pasaba no nos ocurría a las dos? ¿Desde cuándo tus asuntos no eran de mi incumbencia?

—No quiero nada Mei, en este momento no hay nada que puedas hacer por mí.

¿Y desde cuándo empecé a ser inútil Stella? Observo el techo, las paredes, los muebles… nada ha cambiado, solamente tú. Dime Stella, ¿por qué si yo no he cambiado, ahora no me amas? Sigo siendo la misma Mei a la que te le declaraste torpemente, solo mi apariencia física es diferente, pero mis sentimientos siguen iguales, ¿por qué ahora detestas a la Mei que amaste un día? ¿Cómo puedes cambiar de opinión?

¿Es por qué tu cambiaste? Y si tu lograste superarme, ¿por qué yo no?

—Antes de irme, ¿no tienes nada que decir?

—¿Eso hará alguna diferencia? —le respondo con una media sonrisa triste. Stella niega con su cabeza, no me sorprende, esto ya lo sabía. Quiero que las dos regresemos a esos tiempos de juventud donde nos mirábamos por largos ratos, en esos ojos claros veía el universo y ahora solo hay un hoyo negro que me succiona la energía. Incluso has palidecido, ¿perdiste tu color?

Te levantas del sofá y recoges tu bolso. Esta casa llena de recuerdos, ¿por qué tiene que ser mía? Seré la única que viva con la memoria de todos nuestros buenos momentos, ¿por qué podrás escapar de tu pasado tan fácilmente? Desearía quemar esta casa y separarme de la Mei estúpida que aún te ama.

—Mei Mei…

No digas ese apodo con tanta familiaridad, por favor. Por esta última ocasión, no me des ni una pizca de cariño, ya no quiero aferrarme a migajas de falsedad. Ya no soy esa niña a la que llamabas con alegría y de la que esperabas besos y caricias. Ya no soy tu amada Mei Mei.

—Lamento que las cosas sucedieran así.

—¿De verdad lo sientes? No necesito tu lástima, Stella. No finjas que te duele, no en este momento. Hemos estado juntas por tantos años que incluso se nos olvidó contar, así que las dos sabemos que este final inesperado no lo sientes realmente.

—¿Y desde cuándo sabes lo que siento?

—¿Y desde cuándo me negaste la oportunidad de saberlo?

La ira provocó que me levante de mi sillón y muestre mis verdaderos sentimientos, ¿qué más da? No importa si lloro, grito o ruego… ella no me va a escoger de nuevo. Además, aunque me vea lamentable ahora mismo, ¿de qué sirve que estemos juntas si no me ama? ¿Qué clase de masoquismo innecesario es ese?

—Estás volviendo todo más complicado de lo que deberías Mei.

—¿Ahora no me llamarás por mi apodo? Maldita hipócrita, ¿acaso me odias tanto?

—No te odio. Nunca podría odiarte, pero nosotras dos…

—¿Qué fue lo que te hizo cambiar?

Dime Stella, ¿desde cuándo expiramos? Nuestro amor se fue guardando en una maldita alacena, no queríamos observar la fecha de caducidad ya que creíamos que seríamos eternas, ¿pero entonces porque nos pudrimos rápidamente? ¿Acaso no te cuide lo suficiente? ¿Qué fue lo que impulsó este rompimiento?

—No hay ninguna respuesta que te vaya a satisfacer, Mei. Ya no te amo, eso es lo único que puedo decirte.

Las lágrimas de resentimiento y tristeza resbalan fácilmente. Estaré bien, quizá no será hoy, pero podré estarlo algún día. En tus ojos puedo notar un pequeño brillo de tristeza, al menos sé que al final no eres tan gélida. Quizá ya no sea amor, pero en algún rincón de tu alma sientes algo por mí.

—La otra persona ¿qué tiene de especial? —le pregunto. Yo sé que no tiene sentido saber eso, pero solo quiero que permanezca más tiempo conmigo, cuando salga por esa puerta ya no podremos conversar nuevamente.

—No tiene nada de especial, Mei. Las personas cambiamos, no podemos permanecer igual. Perdóname por lastimarte.

—Te dije que no quiero tu lástima, Stella, ¿de qué sirve ahora? No me harás sentir mejor y no podremos arreglar esto, ¿entonces para qué pides perdón? ¿En serio lo sientes? ¿O es un alivio alejarte de mí?

—Aunque no lo parezca, yo también hubiera querido que fuéramos eternas, pero nada en esta vida dura para siempre.

¿Y por qué creímos que sí? Quisiera que volviéramos al tiempo donde los sueños eran posibles a pesar de su ridiculez, hoy vemos todo tan negro que es sofocante. Sigo llorando, pero ya no me abrazas ni consuelas, ni siquiera tienes la intención de darme un pañuelo para limpiarme la cara. De esta manera tan seca se caduca nuestro amor y como si no valiera nada es lanzado al basurero del olvido.

—Adiós Mei.

—Adiós Stella.

Como dos desconocidas nos despedimos para siempre. Veo tu elegante figura marchándose y cuando la puerta se cierra yo termino colapsando gracias al peso de mis emociones. No estás para abrazarme ni besarme, no me dirás te amo cuando ya no pueda continuar por mí misma, si lo que nos unía era la rutina, ¿por qué no quisiste aferrarte a ella?

¿Algún día podré superarte? En esta habitación que era tan cálida cuando estábamos juntas, hoy la siento tan espaciosa como una maldita ciudad entera. Ya no hay alegría, solo veo la oscuridad cerniéndose en cada recuerdo tuyo.

¿Quién dijo que las despedidas son fáciles?

En este momento, debería poder recomponerme y ser una adulta mentalmente estable, pero no puedo ser positiva, quiero que el mundo entienda y se entere de mi dolor, deseo consuelo de quien sea, solo díganme que todo estará bien.

Ese maldito té que hice con tanta desesperación, seguirá enfriándose con el cigarrillo que abandonaste. Ni siquiera lo bebiste, ¿cómo podré sentir tus labios una última vez? No pudiste ni darme un beso indirecto.

Ojalá hubiera aceptado que la fecha de expiración había sucedido hace tanto tiempo. Ojalá mi amor también hubiera caducado. Mañana sería otro día, solo que esta vez… Stella no estaría al lado de mi cama. Ya no podría tocarla, aunque fuera superficialmente.

Esta era la conclusión de un amor de tantos años. Un final deprimente. Pero como adulta, lloraría hasta morirme y luego resucitaría al día siguiente como alguien totalmente funcional, en algún punto, quizá podría creérmelo.

El futuro era incierto, pero sería fuerte para superarlo. Solamente hoy sería lamentable.

Fin.

Notas finales:

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).