Ayer por la tarde Seryou y yo comenzamos a salir de verdad. No puedo creer que por primera vez alguien me ha aceptado tal como soy. Salgo del tren y me dirijo emocionado hacía donde Seryou me ha estado esperando durante toda la semana. Estoy a punto de llegar y lo veo: está rodeado de chicas. Me detengo y me escondo detrás de una gran columna. ¡Maldición! ¿Por qué creí que ellas olvidarían el tema de "la novia semanal"? Seguro que alguna le está pidiendo que la elija. Escondido, puedo notar que él sonríe intranquilo, desvía la mirada y mira en la dirección por donde yo debería llegar. Luce incomodo, pero al parecer ninguna se percata. ¡Odio esas chicas que solo ven su físico, sin que ninguna sepa lo genial que es! Bueno, tal vez yo tampoco lo sepa considerando su forma de actuar conmigo la semana pasada... Y tal vez ni siquiera sé si algo de lo que hicimos en realidad le gustó o no… ¡Agh! ¿A quién quiero engañar? Trato de respirar y tranquilizarme sin lograrlo. Aceptamos estar juntos para conocernos mejor, pero ¿y si no funciona? Creo que me sentiría tan deprimido que por meses no saldría de mi cama. Estoy tan concentrado que una mano en mi hombro me sobresalta.
- ¡Ah! – grito asustado.
- Buenos días Yuzuru-san. Siento haberte asustado. -Seryou tiene esa voz tan suave que me hechiza.
- Bue... buenos... días. – Me doy la vuelta. – Estaba distraído. Si. - Seryou sonríe discretamente.
- Y ¿cuánto tiempo planeas quedarte detrás de la columna? -me pregunta informal.
- ¿Acaso ya me habías visto? – Lo miro inquisidor.
- ¡Por supuesto! Estoy muy al pendiente de mi novio. -Me dice sonriente mientras yo me sonrojo.
- ¡Tú! ¿Qué no puedes decirlo de una manera más delicada? – Le grito mientras el comienza a reír.
- Lo siento. Tenía que decirlo o de otra manera iba a explotar dentro de mí. – Lo miro con molestia mientras él compone su semblante. – Sea como sea, creo que debemos darnos prisa o llegaremos tarde. -Me dice mientras toma mi mano.
- Espera... no... eh... no... - Me pongo nervioso.
- ¿No tienen que vernos? – Pregunta triste.
- No vayas a creer otra cosa… -trato de explicarle. - Es solo que...
- No te preocupes, lo entiendo… Pero nadie puede vernos detrás de esta columna...
Su voz se convierte en un suave susurro que me hace estremecer por completo. Toma mi barbilla con su mano y se acerca a mí. Abro la boca por instinto y siento como Seryou comienza a besarme intensamente. Con su mano libre me toma de la cintura y me acerca mucho más... ¿De dónde puede sacar un chico de su edad tanta sensualidad? El ruido del tren hace que nos demos cuenta de lo que estamos haciendo. Nos separamos rápidamente y arreglamos nuestros uniformes. Con una ligera sonrisa, ambos salimos y nos dirigimos a toda prisa a clases.
Ya ni recuerdo por me escondí detrás de esa columna.